ENTREVISTA A CÉSAR SEBASTIÁN. RONSON, MEMORIA Y OTRAS RAÍCES
CÉSAR SEBASTIÁN, JOSÉ MANUEL HINOJOSA

Title:
Interview with César Sebastián. Ronson, memory and other roots
Resumen / Abstract:
Entrevista a César Sebastián, autor de Ronson (Autsaider, 2023). / Interview with César Sebastián author of Ronson (Autsaider, 2023).
Palabras clave / Keywords:
Ronson, Historieta y memoria/ Ronson, Memory and comics

ENTREVISTA A CÉSAR SEBASTIÁN
RONSON, MEMORIA Y OTRAS RAÍCES

 

Sé que has tenido que responder muchas veces, pero, claro, la pregunta es obligada, ¿a qué se debe el nombre, Ronson?

Sin desvelar de qué se trata para no arruinar la experiencia a futuros lectores, diré que mi obra toma su título de un pequeño y modesto objeto que aparece en ella. Algo en apariencia insignificante pero que posee un gran valor simbólico, en tanto que representa en buena medida la infancia del protagonista. Me parecía un nombre sonoro, rotundo y a la vez un tanto desconcertante —por tratarse de una palabra anglosajona—, para una obra que trata sobre la España rural de mediados del siglo XX.

 

La elección de colores es también una de las grandes características de la obra, ¿por qué la presencia solo de blanco, negro y sepia en el cómic?

En un principio barajé la opción de trabajar únicamente con negro y gris, pero mi editor, Ata Lassalle, me sugirió emplear un bitono para que resultase más atractivo y pudiese abarcar un mayor abanico de posibilidades narrativas. El color que escogí finalmente fue un ocre verdoso que, a mi juicio, evoca tanto el periodo en que se sitúa la historia como el paisaje, que es un elemento importante en la obra.

Muestra del exquisito uso del color, en una escena nocturna.

La novela gráfica, además, se aleja de una presentación cronológica de los hechos. ¿Crees que tanto la vida como la memoria, por mucho que queramos, no tienen ese orden lineal y son más caóticas?

Así es, Ronson parte de los recuerdos de infancia de mi padre y, como suele ser habitual cuando alguien narra sus recuerdos, rara vez lo hace de forma ordenada. Más bien al contrario, los recuerdos nos asaltan de manera inesperada y de ellos surgen conexiones en apariencia azarosas. Al transcribir las conversaciones con mi padre me di cuenta de que esa peculiar telaraña de recuerdos tenía una forma lo suficientemente interesante para tratar de conservarla y trasladarla al cómic, en lugar de imponer un orden artificioso que habría traicionado la naturaleza del relato y las razones que me impulsaron a llevar a cabo el proyecto.

 

Has comentado en varias entrevistas que es tu padre el narrador de la historia, por lo que nos gustaría saber si has sido más fiel a la realidad o a los recuerdos que tu padre tenía de dicha realidad.

He intentado ser fiel a los recuerdos de mi padre sin faltar a la verdad, pero es cierto que en ocasiones la memoria mitifica, deforma e incluso miente. Uno puede juzgar hasta cierto punto si lo que escucha suena como algo que pudiese haber sucedido, si posee esa textura de lo real, pero hay ciertos momentos en que, al reconstruir el pasado, uno entra en el terreno de la especulación, máxime cuando no ha vivido los acontecimientos de primera mano. Por otro lado, hay ciertos momentos de la obra en que quise plasmar el sentir del personaje y una cierta dimensión mítica de algunos de sus recuerdos. El cómic, y más todavía mi estilo visual, por su propia ontología, exigen un gran nivel de precisión, de concreción, lo cual choca con la naturaleza difusa de los recuerdos. Así pues, opté por llevar el relato de mi padre al terreno de la ficción, pero siempre intentando ser escrupulosamente veraz, porque creo que la literatura o el cómic, aunque parezcan pertenecer al terreno de la fantasía, deben aspirar a decir siempre la verdad.

La verdad, los recuerdos y la memoria en el centro del relato.

El tono recuerda mucho a Miguel Delibes en cuanto a no regalar concesiones a un tiempo idílico como es el de la adolescencia y juventud. ¿Por qué esa presentación realista de hechos que normalmente suelen estar idealizados? Encontramos, asimismo, influencias de Antonio Machado a la hora de describir los paisajes. ¿Podrías indicarnos otros referentes a la hora de construir el relato?

