LA RELIGIÓN Y LO SOBRENATURAL EN LOS QUADRINHOS1 BRASILEÑOS DE TERROR
Los términos “horror” y “terror” son muchas veces empleados como sinónimos, relativos a un mismo género, aunque los estudiosos los consideren como dos géneros distintos. En ese sentido, ambos son vistos como “reacciones a la cosa, hecho, persona o circunstancia que asusta”, aunque el terror sea entendido como un “miedo racional de alguna forma de aceptar la realidad, mientras que horror es el supremo miedo irracional de lo absolutamente antinatural o de lo sobrenatural.” (MacNALLY y FLORESCU, citado por LUCCHETTI, 1993, p. 167). Sin embargo, aunque comprendiendo y reconociendo esta distinción, hemos decidido, en el texto, incluir ambos géneros con el mismo nombre de "terror" por entenderlo más universal y también para evitar la utilización de un detalle excesivo que pudiera dificultar la comprensión de los lectores.
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Cubierta de varias revistas brasileñas de terror |
El terror es uno de los pocos géneros en los que las historietas brasileñas consiguieron obtener éxito comercial. Se puede decir que es, también, el único en el cual los artistas de historietas brasileños (tanto nativos como naturalizados) consiguieron construir una especie de tradición. Aunque inicialmente inspirado en modelos extranjeros, principalmente norteamericanos, el terror ganó rápidamente personalidad propia, “abrasileñándose”. Las historietas nacionales de ese género consiguieron ser todo aquello que las historietas de superhéroes producidas en Brasil no consiguieron, pues éstas nunca tuvieron mucho éxito y, en la mayoría de las ocasiones, no consiguieron ser más que apagadas copias de los superhéroes norteamericanos (VERGUEIRO, 2000).
Las revistas nacionales de terror permitieron que varios artistas sobrevivieran exclusivamente de la producción de historietas, algo que en Brasil, para muchos, no dejaba de ser un sueño. Sobre eso, el artista Eugênio Colonnese, creador de Mirza, la Mujer Vampiro, afirmó:
(...) Zelão [José Sidekerskis, dueño de la Editora Jotaesse] imprimía 35 mil ejemplares y sobraban poco más de mil copias. No teníamos medios, estábamos en una pequeña editora de Mooca (barrio industrial de São Paulo, Capital). (...) En la época, hacía yo solo cinco o seis revistas por mes, [Rodolfo] Zalla otras seis. Nosotros entregábamos entre 250 y 300 páginas cada vez. Después de que dejamos de producir, se acabó. No es arrogancia mía: sin nuestro trabajo, se retiraron más de diez revistas de los quioscos. (...) yo compré mi casa haciendo sólo historietas. ¡Y se habla de la crisis de los quadrinhos! La gente trabajaba mucho. Teníamos mucha producción (...) (COLONNESE, 2002)
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Mirza, la Mujer Vampiro, de Eugênio Colonnese |
Inicialmente, las historietas de terror editadas en Brasil traían sólo material de procedencia norteamericana y la colaboración de artistas locales se restringía a la eventual creación de cubiertas. La tradición de las historietas de terror brasileñas comenzó en 1959, cuando un grupo de pequeñas y medianas editoras paulistas (La Selva, Continental, Outubro, Cia. Gráfica Novo Mundo Editora, entre otras) pasó a invertir en la producción local de historias del género durante el periodo de ausencia de material norteamericano, pues, en Estados Unidos, los comic-books que publicaban historias de terror habían sido cancelados debido a la institución de una autocensura creada por las editoras, el Comics Code Authority.
Algunas de las editoriales brasileñas de 1959 que fomentaron la producción local de historietas de terror |
Como las revistas de terror ya gozaban de gran popularidad en Brasil durante la década de 1950, la solución que encontraron los editores brasileños (que deseaban seguirse lucrando con las altas ventas) fue encargar a los artistas locales, tanto brasileños como extranjeros allí establecidos, que produjeran nuevas historias del género.
