HACIA EL CÓMIC CONTEMPLATIVO
ANA MERINO(University of Iowa)

Title:
Towards contemplative comics
Resumen / Abstract:
Ensayo sobre la obra de Evan McCohen, practicador de un cómic contemplativo que provoca la evocación poética. / Essay on the work of Evan McCohen, practitioner of a contemplative comic that provokes poetic evocation.
Palabras clave / Keywords:
Evan M. Cohen, Cómic contemplativo, Gráfica poética, Cómic poético, Poesía/ Evan M. Cohen, Contemplative comic, Poetic graphics, Comics Poetry, Poetry

HACIA EL CÓMIC CONTEMPLATIVO

 

Uno de los grandes defensores del cómic en España es el poeta Luis Alberto de Cuenca. Su obra poética, de enorme relevancia y reconocida con el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Poesía, está llena de guiños y alusiones a la historieta. El poeta siempre alude a la historieta como a ese espacio mágico de sus primeras lecturas donde se definieron sus emociones. Durante los años que fue director de la Biblioteca Nacional, entre 1996 y 2000, Luis Alberto de Cuenca trabajó incansablemente para reivindicar y potenciar la recuperación de los tebeos en los archivos de dicha institución. Que a un poeta de la talla y el prestigio de Luis Alberto de Cuenca les gustaran los cómics facilitó mucho el proceso de reconocimiento e incorporación de la historieta en el contexto canónico de la cultura. Luis Alberto de Cuenca ha tenido además estrecha relación con creadores de cómics como Miguel Ángel Martín o Laura Pérez Vernetti, trabajando con ellos en proyectos conjuntos en los que la poesía ha sido la materia prima.

Sobre la relación entre la pintura y la poesía se ha escrito bastante. Se suele comentar, por ejemplo, la fuerza que desprende la obra visionaria del poeta inglés William Blake y sus libros iluminados a la manera medieval. Se destaca la fuerza de su pulsión mística, fundadora del romanticismo inglés. Y cómo su forma de expresarse mezclaba la dimensión gráfica con la poética existencial, y ambas maceraban en una misma dimensión. Si nos detenemos a pensar en los poetas españoles, todos recuerdan la soltura con la que Rafael Alberti dibujaba, porque su primera vocación había sido la pintura.

En la última década, el espacio de diseminación digital ha abierto nuevas posibilidades expresivas a los cómics, y el concepto de poesía se ha incorporado en el abanico de las propuestas. ¿Hay un sustrato lírico en algunos autores de cómic? ¿Qué elementos podríamos destacar para diferenciar una propuesta narrativa de una poética?

Recuerdo que en el año 2007 participé en una interesante antología de cómics y poesía hispano-neerlandesa coordinada por Jesús Cuadrado. A través de la Fundación Carlos de Amberes, nos pedían un poema inédito que sería ilustrado por un dibujante de cómic. Tuve la suerte de que Joost Swarte eligiera mi poema titulado No rompas la viñeta, dando a aquella colaboración un sentido emocionante por la profunda admiración que siento por el creador neerlandés. El cómic tenía la habilidad de dialogar con la poesía, y lo que hizo Joost Swarte no era una simple ilustración, era una viñeta que se sumergía en cada una de las imágenes de mis versos.

La ilustración de Swarte mencionada.

Luego, en 2019, participé con Max y Sergio García en una exposición comisariada por Paco Baena en el Centro José Guerrero de Granada titulada Viñetas desbordadas, siendo parte de mi aportación una serie de poemas que dialogaban con los creadores de cómics y sus personajes. La poesía formaba parte de la celebración de los cómics que, curiosamente, habían roto la viñeta y se deslizaban por las paredes del museo.

Partiendo de mi propia experiencia como poeta lectora de cómics y de poesía, creo que es importante destacar algunas ideas. La unidad mínima del cómic es la viñeta y tradicionalmente los cómics han buscado la secuencialidad y la construcción de tramas narrativas y personajes para consolidar sus proyectos. Podríamos decir que hay estilos poéticos en determinados cómics que han destacado por su originalidad estética. Un ejemplo de comienzos del siglo XX en Estados Unidos sería Little Nemo, de Winsor McCay. Por un lado, tenemos la trama del niño soñador protagonista y todas las peripecias de su dimensión onírica, y por otro, el entramado estético del universo soñado que se representa. Al ser páginas autoconclusivas, hay una fuerte concentración de elementos de gran belleza que potencian el lirismo gráfico. Esa idea que persigue la manifestación de un sentimiento estético a través del dibujo podría considerarse la base del cómic poético. Dentro de las nuevas generaciones de creadores que persiguen una estética impregnada de lirismo gráfico estaría el trabajo de Evan M. Cohen y sus cómics contemplativos.

