MARTÍNEZ DE LEÓN. HUMOR GRÁFICO EN LA GUERRA CIVIL Y BAJO EL FRANQUISMO
MANUEL BARRERO

Palabras clave / Keywords:
Guerra civil española, Comunismo, Fascismo, Prensa de trinchera, Francisco Franco, Oselito, Franquismo, Martínez de León, Franquismo/ Spanish Civil War, Comunism, Fascism, Trench Press, Francisco Franco, Oselito, Francoism, Martínez de León, Francoism
MARTÍNEZ DE LEÓN. HUMOR GRÁFICO EN LA GUERRA CIVIL Y BAJO EL FRANQUISMO
 
La prensa satírica en Sevilla, que no fue precisamente abundante durante el siglo XIX (sobre todo después del sexenio revolucionario), fue menguando gradualmente en los medios locales andaluces desde finales del siglo XIX hasta consumido el primer cuarto del siglo XX en Sevilla. Apenas hubo atisbos de humorismo durante la dictadura de Primo de Rivera y durante la II República aparecieron media docena de publicaciones humorísticas que se esfumaron con el estallido de la cuarta guerra civil española. Fue en aquel ambiente de paulatina disminución de la presencia del humorismo dibujado cuando nació y se desarrolló el arte cómico y narrativo de uno de los más prolíficos e importantes autores de historieta y humor gráfico andaluces: Andrés Martínez de León.
 
VIDA Y OBRA DE MARTÍNEZ DE LEÓN

www.tebeosfera.comNacido en la localidad sevillana de Coria del Río, el 5 de abril de 1895, Martínez de León se trasladó al barrio de Triana en 1896. Se matriculó en 1909 en la Escuela de Artes y Oficios al tiempo que trabajaba con el gremio ceramistas de Triana durante los años 1910. En 1913 expuso algunos apuntes del natural en la llamada Casa Gil, efectuando allí su primera exposición. En 1915 publicó Martínez de León su primera ilustración, en la revista Sevilla y sus fiestas de primavera, donde repetiría al año siguiente. A partir de entonces y hasta 1930, desarrolló gran actividad ilustradora y pictórica en exposiciones primaverales sevillanas. Su primera exposición en Madrid data de 1918, a raíz de la cual fue reclamado como dibujante para la revista La Esfera, donde publicó hasta el año 1922. En 1919, también, destinó ilustraciones a la revista sevillana de sesgo ultraísta Grecia.
Según crecía el aprecio por su obra pictórica e ilustrada de temas eminentemente taurinos, Martínez de León fue adquiriendo fama también como humorista gráfico, sobre todo gracias a la creación del personaje Oselito. Se inició en el dibujo de actualidad y de costumbres para la prensa en El Noticiero Sevillano, entonces dirigido por Juan Carretero y Luca de Tena. Al dibujante le atraía poco hacer humor satírico, como el que aparecía en los semanarios humorísticos coetáneos sevillanos Don Cecilio o El Guante Blanco, de orientación conservadora. Le interesaba más dibujar retazos de la realidad local, corridas en La Monumental, toros y caballerías en el campo. Así, su labor en El Noticiero Sevillano consistió en ilustrar con este tipo de imágenes los textos del periodista López Cansino. Sus primeras obras como humorista gráfico las desarrollaría en este diario a partir de 1920.
www.tebeosfera.comEl personaje Oselito surgió de la admiración que el dibujante profesaba al popular torero de Gelves conocido como Joselito ‘El Gallo’, fallecido en 1920 y a quien quiso rendir homenaje. En 1954, cuando el redactor de una reseña promocional del Pregón Literario y pregón editorial de Aguilar S.A. de ediciones, le entrevistó para el número de julio de aquel año, declaró:
«En Oselito he querido representar el genio popular de Andalucía, y, concretamente, el sevillano. Este tipo lo repetía casi sin proponérmelo en mis primeras historietas; y antes que yo tuviera plena conciencia de su presencia la tuvo el público, quien lo bautizó con el nombre de Oselito, por su parecido con el torero Joselito el Gallo» (op. cit. pág. 2)
Amón describía así al personaje apodado Oselito: «Sombrero cordobés tocado de ala, chaqueta clara, pantalón oscuro, pajarita al cuello, charol en la calza, mano izquierda en el bolsillo y mano diestra (¡y tanto!) en la denuncia...» (1987: 9) Así pues, se trata de una obra satírica, pero antes dirigida hacia la crítica de la cotidianidad que a los políticos de su tiempo. Y además pretendía la guasa no solamente por su naturaleza trianera y su lenguaje ramplón, también por su cercanía a la cultura gitana, en la que se hallaba muy imbuido el dibujante pese a no pertenecer a la etnia.
Durante los años veinte, la presencia de Oselito fue cada vez más conspicua en Sevilla, alcanzando Martínez de León gran popularidad gracias a sus ocurrencias impresas, que irían publicándose en El Noticiero Sevillano durante los años veinte a la par que ilustraba libros costumbristas y elaboraba cuadros con motivos taurinos. Su fama trascendió las fronteras andaluzas y en 1922 ya había recibido encargos de El Debate, El Sol, El Heraldo y de la revista Mundial y contempló la posibilidad trasladar su estudio a Madrid. Trabajó como ilustrador a partir de entonces para La Semana Gráfica y Blanco y Negro, donde no dejó de colaborar hasta el año 1936. 

