LA HISTORIETA CUBANA SUFRE UNA NUEVA PÉRDIDA: FALLECIÓ PAQUITA ARMAS FONSECA
La historieta como medio de comunicación no ha contado en Cuba con muchos defensores. De manera general, cineastas, escritores, intelectuales de diversa índole han tomado una actitud negativa, de rechazo, a mensajes en viñetas usando globos y onomatopeyas. En el otro bando, un reducido grupo defendió, y aún lo hace, el poder comunicativo de la historieta y sus potencialidades indiscutibles en trasmitir mensajes y, por qué no decirlo, usar el medio como punta de lanza para “educar” ideológicamente a la infancia, sin importar la edad.
En ese grupo de defensores podría incluirse a Paquita Armas Fonseca. Nacida en la provincia de Holguín en el año 1950, con apenas once años participó en la Campaña de Alfabetización, una de las tareas más hermosas del proceso revolucionario y que hizo soñar a los cubanos con un mundo que podía ser, teóricamente, mejor. Se graduó de Periodismo en la Universidad de Oriente en 1977, y desempeñó la labor de jefa de redacción en diversas publicaciones, como: Somos Jóvenes, El Caimán Barbudo o Pionero en su segunda etapa.
Es reconocida en muchas publicaciones como especialista en periodismo cultural, y proliferan comentarios y links a sus artículos sobre cine, radio y televisión, sin mencionar mucho a la historieta, como si ello manchara la imagen de esa intelectual multifacética que fue.
Entre los libros que deja como legado se encuentra La vida en cuadritos, una recopilación de trabajos elaborados para Radio Reloj y que eran lanzados al éter los sábados a las 10:24. Radio Reloj es “la emisora que marcha junto al tiempo”, pues tras cada minuto da la hora, y precisamente dedicaba alrededor de tres de ellos a hablar sobre historietas. Es inolvidable cuando los locutores decían: “La vida en cuadritos, por Paquita Armas Fonseca”. Los amantes del medio en cualquier lugar de la isla estaban a la espera desde minutos antes para escuchar el tema del que se hablaría en esa oportunidad.
Las semblanzas de autores nacionales como Cecilio Avilés, Francisco Blanco Ávila y su hijo Francisco Blanco Hernández, Juan Padrón, Jorge Oliver, Virgilio Martínez, o foráneos, como Eduardo del Río (Rius), Alberto Breccia y Carlos Giménez, llegaron a los oyentes primero y lectores después.
Carlos Giménez fue uno de los dibujantes que más influyeron a sus colegas cubanos cuando la revista Cómicos publicó páginas de su obra Paracuellos. Refiriéndose al autor, Paquita escribió:
«La transmisión del mensaje la logra con un uso predominante del primer plano, que, explotado de manera sabia, produce una sensación agobiante y absorbente a la vez.
Giménez pretende ensimismar y no brindar elementos disturbiadores de la atención en el lector, que lo distraigan de la exploración moral y sicológica de sus personajes y de la relación que mantienen entre sí» (Armas, 1993: 20).
Su amor incondicional al marxismo, a Carlos Marx y a la Revolución Cubana le ganó que la tildaran de “periodista oficialista” por parte de quienes no logran entender la lealtad inquebrantable de los comunistas.
Paquita Armas nos ha dejado el pasado 27 de febrero de este 2023. Como todo en la vida, hay detractores y defensores de su legado. Nosotros nos quedamos con su conversación locuaz, su sapiencia indiscutible y su amor a la historieta.
Referencias
Armas, Paquita (1993). La vida en cuadritos. Editorial Pablo de la Torriente.
