FORMANDO DIBUJANTES Y GUIONISTAS DE HISTORIETAS EN CUBA: UNA EXPERIENCIA CARIBEÑA
ROBERTO HERNÁNDEZ

Title:
Training cartoonists and scriptwriters in Cuba: a Caribbean experience
Resumen / Abstract:
Repaso a las iniciativas vinculadas con la formación de historietistas en Cuba, desde el triunfo de la Revolución cubana de 1959 hasta nuestros días. / Review of the initiatives linked to the training of cartoonists in Cuba, from the triumph of the Cuban Revolution in 1959 to the present day.
Palabras clave / Keywords:
Historieta cubana, Aprendizaje de la historieta, Cuba/ Historieta cubana, Learning comics, Cuba

FORMANDO DIBUJANTES Y GUIONISTAS DE HISTORIETAS EN CUBA: UNA EXPERIENCIA CARIBEÑA

 

INTRODUCCIÓN

La República de Cuba fue un escenario propicio para un mercado de historietas provenientes por una parte de las editoriales mexicanas nucleadas luego en Novaro y de decenas de tiras y planchas en la prensa diaria, sabatina o dominical que circulaba en la isla antes de 1959. Los dibujantes cubanos estaban, como en otras latitudes, en franca desventaja ante tamaña avalancha de personajes; su labor puede resumirse en la realización de tiras cómicas o páginas fundamentalmente humorísticas en las revistas de la época, intentos tímidos y no pocas veces de efímera existencia.

El triunfo de un movimiento armado condujo a la Revolución Cubana, la cual provocó un movimiento telúrico de colosales dimensiones en todas las aristas de la sociedad; la cultura, y con ella la historieta, no serían una excepción.

El hecho de tener una historieta cubana, propia, “criolla”, usando el término para caracterizar lo autóctono, era algo necesario, pero ¿existían suficientes dibujantes y guionistas para llevar a cabo ese desarrollo?

¿Estarían esos futuros historietistas preparados para llevar a cabo su labor y poner su granito de arena en la construcción de ese hombre nuevo que soñaban los vencedores de la guerra? Hacia esa dirección se dirigirían todos los esfuerzos venideros.

 

LA HISTORIA

Uno de los primeros intentos registrados en pos de formar a los historietistas cubanos fue llevado a cabo por el diario Juventud Rebelde en el año 1968. Este periódico había visto la luz el 21 de octubre de 1965, sustituyendo a la publicación Mella, y se presentaba como órgano oficial de la Unión de Jóvenes Comunistas. Bajo el título de “El guion de historieta” se introducía al lector en la labor de guionista desglosando las diferentes aristas que componen esta compleja tarea.

Página de "El guión de historieta", en Juventud Rebelde (1968).

Refiriéndose al argumento, la modesta publicación rezaba: «Encontrar la idea para un argumento nunca es fácil, y el guionista siente la tentación de adquirirlo sin esfuerzo. Pero no hay atajos para llegar antes: un argumento que no ha sido elaborado con el cerebro de nosotros mismos es como llevar prestado un traje ajeno» (García Pampín y Alfonso Cruz, 1968: 5-6).

Quizá sea esta la causa por la que proliferaron tantas adaptaciones de obras literarias o el tratamiento en historieta de múltiples hechos históricos, sin que su aporte fuera más allá de lo que los libros de historia de Cuba ya plasmaban.

Otro elemento que salta a la vista cuando se lee el documento es el hecho de la necesidad de conocer qué se hacía en el medio en diferentes latitudes; al respecto se plantea: «El joven historietista, como la mayoría, juntará las mejores historietas y las coleccionará».

Un elemento neurálgico para la formación de profesionales de la historieta en Cuba fue la falta de contacto y desinformación respecto al tema luego de la reestructuración de la prensa y la expulsión de la isla de cualquier publicación extranjera no asociada al campo socialista.

Los niños y jóvenes cubanos que soñaban con ser dibujantes de historietas entre los años treinta y sesenta tuvieron como referencias los “clásicos” de la prensa norteamericana de la época, que llegaban a Cuba con poco tiempo de diferencia respecto a sus ediciones originales.