Cubiertas de varias revistas de terror editadas en Brasil durante la década de 1950 |
A aquellos que defienden una política de mercado protegido para la historieta nacional, la explicación del éxito de las historietas de terror brasileñas les parece simple: libre de la competencia del material norteamericano, las historietas brasileñas encontraron mercado y condiciones para desarrollarse. Dentro de esa óptica proteccionista, el psiquiatra Fredric Wertham (1895-1981), autor del libro La seducción de los inocentes, donde afirmaba que las revistas de historietas eran una de las principales causas de la delincuencia juvenil y que estimuló la cruzada contra los cómics en Estados Unidos en la década de 1950, habría sido, involuntariamente, un “benefactor“ de la historieta brasileña.
Analizada con más cuidado, sin embargo, esa explicación no es satisfactoria. La cancelación de las revistas de terror en aquel país favoreció la producción de historietas brasileñas, pero no determinó el éxito de nuestras historietas de terror. El hecho de que las revistas de ese género vendieran bien en Brasil antes de 1959 no era garantía de éxito para el material que comenzó a ser producido localmente a partir de aquel año. La gran aceptación de esas revistas indicaba una probabilidad de éxito en la nueva empresa, pero no una certeza absoluta. Existía el riesgo de que a los lectores no les gustasen las historias producidas en Brasil y prefiriesen las anteriores, creadas en Estados Unidos.
Cubiertas de varias revistas de terror editadas en Brasil durante la década de 1960
Portadas de varias revistas brasileñas de terror de la década de 1970 |
Una comparación: censura en Estados Unidos y en Brasil
Un factor que favoreció la producción nacional de historietas de terror fue el hecho de que estas hubieran de afrontar, en comparación con el caso norteamericano, menos problemas con la censura gubernamental, a pesar de, que en Brasil, las historietas, de un modo general, también fueron objeto de persecuciones y críticas por grupos de padres, profesores y religiosos. En la década de 1960, inclusive, un grupo formado por las mayores editoras brasileñas de la época (Empresa Gráfica o Cruzeiro, Editora Abril, EBAL y RGE) resolvió imitar el Comics Code y creó el Código de Ética de los Quadrinhos. Así, en esa época, las revistas de historietas publicadas por esas editoras traían en una esquina de la cubierta un sello con el siguiente aviso: “Aprobado por el Código de Ética”. Sin embargo, si comparáramos la trayectoria del Código de Ética de las editoras brasileñas a la del Comics Code de norteamericano, notaremos algunas diferencias fundamentales.
A la izquierda, cubierta de la revista House of Mystery, con el sello del Comics Code norteamericano. En el centro, los sellos americano y brasileño. A la derecha, portada de Gasparzinho con el citado sello. |
Mientras el Comics Code fue adoptado por casi todas las editoras norteamericanas y consiguió efectivamente perjudicar aquellas que publicaban títulos de terror, el Código de Ética fue adoptado por un número reducido de editoras, entre las que no se incluía ninguna de las diversas pequeñas editoras que se especializaron en la publicación de revistas de terror; además, todo parece indicar que la no adopción de ese código en nada perjudicó las ventas de esas revistas. Otra diferencia fundamental es que, mientras el Comics Code existe hasta hoy en día, aun habiendo pasado por algunas reformulaciones que lo flexibilizarían, el Código de Ética brasileño fue inmediatamente rechazado por las propias editoras que lo crearon. Además de eso, a pesar de todas las semejanzas en cuanto al contenido, el Código de Ética era menos rígido que el Comics Code en el cual fue inspirado, por lo menos, en lo que se refiere a temas relacionados con lo sobrenatural. Veamos, por ejemplo, lo que decía uno de los artículos del Comics Code en su forma original:
Escenas que abordan –o instrumentos asociados a– no-muertos, tortura, vampiros y vampirismo, almas en pena, canibalismo y licantropía son prohibidas. (SHUTT, 1997, p. 50)
Ahora, comparemos ese artículo con uno de los del Código de Ética adoptado en Brasil:
De ninguna forma, en la cubierta o en el texto, deben ser expuestas historias de terror, pavor, horror, aventuras siniestras, con sus escenas horripilantes, depravación, sufrimientos físicos, excesiva violencia, sadismo y masoquismo. (SILVA, s.d., p. 103)
Mientras el texto extraído del Comics Code es sólo uno de los artículos que tratan de elementos conectados al género de terror, el extraído del Código de Ética es el único de los artículos que trata específicamente de esos elementos. Observemos, todavía, que mientras el artículo del Comics Code es bastante específico en relación a cuáles serían esos elementos, el del Código de Ética es mucho más vago, utilizando términos más genéricos y subjetivos. Finalmente, ¿qué debe entenderse por “terror”, “pavor”, “horror”, “historias siniestras” y “escenas horripilantes”? ¿En qué punto la violencia mostrada en una historieta pasa del límite considerado aceptable por los censores y se hace “excesiva”? Otra brecha que puede encontrarse en el artículo mostrado del Código de Ética es el hecho de referirse sólo a la cubierta y al texto de las revistas, y no al arte interno.