www.tebeosfera.com

Su creación más destacada dentro del ámbito del humorismo y la historieta lo desarrolló a partir de 1922 en el diario madrileño El Sol. A este periódico destinó historietas de cuatro, cinco o media docena de viñetas cada una y con texto al pie, ambientadas en la Sevilla típica de las ferias y de las romerías, protagonizadas por algunos tipos singulares del barrio de Triana relacionados con el flamenco o el toreo, o aderezadas con la picaresca y la gracia andaluzas que se tenían por “típicas” entre los madrileños. El aprecio por estas historietas dio lugar a la publicación de un álbum recopilatorio de 39 obras: Historietas sevillanas (Biblioteca Giralda, 1926).
Los tres aspectos más destacados de este libro fueron: la elevada madurez de la narrativa gráfica para su tiempo (pese a no incorporar globos de texto), el hecho de utilizar temas y protagonistas netamente andaluces y el uso que hizo del idioma empleado, una suerte trascripción fonética del lenguaje de la calle sevillano. Otro de los aspectos relevantes fue su formato a modo de libro, algo raro para las publicaciones de historieta de la época. Martínez de León fue uno de los tres primeros autores cuyas historietas obtuvieron edición en formato libro, tras los grandes Apeles Mestres y Xaudaró (dos autores capitales en la historia de los tebeos españoles). Fue el primer autor español que publicó un libro de cómics fuera de la esfera editorial catalana, más poderosa y con mayor público que la madrileña. Y fue el primer andaluz en conseguirlo.
Durante los años veinte, Martínez de León mantuvo su vínculo con la prensa sevillana. Dibujó para el diario El Liberal durante los períodos 1924-1927 y 1933-1936, para el periódico sevillano La Unión entre 1924-1929 y 1933-1936 y para el diario católico El Correo de Andalucía, durante los años 1926-1930 y 1933-1935. También destinó dibujos para folletos y a varias revistas, como Sevilla automovilista u Oromana. Mientras, prosiguió colaborando con el elenco de autores que dieron fama a la sección “Maestros de la historieta” en el diario madrileño El Sol: Apa, Robledano y otros.

En Sevilla le había granjeado fama Oselito, pero también sus dibujos de costumbres para ser estampados en abanicos, mantones femeninos y otros objetos. Por ello, cuando contaba sólo 31 años, se dispuso la placa “Paseo Martínez de León” a la calle de Coria del Río donde nació. Que sepamos, a ningún otro dibujante español se le ha dedicado una calle cumplidos tan sólo diez años de andadura profesional.

www.tebeosfera.com

En 1927 fue elegido para acudir a Nueva York en representación de la Unión de Dibujantes Españoles, junto a autores como Xaudaró, K-Hito, Lozano Sidro, Bon, Bartolozzi, Karikato, Penagos, etcétera… Desde 1928 y hasta 1934, Martínez de León siguió dibujando afanosamente para publicaciones como Al pie de la Giralda, La Nación, Sevilla y la Exposición Iberoamericana, mientras su personaje Oselito medraba en popularidad. Éste apareció en una colección de relojes de pulsera y fue elegido como mascota para embellecer el fuselaje del avión bautizado con el nombre “Jesús del Gran Poder” (que intentó uno de los mayores recorridos aéreos de su tiempo en España). Oselito también dio nombre a una publicación humorística nacida en 1929.
En 1929, Luca de Tena quiso contratarle como dibujante en exclusiva para el recién inaugurado ABC de Sevilla, a lo cual declinó (Durán Suárez: 1968). La reacción interesada de ABC provocó que La Vozaumentara el sueldo al dibujante sin haberlo éste solicitado, pero eso no impidió que destinase dibujos al ABC de Sevilla, pues hemos hallado colaboraciones suyas para este periódico entre este año y 1936.
En 1930 se estableció en Coria como notario el insigne Blas Infante, pionero del nacionalismo de su tierra. Fue vecino y amigo de Martínez de León y se propagó la leyenda de que éste quien diseñó el escudo que muestra a Hércules flanqueado por leones y que habría de convertirse con el tiempo en el símbolo de Andalucía. José Franco Alfaro rememoró para la revista coriana Feria que se había entrevistado con Martínez de León en 1976 y que él le dijo: «yo fui el primero que dibujó el escudo de Andalucía, siguiendo las instrucciones que me iba dando don Blas» (Franco, 1978: s.p.). Entra dentro de lo posible esta atribución, porque Martínez de León también fue el autor de la ilustración para la cubierta de La Verdad sobre el complot de Tablada y el estado libre de Andalucía (Publicaciones de la Junta Liberalista de Andalucía, Sevilla, 1931).

Tras la crisis económica general que hubo tras los fastos de la Exposición Iberoamericana celebrada en la capital andaluza, los encargos a artistas sevillanos cesaron fulminantemente y Martínez de León decidió trasladarse a Madrid, donde al menos tenía trabajo en el diario madrileño El Sol. El autor dejó de colaborar a partir de entonces con El Liberal, El Correo de Andalucía y La Unión, prensa sevillana en la que participaba asiduamente desde 1928, aunque su firma seguiría apareciendo allí hasta 1932.

www.tebeosfera.com

Ya asentado en la capital de España, dibujó en 1931 Los amigos del toro o la parte sana de la afición, que vino a ser un Reglamento Taurino en XXX capítulos. Éste cuerpo normativo lo elaboró su autor con tanta gracia como rigor en unos momentos en los que aún había discusiones sobre el papel a seguir por los toreros, subalternos, ganaderos y empresarios en la fiesta nacional. Se hallaba protagonizado por Oselito, quien actuaba como narrador de diferentes episodios cómicos, en páginas apaisadas de cinco o seis viñetas con texto al pie. Fue éste su segundo “libro de historietas”, y último por el momento, pues dedicó más tiempo a la ilustración en adelante, sobre todo para ABC y Blanco y Negro. También por estas fechas invirtió tiempo en una película basada en su personaje Oselito, que no llegó a concluir. Abordaría otro proyecto similar en ese mismo año con el dibujante K-Hito: un cortometraje cinematográfico sobre el peculiar personaje “El toro Briján”, que terminaría en manos de Salvador Bartolozzi.

En 1933, Martínez de León trasladó a Oselito a las páginas de La Voz y sus humoradas de temática andaluza se vieron también desde aquel año en El Liberal, en la revista de toros y fútbol Dígame y en la taurina El Ruedo, donde creó la sección “Los Chirivitas”. Al tiempo que el autor iba incluyendo más carga social en sus historietas, Oselito triunfaba en Madrid, como recordaba López Ruiz: «[en 1934] en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, Martínez de León, «el humorista sin hiel», colgaba sus dibujos, colgaba a Oselito, consiguiendo, quizá por primera vez, que la cola para entrar a una exposición diera casi la vuelta a toda la manzana» (1995: 332).

www.tebeosfera.com

Entre 1933 y 1935 podrían datarse sus historietas servidas como juegos de tarjetas postales, coloreadas a mano y con texto al pie que, agrupadas en juegos de tres, cuatro o cinco, conformaban una historieta. Aquel mismo año aparecieron ilustraciones suyas en Crónica –generalmente protagonizadas por gitanos- y en Estampa, alternando sus dibujos con los de Bartolozzi, Echea y Demetrio. También se codeó por entonces con literatos coetáneos, como Jorge Guillén y García Lorca y no dejó de dibujar obras costumbristas sevillanas: recordadas fueron sus ilustraciones para la biografía de Manuel Chaves Nogales Juan Belmonte, matador de toros; su vida y sus hazañas. Aquella obra la dejó en manos de Bartolozzi debido a que en 1935 aceptó el coriano viajar a Moscú como enviado especial del diario La Vozal XVIII aniversario de la Revolución Rusa.