El manejo de la luz y la sombra de Milton Caniff; los dibujos anatómicos del Tarzán de Burne Hogart; el acabado preciosista y los detalles del Príncipe Valiente de Harold Foster; la espectacularidad de Alex Raymond, con su Flash Gordon; los enfoques y el manejo cinematográfico del Spirit de Will Eisner, entre otros, fueron una escuela visual que deslumbró a los lectores de ese período histórico.

Sin embargo, la nueva hornada de dibujantes de países como Francia, Italia, España u otros les estuvo vedada a las nuevas generaciones de futuros dibujantes cubanos, separados del resto del mundo por una cúpula de cristal que apenas dejaba pasar los rayos solares del caluroso Caribe.

La caracterización de los personajes, la estructura del guion para historietas, tomando como ejemplo Los conquistadores del fuego, adaptación de Roberto Alfonso Cruz; la época en que se desarrolla la acción, la documentación, entre otros elementos, son analizados en la publicación.

 

Vamos a dibujar (1987) de Cecilio Avilés.

El historietista, divulgador e investigador Cecilio Avilés Montalvo desplegó una extensa labor en el proceso de enseñanza y aprendizaje del dibujo, la pintura y la historieta. Desde la televisión cubana y en horas tempranas de la mañana, bajo el título “Dibujando en amanecer feliz”, el polifacético artista llevó a cabo una extensa labor de enseñar los elementos del dibujo anatómico, de flores, insectos, de historietas, entre muchos otros.

De esta encomiable labor salieron varios cuadernos de cómo dibujar la cabeza humana, detalles generales y la cabeza vista desde diferentes ángulos (Avilés, 1987 y 2012). La metodología empleada por el autor era asociar figuras geométricas simples al dibujo, a las cuales llamaba “elementos motivacionales”. Diferentes temas son tratados por separado para ampliar el conocimiento de los pupilos: la frente, las cejas, los ojos, la nariz, barbas y bigotes, el mentón y el cuello. Hacer uso de la observación del entorno, realizar apuntes al natural, crearse su propio archivo mental, eran los principales consejos que Cecilio recomendaba a sus televidentes o lectores. Desde sus casas, personas de diferentes edades, pero principalmente niños y niñas, preparaban sus cuadernos de dibujo siguiendo las lecciones de ese maestro de la historieta cubana.

Las habilidades pedagógicas del profesor convertían el proceso docente educativo en un disfrute, las complejidades que involucra el dibujo parecían diluirse ante las explicaciones, parecía fácil dibujar y que cualquier persona con práctica, entusiasmo y trabajo sería capaz de poder dibujar, ese es uno de los grandes méritos de este esfuerzo. Cabe mencionar que la edición de 2012 de la colección de estos cuadernos fue distribuida en las bibliotecas escolares de las escuelas primarias como incentivo para los niños.

 

Portada y muestra de Aprenda a dibujar historietas (1988).

La editorial Oriente, veinte años más tarde, como parte de su colección Usted Puede, publicó en 1988 Aprenda a dibujar historietas, con la autoría de Alberto Mirabal Chaple. La edición fue una verdadera sorpresa para los amantes de la historieta; su pequeño formato no impidió disfrutar del conocimiento compartido de este dibujante que dejara su huella en historietas como “A solas con el enemigo”, “Zuro, agente sideral” o “Malishev el guerrillero”.

Los materiales necesarios para llevar a cabo la labor de dibujante, el cuidado de los mismos, ejercicios encaminados a realizar el entintado, el dibujo de objetos en su forma plana, la composición adecuada de un grupo de objetos, el escorzo, guiaban al lector interesado de la mano como un niño pequeño que está aprendiendo a caminar. Los que ese año de 1988 éramos jóvenes trazamos nuestras líneas de simetría, copiamos objetos de nuestro alrededor y emborronamos hojas blancas. El lenguaje sencillo y coloquial del texto, el componente didáctico del mismo, hacía parecer que aprender a dibujar historietas quizá no era tan difícil.

El contenido del libro involucraba además elementos de anatomía, pues el autor dedica varias páginas a mostrar los huesos y músculos que componen la figura humana, sugiere además el canon de ocho cabezas como base para el dibujo realista. El estudio detallado del tema permitía al futuro dibujante evitar dibujar músculos donde realmente no los hay, aun y cuando la historieta es flexible en estos temas y un superhéroe fisioculturista y con una cabeza cinco veces más pequeña que la que debería ser puede ser parte del “estilo” del dibujante.

