JUAN JOSÉ LÓPEZ: UN HISTORIETISTA ESPAÑOL EN LA HABANA
ROBERTO HERNÁNDEZ

Resumen / Abstract:
Repaso de los principales trabajos como historietista realizados por Jan durante su juventud en Cuba. / An approach to the main comic works of Jan during his youth in Cuba.
Notas:
Roberto Hernández rescata la etapa menos conocida de la obra de Jan en este texto realizado expresamente para este número monográfico de TEBEOSFERA.

JUAN JOSÉ LÓPEZ: UN HISTORIETISTA ESPAÑOL EN LA HABANA

Juan López Fernández (“Juan José” en Cuba) llegó a la isla en 1959, con apenas veinte años, pero ya tenía cierta experiencia en el campo del dibujo y la animación que sería de gran utilidad para quienes compartieron con él trabajo y amistad.

Algunos de sus compañeros de andanzas fueron Roberto Alfonso (1937), Alfredo Calvo (1937), el colombiano afincado en Cuba Luis Lamar Cuervo (1931), Virgilio Martínez (1931) y el muy joven entonces Juan Padrón (1947). Para este último dibujante, que por aquella época se encontraba prestando el Servicio Militar Obligatorio (SMO), la experiencia del español fue de suma importancia en su formación profesional. En el año 2000, al cumplirse los treinta años de la creación del personaje Elpidio Valdés, el propio Padrón expresaba para el prólogo de un libro aún inédito:

«A los pioneros de hace treinta años que, con sus cartas, sus críticas y entusiasmo, nos ayudaron a que Elpidio Valdés fuera de verdad.
A los pioneros de ahora.
A mis maestros Jan y Harry Reade.»

El maestro de la animación cubana reconocía así el aporte del español y del dibujante australiano.

Juan José fue testigo de las múltiples transformaciones y acontecimientos que experimentó la sociedad cubana: la campaña de alfabetización, para eliminar el analfabetismo; la Ley de Reforma Agraria, que entregó la tierra al campesinado; la nacionalización de empresas; la Invasión de Playa Girón, con la primera derrota del imperialismo en América; la declaración del carácter socialista de la Revolución Cubana… 

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Silvio incursiona en la serie. Página publicada en el Suplemento 33 de Mella. 
Toda esta efervescencia revolucionaria fue tal vez el período más romántico y plagado de sueños de la población de la isla luego de varios años de derramamiento de sangre. En medio de esta situación, el joven español militó en las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas y como genuino representante de ella afrontó la tarea de producir historietas cubanas marcadas con el sello del didactismo y en lo fundamental dedicadas a los niños, tarea para la cual se encontraba plenamente capacitado.

 

Mella

En enero de 1963, la publicación Mella abandona el formato de revista mensual y pasa a ser un tabloide semanal de tamaño 38 x 29 cm, dedicando a la historieta ocho páginas, impresas a dos tintas. En el suplemento número 31 del propio año, y ya en cuatricromía, debuta la serie Lucas y Silvio, donde Juan José desarrolló historias de largo corte argumental.

El anciano científico Lucas vive en las islas Sandwich con su esposa, Ana; Org es su amigo de Venus que viene a avisarle de que el sabio Blue-Bot quiere verle… comienza así “Destino Júpiter”. Dos números más tarde y en la última viñeta de la página aparece Silvio, un niño rubio, que usa espejuelos y quien intentaba usar el cohete para viajar a las estrellas. En el número 34, un texto da una idea de lo que pasaría en el futuro:

«No podía imaginarse nuestro viejo amigo Lucas… que aquel pecoso con cara de tonto, que… sin darse cuenta, enfrascado como está… le prestaba tan entusiástica ayuda… sería… su compañero de aventuras para toda la vida.»

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Fragmento de Lucas y Silvio en "Destino Júpiter" . Suplemento 36 de Mella (1963).

  
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Ana prepara el equipaje de su esposo Lucas para su viaje a Júpiter. Suplemento 36 de Mella (1963).

Silvio, se hacía acompañar de Eureka, su mascota, un ejemplar de “Dingo Sapiens Eléctrico”, al cual llamaba “gato”. La presencia de este último en las historias traería grandes problemas, pues adoraba comer elementos electrónicos, pero a la vez salvaría a los protagonistas de una lluvia de meteoritos destruyéndolos con descargas eléctricas o dejaría fuera de combate a robots invasores de la nave, por citar un par de ejemplos. Resulta curioso que Eureka solo repetía la palabra «Clips» o «Klips» y en sus globos de pensamiento se mostraban símbolos en una operación aritmética de suma, como: cohete meteorito = papilla.