En diferentes entrevistas, Cohen se define como una persona que busca la sencillez en las formas simples de expresión. Pertenece a la generación de los creadores que se incorporan con naturalidad al espacio digital y maximizan sus posibilidades. Crear en la tableta misma siguiendo sus impulsos condensa un tipo de rapidez irreflexiva que, sin embargo, sedimenta en una mirada estática. La obra de este autor, que no busca recrearse en la perfección gráfica de los bocetos, se inspira en viejas fotografías y pensamientos en los que su ser se enfrenta a la ansiedad de la sociedad moderna.

En su obra Reflect (Reflexionar), escrita en el otoño de 2018, el autor arranca en su primera página con un breve poema que establece la dinámica de todo el cómic. Sobre la transcripción del poema aparece dibujada la silueta de un hombre con las manos cruzadas sobre el pecho. Es el mismo personaje que recoge la portada, aunque allí vemos su cabeza y parte del torso enterrado en la tierra mientras unas manos sobresalen entregándole una flor. La naturaleza y su escenografía forman parte de este proyecto poético. El poema establece la dinámica de la reflexión marcando a un protagonista que hará del yo poético gráfico:

As the moment ends,
I can speak,
but have nothing to say.
The light starts to fade,
and I drift away.

El momento que termina deja un espacio para que la voz poética hable, pero esta siente que no tiene nada que decir, y es en ese instante de reflexión sobre el silencio cuando la luz comienza a desvanecerse y el yo poético se aleja. La construcción gráfica en viñetas de esa propuesta de cinco versos se transforma en veinticuatro páginas de escenas y viñetas variadas. El yo poético inicialmente es un hombre arrodillado sobre la tierra rodeado de matorrales que se siente como un náufrago al que le traen las olas. El plano onírico de esas sensaciones se construye con el juego sinuoso de elementos sencillos. La luz del atardecer va a convertirse en sol que se oculta, las olas del mar imaginadas se abrazan al hombre arrodillado que medita. Del pecho del hombre brota un pájaro que crece y vuela ocupando el cielo del atardecer de varias viñetas que componen partes de un mismo plano. La meditación vuelve a ser representada por el hombre de gesto recogido en sus manos tocándose el pecho en la tercera página. En este caso es el pájaro el que cobija al hombre en una gran viñeta abierta. Y el atardecer aparece como una tira de seis viñetas con el astro solar difuminándose.

Páginas iniciales de Reflect.

Hay, además, páginas variadas con múltiples interpretaciones simbólicas sobre la meditación misma que se define a través de la idea de reflexión que da título al cuadernillo y al poema. El yo poético sufre un desdoblamiento del ser, que se trabaja a través del uso del color: el azul deja espacio al rojo, que se podría interpretar como el espacio social o afectivo de los demás. Lo cierto es que el yo poético del hombre dibujado con trazo azul cae rendido al atardecer, y de sí mismo brota otro ser de línea roja, que crece y lo recoge, y lo reconforta con muchas manos que lo acarician. El humano azul inconsciente en brazos del otro ser de trazo rojo siente la energía de los humanos rojos que lo observan y aparecen en la escena ocupando una página completa. No hay una trama definida, más allá de la sensación estática de recogimiento y vulnerabilidad del que se interpreta como el yo poético que formula la gestualidad inicial de la reflexión. Aparecen también varios juegos gráficos que combinan las relaciones entre el ente azul y el ente rojo. Poco a poco el lector pierde la noción del posible género de los personajes, son seres humanos, pero se duda también de su edad. Por otra parte, el desarrollo de las diferentes escenas parece querer indicar que los protagonistas son niños. El cómic nos devuelve a la abstracción poética cuando el ente rojo carga sobre sus hombros al azul y juntos penetran las aguas de lo que parecería un río. Ese juego de imágenes que apelan a sensaciones forma a su vez parte de un itinerario en el que los personajes establecen un inquietante desdoblamiento. El yo poético azul se desprende de su piel y su máscara y se nos ofrece como el ente rojo interior que habita en el yo azul. Por otra parte, el ente azul cabe en las manos rojas que lo arrojan a la tierra y sirve de abono para una planta que florece y recoge la mano de línea roja. Entre página y página hay una leve conexión de imágenes que se repiten y se formulan de forma diferente, construyendo nuevas e inquietantes escenas. El encuentro entre el ser poético azul y el rojo genera una especie de escenografía de confeti donde los cuerpos se difuminan. Las últimas páginas parecen dar sentido al juego onírico mostrando el ente rojo como el reflejo del yo poético azul presente a lo largo de todo el cómic. El astro solar es como una flor que pierde sus pétalos con el atardecer y da paso a la luna, y el yo poético, cumpliendo con la imagen que sugiere en el último verso del poema, se aleja y desaparece.

Últimas páginas de Reflect.

