LOS ÁNGELES DE ACERO DE VICTOR MORA Y VICTOR DE LA FUENTE
JESÚS DUCE

Title:
The Steel Angels of Victor Mora and Victor De La Fuente
Resumen / Abstract:
Reseña de Los Ángeles de Acero, obra de V. Mora y V. de la Fuente / Review of Los Ángeles de Acero, a comic series by Mora and De la Fuente.
Notas: Texto recibido el 30 de junio de 2019, aceptado el 11 de julio.
Palabras clave / Keywords:
Víctor Mora, Victor De La Fuente/ Víctor Mora, Victor De La Fuente
  • Página del primer álbum, con la presentación del personaje.
  • Portada de la revista Pilote, en la cual nació la serie.
  • Página de acción en vuelo, perteneciente al tomo segundo.
  • Portada de Pilote alusiva a la serie. Aquí dio comienzo el segundo libro.
  • Una página del álbum tercero de Los Ángeles de Acero.
  • Una página del último álbum aparecido de la serie.
  • Portada del primer álbum, titulado como la serie.
  • Portada del segundo álbum, titulado Sur la jungle des damnés.
  • Imagen dibujada para la contracubierta del primer álbum.
  • Imagen dibujada para la contracubierta del tercer álbum.
  • Imagen dibujada para la contracubierta del cuarto álbum de la serie.

LOS ÁNGELES DE ACERO

DE VÍCTOR MORA Y VÍCTOR DE LA FUENTE

 

De Víctor a Víctor

El tándem formado por el guionista y escritor Víctor Mora Pujadas (Barcelona, 1931 - 2016) y el dibujante Pedro Víctor de la Fuente Sánchez (Ardisana, Llanes, España, 1927 - Le Mesnil-Saint-Denis, Isla de Francia, Francia, 2010) realizó diversos trabajos de importante mérito artístico. No en vano se trata de dos autores reconocidos a nivel internacional, especialmente en el mercado francés, donde llevaron a cabo la mayoría de sus proyectos en común. En 1969, bajo el palio de la agencia Selecciones Ilustradas, crearon la serie Sunday, un wéstern en blanco y negro, sobrio e intimista, del que Víctor de la Fuente llegó a dibujar con excelente oficio hasta doce episodios, siendo relevado por su hermano Ramón, que dibujó seis más. Se reencontraron años después en París, y a partir de 1976 colaboraron juntos en el ambicioso proyecto L'Histoire de France en bandes dessinées de la editorial Larousse, pergeñando cuatro episodios fundamentales: "Le Cœur des Gaules. Vercingétorix l'Arverne", "La race des Capets. Hugues Capet", "Jeanne d'Arc" y "Le Pourpre et les Lys. Louis XIII", de veintitrés páginas cada uno. Poco después, versionaron en tan solo dieciséis páginas la primera parte de la obra magna de Miguel de Cervantes: Don Quichotte, que se publicó, según señala el ilustrador y estudioso François San Millan, en 1983, en la revista Pif Gadget. Por esas mismas fechas comenzaron la serie de aventuras Les Anges d'Acier, de la que realizaron cuatro historias largas, publicadas respectivamente en las revistas Pilote (110-116), Charlie Mensuel (33-36) y Pilote-Charlie (12-16 y 30-31), y una historia corta de cinco páginas, que vio la luz en la revista española Zona 84, número 51. Mantuvieron la colaboración en 1984 y 1985 y dieron salida a Cœur de fer, una bella historia de ambientación medieval, aparecida en la revista Okapi, números 313-317. Al año siguiente lograron llevar a imprenta hasta tres trabajos de su particular cosecha: la singular aventura La Sibérienne, en L'Echo des Savanes, 37-41; el relato corto "La guerra civil española, 5. Los voluntarios", en Cimoc, 70, y "La Chevauchée fantastique", de veintiuna páginas, enPif Gadget, 903. Y finalmente, en 1990, apareció el álbum Bernard de Clairvaux, en Éditions du Signe, historia de carácter religioso que constituye la última colaboración conocida entre los dos historietistas.