En el número 50 los suplementos gráficos de Mella cambian a un formato más pequeño de 29 x 18,5 cm., a partir de este número serán dos las páginas de la serie en cada edición y no una sola como había ocurrido hasta ese momento. En estos primeros números, más pequeños, el editor se vio obligado a dividir los originales a la mitad y publicar cada una en una página; para su lectura era necesario rotar 90° el suplemento algo que no ocurría con el resto de la publicación. Esto parece indicar que ya se encontraban elaboradas estas páginas y se acudió a esa solución. Las nuevas entregas de Juan José ya tendrían en cuenta este detalle.

Lucas cumpliría la misión encomendada, pero viviendo varias situaciones imprevistas como la visita a un planeta de hierro.  La primera historia de la serie acabó en el suplemento nº 63, tras haber sido publicadas 47 páginas.

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Viñeta que hace alusión a la plusvalía, aparecida en "Carrera Sideral". 
En el suplemento número 64 da inicio "Carrera Sideral”, una nueva historia donde un personaje que representa a un empresario capitalista —Full-ero es su nombre— quiere ampliar sus mercados y llevar a cabo una colonización interplanetaria. Una escena es especialmente relevante, pues en ella un personaje secundario se pregunta, mirando una caja fuerte, si en ella se contiene la plusvalía. La presencia de este término en el guión deja claro que el destinatario final de las historietas de Mella no son los niños, sino jóvenes de cierta preparación política – ideológica. La sociedad cubana, construida sobre las bases del Marxismo-Leninismo, estudia a diferentes niveles obras cumbres como El capital de Carlos Marx y Anti-Duhring de Federico Engels, que podrían constituir un currículo oculto para otros modelos sociales.  Propiamente, la plusvalía se produce ante la diferencia entre el trabajo necesario y la jornada laboral. El obrero, quien no es dueño de los medios de producción, compra el permiso de trabajar para mantener su propia existencia y ayuda con su trabajo adicional al beneficio del capitalista. La plusvalía puede lograrse prolongando la jornada del trabajo o con el aumento de la productividad del trabajo. Por último, puede añadirse que su contradicción fundamental está dada en el carácter social de la producción y la forma capitalista privada de apropiación del trabajo de millones de trabajadores asalariados. Quizás este elemento referido en la historieta de Lucas y Silvio, que pudo pasar desapercibido para el lector medio, sea la explicación al hecho paradójico que en medio de esta crisis económica mundial, ha crecido el número de ricos en un polo social, mientras la pobreza y el desempleo se concentran en el otro extremo. Es innegable que el autor toma partido en el proceso de cambio que atravesaba la isla, en varias de sus historietas roza tangencialmente, de una manera más bien subliminal elementos ideológicos.

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Las dos últimas páginas de una historieta de "Supertiñosa" dibujada en su totalidad por Juan José. Suplemento 92, de Mella, 1964

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Full-ero hará lo imposible por impedir que Lucas termine el cohete que le permitirá acceder al espacio exterior, así enviará a sus secuaces a estallar la mina de donde era extraído el metal o saboteará la fábrica. Una cuota de suerte y la actuación de Silvio impedirán sus diabólicos planes. Esta historia se extendió hasta el suplemento nº 79  y contó con 32 páginas.

En el número 80 comienza otra historia, esta vez de apenas ocho páginas, sin título, en cuatro entregas. En ella los personajes visitan una luna que no queda claro que sea nuestro satélite natural.  

Lucas y Silvio fue una historieta de ciencia ficción humorística pionera en Cuba, en una línea que sería continuada años más tarde por Cucho, de Virgilio Martínez; Yeyín, de Ernesto Padrón, y El Cochinito Pintón, de Pavel Pérez, por citar algunos ejemplos. En su Antología del cómic español de ciencia ficción, Antonio Martín data la publicación de Lucas y Silvio en 1971 en España, con varios nombres pero básicamente el mismo concepto y los mismos personajes que el dibujante había dado vida ocho antes en Cuba.

Juan José dibujó además a Supertiñosa, la estupenda parodia de Superman creada por Marcos Behmaras y Virgilio Martínez en 1959. Los superhéroes, ampliamente conocidos por los lectores cubanos de antes del triunfo de la Revolución Cubana, tuvieron como nuevos enemigos a barbudos que habitaban una isla. Las historietas con tales guiones aludían a la lucha de liberación nacional que se había llevado a cabo en Cuba de una manera más que evidente. Con el objetivo de desmitificar al superhombre y a la vez desmontar los mecanismos ideológicos que lo sustentaban surge Supertiñosa, como una parodia inmisericorde.

Pancho Tareco, la personalidad secreta del Súper, es periodista de El Aerolito y concentra todos sus esfuerzos en derrotar el comunismo en la isla roja. El paketoniano (Paketón era el planeta natal del Súper), al igual que el personaje original, huye de la presencia femenina y por lo general cree haber triunfado cuando en realidad solo hace el ridículo ante cada tarea que le es asignada por el Pentágono.

