LEMMY CAUTION / EDDIE CONSTANTINE, UN AGENTE ESPECIAL
JUAN BRAVO

Notas:
Este texto constituye una parte del aparecido en la revista CAT bajo el título 'Eddie, Lemmy y los agentes especiales'. Su autor lo ha revisado, corregido y ampliado para su edición en Tebeosfera.
LEMMY CAUTION / EDDIE CONSTANTINE. UN AGENTE ESPECIAL. 
 
El subgénero de los agentes especiales o secretos surgió de la novela detectivesca a finales del siglo XIX, de la figura de Nick Carter, detective creado por John Corryell en 1886 que sorprendía con su capacidad para el disfraz y por su uso de gagdets. Nick Carter llegó a dar titularidad a varios pulps en los años treinta, disfrutó de sus propios cómics en los cuarenta (Shadow Comics) y dio lugar a quince producciones cinematográficas[1]. Su digno sucesor fue “Bulldog” Drummond, criatura literaria de H.C. McNeile de los años veinte, un ex militar de la I Guerra Mundial metido a detective privado que llegaba a luchar contra megalómanos con deseos por dominar el mundo. Hasta veintitrés filmes se rodaron sobre este personaje. Lemmy Caution fue el siguiente personaje de este tipo en aparecer, en 1936, y prefiguró al agente típico de los relatos de espionaje tal y como luego serían concebidos y explotados (sobre todo en la saga de James Bond) y, tras el éxito de sus adaptaciones cinematográficas, surgieron series de otros agentes secretos similares como OSS-117, Coplan, El Gorila, Jerry Cotton, Comisario X, Harry Palmer, Matt Helm, Smiley, David Audley, Flint, Bond, que los eclipsó a todos con su popularidad, y después otros como Jack Ryan o Jason Bourne. En el presente artículo se repasa la trayectoria del personaje Lemmy Caution, que se confunde con la del actor Eddie Constantine, deteniéndose su autor especialmente en la traslación al cómic de sus aventuras.
 
LEMMY CAUTION
 
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Cubierta de una edición británica de la novela This man is dangerous, de 1937. 
 El personaje Lemmy Caution nació de la pluma del escritor Peter Cheyney en 1936 con la publicación de la primera novela del autor, This man is dangerous. Cheyney, que había nacido en Londres en 1896, de orígenes humildes con ascendencia irlandesa, alcanzó el éxito con su primera novela de manera inmediata. Para entonces llevaba ya doce años publicando relatos cortos e historias de crímenes reales en periódicos y magazines, lo que le había especializado, dentro del periodismo, en una especie de reportero de sucesos e investigación, tras granjearse la amistad de algunos policías como el inspector Brust, con quien se había asociado en una agencia de investigación privada. Tras el éxito de Lemmy, publicó una media de dos novelas al año hasta su temprana muerte acaecida en 1951. Era un tipo calvo y corpulento amante de deportes como el golf, fencing, judo y boxeo, los coches deportivos, el lujo y las mujeres (mantuvo a tres esposas, pero no dejó descendientes).
 
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Peter Cheyney.

 El prolífico Cheyney (se le acreditan más de 160 relatos cortos y es autor de al menos cincuenta novelas) no se limitó a explotar los personajes de Lemmy o Callaghan, su otro gran éxito, sino que creó otros personajes igualmente efectivos y/o populares como Alonso MacTavish, un aventurero del estilo El Santo, Julia Herron, Abie Hymie Finkelstein, Etienne MacGregor, Shaun O’Mara y varios detectives privados. Algunos de ellos aparecieron en una serie de libros vagamente relacionados por la palabra «dark» (oscuro). Se trata de intrigas, consideradas por algunos lo mejor de la producción novelística del autor, en las que aparecen agentes nazis y británicos de los años anteriores a la II Guerra Mundial y hasta incluso finalizada la contienda. Fue en 1937 cuando se llevó al cine por primera vez una historia de Cheyney. Lo hizo Ladislao Vajda en The Wife of General Ling. Once años después, comenzaron las adaptaciones de las novelas de Callaghan con Uneasy Terms (Vernon Sewell, 1948), llegando a hacerse media docena. Pero el personaje que mayor fama, dinero, influencia y perdurabilidad aportó a la persona y obra de Cheyney fue, sin duda, Lemmy Caution.
 
