LAURA PÉREZ VERNETTI, LA ENTREVISTA
LAURA, YEXUS

Notas:
Entrevista practicada a la autora expresamente para acompañar los contenidos del número 9 de Tebeosfera, especial sobre la mujer en el cómic erótico. A la derecha, imagen de la autora.

LAURA PEREZ VERNETTI, LA ENTREVISTA

La historietista que firma simplemente Laura se ha caracterizado por abordar temas con un calado o desde una perspectiva distintos a lo que es habitual en los tebeos, siendo el erotismo un invitado habitual. Sobre guiones de Altarriba o propios, Laura ha conducido su obra por un camino ascendente que le ha llevado desde las revistas del llamado “boom del cómic adulto” hasta propuestas más recientes, como Pessoa & Cia, en las que hace comulgar historieta con poesía. Una entrevista en profundidad a esta autora nos permite conocer mejor la percepción que una autora tiene de la mujer como sujeto narrativo en el cómic en general y en el cómic erótico en particular. Y el divulgador y periodista del cómic Yexus era sin duda la persona más capacitada para este apasionante reto.

Nacida en Barcelona en 1958, Laura Pérez Vernetti viene desarrollando una intensa y fructífera trayectoria en el mundo de la viñeta desde su debut en El Víbora en 1981. Los trabajos esporádicos en las páginas de la revista pronto dieron lugar a sucesivos álbumes y monográficos, mientras la singularidad de sus planteamientos y puesta en escena suscitaba la atención de guionistas tan sólidos e innovadores como Onliyú, Carlos Sampayo o el francés Joseph-Marie Lo Duca.

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El primer libro publicado por Laura.  
Desde los inicios, el erotismo se convertiría en el eje argumental de su labor más representativa, y dentro de ese campo brillan con luz propia una serie de obras esenciales para su carrera y para el propio género: El Toro Blanco, La Trampa, El caballero d´Eon o Las Mil y Una Noches son algunas de las más destacables. Con el paso del tiempo, dicho enfoque persiste, se afianza y se depura, bajo ideas propias o textos ajenos, en una evolución en la que resultará decisiva la incorporación de los guionistas Antonio Altarriba y Felipe Hernández Cava, con quienes produce títulos imprescindibles como Amores locos, El brillo del gato negro y Sará Servito.
En todas las obras mencionadas, y en las demás adscritas al universo erótico, Laura se distingue por arrojar una mirada femenina desinhibida y militante a la sexualidad. Al rol de la mujer en el terreno erótico y en el ámbito social. En sus páginas aborda con planteamientos intelectuales el juego sexual y sus infinitas variantes, sin excluir por ello el más básico deleite de los sentidos. Consigue así hacer compatible la sensibilidad con la carnalidad: moverse con inteligencia entre lo exquisito y lo rotundo.

Por añadidura, la exploración de los recovecos de la sensualidad y el placer físico corre pareja con la creación de una estética muy definitoria y tan original como sofisticada. Un grafismo que no sólo sorprende por el tratamiento de la anatomía, sino que otorga un papel decisivo al contexto físico  que encuadra el argumento, sea en el plano espacial o temporal.

Con todo, aunque la percepción del sexo en cualquier faceta sea un factor determinante de su trayectoria, no es ésta la única preocupación de la creadora catalana. Siempre inquieta y acuciada por la curiosidad temática, el compromiso humano y social y el afán de experimentación formal o narrativa, ha materializado también otros proyectos de muy diversa índole.

Por una parte están las historietas de mayor o menor extensión que adaptan textos literarios de su interés, apelando a nombres tan dispares como Marcel Schwob, Kafka, Dylan Thomas, Borges, Stevenson o Maupassant. Por otra, la participación en álbumes colectivos que inciden en temas de particular trascendencia para la autora, caso de los derechos de la mujer, el atentado del 11- M o la guerra civil española, por ejemplo. Y en tercer lugar, los monográficos centrados en personajes que estimulan especialmente su creatividad, como la semblanza del cantaor gitano Macandé (de nuevo con Hernández Cava) o su propia y reciente visión de la vida y obra de Fernando Pessoa. En todos ellos se demuestra capaz de muy diversos registros y certifica su afán por adecuar la forma al contenido.

La pintura, la fotografía y la ilustración complementan su quehacer expresivo. El trabajo de Laura es conocido en publicaciones europeas, asiáticas y latinoamericanas, habiendo sido objeto de diversas exposiciones, estudios y tesis.
La siguiente conversación, tan distendida como reveladora, permite profundizar en su manera de concebir el erotismo en el arte y en la vida. Tanto dentro como fuera de la viñeta.

Tebeosfera.  ¿Qué recuerdas de tus primeras lecturas?

Laura Pérez Vernetti.
 Recuerdo que lo que más me interesaba en mi infancia eran los cuentos acompañados de ilustraciones y los cómics españoles, franceses e italianos que me compraban mis padres y abuelos. De niña me alucinaban todas las narraciones que mezclaban imagen y texto.

T. 
¿Cuándo empiezas a ser consciente de la diferencia de tratamiento del rol femenino en las viñetas?

L. P. V. Empecé a ser consciente de esta diferencia en la adolescencia, cuando comencé a preocuparme por mi posición como persona en el mundo de los adultos.

T.  ¿Conocías alguna autora con cuyo trabajo te identificaras o que reflejara tus inquietudes?

L. P. V.
 Me dio mucho coraje a la hora de empezar a dibujar cómics el leer a autoras como Marika e Isa Feu.

T.  ¿Entras en el mundo del cómic con la intención de aportar algo desde una perspectiva de género?

L. P. V.  Yo empecé a meterme de lleno en dibujar cómics porque me apasionaba el medio (y sigue apasionándome), como uno de los lenguajes artísticos más modernos y con más posibilidades de creación, investigación e innovación. Me había dedicado anteriormente y durante unos años a la pintura, pero el interés por la historieta fue mayor y me comprometía más a fondo.

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  El número 30 de El Víbora, primero en el que publica Laura.
T.  ¿Comenzaste en El Víbora porque allí publicaban otras mujeres o porque era la línea que mejor se adaptaba a tus ideas?

L. P. V.  
A los veinte años yo era una apasionada de El Víbora y esta revista española de cómics me parecía la más interesante que se publicaba en los años ochenta. Un jueves, día para ver trabajos de nuevos autores en El Víbora, me presenté en la editorial con mi carpeta y dos historietas que había dibujado sin saber dónde publicarlas. Ese mismo día, en la editorial estaban José María Berenguer y el autor Alfredo Pons, al que le gustaron mis dibujos y  me propuso escribir un guión para que yo lo dibujara.
Cuando llegué a la revista, la única mujer autora era Isa Feu, ya que Pilar entró unos años más tarde que yo.

T.  Háblanos de esta primera historieta con Pons. En mi opinión, era de los más contundentes en el tratamiento de la sexualidad femenina…

L. P. V.  
Pons fue muy amable conmigo en los inicios de mi carrera como dibujante y me propuso adaptar un relato de Armando Rodríguez Devora. Me gustó el guión y me puse a dibujarlo en seguida. Esta historieta se titulaba “Como en las películas francesas” y se publicó en El Víbora número 30, en 1982, y también en la revista sueca de cómics Pox. Trataba, entre otras cuestiones, como los celos, el tema de la sexualidad y del erotismo, que son unos temas que siempre me han interesado y que considero muy difíciles de tratar, tanto en la cuestión de los guiones como en el dibujo.

T. Estamos a principios de los ochenta ¿Por qué crees que no surgieron más autoras con el llamado boom del comic? ¿Quizá porque seguía estando sustentado básicamente por autores y lectores masculinos?

L. P. V.  
Creo que con el boom del cómic no surgieron más autoras de cómic porque vieron que era más fácil para ellas el mundo de la ilustración. En ese campo existen realmente muchas mujeres creadoras, con posibilidades de publicar y cobrar por su trabajo. Hoy en día sigue habiendo en todo el mundo más mujeres dedicadas a la ilustración que al cómic.

T. ¿Por qué ocurre esto?

L. P. V.  
Porque la ilustración es un arte menos misógino que el de la historieta. Y los editores de libros ilustrados y los directores de arte de revistas y periódicos confían en el talento de las mujeres como ilustradoras, lo cual no sucede con muchos editores de cómic.

T. ¿Crees que aquel llamado “cómic de autor” fue sólo una nueva fórmula de ventas (como ocurrió con cierto cine de la época)? ¿O realmente permitió a determinados creadores expresar con mayor propiedad la sexualidad femenina?

L. P. V.  
El “cómic de autor” hizo posible que autores y autoras reconocieran el valor cultural y artístico de su trabajo, que éste era una creación realmente “digna” y que valía la pena dedicarse a este noveno arte, aparte de poder funcionar como fórmula de ventas. El marketing y las estrategias de venta siempre han aprovechado las nuevas propuestas artísticas para enriquecerse. El cubismo, el surrealismo, y la mayoría de los movimientos artísticos y culturales, acabaron utilizándose como fórmula de ventas.

T. A partir del número 39 de El Víbora comienzas a trabajar con guionistas como Onliyú y Sampayo en historias donde predomina el componente sexual (y a veces, la violencia) ¿Fue una preferencia tuya o los escritores te consideraban especialmente apta para tratar este tema?

L. P. V.  Onliyú y Sampayo, al querer proponerme sus guiones, se dieron cuenta de que me interesaba el tema de la sexualidad y vieron que con frecuencia erotizaba las historias con mis dibujos.

T. ¿Cómo surge el contacto con Sampayo? ¿Cómo recuerdas los guiones de este célebre escritor?

L. P. V.  Carlos Sampayo dejó un día, en la redacción de El Víbora, el guión de la historieta Un amor imposible y, con el editor José María Berenguer, comentaron que podría dibujarla yo.
Con Sampayo he colaborado en dos historietas. La primera es la mencionada, Un amor imposible (en El Víbora nº 78), basada en una canción de Paolo Conte, donde el personaje vive rodeado de un montón de mujeres jóvenes, hermosas y exóticas, con las que mantiene una rica vida sexual y, sin embargo, añora enormemente a su novia de toda la vida, menos joven y menos atractiva.
En la segunda, Ni de día ni de noche (en El Víbora nº 98), una pareja de jóvenes, que vive cada uno con su familia, busca en la calle, en el metro y en casas abandonadas un lugar y momento para hacer el amor y sólo lo consiguen encontrar en unos grandes almacenes.
Estas dos historias tienen un marcado cariz sexual y erótico, un tema muy poco habitual en el guionista argentino Carlos Sampayo, y yo me sentí bastante cómoda al dibujarlas.

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Emma Zunz en El Víbora.

T.  También hiciste una versión de Emma Zunz ¿Por qué adaptas a las viñetas a un escritor como Borges, habitualmente tachado de misógino?

