ESPIAS ARGENTINOS... DE HISTORIETA: LA "DIVINA RED" QUE SUPIMOS CONSEGUIR
CARLOS R. MARTINEZ

Resumen / Abstract:
Notas: A la derecha, fragmento de la portada del nº 4 de DENNIS MARTIN, serie de Columba insertada dentro de la Colección TODO COLOR y que nos muestra las evoluciones del espía más popular de la historieta argentina.
Palabras clave / Keywords:
Guerra Fría/ Cold War

ESPIAS ARGENTINOS…

DE HISTORIETA: LA “DIVINA RED” QUE SUPIMOS CONSEGUIR

 
 “Un ejército sin agentes secretos puede compararse
 a un hombre carente de ojos y de oídos”.
 (Sun Tzu, El arte de la guerra)
         El espionaje tiene una larga tradición en la historieta argentina, superior incluso a la del tema bélico, aunque debe aclararse que –al igual que lo sucedido a nivel mundial con la novela de aventuras o el cine- se trataba de un espionaje con sentido más bien romántico, de aficionados, en el cual aún no había surgido claramente la figura del agente secreto “orgánico”, sino que esta arriesgada función era cumplida por personajes que casi por casualidad se veían inmersos en distintas intrigas. Exploradores, aviadores, periodistas o simples viajeros se encontraban así ante misteriosas conjuras que ellos se ingeniaban en desbaratar.
 
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Adaptación de Ivy Veneno, una de las novelas protagonizadas por el agente Lemmy Caution. D’Artagnan nº 31, de diciembre de 1959.  
         Sectas chinas o esos irrazonables y desagradecidos hindúes incapaces de valorar los beneficios de pertenecer al Imperio Británico ocuparon el rol de los malos en aquellos tiempos primigenios de las aventuras de espionaje, papel que pasaron a ocupar luego alemanes y japoneses, posteriormente los rusos y en la actualidad narcotraficantes y terroristas.
 
         Más tarde, la historieta jugó un importante papel en la evolución de la figura del espía de ficción a través de El Agente Secreto X-9, serie que se publicó en la Argentina desde poco después de su aparición en 1934 y por espacio de casi cuarenta años. Pero fue el período de la Guerra Fría el que indudablemente más aportó a la consagración del espía de ficción, en este caso no el que participa en un conflicto bélico abierto sino en otro más sordo y oscuro, pero no por eso menos letal. Ese estado de cosas tuvo dos visiones básicas y opuestas: la glamorosa y sofisticada de Ian Fleming con James Bond y sus mujeres, y la de John Le Carré mostrando la sordidez y las miserias del mundo del espionaje real. De más está agregar que -en su gran mayoría- la historieta argentina se adhirió a la primera de esas visiones.
 
         Hecha esta mínima introducción, vayamos ahora al tema central de esta nota. En El arte de la guerra, Sun Tzu hablaba de la vital importancia que para un ejército significa contar con información previa y describía los cinco tipos de espías encargados de colectarla (nativos, internos, dobles, perecederos y flotantes), cuya acción “conjunta e ignota” constituye lo que él denominaba “la divina red”. Parafraseando lo escrito por aquel venerable chino hace unos 2.400 años les ofrecemos a continuación un catálogo abreviado de “la divina red” de agentes secretos y / o especiales que ha sabido tejer la historieta argentina a través de varias décadas. Con ustedes, nuestros espías.
 
 
LEMMY CAUTION

         A poco de su aparición, en junio de 1957, la revista D’Artagnan comenzó a publicar adaptaciones de las novelas de Peter Cheyney protagonizadas por el agente secreto Lemmy Caution, personaje más conocido por una muy particular versión que hizo el cineasta Jean-Luc Godard en su película Alphaville que por los diez filmes previos inspirados en las novelas de Cheyney. Carlos Casalla fue el dibujante de esta serie en Argentina que, si bien no fue una creación original, merece ser citada como antecedente de los numerosos espías que poblaron luego las páginas de esa revista y de otras de la misma editorial.
 
