HISTORIETA FEMINISTA EN AMÉRICA LATINA: AUTORAS DE ARGENTINA, CHILE, BRASIL Y MÉXICO
GABRIELA BORGES, KATHERINE SUPNEM, MAIRA MAYOLA, MARIELA ACEVEDO

Title:
Feminist comics in Latin America: authors from Argentina, Chile, Brazil and Mexico
Resumen / Abstract:
Este artículo presenta un panorama sobre las publicaciones de las autoras de historieta y humor gráfico en la región de América latina. A su vez, revisa algunas cuestiones en torno la crítica feminista de historietas como línea de investigación en el campo de las narrativas gráficas secuenciales. Desde esta perspectiva hemos trabajado en equipo en una creación colectiva que lleva la firma de cuatro investigadoras: Mariela Acevedo (Argentina), Katherine Supnem (Chile), Gabriela Borges (Brasil) y Maira Mayola (México). / This article presents a panorama about the publications of the female authors of comics and graphic humor in the Latin American region. In turn, we review some questions around the comic feminist criticism as a research line in the field of sequential graphic narratives. From this perspective we have worked as a team in a collective creation that has the signature of four researchers: Mariela Acevedo (Argentina), Katherine Supnem (Chile), Gabriela Borges (Brazil), and Maira Mayola (Mexico).
Palabras clave / Keywords:
Feminismo, Argentina, Chile, Brasil, México/ Feminism, Argentina, Chile, Brasil, México

HISTORIETA FEMINISTA EN AMÉRICA LATINA:
AUTORAS DE ARGENTINA, CHILE, BRASIL Y MÉXICO

 

 

1. AUTORAS DE HISTORIETA EN ARGENTINA

De las pioneras a las autoras de los años 80

La visibilidad de la obra de las autoras debe mucho al trabajo disperso en publicaciones que delinean trayectorias borradas u olvidadas. Silvia Itkin (1988) y Paulina Juszko (2000) por ejemplo, reconstruyen algunas de estas trayectorias en torno a las autoras de humor gráfico.

Paulina Juszko bucea en el «humor de las argentinas» y entre las humoristas gráficas recupera las tiras de Maitena, los trabajos de Patricia Breccia, el humor feminista de Diana Raznovich, las viñetas de relación de pareja de Ana von Rebeur, el humor psicológico de Alicia Guzmán (Petisuí) y los trazos de Silvia Ubertalli; autoras que publican entre los años 80 y el momento en que publica sus indagaciones. Se remonta además a los años 30 para rastrear a las pioneras: Mitzi (pseudónimo de Niní Marshall, que triunfaría como actriz cómica), los guiones de Matilde Velaz Palacios y de Laura Quinterno (Ada Lind), los dibujos de Cecilia Palacio y de Blanca Cotta para Tía Vicenta en los años 50, entre otros.[1]

Itkin apenas dos años antes escribía en la revista feminista Feminaria y a la lista precedente de autoras de los años 80 sumaba a María Alcobre, Tere (María Teresa Cibils) y Stela de Lorenzo. También recupera una genealogía desde principios del siglo xx pero repara en la trampa de discutir «cuántas» en lugar de «por qué»: «ante la evidencia de los hechos, ante la no proliferación de mujeres humoristas en comparación con sus pares varones, habría que hacer una pregunta sobre cuál es el lugar de humor que nos asignamos y permitimos», señala (Itkin, 1988: 25). Las autoras de historieta no humorística, sin embargo, comparten esta misma situación, algo que no les sucede a las ilustradoras dedicadas al público infantil, lo que nos permite sostener que el paisaje compartido entre autoras de historieta y humor gráfico delinea un espacio que pareciera ser hasta hace muy poco un «territorio masculino».

 

Algunas revistas y la inserción de autoras en espacios marginales

A lo largo de los últimos treinta años fueron pocas las revistas de antología de historieta que mostraron la producción del ámbito local. En esa misión fue central la revista Fierro que surge en septiembre de 1984 (Editorial La Urraca). En diciembre de 1992 —y tras la edición del número cien— se produce el cierre de su primera etapa. Aunque podemos entenderla también como otro «territorio masculino» podemos pensar que habilitó y hasta alentó el ingreso de autoras al medio. Al observar debates y espacios de la publicación encontramos que tanto lectoras como autoras reclaman espacios propios. A tal suerte se editan dos especiales sobre autoras[2] y —lo que resulta más interesante— pueden establecerse vinculaciones entre las autoras de historieta y el movimiento de mujeres y / o feminista de la época. Fierro participó activamente de la Primera Bienal de Arte Joven (1989) que premió entre la veintena de autores a cuatro autoras[3] y también promocionó la muestra de arte hecha por mujeres «Mitominas» que en su tercera edición (1992) incorporó un concurso de historietas cuyo jurado estaba compuesto por Patricia Breccia, Maitena y María Martha Pichel (Acevedo, 2017).

 

Entre la veintena de autores, tres de las cuatro autoras seleccionadas (de izquierda a derecha: María Alejandra Obaya, María Martha Pichel y Silvia Maldini) en Fierro n° 56 (Abril de 1989, p.5)

 

Esto no quita que también encontremos los lugares marginales de publicación de las autoras y su desencanto ante la falta de continuidad de sus propuestas. Durante los ocho años de publicación ninguna autora firmó una tapa de la publicación, algo que podría ser adjudicado a un «síntoma de época». Sin embargo, esto tampoco mejoró durante la segunda etapa de Fierro (de noviembre de 2006 a marzo de 2017, con la Editorial La Página) donde solo Alejandra Lunik firmó una portada.

 

Alejandra Lunik ilustra la tapa de Fierro n° 10, Agosto 2007

 

Durante los diez años y medio de la segunda etapa de Fierro fueron escasas las participaciones de autoras. Publicaron —como en la primera etapa— Maitena, María Alcobre y Patricia Breccia. La dupla conformada por Alejandra Lunik y Laura Vazquez[4] no llegó a un segundo episodio. Mejor suerte tuvo El Vástago, la serie guionada por Gabriela Cabezón Cámara y Selva Almada con dibujos de Iñaki Echeverría. Excepcionalmente, algunas autoras publicaron historietas autoconclusivas, entre ellas Pupi Herrera, Cecilia «Gato» Fernández, Érica Villar, Muriel Frega; o fueron invitadas en espacios laterales como el suplemento “Picado Fino” donde circunstancialmente publicaron trabajos Caro Chinaski, Clara Lagos y Sole Otero.