Las experiencias rusas no fueron publicadas por entregas sino a modo de libro, bajo el por entonces boyante sello editorial Pueyo, con el título Oselito en Rusia, en 1935.Éste ha sido un libro de viajes humorístico ligado al aparto propagandístico comunista, pero su importancia para nosotros radica en que: algunas de sus imágenes funcionaban como chistes gráficos independientes, que fue editado escrito en el “idioma” sevillano del que hacía gala Oselito y que en él se hacía un retrato crudo de la realidad rusa pero con predominio de la amabilidad en la mirada dirigida hacia el régimen estalinista.

www.tebeosfera.comEn 1936 aún publicaba Martínez de León dibujos en Sevilla, en el anuario humorístico ferial ER 77 o en el ABC sevillano. La guerra civil le sorprendió en Madrid, haciendo ilustración publicitaria para Ahora. Tras eso, no volvería a dibujar en Madrid, ciudad en la que menguaron hasta desaparecer las revistas de humor (El Mentidero, No Veas o La Guindilla / El Straperlo fueron las últimas hasta que, en 1941, llegara La Codorniz). El dibujante de Oselito decidió trasladarse a Jaén con su familia y se alistó, actuando durante la guerra como dibujante y redactor en el frente del Sur.
Algunos rotativos de esta etapa de la historia de la prensa española apenas llevaron viñetas, pero sí la mayoría de la prensa de trinchera. Como fue el caso de La Voz, siempre muy ilustrado con fotografías, viñetas y tiras humorísticas. Llegado el año 1936, el diario fue cambiando paulatinamente su costumbre de reproducir viñetas de la prensa extranjera para incentivar los mensajes contra los conservadores y los rebeldes. Lo hizo con ayuda de los dibujos de Ferrer, Echea y también tiras de la serie “Oselito, Miliciano” de Martínez de León.Abundaban también los dibujos y caricaturas en las páginas de Frente Sur,Periódico de altavoz del frente Sur”, editado por el Comité Provincial de Jaén del Partido Comunista de España entre 1937 y 1939, donde dibujaron Alberto y Martínez de León.
Si se sigue la pista de las tiras del dibujante en el periódico bisemanal Frente Sur de Jaén, observamos que demostró una gracia algo alejada de la crítica briosa y la arenga propagandística. Mientras el autor que firmaba Alberto hacía dibujos en los que los milicianos avanzaban con sus armas sobre las figuras que representaban a la Iglesia, el Capital y el Ejército, Oselito, por el contrario, protagonizaba tiras humorísticas ambientadas en la Andalucía del sol y la picaresca. Aún así, eran del gusto de los lectores, hasta el punto de que llegó a anunciarse una recopilación, el Cuaderno de historietas de Oselito, editado por Altavoz del Frente Sur. El periódico jiennense dejó de editarse en 1938 y es de suponer que las restricciones de papel y la delicada situación de sus editores dieron al traste con el proyecto recopilatorio[1].
www.tebeosfera.comA partir de 1937, Martínez de León hizo dibujos para hojas volanderas y carteles antifascistas, ilustró el portafolio impreso con motivo del II Congreso Internacional de Intelectuales Antifascistas 12 Dibujos (Ediciones Solidaridad, Madrid, 1937) e ilustró libros de poesía con proclamas antifascistas, como Héroes del Sur, de Pedro Garfias (Nuestro Pueblo, Madrid / Barcelona, 1938). Todo lo último lo produjo en Valencia, ciudad a la que fue siendo empujado por el avance de las tropas de Franco y donde coincidió con Miguel Hernández o Luis Cernuda. En el periódico valenciano Frente Rojo (portavoz valenciano del Comité Central del PCE)se empleó Martínez de León aún con más saña contra los nacionales, ejercitando un sentido del humor irónicamente acre, inaudito hasta entonces en su producción. Se vieron tiras suyas allí protagonizadas por Oselito, Franco, Mussolini y otros implicados en la contienda, hasta el fin de 1938.
Martínez de León regresó al Madrid ocupado tras ser tomada Valencia en 1939. Un acto temerario e ilógico debido a la repercusión que habían tenido durante el conflicto sus dibujos, particularmente por el tratamiento que hizo de la figura de Franco en Héroes del Sur y en 12 dibujos. Fue detenido e ingresado en prisión a finales de 1939 y quedó en condición preventiva a la espera de juicio, peregrinando por varias cárceles. Algunos dibujantes de los medios de propaganda de izquierdas terminaron fusilados, como el malhadado Carlos Gómez “Bluff”, caricaturista de La Libertad. No ocurrió así con Martínez de León gracias a la diligencia de su abogado, Ramón Revuelta, a la movilización de amigos y miembros de su familia, que interesaron al conocido falangista Sancho Dávila y Fernández de Celis (quien fuera organizador de Falange Española en Sevilla) para que se demorase la decisión del tribunal hasta el año 1941, cuando ya habían pasado los primeros y sangrientos meses de la instauración de la dictadura. Esto permitió que la sentencia inicial (de pena de muerte) fuera modificada por una condena de treinta años y un día de prisión, que fue emitida en 1942.
El dibujante soportó mal la cárcel habida cuenta de que su familia subsistía en Madrid apenas sin ingresos. Por fortuna, las autoridades carcelarias le permitieron proseguir su actividad como dibujante, cuyas obras eran sacadas clandestinamente de la prisión y enviadas a Sevilla. Su esposa e hijos sobrevivieron entre 1940 y 1942 con esos mínimos ingresos y con lo obtenido de convertir su casa madrileña en una hospedería (sólo hasta 1943, año en que Falange prohibió tal actividad). Algunas de aquellas obras realizadas en la cárcel demostraban pulso firme y buen humor aún en 1944. Ejemplos los hallamos en la tablilla de preso que adornó con su Oselito (expuesta en Coria del Río en 1995) y en las historietas destinadas al semanario deportivo Trofeo.
