MAGNETO. TESTAMENTO
RAFAEL RUIZ-DÁVILA

Notas:
Magneto, Erik Magnus Lensherr. Terrorista, visionario, salvador, darwinista, monstruo, mesías. Ésta es su historia y la de cómo el hombre se convierte en leyenda. Incluye una historia inédita de Neal Adams sobre Dina Babbits, animadora de Disney y antigua prisionera nazi en Auswitz.
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MAGNETO. TESTAMENTO

La crónica de un superviviente al Holocausto Nazi

 

 

Una de las sorpresas más gratas que he tenido en años al comprar un cómic de superhéroes (y de mutantes) ha sido esta obra. Los que la compren buscando al Señor del Magnetismo, a la eterna Némesis de los X-Men o, simplemente, poses chulas (de ángulos forzados e imposibles al estilo de “Cruzando el Rubicón” o “Atracciones Fatales”) y arengas manidas del “homo superior” contra la Humanidad, quedarán ampliamente defraudados. X-Men: Magneto. Testamento es un cómic de superhéroes sin superhéroes, incluso un cómic de mutantes… sin mutantes. No hay capas, no hay mutantes, ni siquiera hay poderes. Pero hay heroicidades. Y muy grandes. Magneto. Testamento nos narra una historia muchas veces apuntada, anotada, abocetada o, acaso, bosquejada entre líneas en las distintas sagas mutantes mejor o peor llevadas (dependiendo del guionista de turno); pero una historia que nunca se ha terminado de contar. Todos sabemos que Magneto, Eric “Magnus” Lensherr vivió su juventud durante el Segunda Guerra Mundial, sabemos que era judío, que fue perseguido y que sufrió en Auschwitz-Birkenau, que se casó con una gitana llamada Magda y que ésta murió tras darle a sus vástagos mutantes: Mercurio y Bruja Escarlata (Pietro y Wanda Maximoff). Aquí ni siquiera se escucha el nombre de Magneto, ni Magnus, ni siquiera Eric Lensherr. Asistimos al ascenso del nazismo visto a través de los ojos de un chico inteligente, despierto, alemán… y judío. Un chico llamado Max Eisendhardt cuyo único don aparente es una cierta facilidad para encontrar monedas entre la nieve o la basura (salvo algún hecho no demasiado fuera de lo normal). Un chico que ayuda a sobrevivir a su familia, a la que ve humillada, ultrajada y asesinada ante sus propios ojos. Lo que salva la vida de Eisendhardt no es su poder mutante (aunque ayuda que alguna bala perdida sea subconscientemente repelida), sino la capacidad de un chico para hacer bien las cosas, para cuidar de los suyos y los demás, para saber cumplir las normas… y quebrantarlas cuando es necesario. Magneto. Testamento es, ante todo, una obra de supervivencia escrita en primera persona.

El guionista, Greg Park, no sólo ha hecho una encomiable labor de documentación historietística para estudiar todas y cada una de las facetas del carácter de uno de los personajes más carismáticos del cómic (ya se encargó de darle la profundidad necesaria el guionista Chris Claremont) haciéndolo un personaje redondo (yo diría esférico), sino que el vastísimo trabajo de investigación histórica es digno de mención de honor. Park conjuga historicismo (la no vida de subsistencia en los campos de exterminio, los distintos KOMMANDOS y grupos de trabajo, las fosas comunes, los exterminios, la evolución del odio y la posterior masacre, las relaciones con los países colindantes a Alemania) con el relato interior en primera persona, ya que todos y cada uno de los pensamientos y razonamientos del protagonista se nos van desvelando casi sin darnos cuenta, como si de nuestra propia vida se tratase y donde asistimos a la “muerte” de Max Eisendhardt… para convertirse en Eric M. Lensherr.


El apartado gráfico está realizado por Carmine Di Giandomenico, de Teramo (Italia), que dota al conjunto de la obra tanto de un gusto más “europeo” a la vez que oscuro y triste propio de la época que le ha tocado retratar, una de las de mayor vergüenza de la Humanidad. El grafismo, casi un Art Nouveau similar al de la escuela austroalemana, de pincelada rústica y manual, colores (de Matt Hollingsworth) acuarelados, vivos y vaporosos al mismo tiempo, todo el conjunto muy en la línea del movimiento vienés de Sezession de Gustav Klimt, Koloman Moser y, más concretamente, con Oskar Kokoschka y Egon Schiele.


De cualquier manera, las palabras que Greg Park coloca en boca del joven Max Eisendhardt (que de ahora en adelante será Eric Lensherr) al final de la obra se nos antojan cáusticas al mismo tiempo que dignas de un oráculo que ya retiene en su pupila los tiempos que están por venir:

 

“Mi nombre es Max Eisendhardt.

A ti que hallaste esto, te pido me disculpes.

Ya que estoy muerto…

y ahora es tu responsabilidad.

Narra esto a todo aquél que desee oírlo.

Y a quien no, también.

Por favor.

No dejes que nunca vuelva a suceder algo semejante.”