L. P. V.  
De Borges siempre me ha interesado su vena vital y trágica. Y en su cuento Emma Zunz, el escritor trataba el tema de la venganza, que he dibujado con frecuencia y también posteriormente, con guionistas como Felipe Hernández Cava y Antonio Altarriba.
Aparece además en esta historieta el color y se habla de la venganza asociada al sexo, dado que la protagonista se acuesta con un hombre que le repele para sentir así más odio y decidirse a llevar a cabo un asesinato. Es una demostración de Borges de cómo el sexo nos puede llevar a comportamientos trágicos o fulminantes.

Años más tarde, con Altarriba, traté también el tema de la sexualidad y las tretas vengativas, porque ambos consideramos que el sexo es capital en la vida de las personas.

 

T. En cualquier caso, tu acercamiento al erotismo es, desde el principio, desde una postura intelectual y reflexiva, ¿no? Lejos, por tanto, del tono costumbrista, sensacionalista o morboso que a menudo se daba en El Víbora…

L. P. V.  
El erotismo es demasiado importante y conlleva una manera de ser y una filosofía de la vida, y es absurdo banalizarlo con “morbo a la carta”.
Supongo que es una cuestión de prioridades del propio autor, el “hacer algo que crees que es importante en el cómic” o “hacer algo escandaloso que consiga llenarme los bolsillos”.
Pero no me gusta criticar a otros autores que hayan decidido afrontar el sexo desde otra óptica diferente a la mía. Pienso que el cómic erótico, para el lector español en las últimas décadas, ha sido uno de los mayores alicientes a la hora de defender un cómic adulto y una expresión libre de los autores.

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  Clodia.
T. ¿Por qué empezaste a dibujar con el seudónimo de Maracaibo? ¿Querías separar esta ocupación de cualquier otra trayectoria profesional?

L. P. V.  
Empecé a firmar con este seudónimo porque pensaba que sería muy difícil para mí publicar con un nombre de mujer. Me había fijado cómo en las revistas de cómics y en los álbumes apenas publicaban autoras femeninas. Pero al cabo de algunas historietas publicadas, en la editorial de El Víbora empezaron a firmar mis páginas con mi nombre de pila, “Laura”, y no me pareció mal el cambio. De hecho, el famoso erotómano italo-francés Joseph-Marie Lo Duca, autor de una célebre Enciclopedia del Erotismo, guionista de cómics eróticos , especialista en la Historia del erotismo en el cine y fundador de los Cahiers du Cinèma, me escribió porque admiraba mucho los dibujos e historietas de Maracaibo en El Víbora y me propuso colaborar juntos en un libro.
Con Lo Duca hice el álbum El toro blanco (Ediciones La Cúpula, 1989), con un guión suyo y dibujos míos, álbum que anteriormente había sido un texto para teatro y que él adaptó para mí al lenguaje de la historieta. Tuvo mucho éxito en España, y a partir de este álbum me creé un público de lectores, fiel hasta nuestros días, y empecé a ser realmente conocida como autora. Fue una especie de salto a la fama.

T. Antes de hablar de este álbum, veamos los trabajos concretos que llamaron la atención de Lo Duca en El Víbora. Fueron cuatro. Clodia, matrona impúdica es una de las tres historias del libro de Marcel Schwob Vidas imaginarias adaptadas por Onliyú ¿Qué os atrajo de este relato marcado por los celos, el incesto, la venganza y la muerte?

L. P. V.  
Al guionista y a mí nos gustaba la locura surrealista de Schwob y el que varias de sus historias pertenecientes al libro que mencionas me permitían dar rienda suelta a mis dibujos eróticos y a escenografías grecorromanas delirantes.

T. Selvaggia y los pájaros se centra en la esposa de Paolo Uccello. Una historia que muestra el componente femenino, a menudo oculto, de la historia del arte…

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 Selvaggia y los pájaros.  
L. P. V.  
La historia de Selvaggia explica muy bien cómo, tras un artista de genio, se encuentra casi siempre una mujer que debe sacrificarse por la obra y el talento de su esposo. Selvaggia era la musa de Paolo Uccello, pero para él ella no existía en realidad como ser humano que palpita cada día a su lado. Y, por lo tanto, la dejó languidecer de puro abandono.
En esta historieta retomé la pintura renacentista, sus retratos, el tratamiento de los desnudos y, sobre todo, los cuadros de Uccello.

T. Ser listo y ser tonto
es un irónico enredo sentimental donde Onliyú colaboró con Jordi Muntanya, el escritor Quim Monzó y el director teatral Mario Gas ¿Por qué tantos autores para una historieta de cinco páginas?

L. P. V.  
Estos cuatro escritores, directores de teatro e intelectuales relacionados con el mundo de los actores, tenían muchas ganas de colaborar en un guión cuyo personaje principal fuera un actor, y en esos momentos solían reunirse y debatir sobre los cómics, la literatura y el teatro. Años más tarde, algunos de ellos se hicieron más famosos que otros, y tomaron rumbos y amistades diferentes.

T. En estos tres trabajos de 1983 desarrollas historias ambientadas en distintas épocas, en las que destaca tu novedosa forma de plasmar el erotismo y el desnudo. Supongo que esto es lo que suscitó la atención de Lo Duca, ¿no?

L. P. V.  
Sí, Lo Duca quedó fascinado con la mezcla de erotismo, desnudos masculinos y femeninos y épocas y decorados tan inspirados. Para él, mis historietas apoyaban algunos de sus caballos de batalla como erotómano, es decir, eran un ejemplo de cómo la literatura, la pintura, la escultura y otras artes pueden aportar al erotismo y al sexo una dosis de imaginación extra y múltiples viajes a través del tiempo y los diferentes países y culturas, sin caer en el aburrimiento del academicismo. Historietas curiosas, picantes, seductoras e imaginativas.

T. A las que cabe sumar
El balcón,donde adaptas un capítulo de América, la novela de Kafka.

L. P. V.  
Esta adaptación de Kafka a la historieta, sobre la angustia y el desvarío de un europeo en América, también le interesó mucho a Lo Duca. Sobre todo, por una viñeta claramente erótica (número 6 de la página 1), en la que resumí con tres dibujos la relación entre el dinero y el sexo.

T. Y esto nos lleva a El toro blanco, una obra que
rezuma sensualidad y belleza con un estilo a la vez moderno y clasicista ¿Cómo te lo planteaste?

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   Páginas de El toro blanco.
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L. P. V.  
Para dibujar este álbum estudié sobre todo el arte cretense de la época: arquitectura, cerámica, escultura, frescos en las paredes, mitología, etc. En las escuelas, desde niños, nos enseñan el arte griego con mayúsculas, y sin embargo, el arte anterior cretense, que es alucinante y muy hermoso, ni tan siquiera se cita en la enseñanza.
El arte cretense tiene formas y dibujos muy sinuosos y era ideal para crear escenas y ambientes sensuales. A pesar de que en este álbum hay pocas escenas de sexo directo, en todo el libro me planteé unas atmósferas muy sensuales y una erotización de las imágenes a lo largo de toda su lectura.

T. ¿Investigaste también sobre el rol de la mujer de aquella época?

L. P. V.  
Me interesó, desde luego, al documentarme sobre aquel momento y lugar, la importancia de las diosas cretenses y del importante papel de las mujeres en esta antigua cultura.

T. Tú eras una principiante de 27 años, y Lo Duca, un escritor de culto con una prestigiosa trayectoria ¿Qué le hizo fijarse en tu obra?

L. P. V.  
Lo Duca me escribió, como dije, porque, como erotómano culto, consideraba que los dibujos de Maracaibo, o sea los mios, eran los más interesantes en El Víbora desde el punto de vista erótico y, por lo tanto, quería conocerme y colaborar conmigo. Él formaba parte de una serie de filósofos (como Georges Bataille), artistas que trataron el tema del erotismo (como Picasso y Cocteau, también amigos suyos) y cineastas del cine erótico (sobre todo francés y polaco), y consideró que mis dibujos entroncaban con esta escuela europea y esta generación, que estudiaron con mucha consideración el género erótico.

T. ¿Qué le pareció distinto en tu visión de la feminidad o del sexo?

L. P. V.  
Más que el tema de la feminidad en mis dibujos, le interesó el planteamiento de la sexualidad sin culpas, de una expresión libre y creativa del deseo de mujeres y hombres y, al mismo tiempo, un rigor muy exigente desde el punto de vista artístico. Ten en cuenta que con mis álbumes eróticos siempre he tenido lectores masculinos y femeninos.

T. ¿Qué diferencias observas entre unos y otras a la hora de apreciar tu obra?

L. P. V.  
A lo largo de estos últimos treinta años dedicados a la historieta he ido charlando y encontrándome con muchos de mis lectores, que me han comentado que iban siguiendo mis publicaciones y álbumes. Pero no he observado en sus apreciaciones y comentarios una gran diferencia por ser hombres o mujeres. Un comentario que suelen repetir, tanto unos como otras, es que mis dibujos eróticos son muy cuidados y elegantes respecto a los de otros autores del género.

T. ¿Y a ti qué te atrajo de este guión?

L. P. V.  
Quería, sobre todo, tratar el tema de la mitología cretense y griega, porque desde niña es algo que me ha fascinado y que me permitía expresarme libremente y a mis anchas en el tema del erotismo.

T. La obsesión de Pasifae por un toro, ¿crees que en otras manos hubiera propiciado una explotación erótica degradante para la mujer?

L. P. V.  
Lo Duca pensó que el tema de Pasifae seducida por la potencia de un toro era un tema mitológico conocido pero muy difícil de tratar y dibujar y confió en que yo lo haría sin una violencia exagerada y banal, sin una morbosidad gratuita.

T. Otro tema que te incumbe en esta obra y va más allá del amor y la mitología es, en mi opinión, la postura de rebeldía de la protagonista, ¿no?

L. P. V.  
Pasifae es un personaje femenino bastante moderno e, incluso, reivindicativo de ciertas libertades para las mujeres. Ten en cuenta que, según la mitología, Pasifae es una mujer que ya no es muy joven –dado que es madre de hijos ya adultos–, que ya no desea a su marido, el poderoso rey Minos, y que quiere colmar su deseo y su placer al querer acoplarse con un toro, contra la voluntad de los dioses.
Es una historia que reivindica el placer de las mujeres de cierta edad, que no quieren estar relegadas en la sociedad por su papel de madres o de esposas de hombres poderosos. De hecho, Pasifae, con su locura por un toro, reta al poder absoluto del rey Minos, su marido, y también a los mismos dioses.
En la inmensa mayoría de los álbumes eróticos de cómic aparecen, sobre todo, mujeres muy jóvenes, y, sin embargo, yo dibujé a una Pasifae ya entrada en años, que podía ser tan atractiva como una jovencita.
Pero en este álbum también me ocupé de dibujar con cuidado la belleza del cuerpo masculino. Para mí, la mitología cretense y griega exalta la belleza de los cuerpos y su expansión gozosa.