En 1945, con ocasión de un indulto concedido por Navidad a los condenados por delitos no de sangre, Martínez de León salió de prisión y determinó regresar a Sevilla. Durante la década siguiente desarrolló escasa actividad humorística, sólo destinó algunas tristes historietas para Sábado gráfico (en 1946). Reorientó su trabajo hacia la pintura, el dibujo de carteles y la ilustración de libros de costumbres. Fue precisamente durante los primeros cincuenta que la obra pictórica de Martínez de León obtuvo gran difusión por Latinoamérica, sobre todo hasta 1953, mayormente exponiendo en Argentina y México, país en el que se le consideró digno sucesor de Goya y Solana.
www.tebeosfera.comEn 1954, Los amigos del toro fue reeditado bajo el sello editorial Aguilar en un formato de bolsillo (no apaisado como sí fue la primera edición) y con el subtítulo El toreo: sus males y su remedio.Venía firmado por Oselito y era un libro de 170 páginas, con 141 ilustraciones de Martínez de León mediante las cuales transmitía su filosofía del toreo, festiva pero no desprovista de amor por la reglamentación ordenada de la Fiesta. El libro reeditaba en sus páginas 137 a 166 la obra en historieta Los amigos del toro o la parte sana de la afición. También incorporó nuevas historietas al conjunto anterior y sumó nuevas viñetas a las ya existentes. El libro gozó de nueva edición en 1956, también por Aguilar. Fue otra de esas obras que pasó desapercibida, por su calidad de híbrida, para los que historiaron el humor en la España de la posguerra. Tras apoyarse en la afirmación de Evaristo Acevedo de que entre 1939 y 1969 «el humor no ha sido», Tubau no citó este libro ni otras obras de Martínez de León en su repaso al humor gráfico de la posguerra española (1973: 69).
La reedición de la normativa taurina según Oselito pudo tener algo que ver con el deseo de su autor de volver al humorismo gráfico. Desde 1953, Martínez de León asistía a las tertulias celebradas en el madrileño casino Marfil, integradas por Mingote, Tono, Gila, Robledano o Coll, entre otros, y se planteó volver a hacer humor gráfico. Optó por el vespertino España de Tánger, para el cual comenzó elaborando tiras humorísticas de tema deportivo. España de Tánger se coordinaba en Madrid y en 1955 decidió el director del periódico lanzar un suplemento humorístico, coordinado por Antonio Mingote a petición de Fernando Vela (Vilabella, 2003: 313), que fue llamado Don José. Allí colaboraron: Tono, Goñi, Gila, Dávila, Nacher, Escobar, Peñarroya (con el serial de historieta “Neronín”, protagonizado por un tirano mostrenco), Ballesta, Sesma, Chumy Chúmez, Cesc, Spin, Juan Carlos... y muchos más, entre ellos los recién llegados Cebrián, Máximo y Madrigal. La publicación se convertiría en una de las revistas de humor más seria e importante de los 1950, que se enfrentó a la filosofía editorial conservadora de La Codornizy al “monopolio del humor español” que aquella había instaurado (Fontes y Menéndez, 2004: 518).
www.tebeosfera.comDon José ya contaba desde el primer número con Martínez de León entre sus colaboradores. El sevillano recuperó la estrategia que había puesto en práctica en la prensa madrileña antes del estallido de la guerra civil para crear una sección con historietas humorísticas de sabor netamente sevillano que tituló “Humor andaluz”. La mantuvo casi sin interrupción hasta el núm. 67. Finalizó su participación en Don José con otras tres historietas, que destinó a los números 78, 83 y 89.
Para el diario España,de Tánger, elaboró Martínez de León también muchas tiras humorísticas de tema deportivo y taurino, incluso después de 1957, año de desaparición de Don José. El periódico publicó estas tiras, generalmente de tres o a lo sumo cuatro chistes, hasta 1959, y como quiera que aludía tan a menudo a temas sevillanos, finalmente ABC acabó reeditándolas en su edición sevillana, e incorporaría nuevas a partir de julio de 1959. El título de la sección fue “El Humor y el Deporte” para las de fútbol y “La Lidia” para las de toros, en las que llegó a utilizar al toro Briján como personaje que comentaba cuestiones de la tauromaquia.
En 1958 se le encargó al dibujante de Coria la realización de la historia del equipo de fútbol Real Betis Balompié con motivo del quincuagésimo aniversario del club. El resultado fue el librito apaisado Real Betis Balompié. Bodas de Oro 1907-1958,con 33 tiras humorísticas distribuidas en setenta páginas, en las que se desglosaba la historia del equipo futbolístico escrita en plan alegre por Martínez de León. Oselito aparecía como invitado desde la primera tira, espectador de excepción de las andanzas del nuevo equipo y apostillando con comentarios jocundos los hitos de su trayectoria.
Fue tras este encargo que Martínez de León dejó paulatinamente de dibujar viñetas. Solamente hemos hallado tiras cómicas suyas sobre temas deportivos, tituladas “Verano”, en España semanal durante junio de 1966, año en que fue nombrado Hijo Predilecto de Coria del Río. Siguió pintando e ilustrando programas y libros de costumbres populares (participó en Feria y Fiestas en Coria del Río de 1970 a 1974). En 1976 ilustró su último libro: Venus Andaluza, de G. Buenestado León.
Andrés Martínez de León falleció en su domicilio de Madrid el día 25 de mayo de 1978.
 
ESTILO E IDEOLOGÍA EN MARTÍNEZ DE LEÓN.