La escasa presencia de autoras no era desconocida por su director: «Se podrá decir de Fierro —y se ha dicho— que se huele y se percibe en algunas de sus historias de cierto airecillo machista. Puede ser. Es parte de lo que hay. Se podrá decir que en el balance distributivo de autoras mujeres y autores varones, los muchachos son amplia mayoría. Seguro, es lo que hay. Se podrá decir que en esta revistita no les damos protagonismo a las mujeres. Esas son boludeces. (…)» . (Sasturain, 2010: 4). Se refería a las heroínas dibujadas por autores: Dora, Ángela, Miranda, Sasha. La promoción en el blog era aún más explícita «¿Machistas, dicen? Tal vez, pero sin duda con buen gusto…»[5].

«Es parte de lo que hay» era la respuesta ante el reclamo por el espacio que se negaba en la revista y se ganaba simultáneamente en eventos, talleres y otros espacios donde autoras y lectoras crecían sin pausa. La revista colombiana Larva por la misma época publicaba un especial de autoras[6] que incluía a varias argentinas: Camila Torre Notari, Keki, Cam, Muriel Frega, Delius. Varias autoras compartían espacio con colegas latinoamericanas/os en Carboncito, la revista de los hermanos Renso y Amadeo Gonzales, y participaban de encuentros como Viñetas Sueltas[7] y otros festivales. Allí comenzaron a ganar espacio e incluso a evidenciarse de forma mayoritaria[8] aquellas que comenzaron como fanzineras[9]. En 2014 la emergencia del Festival Furioso de Dibujo de Rosario mostró la existencia de una nueva generación de autoras entre las que se encuentra María Luque y Jazmín Varela.

La presencia de las autoras suele ser percibida —aun hoy— como un fenómeno a dilucidar. Laura Vazquez (2011: 44) desde su columna crítica en Fierro afirmaba que aunque no hubiera habido tantas autoras, el crecimiento había sido continuo desde los años 90, y que en la actualidad los espacios de formación eran paritarios. Las autoras constituían —según su visión— un «ejército de individualidades» que daría frutos en diez o quince años, en la medida que las autoras integraran espacios mixtos y no participaran en espacios exclusivos de mujeres[10].

Vazquez sostenía que a diferencia de los ochenta sería «una antigüedad» publicar un suplemento especial de autoras. Un año y medio después Fierro contradecía a su columnista al reincidir en el anacronismo de agrupar autoras en el suplemento especial Flores[11]. Las palabras en la editorial señalan la situación que podríamos definir como el elefante en la sala o el problema que no quieren ver: «Este va a ser un número literalmente memorable: será recordado por generaciones por la extraordinaria tapa de Parés, pero además lo identificarán como “El 69, el de las chicas de Flores”, ya que Alejandra Lunik ha copado en este mes de julio nada menos que veinte páginas para repartirlas según su mejor ver y entender entre varias de las más talentosas dibujantas / guionistas del medio.» (Sasturain,  2012: 4) No se trata de la democratización del espacio, de la apertura a la nueva generación de autoras sino apenas de un espacio abierto por única vez para que las chicas hagan su reclamo. Lo que queda claro es que «lo que hay» ya no es excusa para no publicar autoras.

Para entonces ya había dos números de Revista Clítoris en la calle y se encontraba en producción el tercer número[12]. Al madrinazgo de Patricia Breccia se sumaron autoras de historieta y humor gráfico de Argentina y del exterior (la tapa del primer número fue cedida por la mexicana Cintia Bolio y además de los aportes de las argentinas se recibieron colaboraciones de Colombia, España, Brasil y Venezuela)[13]. La revista además de historietas proponía ensayos, entrevistas, humor y reseñas y encontró una excelente recepción en el campo historietil y en los espacios de activismo feminista[14].

 

Portadas de Revista Clítoris (de  izq. a der: N°1 por Cintia Bolio, n°2 por Mariana Salina, n°3 por Ignacio Minaverry y n°4 por Cecilia Gato Fernández)

 

 

 

Transformar el paisaje: autoeditoras y antologías

Zines y antologías han permitido mostrar la propuesta gráfica de las autoras. Los dos volúmenes de Clítoris (Hotel de las Ideas 2014 y 2017), Informe. Historieta argentina del siglo XXI (EMR, 2015), Historieta LGTBI (EMR, 2017), El Volcán. Un presente de la historieta latinoamericana (EMR, 2017) y Capisci? (Estudio Mafia, 2017) tienen en común que retratan una escena de la historieta que proviene de la autogestión y en donde estamos presentes: se trata de una historieta con nosotras.

 

Antologías con autoras y autores

 

En los últimos años la cantidad de grupos y nuevas autoras desborda los espacios. Esto pudo apreciarse en enero de 2017 cuando la agrupación internacional Chicks on Comics[15] realizó la muestra “Larga distancia” en PROA. Allí las «Chicks» presentaron un «rulo del tiempo» en el cual —con asesoramiento de Judith Gociol y Brian Blaquesmith— ubicaron la participación de las colegas argentinas desde 1930 a la fecha registrando cerca de 300 contribuciones. Simultáneamente, realizaron una convocatoria para realizar «ARTE» un Fanzine a la carta[16] que nucleó a más de 150 autoras de Argentina y América latina. La visibilidad del arte hecho por autoras parece ser un motor de la actividad de esta colectiva de autoras quienes además de promocionar sus propuestas brindan espacio en su página a una red de cuarenta colegas.

 

Registro de autoras en la muestra “Larga Distancia” (2017) de Chicks On Comics. De Izq. a Der: Powerpaola, Delius, Clara Lagos y Sole Otero.

 

Entre 2016 y 2017 las autoras nos nucleamos en distintos espacios virtuales de «feminismo gráfico» como CarnesTolendas. Política sexual en viñetas y 365 Mujeres Ilustradas. Las posibilidades de mostrar y encontrarnos en la web han generado espacios interesantes: Maia Venturini Szarykalo, retrata las Escenas de la vida lésbica y el lesbocidio de «La Pepa» Gaitán en plataformas digitales antes del saltar al papel, y Femimutancia, que llena de aliens y animales los afiches de movidas transfeministas. Lucía Brutta publica Un millón de bandas malas (Tren en Movimiento, 2017) luego de haber mostrado los episodios en la red Tumblr y Julieta Arroquy ha publicado cuatro libros de Ofelia, la niña que reflexiona en las tiras sobre distintos temas de la vida cotidiana y las relaciones humanas. En esta ebullición de propuestas un grupo de colegas organiza el Primer Festival de Autoras de Historieta ¡Vamos las Pibas! (2017). El éxito de la convocatoria —que se reitera en marzo de 2018— llevó a muchos editores del medio a preguntarse cómo no habían visto hasta el momento  la nueva generación de autoras que se autoeditan y gestionan espacios considerados hasta hace muy poco como «coto masculino». Hoy no solo somos más, los espacios que ocupamos muchas veces son aquellos que creamos: editamos y nos autoeditamos, nos asociamos y nos organizamos… y hacemos historietas.