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Cubierta de Poison Ivy en su versión española, número 37 de la colección G.P. Policíaca de Plaza y Janés. 
 Cheyney solía escribir al dictado, de forma rápida y concisa, haciendo buen uso del slang en los diálogos. Su narración era directa, sin adornos, inyectando a base de ingenio, a la descripción de ambientes y personajes, humor y violencia en el desarrollo de las tramas donde habitualmente se desenvuelve el protagonista. Lo hacía, por ejemplo, mediante descripciones comparativas cargadas de ironía y sarcasmo, al estilo de la literatura hard boiled americana característica de D. Hammet o R. Chandler. Así, se lee en Poison Ivy: «El cabezota me aclara que Carlotta es muy calculadora y que se propone sacar buenos beneficios de la chifladura del cara de gárgola, quien tiene más dinero del que puede gastar.»
 
 Este tipo de literatura, apreciado por unos pocos al principio, terminaría convirtiéndose en un fenómeno de masas en Europa tras el final de la II Guerra Mundial. Fue en Francia, a través de la editorial Gallimard, donde comenzó a propagarse el género dentro de la serie «Noir». En un principio, ésta agrupaba todo tipo de relatos de crímenes, suspense y/o misterio, dando cabida al tradicional relato policial, pero con el tiempo la serie editorial fue destilando características propias que darían lugar, mediante su traslación cinematográfica, al fenómeno conocido como cine o novela negra. Fue un fenómeno de vasos comunicantes establecido entre Europa (partiendo de Francia, desde donde se extendió al resto de países vecinos) y los Estados Unidos de América, que a su vez tenía el referente de la novela de misterio británica, marco en el que se desarrolló el relato policial o deductivo. Así pues, en 1945 irrumpió en el mercado galo la mítica «Serie Noir», con la traslación al francés de la tercera novela de Peter Cheyney, Poison Ivy (llevada al cine luego con el título La môme vert-de-gris), en su primer número, consiguiendo un éxito inmediato.
 
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La môme vert-de-gris, versión cinematográfica de Poison Ivy (Bernard Borderie, 1953).

Valores literarios aparte, en aquel momento, tras la Liberación, había verdadera pasión en Francia por todo lo americano: el jazz, los cigarrillos rubios, las medias de nylon, las novelas de gangsters y policías... De manera que nuestro agente del FBI tuvo una rápida aceptación, lo que propició de inmediato la publicación, en el nº 2 de la Serie Noir, de la novela inaugural del personaje: Cet homme est dangereux. Para hacernos una idea del impacto popular que tuvieron en este país estas obras baste saber que a finales de los años cuarenta se llegaban a vender más de 300.000 ejemplares al año en EE UU, mientras que solo en Francia la cifra ascendía a 900.000.
 
Pero ¿quién es Lemmy Caution? Nuestro héroe es un agente del FBI amante del riesgo y las mujeres (fáciles o difíciles), gran bebedor y empedernido fumador, conocedor de la buena vida (como su padre literario) y frecuentador de garitos de dudosa reputación como medio para conseguir información en las arriesgadas misiones que le son asignadas. Y todo ello a lo largo de casi una decena de novelas y, al menos, quince relatos cortos. Seis de ellas fueron la base de otras tantas adaptaciones cinematográficas interpretadas todas por Eddie Constantine. Sin embargo fue otro actor, el holandés John Van Dreelen, poco conocido fuera del ámbito televisivo, quien lo encarnó en su primera y episódica aparición en el cine, en el segmento Je suis un tendre dentro de la película de Henri Verneuil Brelan d’as, en 1952. Fue al año siguiente cuando arrancó con fuerza el fenómeno Eddie Constantine / Lemmy Caution tras el estreno del filme La môme vert-de-gris, rotundo éxito de taquilla que consagró al actor y al personaje, fundiéndolos en icono de la sociedad francesa del momento. Este fenómeno traspasó fronteras y se confirmó en las continuas coproducciones que para el mercado europeo se facturaron durante más de una década. El personaje de Lemmy, en los primeros filmes franceses, se ajustó de forma más o menos libre al descrito en los relatos de Cheyney y prefiguró al tipo duro, cínico y violento de las novelas de Spillane, Mike Hammer, y al posterior agente 007; pero, con el tiempo, la simpatía e ironía de Constantine se fueron adueñando del personaje y le reportaron tintes de parodia a sus últimas apariciones. Mención aparte merece la deconstrucción, en clave de ciencia ficción, que del mismo realizó Jean Luc Godard en Alphaville: Une étrange aventure de Lemmy Caution (estrenada en español como: Lemmy contra Alphaville (Una extraña aventura de Caution), que alcanzó la cima del reconocimiento y el apoyo unánime de la crítica (hoy en día se ha convertido en film de culto) a costa de desmontar el personaje y prácticamente la carrera del actor. Godard, 26 años después, volvería a citar a un Lemmy-Constantine envejecido para otro experimento, Allemagne 90 neuf zéro, esta vez en color para certificar su final de trayecto, despojado ya de la mítica y el glamour de otros tiempos.
 