Juan José dibujó para los suplementos gráficos número 83 y 84 de Mella las cuatro últimas páginas de una historia en la que Supertiñosa y Botargh (un científico que es también un personaje negativo) viajan al pasado. Un troglodita nombrado Zok el cazador se ha apoderado del supertraje de Supertiñosa, y este último deberá recuperarlo para seguir su enfrentamiento contra los rojos. 

El personaje, a lo largo de su existencia, intentará sabotear la zafra cafetalera, renglón importante de la economía cubana de aquella época; probará armas enviadas por la CIA; pondrá un huevo por efecto de la paketonita o “defenderá” la Tierra, como buen paladín de la libertad y de la democracia. Precisamente una historieta con este tema con guión de Virgilio fue dibujada totalmente por Juan José, la cual culminó en el suplemento nº 92 de Mella: el Súper expulsa de la tierra a Kratol-U-25, un simpático ser extraterrestre. Esta experiencia de Juan José con Supertiñosa fue tal vez una antesala de Superlópez.

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Página de Pucho  dibujada por Juan José, aparecida en Mella 268, 20 de abril de 1964.  
Para Mella entregaría también algunas páginas aisladas de Pucho. Este personaje tiene su origen en un chiste que fue publicado en abril de 1955 donde un perro, tras mirar hacia los lados, orina un cartel de Fulgencio Batista. Meses más tarde ya veía la luz “Pucho y sus perrerías”, sus creadores fueron Marcos Behmaras en el guión y Virgilio Martínez en el dibujo.

Este último firmaba sus páginas como Laura para evitar la persecución de los sicarios del régimen de Batista, quien había asumido el poder por un golpe de estado perpetrado el 10 de marzo de 1952. El perro Pucho, ya erguido sobre sus patas traseras y entregando algunos textos en la última viñeta, criticaría la situación en la que se encontraba sumido el pueblo cubano, combatiría a pata levantada todo lo que le parecía negativo no solo en Cuba sino que denunciaría otros elementos de la política internacional como el Ku Klux Klan o los gobiernos de la región al servicio del imperio. Llegado el triunfo de la Revolución Cubana el primero de enero de 1959, Pucho siguió su andadura convertido en un símbolo para la juventud cubana, y entonces sugería películas, denunciaba la chapucería o el burocratismo, convocaba a las actividades a los jóvenes cubanos o divulgaba la realización de los Festivales de la Juventud y los Estudiantes como lo hacía desde su etapa clandestina. En este período de defensa de la Revolución es donde Juan José  colabora efímeramente con el legendario personaje.

La lectura de las historietas de Pucho recopiladas en un libro de más de 300 páginas por la Editora Abril en 1985 permite tomarle el pulso a la sociedad cubana del segundo lustro de los años cincuenta, así como los primeros compases del proceso revolucionario.

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Fragmento de la aparición de Chaparrito en el Suplemento 48 de Mella. Nótese que aún no usaba sombrero y calzaba zapatos.

Abajo: Primera página de Chaparrito en: "¡Viva México!" Suplemento 53 de Mella, cuya portada también se reproduce.

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El ejemplo que se propone, “Pucho y Pancho Superación”, muestra la batalla por el “sexto grado”. Luego de la campaña de alfabetización que culminó con la declaración de Cuba como país libre de analfabetismo, los trabajadores en horario extra laboral acudían a las aulas en pos de su superación. Aparece en varias viñetas Pedrusquito, un personaje secundario que esgrime un hacha de piedra, él representa al individuo retrógrado, que ha quedado en el pasado y no quiere sumarse a las transformaciones que el proceso revolucionario le ponía en sus manos. En la página puede observarse al mismo tratando de obtener fuego por la fricción de dos pedazos de madera mientras en el fondo aparece un horno encendido.

En el suplemento número 48, el dibujante español incorpora un nuevo personaje: Chaparrito,  un niño mexicano que vive durante la Revolución Zapatista. La historia “Chaparrito y el cántaro”, publicada en dicho número con una extensión de cuatro páginas en blanco y negro, muestra a Chaparrito sin sombrero aún y calzando zapatos, elementos que cambiarán en entregas venideras. El guión, escrito también por Juan José, pretende lograr el entretenimiento y lo hace. A la vez se dejan ver elementos que no pueden desdeñarse, aun y cuando no se sitúa al personaje en un período histórico concreto en esa primera entrega. Por ejemplo:

1-      Unos individuos en la primera viñeta establecen el siguiente diálogo:
«Pues, de presidente está hoy Pepe Fullero, que le dio el golpe a Kalifa López y este también otro golpe a Gaspar de Guisa…
- ¿Golpe de estado?
- ¡¡No, de garrotazo y tente tieso!!»