T. Dibujas una historia de 15 páginas a color escrita por Onliyú que se titula La hija de Rapaccini, ambientada en Padua en la época del Renacimiento. Creo que tu estilo asimila la estética de los pintores de la época, ¿no? Al menos, la protagonista parece una Venus de Botticelli…

L. P. V.  
Tienes razón, Yexus, en observar que para esta historieta en color estudié y analicé a los pintores italianos del Prerrenacimento y del Renacimiento. Una influencia estilística que apreció mucho el escritor Lo Duca por su educación italiana.

T. Esa elegancia que definitivamente ya te caracteriza a partir de estos años no desaparece ni en las escenas más duras o escabrosas ¿Es algo intencionado o consustancial a tu estilo?

L. P. V.  
El estilo elegante de mis historietas y dibujos eróticos se debe a una forma espontánea de dibujar y no supone ninguna voluntad intencionada. Es un rasgo inherente a mi forma de ver el erotismo y, por lo tanto, a mi forma de dibujarlo.
Nunca he visto ni interpretado el sexo como algo sucio y despreciable.

T. En El caballero d´Eon, de nuevo con Lo Duca, sale a relucir otro “tabú”: el travestismo ¿De dónde proviene esa fascinación por el cambio de género? ¿Habla de la dualidad del ser humano?

L. P. V.  
El caballero d´Eon es un personaje real que vivió en el siglo XVIII y que se travistió de mujer para poder entrar en la corte rusa. Es curioso cómo, cuando estuve trabajando para la editorial japonesa Kodansha, los editores nipones me comentaron que les fascinaba este personaje que se hacía pasar por mujer, aunque realmente fuera un hombre heterosexual que realizaba labores de espionaje precisamente travestido. A la cultura japonesa siempre le ha interesado este tipo de disfraces ambiguos sexualmente, en los personajes de su literatura y su teatro.

T. Ambientas tus obras en distintos periodos históricos ¿Hay alguno que te resulte más gratificante a la hora de plasmar la expresión del deseo?

L. P. V.
Me gusta viajar a diferentes épocas y vivir en la piel de diferentes personajes, pero también me interesa el presente y las inquietudes sexuales contemporáneas.

T. En 1991 surge Kiss Comix. Siendo la revista más emblemática de cómic erótico hasta la fecha, ¿por qué no colaboraste en ella? ¿No encajaba en tu línea?

L. P. V.  
Desde que comenzó a publicarse la revista Kiss Comics me pareció que no había cabida en ella para mis dibujos e historietas y ellos tampoco se preocuparon en contactar conmigo.
La distinción entre lo erótico y lo pornográfico es algo muy personal y varía en cada sujeto.

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 La Trampa.  
T. La trampa
es tu primer álbum con guión propio y es una historia muy rotunda sobre las relaciones sexuales y sentimentales ¿Era una declaración de principios?

L. P. V.  
Dibujé este álbum a partir de la lectura de unos librillos sobre literatura erótica de autores anónimos que encontré en el mercado de Los Encantes de Barcelona. Tomé algunas anécdotas de estos libros y realicé un guión, pero, más que una declaración de principios, me interesaba en ese preciso momento tratar el tema del sadomasoquismo, algo que nunca había tratado en historieta ni en ilustración. Porque a mí siempre me ha interesado dibujar e investigar diferentes temas del mundo del erotismo: los variados fetichismos, el sadomaso, el amor lésbico, el erotismo en la mitología o el libertinaje en el siglo XVIII, por ejemplo.
Yo no soy una persona con una estructura de carácter sadomasoquista, pero, del mismo modo que un escritor al escribir es capaz de ponerse en la piel, carácter y comportamiento de un asesino sin serlo, yo, al dibujar ilustraciones y cómics eróticos, me pongo en la piel y situación de mis personajes, sobre todo como un voyeur muy atento.

T. También es la más explícita hasta entonces. Cabe hacer aquí la clásica pregunta sobre la frontera entre el erotismo y la pornografía ¿Dónde la sitúas en esta obra?

L. P. V.  
Son unas fronteras absolutamente subjetivas. Lo que para unos es muy excitante, para otros es grosero o repulsivo. Es por ello que a mí no me suele gustar el criticar a otros autores que se dedican al erotismo en el cómic, porque son libres de preferir escenas, representaciones del cuerpo masculino y femenino o gustos sexuales totalmente diferentes a los que yo describo o dibujo.
Puedo decir que me siento cercana al tratamiento de la sexualidad de autores como Guido Crepax, Leone Frollo, Massimo Rotundo, Baldazzini o Alex Varenne, del que soy muy amiga desde hace ya once años. Elegancia en el trazo pero sin ñoñerías ni poses esnobs. También me ha gustado el acercamiento que tiene Blutch al tema, desde una óptica más expresionista del dibujo y del cuerpo humano.

T. En esta obra y en otras tuyas hay numerosas escenas que se recrean en la pura representación del placer, destinadas a la gratificación visual, ¿es así?

L. P. V.  
Si, tienes razón en que hay muchos detalles, escenas y dibujos de puro placer visual tanto en mis historietas como en mis ilustraciones eróticas. El placer de mirar del voyeur.

T. El fetichismo sadomasoquista constituye una cultura icónica, casi de culto ¿Es disociable la estética del contenido?

L. P. V.  
Al estudiar y dibujar el tema del sadomasoquismo, lo primero que me sorprendió es conocer su complejo ritual, los objetos, vestimenta y escenografías de esta iconografía sexual. En muchos casos, estos elementos son extremadamente elaborados o complejos, como si muchas parejas o grupos de sadomasoquistas quisieran alargar al máximo la duración del ritual en sofisticadas escenas.

T. ¿El juego sadomaso actúa aquí como una especie de filtro para analizar las relaciones humanas? ¿Es una alegoría de la propia vida?

L. P. V.  
Para mí, el sadomasoquismo describe con detalle las relaciones de amo y esclavo, de dominio y sumisión, que existen en algunas parejas, pero también en muchos niveles de nuestra sociedad. Yo soy hija de unos padres que estuvieron discutiendo toda la vida. En ocasiones repetidas, uno de los dos era la víctima y el otro el verdugo, pero en otro momento pasaban a intercambiar los roles.
Dibujar escenas sadomasoquistas, más que mis propias preferencias sexuales, es un bálsamo para curar heridas que he vivido en la mencionada relación entre mis padres. Cuando dibujo estas escenas y dibujos eróticos me duele menos lo vivido. Sin embargo, esta relación de amor-odio y de amo- esclavo, entre mis padres fue siempre a nivel psicológico y nunca de maltrato físico. Aunque el dibujo de lo físico representa con la misma exactitud lo que suponemos erróneamente que es únicamente psicológico.
Las imágenes, lo físico, lo matérico, representan desde los lejanos inicios de la historia del arte nuestros pensamientos, sentimientos y vivencias. En los dibujos eróticos también hallamos todas estas referencias subjetivas a la complejidad del ser humano.

T. ¿Por qué en las fantasías sadomasoquistas generalmente aparece la mujer como elemento dominador? ¿Cómo encaja con ese tema tan actual que es la violencia de género?

L. P. V.  
El tema del sadomasoquismo abunda en la cultura nipona, sobre todo en lo referente a una mujer sumisa con un hombre-amo. En el arte y el manga japonés también hallamos estos roles sexuales mujer-sumisa y hombre-amo, pero también con los papeles invertidos o cuando tratan los temas de la homosexualidad masculina y femenina, de los roles sadomasoquistas entre miembros del mismo sexo. Sin embargo, en la cultura anglosajona es más frecuente la preferencia por la mujer dominatrix y el hombre sumiso. Durante una temporada estuve dibujando ilustraciones eróticas para las revistas inglesas Eros y Erotic Stories, y los editores siempre me pidieron escenas de mujeres amas y hombres sumisos, y nunca a la inversa.

La violencia doméstica es otra cuestión y otra realidad en la que, desde luego, no entra en juego la satisfacción de uno de los componentes de la pareja.

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 Páginas de Laura en el álbum Los derechos de la mujer. 

T. Participas en el álbum Los Derechos de la Mujer, donde no había ningún guionista, sólo las autoras ¿Fue casualidad o era una premisa del proyecto?

L. P. V.  Este álbum colectivo, hecho por mujeres, en un principio tenía como director artístico a Antonio Altarriba, que dirigía varios álbumes y colecciones para la editorial vasca Ikusager. Pero, dado el tema especial de este libro, Antonio consideró que debía ser una mujer la directora del proyecto, y el encargo recayó en la artista Pilar Albajar. El álbum se propuso, pues, desde sus inicios, ser un libro de autoría femenina sobre temas de denuncia de ciertas situaciones que sufren las mujeres y, por lo tanto, no se convocó a hombres dibujantes o guionistas.

T. Quizá sea tu única historia donde el sexo no resulte gratificante, sino al contrario…

L. P. V.  
Mi historieta trataba del malentendido que existe, a nivel de la calle, en cuanto al placer que puedan experimentar las mujeres con las violaciones, y que yo creo que es una opinión y una aberración insostenibles. El guión se basa en el libro El Informe Hite, basado en estudios de la sexualidad femenina, en el que se describen algunos casos reales en los que ciertos psicólogos o psiquiatras han aconsejado a sus pacientes varones violar a sus mujeres porque se hacían las estrechas o porque, simplemente, no deseaban el contacto sexual con sus maridos.

T. En Cambio el polvo por brillo cuestionabas un tema tan cotidiano como el papel de la mujer dentro del matrimonio ¿Quizá por ello utilizaste un estilo más realista y sobrio, despojado de cualquier belleza o estilismo?

L. P. V.  
Era un proyecto colectivo en el que las autoras convocadas daban rienda suelta a la misoginia de nuestra sociedad, que en ese período era la de los años noventa. En el dibujo de mi historieta utilicé un trazo de pincel muy expresivo, negro y gestual, porque se trataba de un tema de denuncia y planteaba, básicamente, la dicotomía que existe entre la vida de las mujeres amas de casa y la de las mujeres que llegan a realizar alguna carrera o trabajo remunerado. Estas dos vías, posibles para muchas mujeres, también acarrean importantes renuncias para su desarrollo personal, y ése era el tema principal de mi historieta.

T. Markheim tampoco tiene que ver con el erotismo. Pero, curiosamente, el móvil del asesino es obtener riquezas para saciar “la sed de placer”…

L. P. V.
Para este álbum elegí un formato de libro diferente a los anteriores, alargado y horizontal y más pequeño, y adapté a la historieta un cuento de Stevenson, como he hecho en otras ocasiones con obras de Kafka, C. G. Jung, Colette, Baldwin, Maupassant o Thomas De Quincey. Y sí que aparece, desde luego, el deseo sexual entre las diferentes necesidades que plantea la sed de placer del protagonista.