La tipología de los planos, las diferencias entre la figura femenina y masculina en cuanto a poses, caderas, ancho de hombros y

 

las particularidades que presentan los niños en diferentes edades fueron temas igualmente tratados.

Taller Joven (1993).

El esfuerzo mancomunado de la Sección de Historietas de la UPEC (Unión de Periodistas y Escritores de Cuba) y la editorial Pablo de la Torriente permitió la creación desde 1987 de un taller dedicado a los jóvenes que  manifestaban interés en la historieta como medio de expresión de sus inquietudes artísticas.

Las actividades del taller estuvieron signadas por la libertad creativa, la presencia de artistas internacionales como Alberto Breccia, José Muñoz, Ziraldo Alves, Carlos Giménez, Florenci Clavé, Miguel Repiso, entre otros, que, llegados a La Habana desde  diferentes latitudes, dejaron su huella con el conocimiento compartido entre aquellos que soñaban plasmar sus sueños en viñetas.

La creación de una pequeña biblioteca especializada en historieta, gracias a donaciones solidarias, fue una importante ventana para ver lo que se hacía en otros lugares del mundo, debajo de la cúpula de cristal, de hermetismo obligado y que aislaba a la isla de cualquier contacto con elementos foráneos no bienvenidos desde el punto de vista cultural.

La iniciativa dio origen a la Colección Taller Joven, cuyo objetivo era visualizar la labor desempeñada por aquellos jóvenes talentos. Publicaciones de pequeño formato en blanco y negro y que fueron posibles, en medio de una profunda crisis económica en Cuba, bautizada eufemísticamente como “período especial en tiempo de paz”, gracias a la solidaridad del Sindicato del Libro de Paría ante una campaña iniciada por Wolinski.

 

Entrega de "Haciendo Taller", en El Muñe nº 13 (1989).

El tabloide El Muñe, en su edición número 5 de 1989, inició una sección titulada “Haciendo taller”, cuyo objetivo era orientar a los lectores potenciales con los elementos teóricos básicos para realizar una historieta. El trabajo desplegado se dividió en secciones que incluyeron tanto elementos destinados a los futuros guionistas como a los dibujantes.

En paralelo, otra sección titulada “Taller de El Muñe” mostraba trabajos de jóvenes valores con un pequeño texto impartiendo orientaciones que podrían ser valiosas tanto para el encartado como para el lector, con el objetivo de evitar los errores. Trabajos enviados desde otras provincias del país tenían la oportunidad de ser analizados en El Muñe, una opción nada desdeñable. Un ejemplo lo constituye Eddy García Lahera, un holguinero que dibujó decenas de páginas de historieta para la revista Serranía en la parte oriental de la isla.

 

Entrega de "Cuadritos mágicos" de MAD, en Zunzún.

La revista Zunzún, en el número 86, correspondiente al mes de febrero de 2003, sorprendió con una nueva sección bajo el título “Cuadritos mágicos”, siendo el responsable detrás de la labor Miguel A. Díaz (MAD). Un pequeño rectángulo, que representa una viñeta con ojos, boca, piernas y pies, será el personaje que conduce a los jóvenes lectores destinatarios de la revista.

El concepto de historieta y los términos para referirse a ella en diferentes latitudes; los distintos tipos de planos, ejemplificados con viñetas nacionales e internacionales; el orden de lectura dentro de una viñeta o a nivel de página, importante elemento que provoca, cuando se complejiza la planificación, que se requiera el uso de flechas para designar la próxima viñeta a leer; las líneas cinéticas y su clasificación en abstractas y naturalistas, entre otros elementos, cubrieron las diferentes entregas. 

MAD, que había sido resultado directo de El Taller, cambia el rol de alumno por el de docente a distancia, comparte con las nuevas generaciones su oficio poniendo en un lenguaje ameno y asequible los elementos que componen el lenguaje de la historieta, tales como el globo, las líneas cinéticas, el uso de los planos,  las metáforas visualizadas, entre otros, y aderezando el contenido con ejemplos de la historieta cubana o internacional.

 

Cómo se hace una historieta (2011).