www.tebeosfera.comDesde sus inicios, la obra de Martínez de León se caracterizó por un trazo rápido. La toma ligera de apuntes, sustantivada por la captura del momento concreto de la faena en el campo o del gesto taurino en la plaza, confería a tus dibujos un talante característico, no necesariamente apartado de otros estilos coetáneos, ni tampoco vanguardista. Queremos decir que el estilo que Martínez de León abrazó no fue innovador, pues parece claro que –sobre todo desde 1914- siguió los pasos de los célebres ilustradores Ricardo Marín y Juan Lafita. Sí podríamos decir que se mostró vanguardista el coriano en Grecia, y de igual modo resultó sorprendente el dibujo de corte naturalista, pero muy trabajado, con que ejecutó Las romerías de Muñoz San Román, o el modelo tenebrista elegido para sus dibujos de 1929 en La Nación.
La mayor baza de Martínez de León para el humor gráfico y la historieta hay que buscarla en la conjugación de la simplicidad expresiva con sus innegables dotes como creador de situaciones, retratista y autor de relatos de costumbres. Su personaje Oselito fue una creación memorable, que se instaló rápidamente en el imaginario colectivo de la capital hispalense como un representante de la gracia popular sevillana, en particular, y en general del andaluz de extracción rural pero docto en la picaresca.
Tubau, cuando estableció una diferenciación de los estilos de humor gráfico español, no colocó a Martínez de León en el lugar que le correspondería, el costumbrismo, sino que lo encuadró en lo que él definió como “naturalismo” (Tubau, 1987: 111) porque imitaba la naturaleza más que representaba escenas de costumbres, y lo metía en el mismo saco que los dibujantes Picó, Nadal, Iñigo y Serra Massana. Nosotros opinamos que en sus libros y cuadros hizo siempre gala de gran expresividad y desde el primer momento se le tuvo por autor costumbrista:
«Es un pintor costumbrista, agudo, nervioso, que glosa con sus pinceles, con vigor de acuafortista y exuberante viveza de imaginación las escenas típicas de la vida sevillana, fijando en sus cuadros la espiritualidad de sus fiestas y el bullicio pagano de sus clásicas romerías.» (Cuenca, 1923: 239)
El arte pictórico de Martínez de León respondía a similar mezcla de corrientes, sus cuadros fueron siempre adscritos a un impresionismo naturalista sobre la Andalucía honda y pura. El emocionante uso del color, el expresionismo en general, sumados al uso de temas costumbristas, confluían en el hecho fundamental de la obra de Martínez de León, tanto pintada como dibujada: el dramatismo, la angustia y la tragedia presentes en la fiesta, en el campo y en la vida. Y en sus viñetas lo que hallamos, entre su estilo a veces deshilachado y descuidado, es un perfilado comentario de la Andalucía profunda y trágica a través de un humor tremendista.
www.tebeosfera.comHay varios ejemplos de lo anterior en Historietas sevillanas, donde se aporta una visión panorámica de la Sevilla de su tiempo, de su urbanismo, de sus personajes más peculiares: los gitanos de la barriada de La Cava (siempre ignorantes y reprimidos por los guardias civiles), de sus mercadeos en la venta ambulante, de los sacerdotes, los graciosos de tasca, los toreros y sus séquitos, los foot-ballistas, los nazarenos, etcétera... La historieta “El bizco de Triana, o un viaje en automóvil”, habla de tullidos y carencias en una Sevilla sin vehículos modernos; “Desde la Vega de Triana” muestra a un Oselito parado y tieso, sin trabajo, casi un mendigo adherido a la tasca. También había historietas de Currito, un tipo agitanado, de sombrero negro, pañuelo oscuro al cuello, camisa blanca, pantalón ceñido y nariz aguileña, que ocupaba su tiempo en las tabernas, muy dado a las apuestas y a las exageraciones.

Es admisible considerar ésta como una obra de chanza sobre la Andalucía folclórica y popular de principios de siglo, pero debe admitirse también que trasciende más allá del humor para emitir un mensaje crítico sobre los ejercicios del caudillismo y la penurias del pueblo llano, al contrario de cómo se ha querido indicar, con cierta frivolidad, resumiendo su mensaje en el desarrollo de gracejos populistas de la Andalucía de los años veinte y treinta. En contraste con la anterior opinión, Mas se extendía en su prólogo al libro destacando la modestia del autor que mostraba sus dibujos «como si fue­ran fruslerías que no mereciesen la pena mirar detenidamente [cuando son] formidables dibujos donde fulgen todas las facetas del alma de Sevilla, de una Sevilla nueva, no la de sainete y pande­retil, ni de cromos, ni de acuare­la, sino la Sevilla de aguafuertes honda y trágica» (Mas, 1926: 3-4). Y, en efecto, trágica era la Andalucía descrita en las páginas 38 y 39 de Historietas sevillanas, donde unos guardias civiles increpan a un pescador por un hombre que se ahorcó ante él. El pescador declara que como el pobre hombre se había caído al agua varias veces –en diferentes intentonas de suicidio- finalmente se había colgado del árbol para secarse. En otra historieta, “NO ha pasao na”, un gitano es apresado por la guardia civil y su mujer le defiende diciendo que su marido apenas si agredió a un payo: «le hiso asi con la faca...; ¡na! Pero como lo señorito son tan delicao, po ¡sa muerto!»

 

www.tebeosfera.com

El humor de Martínez de León nunca dejó de ser sevillano. Su obra de 1931 Los amigos del toro consistió en textos e historietas representativos de escenas de la fiesta taurina, hilvanados por un relato de Oselito escrito en dialecto andaluz. Desde 1955, la sección “Humor andaluz” para Don José mostró una intencionalidad cómica que basculaba entre la difusión del dicho popular y la denuncia social mediante el golpe de efecto de las vivencias de campesinos y gitanos de la Sevilla rural. Algunas imágenes con las que ilustró la obra biográfica sobre Belmonte de Chaves Nogales mostraban el panorama de una Sevilla desaseada y sometida por el sol y la pobreza durante la II República. Otras obras humorísticas del autor, algunas de las publicadas en España, fueron versiones de chistes populares o hablillas puramente sevillanas.

Por lo declarado al periodista Manolo Lorente con motivo de su exposición en la Galería Velázquez en abril de 1958, Martínez de León creía por esta época que el humor en realidad no existía en Andalucía:
«Aquí el chiste es mucha veces provocado como una evasión de su fondo dramático, para no caer en el pesimismo [...] mi propósito al menos es reflejar la psicología del genio popular andaluz, huyendo de lo falso [por eso] “Oselito” es una creación literaria más que plástica –señala-. Es un modo de ser que muchos andaluces llevamos dentro, aunque por fuera prescindamos del sombrero ancho y de la capa.» (El Correo de Andalucía, 8-IV-1958).
Durante los años sesenta, y por lo que se refiere al estilo gráfico, en sus tiras deportivas publicadas en España y luego en ABC, Martínez de Leóntendió a elaborar un dibujo más geométrico. Sus chistes iban dirigidos específicamente ahora al hincha del fútbol o al conocedor de los toros, con lo cual perdían su temporalidad pero no dejaba de ser un ejercicio de costumbrismo, como así supo valorarlo Caro Baroja. El género costumbrista en el humor tuvo representantes entre los artistas de Madrid, como José Robledano y Luis Bagaria; José Arrúe lo fue de las costumbres vascas; Opisso, de las de Cataluña; Castelao representó el costumbrismo de Galicia. Martínez de León fue el notario gráfico de las costumbres andaluzas (Caro Baroja, 1994: 504).