2-      Chaparrito sale a buscar agua al pueblo, y comenta «Desde que tenemos aquí la “alianza para el desprogreso”… tengo el arroyo seco». Se puede interpretar que los tratados comerciales entre los países de América Latina y los Estados Unidos no constituían un aliciente para el ciudadano de a pie. Se conoce que no pocas pequeñas y medianas empresas (PYMES) sucumbieron ante el empuje indetenible de las grandes transnacionales. 

3-      Se muestra un ciudadano negro limpiando los zapatos a un soldado norteamericano.

4-      En los fondos hay publicidad de Coca-Cola.

Esto demuestra que las historietas de este dibujante no son para nada neutrales desde el punto de vista ideológico, hay un compromiso militante; se reafirma a la vez que no existe el arte inocente, como dijera en una ocasión Florenci Clavé.

El sentido del humor es un elemento común a lo largo de la obra de este autor, al igual que su tremenda imaginación, un ejemplo palpable lo constituye la entrega “Chaparrito en: ¡Viva México!” publicada en el suplemento nº 53 e igualmente en cuatro páginas, que muestra al personaje pernoctando en un campamento de Emiliano Zapata de quien recibe la misión de averiguar cuántos porfiristas (seguidores de Porfirio Díaz) hay en el pueblo de Coautla para atacarlo. Chaparrito, ahora sí con su sombrero y cabalgando sobre su caballo Ventarrón, es recibido a balazos, pero se le ocurre una idea y grita: “¡Eureka!”. Una viñeta más tarde se aparece la mascota de Silvio, que es expulsada de la historieta pues no era a ella a quien llamaban. Chaparrito, por su parte, le muestra un orinal al capitán de la guardia como implemento bélico para ser usado como casco en los combates; este, encantado solicita 600 de color verde ultramarino y acude raudo y veloz a contarle al general. El general le muestra a su hijo haciendo uso de uno de ellos y es entonces cuando el capitán se percata que ha sido engañado. Juan José demuestra que disfruta el trabajo que lleva a cabo, se divierte y hace sonreír al lector con sus ocurrencias.

Por otra parte, “El Hueco fue el título de una página humorística que ocupó la contraportada de los suplementos. Desfilaron como dibujantes por ella Newton Estapé, Juan Padrón, el cantautor Silvio Rodríguez y, por supuesto, Juan José López. Merece mención Elena G. Lavin, responsable de los guiones de varias entregas. Esta sección incluía chistes aislados y tiras cómicas bajo el título “¿Nunca le ha pasado esto?”, que exploraban el humor absurdo.

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Página de "El Hueco", contraportada del suplemento 70 de Mella, 1964.

"El Panal de: Napoleón B.", Mella, No. 271, 11 de mayo 1964.

En 1964, mientras la historieta había cedido espacio en Mella tras la desaparición del suplemento dedicado a ella luego de 94 ediciones, Juan José dibujó varias páginas plagadas de viñetas, bajo el título “El Panal”. Chistes aislados, que en ocasiones desembocaban en tiras presentaron a personajes como Matías Pérez, Napoleón B., Charles Atlas, Las Caravans, Ratón Pérez, Henry Ford y Kelly Johnson.

 

Pionero

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Portada de Pionero nº 73 realizada por Juan José. 
La incursión de Juan José en Pionero fue otra gloriosa etapa de su carrera. El semanario infantil que había surgido en 1961 bajo el título El Pionero ya había perdido el artículo cuando el dibujante español debutó en sus páginas. Los ejemplares de 1961 al 1964 se vendían a 10 o 15 centavos, más tarde se distribuía de forma gratuita como suplemento del periódico Juventud Rebelde.

Aquí se le dio continuidad tanto a Chaparrito como a Lucas y Silvio, pero con determinadas características particulares, como luego veremos. Pero tal vez su personaje más recordado sea El Duendecillo, que se apoderó de parte de la portada y el reverso de la misma en historias dedicadas a los niños, con el afán de educar a las nuevas generaciones.

En el valle de los duendes viven Gruñón, el jefe; Manteca, el comilón; Hodja y Duendecillo, los benjamines, entre otros, dedicados a diversas tareas como el cuidado de las árboles o pintar las flores. Duendecillo, siempre que podía, se detenía a contarles fábulas a los animales, que lo escuchan atentamente; incluso el propio Gruñón se detiene a escucharlo, pero lo regaña por no trabajar. Un día el pequeño duende decide abandonar el valle y dedicarse solo a la narración de fábulas.