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   De riguroso impermeable, Marc Green vive una de sus aventuras en el Congo, en 1960. Publicado en la revista Album de Emociones que reciclaba material de Casco de Acero.
MARC GREEN
 
         Casco de Acero fue una de las tantas revistas de lo que podríamos llamar “Clase B” surgidas al calor del éxito de Hora Cero, pero a diferencia de ésta pudo contar con su propio agente secreto: Marc Green, del FBI. En el transcurso de uno de los episodios, Green viaja al Congo para impedir que “los comunistas” (así, sin eufemismos) se apoderen de un secreto de gran valor estratégico. Lo curioso es que, fuera por falta de tiempo o por la escasa paga del FBI, durante toda la aventura se pasea por los tropicales paisajes congoleños enfundado en el mismo impermeable (gabardina) con que lo vimos salir de Estados Unidos. Marc Green tenía guiones de O. Blanco y dibujos de Miguel Matejka.
 
El HOMBRE DE VIDRIO
 
         Superhéroe y espía, todo por el mismo precio. Spencer Burke era por una parte el fabuloso (según su guionista) agente Doble Rojo al servicio del Centro de Vigilancia Internacional, organismo creado por varias potencias occidentales. Pero a diferencia de otros colegas que tenían que arriesgar el pellejo en aras de su misión él contaba con una inestimable ayuda: tener su cuerpo protegido por “un invisible pero indestructible caparazón de cristal de roca”.
         Absolutamente insulso y con manidos guiones de Antonio Rosso dibujados por Ángel Alberto Fernández, “El Hombre de Vidrio” se publicó en Fantasía hacia 1966 y perduró como mínimo hasta 1972.
 
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Primera aparición de Dennis Martin, aquí con dibujos de Lucho Olivera. La imagen está tomada de la revista D’Artagnan presenta Dennis Martin nº 1, de noviembre de 2000, en la cual se reproducía el episodio publicado originalmente en 1967.
Debajo: Dennis Martin en el apogeo de su fama y con revista propia dentro de la Colección “Todo Color”. Aquí la tapa del Nº 4, fechado en octubre de 1972.
 
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DENNIS MARTIN
        
         Promediaba el año 1967 y la fiebre de las películas de Bond, de sucedáneos suyos (léase Matt Helm, Flint o la serie televisiva El Agente de CIPOL) y de parodias diversas estaban a la orden del día. Fue en esas circunstancias que en el número 157 de D’Artagnan se publicó una historieta titulada “Hombre para Tanger” protagonizada por un tal Dennis Martin, un irlandés de pasado algo turbio (contrabandista de cigarrillos entre otras cosas) que por la módica suma de 5.000 libras esterlinas acepta infiltrarse en una banda de traficantes que envía armas a grupos insurgentes de África. En este episodio inaugural Dennis era rubio y fue dibujado sin mucho entusiasmo por Lucho Olivera.
         A partir del segundo episodio se produjeron cambios importantes: los dibujos pasaron a ser realizados por Ángel Alberto 'Lito' Fernández, quien cambió fundamentalmente el enfoque gráfico del personaje haciéndolo más joven y de cabello negro. En lo narrativo, Robin Wood delineó con mayor precisión el carácter que de allí en adelante tendría su criatura, es decir, hábil karateca, eximio lanzador de cuchillos, amante de la buena vida y las mujeres (entre ellas la explosiva Grace Henrichsen y la misteriosa Katrin von Eitzen) a quienes seducía regalándoles rosas amarillas, que eran su tarjeta de presentación. Por otra parte se convirtió en miembro efectivo del espionaje inglés a las órdenes del aristocrático sir Charles Caldwell Hopkins, a quien cada dos por tres sacaba de sus casillas con sus travesuras.
         Como se ve, el recién llegado (y providencial para Columba) guionista paraguayo no inventó nada nuevo sino que tomó elementos existentes pero, eso sí, les supo dar un toque personal que convirtió al nuevo personaje en un puntal de la empresa editora y en el más exitoso y perdurable de los agentes secretos de la historieta argentina.
         En 1972, la popularidad de Dennis Martin le valió tener su revista propia dentro de la colección “Todo Color”, ciclo que comprendió algo más de una veintena de números en los cuales no faltaron episodios en clave de comedia (uno de los recursos de Wood consistía en alternar sabiamente humor y drama) y otros que remitían a distintas etapas de su pasado. Así lo vimos con 18 ó 19 años integrando una secta guerrera en Indochina hacia 1954, nos enteramos de que peleó junto a los franceses hasta la derrota de éstos en Dien Bien Puh, que fue miembro de la Legión Extranjera combatiendo a los argelinos que buscaban su independencia y luego mercenario en el Congo a las órdenes de un ex coronel de las SS. Como se ve, la corrección política no era el fuerte de Dennis ni de su creador literario.