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Brelan d'as (Henri Verneuil, 1952). 
 Básicamente podemos decir que la saga canónica de Lemmy Caution se compone, dejando fuera el episodio del filme Brelan d’as, de siete largometrajes, todos en blanco y negro, protagonizados por Eddie Constantine, más o menos fieles a relatos de Cheyney y de producción o coproducción francesa, además de un episodio «fuera de serie», Alphaville, reflexión en torno al personaje y los elementos que componen los géneros cinematográficos mediante un afortunado cruce de los mismos.
 
 Sin embargo, Lemmy volvería a aparecer, de forma episódica, en los años ochenta de la mano de Eddie Constantine en diversas comedias y adaptaciones televisivas. Así ocurrió en Panische Zeiten (1980), comedia musical al servicio del compositor Udo Lindenberg, quien la escribió, produjo, codirigió e interpretó. Más tarde reapareció en la televisión austriaca en un par de episodios de la serie de culto Kottan Ermittelt. Se trata de una sátira de la policía y sociedad austríaca en general, con toques de humor absurdo e incluso surreal, casi de comedia slapstick. Dirigió Peter Patzak, quien retomó el personaje Lemmy-Constantine un año después en la comedia Tiger-Frühling in Wien (o Springtime in Viena) de 1984, con William Berger y Verónica Faber en los papeles principales. Lógicamente, todas estas producciones apócrifas están rodadas en color, a diferencia de la estilizada fotografía en blanco y negro que caracterizó la etapa clásica. Una curiosa anomalía la constituye la producción noruega Makaroni Blues (1986), drama en blanco y negro donde Lemmy tiene una breve intervención. 

 La televisión francesa lo rescató de nuevo en Le retour de Lemmy Caution (Josée Dayan, 1989), donde un envejecido Constantine, ya en las postrimerías de su carrera, se encuentra de nuevo con un viejo conocido, Jess Hahn, poco antes de que el ínclito Godard saldara al personaje y disolviera definitivamente el mito en la ya citada Allemagne 90 neuf zéro.

 

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Reseña de Le retour de Lemmy Caution, estrenada en la televisión francesa el 2 de julio de 1989.

FILMOGRAFIA DE LEMMY CAUTION.

 
Se indica el título en español si se conoce. Se aporta, al final, fecha, país, duración y color:
1. Brelan d’as (episodio Je suis un tendre). Henri Verneuil 1952 FR (118’) b/n
2. Cita con la muerte (La Môme vert-de-gris). Bernard Borderie 1953 FR (97’) b/n
3. Este hombre es peligroso (Cet homme est dangereux). Jean Sacha 1953 FR (92’) b/n
4. Les femmes s’en balancent (El club del crimen). Bernard Borderie 1954 FR (109’) b/n
5. Agente federal en Roma (Vous pigez). Pierre Chevalier 1955 FR-IT (98’) b/n
6. El FBI y las damas (Comment qu’elle est!). Bernard Borderie 1960 FR (91’) b/n
7. Lemmy y las espías (Lemmy pour les dames). Bernard Borderie 1962 FR (97’) b/n
8. FBI frente a Scotland Yard (A toi de faire…mignonne). Bernard Borderie 1963 FR-IT (93’) b/n
9. Lemmy contra Alphaville (Alphaville, une étrange aventure de Lemmy Caution). Jean-Luc Godard 1965 FR-IT (99’) b/n
 
EDDIE CONSTANTINE.
 
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Eddie Constantine.

 El rostro de Lemmy Caution queda definitivamente unido al de este actor que en los años cincuenta y sesenta conquista al público francés y europeo con su simpatía, voz y apostura representando un ideal de galán aventurero siempre dispuesto con las damas, algo socarrón y contundente con los bandidos, haciendo de todo ello, en ocasiones, cómplice al espectador con su inigualable guiño a la cámara.
 
 Hijo de emigrantes rusos, Edward Constantinowsky había nacido en Los Ángeles el 29 de octubre de 1917. Su padre, barítono, y su abuelo habían sido cantantes frustrados. Es por ello que Eddie cursa estudios en el Conservatorio de Viena, confiando su familia en verle convertido en cantante de ópera. Sin embargo, sus primeros pasos artísticos se dirigen al music hall. Comienza cantando en trío, luego quinteto, actuando en teatros y espectáculos burlesque, con bandas de swing y de solista en night clubs. Durante su estancia en Los Ángeles participa como extra en filmes musicales, hace coros, doblaje e incluso traba amistad con la actriz Joan Crawford a quien, según cuentan, da clases de canto. En 1943 se marcha a Nueva York donde consigue un modesto empleo de corista en Radio City Music Hall. Allí conoce a la que será su primera esposa, la bailarina Helene Mussel. En 1949 se trasladan a París. Helene se había incorporado al ballet de Montecarlo y Eddie comienza a buscarse la vida cantando en night clubs.
 