Reina del Mar Editores, de la provincia de Cienfuegos, publicó en el año 2011 Cómo se hace una historieta, de Antonio Mariño Souto. El dibujante hace uso de sus personajes de la tira cómica El mejor amigo para dar a conocer los rudimentos de su oficio: historietista. Una autocaricatura de Ñico, como firma el dibujante, establece un diálogo con el lector, dejando ver su rostro en las diferentes páginas acercando su experiencia a los futuros, dibujantes, curiosos o interesados en el tema por amor al medio.

Las pretensiones de la entrega quedan esclarecidas apenas se adentra el lector en el prólogo redactado por el crítico de arte Antonio Enrique González Rojas: «Constituye este libro un homenaje al diálogo y la avenencia generacional entre humoristas gráficos e historietistas cubanos de todas las épocas» (Mariño Souto, 2011:10). El propio autor, una página más adelante, expresa: «Este libro no tiene la pretensión de marcar pauta teórica ni formar escuela con este importante medio de comunicación que es la historieta. El objetivo es compartir y transmitir mi experiencia de trabajo como historietista a todos los que se interesan a conocer las interioridades del género… como dicen que cada maestro tiene su librito, aquí va el mío» (Mariño Souto, 2011:11).

La entrega se centra en la tira cómica, su tipología, estructura, la creación de un personaje principal y de otros secundarios capaces de expandir las situaciones humorísticas, el uso de viñetas flash, la no interferencia de globos con los personajes y su movimiento, el uso o no de textos, la necesidad de trasmitir el mensaje con sencillez y precisión, más allá de fondos o una ambientación capaz de distraer al lector, en fin…

El hecho de centrarse en una tira cómica humorística hace que se brinde poca importancia al vestuario, la época, los fondos, cuando la acción se desarrolle fuera de la vivienda, entre otros elementos más comunes a géneros como la aventura o la ciencia ficción.

 

Más allá de las fronteras de la capital de Cuba no es común la aparición de movimientos en favor de la historieta como medio de comunicación; la crisis editorial permanente por falta de papel y tinta, el escaso interés de directivos que deciden y que roza lo discriminatorio, son algunas de las posibles causas que pueden citarse. Las provincias de Sancti Spiritus, Cienfuegos y Camagüey son quizás excepciones de esa regla. 

En Sancti Spiritus se desarrolló un taller de historietas que logró llevar a cabo exposiciones como “Éramos 13”, mostrando en galería originales de los jóvenes miembros ante la imposibilidad de estimularlos a través de una publicación. Cada quince días, la Casa del Joven Creador, filial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), era la sede para el proceso de enseñanza y aprendizaje de los interesados. Los desvelos de los historietistas Osvaldo Pestana (Montos) y Fermín Vega Boyce, así como el editor Arturo Delgado Pruna, merecen destaque en la labor en pos de la formación de jóvenes valores, la divulgación y el apoyo de manera general a la historieta.

La editorial Reina del Mar, en Cienfuegos, dedicó durante varios años un título a la historieta en el marco de las ferias internacionales del libro, intento que, a pesar de la escasa tirada, permitió dar a conocer el trabajo de los artistas gráficos de esa parte del país.

Camagüey ha sido el escenario en la última década de un movimiento de divulgación de la historieta. A través de su evento Artecómic ha llevado a cabo exposiciones, eventos teóricos, concursos y ha acercado el conocimiento y los rudimentos del medio a los jóvenes de ese territorio.

La formación de los nuevos historietistas cubanos del siglo XXI ha tenido en la Vitrina de Valonia un bastión inigualable. La institución ha organizado exposiciones, talleres, conferencias, y ha extendido su trabajo más allá de la capital en provincias como Camagüey y Sancti Spíritus.

Una biblioteca plagada de títulos de historieta franco-belga traducidos al español y otros de diferentes países, gestionados en las ferias internacionales del libro o adquiridos por la Embajada de Bélgica en Cuba, están disponibles para la consulta de los amantes o cultores del medio en este lugar, enclavado en La Habana Vieja. Allí, el historietista belga Étienne Schréder ha impartido varias conferencias y talleres, llevando su experiencia en la interacción con las editoriales y el mercado de la historieta europea a un auditorio de diferentes grupos etarios.

Cuba no pudo contar con un movimiento fanzinero por cuestiones de recursos hasta la irrupción de las Tecnologías de la Información, donde se han logrado producir diferentes esfuerzos aperiódicos por mantener vivo al medio historieta, pero eso es otra historia.