También es importante valorar la carga ideológica de la obra de Martínez de León con el fin de comprender la orientación de su trabajo en una España, consecutivamente: monárquica, dictatorial bajo Primo de Rivera, republicana, sumida en la guerra civil, asolada por una posguerra atroz y, finalmente, democrática. Y no nos servirá de orientación su adscripción a la prensa sevillana entre 1915-1930, dado que él elegía los medios sin preocuparse de sus tendencias ideológicas. Tanto se dirigía a ABC, luego de derechas en Sevilla y de izquierdas en Madrid,como a El Sol, luego afecto a los fascismos,o a La Voz, luego afín al comunismo,o al católico El Correo de Andalucía.

Fue por 1926, lograda relevancia pública, que Martínez de León comenzó a relacionarse con intelectuales y eruditos en ciertos ambientes de Triana frecuentados por hombres de convicciones republicanas, contrarios a la Iglesia y a los intereses de los militares. También simpatizó Martínez de León por este tiempo con los postulados liberales de Martínez Barrios, quien sería dirigente del partido Unión Republicana. En este sentido resulta revelador alguno de sus dibujos de 1928, así como la imagen de corte expresionista titulada “Hampa y miseria” que hizo para promocionar la novela de José Mas, Blasco Ibáñez y la jauría (A. Pueyo, Madrid, 1928): mostraba a un hombre muerto sobre cuyo cadáver se proyectaba la sombra de dos guardias civiles.
La vinculación del artista coriano con el andalucismo de los primeros años treinta fue escasa también. Según avanzaba la década de los años treinta, Martínez de León reforzó sus lazos ideológicos y de amistad con Blas Infante, a continuación con el poeta Garfias y con el periodista y concejal López Macías. Y hay que sumar a la lista anterior a Rodríguez Mateo, a quien tuvo el placer de ayudar en la edición ilustrada de su poemario Campezinos, escrito con la zeta del reproche al caciquismo local, a la explotación y al clero, un canto a la naturaleza que no ocultó una firme declaración de intenciones de corte socialista, a las que Martínez de León se prestó gustoso, ya que se siguieron apreciando estos rasgos en su obra venidera.
Esta adscripción ideológica del artista de Coria del Río no ha sido refrendada por sus familiares y conocidos, que han coincidido en señalar que «antes de la guerra no estaba afiliado a ningún partido político, aunque se le podían apreciar rasgos de ser una persona abierta y crítica, con cierta simpatía hacia las ideas republicanas» (Ruiz Japón, Carvajal y Raya, 1991: 12). En el libro Oselito en Rusia describía Martínez de León sus primeras experiencias vividas con el espíritu revolucionado del campesinado sevillano y los obreros trianeros, pero lo hacía en tono de broma:
«Fué Sevilla, en su época de disturbio y disgusto la que que dió la curtura que tengo de las revolusione. Por la rendija der barcón, o agasapao entre las maseta de mi azote, fui viendo casos y cosas que, si no hisieron de mí un buen revolusionario, sí me permiten hoy pasá por un afisionao aventajao.
»[...] Ni dentro ni fuera se explicaban er fenómeno; pero er fenómeno estaba allí. "Er tó pa tó" le llamaban la gente der campo ar comunismo. ("todo para todo", quería desí.) [...] Fué una época de fiebre. Mis paisanos, puestos a hasé er cambio, dieron raya -ya que no contaban con la crú- a los mismísimos comunistas rusos. Querían er comunismo libertario. Yo, entonse, sugestionao por el ambiente, organisé "er partío comunista de isquierda a rajatabla", en donde no cabíamos más que er presidente -que era yo- y un secretario. No se admitían adhesiones. [...] La siudá fué quedando tranquila, adormilá, luego de exponerse demasiao con su Exposición y de destrosarse con sus revolusiones. Dejaron de asomarse por las azoteas sevillanas las boca de las ametralladoras, y vorvieron los claveles...» (op. cit., p. 2)

Parecen refutar esta declaración de autonomía política sus relaciones con los intelectuales republicanos de la Sevilla de la época y sobre todo su actividad creativa desplegada entre 1931 y 1939. A partir de la promulgación de la II República se fue apartando de manera paulatina del diario que le había llevado a Madrid, El Sol, debido a la simpatía hacia los fascismos desarrollada por el periódico entre 1931 y 1932. Al mismo tiempo, se fue acercando el dibujante al ABC madrileño, más defensor del republicanismo que su homólogo sevillano; es más, su firma desapareció del ABC de Sevilla, donde le sucedería su imitador Vicente Flores.

www.tebeosfera.com

Entre los juegos de tarjetas postales que dibujó desde 1933 hallamos historietas sobre la venida del socialismo, sobre la represión de las fuerzas del orden público o sobre la privación durante el período primorriverista. Por ejemplo, “¡Sólo para hombres!” aludía a los espectáculos de corte lejanamente erótico prohibidos por Primo de Rivera. En “El comunismo” dos hombres comentaban con cierta aflicción el fracaso de los diputados comunistas en las urnas sevillanas. “El reparto” mostraba a una pareja de campesinos charlando sobre la utopía del comunismo…
Es cierto que el libro de 1935 Oselito en Rusia no fue un panfleto político, pero en sus páginas Martínez de León cantaba alabanzas de los soviéticos a la par que denunciaba la hambruna y la represión bajo Stalin. Podría interpretarse de diferentes modos, mas resulta incontestable que el personaje Oselito había viajado de la prensa sevillana a la madrileña portando consigo la ideología comunista, que posteriormente declaró sin tapujos en la prensa de la trinchera republicana jiennense y valenciana. Vale que ni el personaje ni su autor habían sido hasta ese momento necesariamente afectos a la causa republicana, o anarquistas declarados, pero a partir del golpe de 1936 y pese a todo pronóstico, Martínez de León se implicó más ideológicamente.
El dibujante sevillano no emitió consignas directas en sus primeras tiras para la prensa republicana de trinchera; basó su humor en la naturalidad de su personaje Oselito, aquí identificado como miliciano pero sin uniforme. Por ejemplo, en una de sus tiras (La Voz, 28-VII-1936) Oselito cambiala firma de “Las derechas” por la firma “El Pueblo” en una pintada hecha por los sublevados en un muro que reza: «CONTRA LA REVOLUCIÓN Y SUS CÓMPLICES». En otra tira para La Voz(24-IX-1936) Oselito anima a un amigo de raza calé a ir «¡Ar frente!» jugando antes con la neutralidad del gitano que con el deseo de desdeñar a los militares fascistas: el gitano optaba por ir a luchar exclusivamente cuando supo por boca de Oselito en qué bando luchaba la guardia civil... En otra tira para el mismo vespertino (2-X-1936) ironizaba con un médico amigo sobre la conveniencia de desear “Salud” a los camaradas en la lucha, dado que la salud era la ruina para un médico.