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Así comenzaban las historias de Duendecillo, en la portada de Pionero y continuaban en el reverso.

Historias plagadas de enseñanzas, matizadas de poesía, caracterizaron este extenso trabajo para el semanario publicadas bajo el título “El Duendecillo cuenta”. La materia prima para las historias era disímil; podía tomarse como punto de partida un cuento clásico como Hansel y Gretel, solo que la bruja no era tal, sino una guía de pioneros y los propios personajes miembros de un destacamento. La carta de un lector, una fábula de Iriarte, historias de otros duendes como Hodja y Manteca… en fin, todo podía ser útil para los guiones escritos por Froilán Escobar o por el propio dibujante.

Duendecillo se dirigía a los niños que leían el semanario como «lectorcetes», les orientaba tareas, concursos. En el legendario número 100 les explica la trayectoria del semanario haciendo uso de un par de páginas. Incluso apareció en el logotipo de la publicación junto a otros personajes.

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Página de Duendecillo publicada en Pionero nº 61 (1965).

El Duendecillo sufrió en su concepción una metamorfosis. En una primera etapa se le llamó “Leyendas del Duendecillo” y era básicamente una historieta. Luego los globos fueron cediendo su espacio a los textos que eran colocados al pie, incluyendo los diálogos. En sus últimas entregas se redujo a incorporar ilustraciones a un texto.

Para Pionero desde el número 78 al 83 Juan José desarrolla una nueva aventura de Lucas y Silvio. En una astronave “intergalaxticosa” en forma de esfera el científico, su eterno acompañante y otros dos astronautas cruzan el espacio. Su objetivo es comprobar lo calculado con el cerebro electrónico TDC-2543: la existencia de vida inteligente en uno de los ocho planetas a visitar. Pero un terremoto ocasionado por un eclipse, que provocó el enfriamiento del planeta y la contracción de su corteza, provocó la pérdida de la cápsula de transporte y las provisiones. Se frustró así la posibilidad de hacer una tortilla de cebolla que tanto ansiaba Silvio. En medio de esta situación aparece un extraterrestre que se comunicaba solo con consonantes como: «ZXCRHKM SND»; Lucas no soporta tal emoción y se desmaya. Tras ser transportados en un platillo hasta la astronave por el ser inteligente y despedirse de él, el científico recobra la conciencia. Interroga al resto de la tripulación por la procedencia de aquel ser, de donde venía, quien era, pero sorpresa: nadie se lo había preguntado.

Juan José juega con el lector a través de situaciones humorísticas inverosímiles por ejemplo:

  • Las escafandras de Lucas y de otro miembro de la expedición tienen un orificio para sacar la nariz por el tamaño de la misma. Un elemento por demás absurdo, pues ante una atmósfera nociva en los planetas la traerían puesta en vano.
  • En una roca del planeta y sin ser notado por los personajes un cartel reza: «Lea Pionero».

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Página de Duendecillo publicada en Pionero 84.

Tras la historieta de Lucas y Silvio en el número 84 de Pionero, Duendecillo les explica a los lectores que Chaparrito hará un viaje a través del tiempo en una máquina construida por métodos científicos por el mago de la lámpara maravillosa. Este artilugio del autor permitió al personaje convertirse en un viajero espacio-temporal.