Efectivamente, Delibes ha sido una gran influencia para mí. Sus personajes infantiles son memorables, auténticos, y sus obras están repletas de personajes tratados con piedad y con humor, sin caer en la falsificación o la idealización. La infancia de mi padre, los personajes de los que me hablaba y el sentir general de aquella época, me transmitían sensaciones complejas, con frecuencia ambivalentes, como una mezcla de dulzura y estupor que quise a su vez plasmar en Ronson. Además de las influencias antes citadas, numerosos cineastas, historietistas, pintores o fotógrafos me han influido mucho, de forma consciente o inconsciente. Por ejemplo, historietistas como Carlos Giménez, Yoshihiro Tatsumi o Emmanuel Guibert, cineastas como Vittorio De Sica o Roberto Rosselini y fotógrafos como Cristina García Rodero o William Christenberry han sido importantes en mi trabajo.

 

Hemos de decir que, para ser tu primera novela gráfica, impresionan tanto el aspecto narrativo como el visual de la misma ¿Cómo fue el proceso de creación de la historia?¿Tuviste problemas a la hora de encontrar una editorial que te la publicara?

En un primer momento me dediqué a grabar conversaciones con mi padre y posteriormente transcribí en forma de notas las grabaciones para obtener la materia prima con la que elaborar el libro. En segundo lugar, tracé algo semejante a un mapa del libro, estructurándolo en capítulos y ordenando la información. Más tarde dediqué mucho tiempo a buscar documentación fotográfica y a empaparme de ese universo visual, estudiando minuciosamente cada detalle para poder plasmarlo fielmente con mis dibujos. Finalmente, el proceso de escritura y dibujo de cada capítulo sucedía a la par: escribía y abocetaba un capítulo y posteriormente refinaba el lápiz lo máximo posible. Después pasaba al capítulo siguiente, y así sucesivamente. De esta forma la escritura y el dibujo suceden simultáneamente, permitiendo que la obra esté viva y pueda maniobrar en cada estadio del proceso, sin verme en la obligación de transcribir con dibujos un guion que probablemente hubiese escrito hace años y que encontraría pobre y obsoleto. Por último, entinté y coloreé las páginas. No obstante, soy consciente de que este proceso tan libre es fruto de la naturaleza de esta obra concreta, y no es necesariamente óptimo para, por ejemplo, un cómic policíaco. En cuanto al trabajo con la editorial, he de decir que Autsaider Cómics apostó desde el principio por Ronson, y que en gran medida su existencia se debe a la fe que pusieron en mí.

 

Ronson ha recibido (merecidamente, en nuestra opinión) críticas magníficas ¿Qué te parece el reconocimiento que ha tenido tu primera obra y cómo lo estás viviendo?

Estoy francamente sorprendido por la calurosa acogida que ha tenido entre crítica y público. Jamás me habría imaginado una respuesta semejante. Estoy muy contento de que Ronson esté llegando a tantos lectores y de ver que les conmueve y lo hacen suyo.

Pie de foto

¿Consideras que la novela refleja el proceso de crecimiento, tanto físico como psicológico, de unos personajes que no son planos en ningún momento y cambian a media que cambia la historia?

El crecimiento que puede observarse se debe al lapso de tiempo que abarca la historia, en concreto la infancia y primera adolescencia del protagonista. Intenté plasmar el despertar sexual y la curiosidad propios de esa etapa, así como el impacto que tienen los sucesos dramáticos y la huella que dejan en los personajes. En todo caso, quería que fuese el protagonista el que observase los hechos desde el presente e hiciese una lectura contemporánea de los mismos.

 

Uno de los temas principales es la memoria, ya que el cómic supone un recorrido emocional por la vida del protagonista, pero también aparece, sobre todo en las últimas páginas, la elegía de un pueblo de la España rural. ¿En qué otros temas te gustaría que se fijaran los lectores?

Efectivamente, la memoria es el tema principal, algo así como el corolario de toda una vida, de todas las vidas. Resulta desconcertante observar como tantas personas anónimas han perecido sin dejar apenas rastro para la posteridad. Aunque esto sea un síntoma de la inanidad de la existencia, a mi juicio todas esas vidas esconden siempre historias fascinantes y dignas de ser rescatadas y preservadas. Son esas microhistorias las que más suelen interesarme, y es esa precisamente una reivindicación implícita en Ronson, que va pareja de la advertencia sobre la fragilidad de la memoria, sobre la que siempre pesa la amenaza del olvido o la falsificación interesada.