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Con Edith Piaf. 
Será la inolvidable Edith Piaf quien le descubra y le invite a participar en la opereta La petite Lili, en 1951, convirtiéndolo en su amigo íntimo y protegido. Durante este tiempo componen y graban juntos alguna canción (“Si, si, si”, “Cause I love you-Du matin jusqu’au soir”). De forma casual, tras verle en una actuación, Bernard Borderie le ofrece hacer una prueba para el personaje de Lemmy Caution en el filme que comienza a rodarse en 1952. Tras su debut protagonista en la gran pantalla, totalmente identificado por el personaje, su carrera será imparable. El éxito y popularidad crecientes le harán ser uno de los actores mejor pagados de la cinematografía francesa, llegando a cobrar 60 millones por película. Hace fortuna, lo que le permite comprarse un rancho donde cría a sus tres hijos y recibe a los amigos. Entonces adquiere la nacionalidad francesa convirtiéndose en asiduo de los medios de comunicación: prensa, radio y televisión. Esta popularidad la pone al servicio de la promoción de sus películas generando con su aparición en actos públicos una enorme expectación ante cada uno los estrenos. Esta estrategia, que a día de hoy está perfectamente planificada por los estudios y las distribuidoras, en aquella época constituía todo un acontecimiento mediático.

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Cartel original de Manos aseninas (John Berry, 1955).

Constantine era un tipo elegante que cuidaba mucho su imagen. Era consciente del mecanismo que ello generaba dentro de la industria del cine y colaboraba de forma espontánea. Los jóvenes le adoraban. Eddie encarna como nadie el prototipo de agente secreto, precursor de James Bond, detective o aventurero, duro con simpatía, aficionado a las mujeres, la bebida, la buena ropa, los coches caros y los clubes elegantes donde guiñar el ojo a desafiantes vampiresas a las que en ocasiones suele encontrar un hueco en su corazón. Durante quince años lleva a cabo numerosas encarnaciones de tipo duro / agente secreto / aventurero / detective privado en los más de cincuenta filmes que componen la primera parte de su filmografía, con alguna excepción. Su amigo, el director norteamericano John Berry, que se había instalado en Francia al empezar la “caza de brujas” en Hollywood, le ofrece la oportunidad de experimentar nuevos registros. Eddie se mete en la piel de un periodista en Manos asesinas (Je suis un sentimental, 1955), acompañado de Bella Darvi. Y, ¿cómo no?, también intenta la incursión en el cine musical con Folies-Bergère (Henri Decoin, 1956), pero la cinta no obtiene el éxito esperado, así que no le queda más remedio que seguir haciendo tipos duros (Eddie Morgan, Burt Brickford, Mike Warner..) y héroes de tipo pulp, desde Lemmy a Nick Carter pasando por Jeff Gordon. Todo ello generaba en torno a él un halo de mixtificación del que eran partícipes todos los jóvenes cineastas de la nouvelle vague (Godard, Truffaut[2]...), así como algo después lo sería entre los jóvenes directores del nuevo cine alemán.

 
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Cartas boca arriba (Jesús Franco, 1966). 
Sin embargo, a mediados de los sesenta, cuando Lemmy disfrutaba del dinero y la fama en su rancho junto a su esposa y sus tres hijos, se produce un hecho que dará un cambio radical a su vida. A Eddie le pagaban lo que pedía, ya que los productores sabían que sus películas eran garantía de éxito en taquilla (de 30 a 60 millones por filme), pero todo su dinero pasaba por las manos de su administrador, un tipo oscuro que un buen día se suicida y, de repente, con él desaparecen los bienes e inversiones ganados durante todos esos años. En 1965, Godard le da puntilla al personaje de Lemmy y ya nada volverá a ser igual. Todavía al año siguiente rueda dos títulos ligeramente paródicos en España, disfrutable mezcla de bande dessinée y cine de espías, Cartas boca arriba y Residencia de espías, de un Jesús Franco estajanovista, aplicado en continuar sagas de género. Pero el alcohol comienza a pasar factura a Eddie, su matrimonio entra en crisis y John Berry le da su último papel protagonista, antes de marcharse de Francia, en una comedia de aventuras junto a Johnny Halliday, A todo gas (1968).
 