Hasta poco antes del recrudecimiento de la guerra, en 1937, Martínez de León no usó de chistes groseros o agresivos, pero su estilo desenfadado y blanco se volvió más cáustico cuando la iracundia republicana fue creciendo a medida que avanzaba una guerra que no acababa y las consignas y los mensajes inflaron sus contenidos ofensivos. El dibujante sevillano recrudeció sus acusaciones hacia la falta de humanidad de los nacionales y la desintegración de España que pretendían, para lo cual se convirtió incluso en redactor periodístico. Eso sí, “disfrazado” con el seudónimo Oselito (así firmaba la agresiva columna publicada en Frente Sur de Jaén el día 20-V-1937).

www.tebeosfera.com

Arreció su rechazo a la política de Franco y a los modos y maneras de avance de los nacionales en siguientes ilustraciones y tiras satíricas producidas en 1938: para el portafolio 12 dibujos, para el libro Héroes del Sur y para el periódico valenciano Frente Rojo, donde se ensañó con la figura del caudillo. Entre los dos juegos de ilustraciones mencionados en primer lugar hubo concordancias, como muy bien señaló en su día Barrera López (2001: XII): “Un pueblo en pie” de 12 Dibujos era casi idéntico a la lámina que ilustraba el poema de Garfias “Los dinamiteros”; “Frente a los asesinos”, dibujo número 7 de 1937, era similar a “Comandante Vázquez del Batallón Garcés” que aparecía en Héroes del Sur; “El ‘caudillo’, la ‘patria’ u el ‘Estado’”, dibujo número 5 de 12 Dibujos también era familiar al que ilustraba el poema de Garfias “Comandante Castillo del Batallón Villafranca”. En estos dos últimos dibujos mencionados caricaturizaba Martínez de León grotescamente a Franco: en la primera imagen con zancos, habiendo puesto España en venta y saludando a una montaña de calaveras con el ademán nazi. En Héroes del Sur Franco aparecía representado como títere de un guiñol accionado por Mussolini y Hitler.
De modo similar se condujo el creador de Oselito en las historietas publicadas en Frente Rojo, en una de las cuales (3-IX-1938) dibujó un paisaje funesto a consecuencia de los bombardeos por el que deambulaba un Franco atildado que, oficiando como una suerte de cicerone de una pareja de europeos, fomentaba el turismo por la España arrasada. Concluía la historieta con el caudillo contando alegremente las divisas obtenidas y diciendo: «Con esto compro más aviones, mato más niños, vienen más turistas... ¡Ah! ¿Y dicen que soy pequeñito?...»

En otras historietas publicadas por el sevillano en Frente Rojo hallamos también desprecio hacia las virtudes militares de los italianos y alemanes aliados con Franco: en la tira de Frente Rojo, de 13-X-1938, en la que aludía a la Batalla de Guadalajara, satirizaba la figura de Mussolini. En la aparecida en Frente Rojo el 23-IX-1938 ridiculizaba tanto a italianos como alemanes, a los que aludía como “Macarroni” y “Salchicha”, despectiva y respectivamente, e ironizaba sobre la posibilidad de volverse él extranjero en su país.

www.tebeosfera.com

He aquí suficientes razones para condenar a Martínez de León, o al menos para señalarlo como uno de los artistas del bando republicano más irreverente. Si no fue fusilado, como “Bluff”, fue por la intercesión de sus amigos y, acaso, por la poca importancia que el aparato represor franquista confería a sus viñetas y al humor gráfico en general. No sólo no fue “represaliado” Martínez de León, es que se mostró temerario a su vuelta al humorismo gráfico en Don José: su historieta inaugural de la sección “Humor andaluz”, para el núm. 1, llevó como título “Gitanería”, en alusión a un gitano que cabalga a lomos de un pollino por un paraje seco y que divisaba al fondo a una pareja de la Guardia Civil; el gitano decía:
«¿Qué sería del mundo sin sivilitos? Un paraíso. Olé. Viva er mundo. / [Segunda viñeta:] Nunca vienen solos. Como las desgracia. Y qué curioso son, malos mengues los tajelen. / [Tercera viñeta:] Ya están ahí. Míralo: ni ellos mismos se llevan bien. Cá uno vá por un láo. / [Cuarta y última viñeta:] Güenas tarde, mis tenientes. ¡Vaya con Dios la alegría de las carreteras!»
Habiendo transcurrido tan sólo una década desde su estancia en prisión, esta crítica a la Guardia Civil era una insensatez. En número sucesivos de Don José, Martínez de León rebajó el nivel crítico pero continuó abordando temas censurables: en el número 2 hallamos la historieta “El Convite”, donde mostraba la general carestía y escasez de alimentos (al uso de cómo lo hicieron, en los tebeos, Benejam con La Familia Ulises o Escobar con su Carpanta). Para el número 4 entregó “El Indígena”, donde volvía a retratar a la Benemérita, ahora sin acritud. En el número 7 mostró una tira vertical con el título “Remedio infalible” en la cual revelaba la existencia de tisis, una enfermedad habitual en ciudades deprimidas e insalubres como la Sevilla de aquellos años. En el núm. 13 de Don José publicó “Hambre atrasada”, que justificaba la pereza de los trabajadores que no comían. En el número 35 apareció la historieta “El empleo”, de un acarreador de libros que se ofusca contra los responsables del analfabetismo en España.
Eran esbozos de crítica social que prosiguieron en aquella revista (no así en las tiras publicadas paralelamente en el diario España), alternándose con otras de humor blanco, gracias de Oselito, chacotas sobre rejoneo, fútbol, fiestas y temas variados. El resto de sus obras, hasta su retiro, fueron más cordiales.
 