         El protagonismo de Dennis Martin en las revistas de Columba perduró por largo tiempo, en cuyo transcurso fue mutando su look y sus rasgos de acuerdo con el transcurrir del tiempo y pasó a trabajar para Scotland Yard. Pese a todas estas mutaciones, el dibujante fue siempre Lito Fernandez, salvo en el arranque y en algún episodio firmado por José María Massaroli, uno de sus múltiples colaboradores. En cuanto a los guiones, esta tarea quedó en los años ochenta a cargo de Ray Collins, período en el cual el ya maduro Dennis sufrió viendo a su amada Grace Henrichsen en brazos de otro y hasta pronunciaba esas alambicadas frases que tanto le gustaban a dicho autor. Su última y fracasada misión la cumplió entre finales de 2000 y comienzos de 2001, cuando Columba al borde de la quiebra lanzó una colección compuesta de varios títulos en formato comic book, entre ellos el titulado D’Artagnan presenta a Dennis Martin, donde se reeditaron en blanco y negro algunos de sus primeros episodios.

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   Fragmento de una de las páginas del segundo episodio protagonizado por Dennis Martin (ya con dibujos de Fernández) en el cual aparece junto con Grace Henrichsen. Tomado también de D’Artagnan presenta… nº 1.  
GRACE HENRICHSEN

         En su segundo episodio titulado “Tropical”, Dennis Martin viaja a Río de Janeiro donde debía encontrar al agente de enlace que colaboraría con él en la misión asignada. Ese contacto no es otro que la danesa Grace Henrichsen, de quien por supuesto se enamora y, al final del episodio, promete volver a ver en Copenhague.
         Muy pronto la rubia espía nórdica adquirió vida propia y, tras algunos episodios como parte de Dennis Martin, también serie propia. Sobre sus características preferimos no extendernos ya que –con algunos matices- era la versión femenina de su colega irlandés. Avanzados los años ochenta, los guiones fueron escritos por Pablo Turnelli (Eugenio Zappietro) y los dibujos continuaron como desde el inicio a cargo del inextinguible Lito Fernandez.
 
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   Una perlita: el aviso publicado en D’Artagnan nº 368 (diciembre de 1975) anticipando el debut de Pepe Sánchez.
PEPE SÁNCHEZ
 
          «Editorial Columba, tras una límpida trayectoria de casi medio siglo, se hace un deber ineludible en recomendar a su vasta legión de lectores que se abstenga de comprar El Tony Supercolor que aparece el 23 de Diciembre». Tal era el cierre del aviso publicitario que, en un obvio tomo humorístico, anticipaba en 1975 la llegada de Pepe Sánchez junto a James Pont, “agente secreto 707-3210”.
          El mismo anuncio sindicaba como “culpables” de la nueva creación a la dupla Robin Wood / Carlos Vogt, sociedad que había demostrado ya su eficacia con las historietas de la serie “Mi novia y yo”. En esta ocasión Wood no solo le tomaba el pelo a las películas y novelas de espionaje sino también a temas de la época y ciertos tics del porteño medio, corporizado aquí en un muchacho de barrio al cual argentinismos tales como piola, chanta o canchero le caían a medida.

         Con su sempiterno mate y su indeclinable amor por Chacarita Juniors (un tradicional club de fútbol que suele alternar actuaciones en Primera División “A” con largas temporadas en la “B” o la “C”), Pepe Sánchez se veía mezclado en intrigas internacionales (y aun intergalácticas) de las cuales salía triunfante -pese a su innata incapacidad profesional-, merced a su inagotable inventiva criolla.

