EL CAPITAN TRUENO. LA EDICIÓN DEFINITIVA
MANUEL BARRERO

EL CAPITAN TRUENO. LA EDICIÓN DEFINITIVA
 
No parece haber discusión al respecto de que el Capitán Trueno es el héroe por antonomasia de la historieta española, el decantado de las esencias de los tebeos de aventuras de una época que podríamos llamar la edad dorada de los tebeos (la que abarca desde 1935 a 1965 aproximadamente), y el único de los aventureros que ha alcanzado la cima de lo cultural o lo artístico tal y como se considera hoy: el cine.
 
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Muestra del diseño interior de estos libros, aquí con un fragmento de un texto de A. Guiral.  
No hay discusión, pero no deja de ser paradójico que así sea. Los grandes seriales de aventuras se desarrollan en la España de la carestía y el silencio inspirados por folletines, seriales y series previos del ya por entonces vasto panorama de la cultura popular de Occidente. La terna protagonista constituía un cliché cuando nacieron Trueno y sus compañeros de viajes: el guapo, el fuerte, el enclenque. El eje de estas historias era archisabido: el bravo español contrario a la injusticia emprende viaje y derroca al villano. Pero, contra toda discusión, Trueno y sus amigos se hicieron los amos de una época ya fértil en personajes y en aventuras y se elevaron por encima de todos en popularidad, ediciones y reposiciones. ¿Trascendencia o mensajes? Escasos. ¿Madurez? La justa. Una de las claves hay que buscarla en Mora, guionista obstinado por ofrecer calidad, modernizando el relato de aventuras canónico lo preciso y cauto en sus entrelíneas para que no se le viera el plumero del PSUC en sus propuestas críticas (más presuntas que realmente críticas). La otra de las razones, fundamental para muchos, era Ambrós, aquel artesano de la historieta que dibujaba anatomías perfectas en viñetas perfectas. Con trazo grueso, es posible, pero nadie ha sido capaz de imitar la gravedad de sus composiciones ni la corporeidad de sus personajes. Ni sus sonrisas. Quizá fue eso, el mensaje optimista. La España de 1956 en la que apareció Trueno no era la España de diez o quince años antes en la que triscaban Roberto Alcázar o el Guerrero del Antifaz. Era un país que salía por fin de la penuria tras las inyecciones de capital extranjero y que reorientaba su futuro hacia una modernidad aún no atisbada del todo pero que llegaría en los sesenta. Era el momento perfecto para narrar aventuras con personajes cortados por el antiguo patrón pero con otro tono, menos dramático y más optimista.

Toda la magia que tuvo lugar entonces, la que propició la longevidad de aquella serie embebida entre otras en la “colección de colecciones” Dan, queda de manifiesto en la reciente edición selecta lanzada por Signo Editores en 2011. Este sello ha puesto a la venta dos lujosas reediciones de los máximos representantes del cómic español, Mortadelo y Filemón y El Capitán Trueno, ambas series repartidas en volúmenes de diez tomos con 320 páginas en color cada uno, impresas sobre excelente papel, con encuadernación en cartoné acolchado y con sobrecubiertas de atractivo diseño. Y todo ello aderezado con la selección, coordinación y presentaciones de Antoni Guiral, el divulgador español más prolífico en la actualidad y que está desarrollando una meritoria labor con el fondo de Ediciones B en diferentes libros teóricos y colecciones de tebeos.

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Aspecto de la obra al completo.

En conjunto, estas dos colecciones “enciclopédicas” ofrecen una panorámica sobre dos de las series más recordadas de nuestra tebeografía, si bien la de Trueno fue peor aprovechada por sus editores tras su cierre. La maltrecha industria editorial de los tebeos españoles no ha permitido, o los editores no se han atrevido, a seguir trabajando con una serie que podría haber continuado pero que sólo ha sobrevivido en reediciones y con algunos lanzamientos puntuales, amén del loable intento de su revivificación dibujada por Luis Bermejo, que el propio guionista truncó[1]. En referencia a esta falta de tino editorial o valentía empresarial, todavía estamos sorprendidos por la evidencia de que la adaptación cinematográfica Capitán Trueno y el Santo Grial[2] se estrena sin un evidente plan editorial renovador de la serie, salvo por algún lanzamiento puntual. Resulta paradójico que sea un sello ajeno y dedicado a introducir colecciones de lujo en hogares apartados del lector de tebeos habitual el que haya lanzado la mejor restauración hasta el momento de este hito de nuestra historieta.