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Cartel original de Atención a esa prostituta tan querida (Rainer Werner Fassbinder, 1970).

 Constantine emprende un nuevo exilio en Alemania y su carrera cinematográfica sufre un giro radical. La admiración de los jóvenes directores de éste país, como ya había pasado con los de la nouvelle vague en Francia y más tarde con directores nórdicos, y su aura de actor clásico le hacen intervenir en otros cuarenta títulos hasta el fin de sus días. De ellos cabe destacar su interpretación en Malatesta (Peter Lilienthal, 1970), filme que fue nominado a la Palma de Oro en el Festival de Cannes, así como su trabajo con los directores R.W. Fassbinder (en Atención a esa prostituta tan querida y La tercera generación), Ulli Lommel (Haytabo y Der zweite frühling/La segunda primavera) y Rosa von Praunheim (Rote Liebe-Wassilissa y Rote Liebe).
 
Tras su divorcio en 1971, permanece sentimentalmente errático toda la década hasta el nacimiento de su hija Mia en 1981, fruto de su tercer matrimonio dos años antes con la actriz y productora Maya Faber-Jansen. A medida que envejecía y el alcohol hacía estragos en su salud, prestaba su duro y rocoso semblante en filmes de gángsteres, obras diversas de jóvenes autores del cine europeo y algún que otro filme americano, manteniendo su presencia ante las cámaras hasta el final de sus días. Durante más de dos décadas su rostro alicatado da empaque a producciones de terror como ¡Sigue vivo!, del francotirador yanqui Larry Cohen, de gángsteres en Irlanda, con El largo Viernes Santo, road movie europea en Helsinki-Nápoles, todo en una noche, y cine de qualité en Europa de Lars Von Trier. También encarna a un Lemmy Caution crepuscular en episódicas apariciones, tanto en cine como televisión, medio éste que frecuenta en la última etapa de su carrera. Aquí en España se le pudo ver en algún episodio de Pepe Carvalho y en la serie de coproducción europea Los monstruos de Transilvania, haciendo El espíritu del agua, en 1987. Fallece el 25 de febrero de 1993, tras sufrir un infarto, en Wiesbaden (Alemania). Ese mismo año había rodado su última película en Japón.
 
 Eddie Constantine era un buen profesional que supo crearse a sí mismo, adaptarse a los tiempos y superar las adversidades. Hoy es bien recordado por el personaje de Lemmy Caution y su participación en varios filmes de culto. Pero repasando atentamente su filmografía se pueden descubrir, disfrutar y recomendar un buen número de cintas que aún mantienen intacto el encanto de aquellas viejas películas de acción o, de otra parte, el interés en los años del llamado “cine de arte y ensayo”.
 
LOS TEBEOS DE EDDIE.

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Número 1 de la colección Eddie Constantine (Semic, 1964). 
El éxito de las películas de Lemmy Caution en el cine llevó al personaje al mundo del cómic, en tiras de prensa diaria, si bien a España llegaron remontadas, en el formato por entonces denominado “novela gráfica”, a mediados de los años sesenta.
 
La popularidad de Eddie Constantine se sustentaba fundamentalmente en el arquetipo creado para el cine de tipo duro y simpático, siendo recreado sucesivamente en personajes que no eran sino variantes del original para Lemmy Caution. Esas variantes podían tener el nombre de Nick, Larry, Johnny, Barney o Fred, pero llegó un momento en que los personajes comenzaron a llamarse Eddie, como el propio actor. Así ocurría con Eddie Morgan en la cinta Un tipo llamado Morgan, Eddie Petersen en Eddie en acción, Eddie MacAvoy en Servicio Secreto, el capitán Eddie Cronen en Bombas sobre Montecarlo, o simplemente Eddie en El imperio de la noche. Tal era el grado de identificación que el público de la época tenía con el actor que sus películas eran más conocidas por él que por los personajes que interpretaba. Los jóvenes franceses incluso le imitaban en el vestir y la forma de comportarse. Eran los años del jazz y del gusto por el modo de vida americano, tras la dura posguerra.
 
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Número 11 de la colección Eddie Constantine (Semic, 1966).

Un personaje tan popular constituía el molde ideal para desarrollar una serie propia de historietas con argumentos originales. La iniciativa se llevó a cabo en Dinamarca, a principios de los años sesenta, en tiras de prensa y bajo el título Eddie Constantine, ya que a esas alturas el actor había quedado plenamente identificado con el personaje entre el gran público. Otra de las razones para bautizar la serie con el nombre del actor fue la de evitar problemas legales con el agente de Cheyney. La esencia de los diferentes personajes de sus películas se encarnó en su figura, desplegando a su alrededor buenas dosis de intriga, acción y aventura en marcos cosmopolitas poblados de agentes del orden, contrabandistas, estafadores, sicarios, traficantes sin escrúpulos y hasta dictadores, contando siempre, por supuesto, con el concurso de bellas mujeres.
 