Un número más tarde Chaparrito está leyendo Pionero y una niña llamada Martica le pregunta si le gustaría viajar al futuro como Silvio.  Convencido, frota la lámpara, pero en lugar del genio sale un papel comunicándole que se ha mudado al sótano para tener más espacio. Por un error, la cúpula que contiene al niño mexicano es enviada al pasado y no al futuro. El personaje va a parar a la época medieval, donde se convierte en escudero de Brandimarte, el caballero de Anglante, quien se dispone a participar en un torneo para ganar la mano de la princesa Flordespina, hija a su vez del rey Astolfo.  Chaparrito se ve involucrado como competidor del torneo y en un globo piensa: «Guadalupe, aquí acaban mis días… me van a hacer pinole»; no será la única vez que el personaje invoque a la Virgen de Guadalupe. En medio de la confusión creada llega por sorpresa la invasión del rey Chafón, cuyos soldados  tras prolongadas horas de combate, solicitan una tregua para desayunar. Otro elemento humorístico de Juan José digno de mencionarse se debe a uno de los atacantes, que al operar una catapulta grita: «¡Atención! ¡Dos grados a la izquierda, un minuto más arriba, tres pelos a la derecha! ¡Fuego!». Tras varias tentativas plagadas de cálculos para traerlo de regreso, el mago Achiss logra finalmente que Chaparrito se introduzca en la cúpula, justamente en el instante que era buscado por todo el palacio, donde estaba prisionero y había recibido la oferta de ser bufón; pero ocurre otro error… La historia en cuestión culmina en el nº 97 dando paso a otra  que aunque no tuvo título el dibujante en sus recopilaciones bautizó como “Los piratas”. En esta nueva aventura, desarrollada en Pionero nº 98 al 104, Chaparrito se enrola en un galeón como marinero, pero son atacados por piratas que, según uno de los textos, se acercaban ferozmente, escupiendo fuego, pólvora, balas, humo y malísimas intenciones. Comandados por Barba de Hierro, los villanos transportan el botín a bordo de su nave, El Terror, hunden el barco y sacrifican al capitán del mismo lanzándolo al mar como alimento de los tiburones. Cuando revisan el cofre solo encuentran a Chaparrito oculto dentro de él. Nuestro inquieto personaje había botado las monedas de oro y las joyas para hacerse espacio, pero deberá pagar por ello pasando por la tabla, de la que logra escabullirse. Tras derrotar en duelo a Barba de Hierro blandiendo la espada por el filo y asestándole un golpe al villano en la cabeza, Chaparrito es designado capitán. Un grito de «¡Tierra y botín a la vista!» y la observación de un marinero: «¡Qué bueno! ¡Es La Habana!», hacen al personaje tratar de impedir el saqueo, toma en sus manos un fósforo para pegar fuego al cuarto de la pólvora, pero en ese instante Achiss recurre a la magia y lo trae de regreso con el fósforo apagado aún humeante en sus manos. Chaparrito dice: «Bueno… me quedo sin saber si pude impedir el saqueote aquel… en fin… yo creo que sí… ¿y tú?»

Dos nuevas historias protagonizó Chaparrito; “Entre romanos”, un sueño que lo lleva al Coliseo de Roma, tras haber escuchado la lectura del libro Espartaco por parte de Martica, y nuevamente un enfrentamiento con un representante del mal…

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Página de Chaparrito titulada "Los Piratas", publicada en Pionero. 
Para el semanario, Juan José había creado un villano, de nombre Cara Cortada, capaz de emular con  Chaparrito, personaje principal de la serie. Unido a su banda, compuesta por otros dos o tres individuos, Cara Cortada asalta un tren, un banco o una diligencia. Las dos historias donde apareció denotan un gran sentido del humor por parte del autor, que se desempeña en el doble rol de guionista y dibujante. Chaparrito, montado en su caballo Ventarrón —que, por cierto, roza la obesidad—, roba un tren a punta de pistolas para anticiparse al villano de la historia y lleva el dinero a su destino. Llega a un bar llamado Tequila donde toma lo de siempre: un vaso con agua. Los bandidos se lo llevan para obligarle a hablar, pero la autoridad local logra apresar a los malhechores, Chaparrito aparece amarrado en la última viñeta pidiendo que alguien lo suelte pues nadie había reparado en su presencia.

En las historietas de Chaparrito para el semanario infantil, el personaje es un poco más robusto, la línea de dibujo es más firme, hay un mejor y más sólido entintado y el uso de los colores negro y rojo así como sus matices conducen a un trabajo más acabado, más legible. El tamaño al que era publicado Pionero presume originales enormes, elemento que pudo ser positivo para el desempeño del dibujante. Allí dibujó una adaptación del conocido personaje Pinocho en 24 entregas de media página en cada ejemplar.

Juan José realizó diversas portadas para las publicaciones Pionero y Mella, su protagonismo llegó a ser tal que en algunos números aparecías varias páginas dibujadas por él y ocupaba un  porcentaje elevado de las historietas que se publicaban.

Las historias eran plasmadas en páginas completas o en tres cuartos de página, que fueron recortadas de una manera meticulosa por el dibujante y encuadernadas con cartulinas delgadas, identificadas y archivadas. Un triste episodio le esperaba a su regreso a España, tal y como lo expresara en una carta enviada a Cuba en junio de 1990:

«Recuerdo con pesar que no se me permitió llevarme ni una publicación, ni un dibujo, y por ello cuando descubrí en vuestro paquete los recortes de Chaparrito me he emocionado muchísimo.
Desde luego, viendo esos recortes debo reconocer que dibujaba muy mal, no comprendo por qué me llamáis maestro, seguramente es por guasa. Hoy creo hacerlo algo mejor. Psché».

Todas aquellas encuadernaciones con apuntes del dibujante por los lados, páginas a medio hacer, dibujos originales, son archivadas meticulosamente por el dibujante Roberto Alfonso Cruz en su hogar de Ciudad de La Habana.

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Juan José López y Roberto Alfonso Cruz (Robe), historietistas ambos y que continúan en activo. Foto tomada alrededor de 1966 mientras ambos trabajaban para Ediciones en Colores.