El importante número de trabajos que llevaron a cabo conjuntamente parece indicar la existencia de una buena sintonía entre estos dos autores. En su primer encuentro, a finales de los años sesenta del siglo pasado, ambos mostraban ya una madurez artística que venía precedida por una rica y dilatada experiencia en diversos medios. Y no era para menos. Víctor Mora se había convertido en uno de los guionistas fundamentales de la historieta española. Creador intelectual y guionista del mítico Capitán Trueno, uno de los cómics más significativos de la producción española de todos los tiempos, Víctor Mora se había dedicado con plenitud en los últimos años a la historieta juvenil de aventuras, alcanzando notorios éxitos a nivel popular, al mismo tiempo que había iniciado su interesante carrera como escritor de novelas. Por su parte, Víctor de la Fuente estaba trabajando desde hacía varios años mediante el sistema de agencia. Su material se enviaba principalmente a las editoriales inglesas Fleetway y DC Thompson, para las que dibujó miles de páginas, en especial de temática bélica, en la que exhibía una gran solvencia gráfica, muy admirada por todos sus compañeros.

En el recuerdo de aquellos primeros momentos, Víctor Mora llena de elogios al dibujante asturiano: «A veces tiene uno el privilegio de tropezar con un gran artista, con alguien como Víctor de la Fuente, pongamos por caso, que al oro de tu paciente trabajo le engarza los diamantes de un talento excepcional», o también: «¡Qué placer estético produce el contemplar una página de Víctor de la Fuente! ¡Con qué gusto descubría yo toda una serie de detalles enriquecedores que él había sabido plasmar, sin necesidad de la menor indicación por mi parte!» (1982: 5-6).

Pero eran tiempos de cambio, y los dos autores se hallaban en un cruce de caminos, buscando nuevos horizontes y nuevos retos. Víctor Mora dio un viraje en su registro juvenil y desarrolló su primer gran trabajo para un público más adulto, iniciando de esa forma una proyección que le llevaría a colaborar posteriormente con dibujantes españoles y franceses de distintas tendencias. Mientras tanto, Víctor de la Fuente daba comienzo a Haxtur, una de sus obras más relevantes y celebradas, a la que le seguiría poco después Mathai-Dor, una historieta de brillante factura técnica que, sin embargo, quedaría inconclusa por problemas de legalidad y autoría. Hay que decir que para el dibujante fue una época muy difícil, dado que sus inconvenientes aumentaron todavía más tras un altercado de Víctor con el director de Ediciones Doncel. El mismísimo Fraga Iribarne vetó sus trabajos y anuló sus posibilidades de poder publicar en España, por lo que se vio obligado a marcharse a Francia, donde fijó su residencia a partir de 1973. En ese contexto, pocos años más tarde, los dos autores se reencontraron e iniciaron una extensa andadura conjunta.

Les Anges d'Acier fue, sin lugar a dudas, uno de sus trabajos más atractivos y exigentes, que merece recuperarse y reeditarse para disfrute del buen cómic. No obstante, algunas de las reacciones y críticas en aquellos años no resultaron muy positivas. De la Fuente llegó a declarar que «hicieron reproches a Mora porque Los Ángeles de Acero tenía un guion algo repetitivo», según leemos en la entrevista que le hizo Francisco Tadeo Juan, recogida en Comicguía, 27 (1994: 8). Bajo el mismo título que la serie, el primer episodio apareció por entregas entre 1983 y 1984 en varios números correlativos de la revista Pilote. Se presentaban las aventuras de un grupo de pilotos acrobáticos en los turbulentos años treinta del siglo pasado, con una trama ambientada en Chichibango, un imaginario país con apariencia de república bananera, dominado por la inestabilidad política y el uso de las armas y la violencia. El cómic está salpicado de parajes exóticos, guiños históricos y políticos, también escenas de humor y de erotismo y, por supuesto, acción a raudales. Tanto Mora como De la Fuente eran autores muy expertos en cómics de acción, por lo que su nueva contribución al medio prometía a priori buenas dosis de entretenimiento. Por parte del guionista, destaca un acertado diseño de personajes, con figuras como Silver Stone, el maduro y atractivo piloto que no se arredra ante situación alguna, jugándose la vida cada dos por tres, y la femme fatale Ice Barlow, mercenaria sin escrúpulos y antigua compañera sentimental de Stone, al que admira y desea sin poderlo remediar, lo que desemboca en una permanente historia entreverada de atracción y odio a partes iguales. También aparecen el conde Ícaro, piloto italiano de larga experiencia, responsable principal del circo volante; el joven Randy, que hace las veces de mecánico, y su hermana, Dallas, la coqueta adolescente que vive a menudo en la inopia y bebe los vientos por el aventurero cuarentón. En cuanto al dibujo, la destreza de Víctor de la Fuente queda patente en todo momento. Su estilo se observa depurado, rotundo y eficaz, alcanzando un gran nivel artístico. Algunas de las técnicas que domina con brillantez, como la elipsis corta, la profundidad de plano y el movimiento de cámara, según los conceptos descritos por Félix Velasco Fargas (2003: 8-10), están presentes desde el principio y son utilizados con la pericia reconocida y habitual de este dibujante, el cual exhibe además otros recursos no menos significativos: el control anatómico y gestual de los personajes, la minuciosidad de las viñetas complejas, el manejo preciso de la perspectiva, la adecuación de formas y volúmenes, y la rica variedad en la composición de página, por poner algunos ejemplos.