 

2. AUTORAS DE HISTORIETA EN CHILE

En 2009 surgen las primeras autoras de historieta feminista en Chile, primero en blogs y luego publicadas por editoriales. Un hito en este sentido fue el lanzamiento en enero de ese año de Tribuna Femenina Comix, una publicación colectiva de autoras de historieta —comandada por Melina Rapimán— que se proponía poner en página temas de la agenda feminista[17]. Rapimán convocó a gran cantidad de autoras para dibujar diversos temas en torno al concepto de «lo femenino». El último número en 2014 “Especial Pelo” contó con la presencia de Alim Ampuero, Alejandra Lagos / Tatiana Sánchez, Cristina Cano Filippi, Bárbara Patricia Guerrero Figueroa, Francisca Cárcamo Rojas, Melina Rapimán, Victoria Rubio Meneses, Katherine Supnem, Brenda Liz Román González, Daniela Edith / Vivian Dran y Sol Díaz Castillo.

 

Fuente: Periódico Las Últimas Noticias, lunes 12 de enero de 2009

 

Algunas de estas autoras mostraban allí parte de los trabajos que venían realizando en sus propios blogs: por ejemplo, Bicharracas de Sol Díaz (Ril editores, 2009, 2012, 2014) nace en la web antes de saltar al papel[18]. Narra la historia de cuatro chicas que se divierten saliendo del canon femenino establecido para ellas y jugando con las posibilidades amplias del ser «feas». Otras publicaciones de la autora también exploran universos femeninos: Mujeres elegantes, La zorra y el sapo, Sin nada, Josefina y Manuel. En La hoja naranja (Ril editores, 2012), su primera novela gráfica, Díaz plasma el viaje iniciático de una niña hacia su propio interior femenino para redescubrirse más allá de esa clasificación como producto de la naturaleza salvaje de las mujeres.

 

Las Bicharracas de Sol Díaz (Ril Editores, 2009)

 

 

 

En Las crónicas de Maliki (Feroces Editores, 2010), Marcela Trujillo compila las historias que había publicado en el diario The Clinic[19]. Las tiras narran, desde una perspectiva de género, sus vivencias en New York, algo no visto antes en el cómic nacional: historias tanto sentimentales como sexuales, inspiradas en los diarios íntimos de Julie Doucet. Trujillo es una de las referentes para las autoras. Comenzó a publicar a fines de la década de los ochenta en la revista Trauko.

La editora de Pánico Ediciones, Francisca Cárcamo Rojas, señala que hay poca información sobre autoras antes del 2000 pero registra las participaciones de Elisa Serrana en el ámbito de edición y gestión de editorial Zig-Zag y Quimantú. Elvira Santa Cruz trabajó para El Peneca, importante revista infantil. Mientras que en las revistas La Pandilla y Cabrochico también habrían trabajado autoras de historietas[20].

La proliferación de historias protagonizadas por mujeres y creadas por autoras pone en circulación autorrepresentaciones novedosas en la escena comiquera: Gabriela «Gaviota» Cercós narra en Alfonsina (Ril Editores, 2014) la historia de una chica rebelde que critica a los adultos, al sistema e intenta vivir del arte y Victoria Rubio publica Lesbilais (Biblioteca de Chilenia, 2014)[21], donde reúne un compilado de historias lésbicas de una superheroína pobre y marginal. La participación de las autoras repone voces silenciadas, tal la historia de Melina Rapimán en Hambre  Prístina (Tabula Rasa, 2014), donde narra el abuso sexual que sufrió en Valparaíso o el webcomic disidente Becoming Me[22] de Mia Rose Elbo, quien cuenta su experiencia como chica trans lesbiana[23]. También Natalia Silva publica No abuses de este libro (Ediciones B, 2016) donde narra en viñetas cómo fue abusada sexualmente por su padrastro sin tener ayuda de su madre. Este libro marcó un nuevo revuelo en la conservadora historieta nacional, ya que el relato es autobiográfico y pocas veces las mujeres se atreven a denunciar.

 

Viñetas de Maliki (Marcela Trujillo)

 

Historias aleatorias de Devil Katy de Caterina Salazar[24] compila las tiras feministas de la autora publicadas en la web entre 2007 y 2015 por la editorial Marginalísima[25], que pertenece al colectivo COGEFE integrado por Victoria Rubio, Caterina Salazar y Katherine Supnem, que surge con la finalidad de publicar a autoras de cómics y realizar charlas y talleres educativos sobre cómic, género y feminismo.

La colectiva feminista y activista TetasTristes cómics[26] surge en marzo de 2015 como respuesta a la gran cantidad de cómics machistas y sexistas publicados en libros y redes sociales. Bajo la consigna de «Historietas no sexistas para Chile» las autoras se propusieron practicar el ciberfeminismo con intervenciones sobre política sexual y convocatorias abiertas a tematizar derecho al aborto, acoso callejero, maternidades diversas y transidentidades.

 

Colectiva TetasTristes

La colectiva ha realizado exposiciones en distintas galerías y bibliotecas donde convocan a autoras de distintas regiones de Chile a mostrar sus trabajos. También realizan talleres de historietas con enfoque feminista y colaboran con eventos como el Encuentro Nacional de Feministas en Chile, Ruidosas y el Fem Fest. Las integrantes actuales de la revista virtual —mujeres cis- y transgénero— son Katherine Supnem a la cabeza, Nicole Sotelo, Emma Rojas y Valerie Vásquez. Supnem además se puso al frente del primer encuentro autogestivo feminista de mujeres historietistas Comiqueras (2016), que en su segunda edición (2017) contó con la participación de autoras de Perú, Brasil, Argentina y Venezuela, además de fanzineras de todo Chile.

Las autoras de cómics no solo se reúnen para conversar y exponer sus obras sino también para denunciar las vejaciones, los maltratos o el acoso que han vivido dentro de la escena de la historieta nacional e internacional. Sus historietas no sólo las publican en la red sino que también existen de forma autogestionada en formato fanzine[27].