CONCLUSIONES
En los miles de viñetas que Martínez de León nos legó hallamos, aparte de un estilo de singular resolución sólo comparable (en originalidad e inventiva) a los de sus coetáneos de “la otra generación del 27”: un completo ofertorio temático de momentos y rincones sevillanos, un catálogo de las gracias andaluzas, un manifiesto apego por las costumbres populares, un abrazo de las promesas comunistas, un fiero rechazo a la implantación de los fascismos y a Franco y sus correligionarios, una denuncia del hambre, las insuficiencias e injusticias de la posguerra, y una celebración de los toros y el fútbol como reductos para la evasión de un pueblo subordinado por la dictadura.
Se concluye, a la vista de la trayectoria profesional de este autor, que hubo en la Andalucía de los años 1910 y 1920 un humorismo vanguardista y rico, capaz de crear prototipos humorísticos de gran alcance mediático, como Oselito. Martínez de León es un ejemplo de autor convencido de importancia y el alcance comunicativo de su obra, que contribuyó a su inserción en formatos –el de libro- habitualmente ajenos a lo que, todavía hoy, se considera “género”, y que además distinguió su discurso humorístico por usar generalmente personajes de la cultura calé y la fonética de su lenguaje.
Su participación en la prensa de trinchera y en los libros y portafolios propagandísticos editados durante la guerra civil española nos indica una parcela de nuestra prensa escasamente investigada: el alcance de los mensajes gráficos aparecidos en esta prensa durante la guerra, su penetración entre los lectores del momento y su grado de relevancia a ojos de los censores franquistas, habida cuenta de los castigos aplicados en correspondencia a los ilustradores, humoristas e historietistas.
También se subraya la importancia que debe conferírsele al estudio del humor gráfico en la prensa andaluza en su conjunto (la del siglo XIX no ha sido suficientemente investigada tampoco) y la posterior comparación de sus grupos temáticos y cualidades iconológico satíricas con el humor gráfico publicado en Madrid, Cataluña y otras comunidades. Con ello se podría confirmar si se ajusta a las tesis de contribución al extrañamiento de la población con respecto a los valores y símbolos impuestos por la dictadura (Peñamarín, 2002: 379) o bien fueron vehículos para la mera evasión de la realidad o incluso para la perpetuación de aquellos mensajes.
 
BIBLIOGRAFÍA.
-          AMÓN, S.: “Martínez de León, el otro costumbrismo o los otros toros”, en Andrés Martínez de León (1895-1978), Madrid, Asociación de la Prensa de Madrid, 1987.
-          BARRERA LÓPEZ, José María: “Prólogo”, en Héroes del Sur, Sevilla, Renacimiento, 2001
-          CARO BAROJA, Julio: “La cultura popular”, en JOVER, José María (dir.): Historia de España. Menéndez Pidal, Madrid, Espasa Calpe, 1994
-          CUENCA, Francisco: Museo de pintores y escritores andaluces contemporáneos, La Habana, Impr. de Rambla, Bouza y Cª., 1923
-          DURÁN SUÁREZ, José: “Un ‘self made man’ que triunfó en su tierra. El padre de ‘Oselito’, Andrés Martínez de León, expone en Madrid y habla sobre su infancia”, en ABC de Sevilla, 4-II-1968
-          FONTES, Ignacio y MENÉNDEZ, Manuel Ángel: El parlamento de papel. Las revistas españolas en la transición democrática, Madrid, Grupo Anaya / Asociación de la Prensa de Madrid, 2004
-          FRANCO, Pepe: “Andrés”, en Feria y fiestas de Coria del Río 1978, Sevilla, Ayuntamiento de Coria del Río
-          GALERÍN: “De amigo a amigo. Un rato de charla con el dibujante Martínez de León”, en El Liberal, 14-I-1922
-          LÓPEZ RUIZ, J.M.: La vida alegre. Historia de las revistas humorísticas, festivas y satíricas publicadas en la villa y corte de Madrid, Madrid, Compañía Literaria, 1995
-          MARTÍN, Antonio: Historia del comic español: 1875-1939, Barcelona, Gustavo Gili, 1978
-          MAS, José: “Prólogo” a MARTÍNEZ DE LEÓN, Andrés: Historietas Sevillanas, Madrid, Biblioteca Giralda, 1926
-          PEÑAMARÍN, Cristina: “El humor gráfico del franquismo y la formación de un territorio translocal de identidad democrática”, CIC, nº 7 (2002), Madrid, pp. 335-380
-          RUIZ JAPÓN, Manuel Virginio, CARVAJAL, V. y RAYA, Fernando (1991), “Perfil biográfico de Andrés Martínez de León (1895-1978)”, en Azotea, Revista de Cultura de Coria del Río, nº 9 (1991), Sevilla
-          TUBAU, Iván: De Tono a Perich: El chiste gráfico en la prensa española de la posguerra (1939-1969), Madrid, Fundación Juan March / Guadarrama, 1973
-          TUBAU, Iván: El Humor gráfico en la prensa del franquismo, Barcelona, Mitre, 1987
-       VILABELLA GUARDIOLA, José Manuel: “Biografía”, en VV AA: Antonio Mingote. 50 años en ABC, Madrid / Sevilla, ABC / Fundación focus ABENGOA, 2003

NOTAS:
[1]Un estudio más extenso sobre las historietas y el humor gráfico aparecidos en la prensa de trinchera y en los tebeos republicanos publicados durante la guerra civil se halla en: BARRERO, Manuel (2005): “Viñetas republicanas en la guerra civil española”, en BARRERO, Manuel (ed.): Tebeosfera, Bilbao, Astiberri, pp. 33-60
Creación de la ficha (2008): M. Barrero. Revisada por J. Alcázar
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Manuel Barrero (2008): "Martínez de León. Humor gráfico en la Guerra Civil y bajo el franquismo", en CINCUENTA AÑOS DE HUMOR GRÁFICO EN ESPAÑA, 1 (1-XII-2008). Asociación Cultural Tebeosfera, Madrid. Disponible en línea el 27/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/martinez_de_leon._humor_grafico_en_la_guerra_civil_y_bajo_el_franquismo.html