La edición de Signo de El Capitán Trueno recoge las más memorables historietas de la serie, dedicando cinco tomos a recopilar los mejores cuadernos de la Colección Dan y otros cinco a rescatar historietas de revistas como Pulgarcito o El Capitán Trueno Extra, más algunas otras obras dispersas. Así, se ofrecen los primeros 200 números de la Serie Capitán Trueno, que así se llamaba en su arranque, a razón de 45 cuadernos por tomo (las doce páginas de cada número original ocupan seis páginas en los libros de Signo) con una leve reducción de su tamaño y partiendo de la reedición facsimilar de B[3]. Las historietas procedentes de las revistas se ofrecen a buen tamaño, aunque con el nuevo color digital que se les aplicó en la colección Fans. Pese a la falta de sabor a producto genuino, panorámicamente la colección aporta una relectura deliciosa, con un rescate de los cuadernos que debiera haberse hecho así siempre y una lectura en bloque de la etapa de Fuentes Man estupenda, con el que la saga del Capitán y sus amigos reverdece y vuelve brillar.

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Muestras de la reedición de las historietas originales, a razón de dos páginas de los cuadernos por página de estos libros. A la derecha, historieta recoloreada de Fuentes Man.

Algunos aspectos de esta edición de El Capitán Trueno son francamente sobresalientes. La edición es admirable, se ha usado papel Creator Silk de 135 gramos, hay acabados en estampación de plata, rótulos impuestos con golpe seco, detalles de resaltado con vinilos serigrafiados, también hay plastificados en mate y sobrecubiertas francesas con diseño incluso en su interior. Emilio Gil, el director del estudio que se ha encargado de preparar el diseño, ha conseguido un resultado muy personal y atractivo que recuerda alguna de sus anteriores incursiones en el cómic (fue él quien diseñó la colección Sinpalabras de Sinsentido). Los contenidos también han sido cuidadosamente estructurados. Se ha concedido un espacio privilegiado para las presentaciones, identificadas con un dominante color naranja con el que se enmarcan imágenes y textos. Se han rescatado las páginas publicitarias y las portadas de cada tebeo que se reedita, incluidos los almanaques de Pulgarcito y el número 50 de Héroes, puesto que en el tomo 7 se recoge la versión coloreada de “La isla de Rapa-Nui”, jamás tan vistosa como aquí. Otro acierto ha sido recuperar por vez primera la última historieta de Mora y Ambrós, solamente ofrecida en un fascículo de la Historia de los Comics de Toutain. Y en todo momento se informa sobre la procedencia de los materiales y sus autores. Es obvio que Guiral estaba ahí[4].

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 La página de presentación de todos los tomos, con un breve texto de Víctor Mora. Bajo estas líneas, aspecto de los tomos colocados conjuntamente.