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   Arriba, Hay que organizarse. Bajo destas líneas,  Nous sommes les Maures, editado por Amok en 1998, con una historieta de Cava y Laura.
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T. En Hay que organizarse recreas chistes conocidos, de naturaleza sexual (algunos bastante vulgares), sin rebajar la elegancia y exquisitez de tu dibujo ¿Buscabas ese contraste a propósito?

L. P. V.  
Tenía recopilados una serie de chistes de la calle, muy populares, y en un cierto momento me apeteció plasmarlos en mis dibujos, hacer un pequeño librillo y editarlos. Quería tratar el tema del humor, que tan sólo había dibujado de forma tangencial en las historietas escritas por Onliyú.

T. Durante los noventa ya eras conocida en Francia ¿Cómo son recibidas tus obras en ese mercado, a menudo tan conservador?

L. P. V.  
Es un mercado, tal como dices, muy conservador, y les resulta difícil aceptar a autores españoles entre sus filas. En ese país publiqué con la editorial Amok, que principalmente editaba cómic experimental de autores franceses y europeos. En la historieta “Jalwa”, con guión de Felipe Hernández Cava, para el álbum Nous sommes les maures, mezclé la iconografía mozárabe con los grafismos modernos para dibujar el delirio amoroso y la atracción sexual de su protagonista por una mujer árabe que conoce por casualidad en la calle, durante uno de sus paseos por una ciudad del norte de África. De nuevo, en esta historieta dibujo la voluptuosidad de la atracción entre los dos protagonistas.
En Francia también publiqué un montón de viñetas eróticas que seleccionó Lo Duca para sus dos recopilatorios del mejor cómic erótico en los libros Luxure de Luxe y Les Triomphes de la Bande Dessinée, de la editorial Dominique Leroy. Pero en ninguna de estas editoriales informaron a los autores españoles de cuál había sido la respuesta de los lectores y críticos franceses a nuestras páginas.
Sin embargo, en Francia le han dedicado a mi obra dos estudios universitarios. El primero que analizó mi obra tebeística fue Le Feminin dans la bande dessinée espagnole,de Viviane Alary, en la Université de Toulouse-Le Mirail (Francia 1994), y el segundo ha sido Transgresión y ruptura genérica en Macandé, la novela gráfica de Hernández Cava y Laura, de Tatiana Blanco Cordón, en la Universidad Celis-Clermont Ferrand (Francia, 2009). Este último estudio se publicó en la revista Hispánicas XX (EUD, 2009, nº 7) y se presentó a debate en la Université de Bourgogne ese mismo año.

T. ¿Y en Japón? ¿Adviertes alguna manera particular de entender el erotismo dibujado?

L. P. V.  
Al editor de Kodansha le mostré mis dos álbumes, El toro blanco y La trampa, en 1992. Y, así como dijeron que no entendían el erotismo en la mitología del primero, les entusiasmó el erotismo del segundo. Es el tema que ya he mencionado del interés por el sadomasoquismo en la cultura nipona, junto a otros factores que ellos apreciaron de la fuerza de los retratos de mis personajes. Me comentaron que lo más interesante para ellos de La trampa era cómo había logrado tan variadas y profundas expresiones de placer, dolor, sorpresa, languidez o autoridad, por ejemplo, en los rostros y actitudes de los personajes. Y, sin duda, el editor japonés apreció también que en este álbum hubiera dibujado múltiples referencias visuales a las estampas eróticas japonesas del siglo XIX. Desde luego, el álbum estaba inspirado en la elegancia, contundencia y languidez de este arte japonés exquisito. Para el editor japonés, lo más interesante de mis dibujos y de las escenas de mis cómics era la fuerza de los personajes retratados.
Para mí fue un honor que apreciaran tanto La trampa, porque todo autor de cómic erótico sabe que las estampas eróticas japonesas del XIX alcanzaron las más altas cimas de este arte.

T. Hablemos de tus trabajos para Nosotros Somos los Muertos. En La melancolía introduces un tema tan relevante como la creación ¿Cuál es su relación con el sexo?

L. P. V.  
Creo, como descubrió Freud, que la creatividad de los artistas depende de la libido, una energía íntimamente relacionada con la sexualidad.

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 Las habitaciones desmanteladas.  
T. Hablando de Freud, en 1998 participas en la barcelonesa galería Maeght, en una muestra titulada Campo Freudiano ¿Hay mucho de psicoanálisis en el comportamiento sexual de tus personajes?

L. P. V.  
Yo estudié tres cursos en la Universidad de Psicología de Barcelona y, principalmente, profundicé en el psicoanálisis y en Freud. Más tarde también me interesé por el psicoanalista y psiquiatra Jacques Lacan.
Creo que tanto Freud como Lacan fueron personas lúcidas que investigaron sobre la psique humana y que el psicoanálisis sigue siendo una cura eficaz y una alternativa a la psiquiatría basada en la insistente sobremedicación de los pacientes. El psicoanálisis es duramente criticado, pero yo conozco a muchos amigos (sobre todo artistas) que sufrían profundamente y que han aligerado de forma muy significativa tanto dolor gracias a un tratamiento psicoanalítico lacaniano. Han dejado de sufrir tanto y llevan una vida más sosegada en relación a sus parejas, en el trabajo o con la familia.
No creo, sin embargo, que en mi obra haya una referencia al psicoanálisis, pero sí que, para mis personajes, la sexualidad es un factor importante en sus comportamientos y en sus vidas.

T. Volviendo a las historias publicadas en NSLM, Safo es una hermosa celebración del amor lésbico ¿Y la homosexualidad masculina? ¿Te seduce menos estéticamente?

L. P. V.  
Me resulta más fácil dibujar los acoplamientos entre cuerpos femeninos que entre dos o más hombres. Es por esta razón que he dibujado historias e ilustraciones de relaciones lésbicas, pero no tengo nada contra la homosexualidad masculina.

T. Contraponiendo Heart con El jugador y Eros y Psique se deduce que el puro sexo es placer sin sufrimiento, mientras que las relaciones amorosas son conflictivas y a veces aciagas ¿Es así?

L. P. V.  
Creo que el amor, aparte del placer, conlleva mucho sufrimiento y pone a prueba las convicciones, los sentimientos y las relaciones de las personas enamoradas. El amor es una prueba de fuego y una crisis profunda que afecta decisivamente el rumbo de nuestras vidas. El sexo puede ser tan arrollador como el amor, pero también puede ser camaradería y juego.

T. En 1999 aparece tu primera novela gráfica, Las habitaciones desmanteladas. ¿Por qué te dispersas en diversos estilos y géneros en vez de centrarte en un relato monográfico?


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  Cartel de la autora alusivo a la guerra civil.
L. P. V.  Las Habitaciones Desmanteladas fue mi primer álbum con el editor Paco Camarasa de EDICIONS DE PONENT, con el que he publicado hasta la actualidad.

Uno de mis principales caballos de batalla en el cómic, desde que comencé mi carrera como historietista hasta ahora, ha sido defender la libertad que tienen los dibujantes de dominar y expresarse en diferentes estilos de dibujo para adaptarlos a los diferentes temas de los guiones y las diferentes personalidades literarias de los guionistas o escritores. Yo respeto a los dibujantes que han mantenido o mantienen el mismo estilo gráfico, o con ligeras modificaciones, a lo largo de toda su carrera, pero yo con este sistema me aburro.

Creo que “la forma es pensamiento”, y no creo que sea honrado para mí, como dibujante, como historietista, expresarme con el mismo estilo en una historieta cruel ambientada en la guerra civil española que en una historieta hedonista de carácter erótico. Con el dibujo “se piensa diferente” y gráficamente un guión del rococó en Italia que, por ejemplo, una historia de serie negra ambientada en los años cuarenta.
Yo he defendido y defiendo esta libertad de expresión de los historietistas con diferentes registros gráficos, igual que lo han defendido autores como Federico del Barrio o Raúl. Creo que es una característica original de algunos autores españoles, y que dicha característica la deberían reivindicar críticos e historiadores del cómic español respecto a, por ejemplo, la BD francesa, el fumetto italiano o el cómic americano.
El álbum Las habitaciones desmanteladas es un proyecto de libro que presenta al lector guiones de diferentes escritores, dibujados según el grafismo que yo consideraba más adecuado para cada tema. Voluptuoso para las páginas eróticas, oscuro y violento para la serie negra o frío y limpio para la historieta de Gustav Jung de Los casos del Dr. Gregotti.

T. Al cabo de casi veinte años, te encuentras en plena madurez creativa. ¿Supone esta obra un punto de inflexión en tu trayectoria?

L. P. V.  
Con Las habitaciones desmanteladas hice un resumen de mi trayectoria y de la mayoría de temas que me interesaban, como la adaptación de la literatura al cómic, y lo hice en un formato más cercano al de un libro. Presenté un álbum de dimensiones parecidas al de las actuales novelas gráficas (17 x 24 cm), pero antes de que se pusiera de moda este término y este formato en la historieta mundial. Eran breves historias recientes, pero también otras de diferentes épocas anteriores.

T. Dentro de la diversidad, la mayoría de los personajes de este libro se encuentran dominados por pulsiones extremas, como el sexo, la locura y la muerte, ¿no?

L. P. V.  
Yo creo que el elemento trágico, pasional y de atracción por la muerte es consustancial a nuestras vidas.

T. Aquí adaptas a numerosos escritores: Dylan Thomas, Maupassant, Jung, Borges y De Quincey, entre otros. Pero ¿no te inspira ninguna película o cineasta?

L. P. V.  
Del cine me han influido sobre todo las excelentes películas eróticas de la filmografía polaca. Pero yo estudio y extraigo imágenes de muchas otras fuentes, como la fotografía, la pintura, el grafitti, el collage, el grabado, etc. Siempre estoy buscando nuevas referencias e inspiraciones visuales para mis cómics.

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Portada de Macandé. Debajo: Portada de la edición de Medio Muerto de la obra Las mil y una noches.
 
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T. Dibujas a continuación Macandé, con Hernández Cava ¿Qué te decidió a aceptar un guión tan alejado de tu temática habitual?

L. P. V.
 Aparte de toda mi obra de cómic erótico, a lo largo de estos últimos treinta años dedicados a la historieta he tratado también otros temas, como el político, el social, la experimentación o el poético, y sobre todo en colaboración con el guionista Felipe Hernández Cava. Cuando acabo un álbum de cien páginas de temática erótica o de cualquier otro tipo, me quedo literalmente agotada y necesito cambiar de argumento y de estilo para recuperarme y seguir dibujando sin hastío. Porque dedicarle a un álbum uno, dos o tres años es mucho tiempo insistiendo y concentrándome en un único tema.

T. De todas formas, cambias la pasión amorosa por otra de igual intensidad: la pasión por el flamenco, por la fuerza de la creación y del arte ¿Pueden llegar a ser equivalentes?