Los recuerdo y la memoria, temas clave de la obra.

Nos gustaría saber, al hilo de lo que cuentas, si conoces el concepto de intrahistoria, de Miguel de Unamuno, tan presente en tu cómic.

Sí, es un concepto que preocupaba mucho a los escritores de la Generación del 98 y que también me preocupa a mí. Recuerdo haber leído a Pío Baroja decir que la vida vulgar de un personaje anónimo, contada con minucioso detalle, le interesaba más que la vida de un príncipe contada con retórica rimbombante. A mí me pasa lo mismo, creo que además de escoger un punto de vista más descriptivo que explicativo, me interesan las microhistorias protagonizadas por individuos pertenecientes a clases subalternas. Si uno desea conocer el devenir de una sociedad a lo largo del tiempo, probablemente acuda a los libros de historia, plagados de hitos y grandes personajes. Pero son la narrativa, el cómic o el cine, los que sirven para describir cómo se sienten al estar vivos en una determinada época aquellos individuos anónimos que también han sido sujetos históricos.

 

Otra de las ideas muy presentes en la trama es el hecho de que nada permanece excepto el cambio, que conlleva una melancolía brutal en muchas de las viñetas del cómic. ¿Es el cambio uno de los referentes de Ronson?

Vivimos en un mundo de cambio incesante y frenético en el que cada vez predominan más los juicios precipitados, tajantes, carentes de perspectiva histórica. Creo que a menudo olvidamos de dónde venimos, que estamos alienados de nuestra verdadera posición en el mundo y de nuestras raíces. Otras veces directamente se nos miente sobre nuestro pasado colectivo, que en España está particularmente mistificado y polarizado. Con Ronson quise realizar un ejercicio de indagación en mi pasado familiar y en el de la región de la que provienen todos mis antepasados para comprender mejor quién soy, alejándome deliberadamente de la vorágine de la actualidad para tomar cierta perspectiva y tener un juicio más claro. Esa perspectiva del cambio produce inevitablemente melancolía, pero también resulta esclarecedora en muchos aspectos, haciéndonos apreciar lo que de otro modo parece insignificante.

El cambio.

En el cómic el protagonista dice «Tengo la sensación de que en estos cincuenta y pico años el mundo ha cambiado más que en varios siglos anteriores». ¿Estás de acuerdo con esta opinión?

Bueno, no me es posible juzgarlo de primera mano porque no soy tan mayor como el protagonista, pero cualquiera puede observar fácilmente que el progreso, especialmente el tecnológico, ha transformado radicalmente el mundo en tan solo unas décadas. Si mis abuelos o bisabuelos contemplasen el mundo de hoy, seguramente les parecería propio de un relato de ciencia ficción.

 

Una de las características más llamativas del cómic es la quietud, la calma con la que se narran los hechos, frente al vértigo de la vida actual. ¿Crees que se puede recuperar esa calma, que deberíamos hacerlo¿ ¿O sería una forma de mentirnos a nosotros mismos, de volver a un tiempo y a lugares que no existen ya?

Como comentaba anteriormente, la tecnología ha transformado el mundo tan profundamente que es imposible volver a los modos de vida de antaño, pero es cierto que el sosiego sigue estando a nuestro alcance, aunque resulte cada vez más difícil encontrarlo. Personalmente no me atrevería a hacer proselitismo de ningún estilo de vida, porque no es mi misión ni me siento capaz, pero sí que intento adoptar ciertas actitudes vitales para no dejarme arrollar por la vertiginosa actualidad. En concreto, el acto mismo de hacer cómics es para mí una suerte de feliz anacronismo que requiere de paciencia, soledad y recogimiento. Es, se busque conscientemente o no, un acto de resistencia en un mundo que premia la inmediatez y el beneficio económico a toda costa. Y es también, más que un modo de vida, un modo de habitar el mundo.

 

Uno de los aspectos que más llama la atención es la conexión con la naturaleza de los protagonistas del relato. ¿Opinas que es algo que se ha perdido hoy en día?