Tan solo cinco páginas en blanco y negro conforman el episodio que se publicó en1984, en la revista Zona 84. Su título, "Carta de España", hace referencia a la estructura argumental, articulada a modo de epístola. Silver Stone le escribe a Dallas una carta en la que le relata la peripecia que ha vivido en medio de la Guerra Civil española, lo que constituye precisamente el contenido de la historia. El piloto cae prisionero nada menos que de la Legión Cóndor, en la que, casualidades de la vida, se halla en esos momentos la atractiva Ice Barlow, colaboradora interesada de los nazis que apoyan a las tropas franquistas, si bien poco después se pone de parte del bando republicano. Finalmente, todo cambia de signo y los dos aventureros consiguen huir y dejar atrás el conflicto bélico.

Entre 1984 y 1985 se publica el segundo relato extenso de esta serie, Sur la jungle des damnés, esta vez en las páginas de la revista Charlie Mensuel. El entramado narrativo contiene los mismos ingredientes, que se convierten de facto en los ejes de esta serie: un país ficticio de aspecto americano, regido por déspotas y militares, y un ecosistema de traiciones, enfrentamientos, asesinatos y acción trepidante. Silver Stone y sus amigos se topan con el cacique todopoderoso Drotnüng, de turbias componendas, y con su esposa, Solita, mujer egoísta y caprichosa, que será la causante de diversos males. El grafismo mantiene la fuerza y la soltura de un De la Fuente experimentado en el género de aventuras, vigoroso, especialmente, en el dinamismo de las figuras, sin olvidar sus escenas aéreas y sus paisajes nocturnos y selváticos. Ahora bien, al igual que sucedía en el primer episodio, se observan aquí algunas elipsis argumentales que parecen innecesarias, ya que restan continuidad a escenas significativas; el ejemplo más claro es el aterrizaje forzoso del avión de Stone en un río de aspecto amazónico, de cuyo desarrollo no contemplamos los momentos del impacto ni los prolegómenos que le acompañan, pasando del aire al agua en solo una viñeta. Resulta extraña está supresión de escenas espectaculares, tan necesarias en el hilo de las historias de acción.

El tercer episodio apareció en 1987, en la revista Pilote-Charlie, bajo el título de La Rose d'Abyssinie. Como su nombre indica, la historia se traslada al continente africano, justo a la zona de la actual Etiopía, que en el momento que refleja el relato, noviembre de 1935, se hallaba invadida por las tropas de la Italia fascista. Víctor Mora ha dado un giro en su trenzado referencial y ha optado por países reales y acontecimientos verídicos. Se advierte en seguida una buena documentación en todos los apartados del trabajo, tanto a nivel argumental, aportando datos de sucesos y personajes de la historia real de Abisinia, como a nivel gráfico, brindado imágenes de los aspectos citados, además de desarrollar fisonomías, espacios y objetos que corresponden a los lugares por los que transcurre la acción. Surge de nuevo la intrigante Ice Barlow, que mantiene en vilo el albur de buena parte de la historia. Mientras tanto, el conde Ícaro, contrario a la ideología de Mussolini, resulta apresado por el pérfido Scarpia, que está al mando de un importante grupo de soldados italianos. Aparece un nuevo personaje positivo, la corajuda doctora Merry Noel, que acabará enamorándose del piloto aventurero. El protagonismo alcanza también al pueblo abisinio, que logra avanzar y derrotar a los invasores, con ayuda de los pilotos acrobáticos. Finalmente, todo converge en La Rosa de Abisinia, un hotel fascinante en cuyo sótano se halla enterrada un arca llena de lingotes.