L. P. V.  
Cualquier pasión nos trasforma y nos repercute profundamente, sea la pasión amorosa o la del cante.

T. De nuevo adecuando la forma al contenido, utilizas un trazo áspero y nada esteticista para narrar una historia descarnada que no idealiza ninguna realidad, ¿no?

L. P. V.  
El álbum Macandé narra una historia real, la vida de ese malogrado cantaor de cante jondo, un cantaor genial para muchos de los grandes maestros de este arte. Macandé significa en el lenguaje de los gitanos “loco”,y, en efecto, fue un personaje que vivió atenazado por la locura y la enfermedad mental, e internado en sucesivos psiquiátricos varias veces a lo largo de su vida.
Hay que tener en cuenta que los psiquiátricos en España, en los años cuarenta, no eran lo que son hoy en día y no disponían tampoco de una medicación efectiva para reducir y tratar el gran sufrimiento de sus pacientes.
Por lo tanto, este álbum, dado que es la historia trágica de un genio y su enorme sufrimiento mental, me planteé dibujarlo con un estilo de dibujo trágico, expresivo del dolor y del desgarro interior del personaje. Lo hice con un trazo de lápiz graso y graffiti emborronados con una goma, técnica esta última que usé para expresar la confusión mental y hacérsela comprender y vivir al lector del libro. A Felipe Hernández Cava le pareció muy adecuado el estilo de dibujo que utilicé porque no edulcoraba la tragedia de la vida del gran artista Macandé.
Por otro lado, un año después contactó conmigo una asociación que reivindica la cultura gitana para decirme que Macandé era el único álbum, en la historia del cómic, dedicado a un gitano como protagonista. Publicaron este análisis y el comentario en Internet, y, como os he citado anteriormente, también Tatiana Blanco Cordón ha realizado un serio estudio sobre este álbum en la Universidad CELIS-Clermont Ferrand.

T. También con Cava, publicas en El Ojo Clínico historias como “La vida a fuego lento”, sobre un ama de casa hastiada y madura que piensa en el suicidio. Un retrato de mujer muy diferente del que sueles describir ¿El erotismo en tu obra es un escape de la realidad cotidiana?

L. P. V.  
No. Para mí, el erotismo forma parte de nuestra realidad y nos compromete profundamente. Es uno de los componentes principales y, a veces, más trágicos de nuestra existencia.
Del erotismo he tratado diferentes temas, y he viajado a diferentes épocas y países, y a veces, como en el álbum Las Mil y Una Noches, la sexualidad es jocosa en determinados momentos de la narración, pero en otros momentos del mismo libro ésta es marcadamente trágica, como en la matanza que realiza el sultán Schazaman de su esposa y partícipes en la orgía del palacio en su ausencia.

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   Las mil y una noches.
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T. Hablemos de esta novela gráfica, Las Mil y Una Noches, con guión de Lo Duca. Un clásico literario del que normalmente se ha utilizado la parte aventurera o fantástica y se ha obviado su componente sexual, ¿no?

L. P. V.  
Hace poco me invitaron al Salón del Cómic de Palma de Mallorca Cómic Nostrum 2011, donde también se había invitado a autores marroquíes y comisarios del Salón del Cómic de Marruecos, y uno de estos últimos compró el álbum. Y lo que más le maravilló fue el componente pronunciadamente erótico de mi versión de Las Mil y Una Noches, de escenas que no aparecen en el original. De hecho, todas las escenas de sexo entre el sultán y las dos hermanas, al final de cada capítulo del cuento narrado por Scherazade, fueron una aportación mía libre e inventada en la adaptación que escribió Lo Duca para la historieta.
Ni en el libro original, obra maestra de la literatura universal, ni en el guión que me escribió Lo Duca, aparecen detalladas y escritas las escenas eróticas que yo dibujé al final de cada capítulo.

T. Supongo que este libro chocará frontalmente con el sexismo asociado a la cultura y religión musulmanas…

L. P. V.  
Los creadores marroquíes a los que me refería anteriormente en el Salon Cómic Nostrum de Palma de Mallorca me confirmaron que un libro como este mío de Las Mil y Una Noches sería imposible verlo publicado, hoy en día, en el mundo árabe. Me confirmaron ellos mismos que en toda esa gran zona geográfica y cultural islámica existe una estricta censura de los temas sexuales y eróticos, por lo que no se publica ningún cómic de este género.

T. Técnicamente, ¿por qué retocaste el dibujo de los cuadernos donde apareció inicialmente, añadiendo sombras y negros?

L. P. V.  
Ten en cuenta que dibujé este álbum en color en su día para que se publicara en la editorial Casset, pero esta editorial fue a la quiebra, y más adelante, Max, al que le maravilló mi versión dibujada de Las Mil y Una Noches, me propuso publicarla en cuadernillos en su colección NSLM / Medio Muerto, pero en blanco y negro. Max, de hecho, escribió un excelente prólogo al libro cuando lo publicó más tarde Edicions De Ponent, de Paco Camarasa.

T. Tienes aquí un nuevo contexto para explorar gráficamente el arte amatorio: el lejano Oriente ¿A qué fuentes visuales acudiste en este caso?

L. P. V.  
Estudié la pintura y la escultura de la época mogol y la mezcla de culturas del libro original, culturas como la árabe, la china, la persa y la india de aquel periodo. Y, sobre todo, las estampas eróticas mogoles de esa época, en las que no existía la censura de todo componente sexual que hay en el islam actual.

T. ¿Tiene un espíritu diferente la representación de la sensualidad oriental?

L. P. V.  
Es un arte, el de esta época mogol, mucho más preciosista. Hay más detalles, arabescos y ornamentación que en el arte griego y latino.

T. El libro termina de una forma un tanto precipitada ¿No contemplasteis continuar adaptando más cuentos?

L. P. V.  
No pude dibujar un segundo álbum de Las Mil y Una Noches porque el escritor y guionista Joseph-Marie Lo Duca murió en París, a los casi cien años.

T. En Susana, tu siguiente álbum, el erotismo es más suave, aparece la aventura y tiene vocación de “continuará” ¿Intentabas crear una serie y enfocarla a un público más amplio?

L. P. V.  
Escribí y dibujé este álbum para la editorial japonesa Kodansha y me llevó, aproximadamente, tres años acabarlo (del 1992 al 1995), porque la relación a larga distancia y entre culturas tan diferentes como la española y la japonesa ralentizaba mucho todo el proceso comunicativo entre autor y editorial.
El álbum estaba dividido en tres capítulos porque, efectivamente, se debía publicar en tres números sucesivos de la revista Morning de esa editorial, pero el proyecto inicial era que debía continuar en un montón de capítulos más.
En un cierto momento, el equipo de editores japoneses que llevaban mi proyecto de Susana cambió de responsables, y también cambiaron los proyectos a editar, por lo que al final no se publicó en Japón, como se había planeado desde un principio. Los editores japoneses pagaban muy bien mis páginas y cancelaban los proyectos sin problemas, incluso proyectos ya muy adelantados, porque consideraban que los autores españoles estaban ya satisfechos y compensados con la óptima paga.
En los tres años que estuve trabajando para Japón estudié japonés, literatura, arte, manga y cultura japonesa e introduje en mi álbum Susana elementos de esta cultura, como las artes marciales. Busqué más tarde un editor en España para estas ochenta páginas en forma de álbum, y Jordi Coll, editor de Amaníaco Ediciones, estuvo encantado de publicarlo.
El guión se basa en la mitología y el horóscopo aztecas (el signo del Jaguar), mezclados con la vida aventurera de una periodista que investiga los entresijos de los ambientes del sexo en una gran ciudad (varios planos, calles y edificios son de la ciudad de Barcelona). El diseño de este álbum, de la portada, contraportada, portadilla e introducción, lo hizo Andrés Salvarezza, que ha diseñado la mayoría de mis álbumes de cómic.

T. Susana
también podría ser un superhéroe, ¿no? Tiene superpoderes, una doble vida, ambientación urbana y combate las injusticias…

L. P. V.  
Hay teóricos del cómic que consideran que los superhéroes retoman el tema de los héroes de las antiguas mitologías y, en base a esto, mi protagonista puede considerarse perteneciente al género de los superhéroes o superheroínas en el cómic.

T. Otra reminiscencia, no sé si consciente o no, es la película La mujer pantera (tanto la de Tourneur como la de Schrader), un filme de profundas connotaciones sexuales ¿Es así?

L. P. V.  
Estoy de acuerdo contigo en que este álbum está muy influido por la tradición en el cine y en el cómic del personaje de la mujer pantera, y sobre todo de las dos películas que citas.

T. Tus obras también aparecen en proyectos colectivos como Once miradas, … de ellas, Nuestra Guerra Civil o Guadalajara será la tumba del fascismo. Obras donde prima la reflexión, el intimismo, la memoria y el compromiso. Estos elementos nunca están ausentes de toda tu obra, ¿no?

L. P. V.  
Los temas sociales, políticos e históricos siempre me han preocupado, y he ido colaborando en los diferentes proyectos que me fueron interesando a lo largo de mi carrera como historietista. La mayoría de estas obras de compromiso las dibujé con guiones de Felipe Hernández Cava, con el que he colaborado en diez historietas, entre álbumes e historias breves.

T. Dibujas Amores locos con guión de Antonio Altarriba, otro especialista en narrativa erótica, como apuntabas antes ¿Cómo surge esta colaboración?

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Amores locos.  
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L. P. V.  
Hacía bastante tiempo que yo quería adaptar a la historieta el libro Las lágrimas de Eros, de Georges Bataille, libro en el que se van analizando las diferentes formas de manifestarse del erotismo a lo largo de la historia, partiendo de la prehistoria hasta los comienzos del siglo XX.
Yo sabía que Antonio Altarriba había participado en el Premio La Sonrisa Vertical,y le pedí por correo si me podía enviar un ejemplar de su libro Cuerpos entretejidos, publicado en esa misma colección de Tusquets. Al leer este libro de Altarriba me pareció que él podía ser un óptimo guionista de cómic, porque es un gran visualizador de las escenas a lo largo de toda la narración del libro. Propone escenas visuales interesantes para dibujar, con una gran imaginación erótica.
Antonio Altarriba admite, con generosidad y sin reparos, que Laura “le rescató como guionista de talento para el mundo de la historieta, al ofrecerle dos álbumes consecutivos (muy extensos, de unas 115 páginas, cada uno) de género erótico, confiando totalmente en él como escritor en un período de su vida en que se sentía algo abandonado y descreído en sus capacidades creativas historietísticas”. Más tarde, con el dibujante Kim, Altarriba ha demostrado que domina también otros temas, ganando el Premio Nacional de Cómic con el álbum El arte de volar. Yo me siento muy orgullosa de haber apostado por él como guionista de cómics antes de que fuera un premio nacional.