 

3. LAS AUTORAS DE QUADRINHOS EN BRASIL

Así como en toda América Latina, las historietas brasileñas tienen una importancia histórica en la cultura del país. Esto se evidencia en la participación en la lucha por la democracia durante la dictadura militar (1964-1985) por parte de publicaciones como O Pasquim y la relevancia de las páginas de tiras y dibujos de humor político publicados en los periódicos. También en el crecimiento del número de editoriales segmentadas, la realización de la Comic Con Experience[28], en São Paulo, y el crecimiento reciente del número de trabajos académicos que se realizan sobre el tema. La novedad de los últimos años se percibe en la transformación del mercado en relación a la representación femenina y los discursos de género en los cómics debido a la presión de los movimientos de mujeres.

Las mujeres seguimos luchando por la igualdad de derechos en la sociedad y en el ámbito de las historietas difícilmente sería diferente: la mayoría de las creadoras, autoras, productoras de comics y de los personajes femeninos en el mainstream todavía ocupan un espacio marginal en relación al que ocupan los autores. Esto en Brasil y en todo el mundo. Sin embargo, las mujeres han sido importantes en el mercado de la historieta hace mucho tiempo.

Nacida en 1886, en Río de Janeiro, Nair de Teffé, empezó a hacer caricaturas de niña y pasó a dibujar profesionalmente en la revista Fon-Fon, una publicación de ilustraciones que trataba de las  noticias del diario. En 1913, la artista, que firmaba con el seudónimo masculino Rian (Nair de atrás hacia adelante), abandonó su carrera para casarse con el entonces presidente de la República, el mariscal Hermes da Fonseca. A los 73 años, ya viuda, volvió a hacer caricaturas de personalidades brasileñas.

Caricatura de Nair de Teffé reproducida en http://historiadoensino.blogspot.com.br/2010/07/nair-de-tefe-primeira-mulher-cartunista.html

Otra artista considerada osada para su época fue Patrícia Rehder Galvão, la Pagu. Escritora, periodista, militante comunista e ilustradora, nacida en 1910, se casó a los 20 años con el artista modernista Oswald de Andrade, recién separado de Tarsila do Amaral. La pareja lanzó el diario O Homem do Povo, que tuvo ocho ediciones y satirizaba a la sociedad capitalista y burguesa de Brasil, donde Pagu publicó tiras e ilustraciones en la columna “Mulher do Povo”.

Malakabeça, Fanika e Kbelluda. Tira de Pagu, reproducida en http://ladyscomics.com.br/as-tiras-de-pagu

 

La historieta y el movimiento feminista

En todo el mundo, la producción de cómics acompañó las olas del feminismo a lo largo de la historia. La historieta es producto de la cultura de masas pautada por las normativas que reglamentan el consumo y los discursos, sentidos, representaciones y valores (Oliveira, 2007). Así, su industria y sus personajes materializan representaciones de nuestro mundo: el cuerpo, la personalidad, los deseos, toda la existencia femenina, son idealizados por la mirada masculina. «La representación del cuerpo femenino en la historieta ha sido, hace muchas generaciones, un locus erotizado de significaciones, una instancia de vigilancia y control sobre las sexualidades masculinas y femeninas» (Oliveira, 2007).

A partir de los años 1960, durante la segunda ola del movimiento feminista, cuando muchas sociedades luchaban contra concepciones racistas y machistas, surgieron nuevos espacios y oportunidades para las mujeres. Algunas historietistas pasaron a publicar narrativas dibujadas que representaban cuestiones sociales. Hasta la década de 1980, Brasil sufría golpes militares y los cómics comerciales estaban dominados por temas infantiles ya que era peligroso hablar de política. Pero algunas mujeres estaban dispuestas a arriesgarse, como Ciça Pinto, Cida Godoy y Crau da Ilha.

Ciça Pinto creó el personaje El Pato, una buena alternativa para hablar sobre política por medio de un ave. Ciça colaboró con O Pasquim, publicó tiras diarias en importantes diarios, como Folha de São Paulo y Jornal do Brasil, así como para publicaciones extranjeras, además de haber creado la tira Bel y el personaje Bia Sabiá, hecha especialmente para publicaciones feministas.

O Pato. Tira de Ciça Pinto reproducida en: http://ladyscomics.com.br/entrevista-cica

Cida Godoy empezó a hacer cómics en 1965, se especializó en historias de terror inspiradas en las leyendas del interior de São Paulo y publicó en las revistas de la antigua Editora Taika hasta el final de la década de 1970. Crau da Ilha publicó viñetas de humor gráfico en la revista O Bicho, al lado de los mayores historietistas del país, y en algunos diarios. Siempre cuestionó el hecho de ser la única mujer invitada a participar en eventos de cómics. En 2013, lanzó la revista As Periquitas, hecha solo por autoras, en que participaron también artistas como Natália Forcat, Thais Linhares y Mariza Dias da Costa.

Tapa de la revista As Periquitas, de Crau da Ilha

Según Sônia Luyten[29] (Alboino, 2016), las décadas de 1990 y 2000 marcaron cambios importantes en la participación femenina en el mercado de historietas. Comenzaron a surgir más trabajos de autoras, como Erica Awano y Denise Akemi, con sus mangas, Rosana Munhoz Silva, que empezó a dibujar las historias de Turma da Mônica profesionalmente a los 14 años, Rosana Rios, guionista y dibujante especializada en historias de fantasía, la guionista Lúcia Nóbrega, Anita Costa Prado, creadora de Katita, un personaje homosexual, y Lilian Mitsunaga, premiada letrista brasileña.

Katita, de Anita Costa Prado

Actualmente, tres artistas hacen trabajos con estilos distintos que comprueban que el imaginario de un único «universo femenino» no refleja la realidad. Gabriela Masson, de Brasilia, conocida como Lovelove6, representa una nueva generación de quadrinistas feministas y militantes. Ella es autora de la serie Garota Siririca, publicada como webcomic y como libro, que habla abiertamente sobre sexualidad y libertad sexual.

Garota Siririca. Webcomic de LoveLove6 publicada en http://www.garotasiririca.com/

Fabiane Lagona, de Porto Alegre, publica diariamente sus cómics en la página de tiras del diario Folha de São Paulo y usa el humor para hablar tanto de sexo y hechos de lo cotidiano como de cuestiones políticas.