         Haciendo honor a la fecha de su aparición, Pepe Sánchez constituyó un verdadero regalo de Navidad para la editorial, cosechando desde su aparición un éxito que se extendió por dos décadas y que hoy se continúa a través de distintas reediciones en formato libro, material en el que se incluyen episodios escritos por Vogt en los años noventa, cuando Wood ya no se ocupaba del personaje.
 
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Nadie, un espía de pocos escrúpulos (es decir, como los verdaderos) escrito por Carlos Trillo y con dibujos de Alberto Breccia. La imagen está tomada de
mauro-historietasargentinas.blogspot.com.
 
NADIE

         Alberto Breccia llamaba “el puchero” (cocido) a aquellos trabajos de índole netamente comercial necesarios para ganarse el sustento. Entre esos trabajos figura “Nadie”, historieta con guión de Carlos Trillo publicada en Skorpio en 1976. Este personaje tenía dos características básicas: era totalmente calvo y su anonimato era tal que sólo un alto jefe del contraespionaje inglés sabía de su existencia. Para esa misma época Breccia dibujó –también para el sello Record- la serie Escuadra Zenith, algunas de cuyas tramas solían estar emparentadas con el espionaje. Zenith era el jefe del grupo de aventureros y los guiones fueron escritos, entre otros, por Leonardo Wadel y Oesterheld.
 
GALA

         Espía freelance creada por el guionista Alfredo Grassi para Record y que dibujó con su habitual solvencia Ángel Alberto Fernández. La sofisticada Gala tanto podía infiltrarse en Mongolia para rescatar a un eminente científico como trabajar de detective privada para investigar el asesinato de un millonario, el asunto era mantener su refinado y costoso estilo de vida.
        
DOBLE ESPÍA

         Serie basada en hechos reales tomados de las memorias de personalidades como Churchill, De Gaulle y Rommel y trabajos de historiadores del espionaje de la II Guerra Mundial, esta serie tenía como hilo conductor de esas historias a un oficial de las SS a las órdenes de Himmler, pero que era en realidad un agente al servicio de los aliados cuyo nombre verdadero era Wagner. Escrita por Walter Speguelman -seudónimo de un guionista cuyo nombre real desconocemos- y dibujada por Lucho Olivera, “Doble Espía” se publicó a mediados de los setenta en D’Artagnan.

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A las órdenes de Himmler pero al servicio de los Aliados, el peligroso doble juego del agente Wagner. D’Artagnan nº 356, Julio de 1975.
Viñeta panel con el inicio de una de las aventuras del Capitán  Nadie, cuyo rostro aparece en segundo plano, detrás de la figura del oficial alemán. Publicado en Fantasía Color  en 1981.
EL CAPITAN NADIE
 
         Estoicamente, el concertista de piano Jean Lariat soporta ser acusado de cobarde y colaboracionista por sus compatriotas franceses. Es el precio que debe pagar para ocultar su verdadera condición: la de miembro de la Resistencia con el nombre clave de “Capitán Nadie”. Escrita por Ray Collins y con dibujos de Clemente Rezzónico esta serie apareció en Fantasía a inicios de los años ochenta.
 
HISTORIAS SOBRE ILLUCHENKO

         En determinada época, imaginar que un espía ruso fuera protagonista central de una serie publicada en D’Artagnan o El Tony hubiera sonado a herejía o al más puro delirio. Sin embargo, Perestroika, Glasnost y caída del Muro mediante, muchas cosas cambiaron en el mundo del espionaje y en otros órdenes. Y como en cierta forma Editorial Columba vivió también su propia reestructuración (perestroika) y su apertura (glasnost), no es de extrañar que ese proceso de renovación se manifestara -entre otras formas- en una serie titulada “Historias sobre Illuchenko”, protagonizada por un ex agente de la KGB de igual nombre cuyas aventuras fueron escritas por Ricardo Ferrari y llevaron dibujos de Kato, seudónimo de Enrique Eduardo Campdepadros.
 