T. ¿En qué se diferencia su aproximación al género de la de Lo Duca?

L. P. V.  
Considero que las diferencias entre los guiones de ambos se caracterizan, sobre todo, en que los de Altarriba presentan en algunos momentos de la narración elementos más trágicos, más surrealistas, mientras que Lo Duca, hace referencias continuas a la cultura y sensibilidades italiana, mediterránea y francesa.

T. El libro se divide en tres épocas: ¿las tres edades del hombre?

L. P. V.  
A Altarriba le pareció interesante el tema que le propuse de basarnos en el mencionado libro de Bataille para un álbum de cómic erótico, y adaptamos principalmente tres épocas: la prehistoria, la Grecia arcaica y los años veinte y treinta en Nueva York. Lo hicimos en tres estilos de habitáculo (la cueva, el templo y el rascacielos) y basándonos en tres sentidos (el olfato, el tacto y el gusto). Aunque, de hecho, el sentido de la vista también esté presente en todo el libro, por lo que supone la importante lectura visual de imágenes y textos.
Bataille analiza muchas otras épocas de la historia del erotismo en su libro Las  lágrimas de Eros, aparte de las tres que nosotros dibujamos y escribimos, pero no podíamos abarcarlas todas en un álbum de 115 páginas.

T. En la prehistoria se asimila el sexo con la alimentación y la agresividad. Tres de los instintos más primitivos del ser humano, ¿no?

L. P. V.  
Afrontamos cada época de Amores locos desde el aspecto más próximo a dicho período, y la prehistoria nos remitía a una sociedad primaria, de instintos y violencia, y menos estructurada, culturalizada y sofisticada que las épocas de la Grecia clásica o la del Nueva York de los locos años veinte y treinta.

T. En Corinto se plantea una idea muy interesante: la relación del erotismo con la religión.

L. P. V.  
La sexualidad entendida como una actividad relacionada con lo sagrado en Corinto hoy en día nos parece sorprendente, por la facilidad con que en nuestra sociedad se censura y desprecia con frecuencia todo lo relacionado con el sexo. Y era importante para nosotros dos, como autores, reivindicar y defender el tema del erotismo en la literatura, en el cómic y en la ilustración, y reflejar este período de Grecia, por el valor primordial que tuvo en esa época, y en esa sofisticada cultura, todo lo relacionado con la sexualidad. Sin embargo, también podemos encontrar interpretaciones del erotismo y de la sexualidad, asociadas a lo sagrado y lo totémico, en otras culturas antiguas, como la africana.

T. En Nueva York ¿el surrealismo puede ser una irónica metáfora de las relaciones amorosas o pasionales?

L. P. V.  
El movimiento surrealista otorgó un papel primordial al amor loco y a la sexualidad como formas de liberación, y con frecuencia aportó una visión irónica y de juego a estos temas.

T. También cobran gran protagonismo los fluidos: sangre, semen, vino, miel, sudor… ¿Por qué?

L. P. V.  
La sangre, el semen, el sudor y todos los fluidos relacionados con el cuerpo son parte sustancial de la sexualidad, del placer, y también de sus temores ancestrales y de su frecuente proximidad con la muerte.

T. Más que en tus demás historias, en Amores locos parece haber una estrecha relación entre la actividad sexual y la artística, ¿es intencionado?

L. P. V.  
Sí. Tanto Altarriba como yo consideramos que existe una íntima relación entre actividad creativa e instintos sexuales o fuerzas derivadas de pulsiones sexuales.

T. Quizá por lo antedicho,  juegas de nuevo a recrear los estilos artísticos de las épocas en que se desarrollan los argumentos ¿Cuál fue plásticamente más difícil?


L. P. V.  
La primera historia, ambientada en la época de las cavernas, fue una de las más difíciles, porque había que recrear una realidad de naturaleza amenazante y no domesticada por el hombre (al contrario que en las dos historias siguientes), una prehistoria sometida a las pasiones y a la sexualidad más ancestral y violenta y a los instintos más primitivos. El estilo de dibujo es de pinceladas menos suaves, más trágicas y agresivas, y de más zonas oscuras o negras, porque pensé que un tipo de grafismo más edulcorado, luminoso y limpio no era el más adecuado para la época hostil de la prehistoria.

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 El brillo del gato negro. 

T. El siguiente libro con Altarriba es El brillo del gato negro, que contiene dos historias. Hablemos de la primera, la que da título al álbum. Como en Susana, se vuelve a identificar a la mujer con los felinos ¿Te seduce esa representación animal de la sensualidad femenina?

L. P. V.  
Me gustan las transformaciones de hombres o mujeres en animales, tanto en el cine como en la historieta o la literatura. La forma de moverse y los andares de los felinos con frecuencia se asocian a los movimientos y andares de las mujeres, y en muchos aspectos, hombres y mujeres estamos muy cercanos a los comportamientos de los animales. 

T. Volvemos aquí al juego de los sentidos, en especial al tacto. ¿Cómo consigues expresar sensaciones táctiles en un medio que sólo permite ejercitar la vista?

L. P. V.  
Hay que tener en cuenta que las dos historias que forman este álbum son adaptaciones de dos cuentos de Altarriba, incluidos en el mencionado libro Cuerpos entretejidos, publicado en La Sonrisa Vertical como finalista de dicho premio en 1996. Cada relato de este libro representa un tejido, como bien indica el título, y mis dos cuentos se basan: el primero, “El brillo del gato negro”, ambientado en la China imperial, en el tejido de la seda; y el segundo, “El corazón de la serpiente”, que está ambientado en el Renacimiento italiano, en el terciopelo. De ahí que sean tan importantes en estos cuentos eróticos el sentido del tacto y el de la vista.

La facultad que tengo de representar en mis dibujos los diferentes sentidos, tacto, vista, olor, oído o gusto, es una cualidad que tengo como autora. Y es por esta capacidad, más bien directa e inconsciente al dibujar, por lo que he conseguido un prestigio en el cómic y la ilustración del género erótico. Hay autores que tienen un talento especial para otras áreas del dibujo en la historieta, como la arquitectura, los paisajes, la ciencia ficción o las batallas, por ejemplo. Max lo explicó muy bien en el prólogo que escribió para Las Mil y Una Noches cuando decía que en el dibujo, y en especial el del género erótico, “conviene ahuyentar a las legiones de despistados adoradores de la preeminencia de la anatomía y de la simulación cuasi fotográfica de la realidad”, que “el buen dibujo siempre dice más de lo que representa” (sea el olfato, el tacto, etc.), que se debe reivindicar “el latir de un discurso paralelo al del texto que emana silenciosamente del trazo de Laura y que acaba por penetrar al lector, envolviéndole en una atmósfera de intimidad corporal con los personajes”. Es decir, la difícil capacidad para un autor de exaltar el lenguaje de los cuerpos y de comunicar los avatares del deseo inherente.

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  Más páginas de El brillo del gato negro. 

T. El argumento también personifica el concepto de “la sangre es vida”, base de la mitología vampírica, ¿no? De nuevo volvemos a la relación entre la sexualidad y los fluidos corporales…

L. P. V.  
En el dibujo erótico participan sensaciones corporales y psíquicas muy complejas, de lo vital, de la proximidad con la muerte, de los miedos secretos, de los fluidos corporales, del estremecimiento más profundo, y es por ello que resulta un tema tan difícil de abordar y tratar.
Es un tema de una complejidad extrema, y la pornografía sería el tratamiento más primario y banal del mismo. Autores de cómic pornográfico los hay a montones, porque lo elemental es fácil y supone poco compromiso por parte de lo más íntimo y difícil de expresar del dibujante. La pornografía nos lleva al aburrimiento, a la repetición de posturas, actitudes y cuerpos estereotipados.

T.  
El protagonista pretende mantener su erección continuamente. ¿Es ésta la máxima descripción del placer?

L. P. V.  
Es el mito de obtener una sensación de excitación y placer perpetua.

T. Otro tema que aflora es la preservación de la juventud y la belleza ¿Es esencial la perfección física para cultivar la pasión?

L. P. V.  
Los cuerpos que yo dibujo no siempre son bellos, y nunca de una belleza estereotipada. El cuerpo de Pasifae, por ejemplo, en El toro blanco, está lleno de señales y estrías.
Lo importante es comunicar el deseo y la sensualidad, más que dibujar un cuerpo prototipo de la moda imperante en nuestra sociedad, un cuerpo sólo para mirar a distancia y que, en realidad, no nos estremezca o nos haga partícipes de lo sensual y lo erótico. Muchas veces mis cuerpos dibujados se van trasformando a lo largo de la narración: se dilatan o encogen, o se estremecen o se vuelven rígidos, a partir de las complejas sensaciones de sus experiencias eróticas.

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  Portada de este tebeo.
T. La segunda historia es “El corazón de la serpiente”. Creo que es la más negativa y cruel que has dibujado, porque en ella sólo obtiene placer una parte de la pareja, mientras que la otra es destruida, ¿no?

L. P. V.  
En esta historia se trata, entre otros, el tema del doble. El doble físico entre hermanos gemelos y el doble entre una madre y una hija casi físicamente idénticas. También se tratan los temas del poder y del odio, y del enfrentamiento entre dos familias italianas en el Renacimiento. Aparece, desde luego como tú indicas, la crueldad de los hermanos gemelos con respecto al sexo con las mujeres, una crueldad enmarcada dentro de la violencia inherente a estos personajes y a la trama de toda la historia.
Pero estas mujeres muestran toda su fuerza erótica en las reacciones de sus cuerpos, que a veces desfallecen, otras permanecen expectantes, otras desean fervientemente… Todo un vocabulario físico y psíquico de las fluctuaciones del deseo en las mujeres protagonistas.

T. Aquí es más evidente que nunca la relación entre el Eros y el Thanatos…

L. P. V.  
Sí, lo vital y la muerte se entremezclan en toda la narración, alcanzando en ciertos momentos una gran intensidad o situaciones de un gran dramatismo.

T. A la vista del argumento, ¿el sexo implica poder?

L. P. V.  
Todos hemos conocido en nuestras vidas, o en la historia, o en la cultura (literatura, pintura, cómic, teatro, fotografía, etc.), situaciones en las que el sexo está íntimamente asociado al poder, y en esta historia escrita por Altarriba y que tan bien ambientó en la época del Renacimiento Italiano, se trata este dilema sexual.

T. ¿Qué significa la habitación con espejos y pinturas para hacer el amor? Borges decía que “los espejos y la cópula multiplican al hombre” ¿Hay alguna relación?

L. P. V.  
Para la idea de esta escena, donde los personajes copulan rodeados de espejos, podríamos retomar perfectamente esa frase de Borges que citas, añadiendo: “los espejos multiplican nuestras caricias eróticas y el placer visual de un espacio que nos envuelve con las visiones de los cuerpos y el placer multiplicados”.