Ni aun el Régimen Militar, que, como se sabe, implantó una fuerte censura sobre todos los medios de comunicación en nuestro país, consiguió impedir la producción nacional de revistas de historietas de terror, como podemos concluir por el extracto de una entrevista a Rubens F. Luchetti, uno de los principales guionistas brasileños que colaboró en esas publicaciones:(...)La Censura nunca nos incomodó, aunque en la época, 1969, la represión (...) fuera muy grande. Sólo era obligatorio que las revistas de Terror estuvieran envueltas en una funda de plástico. En algunos casos, aparecía solamente el título de la publicación, una vez que el resto quedaba cubierto. Ante cualquier desobediencia de esa norma, los ejemplares eran retirados de los quioscos. (LUCCHETTI, 2001, p. 18)
Considerando lo expuesto, pueden plantearse dos cuestiones dada la trayectoria de las historietas de terror nacionales:
1. ¿Por qué los cómics de terror sufrieron tanta persecución en Estados Unidos, un país que, al menos en teoría, posee una tradición democrática, mientras en Brasil encontraron menos problemas con la censura, a pesar de que una buena parte de ellos fueran publicados en plena dictadura militar, instalada en 1964?
2. ¿Por qué el terror está entre los poquísimos géneros en los que la historieta brasileña consiguió destacar, tanto comercialmente como en términos de originalidad?
Un factor que puede ayudar a responder a esas dos cuestiones son las diferencias culturales entre brasileños y norteamericanos, principalmente en lo que se refiere a la religiosidad. El terror lidia esencialmente con lo sobrenatural, lo místico, lo irracional; por lo tanto, las creencias religiosas dominantes en una sociedad pueden influir en la creación y en la recepción de historietas que tratan con elementos de ese orden: la vida después de la muerte, apariciones, almas en pena, no-muertos, brujería, vampirismo, licantropía, etc.
Fundamentalismo religioso versus sincretismo religioso
Es habitual decir que Estados Unidos es un “país protestante” mientras que Brasil es un “país católico”. Tal clasificación ya da una idea aproximada de cuan diferentes son los dos países, aunque esté lejos de ser fidedigna: en el primero, además de los protestantes propiamente dichos, los llamados “protestantes históricos” (grupo que incluye luteranos, calvinistas y metodistas), encontramos un gran número de sectas e iglesias que nacieron dentro del protestantismo (testigos de Jehová, adventistas, mormones, entre otros), mientras en el segundo, además del catolicismo, también encontramos una fuerte presencia de las religiones de origen africano y del espiritismo, pudiéndose afirmar que Brasil es a la vez la “mayor nación católica” y la “mayor nación espiritista” del mundo.