El trabajo viene cerrado por una pequeña obra de Neal Adams mediante la cual somos testigos de la vida de una mujer real, Dina Babbitt, que los editores Warren Simons y Joe Quesada tuvieron a bien reproducir en el conjunto que comentamos, y a la que Stan Lee coloca la siguiente introducción:

 

En las profundidades del infierno llamado Auschwitz, Dina Gottliebova (Babbitt) dibujo un mural del Blancanieves en las barracas de los niños. Uso un personaje de caricatura para traer unos cuantos momentos de alegria a los niños Judios, cuyas vidas estaban a punto de ser extinguidas por los Nazis. Los personajes de caricaturas son parte de un lenguaje universal de imaginacion que emociona a los niños -y a mas de un puñado de adultos- en todos los rincones del mundo. 

Dina intencionalmente arriesgo su vida emprendiendo aquel desafiante gesto de humanidad. Sabia que los Alemanes no tolerarian semejante desafio. Atrapada en un mundo de horror y maldad, donde los heroes eran escasos, Dina demostro que era una heroina de verdad. 

El mural de Dina fue descubierto, pero, milagrosamente, le fue perdonada la vida debido a que los Alemanes tenian un uso para su talento artistico. Blancanieves salvo la vida de Dina y ella a su vez intento salvar a otros. 

Obligada por el despreciable Dr Josef Mengele a pintar retratos de prisioneros Gitanos, Dina prolongo el trabajo el mayor tiempo posible, sabiendo que mientras los prisioneros estuvieran siendo retratados, permanecerian con vida. 

En los años posteriores a su liberacion de Auschwitz, Dina continuo usando personajes de caricaturas para traer alegria a la vida de los niños. A partir de hoy, cada vez que alguien mire dibujos animados de Daffy Duck, Wile E. Coyote, o el Capitan Crunch, muy bien puede estar disfrutando de imagenes que Dina ayudo a crear. 

En cuanto a las pinturas que Dina creo en Auschwitz, siete de esos retratos de algun modo sobrevivieron y son conservados por el Museo Estatal de Auschwitz. Dina los quiere de vuelta, y tiene todo el derecho para recuperarlos. Sin duda, le deberia ser permitido conservar esta unica y pequeña pieza de la vida que los Alemanes le rasgaron a ella y a su familia. 

Todos quienes trabajamos en el mundo de los comics y dibujos animados tenemos una obligacion especial para alzar nuestras voces en apoyo al esfuerzo de Dina por recuperar los retratos que pinto en Auschwitz. Cuando otros lo necesitaron, Dina resistio por ellos. Ahora tenemos que resistir por ella.

Entrando en valoraciones críticas, pero intentando no pecar de un subjetivismo vacuo que restara validez y calidad a la obra, debería señalar que, si bien es cierto que la historia que se narra en Magneto. Testamento no augura ningún cambio drástico en las colecciones de Marvel, ni las del “multiverso” ni en la pléyade de colecciones “muties”, sí podemos predecir que en un par de años este título obtendrá continuación casi con total seguridad, como ya le ocurrió en su momento a Lobezno. Origen. No olvidemos la más que probable "precuela" de la franquicia cinematográfica protagonizada por los X-Men, en la que se contaría el pasado del homenajeado o, quizá, los siguientes años en la vida del que probablemente sea el personaje con mayor carga emotiva, histórica y sociológica de todo Marvel Comics. Lejos de ser un “refrito” o “parafraseo” de tantos recuerdos desperdigados por numerosas viñetas mutantes, Magneto. Testamento supone un soplo de aire fresco en el mundo de los superhéroes y que, me atrevo a decir, entronca con lo que podríamos llamar “Generación Persépolis” (donde la veracidad histórica y el diálogo interior del personaje se entrelazan en una suerte de crítica sociocultural, con mayor o menor acierto, según el caso) más que con los citados tebeos “de mallas y capas”.


Park y Di Giandomenico recrean de manera muy correcta y con total rigor histórico la época del holocausto nazi, en comparación a otras obras tanto literarias como cinematográficas o historietísticas ambientadas en aquel entonces. Cabe señalar que la documentación, tanto del guionista como del dibujante, se amolda en armónica comunión con el tono de la narración que, con acierto y delicadeza, nos introduce en un tiempo de dolor y desamparo que en Marvel no se conseguía desde hacía muchísimo tiempo. Y ojalá se repita.


FICHA TÉCNICA

 

            X-MEN: MAGNETO. TESTAMENTO

GUIÓN: GREG PARK
DIBUJO:
CARMINE DI GIANDOMEENICO

COLOR: MATT HOLLINGSWORTH

CUBIERTAS Y PORTADAS: MARKO DJURDJEVIC

EDITA (EE UU): MARVEL COMICS, 2008-2009

EDITA (ESPAÑA): PANINI COMICS, 2009

TRADUCE: SANTIAGO GARCÍA

REALIZACIÓN Y ROTULACIÓN: CARLOS MONTE y PILAR TOMEO

FORMATO: LIBRO, 5 NÚMEROS, 128 PÁGINAS

DEP. LEGAL: G-722-2009

ISBN: 97 -84-9885-257-8

P.V.P.: 11,00 EUROS

PARA: MARK WEITZMAN Y EL  CENTRO SIMON WIESENTHAL

TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2009): Rafael Ruiz.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
RAFAEL RUIZ-DÁVILA (2009): "Magneto. Testamento", en Tebeosfera, segunda época , 4 (8-XI-2009). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 11/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/magneto._testamento.html