T. Después participas en el álbum colectivo El secreto de la Alhóndiga, adaptando un relato de Kafka en color ¿Por qué te prodigas tan poco en el color? ¿Por limitaciones editoriales o porque te expresas mejor en blanco y negro?

L. P. V.  
He publicado más álbumes e historias breves en blanco y negro que en color esencialmente por cuestiones editoriales, ya que un álbum de cien páginas en color resulta mucho más caro que uno en blanco y negro. Pero a mí me chifla tanto la historieta en una técnica como en otra, por lo que no ha significado para mi ningún sacrificio, como creadora, el dibujar más en blanco y negro que en color.
De hecho, tanto la nouvelle bande dessinée en Francia (con David B, Menu y otros autores) como la actual novela gráfica, roman graphique o graphic novel, reivindican y se decantan claramente por el blanco y negro, en lugar de tratar las páginas y la narración en color.

En la novela gráfica Pessoa & Cia, que acabo de publicar con la nueva editorial Luces de Gálibo, la primera parte biográfica es en blanco y negro, mientras que la segunda, compuesta por textos de Pessoa adaptados a la historieta, es toda en color. Me pirran las dos formas de dibujar y pintar, el color y el blanco y negro.

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  Sara Sérvito. 

T. A continuación dibujas Sará Servito, escrito por Hernández Cava. De nuevo un escenario muy definido, la Venecia del siglo XVIII. ¿Hasta qué punto es determinante para la trama?

L. P. V.  
A Felipe y a mí nos interesaba la sociedad corrupta y en decadencia de la ciudad de Venecia en el siglo XVIII y, por supuesto, las escenas eróticas y de libertinaje propias de ese período. En la trama de la historia eran determinantes las intrigas, los ajustes de cuentas y la venganza, pero el tema principal, a lo largo de todo el libro, es la amistad.

T. ¿Crees que el guión se centra más en la narratividad que en la espectacularidad gráfica? Al menos en comparación con otros libros tuyos de mayor exuberancia visual…

L. P. V.  
Felipe Hernández Cava es un gran narrador y el guionista con quien he colaborado en más ocasiones a lo largo de mi carrera, y en ningún álbum me he sentido relegada con mis dibujos respecto al menor o mayor protagonismo de sus textos. Hemos colaborado estrechamente en muy diversos temas, como la serie negra, el compromiso político, la experimentación o el erotismo, y en ciertas ocasiones sus textos eran muy escuetos, dando lugar a un mayor protagonismo de mis imágenes, mientras que en otras sus textos eran más extensos y narrativos, requiriendo, por tanto, una menor profusión de dibujos.

T. Quizá el argumento incide menos en la pura sexualidad que en el contexto humano y social de los personajes, ¿no?

L. P. V.  
En este álbum se entremezclan los temas políticos y sociales con el libertinaje sexual que he mencionado. Es un juego de máscaras en el que participan varios personajes, que a veces se enmascaran y otras veces se desenmascaran, y con este juego van dándole al lector claves para comprender la intriga principal. A nivel del dibujo y del color, me planteé un trabajo complejo y exhaustivo sobre la época (vestimenta, muebles o edificios del siglo XVIII italiano), con la intención de representar la ciudad de Venecia y sus personajes como si se tratara de un escenario teatral. Los personajes se mueven y gesticulan como en un escenario goldoniano.
Tuve también que viajar varias veces a esta ciudad italiana, para fotografiar callejones, interiores de palacios o canales, entre otras cosas porque toda la documentación fotográfica que encontraba en internet y en las bibliotecas era muy turística y tópica.
A Hernández Cava le gusta mucho mi tratamiento de la sexualidad en la historieta y la ilustración, por lo que planeó varias escenas eróticas estratégicas, capitales para la comprensión de la trama y de toda la historia, dado que el erotismo era uno de los elementos clave de la sociedad veneciana del siglo XVIII, una sociedad muy permisiva en sus costumbres.

T. Creo que éste es el primer gran personaje femenino creado para ti por este guionista…

L. P. V.  
Felipe escribió para mí este guión y puso como protagonista a una mujer porque sabía que podía interesarme como narradora gráfica y porque las mujeres lectoras se divierten más si aparecen personajes femeninos en la trama de un libro y no tan sólo la protagonizan los hombres.
Del gran aumento de lectoras en España durante los últimos años, la estudiosa de la Universidad de Valencia Adela Cortijo, en su artículo Autoras contemporáneas en la historieta española. Revisión de la etiqueta “cómic femenino” –del número 187 de la revista Arbor (septiembre 2011), titulado La historieta española 1857-2010–, afirma que, según los últimos sondeos, el número de las mujeres lectoras de historieta (sobre todo de manga) se está equiparando cada día más al de lectores varones. Y se debe, ante todo, a historietas en las cuales las mujeres son protagonistas o una parte esencial del argumento.
He recibido comentarios sobre Sará Servito por parte de lectoras y de lectores, y todos me han confesado que disfrutaron con su lectura porque ambos sexos son relevantes para comprender la trama del libro.

T. La protagonista es una cortesana de lujo ¿Cómo contemplas la figura de la prostituta? ¿Crees que es sujeto u objeto?

L. P. V.  
Creo que algunas prostitutas, con ciertos clientes, consiguen ser un sujeto, pero en su mayoría intentan satisfacer los deseos egoístas de estos, sin poder exigir su propio placer en el intercambio sexual.
Hay y ha habido, también con ejemplos en las artes visuales o en la literatura, mujeres prostitutas que han dominado la voluntad de algunos hombres, que no siempre eran sus clientes, encendiendo continuamente su deseo. También existe en la cultura y en la sociedad actual la imagen de la mujer dominatrix, la que domina a unos hombres que disfrutan con el papel de esclavos o sumisos y pagan por estos servicios.

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   Pessoa & Cía. Portada y dos páginas.
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T. En 2011 realizas una novela gráfica sobre Fernando Pessoa. ¿Qué te atrajo de la figura de este autor?

L. P. V.  
Hacía años que quería adaptar a este escritor al lenguaje de la historieta, porque en sus escritos él reivindicó sus cuatro personalidades o heterónimos, de la misma manera que, como dije antes, yo reivindico mis diferentes estilos y personalidades de dibujo para cada tema diferente que trato.

T. ¿Cómo te enfrentas a la obra de Pessoa? ¿Es difícil visualizar las ideas abstractas?

L. P. V.  
Cada viñeta de esta novela gráfica editada por LUCES DE GALIBO me ha llevado un tiempo de rumiar y pensar lentamente cómo representar ideas, conceptos, saltos de registros literarios y otros temas, pero es un sistema de trabajo y creación que se adapta a mi manera de dibujar.
No soy una creadora suelta, de dibujos de un tirón, sino que cuanto más me detengo a desmenuzar una viñeta mejor resulta mi dibujo. Cada historietista tiene su temperamento y su tiempo como creador y conoce el método que más le conviene para expresarse.

T. ¿Te planteaste un enfoque diferente para cada relato?

L. P. V.  
Para los poemas y textos de los cuatro heterónimos de Pessoa utilicé un universo gráfico acorde a cada personalidad. Para el campesino Alberto Caeiro dibujé el ambiente rural y concreto; para el médico Ricardo Reis, la armonía neoclásica; para el ingeniero Álvaro de Campos, el mundo futurista y urbano, y para el tenedor de libros Bernardo Soares, la estética de las vanguardias de comienzos del siglo XX.

T. ¿Por qué a lo largo de tu carrera has trabajado siempre con guionistas masculinos? ¿No había guionistas femeninas con las que te identificaras más?

L. P. V.  
En España casi no hay mujeres guionistas de cómic, y menos todavía de cómic erótico (hay más mujeres dibujantes), pero en el álbum de la Editorial Complot Barcelona 10 visiones  le pedí a la escritora Mercedes Abad, que había ganado el Premio La Sonrisa Vertical, un guión que se tituló En el centro del laberinto. Fue una historia a la que yo le di un marcado cariz erótico y que se desarrollaba en el hermoso parque del Laberinto de Horta de Barcelona.
También he adaptado a la historieta textos de las escritoras Colette y Carson McCullers.
La cuestión es que, a lo largo de estos años, conocí a varios guionistas de cómic, algunos especializados en el género erótico, como Lo Duca y Altarriba, con los que me unió y me une una gran amistad y con los que he trabajado muy a gusto.

T. Ampliando el tema anterior: ¿crees que actualmente se diferencia en algo el punto de vista masculino del femenino a la hora de representar o proponer una visión creativa del erotismo?

L. P. V.  
Creo que hay buenos y malos dibujantes de cómic erótico, y que esta diferencia reside en el talento a la hora de expresarse en este género tan difícil, pero no depende del sexo del autor.
Desde luego, las dibujantes femeninas son muy pocas en todos los géneros de la historieta, pero creo que en esta última década, del 2000 al 2010, han aumentado mucho las mujeres lectoras y también el interés de las mujeres por dibujar cómic. Otro tema que aleja del dibujo de cómic erótico a hombres y mujeres es su invisibilidad y desprestigio. Porque nunca, en ningún premio nacional de cómic en España (aunque sucede lo mismo en otros países), se le otorga dicho galardón a un álbum erótico. En uno de los últimos jurados del Premio Nacional de Cómic de la Generalitat de Cataluña, el profusamente galardonado Miguel Gallardo estuvo peleando para que el premio de ese año fuera otorgado a mi álbum con Altarriba El brillo del gato negro. Y fue imposible, porque consideraban que todo un Premio Nacional no se le podía otorgar a un álbum de este género.
Mientras el erotismo en los cómics siga relegado, escondido de los grandes premios y consideraciones culturales y denigrado, pocos dibujantes o guionistas van a decidir dedicarse al género.

T. ¿A qué achacas esto? ¿Miedo o hipocresía por parte de la industria? ¿Quizás inmadurez o inseguridad sobre el propio potencial del medio?

L. P. V.  
Creo que el camuflaje que se le aplica al cómic erótico en España se debe a los diferentes factores que tú indicas: miedo a la sexualidad y al erotismo, por parte de editores y libreros, e inmadurez e inseguridad hacia el gran potencial de este género. No se le hace ninguna publicidad al cómic erótico, y en muchos sectores de la cultura se lo ignora completamente. Y así como en la transición en España de los años setenta y también de los ochenta, surgió un boom del cómic erótico, en parte exagerado, en el que todo era válido, en estos momentos vivimos una vuelta a un cierto puritanismo y a una ocultación del género, catalogado como poco aconsejable para la lectura.
En la mayoría de las ocasiones se citan en artículos, reseñas y críticas, historietas y álbumes de temas políticos, sociales, de aventuras, de superhéroes, y no se cita, ni de pasada, un álbum de tema erótico, considerado como tema de segundo orden.
Es extraño, porque vivimos hoy en día un avasallamiento de la pornografía en Internet de fácil acceso, y por otro lado, la publicidad nos invade con mujeres y hombres hermosos y apetecibles para vendernos cualquier producto, pero el álbum de cómic erótico es una realidad muy diferente.