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El resultado es magnífico para un público lector exigente pero que no sea quisquilloso en exceso. Cualquier aficionado que se acerque a esta suerte de “enciclopedia Trueno” se dará un banquete de buena historieta, aunque no de toda la historieta de Trueno, ni de la serie genuina de Trueno. Habrá quienes se quejen de que el rescate no se hace desde los tebeos originales y por eso las páginas de los cuadernos aparecen más “lavadas”, con los trazos muy contrastados y los colores vivos por lo que se refiere a las portadas. Es cierto que la magia de aquellas portadas gastadas y el color amarilleado del papel no está aquí, y quién sabe si ganaría una edición de esa índole o, por el contrario, la presente opción ennoblece más los trazos de Ambrós, Ángel Pardo, Beaumont, Buylla o Martínez Osete. Cuestión de gustos. Del mismo modo, algunos de los amantes de Trueno en su tiempo quizá hubieran preferido el rescate de las páginas de El Capitán Trueno Extra sin el coloreado digital añadido por B, que las realza, en efecto, pero les resta autenticidad; Fuentes Man se “empasta”, sobre todo en algunas páginas en las que se advierte un exceso de moaré. En otros casos la reproducción gana enormemente, como ocurre con las historietas “La isla de Rapa-Nui” o “El adivino de los ojos muertos”. Los diez tomos, convenientemente colocados en la estantería, muestran un rostro del personaje principal dibujado por Ambrós muy vistoso (da cierta pena romper esa imagen para extraer un libro) pero la lectura exige buen pulso porque a la postre son tebeos poco manejables. Su envergadura nos permite intuir que no está al alcance del aficionado medio, por ser un producto pensado para su venta “en bloque” y por un PVP que podría rondar los 1.900 euros, según se anunció en su día. Esta cantidad no es un anzuelo apetitoso precisamente, si bien es posible que se abarate dado que las “grandes publicaciones” que está ahora mismo distribuyendo Signo (Nuestras ciudades, El arte de la cocina. Un universo de sabores, Grandes civilizaciones. Un legado inmortal, etc.) se componen todas ellas de doce tomos por colección, con acabados muy similares a los libros de El Capitán Trueno y Mortadelo y Filemón
, y ninguna sobrepasa los 1.750 euros. Es de suponer que una colección con dos tomos menos podría bajar sensiblemente su precio de venta al público. Con todo, la dificultad sigue estando ahí, porque el editor espera que los interesados acudan a Signo para adquirir el producto mientras que muchos lectores esperan poder encontrarlo en su librería habitual. Signo ha distribuido otras ediciones similares a ésta junto con productos destinados a empresarios o a clientes concretos (incluso como oferta exclusiva, o como agasajo vinculado a otro negocio) y quizá no se dirija eminentemente al mercado de los tebeos. Sobrepasada cierta perspectiva de venta es posible que estos tomos acaben como obras de análogas características, ofertados a los últimos compradores imaginables para unos tebeos de tanta calidad: jubilados asediados con la promesa de cómodos plazos. Bueno, al menos los podrían leer sus nietos.

Signo ha hecho la edición magna de la serie de El Capitán Trueno, superable pero magnífica, y excepcional porque no sabemos si este enciclopedismo podría convertirse en una pauta o un modelo a través del que recuperar otros grandes clásicos españoles de la historieta. Y quedan muchos por recuperar. Cientos.

NOTAS

[1] A este respecto, léase la entrevista a Antonio Martín publicada en el número 5 de Trueno, la revista de la Asociación de Amigos de El Capitán Trueno.

[2] Signo Editores sí que ha sabido aprovechar la circunstancia, como se aprecia en esta noticia del Diario de León: http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=620886.

[3] Guiral escribe en su presentación, en la página 13 del primer tomo, que “hemos reproducido las páginas tal y como fueron impresas en su momento”. Se refiere a tal y como fueron reimpresas por B.

[4] Los textos de acompañamiento y presentación de Guiral son estupendos, en su línea habitual. Sólo echamos de menos una alusión a la ficha de saga de El Capitán Trueno en Tebeosfera cuando menciona los sitios web de referencia, que aquí indicamos porque consideramos de gran utilidad para localizar toda la producción editorial de Trueno en España: http://www.tebeosfera.com/sagas/el_capitan_trueno.html.

 

 

 

 


TEBEOENLACES
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Creación de la ficha (2011): Manuel Barrero. · Datos e imágenes tomados del sitio web de Signo Editores.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Manuel Barrero (2011): "El Capitan Trueno. La edición definitiva", en Tebeosfera, segunda época , 8 (29-VII-2011). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 29/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/el_capitan_trueno._la_edicion_definitiva.html