En el principio era el verbo, de R. F. Lucchetti y Nico Rosso |
Mientras el sincretismo es una característica distintiva de la sociedad brasileña, en la norteamericana hay una fuerte presencia del fundamentalismo religioso, común a varias iglesias cristianas, especialmente las pentecostales. El moralismo de la sociedad norteamericana está íntimamente conectado a los grupos religiosos que poblaron las Trece Colonias, embrión de los actuales Estados Unidos. Y ese moralismo que se encuentra entre los fundamentalistas religiosos norteamericanos fue uno, si no el principal, de los factores que desencadenaron la ola de persecución a los cómics, especialmente a las revistas de terror nacionales, pues estas contenían varios elementos condenados por esos grupos, como el adulterio, la brujería y otros asociados a la presencia del Mal. La persecución promovida por los fundamentalistas religiosos norteamericanos contra la industria del entretenimiento es permanente, cambiando sólo los blancos.
Catacumbas, de Sidney Silva y Rubens Cordeiro, en Calafrio nº 44 (1990) |
Esa historia también es acorde con la visión espiritista, según la cual, los fantasmas no son nada más que los espíritus de personas “desencarnadas”, que pueden incluso materializarse para ser vistos por nosotros, pudiendo ser tanto bondadosos cuanto apenas intencionados, siendo capaces de interferir en nuestras vidas. Una visión semejante puede también encontrarse en la cultura japonesa. Acerca de esto, la investigadora Sonia Luyten, en su estudio sobre el manga japonés, observa que:
(...) En Japón, por ejemplo, la superstición popular incluye especies de fantasmas como las almas de personas que se suicidaron o de niños que fueron abortados, o simplemente de antepasados. En el mundo de los manga y anime lo sobrenatural no es visto como algo horrible, terrorífico o ridículo sino como algo que puede ser usado, respetado y hasta puede ser gracioso. (LUYTEN, 2000, p. 226)
Sin embargo, esta visión no es compartida por los protestantes y evangélicos, grupos dominantes en la sociedad norteamericana, pues, para ellos, sólo existen tres explicaciones para la aparición de fantasmas: fraude, alucinación y, la única de orden sobrenatural, la acción del Diablo. Según la visión de esas iglesias, el único intermediario entre los seres humanos y Dios es el propio Jesús, cualquier otra fuerza o entidad sobrenatural está conectada al Mal. Por otro lado, el espiritismo y las religiones afro-brasileñas admiten la existencia de incontables entidades intermediarias entre el hombre y Dios. El catolicismo también niega la reencarnación como hacen los protestantes, pero estimula el culto a los santos, que son intermediarios entre el ser humano y el Creador. En ese sentido, se puede decir que ese casi “politeísmo” que caracteriza la Iglesia Católica y que la distingue del Protestantismo contribuyó para que el catolicismo fuera más “plástico”, favoreciendo, en Brasil, el sincretismo con las religiones indígenas y africanas. Todos esos elementos acabaron sirviendo de fuente de inspiración para la historieta brasileña de terror
Cubierta de varias revistas de terror editadas en Brasil en los años 1980-1990 |
Cómic de terror en los Estados Unidos y en Brasil: algunas diferencias
“La despedida” y “El fantasma poeta”, de Sidemar de Castro y Rodolfo Zalla |
De forma oral, se difundieron muchas de las leyendas de nuestro folclore, bastante influenciado por la religiosidad popular. Dos figuras de ese folclore que se mostraron bastante apropiadas como materia prima de narrativas de terror y que fueron aprovechadas por nuestros guionistas de historietas son el hombre-lobo y la mula-sin-cabeza. En ambos casos, es posible percibir la presencia del catolicismo, herencia de la colonización portuguesa: bastante diferente de los hombre-lobo del cine de Hollywood, el hombre-lobo brasileño es, según el folclore local, el séptimo hijo hombre que no fue bautizado en la Iglesia, mientras la mula-sin-cabeza es, en la verdad, una mujer que sufre la maldición de transformarse en la criatura en ciertas noches, como castigo por ser amante de un padre. Los hombre-lobo y, en más pequeña frecuencia, la mula-sin-cabeza son figuras recurrentes en nuestra historieta, no sólo en los de terror sino también, en los infantiles, principalmente en las historias del pueblerino Chico Bento y del fantasma Penadinho, creaciones de Mauricio de Sousa.