Viver dói. Tira de Fabiane Lagona publicada en: http://www1.folha.uol.com.br/ilustrada/cartum/cartunsdiarios/#27/1/2018

Y Bianca Pinheiro, nacida en Rio de Janeiro y radicada en Curitiba, se hizo famosa con su primer webcomic Bear, de 2012. Además publicó una novela gráfica sobre Mónica, personaje protagónica de Turma da Mônica[30]. También hace historietas de terror. Tres mujeres, tres puntos de vista.

Bear. Webcomic de Bianca Pinheiro publicada en: http://bear-pt.tumblr.com/

 

El necesario cambio en el mercado  aún comandado por hombres

Con temas cotidianos o de militancia, las mujeres vienen llevando a las historietas la mirada femenina por la igualdad de derechos entre todos los géneros y ámbitos, y son numerosas las productoras y lectoras de historietas. Según el BAMQ![31], están registradas alrededor de cien autoras de historieta. La Guia dos Quadrinhos das Minas da Internet[32], organizado por el la página web Minas Nerds, ha registrado casi cien páginas individuales y colectivas en la lista, que no para de crecer. Hay muchas mujeres produciendo cómics en Brasil y en el mundo, el problema está en la invisibilización de esos trabajos.

No obstante, en 2011, el Salão Internacional de Humor de Piracicaba, realizado desde 1974, causó polémica al estrenar la muestra paralela «Lápis, Batom e TPM»" para promover el trabajo de mujeres brasileras y extranjeras. Las propias artistas cuestionaron el nombre de la muestra —que refuerza estereotipos machistas—, el tiempo más corto de duración y el hecho de que la organización eligió crear una muestra paralela en vez de tener más mujeres naturalmente en todo el evento principal. La muestra sigue sucediendo en todas las ediciones del Salão de Humor. En 2015, el premio principal de historietas de Brasil, el Troféu HQMIX, tuvo un 82% de hombres nominados y reforzó la idea de que hay que ser hombre para tener espacio en este mercado[33]. Unidas, las mujeres cuestionaron por medio de una carta abierta no sólo el premio como todo el mercado brasileño de cómics, lo que hizo que el Troféu HQMIX cambiase su reglamentación en las siguientes ediciones.

Por otro lado, otros tres tradicionales eventos dedicados a los cómics brasileños, el Ugra Zine Fest y la Feira Plana, en São Paulo, y el FIQ  (Festival Internacional de Quadrinhos), en Belo Horizonte, demuestran un esfuerzo genuino en la búsqueda por representatividad femenina en la participación igualitaria entre hombres y mujeres e inclusión de debates específicos sobre el tema, además de mesas sobre temas diversos, como sexo, política y mercado, con la participación de mujeres.

 

Que las hay, las hay

Con la popularización del acceso a la Internet y a las redes sociales, se creó espacio para diálogos que generaron un puente de comunicación entre mujeres de diferentes nacionalidades y coyunturas, que comenzaron a intercambiar experiencias e identificar banderas comunes y formas de luchar juntas. Parte de una nueva ola del movimiento feminista, esto también se reflejó en el ámbito de las historietas de Brasil. Buscando abrir espacio, algunos proyectos hechos por mujeres sobre la producción femenina de historietas empezaron a surgir.

En 2010, tres mujeres de Minas Gerais se reunieron para crear el colectivo Lady's Comics, un espacio dedicado a la producción femenina de historietas, con contenidos sobre personajes, autoras, diseñadoras, eventos, lanzamientos. En 2015, el grupo empezó a realizar el encuentro Lady's Comics, con debates, exposiciones y talleres, y publicaron la revista Risca!, viabilizada por medio de una financiación colectiva, que tenía como tema "memoria y política de las mujeres en los cómics". Lady's Comics cerró sus actividades a principios de 2018 y dejó una huella en la producción periodística de cómics exclusivamente sobre mujeres.

Tapa de la revista Risca!, del Lady’s Comics

Otra iniciativa que también llamó la atención sobre la falta de visibilidad a la producción femenina en Brasil fue el Zine XXX. Creado en 2013 por Beatriz Lopes, de Río de Janeiro, el proyecto reunió a 12 artistas de diferentes regiones del país y publicó cinco zines de 24 páginas con trabajos exclusivamente de autoras. A partir de eso, se creó también un grupo de discusiones en Facebook[34], que sigue activo hasta hoy, donde las autoras muestran y discuten sus trabajos, intercambian información, comparten ideas y proyectos.

Tapa del Zine XXX

Entre otros trabajos independientes y colectivos recientes exclusivamente creados por autoras pueden mencionarse ZiNas[35], Minas Nerds[36], Dente[37], Topografias[38], Mulheres nos Quadrinhos[39], Pagu Comics[40], Revista Farpa[41] y Mina de HQ[42].

Si bien las autoras todavía no ocupan un espacio igualitario en los ámbitos institucionalizados, como las librerías y los premios, sin embargo siguen creando sus propios medios de autopublicación y conquistando públicos fieles en blogs, páginas webs, redes sociales y publicaciones viabilizadas a través de financiaciones colectivas. Algunas de las tantas autoras que se destacan en el mercado brasileño y vale la pena conocer son: Sirlanney Nogueira, Germana Viana, Aline Lemos, Laura Athayde, Luli Penna, Thaiz Leão, Lila Cruz, Bianca Reis, Raquel Segal, Carol Ito, Clara Gomes, Thais Gualberto, Lorena Kaz, Laura Lannes, Aline Zouvi, Lu Cafaggi, Ana Luiza Koehler, Rebeca Prado y Cris Peter.

 

4. LAS MONERAS MEXICANAS

Históricamente en México la mujer ha jugado un papel protagonista en los movimientos políticos y culturales. Basta recordar 1910, año que marcó el inicio de la Revolución mexicana que buscaba derrocar la dictadura de Porfirio Díaz. En este movimiento armado surgieron varias guerrillas y el papel de la mujer fue crucial; aunque inicialmente sus actividades se limitaban a cocinar, a ser enfermeras y auxiliares, poco a poco ganaron terreno hasta convertirse en líderes de grupos de hombres y mujeres para combatir y repartir armas. Los grupos femeninos conformados por viudas y hermanas de los combatientes fueron llamados «Las Adelitas», título inspirado en Adela Velarde Pérez, enfermera combatiente en nuestra lucha armada.

Sin embargo estos actos heroicos no les representaban un lugar digno en la sociedad, ellas no tenían más derecho que el de tener y atender a sus hijos. Sin embargo, marcaron el inicio de un largo camino por recorrer para lograr reconocimiento, libertad y derechos. Las mujeres empezaban a luchar y sacar a adelante a sus familias, incorporándose al mercado laboral, enfrentándose a un patriarcado que no les permitía en la mayoría de las familias incorporarse ni siquiera a la educación básica.