A esta tarea se encomendó el dibujante español Santiago Vallvé, quien se encargó de plasmar el rostro y los gestos de Constantine sobre el papel junto al de bellas señoritas y toscos hampones a partir de unos guiones del propio editor de la tira, Sonnergaard. Vallvé dibujó una mezcla de aventurero y detective privado (aunque en ocasiones actúa como agente del contraespionaje o al servicio de la Interpol) a la caza de ladrones de joyas, traficantes, chantajistas, mafiosos de los casinos o metido en turbias intrigas en Sudamérica.
 
En nuestro país fue Semic Española de Ediciones S.A., editorial ubicada en Barcelona, quien se encargó de su publicación en el año 1964, adaptando las tiras a un formato vertical de de 18 X 13 centímetros mediante remontaje (práctica habitual en esos años) de tres a seis viñetas por página hasta confeccionar un pequeño cuaderno por cada entrega, con una historia completa de 48 páginas cada una. En las primeras portadas se insertaban fotos de las películas enmarcadas por el retrato pintado de Constantine y los créditos de la colección, y en la contraportada se anunciaba el título de la próxima entrega. Al año siguiente, a partir del número 5, ya se hizo cargo de la portada el ilustrador Rafael Cortiella. Se retomó la serie un año después con el número 9 aumentando el formato a 21,5 X15 centímetros. En total se publicaron los siguientes títulos, con estos argumentos:
 
 1. En la primera historieta publicada, “La gran estratagema”, encontramos a Eddie en un baile organizado por la propietaria de una de las mayores explotaciones mineras de oro de Sudamérica, la señora William. Sus asesores financieros urden a sus espaldas un complot financiero para hacerse con las acciones de la mejor de sus minas. Su hija July se confía a Eddie y, tras un nuevo encuentro, éste poco a poco a poco va interesándose por el asunto y decide intervenir viajando hasta los uno de los yacimientos donde July ha sido raptada.
 2. En la segunda entrega, “Rescate suicida”, se describe el atraco a un banco (el Consolidated Bank), donde toman como rehén a la hija de su director, quien se pone en contacto con Eddie para que actúe de intermediario. Éste decide jugársela llevando billetes falsos para pagar el rescate. Ambientada en los EE UU, la historia mantiene el suspense con el rescate de la hija del banquero de forma efectiva.
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Una página de Los gemelos del hipocampo. 
 3. “Los gemelos del hipocampo” se inicia con el atropello en coche de un hombre en la Costa Azul. Eddie actúa en esta ocasión como agente del contraespionaje embarcándose en un crucero por el Mediterráneo hasta la ciudad de Dubrozza. Un microfilme oculto en unos gemelos y una bella espía como cebo son algunos de los ingredientes de la trama.
 4. Una bella mujer, de noche, en un bar de copas en una ciudad portuaria de la ribera francesa, propone a Eddie subir al casino de un barco. Es el inicio de “Trampa perfecta”. Seducción y engaño a partes iguales. Una asunto de chantaje y robo en el que Eddie, atraído por los encantos de la misteriosa dama, se ve atrapado.
 5. “Entre dos fuegos” se desarrolla en la república de Centro Fuego, en el transcurso de unas fraudulentas elecciones, donde un militar golpista trata de hacerse con el poder utilizando métodos violentos y calumniosos para desacreditar al candidato civil. Eddie acude al convulso país centroamericano como corresponsal de un periódico francés.
 6. En “Fuga desesperada” nuestro protagonista acude contratado como detective privado a la mansión de un rico coleccionista de arte para localizar a una joven artista que éste mantenía bajo su mecenazgo y que ha desaparecido repentinamente. Inicia la búsqueda por los cafés de Monmartre y termina huyendo con la joven por las calles de París (hasta el Sena) perseguido por unos mafiosos tras descubrir la trama de falsificación de obras de arte que se esconde detrás de todo.
 7. Nuestro héroe recibe el encargo de vigilar a un contrabandista y a un rico heredero en “La muerte viaja”. Desde París a Argel y Túnez en una aventura en la que, como suele ser habitual, una bella mujer jugará un papel decisivo entre hombres sin escrúpulos.
 8. En “Cargamento peligroso” Eddie trabaja para la Interpol investigando la desaparición de un avión cargado de diamantes que es desviado a tierras españolas por una banda organizada, también con una peligrosa mujer por medio.
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 Número 11: La bola fatal.