Y por último, Les Griffes de l'Aigle, episodio publicado en 1988, también en Pilote-Charlie. La historia se ubica esta vez en el continente asiático, a principios de 1937, época en la que se desarrolla el enfrentamiento entre nacionalistas y comunistas chinos, además de la creciente hostilidad de Japón, que invade finalmente el país de la Gran Muralla. En semejante contexto, Stone se ve arrastrado por una peligrosa operación del servicio secreto norteamericano, en la que está implicada la incombustible Ice Barlow. Por otro lado, surge la figura de un coronel japonés, apodado El Águila, personaje sanguinario que irá dejando a su paso una estela de muerte y destrucción. Al igual que en el anterior capítulo, se pone en evidencia el trabajo documental de ambos autores, que mezclan realidad con ficción de manera convincente. Extraordinarias son, una vez más, las escenas aéreas y bélicas, donde De la Fuente despliega una gran maestría, sin olvidar sus buenas caracterizaciones de personajes y su dominio de cuerpos y formas. Anotemos también un gracioso guiño final, con la imagen de una balsa en la que se erige un cartel con el rótulo: FIN, mientras un pájaro visitante parece preguntarse por ello.

Las aventuras de Stone y sus amigos por medio mundo recuerdan en cierta forma los largos periplos del Capitán Trueno, el Jabato o el Corsario de Hierro. Los viajes, los pueblos autóctonos, el exotismo y, especialmente, las situaciones de tiranía e injusticia, son elementos habituales en muchas de las creaciones de Víctor Mora. También es frecuente su interés por la documentación histórica, al menos en cierto grado referencial. Ahora bien, en Los Ángeles de Acero nos encontramos con una mirada adulta mucho más comprometida y crítica con la sociedad, tal como vemos reflejado en los comentarios ideológicos que los personajes hacen respecto a los hechos sociales y políticos, bien sean sucesos verídicos o bien situaciones análogas, que fácilmente se pueden extrapolar. En el caso de Víctor de la Fuente, el nivel de destreza gráfica resulta muy palmario. Aunque algunas voces no han considerado esta serie de gran calidad, nuestra opinión es que Los Ángeles de Acero brinda todo el buen hacer del dibujante asturiano. Las técnicas que le caracterizan como autor de gran competencia están muy presentes en las páginas de estos cómics. Ya hemos hablado de su dominio anatómico, de su capacidad para dar calado a los planos, de su firmeza en la dinámica y la perspectiva, y de sus viñetas llenas de fuerza y equilibrio. Quizá el color oculte en algún momento los detalles de su trazo minucioso, pero no hasta el punto de rebajar su potencia y eficacia. Y es que nada nuevo descubrimos al indicar que De la Fuente es uno de los grandes dibujantes realistas del cómic europeo.

Para terminar con este artículo reivindicativo, digamos que los cuatro episodios largos de Los Ángeles de Acero se publicaron poco después en varios idiomas: español, neerlandés, italiano, portugués y alemán, además de reimprimirse en su lengua original. En español se han publicado las dos primeras aventuras en la revista Comix Internacional + Ilustración, 54-57 y 59-62, y las dos siguientes en Gran Aventurero, números 1 y 7, mientras que en el resto de idiomas y en la reedición francesa se han publicado en cuatro álbumes independientes. En cuanto al relato corto publicado originalmente en español, ha visto la luz también en francés, en la revistaPilote-Charlie, 26, y en italiano, en la revista Totem Super, 2.

Distintas circunstancias habían llevado a Mora y De la Fuente a trabajar fuera de España. Razones políticas, razones profesionales y también razones económicas se habían sumado en diferentes grados en uno y otro autor. Muchas eran las posibilidades que les ofrecía el mercado europeo, especialmente el francés, empezando por mejores contratos, más fiables y sustanciosos, además de la entera libertad en el tratamiento de los temas elegidos. Los dos autores encontraron en la bande dessinée un excelente derrotero para desarrollar sus carreras artísticas, las cuales habían quedado truncadas o minimizadas en sueño español. Los Ángeles de Acero es una muestra del magnífico resultado de aquellos dos caminos convergentes, de la senda del guionista virtuoso cruzándose con la vereda del dibujante genial.

De Víctor a Víctor.

 

BIBLIOGRAFÍA:

MORA, Víctor (1982): Cuando el cómic es arte. Víctor de la Fuente, Barcelona, Toutain Editor

TADEO JUAN, Francisco (1994): Comicguía 27, Valencia.

VELASCO, Félix (2003):  Víctor de la Fuente. Homenaje. Un estudio sobre la obra del gran maestro español de la narrativa gráfica , Manacor, Recerca.

Creación de la ficha (2019): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
JESÚS DUCE (2019): "Los Ángeles de Acero de Victor Mora y Victor De La Fuente", en Tebeosfera, tercera época, 11 (23-VII-2019). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 26/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/los_angeles_de_acero_de_victor_mora_y_victor_de_la_fuente.html