En la etapa posrevolucionaria surgieron una gran cantidad de diarios que incluían caricaturas que captaban la atención de la enorme población analfabeta. Durante el mandato de Lázaro Cárdenas, consciente de esta situación, se promulgó la ley que estableció la Campaña Nacional Contra el Analfabetismo y solicitó a los editores el apoyo para darle impulso por medio de sus historietas. Así en medio de grandes cambios políticos, sociales y culturales aparecieron las revistas especializadas en historietas Pepín, Chamaco y Paquito.

Estas revistas contenían gran variedad de historias, cuyos protagonistas eran predominantemente masculinos; los personajes femeninos eran simples patiños: objetos sexuales y víctimas de los hombres en infinidad de historias de amor y desamor.

En este escenario apareció Delia Larios, la primera dibujante e historietista, quien en 1936 trabajó en la serie Adelita y las guerrilleras, inspirada en las mujeres que participaron en la Revolución. La protagonista era una mujer atractiva, que igual se enfrentaba en armas contra bandidos, que contra militares.

Revista Adelita, año 1953

En esos años se consolidaron grandes emporios de la industria editorial que generaron miles de empleos, gracias a los cuales en principio se incorporaron las esposas o familiares de los dibujantes y guionistas. Entre ellas destacan los nombres de Yolanda Vargas Dulché y Laura Bolaños. Ambas lograron con sus historias incrementar las ventas, alcanzando tirajes de hasta medio millón semanal por título; ventas extraordinarias considerando la dura situación económica y la densidad poblacional del siglo pasado.

Gracias a ellas, la industria de la historieta abrió puertas a más mujeres que en la mayoría de los casos no tenían ninguna relación con editores o colaboradores, como Elia D’erzel, Alicia Ibañez y María Luisa López. Todas ellas se preocuparon por diseñar historias en que la mujer tuviera un papel preponderante. En el caso específico de Yolanda sus protagonistas eran mujeres de historias aspiracionales, de trabajadoras que mantenían una historia de amor con un hombre rico. A pesar del matiz rosa y cursi de sus historias, lograban destacar y ganar lugares de poder por su inteligencia y espíritu de superación.

Laura Bolaños reivindicó el papel relevante de la mujer en la sociedad. En la mayoría de sus argumentos las protagonistas eran de clase media y pese a las adversidades, lograban salir adelante con su familia, sin el apoyo de un hombre.

Revista Chamaco, año 1955

Las historias de Bolaño son resultado de su visión como editora, además de su solidaridad con otras mujeres quienes gracias a ella, se incorporaron a la industria editorial, desarrollándose como argumentistas, letristas, dibujantes o entintadoras. En 1949 revolucionó la revista Chamaco, convirtiéndola en la primera publicación de historias enteramente femeninas realizadas por un equipo de mujeres que escribían y dirigían a los dibujantes. En palabras de José Miguel Alva (2004):

Para las revistas de nosotros se hacía un estudio de caracteres, siempre en las tramas se veía un contenido feminista, se ponía una semilla de dignidad.

A diferencia de esas historias tan de moda en las que, la mujer es abnegada o peor aún, es vista como un mero objeto sexual —las porno— en las nuestras, siempre se ha trabajado en pro de enaltecer la autoestima de las damas, presentando protagonistas que, se liberaran en contra del maridos que las hacían menos. (2004: 12-13)

Este fue el gran paso de las mujeres en la historia de nuestra historieta, que les dio el lugar que merecían como artistas y directoras en diversas publicaciones. Su incursión en este medio, permitió una diversificación de contenidos, un ejemplo es María Luisa López quien creó con Vargas Dulché uno de los conceptos más exitosos en los años 70 y 80, las denominadas Mini Historias, publicaciones de tamaño bolsillo, con historias breves de terror, policiacas y de ciencia ficción.

En los años 90 la apertura lograda en revistas y publicaciones dedicadas a la caricatura política, permitió la emergencia de autoras como Cecilia Pego y Cintia Bolio, ambas representantes de una generación que lucha por sus derechos, la equidad, la reivindicación de los derechos reproductivos y la protección contra la violencia sexual y laboral. Actualmente Bolio es una activa feminista y destacan sus ilustraciones sobre violencia de género y sus talleres de historieta en los penales femeninos.

Ilustradora Cecilia Pego, libro autoría de María Asunción Lara y Maricarmen Acevedo, 2005

Gracias a la democratización de la Internet, han surgido nuevas ilustradoras que realizan trabajos de denuncia y equidad, entre ellas Carmina Warden Arriozola y Cynthia Hijar con su personaje Nacho Progre, parodia del machismo.

Puras Evas de Cintia Bolio (detalle). Fuente: http://purasevas.blogspot.mx/

Afortunadamente ya podemos citar muchos ejemplos de mujeres que por medio de la red presentan trabajos que revalorizan, dignifican y enarbolan el rol de la mujer en la sociedad actual, aunque sabemos que aún falta mucho por hacer.

 

CONCLUSIONES

Hasta aquí hemos presentado un panorama breve de las propuestas gráficas de las autoras de historieta en la región. Se encuentra incompleto y seguramente podríamos extendernos en cada apartado. Las deudas más evidentes son las que no saldamos con las autoras peruanas —de la que es ejemplo la compilación Venus Ataca (Contracultura, 2010)— o el panorama en Colombia, del que son claros exponentes Magola, Powerpaola y La Watson. También podríamos extender nuestra crítica feminista a las historietas LGTB / queer o incluso abordar las propuestas autorales en el marco de los estudios de las masculinidades Pero también esta incompletud es una invitación a generar una genealogía latinoamericana de autoras de historieta y profundizar en las propuestas de crítica sobre feminismo gráfico y digital que llevamos adelante. Ana Merino señala que «El comic de mujeres en América Latina no ha tenido una trayectoria grupal tan marcada como en el caso norteamericano del último cuarto del siglo xx y comienzos del siglo xxi» (2016: 33). Y aunque es cierto que revistas de autoras y espacios de activismo feminista son recientes en el campo historietil cuando forjamos genealogía y unimos las trayectorias, esfuerzos y propuestas sí podemos delinear una historia colectiva.