Es algo en lo que he pensado bastante mientras trabajaba en Ronson. Es curioso: yo, como el protagonista de mi obra, pasé mi infancia en un pequeño pueblo llamado Landete, en la Serranía baja de Cuenca. Mi casa estaba junto a un río, y me encantaba pescar, hacer excursiones en bici y todo tipo de actividades al aire libre, pero no recuerdo que mis amigos y yo nos refiriésemos nunca a aquello como “la naturaleza”. Este término parece ideado desde la periferia de la misma o desde la lejanía de ambientes urbanos, y el reconocimiento de la naturaleza como algo extraordinario y valioso suele venir de aquellos que solo la frecuentan ocasionalmente, y no de quienes viven inmersos en ella.

Evocadora imagen promocional de Ronson.

Al hilo de la pregunta anterior, en el cómic, hay una serie de lugares que, por aquel entonces, tenían un valor simbólico esencial y daban sensación de comunión a los habitantes del pueblo. ¿Crees que estos lugares han perdido sus funciones?

Es posible que así sea, aunque en los pueblos sigue existiendo esa proximidad entre vecinos, que suelen frecuentar los mismos lugares. Esto esencialmente no ha cambiado, pero sí que cambia la vecindad, cada vez más escasa y envejecida. La despoblación, con toda la pérdida que acarrea, es el principal mal que asola grandes extensiones del territorio español.

 

¿A quién corresponde la elección del diseño de la novela gráfica, con las páginas troqueladas? ¿A qué se debe?

El diseño de producción del libro corre a cargo de mi editor, Ata Lassalle, que es un genio en ese aspecto. El troquelado de las páginas fue idea suya, y aunque a mí al principio me costó imaginar cómo quedaría, creo que ha sido un gran acierto. La intención de estas páginas con borde recortado en pico era la de emular el troquelado de las antiguas fotografías y sellos, tan habituales en la época en la que transcurre la historia. El resto de aspectos de la producción, como la cubierta en cartón crudo serigrafiado a dos tintas o el lomo de tela tenían la misma finalidad de embellecer y realzar el propio contenido del libro.

Dos fotografías del libro, donde se evidencia su exquisita factura y el original troquelado. Fuente: La Llama Store

Me he fijado en que las páginas no tienen numeración y me gustaría saber si también es una elección deliberada.

Mi editor y yo barajamos la idea de numerarlas. Él no lo veía necesario, pero lo dejó a mi elección. Nunca me lo había planteado, la verdad, y observé que, aunque no es lo más frecuente, muchos cómics no tienen las páginas numeradas. Optamos por no hacerlo, aunque pensándolo ahora igual hubiese sido práctico para referencias y consultas.

 

En las páginas del cómic se deja claro que el aprendizaje, en esas décadas, se da en la calle, en la interrelación con otros niños, con personas que se encuentran al salir a la calle. ¿Es algo que crees que se ha perdido definitivamente o tienes la esperanza de que, al menos en los pueblos, siga ese aprendizaje? Otro de los aspectos más interesantes es el de la oralidad, presente en cada viñeta. ¿Crees que es algo que se ha perdido en la sociedad actual?

Creo que la infancia en los pueblos sigue siendo muy libre, aunque tal vez no tanto como antaño. Por mi parte puedo decir que mi infancia, en ese sentido, fue muy parecida a la de mi padre, y pude deambular y jugar libremente por todos los rincones de mi pueblo. En cuanto a la oralidad, sí creo que se ha visto afectada por la globalización. Antes cada pueblo poseía un patrimonio cultural inestimable en su habla, en su particular glosario de términos y expresiones propias cuyo origen y significado nos habla de su historia, de su ingenio y de sus costumbres. Todo ello queda cada vez más arrumbado por la uniformización del habla, que cada vez se practica más pobremente en los grandes medios de comunicación, y más concretamente en la penosa televisión que padecemos en este país.

 

En las primeras y últimas páginas la disposición gráfica es la misma (cuatro viñetas por página) ¿se debe a que en ambas lo que predomina es las reflexiones del protagonista o hay alguna otra razón?

En estos dos capítulos, la arquitectura de la página varía para diferenciar el tiempo en que transcurre cada fragmento. Mientras que el grueso del cómic transcurre en la España de mediados de siglo XX y se muestra con una retícula de seis viñetas, el presente desde el que reflexiona nuestro protagonista se evidencia por el cambio a una retícula de cuatro viñetas, cuya forma vertical ofrece además una cierta solemnidad y amplitud que puede sugerir un modo distinto de contemplar el presente desde la madurez.