 

Ediciones en Colores

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Portada y página de "Don Quijote" realizada por Juan José para Din Don, Ediciones en Colores, Año I, No.8, noviembre 1966. Adaptación: Karla Barro.
Abajo: Página realizada por Juan José para el número  especial dedicado a la Olimpiada de Ajedrez. “Cómo el Ajedrez enseñó a un rey soberbio”, 1966, Versión de R. Pérez.

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Ediciones en Colores fue una editorial de efímera existencia que nació en 1965 y desapareció apenas dos años más tarde. Cuatro revistas conformaban su propuesta, las cuales no aparecieron simultáneamente sino que se incorporaron poco a poco: ¡Aventuras!, Din Don, Muñequitos y Fantásticos. Estas publicaciones, con periodicidad mensual, tomaron el formato de las revistas que proliferaron en los quioscos hasta los primeros años luego del triunfo de la Revolución Cubana.

Para Din Don, Juan José entregó varias historietas autoconclusivas, con adaptaciones ajenas de clásicos de la literatura. Tenían como denominador común el uso de viñetas con las esquinas redondeadas situadas sobre un rectángulo negro.

Las historietas desarrolladas por el artista español tendrían como característica un dibujo humorístico que sirvió de escuela para aquellos jóvenes que comenzaban a deambular por el mundo de las viñetas. Cada una de ellas es un ejemplo del poder de síntesis del género. La composición de las páginas se resumía a tres tiras con dos viñetas cada una.

El dibujante usaba reiteradamente viñetas panorámicas, sin cambiar de enfoque, como si sus ojos fueran testigos fijos de la historia que se desarrollaba, en ocasiones rozando lo teatral. Como curiosidad, en la adaptación de Meñique el texto colocado al pie complementa a posteriori lo que la viñeta ya ha mostrado al lector, algo inusual. Para el número 8 de Din Don, fechado en noviembre de 1966, realiza la imagen de la portada, algo poco común si se tiene en cuenta que las portadas estaban reservadas a las series “fijas” de la publicación (entre ellas: Titina, del colombiano Manuel Lamar Cuervo, afincado por entonces en Cuba; Los sueños de Musi, del estupendo caricaturista Wilson Varela (creador de las “criollitas”, y Mochi, de Chamaco, todas animal strips. Además Guingui, de Lumat; Cuco papalote y su perro cachorro, por Fresquito Fresquet, éstas kid strips).

A partir del día 25 de octubre de 1966, la mayor de las Antillas fue sede de la XVII Olimpiada Mundial de Ajedrez. Para la ocasión, Ediciones en Colores publicó un cuaderno de 32 páginas bajo el título Capablanca, la máquina de jugar ajedrez. Los propios editores se dirigen a sus lectores:

«Con este modesto esfuerzo, nuestro naciente mundo de las historietas gráficas desea sumarse al júbilo general que despierta tan eminente acontecimiento deportivo y dar una sincera bienvenida a los destacados ajedrecistas de todo el mundo que son ahora nuestros gratos huéspedes».

Para este cuaderno, Juan José dibujó la historia del surgimiento del juego ciencia haciendo uso de apenas tres páginas, demostrando una vez más el poder de síntesis de la historieta.

 

Palante

El semanario humorístico Palante nació en 1961, y se dedicó en lo fundamental al humor gráfico. Sus páginas albergaron además algunas historietas y tiras cómicas. Juan José colaboró en él de manera efímera.

En los números correspondientes al 9, 16 y 23 de diciembre de 1965, el dibujante español entregó una parodia de El príncipe Valiente; publicada en cuatricromía, se mantuvo el logo de la serie original, pero, como era común en el autor, el estilo de dibujo humorístico. De manera lamentable, no se pudo acceder a una muestra de esta historieta para el presente artículo.

 

Conclusión

Cada entrega de Juan José pone de manifiesto la amalgama de humor español y criollo que coexisten en este dibujante, testigo y protagonista de la “edad de oro” de la historieta cubana. Su aporte al desarrollo de este medio de comunicación en la isla es inobjetable. 

La obra de este reconocido dibujante no ha sido, y es poco probable que lo sea, recopilada en Cuba. La tendencia a la reedición o rescate de historietas de décadas anteriores ha sido esporádica y efímera. En adición, el hecho de regresar a su país natal y abandonar la isla pende como espada de Damocles sobre su trayectoria en Cuba. De manera lamentable, el proceso migratorio se ha visto siempre con malos ojos en la isla. Si a lo anterior le agregamos la calidad del papel de aquellas publicaciones (que se deshacen en las manos al manipularlas), el pobre interés por conservarlas debidamente y el clima infernal de esta zona geográfica, la situación desembocará irremediablemente en la pérdida de estas historietas.