Este artículo pretende ser una aproximación que se articule con la memoria y enlace la historia de las primeras, las contemporáneas y las que aún son promesas. Tal como propusieron Elisa McCausland y Carla Berrocal (AECID, 2016) en el excelente catálogo Presentes. Autoras de tebeos de ayer y hoy se trata de poner en escena una serie de «diálogos intergeneracionales y temáticos» (2016: 7) y podemos arriesgar a decir que esta aproximación constituye en sí misma una línea investigativa potente para pensar las vinculaciones entre las viñetas y las transformaciones sociales, políticas y culturales. En este sentido, levantamos el guante que arrojara Michel Matly (2017) quien señalaba que no es usual la producción colectiva ni la asociación de investigadoras/es independientes y académicas/os en el campo de la investigación de cómics y sostenemos además que la investigación feminista es una forma de militancia que tiene su propia historia dentro de las viñetas y en el campo de los estudios y la crítica de cómic. Así, quienes investigamos y producimos desde estas coordenadas recortamos un objeto multiforme, con conexiones y réplicas que merecen ser tenidas en cuenta para entender las transformaciones en las representaciones y en el campo autoral. Estas conexiones se evidencian cuando vemos cómo Revista Clítoris reconoce raíces en Tribuna Femenina Comix y en las revistas del under de las norteamericanas También se mira en el espejo de las TetasTristes chilenas; ambas hermanadas más atrás en el tiempo con la antología Cambio polvo por brillo impulsada por Marika Vila en los años 90 y la revista francesa Ah Naná! de los 70 (Cortijo Talavera, 2016). Entre los nuevos espacios, el Festival Comiqueras de Chile respira de las gestoras de Lady Comics de Brasil, CarnesTolendas sigue los pasos de las Mulheres em Quadrinhos y Vamos Las Pibas promueve el surgimiento de Secuencia Disidente. Estos espacios digitales e impresos sin duda se vinculan a la historia de las conquistas de mujeres y diversidades sexuales y se enmarcan en una historia colectiva que puede ser historizada.

A veces cuando pensamos en autoras de historieta latinoamericana se nos ocurre solo uno o con suerte dos nombres. Es como el árbol que tapa el bosque. Hemos intentado, en este artículo no caer en ese error, en lugar de trepar al árbol nos hemos internado en la espesura y descubierto algunas flores, plantas carnívoras y hasta yuyitos medicinales para la panza y el corazón. Les invitamos a descubrir esta biodiversidad de autoras y a seguir forjando una genealogía que permita incluirnos en la historia oficial de la historieta latinoamericana.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

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NOTAS

[1] El listado de Paulina Juszko (pp. 26-28) recoge cuarenta nombres en poco más de una página y recupera colaboraciones que no distinguen entre redactoras, guionistas y dibujantes humorísticas (desde 1870 hasta fines de los años 70 del siglo xx) pero no incluye a autoras de historieta no humorística como Martha Barnes e Idelba Dapueto, ambas señaladas como «primeras autoras de historieta» en los años 50.

[2] El “Especial minas” en Fierro n° 39 (Subtemento/18, noviembre de 1987) convoca a Maitena, Patricia Breccia y María Alcobre. En Fierro n°65, el especial “Nuevas minas de óxido” (Subtemento/42, diciembre de 1989) reúne el trabajo de ocho autoras noveles. La mayoría no vuelve a publicar historieta, en algunos casos se dedican a la plástica y / o al diseño. (Para ampliar ver Acevedo,  2017).

[3] Nos referimos a la dupla Silvia Maldini / Alejandra Obaya, la guionista Haydeé Gentile y la artista plástica María Martha Pichel (Acevedo, 2017).

[4] Laura Vazquez tendrá un espacio intermitente a lo largo de los diez años como crítica de historietas en distintas columnas de la publicación. Una compilación de sus textos se editó en Fuera de cuadro. Ideas sobre historieta (Agua Negra, 2012)

[5] Entrada del 3 de noviembre de 2010 en el Blog de Fierro https://revistafierromensual.wordpress.com/2010/11/03/comenzo-la-promo-fierro49/

[6] Puede consultarse la propuesta del especial de Larva número 12 (octubre 2010) en http://www.revistalarva.com/tienda/sin%20categorizar/larva-12/

[7] Para saber más sobre el Festival Viñetas Sueltas se puede visitar: https://vinetas-sueltas.com.ar/ En 2010 la organización sumó un congreso de carácter Bienal. Ver http://www.vinetasserias.com.ar/ ).

[8] El Festival Furioso de Dibujo (Rosario, 2014) es un ejemplo ilustrativo: en su organización se plasma una nueva camada de autoras rosarinas quienes realizaron su ingreso al campo principalmente desde la autoedición. Integran la organización Vanesa Saucedo, María Luque, María Victoria Rodríguez, Romina Biassoni, Giselle Feuillade, Pipah, Jazmín Varela, Alina Calzadilla, Flopa, Lucía Seisas, M. Luz Preumayr y José Sainz.

[9] Mientras que muchos de los autores publicaron su obra por episodios en Fierro antes de publicarla como libro, las autoras que publicaron sus primeras novelas gráficas no tuvieron el entrenamiento de publicación periódica paga (no se entiende el término paga, ¿qué quiere decir?) sino que se autoeditaron. Según el relevamiento realizado por Santiago Kahn en 2016 fueron editadas cuatro autoras mientras que en 2017 fueron veinticuatro las que llegaron al papel (Valenzuela,  2018).

[10] Hay que señalar que la columna “Ojo al Cuadrito” de febrero 2011 parecía responder al anuncio de publicación de Revista Clítoris. Historietas y exploraciones varias (de la cual fui editora) que se anuncia en varios medios en diciembre de 2010.

[11] El suplemento Flores salió en Fierro 69 (julio de 2012) y agrupaba a autoras nacionales y extranjeras (Acevedo, 2016).

[12] La Revista Clítoris. Historietas y exploraciones fue un proyecto financiado por la Secretaría de Cultura de Presidencia de la Nación que otorgó un premio a diez proyectos de revistas seleccionadas por un jurado entre un total de 144 propuestas. Entre 2011 y 2013 Clítoris editó cuatro números con una tirada de 1000 ejemplares que se vendían en ferias y eventos de historietas y que cuestionaba tanto los escasos espacios de publicación de las autoras como la representación sexista de las mujeres en el medio. En 2014 el proyecto se asoció a la editorial Hotel de las Ideas y la propuesta de Clítoris adoptó el formato de libro de antología editando dos volúmenes (Hotel de las Ideas 2014 y 2017). Para ampliar aspectos sobre la propuesta feminista de Clítoris ver Acevedo, 2015 y Borges de Sousa, 2014.