Dos de las páginas del capítulo de inicio, narrado desde el presente.

El hecho de que ni protagonista ni pueblo tengan nombre, ¿es una elección consciente por tu parte? Si es así, ¿podrías explicar cuál es la razón?

Sí, estas decisiones son completamente conscientes. En primer lugar, no era capaz de bautizar a mi protagonista con un nombre distinto del de mi padre porque lo sentía como una traición o un fraude, aunque por supuesto esto era algo totalmente subjetivo, una sensación difícil de explicar por mi parte. Conforme avanzaba la historia, me di cuenta de que el protagonista, que inicialmente se me asemejaba a mi padre, se había transfigurado en otro ente, un personaje que extrañamente mezclaba las vivencias de mi padre con algunas de mis inquietudes y reflexiones, tomando así vida propia. Decidí que sería un protagonista innominado, además, para facilitar la identificación de los lectores. E hice lo mismo con el nombre del pueblo por la misma razón. 

 

Otra de las preguntas que nos gustaría hacerte es si tú estás lejos, como autor y como persona, de los hechos que narra el protagonista, o has podido vivir alguna de las vivencias que se cuentan en Ronson.

Como decía antes, al haber crecido en un pequeño pueblo, he podido disfrutar de una infancia similar a la del protagonista de Ronson en lo que se refiere a libertad para deambular, pero la mayor parte de las cosas que mi protagonista vive u observa son muy distintas. En el espacio de unas décadas, España progresó tecnológica y culturalmente, librándose del yugo del franquismo, así que mi infancia tuvo lugar en un mundo de mayor libertad y menores estrecheces.

 

¿Por qué has elegido el cómic como arte para contar esta historia? ¿Qué es lo que más te llama la atención de este medio?

El cómic es mi vocación, no comprendería mi vida sin leer ni hacer cómics. Aunque es un medio en el que es difícil desempeñarse y que exige de una enorme cantidad de trabajo, creo que ofrece un infinito abanico de posibilidades que están al alcance de cualquiera. El cómic requiere de recursos técnicos muy modestos y en cambio dota a quien tiene el suficiente tesón de la capacidad para expresar de forma íntima y directa sus inquietudes, de crear mundos intricados y personajes e historias memorables. Ronson, en concreto, se beneficia especialmente de la capacidad que tiene el cómic de expresar la memoria y la reflexión en torno a la misma, ya que, al igual que los recuerdos, el cómic mezcla imagen y palabras o sonidos, y es capaz de registrar simultáneamente, sobre la superficie de una página, impresiones, reflexiones y recuerdos de una manera que se asemeja como ningún otro medio de expresión a la experiencia humana de habitar el mundo.

Inicio del booktrailer de Ronson, con una canción de los hermanos Cubero.

Siguiendo con tu respuesta, no sé si estarás de acuerdo en que es un cómic muy sensorial, es decir, en el que aparecen todos los sentidos (vista, oído, tacto, gusto, olfato). ¿Cómo logras transmitir, de forma muy certera, todas esas sensaciones?

Hay ciertas sensaciones que son difíciles de trasmitir en el cómic sin desviarse de la figuración naturalista que yo he empleado para dibujar el mundo de Ronson. Por ejemplo, si uno quisiese describir un sabor podría recurrir al uso del color o a una determinada deformación cartoon del dibujo. Yo en ese sentido lo he tenido difícil por el estilo de representación tan estricto y fiel a la realidad por el que opté. No obstante, siguen existiendo multitud de formas de representar la experiencia sensorial: la gestualidad y lenguaje corporal de los personajes, el empleo de la luz (en el caso de Ronson expresado mediante el tono ocre), las onomatopeyas… el cómic es un lenguaje de tal riqueza que siempre puede uno encontrar la manera adecuada de comunicar sensaciones complejas.

 

TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2023): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
CÉSAR SEBASTIÁN, JOSÉ MANUEL HINOJOSA (2023): "Entrevista a César Sebastián. Ronson, memoria y otras raíces", en Tebeosfera, tercera época, 23 (15-VIII-2023). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 12/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/entrevista_a_cesar_sebastian._ronson_memoria_y_otras_raices.html