T. ¿Qué debe ser y no ser?

L. P. V.  
El cómic erótico, como yo lo entiendo, no es el mismo material que ofrece la pornografía en Internet, porque, ante todo, exige un buen guión (escritores de talla, como Lo Duca, Felipe Hernández Cava o Antonio Altarriba) y exige también dibujos rigurosos, con todas las variedades que ofrece el género y con la expresión ferviente del deseo, sin caer en lo maquinal, gimnástico y burdo de la pornografía en la web.
La publicidad, con su utilización de la erotización de todo cuerpo, nos “obliga a desear” ese cuerpo recauchutado y poco real, ese coche excesivo, ese electrodoméstico deslumbrante, porque nos obliga a necesitar objetos que en realidad no necesitamos urgentemente, y nos crea complejos de inferioridad si no poseemos todos esos objetos de la publicidad erotizados.
El álbum erótico no “le obliga a nadie”, como sin embargo hace el bombardeo de la publicidad insistente, ni le exige al lector machaconamente ser leído, y el lector es libre de buscar en las estanterías a ese autor o autora que le satisface en la manera suya personal y subjetiva de entender el sexo.
Encontrará el álbum en librerías o podrá leerlo en otros formatos, como mi última obra, que se distribuye impresa en papel y en formato e-book. Pero el cómic erótico en España sí que necesita un mínimo de publicidad para informar por lo menos a los lectores de que está en las librerías determinado libro, o que, debido a su calidad, ha ganado determinado premio bien merecido.

T. Sin embargo, los ámbitos culturales y académicos sí que han prestado atención al cómic erótico a través de tu obra, ¿no es así?

L. P. V.  
Efectivamente, aparte de los estudios en las universidades francesas de las investigadoras Viviane Alary y Tatiana Blanco Cordón que he citado antes, en España, la estudiosa María Dolores Madrid Gutiérrez está finalizando una tesis doctoral sobre “Laura Pérez Vernetti”, en la Facultad de Filología Hispánica II, de la Universidad Complutense de Madrid. Dicho estudio abarca toda mi carrera historietística, desde los inicios en 1981 hasta la actualidad.

T. ¿De dónde provienen tus influencias artísticas en la representación de la sensualidad?

L. P. V.  
Siempre he devorado imágenes de todo tipo, procedentes de la pintura, la fotografía, el cine, el grabado, el collage, la ilustración o la historieta, entre otros medios. Y en todas esas artes visuales, el tema del desnudo y las escenas eróticas siempre me ha mantenido encandilada y atenta.
En muchos álbumes de cómic que leo me parece que las escenas eróticas son las más interesantes, aunque sean pocas a lo largo del libro, porque me da la sensación de que en esos instantes los personajes se acercan peligrosamente a la muerte. Es como si en este tipo de escenas, el dibujante y el guionista se pusieran más en peligro como creadores y como lectores.

T. También has frecuentado el mundo de la pintura, la ilustración y la fotografía. ¿Dónde te has visto más libre a la hora de expresarte?

L. P. V.  
Empecé en el campo de la pintura, pero ya desde muy jovencita, mientras estudiaba en la Facultad de Bellas Artes, comencé a dibujar cómics y a publicar algunos en revistas como Moda 1, y la experiencia con el mundo de la historieta y su dibujo fue un descubrimiento tan devastador, en el sentido profundo y positivo del término, que la pintura pasó a un segundo plano en mis investigaciones como artista.
De hecho, desde hace treinta años, alterno la historieta, la ilustración y la fotografía, y en este último campo he hecho varias exposiciones, sobre todo con temas como el retrato y el desnudo masculino y femenino, pero el dibujo y el color de las historietas y la ilustración llevan la delantera entre mis pasiones como creadora. Se debe ante todo a que el dibujo y el color, para mí, están íntimamente ligados al sentido del tacto. Dibujar bien y con detalle la anatomía del cuerpo humano es ir acariciando cada una de sus superficies y recovecos, sus huesos, sus músculos, sus humedades. El dibujar es para mí tocar, acariciar, notar la calidez; es hacer el amor, a fin de cuentas.

T. Una interesante asociación de las artes plásticas con las sensaciones. De la creación con la sensualidad…

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Sin permiso.  
L. P. V.  
Ver un dibujo de desnudo, sobre todo en el que se estudian los detalles, es acariciar y ser acariciado. Y esta conexión en mi cerebro, la de la estrecha relación entre el dibujar y el acariciar o tocar, la he descubierto cuando personalmente me han hecho un masaje corporal o me acarician, pero también cuando soy yo la que acaricia un cuerpo. Cuando me hacen un masaje y yo estoy con los ojos cerrados, en mi cerebro se va dibujando con todo detalle el cuerpo en cada una de las sinuosidades que esa mano va recorriendo. Veo realmente toda la estela de su dibujo, incluso de la forma de una sensación hiriente y aguda. Es como si este dibujo quedara profundamente grabado en mi cerebro.
Como señala Claudia Gehrke, mi editora alemana del libro de ilustraciones eróticas Laura, Without Permission (Konkursbuch Verlag, 2007), “en los dibujos eróticos de Laura, el deseo es generado por un detalle, una mano, un dibujo especial puesto con arrugas en una cara, una risa, un instante. Estos detalles modelan el todo, el deseo dibuja un cuadro en la frontera entre la realidad y la fantasía. Sin embargo, los dibujos de Laura saben que la fantasía erótica, el placer, siempre es también algo surreal, que juega con cuadros, cuentos y mitos pasados, que jamás permanece en una narración lineal, que mezcla detalles violentos, fantasiosos, románticos y hasta irónicos. Y también es melancólica. Estas historias no pueden ser contadas. Por eso yo tampoco puedo describir siempre y exactamente lo que estos dibujos relatan verdaderamente”.

T.  Volviendo a la historieta, quizá el problema de los modelos sexistas no reside tanto en los cómics eróticos como en el resto, ¿no?

L. P. V.  
En mis historietas eróticas, y con muy variados guionistas, no he presentado nunca modelos sexistas, y tampoco en mis cómics de otros géneros. Habría que revisar, por otro lado, la etiqueta de “mujer objeto” aplicada a los cómics, porque cuando a un hombre le gusta una mujer, o cuando se enamora de ella, aparte de encandilarse con su personalidad y su espíritu, se enamora del cuerpo de esta mujer, del hermoso objeto que representa para él: la textura de sus cabellos, el color de sus ojos, la forma de sus caderas… como si fuera una escultura adorada. Y también a las mujeres les gustan y les enamoran los hombres como objetos, como hermosas esculturas (totalmente subjetivas y entendidas quizá como feas por otras mujeres), además del carácter y personalidad de éstos.
En los cómics, desde siempre, han aparecido hombres guapos, atractivos, sexys, que en muchos casos marcan músculos y paquete, y a nadie se le ocurre tacharlos de “hombres objeto”. Con frecuencia se disfrazan con la etiqueta de “mujer objeto” criterios muy puritanos y de rechazo de lo corporal y sexual.

T.  Supongo que ya no tiene sentido la consabida etiqueta de cómic femenino

L. P. V.  
Hace unos meses estuve hablando con Felipe Hernández Cava porque, junto a la autora Marta Guerrero, quieren organizar una exposición para el Instituto Cervantes sobre autoras de cómic españolas, desde los inicios hasta la actualidad, y le he comentado que en los últimos veinte años he hablado con autoras de veinte, treinta y cuarenta años, de diferentes generaciones, y todas prefieren ser tratadas como “autoras con su propio mundo personal, único y diferenciado”, en lugar de ser catalogadas bajo la etiqueta de “autoras femeninas o de una obra que expresa lo femenino, diferenciada de los autores hombres”.

T.  ¿En el cómic se pueden tratar temas que en otros medios serían considerados tabú?

L. P. V.  
Creo que el cómic, debido en parte a su juventud, es menos académico que la pintura, la escultura y las demás artes seculares, y es, desde luego, más gamberro e irreverente. Me da la sensación de que el género erótico tiene una mayor libertad transgresora y menos poses académicas en el arte de la historieta.

T.  Hoy por hoy, ¿tu visión a la hora de representar el sexo ha variado sustancialmente? ¿Y la del mundo del cómic?

L. P. V.  
Creo que, así como en la época del boom del cómic surgió una necesidad de expresar y leer cómic erótico, en estos momentos, como también afirma Altarriba, estamos volviendo a una censura de estos temas, y no tanto en internet, donde la invasión de pornografía está al alcance de cualquiera, sino en el papel impreso. Sin embargo, creo que nuestros dibujos y guiones eróticos no tienen nada que ver con la pornografía de internet y que van dirigidos a otro público.
Es más difícil en la actualidad añadir en la literatura escenas de sexo más o menos explícito; todo aparece tras una veladura o cortinaje o, simplemente, desaparece el erotismo en las escenas. Los editores de cómic reducen considerablemente sus libros eróticos, y la ilustración erótica también resulta más difícil de publicar en libros y revistas.
Yo tuve la suerte de ilustrar, durante el año 2010, una serie de 48 ilustraciones eróticas, día a día, en el diario El País, sobre textos de escritores de renombre como Enrique Vila Matas, Manuel Vilas, Soledad Puértolas, Andrés Neuman, Luís Antonio de Villena o Carme Riera, pero conocidos míos italianos o de otros países europeos me comentaron que una serie de dibujos eróticos tan extensa sería impensable en un diario de gran tiraje en sus respectivos países. Fue una apuesta valiente que hizo El País por el valor literario y artístico de este género.
El autor francés Alex Varenne me comenta, por ejemplo, que en Francia, un país con una gran tradición en el erotismo en el cómic, en el cine o en la literatura, en estos momentos, si se publica un álbum de cómic erótico, ningún librero lo pondrá en el escaparate o a la vista, sino que se esconderá en los estantes altos y recónditos de una sección de la librería difícil de acceder.
Creo que en España no hemos llegado a esta situación de censura de los contenidos para adultos, pero sí que la censura progresiva en el tema del erotismo se hace notar cada vez más en los diferentes ámbitos de la cultura y el arte.
En cualquier caso, éstas son cuestiones de mercado y dificultades nuevas para los autores del género erótico, pero yo no voy a dejar por ello de dibujarlo ni de investigar e interesarme en él porque me lo pongan más difícil. El tema no va a dejar de interesarme.
TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2012): Laura y Jesús García, Yexus. Revisión de Alejandro Capelo. Edición de Manuel Barrero. · Datos e imágenes publicados con el permiso de la autora y con su selección.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
LAURA, YEXUS (2012): "Laura Pérez Vernetti, la entrevista", en Tebeosfera, segunda época , 9 (22-VI-2012). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 13/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/laura_perez_vernetti_la_entrevista.html