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La curvilínea Khrisé en la apertura del episodio publicado en 1991 en D’Artagnan Todo Color nº 128. El rubio del parche en el ojo (mejor dicho en sus anteojos) es Piet, su compañero de aventuras… y algo más..  
KHRYSÉ, LA PANTERA DE SOMALIA

         Inspirado en un artículo periodístico sobre las andanzas de una hermosa espía, Gustavo Amézaga concibió este personaje cuyas abundantes formas eran dibujadas por Alfredo Faluggi y podían apreciarse habitualmente en D’Artagnan a inicios de la década de los noventa.

         Pese al origen geográfico que menciona su título, Khrysé parecía haber vivido en Famagusta (“la Famagusta” dice ella en un episodio), es decir en Chipre, lugar del cual la saca su mentor y amante, el holandés Piet, para iniciarla –entre otras cosas- en los secretos del espionaje y contarla como ladera en su implacable lucha contra Anca, el genio del terrorismo mundial.

SATANKA

         Espía argentina de exportación, Satanka fue uno de los varios personajes creados por Héctor Oesterheld a mediados de los años sesenta cuando colaboraba con editoriales chilenas. Esta eficaz parodia sobre organizaciones de espionaje fue publicada en la revista humorística (más bien “picaresca”) El Pingüino, de cuyo Nº 561 correspondiente a 1967 fue tomada la imagen aquí reproducida. En esa misma edición se publicó un cuento de HGO titulado “Rosquitas de almendras”.
 
         La serie fue dibujada por un especialista en el tema: Lito Fernández, pero aquí con un trabajo mucho más elaborado que el que habitualmente producía para Columba. Tal vez por casualidad o tal vez no, el rostro del personaje guardaba cierto parecido con el de la bella actriz austriaca  Marisa Mell,  bastante popular en aquella época.

         Contemporáneamente a la realización de Satanka pero esta vez para la Argentina, Oesterheld escribió el guión de una parodia sobre James Bond titulada Yeismbon, personaje que apareció en un suplemento de la revista Karina y contó con dibujos de Osvaldo Pérez D’Elía.

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  Página de SATANKA tomada de El Pingüino, nº 561, de 1967.
KERRIGAN
 
         El dueño de la agencia fotográfica donde trabaja Rod Kerrigan sospecha que éste anda en cosas raras… y tiene razón. Entre sesión y sesión en las cuales retrata a bellas y desvestidas señoritas, Kerrigan se involucra en el mundo del espionaje en procura de hallar a su hermano gemelo Paul, considerado un traidor por los servicios franceses.
         Dibujada con eficacia por Alfredo Faluggi, esta serie fue una de las tantas aparecidas en los tiempos finales de Columba, siendo su propósito primordial –en apariencia- permitir que el guionista Armando Fernández se deleitara con su adjetivo favorito: “bastardo”, palabra que aparecía cuadrito por medio en cada episodio.
 
         Por último, antes de codificar este informe sobre espías argentinos, clasificarlo como TOP SECRET y transmitirlo a nuestro cuartel central, vayan estas tres breves conclusiones que el lector ya habrá ido palpitando. La primera de esas conclusiones es la evidencia de que el auge del agente secreto en la historieta argentina coincide con el gran suceso de las películas de James Bond, sus imitaciones y sus parodias. La segunda es el neto predominio de Editorial Columba en el tema, no solo mediante series y personajes sino también de múltiples historietas unitarias. Y la última que, salvo el caso del inefable Pepe Sánchez, nuestros guionistas han debido recurrir siempre a irlandeses, franceses o norteamericanos para corporizar sus creaciones, algo que suena lógico sabiendo que, atareados en intervenir (“pinchar”) teléfonos, saquear oficinas de opositores políticos o desprestigiarlos mediante operaciones de prensa financiadas con los generosos y secretos fondos que les asigna el Gobierno, nuestros espías vernáculos carecen del tiempo y los atributos que los hagan mínimamente potables para capturar el interés del lector desempeñando el difícil papel de héroe de historietas.
Creación de la ficha (2010): Carlos R. Martínez. Con revisión y edición de Javier Alcázar y Lombilla. · Datos e imágenes tomados del archivo personal del autor.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
CARLOS R. MARTINEZ (2010): "Espias argentinos... de historieta: La "divina red" que supimos conseguir". Disponible en línea el 17/V/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/espias_argentinos..._de_historieta_la_divina_red_que_supimos_conseguir.html