El terror en las histórias folclóricas de Chico Bento | |||||||||
Penadinho, la versión de Mauricio de Sousa del terror |
Es posible, entonces, concluir que la fuerte presencia de lo sobrenatural en nuestras historietas, inclusive las infantiles, es un indicio de que este tema es enfocado en nuestra cultura más como lo hacen los japoneses (tal como es descrito en el texto de Sonia Luyten (2000)), que como es visto por la mayoría de los norteamericanos.
Portada de la revista O Homem-Aranha (1973), con Morbius, el Vampiro Viviente, publicada en Brasil por EBAL |
Gran parte de los cómics de terror producidos en Estados Unidos contienen elementos de ficción científica, especialmente los publicados en el final de la década de 1960 y en la de 1970 por la editora Warren Publishing, mientras que esto no ocurre en las historietas producidas en Brasil. Entre las razones que ayudan a explicar esa diferencia, podemos destacar las siguientes:
1) El género de la ficción científica, sea en la literatura, en el cine o en los cómics, se consolidó en Estados Unidos, mientras que la creación de obras de ese género es casi inexistente en Brasil, limitándose a fanzines y a algunos pocos autores. Una explicación para eso es que, mientras en aquel país el desarrollo científico y tecnológico es una de las principales causas del poderío económico y militar del país, en Brasil el acceso a ese conocimiento y al uso de la tecnología está restringido a una pequeña parcela de la población, la mayoría es excluida en razón de las condiciones socio-económicas y del sistema educacional deficitario. Eso tal vez explique por qué, al contrario de nuestras historietas de terror, nuestras historietas de superhéroes nunca se consolidaron, pues este género es, en buena parte, un subproducto de la ficción científica.
2) Las implicaciones religiosas están conectadas al tema de lo sobrenatural. En la ótica puritana, la dominante en Estados Unidos, lo extraordinario es mejor aceptado cuando se reviste de un revestimiento científico, pues lo sobrenatural es casi siempre asociado al Mal, excepto en la forma de milagros y ángeles. Según esa misma óptica, vivimos en un mundo regido por leyes naturales, creadas por Dios. En Brasil, la distinción entre lo natural y lo sobrenatural es tenue, pues la interferencia de fuerzas espirituales (santos católicos, orishas[3], espíritus de personas fallecidas...) en el mundo material es vista como algo corriente y aceptado por un gran número de personas.
La forma en que muchos brasileños ven lo sobrenatural está ejemplificada en la siguiente historieta, que muestra el habla de una madre-de-santo[4] al final de la historia “¡El extraño hijo de Laura!”, escrita por Ota (nombre artístico de Octacílio D´Asunción) y dibujada por Rubens Cordero (1988).
Podemos notar que, según el personaje, las fuerzas ocultas deben ser utilizadas solamente para practicar el bien, lo que indica que, según ella, tales fuerzas también pueden ser utilizadas para el bien y no solamente para el mal. Tal visión es contraria a la defendida por las iglesias protestantes y pentecostales, para quienes las fuerzas ocultas pertenecen al Mal, y, por lo tanto, sólo pueden ser utilizadas para malas acciones. En varias historietas brasileñas de terror, es común que los personajes, al enfrentarse con problemas de orden sobrenatural, luego recurran a la ayuda de un centro espiritista o de una madre-de-santo, mientras que en varios cómics norteamericanos, los personajes, al enfrentarse a situaciones semejantes, acostumbran recurrir primero a un terapeuta, pues juzgan que el problema es de orden psíquico o mental, y tan sólo después de que eso resulte inútil recurren a un exorcista. Es lo que ocurre, por ejemplo, en la historia “Hermanas”, escrita por Bill Dubay y dibujada por Alex Niño (1980), en que los padres no consiguen entender las extrañas visiones de la hija pequeña, tomándolas inicialmente por fantasías o alucinaciones. A buen seguro, esa diferencia de comportamiento entre los personajes de las historias brasileñas y los de las historias norteamericanas es un indicio bastante seguro de las diferencias culturales entre las sociedades que las produjeron, especialmente en la relación con lo sobrenatural: el brasileño sería más crédulo o “abierto de mente”, mientras el norteamericano sería más escéptico o intolerante.