 

LOS RESULTADOS

Los esfuerzos realizados para formar el relevo generacional de dibujantes de historietas en Cuba no fueron estériles, aun y cuando algunos de esos jóvenes ya no radican en la isla; el conocimiento adquirido les ha permitido a algunos abrirse caminos en el mundo de la ilustración, la historieta o la animación.

Sonmy Álvarez Cabada fue la única fémina como dibujante de El Taller. Hoy trabaja profesionalmente para la revista Zunzún. De su autoría son los personajes de historietas Fito, Pelota y Claudia, de los cuales han sido publicados varios álbumes por parte de la Casa Editora Abril.

Página de "Adaptarse" (1992). Página de "Fito" en Zunzún nº 365 (III/IV-2023).

Ángel Velazco Hernández es el dibujante cubano que más ha sido publicado, en cuanto a historieta se refiere, en las últimas dos décadas, igualmente fruto, en cierta medida, de El Taller. Con un estilo humorístico caracterizado por una economía de trazos, Angelito, como se le conoce cariñosamente, es un crack de la narración; una verdadera máquina de hacer historietas. La materia prima puede ser una obra literaria nacional o foránea, un pedazo de la historia de Cuba o su personaje insigne: Kukuy, un güije preocupado por el cuidado de la naturaleza.

Página de Kukuy (1992), de Angel Velazco. Página de Sandokan en Borneo (2010),

Luis Arturo Aguiar Palacios puede desempeñarse con igual maestría en el cómic realista o en el humorístico, con un estilo que ha sabido pulir a lo largo del tiempo; es creador del personaje Rabbar, que tuvo dos libros publicados por la editorial Pablo de la Torriente. Igualmente ha incursionado en la animación con cortos como El Viaje, obra homónima de Miguel Collazo y cuya adaptación a la historieta le valió el Premio Ojalá de manera compartida en el año 2012.

Página de "Evolución" (1992). Muestra de "El viaje" (2012).

Yolyanko William, miembro del taller de historietas de la UPEC, realiza hoy lo que él mismo llama “cómics abstractos”. Radica en Estados Unidos.

Página de "Tecnomusicoplastia" (1992). Página de "La catedral sumergida" (2011).

Ignacio Damián González Marcelo fue el creador gráfico de los personajes Víctor Sierra y Mito Brito, ambos nacidos de la fértil imaginación de Manuel Pérez Alfaro, con un estilo deudor de los talentosos Carlos Giménez y Orestes Suárez.

Página de Damián, de Mito Brito (1992).

Miguel Díaz Portillo es creador del personaje Chuchú el duende y dejó su huella en diferentes tiras tales como Los derechitos, publicada en la revista Zunzún, o Pepe@, para el tabloide Punto Cu, con temas vinculados a la informática. Más recientemente merece destacarse su labor como guionista de Ajiguaguao la mambisita justiciera. Radica en Colombia.

Página de Miguel Díaz, de Jorgos (1992).

Antonio Javier Caparó, estupendo dibujante abocado hacia la ciencia ficción con un estilo que hace recordar a Moebius, dejó su legado en revistas como Mi Barrio, El Gallito Inglés y Acme, en Cuba, México y Colombia, respectivamente, luego ha desplegado una intensa labor como ilustrador en Canadá.

Dos páginas de Kaparó, de "Imagina" (1992).

 

 

BIBLIOGRAFÍA

AVILÉS, Cecilio (1987): Vamos a dibujar. La Habana, Editorial Pablo de la Torriente.

AVILÉS, Cecilio (2012): Vamos a dibujar la cabeza humana. La Habana, Editorial Pueblo y Educación.

MARIÑO SOUTO, Antonio (2011): Cómo se hace una historieta. Cienfuegos, Reina del Mar Editores.

MIRABAL, Alberto (1988): Aprenda a dibujar historietas. Santiago de Cuba, Editorial Oriente.

GARCÍA PAMPIN, Ricardo y ALFONSO CRUZ, Roberto (1968): El guión de historieta. La Habana, Juventud Rebelde.

Creación de la ficha (2023): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
ROBERTO HERNÁNDEZ (2023): "Formando dibujantes y guionistas de historietas en Cuba: una experiencia caribeña", en Tebeosfera, tercera época, 23 (28-VI-2023). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 30/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/formando_dibujantes_y_guionistas_de_historietas_en_cuba_una_experiencia_caribena.html