 9. Mientras está de vacaciones en Montecarlo Eddie es contratado por un viejo millonario para que proteja a su nieto que está recibiendo amenazas de su propio padre en el comienzo de “Intriga en “El Peñasco”. Esta extraña situación le llevará a descubrir una red de chantaje y secuestro que pondrá nuevamente en riesgo a nuestro protagonista.
 10. Camino de Turín, Eddie estrella el coche con un árbol en medio de la carretera. Cuando acude a una mansión próxima a telefonear se encuentra con un gang que planea llevar a cabo un atraco a un furgón blindado. Eddie es apresado por ellos en “El infierno de oxígeno”.
 11. “La bola fatal” presenta una aventura nocturna ambientada en el mundo del juego en los casinos. Con gángsteres y una mujer por medio dispuesta a redimirse a través de Eddie. Como en su primera película.
 12. “Billetes funestos” cuenta una entretenida historia sobre una banda de falsificadores, con el ingrediente de las apuestas hípicas y el concurso de una bonita chica húngara. Esta es una historia breve, bien contada. Contiene menos viñetas de lo habitual.
 13. “Lola Girls” es la compañía en la que se enrola como bailarina la chica que Eddie debe encontrar por su encargo de su padre para traerla de nuevo a casa. Para ello tendrá que viajar de París a Helsinki y provocar un encuentro casual. Conoce a la chica pero también descubre que la compañía es una tapadera para el tráfico de estupefacientes. En los cabarets y salas de fiesta Eddie está en su ambiente y se comporta como un perfecto alter ego del actor y de los personajes que interpretaba en la gran pantalla. Ah! Y al final, por descontado, se queda con la chica.
 14. “Fórmula “KF-31” fue la última de las historias de Eddie publicadas en España, nuevamente metido en asuntos de espionaje.
 
Como elemento común a todo lo publicado hay que decir varias cosas. Lo primero es que se tratan de historias para adultos, en general bien planteadas, con personajes bien trazados y un convincente desarrollo que, eso sí, adolecen de una resolución más pausada, menos abrupta y también en algunos casos menos convencional, ya que, de hecho, el desarrollo narrativo se presta a ello. Pero pudiera ser que, para adaptarla al formato de la edición española, se hubiesen hurtado algunas secuencias o viñetas de la edición original. No lo hemos podido confirmar por no poder acceder a las tiras originales.
 
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El parecido con el rostro del actor resulta notorio. 
 En cualquier caso las historias presentan un adecuado tono noir con bastantes arquetipos del género: femmes fatales y personajes perfectamente amorales que se mueven por lujo, sexo y codicia, y donde el crimen es el medio más rápido para conseguir o mantener su estatus. Hay una variada descripción de prácticas delictivas y en general se presenta el negocio del crimen como algo insertado en la sociedad, organizado. Eddie sabe desenvolverse en ese mundo de sarcasmo, cinismo y violencia, aportando buenas dosis de ironía y desenfado.
 
 En la parte gráfica destaca el buen parecido que se le saca a Constantine (aunque en algunos casos Vallvé abusa de repetir su rostro a partir de fotografías, en lugar de recrearlo) y el buen acabado de los fondos. El resto de personajes está dibujado de forma solvente. Sin embargo algunas secuencias de acción no siempre están resueltas de forma convincente. En las viñetas de la edición española, además de su remontaje para adaptarlas al formato, se percibe una mala disposición de los textos y bocadillos que altera el dibujo original (además de una deficiente rotulación). Pero en conjunto, y a pesar de esos inconvenientes, podemos decir que se trata de un trabajo serio y profesional de nuestro dibujante.
 
 

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 Santiago (Jaime) Vallvé Peralta (1928-2000).

Santiago Vallvé (1928-2000) (y no Jaime, según aclara el estudioso Francisco Tadeo Juan
[3]), nació en Barcelona en 1928. Su primera obra profesional fue la publicación del cuaderno El Corso, en la Editorial Éxito (un sólo número). Después trabajó en la revista Florita, del sello Cliper, donde apareció en 1952 “La pandilla de Indo-Sanka” y, al año siguiente, la historia “El misterio del retablo” en la revista Aventurero, de Ediciones Futuro. Le siguió la publicación del serial Ray, perro lobo en Editorial Símbolo y una historia completa en el Almanaque de El Cachorro para 1957. Un año después se trasladó a París donde colaboró en las revistas Vaillant y Spirou, al tiempo que realizaba otros trabajos de encargo para agencias, adaptaciones ilustradas de El Conde de Montecristo, Los tres Mosqueteros, etc.
 