De cualquier manera, Juan José es recordado con cariño, respeto y admiración por toda la generación que leyó sus historietas y que disfrutó de sus dibujos. Los dibujantes que le acompañaron agradecen sus consejos y enseñanzas; en fin: su presencia es ya imborrable.

 

Tebeografía consultada

Mella
  • Suplemento 68, “Lucas y Silvio en «Carrera Sideral»”, nº 5, 2 págs.
  • Suplemento 70, “Lucas y Silvio en «Carrera Sideral»”, nº 7, 2 págs.
  • Suplemento 70, “El Hueco”, 1 pág.
  • Suplemento 71, “Lucas y Silvio en «Carrera Sideral»”, nº 8, 2 págs.
  • Suplemento 71, “El Hueco”, 1 pág.
  • Suplemento 72, “Lucas y Silvio en «Carrera Sideral»”, nº 9, 2 págs.
  • Suplemento 72, “El Hueco”, 1 pág.
  • Suplemento 73, “Lucas y Silvio en «Carrera Sideral»”, nº 10, 2 págs.
  • Suplemento 75, “Lucas y Silvio en «Carrera Sideral»”, nº 12, 2 págs.
  • Suplemento 75, “El Hueco”, 1 pág.
  • Suplemento 80, “Lucas y Silvio”, 2 págs.
  • Suplemento 84, “Supertiñosa”, texto: Virgilio Martínez, 2 págs.
  • Suplemento 92, “Supertiñosa”, texto: Virgilio Martínez, 2 págs.
  • Nº 269, 27 de abril 1964, “El Panal de: Matías Pérez”. 1 pág.
  • Nº 271, 11 de mayo 1964, “El Panal de: Napoleón B”. 1 pág.
  • Nº 272, 18 de mayo 1964, “El Panal de: Henry Ford”. 1 pág.
  • Nº 273, 25 de mayo 1964, “El Panal de: Ratón Pérez”. 1 pág.
  • Nº 274, 1 de junio 1964, “El Panal de: Charles Atlas”. 1 pág.
  • Nº 278, 29 de junio 1964, “El Panal de: Kelly Johnson”. 1 pág.
  • Nº 279, 6 de julio 1964, “El Panal de: Las Caravans”. 1 pág.
  • Nº 319, 12 de abril 1965, “Durañonic el mejor tónico para el cabello”. Guión: Marcos Behmaras.
  • Nº 321, 7 de junio de 1965, “Reclutas”.
 
Pionero
  • Nº 61, 1965, “Pinocho”. Adaptación: Froilán.
  • Nº 78-83, “Lucas y Silvio”.
  • Nº 85-97, “Chaparrito (la máquina del tiempo)”.
  • Nº 98-104, “Chaparrito (los piratas)”.
  • Nº 105 “Chaparrito (entre romanos)”.

Ediciones en Colores

  Din Don

  • “Los zancos del Rey Patón”, año I, nº 1, abril 1966, adaptación: Karla Barro, 5 págs.
  • “El traje invisible”, año I, nº 2, mayo 1966, adaptación: Froilán, 5 págs.
  • “Vichy”, año I, nº 3, junio 1966, adaptación: Mario Rodríguez, 5 págs.
  • “El hombre y el tigre”, año I, nº 4, julio 1966, adaptación: Karla Barro, 5 págs.
  • “El Patico Feo”, año I, nº 5, agosto 1966, adaptación: Zoia Sandor, 5 págs.
  • “Meñique”, año I, nº 7, octubre 1966, adaptación: Freire, 5 págs.
  • “Don Quijote”, año I, nº 8, noviembre 1966, adaptación: Karla Barro, 5 págs.
  • “El sastrecillo valiente”, año I, nº 9, diciembre 1966, adaptación: Martha Suárez, 5 págs.
  • “La cenicienta”, año II, nº 10, enero 1967, textos: Gladys Izaguirre, 5 págs.
  • “El inteligente inventor”, año II, nº11, febrero 1967, adaptación: Chabella Herbello, 5 págs.
  • “Pinocho”, año II, nº 12, marzo 1967, versión: C. Bayer, 5 págs.
 
  Especial Olimpiada de Ajedrez
  • “Cómo el Ajedrez enseñó a un rey soberbio”, 1966, versión de R. Pérez, 3 págs.

 

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Creación de la ficha (2013): Roberto Hernández. Revisión de Javier Alcázar, Alejandro Capelo y Félix López. Edición de Antonio Moreno. · Datos e imágenes tomados de ejemplares originales.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
ROBERTO HERNÁNDEZ (2013): "Juan José López: Un historietista español en La Habana", en Tebeosfera, segunda época , 11 (15-IX-2013). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 14/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/juan_jose_lopez_un_historietista_espanol_en_la_habana.html