[13] Los cuatro números se pueden descargar del blog www.revistaclitoris.blogspot.com.ar

[14] En los últimos cinco años Argentina y la región han atravesado un proceso de discusiones públicas en torno a los espacios de participación de las mujeres. En toda América latina la denuncia contra violencias machistas han conmovido las estructuras de las relaciones de género. Desde el 3 de junio de 2015 marchas en 80 ciudades de todo el país bajo la consigna «Ni Una Menos» movilizaron a amplios sectores de la sociedad. Se replicaron marchas en Chile, Uruguay México y Perú. Las marchas se reiteraron en 2016 y 2017 y también tomaron la forma de paro con el Paro Nacional de Mujeres (19 de octubre de 2016) y el Paro Internacional de Mujeres (8 de marzo de 2017). Para seguir este proceso ver http://latfem.org/la-democracia-feminista/

[15] Chicks On Comics es una colectiva de autoras internacional surgida en 2001 y que ha ido renovando su staff. Para conocer su historia y distintas composiciones ver http://chicksoncomics.com

[16] La convocatoria reunió el trabajo de 151 entre autoras de Argentina, Colombia, Chile, México. La compilación se realizaba con la elección de tres o cuatro pliegos. La propuesta completa puede verse en línea en https://issuu.com/chicksoncomiczines/docs/fanzine_a_la_carta-02

[17] Editaron cuatro números de una publicación colectiva entre 2009 y mediados de 2014. En http://tribunafemeninacomix.blogspot.cl se puede acceder a parte de la propuesta.

[18] Publicado primero en su blog http://bicharracas.blogspot.cl/ y luego en tres volúmenes por Ril Editores.

[19] Diario humorístico de contenido de izquierda que se publica aún en Chile.

[20] Agradecemos a Francisca Cárcamo Rojas los datos y abundantes fuentes que envió y que merecen una investigación sobre la inserción de autoras y editoras en el medio en Chile.

[21] Su segunda edición es autogestionada.

[22] Se accede a través de http://bmcomic.tumblr.com

[23] Sobre la propuesta de la autora se puede ampliar en http://www.theclinic.cl/2014/07/24/becoming-me/

[24] http://panoramasgratis.cl/event/lanzamiento-del-libro-las-historias-aleatorias-de-devil-katy/

[25] Se puede ampliar en http://comixmarginalisimos.blogspot.cl/

[26] https://www.facebook.com/tetastristescomics/ y http://tetastristes.tumblr.com

[27] Ver reportaje sobre escena fanzinera en http://www.latercera.com/noticia/uhu-papel-tijera/

[28] La Comic Con Experience (CCXP) es el mayor evento de cultura pop del mundo. En 2017, recibió 140 marcas y estudios y 220 mil visitantes, mientras que la Comic Con original, que se realiza desde 1970 en San Diego, en Estados Unidos, tiene un público de media de 130.000 personas.

[29] Investigadora brasileña, especialista en historietas y en la cultura pop de Japón. En la década de 1970 fundó en la USP un núcleo de estudios de manga, dirigió la Gibiteca del Museu de Imprensa Júlio de Mesquita Filho, también en la USP. Ganadora de dos trofeos HQMIX por su producción teórica, desde 2009 es integrante del comité organizador del premio, y también organizadora de las Jornadas Internacionais de Histórias em Quadrinhos de la ECA/USP.

[30] Turma da Mônica se trata de una serie de historietas creadas en 1959 por el caricaturista y empresario Mauricio de Sousa y que tiene una extensa cantidad de personajes principales y secundarios, como Mônica, Cebolinha, Cascão, Magali, Chico Bento, Astronauta, Bidu, Piteco, Jotas y Horacio. El principal escenario de las historias es el barrio ficticio de Limoeiro, en una ciudad brasileña. En la serie clásica, los personajes principales son niños de siete años. La compañía de Mónica tiene gibis y otros productos licenciados en 40 países y con 14 idiomas, y la marca se ha ampliado a otros medios a lo largo de los años, en productos como novelas gráficas, libros, juguetes, discos, películas y juegos electrónicos, entre otros.

[31] Banco de Mulheres Quadrinistas, base de datos organizada por el colectivo Lady's Comics, disponible en http://ladyscomics.com.br/bamq

[32] Disponible en http://minasnerds.com.br/tag/guia-quadrinhos-das-minas 

[33] El 1º Encontro Lady's Comics, totalmente organizado por mujeres en el 2014 para discutir exclusivamente la producción femenina de historietas, que reunió a más de 200 personas en Belo Horizonte, fue ignorado en las indicaciones de la categoría «Eventos».

[34] Disponible en https://www.facebook.com/groups/412768682173074/

[35] Grupo formado por ocho mujeres que actúan en el mercado gráfico de Minas Gerais: Aline Lemos, Ana Schirmer, Carol Rossetti, Day Lima, Carolita Cunha y Priscapaes.

[36] Grupo formado por mujeres de São Paulo que mantiene una página web con el mismo nombre, organiza eventos y grupos de discusión.

[37] Grupo de Brasilia que produce ferias y eventos dirigidos a publicaciones independientes y autor, y tiene entre los organizadores a los artistas Ana Terra Fensterseifer, Livia Viganéo, Lovelove6 y Tais Koshino.

[38] Publicación de historietas creada por las autoras Bárbara Malagoli, Julia Balthazar, Mariana Paraizo, Lovelove6, Puiupo e Taís Koshino, editada em 2016 por el Selo Piqui.

[39] Empezó como página en Facebook en 2012 para promover el trabajo de mujeres historietistas y publicó una recopilación impresa.

[40] Editorial digital de la plataforma de historietas digitales Social Comics para la producción y distribución de cómics hechos exclusivamente por mujeres.

[41] Publicación de 2015 que reúne 99 autoras con trabajos de historietas, cuentos, crónicas, ilustraciones, artículos, entrevistas, fotografías y poesía.

[42] Proyecto creado por la periodista y magíster en antropología Gabriela Borges en el 2015, que distribuye y revela el historietas hechas por mujeres por medio de las redes sociales y eventos.

Creación de la ficha (2018): Félix López · Revisión de Elisa McCausland, Kiko Sáez, Félix López y Blanca Redondo. Edición de Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Gabriela Borges, Katherine Supnem, Maira Mayola, Mariela Acevedo (2018): "Historieta feminista en américa latina: Autoras de Argentina, Chile, Brasil y México", en Tebeosfera, tercera época, 6 (9-IV-2018). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 19/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/historieta_feminista_en_america_latina_autoras_de_argentina_chile_brasil_y_mexico.html