 Al comprobar que el personaje Lemmy Caution se había hecho muy popular en el cine cuando las novelas de agentes secretos y detectives hard boiled causaban furor en más de media Europa, el editor del centenario rotativo PIB Copenhaguen, Jorgen Sonnergaard pensó en su adaptación al cómic. Le encargó a Vallvé, a través de la agencia Dalger Press, unas muestras del personaje para enseñarlas al agente de Cheyney, que no estaba muy convencido de cederle rápidamente los derechos de explotación para la tira de prensa. Así que el jefe de ventas del PIB se desplazó a Berlín, donde se encontraba Constantine en pleno rodaje y se citó con el actor en un bar de la ciudad, enseñándole las pruebas dibujadas por Vallvé. Eddie se mostró encantado con la propuesta y no tuvo ningún problema en darle allí mismo su consentimiento. Para cerrar el trato de forma amistosa le ofreció una buena botella de whisky, pago convenido por el actor a cambio de la licencia de uso de su imagen (y su nombre) como modelo para el personaje de las tiras de prensa.
 
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Cómic danés de 1993 recopilatorio de las tiras de Eddie. 
 La aparición de la tiras de Eddie obtuvo un reconocimiento inmediato y se vendió a casi sesenta periódicos en toda Europa. Sonnergaard escribía las historias, inaugurando una insólita tradición en el PIB por la cual el editor de las tiras se hacía cargo también del guión. Así que Vallvé, viendo su futuro más claro con este trabajo, decidió quedarse a vivir en Copenhague, donde se casó y formó familia, entrando con el tiempo a formar parte de la plantilla del diario.
 
 El éxito de las tiras se mantuvo durante varios años coincidiendo con los de mayor popularidad del actor, justo hasta el momento en que apareció en la prensa británica la versión dibujada de James Bond. La serie Bond, que participaba de las características diseñadas en Eddie, logró la aceptación masiva como prototipo del agente secreto en su versión gráfica (sobre todo en las historias dibujadas por Yaroslav Horak), al tiempo que su personaje cinematográfico conseguía la enorme repercusión mediática que le proyectaría desde los años sesenta hasta nuestros días.
 
 

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 Cubierta de un tebeo sueco con las historietas de The Phantom dibujadas por Vallvé (1978).

 Sin embargo, no es en absoluto desdeñable la aportación al cómic de la serie Eddie Constantine, editada aquí como “novela gráfica para adultos”. Vallvé fue un dibujante competente y el planteamiento de sus historias era variado y no exento de interés. No obstante se necesitaría una buena edición en español de las tiras de prensa para valorar justamente sus calidades gráficas y narrativas, amén de la irregular rotulación, el desmontaje y la probable supresión de viñetas originales de cada aventura en las ediciones de Semic comentada anteriormente.

 Tras finalizar la serie Eddie, Santiago Vallvé dedicó su esfuerzo a la recreación del personaje histórico Johan Vilde a través de un gran número de álbumes muy populares en Dinamarca, además de mantener su colaboración con la agencia y editora Semic. También anduvo ocupado durante muchos años en la realización de más de un centenar de historias, inéditas por estos pagos, del personaje The Phantom, más conocido entre nosotros por El Hombre Enmascarado.

 

 

 

Notas:


[1] Curiosamente, en España se tradujo su nombre por el de Jim Wallace, pasando su autor a ser Nick Carter. Más sobre Nick Carter y los comienzos de este subgénero en: Bravo, J. (2005): “Eddie, Lemmy y los agentes especiales”, en CAT, 17. Sevilla: Círculo Andaluz de Tebeos.
[2] Cuenta Pierre Gimblat en el documental Eddie Constantine, este hombre es un sentimental (Francine Ravel, 1999) que Eddie le convence y arrastra para dirigir su primer filme, Servicio Secreto, donde François Truffaut echa una mano en el guión. Según Gimblat, un tercio del guión es de Truffaut, aunque éste, que adoraba a Constantine, no quiso salir en los créditos. En aquella época rodaba Jules et Jim.
[3] En el artículo “Santiago Vallvé, un artista para la exportación”, publicado en Comicguía, 45, en primavera de 2001.
Creación de la ficha (2010): Juan Bravo. Con edición de Javier Alcázar, Manuel Barrero y Antonio Moreno. · Datos e imágenes tomados del archivo del autor.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
JUAN BRAVO (2010): "Lemmy Caution / Eddie Constantine, un agente especial", en Tebeosfera, segunda época , 6 (12-IX-2010). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 14/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/lemmy_caution_eddie_constantine_un_agente_especial.html