Lo poético funciona como la base de la expresividad misma del cómic que busca recrear el placer de lo contemplativo. Esa idea de lo contemplativo ya estaba presente en Oceans, una de sus primeras obras de 2015, donde todavía marca los rasgos del personaje protagonista, un joven mochilero que vive el periplo de una excursión por zonas escarpadas buscando el mar. El texto del posible poema no aparece en el arranque, sino en la tercera página, describiendo las condiciones del viajero que siente la fuerte brisa y nota sus rodillas hinchadas de tanto caminar:

a sharp breeze
swollen kness
the waves push me
and pull away.

Unas páginas más adelante las palabras sirven para describir la plenitud del excursionista que es el espectador del atardecer: «I stopped and lost my way in the light of the day». La relación física del personaje en el contexto natural es clave para entender esta poética de lo contemplativo. Ya se mostraba, además, un juego de viñetas secuenciales buscando difuminar al personaje como forma de expresar el instante. La cabeza del protagonista se transforma de manera secuencial en manchas borrosas; y el atardecer, con la caída del sol sobre el horizonte marino, es a su vez una conjunción de manchas que dibujan la superficie del mar oscurecido.

Secuencia central de Oceans.

Es interesante ver que en esa comunión del yo poético con la naturaleza el tiempo se mide con el astro celeste. Tras la caída del sol comienza a su vez el ritual de la contemplación de la luna, que surge del mismo mar en el que se ha escondido el sol. La página recoge la escena en doce viñetas, armonizando con las otras doce viñetas de la página anterior, que representaba la caída del sol. La poética de ambos instantes se convierte en una nueva página de ilustración abierta que ocupa todo el espacio, donde está representado el sendero con sus piedras, montículos y plantas. El texto vuelve a resumir la sensación del yo poético que reivindica el instante presente:

Here I am,
a passerby traveling connected waters.

Present the past to me
so I know where to go.

En esa reivindicación del ser que está vivo y es además un paseante que viaja entre las aguas que se unen, piensa en los ríos y los mares, y en la importancia de ser consciente del presente y el pasado como impulso vital hacia el futuro. Un futuro tangible en la experiencia misma del viaje que continúa. La siguiente escena nos ofrece al viajero arrodillado en la playa frente al mar iluminado por una gigantesca luna. Ya se ha desprendido de la mochila inicial que cargaba en el comienzo de la ruta. Las últimas páginas se recrean en la secuencialidad del impulso de sumergirse en el agua. El viajero va a sentir una especie de comunión con el mar y la luz de la luna alumbrándole. El guiño gráfico y su poética buscan la plenitud del baño como retorno al vientre materno. El líquido amniótico está rodeado de un decorado de algas y peces que ascienden hasta transformarse en un estampado de olas leves iluminadas por la luz de la gran luna.

 

Secuencia del baño en Oceans.

Hay en la poética gráfica de Evan M. Cohen una fuerte conexión mística. En su pieza Visions, de 2018, el poema de arranque habla de la idea de compartir con los humanos el instante de vida que recorre un camino: «We are not lost, / we walk the same path, / moving alone in this life together». La imagen del pájaro, asociada en la tradición cristiana al Espíritu Santo, convive con los humanos que trabajan la tierra y quiere tocar una mano esperanzada que les ofrece recogimiento y comprensión. Un mensaje parecido se plasma en su obra Connect, aunque en este caso lo femenino está definido en uno de los personajes, que proyecta además la estética gráfica de la Virgen María. La pieza, de 2017, arranca con un poema breve que parece un fragmento de pensamiento bíblico: «You must care for each other, / confort the sorrows / and embrace the serene».

             
Página de Visions.               Muestra de Connect.

En esa idea, preocuparse por el prójimo, darle consuelo y abrazar la serenidad y la calma, está la esencia de la poesía gráfico contemplativa de Evan M. Cohen. A través de sus cómics conecta con una mirada metafísica que entiende las viñetas como expresividad pura de sensaciones curativas. Abre una línea de espiritualidad gráfica donde el lector empatiza con las tramas pausadas que conectan con la tierra, la luz, las flores que brotan o los abrazos que transmiten vida. Pareciera que ese ritmo contemplativo se condensa también en esa representación gráfica de los personajes que meditan alrededor del alma humana. El instante gráfico trata de transmitir una plenitud serena que va ocupando cada página, y representa una poética precisa. En los trabajos de Evan M. Cohen prevalece la fuerza de las imágenes sobre la gestualidad de algunos versos que quisieran condensar la esencia de un todo. La poesía son las viñetas y los dibujos que contienen el misterio de sus visiones.

TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2019): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
ANA MERINO (2019): "Hacia el cómic contemplativo", en Tebeosfera, tercera época, 12 (30-XI-2019). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 25/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/hacia_el_comic_contemplativo.html