Necesidad de nuevos estudios
Plancha de Flávio Colin | Plancha de Eugenio Colonnese | Plancha de Júlio Shimamoto | ||||
Referencias:
CASTRO, Sidemar de; ZALLA, Rodolfo. A despedida. Mestres do Terror, São Paulo, Editora D´Arte, n. 56, p. 82, 1991.
CASTRO, Sidemar de; ZALLA, Rodolfo. O fantasma poeta. Mestres do Terror, São Paulo, Editora D´Arte, n. 59, p. 84, 1992.
COLONNESE, Eugênio. Entrevista com Eugênio Colonnese. Max Almanaque Mirza, a Mulher Vampiro, São Paulo, Editora Escala, n. 1, p. 250, 2002. [Entrevista concedida a Worney Almeida de Souza]
CONSOLO aos enlutados. Despertai!, Cesário Lange, Sociedade Torre de Vigia de Bíblias e Tratados, v. 83, n. 9, p. 19, maio 2002.
DUBAY, Bill; NIÑO, Alex. Irmãs. Superalmanaque de Kripta, Rio de Janeiro, Rio Gráfica e Editora, n. 2 p. 20-27, 1980.
GUIA para Estudo das Escrituras. In: O Livro de Mórmon: outro testamento de Jesus Cristo. Salt Lake City: A Igreja de Jesus Cristo dos Santos dos Últimos Dias, 1995.
O HOMEM-ARANHA. Rio de Janeiro, EBAL, 1973.
KARDEC, Allan. O Evangelho segundo o Espiritismo. 97.ed. Brasília; Rio de Janeiro: Federação Espírita Brasileira, 1987.
LUCCHETTI, Marco Aurélio. Lucchetti e Rosso: dois inovadores dos quadrinhos. São Paulo: Escola de Comunicações e Artes, Universidade de São Paulo, 1993. [Dissertação - Mestrado em Ciências da Comunicação]
LUCCHETTI, Marco Aurélio (org.) No reino do terror. Vinhedo: Editoractiva Produções Artísticas, 2001.
LUYTEN, Sonia Bibe. Mangá: o poder dos quadrinhos japoneses. 2. ed. São Paulo: Hedra, 2000.
OTA; CORDEIRO, Rubens. O estranho filho de Laura!, Calafrio Especial, São Paulo, Editora D´Arte, n. 2, p. 15-27, 1988.
SAMMOGINI, Alexandre. Budismo: com uma filosofia simples, que busca a paz, harmonia e o fim do sofrimento, o budismo conquista cada vez mais adeptos no Ocidente. Made in Japan, São Paulo, Editora JBC, n. 61, p.18-25, out. 2002.
SHUTT, Craig. Código de guerra: A Comics Code Authority ainda existe, mas será que alguém ainda se importa? Wizard, São Paulo, Editora Globo, n.8, p.48-51, mar. 1997.
SILVA, Sidney; CORDEIRO, Rubens. Catacumbas ou uma história de terror na Copa da Itália. Calafrio, São Paulo, Editora D´Arte, n. 44, p. 3-16, 1990.
SILVA, Diamantino da. Quadrinhos para quadrados. Porto Alegre: Editora Bels, s.d.
VERGUEIRO, Waldomiro. Brazilian superheroes in search of their own identities. International Journal of Comic Art, v. 2, n. 2, p. 164-177, Fall 2000.
Notas: