OPS Y EL ROTO EN HERMANO LOBO. RADIOGRAFÍAS DE UNA SOCIEDAD
PABLO GARCÍA

Resumen / Abstract:
En este artículo se analizan las principales temáticas desarrolladas por Andrés Rábago en Hermano Lobo a partir de OPS y El Roto, poniendo de relieve la lucidez y el compromiso presente en sus viñetas en relación con el contexto social, político y económico de unos años cruciales en España. / This article analyzes the main themes developed by Andrés Rabago in Hermano Lobo, as OPS and El Roto, highlighting the lucidity and commitment present in his cartoons in relation to social, political and economic context of these crucial years in Spain.
Palabras clave / Keywords:
Hermano Lobo, Ops, El Roto/ Hermano Lobo, Ops, El Roto

OPS Y EL ROTO EN HERMANO LOBO
RADIOGRAFÍAS DE UNA SOCIEDAD

 

El presente estudio complementa un anterior trabajo centrado en la complejidad formal de Andrés Rábago mostrada durante los años de colaboración con Hermano Lobo,  publicado también en Tebeosfera[1]. La grandeza de OPS/El Roto reside no sólo en la riqueza y calidad plástica de su dibujo, sino también en la clarividencia del análisis que realiza en sus viñetas sobre diversas cuestiones, siendo la armonía entre ambos ámbitos la que hace de él un dibujante satírico excepcional. El impacto que produce en el receptor es debido precisamente a esa especial comunión entre forma y contenido. Por ello, en este artículo se tratará de mostrar la aguda lectura que OPS / El Roto hizo de aquellos años de la década de los setenta, cómo Rábago, al igual que ahora, trataba de desvelar, rasgar o romper el artificio y la hipocresía de todo aquello que se construía o se pretendía hacer pasar por natural o inevitable, tanto a nivel político como social y económico.

Como ya indicamos con anterioridad, Andrés Rábago colaboró en los comienzos de su carrera con Hermano Lobo, desde el primer número, de mayo de 1972, hasta él último, de junio de 1976. La citada revista abrió, a comienzos de la década de los setenta, la senda de lo que se conocería como boom de las revistas de humor gráfico, con un humor más agresivo que el de La Codorniz, cubriendo la necesidad de exteriorizar mediante el humor y la sátira aquello que no se podía decir de modo directo.

La labor desarrollada por Andrés Rábago en Hermano Lobo, bien como OPS o como El Roto, además de su riqueza y complejidad a nivel formal, muestra una evidente implicación con la situación social y política de aquellos años. Las viñetas de Rábago en Hermano Lobo condensan las obsesiones, decepciones y preocupaciones no sólo del artista, sino de una parte de la sociedad, a la que da voz o invita a reflexionar a través de sus ilustraciones. Prácticamente desde sus inicios, Rábago tenía clara la línea a seguir como colaborador de medios de comunicación: «… la injusticia y el dolor son lo que más me mueve a dibujar»[2].

De ahí que la importancia de estas viñetas sea doble, puesto que recogen las percepciones de un sector de la sociedad y cumplen una importante función de difusión de las mismas[3]. Por otra parte, el análisis que realiza con sus viñetas es de una lucidez tal que en ocasiones anticipa conclusiones sobre lo que estaba sucediendo en aquellos años, que se confirmarían o evidenciarían con el tiempo.

Aunque OPS globalmente manifieste una mayor inclinación a desarrollar una temática más personal e introspectiva, en los primeros años de Hermano Lobo, cuando El Roto aún estaba en un periodo inicial de tanteo o exploración, también mostraba de modo explícito su visión de lo que estaba sucediendo en el país, preludiando lo que sería El Roto. A medida que el ambiente sociopolítico del país se tensaba OPS pasó a un segundo plano y El Roto fue definiendo la rotundidad que le sería característica, logrando un mayor protagonismo en las páginas de Hermano Lobo.

Ambos seudónimos compartían temáticas aunque su tratamiento era distinto –el enfoque de OPS era más críptico o poético y el de El Roto más incisivo y mordaz–, como cuando alude al contexto económico –capitalismo, crisis del petróleo, inflación, alta tasa de paro– y a la sociedad española. Los temas desarrollados por OPS, de carácter más personal y sin cabida en El Roto, son su obsesión por la muerte y su preocupación por el mundo de la infancia. También encontraremos en OPS alusiones críticas al mundo del toreo o temas que se podrían encuadrar dentro de un surrealismo con especial inclinación por lo siniestro o lo grotesco[4]. En cambio, El Roto se moverá siempre dentro del compromiso más directo y explícito, algo que si bien Andrés Rábago practicó en ocasiones como OPS desvirtuaba el estilo que había conseguido definir para este seudónimo. Las referencias de El Roto a la situación política y social son predominantes.

A continuación se detallarán los que en nuestra opinión son los principales campos temáticos de la obra de Andrés Rábago dentro de Hermano Lobo, algunos de ellos inevitablemente relacionados entre sí y asumiendo las limitaciones de toda clasificación.

 

Las expectativas políticas ante los estertores del franquismo

Las referencias a la actualidad política de España comienzan a ser constantes en El Roto a partir de mediados de 1974, a la par que desplaza en protagonismo a OPS en las páginas de Hermano Lobo. Desde años atrás se venía planteando desde dentro del régimen franquista la necesidad de cierta apertura para la legitimación internacional y la ampliación de la base social del mismo, dentro de una sociedad que a lo largo de los sesenta experimentó importantes cambios[5]. Esos planteamientos aperturistas encontraron la oposición de los inmovilistas[6], representados fundamentalmente por Blas Piñar, fundador de Fuerza Nueva en 1967, y la vieja guardia de la Falange representada por Fernández Cuesta y Girón de Velasco, entre otros. Estos, con el denominado “Espíritu del 12 de febrero” –fecha en la que Carlos Arias Navarro pronuncia un discurso de tono aperturista ante las Cortes–, alzaron la voz frenando en seco el posible aperturismo[7].

El Roto daría buena cuenta de la agitación que se vivía dentro de las distintas facciones del régimen, ironizando al mismo tiempo con la prohibición de las actividades políticas:

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El Roto. Hermano Lobo nº 140, 11-I-1975, p. 2.
 

El punto más importante del discurso de Arias Navarro del 12 de febrero, o el que más expectativas generó, fue la referencia al asociacionismo político –dentro de los estrechos márgenes del Movimiento Nacional: «El Movimiento Nacional debe acoger y oír cuantas plurales corrientes de opinión se registren en el seno de la vida española…»[8]. La reticencia del búnker se reflejaba en palabras como las del falangista Utrera: «La participación de los españoles ya tiene sus cauces naturales, la familia, el municipio y el sindicato, y sin necesidad de partidos políticos será fortalecida»[9]. Por otra parte, los inmovilistas se encontraban más belicosos de lo habitual –si ello fuera posible– ante lo sucedido en Portugal –como se verá al tratar sobre la influencia de EE UU–.

En realidad el “Espíritu del 12 de febrero” se fue descubriendo como un espejismo desde prácticamente el principio, y la supuesta apertura, siempre bajo el control del Movimiento, quedó reflejada en el Estatuto de Asociaciones políticas de diciembre de 1974. La inexistente diversidad de tendencias políticas al amparo del citado estatuto era reflejada irónicamente por El Roto:

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El Roto. Hermano Lobo nº 146, 22-II-1975, p. 7.

 

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El Roto. Hermano Lobo nº 159, 24-V-1975, p. 12.  

A mediados de 1975, El Roto ironizaba sobre la evolución de la política del Gobierno desde mediados de los sesenta, cuando el régimen se relajaba ante otras pautas de comportamiento distintas a la moral del nacionalcatolicismo debido a los poderosos intereses económicos vinculados al turismo y el consumismo, hasta mediados de los setenta, cuando se reafirma el espíritu integrista y retrógrado del Gobierno, confirmándose que la pretensión de transformar el franquismo en vida del dictador era imposible[10].

Con la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, las distintas tendencias existentes dentro del régimen comenzaron a moverse de nuevo ante la nueva situación que planteaba el fallecimiento del dictador. El príncipe Juan Carlos de Borbón se convirtió en rey dos días después, jurando su adhesión a los Principios Fundamentales de la Dictadura, y Arias Navarro fue confirmado en la jefatura del Gobierno. Buena parte de los franquistas entendieron la necesidad de evolucionar hacia una democracia liberal para su permanencia en los círculos de poder –fundamentalmente económicos–[11].

El Roto mostró en Hermano Lobo una visión muy crítica sobre el proceso que se iniciaba en aquellos meses, ironizando implacablemente sobre el hecho de que fueran los mismos –la élite del franquismo– los que organizasen el cambio democratizador, coincidiendo en su visión con la que transmitirían posteriormente historiadores como Bernat Muniesa o Ferrán Gallego[12], que también han denunciado el colaboracionismo de los partidos políticos históricos prohibidos hasta entonces.

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El Roto. Hermano Lobo nº 194, 24-I-1976, p. 6. El Roto. Hermano Lobo nº 202, 20-III-1976, p. 6.
 

Por otra parte, Rábago también dejaba patente el proceso de desideologización que se produjo con la Transición, y cómo con la muerte de Franco, en palabras de Vilarós, «se da fin tanto al franquismo como al antifranquismo»[13].

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El Roto. Hermano Lobo nº 200, 6-III-1976, pp. 10-11.

 

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El Roto. Hermano Lobo nº 202, 20-III-1976, p. 14; nº 211, 22-V-1976, p. 6; nº 118, p.2; nº 118, 10-VIII-1974, p. 2.
             

 

              

La política exterior de EE UU

 
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  OPS. Hermano Lobo nº 38, 27-I-1973, p. 5.

El amigo americano era un tema recurrente en las páginas de Hermano Lobo, tanto por su relación con nuestro país –concesiones realizadas a cambio de ayudas económicas, presencia de la CIA en la península– como por la política interior y exterior que desarrollaba –Nixon y el caso Watergate, Vietnam–. OPS dedicaba una portada a la predecible reelección de Nixon como presidente a finales de 1972, evidenciando también que algo comenzaba a “oler mal” en el personaje; Summers y Chumy Chúmez también dedicarían sendas portadas aludiendo a Nixon y el Watergate[14].

Rábago señaló el peso que tuvo EE UU en la evolución del país, algo que antes del nacimiento de El Roto ya había apuntado firmando como OPS en la portada del primer número de Hermano Lobo, con aquel torero sosteniendo como capote una bandera americana[15]. Es de sobra conocido que España era estratégicamente muy importante para EE UU para mantener un bloque anticomunista, aunque fuese una dictadura.

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OPS. Hermano Lobo nº 1, 13-V-1972, p. 1; nº 19, 16-IV-1972, p. 1.

La Revolución de los Claveles en Portugal contra la dictadura salazarista, iniciada el 25 de abril de 1974 pondría en alerta a los EE UU, y la CIA intentaría neutralizar o atemperar el proceso, algo sobre lo que también se ironizó en Hermano Lobo. Mientras en España las tensiones e incertidumbres políticas eran evidentes ante la delicada salud de Franco, buena parte de la población española atendía con ilusión al proceso portugués.  El Roto recogía irónicamente el probable nerviosismo estadounidense:

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El Roto. Hermano Lobo nº 108, 1-VI-1974, p. 8.

Para atenuar el proceso revolucionario, EE UU nombró a Frank Carducci como embajador en Lisboa con la misión de encaminar la revolución hacia la democracia liberal. Entre 1974 y 1976 hubo dos intentos de golpe militar –28-IX-1974 y 11-III-1975– que fracasaron en su intento de frenar el proceso, para decepción no sólo de EE UU sino también de una parte de la sociedad española temerosa de lo que sucedía en Portugal, tal y como ironiza El Roto:

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El Roto. Hermano Lobo nº 152, 5-IV-1975. p. 11[16].

Capitalismo y crisis económica

Entre 1959 y 1973, años en los que se vive un auge económico sin precedentes fundamentado en el turismo, las inversiones extranjeras y la emigración de mano de obra, se produjo el llamado “milagro económico español[17]. Progresivamente, los hábitos de consumo propios del modelo occidental fueron introducidos en la sociedad, siendo aceptados y bien recibidos por el régimen con una doble función: modernizar la imagen del país de cara al exterior y alejar cualquier pretensión de reforma política y social[18]. No obstante, el crecimiento económico de los años sesenta no evitó la agitación creciente en las universidades –alcanzando uno de sus puntos álgidos en 1968– y el descontento obrero ante el relativo beneficio del citado milagro económico[19].

En los primeros años de la década de los setenta el avance económico español frenó en seco debido en buena medida a la crisis económica mundial desencadenada principalmente por la llamada “crisis del petróleo” de 1973[20], pero que se venía evidenciando ya desde 1972 con una fuerte inflación, el abandono del patrón oro por parte de EE UU y las fluctuaciones del dólar[21].

Esta situación fue retratada por Rábago bajo ambos seudónimos. Como El Roto se mostró más cáustico en relación a la crisis del petróleo –respecto a la cual cuestionaba la misma dependencia del combustible– o a la subida imparable de los precios, si bien la contundencia de ambos es notable.

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El Roto. Hermano Lobo nº 90, 26-I-1974, p. 9.
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El Roto. Hermano Lobo nº 90, 26-I-1974; nº 153, 12-IV-1975; nº 184, 15-XI-1975.
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OPS. Hermano Lobo nº 103, 27-IV-1973, p. 11.

Las alusiones a la tendencia inflacionista y sus consecuencias sobre la población fueron reflejadas por Andrés Rábago incluso antes del comienzo de la crisis del petróleo[22]:

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OPS. Hermano Lobo nº 17, 2-IX-1972; nº 37, 20-I-1973; nº 82, 1-XII-1973; nº 118, 10-VIII-1974.

La crisis económica fue más acentuada en España por diversos motivos: su dependencia energética, una estructura industrial endeble y la parálisis política del régimen que provocaba que los problemas económicos se acumularan[23]. A lo que hay que añadir la merma debida a la crisis mundial de los motores económicos de la década anterior (turismo, inversión extranjera y emigración a Europa)[24]. Como consecuencia de todo esto, se produjo el aumento del desempleo y el encarecimiento de materias primas y productos básicos.

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El Roto. Hermano Lobo nº 144, 8-II-1975, p. 8.

Algunas de las viñetas de El Roto en Hermano Lobo muestran un evidente paralelismo con la crisis económica actual.

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OPS. Hermano Lobo nº 107, 25-V-1974, p. 8.

La crisis económica, junto a las expectativas abiertas ante la progresiva debilidad de la dictadura, acrecentó la conflictividad social. Una desigualdad social ya presente durante el desarrollismo, puesto que los trabajadores obtuvieron pocos beneficios en proporción con aquel despegue  económico[25], y una vez iniciada la crisis las deficientes condiciones de la clase trabajadora no hicieron más que acentuarse.

Cómo El Roto, Andrés Rábago hacía suyas las reivindicaciones relacionadas con la desigualdad social.

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El Roto. Hermano Lobo nº 151, 29-III-1975, p. 3. El Roto. Hermano Lobo nº 173, 30-VIII-1975, p. 6; nº 147, 23-II-1975, p. 14.

 

La sociedad del tardofranquismo

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El Roto. Hermano Lobo nº 23, 14-X-1972, pp. 10-11.

Andrés Rábago también se mostró en las páginas de Hermano Lobo como un retratista de costumbres, revelando, analizando o satirizando sobre algunos hábitos de comportamiento extendidos y en ocasiones inconscientemente asumidos por parte de la sociedad, de ahí su pretensión de evidenciarlos. De este modo, sus viñetas de carácter social trataron de ser un revulsivo para provocar la reflexión del lector sobre los comportamientos aprehendidos:

 «... entiendo que pensar debería ser hacerlo fuera de las líneas ya marcadas (…) nosotros mismos, nuestra propia mente tiene unas líneas ya establecidas a través de la educación, de la información recibida que son como las marcas de las ruedas de los carros, de las que es difícil salir. Sin embargo, eso que llamamos reflexión solamente se produce en campo abierto, si no es así, yo no lo llamaría reflexión, lo llamaría pensamiento»[26].

En sus viñetas también desvelaba los instrumentos a través de los cuales se adquieren y reafirman determinadas conductas o creencias que se manifiestan en la edad adulta pero que tienen su origen en la infancia. En este sentido, su objetivo sería principalmente la educación, como medio inicial y principal de adoctrinamiento, apuntando también a los medios de comunicación y a la sociedad de consumo, como refuerzo pasivo pero incesante de ciertas ideas, inercias o necesidades creadas.

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El Roto. Hermano Lobo nº 157, 10-V-1975, p. 3. OPS. Hermano Lobo nº 32, 16-XII-1972, p. 1.

Andrés Rábago mostró una especial sensibilidad hacia el mundo de la infancia, sobre todo bajo el seudónimo de OPS, aunque también como El Roto, atendiendo a cómo determinadas políticas educativas marcan el desarrollo emocional de la futura persona adulta. Con el franquismo se impuso una política educativa represiva con el alumno, los principios pedagógicos de Giner de los Ríos y sus discípulos fueron atacados, llegando a considerar a la Institución Libre de Enseñanza como germen del conflicto bélico. Las palabras del ministro de Educación Nacional Pedro Sainz Rodríguez en 1938 son indicativas al respecto:

«… muchos de vosotros seguramente habéis vivido un ambiente en los medios pedagógicos docentes en los que se habían elevado a la categoría de dogmas unas cuantas ideas (…) una de esas ideas liberales era la de que hay que respetar, sobre todo, la conciencia del niño y la conciencia del maestro; que la educación es respetar el sentido natural de los educandos y su libertad. Pues bien; yo quiero que meditéis que la idea contraria es el eje de toda la filosofía de la educación patriótica (…) La gran herejía de nuestro tiempo es el liberalismo roussoniano…»[27].

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  OPS. Hermano Lobo nº 49, 14-IV-1973, p. 1.

El franquismo tuvo muy claras desde un principio las medidas a tomar para perdurar en el tiempo, siendo una de ellas el adoctrinamiento a través de la educación, puesto que la escuela se presentaba como un instrumento imprescindible para formar a las futuras generaciones patrias[28]. Para ello, tras el desmantelamiento del modelo educativo de la II República[29], la educación se asentó sobre dos pilares, la enseñanza confesional y la politización de la educación[30]. La escuela se convirtió así en una importante herramienta de control y manipulación  de conductas, una de las formas del biopoder foucaultiano, y así lo entiende nuestro artista.

Andrés Rábago, como OPS, se muestra rotundo ante el efecto que en el infante tiene una política educativa represiva e impositiva que inocula principios y actitudes que transforman su relación con su propia madre –como veremos más adelante, para OPS el padre está ausente– y el mundo.

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OPS. Hermano Lobo nº 57, 9-VI-1973, pp. 12-13[31]. OPS. Hermano Lobo nº 116, 27-VII-1974, p. 6.

Dentro de este apartado, es conveniente recordar el papel que el régimen franquista imponía a la mujer desde la infancia[32], relegada al ámbito doméstico con la misión de cuidar la casa, educar a los hijos en los valores cristianos y ser el apoyo del esposo[33]. Un esposo, un padre, que está ausente durante el crecimiento y formación del niño, creando un muro emocional entre ambos. OPS también retrata esta situación, ironizando sobre la hipocresía y la frialdad que pueden rodear las relaciones de esa familia tradicional.

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OPS. Hermano Lobo nº 34, 30-XII-1972, p. 16; nº 55, 26-V-1973, p. 11.
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El Roto. Hermano Lobo nº 175, 13-IX-1975, p. 3[34].
 

Dentro del ámbito formativo del niño y el adolescente, Andrés Rábago también aludía a la ausencia de educación sexual, debido a la obsesión de la Iglesia por lo que se consideraban comportamientos pecaminosos[35]. Esa obsesión con la masturbación llegaba al punto de prohibir a los jóvenes llevar las manos en los bolsillos o cruzar las piernas, y en los libros de texto se podían encontrar recomendaciones como la siguiente: «Ya estés de pie o sentado, coloca tus pies en ángulo parecido a la letra V; cualquier otra postura es incorrecta»[36]. Una represión que se encontraba presente tanto en la escuela como en la propia familia, desde la cual se reforzaban los miedos y la mala conciencia ante ciertas pulsiones, tal y como testimonia El Roto.

Las alusiones al nocivo efecto de la televisión –otro dispositivo biopolítico de control– sobre sus espectadores han estado presentes a lo largo de toda la carrera de Andrés Rábago, desde las páginas de Hermano Lobo hasta las de El País, con un amplio repertorio de viñetas publicadas en este último medio centradas en los medios de comunicación[37], o medios de formación de masas, como diría García Calvo –a quien tanto se acerca Rábago en cuanto a la consideración de éstos. Según el propio artista:

 «… la televisión es mi bicha negra. Creo que la televisión es el auténtico enemigo del pueblo. Es el auténtico instrumento de dominio de la sociedad. Es un medio tan penetrante que es imposible tomar distancia frente a él, y eso lo sabe el poder y lo instrumentaliza»[38].

 «La televisión no informa. La televisión es un elemento del sistema para perpetuarse. Creo que la televisión debe ser extirpada de nuestras casas lo más radicalmente posible»[39].

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Ops. Hermano Lobo nº 131, 8-XI-1974, p. 10. OPS. Hermano Lobo nº 81, 24-XI-1973, p. 4.

Una televisión que se inicia oficialmente en nuestro país en octubre de 1956 con las emisiones de TVE, evidentemente controladas por el Estado bajo «constantes tácticas de desinformación y censura de contenidos»[40], convirtiéndose en un potente instrumento propagandístico del régimen[41], así como en un medio de difusión del consumo de masas. Rábago era consciente del nocivo efecto de los medios de comunicación de masas y la publicidad, cómo la “realidad televisiva” deformaba, desplazaba o anulaba la realidad vivida.

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OPS. Hermano Lobo nº 99, 30-III-1974, p. 10; nº 66, 11-IX-1973, p. 5.

 

Los ambientes opresivos de OPS

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  OPS. Hermano Lobo nº 16, 26-VIII-1972, p. 10.

Además de referencias más o menos explícitas a la situación política, económica y social, Andrés Rábago presentaba a través de OPS mundos de pesadilla, siniestros, rayanos con lo macabro, en los que la muerte se encuentra siempre muy presente[42]. Sus obsesiones giran en torno a la alienación del hombre, concebido como un ser para la muerte inmerso en un mundo sin sentido y, haciendo referencia al contexto sociopolítico, opresivo. En este sentido, la influencia de la obra de Kafka o la literatura del absurdo resulta evidente. Las referencias formales ya se indicaron con anterioridad: el surrealismo –principalmente Magritte y Ernst–, De Chirico, Rousseau o Topor.

Con una actitud nihilista, OPS trata de evidenciar las miserias del ser humano, la violencia, el sadismo de las relaciones y el absurdo de la existencia[43]. Preguntado por la crueldad o el dolor presente en los dibujos de OPS, respondía:

«Bueno, vamos por partes. ¿Dolorosos? Quizás sea cierto, tengo una especial sensibilidad por el dolor ajeno más que por otras cosas; de hecho, la injusticia y el dolor son lo que más me mueve a dibujar y quizás sea por eso que hago constantemente el dolor, porque es una constante presente en la vida, una constante que puede volverse violenta. En cuanto a la crueldad, al menos yo no lo veo así, entre otras cosas porque la crueldad dibujada es más una idea de crueldad que crueldad en sí»[44].

Esta negatividad estaba estrechamente relacionada con la situación en la que se encontraba la sociedad española y que Rábago percibía en su vida diaria:

«Necesito descargar una violencia, que no es que yo la lleve dentro sino que la noto en el exterior, en el ambiente (…) Esos problemas que notas cuando te metes en un local y ves que la gente allí está crispada, que está ansiosa de violencia, de dar salida a una represión que lleva encima…»[45].

Volviendo a los ambientes opresivos del OPS de Hermano Lobo, éstos remitían a la falta de libertad, o a la libertad vigilada, en la que vive la sociedad española bajo la dictadura franquista y donde un paso en falso es castigado o reprimido. Un contexto que hace que lo cotidiano adquiera ese cariz siniestro, «aquella suerte de sensación de espanto que se adhiere a las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás»[46], y donde no parece haber lugar para la esperanza de construir un orden justo.

A pesar de la desesperanza aparente que habita en las viñetas de OPS, preguntado recientemente por el nihilismo y la concepción de la existencia que se podía desprender de su obra de aquellos años, Rábago contestaba que «la muerte estaba presente en todo momento, pero también la voluntad de vida»[47].

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OPS. Hermano Lobo nº 28, 18-XI-1972, p. 16;  50, 21-IV-1973, p. 16[48].

 

Conclusiones

 

En un mundo atestado de imágenes que deslumbran haciendo que la sociedad y la vida como espectáculo continúe, las viñetas de Rábago –así como las de otros artistas satíricos– aparecen como pequeñas interrupciones, como rotos que invitan a la reflexión, que nos advierten o insinúan que el emperador va desnudo.

La profundidad de la sátira de Andrés Rábago –como hemos podido comprobar, presente desde los años de Hermano Lobo– adquiere en ocasiones cierto carácter revelador, profético. Repasando las viñetas publicadas en esta revista, su visión nos resultaba sospechosamente familiar, su cercanía hace que nos reconozcamos en ellas. Como indicábamos al comienzo de este texto, cada viñeta es una suerte de radiografía de los conflictos, la agitación y las preocupaciones que se vivieron en aquellos años, invitando a la reflexión tanto en su momento de publicación como ahora.

Recuperando parte del título de una de las obras del historiador Bernat Muniesa, Dictadura y Transición. La España lampedusiana, con ese apellido adjetivado del autor de El Gatopardo, quien dejaba una frase eterna, «que todo cambie para que todo siga igual», no podemos evitar pensar, contemplando las viñetas de OPS / El Roto, que, efectivamente, si no todo sigue igual, sí algunas cosas. Con la perspectiva que da el paso de los años, resulta evidente que ciertas problemáticas de la España tardofranquista se enquistaron durante la Transición, permaneciendo hasta nuestros días. En palabras de Rábago:

«Hay una realidad gris, sórdida, consecuencia de épocas pasadas muy grises y muy sórdidas, que sigue estando presente. Olvidamos muy fácilmente, pero el hecho de que nos olvidemos no quiere decir que esa realidad no esté ahí (…) vemos los periódicos y los informativos y a menudo observamos, lamentablemente, que aquella ideología, el franquismo, sigue vomitando su pensamiento, y eso nos hace ser un poco escépticos”[49].

OPS / El Roto trataron de evidenciar lo que en los últimos años del franquismo estaba sucediendo en nuestro país, invitando a la reflexión sobre diversas cuestiones que se sucedían vertiginosamente. Sus viñetas son una fuente excepcionalmente útil para comprender la sociedad española, no sólo de la Transición, sino también la actual, en tanto que muchos de los problemas de entonces perviven de un modo u otro: el malestar de la democracia y de la representación, el mantenimiento de estructuras oligárquicas y no democráticas o la pérdida de poder político en contraste con el auge del poder económico.

 

NOTAS


[1] PABLO GARCÍA (2014): "OPS Y EL ROTO EN HERMANO LOBO" en TEBEOSFERA 2ª EPOCA 12, MADRID : TEBEOSFERA. Consultado el día 28-VIII-2014, disponible en línea en: http://www.tebeosfera.com/documentos/documentos/ops_y_el_roto_en_hermano_lobo.html

[2] “Las entrevistas de Laura Cepeda”, Totem, Madrid, nº 19, 1979, p. 10.

[3] En ese sentido, es una lástima que los libros recopilatorios de la obra gráfica de Andrés Rábago prescindan, al presentar sus ilustraciones o viñetas, de la fecha y el medio en el que fueron publicadas.

[4] El OPS que publica en la segunda mitad de la década de los sesenta, en publicaciones como La Estafeta Literaria, La Codorniz o Triunfo, no se ajusta a los rasgos que le serían característicos y por los que sería reconocido, pues mostraba una mayor inclinación al humor, careciendo de la consistencia formal que tendría más adelante.

[5] A finales de los sesenta fue en aumento la presión creciente de estudiantes y obreros, y también de parte de la Iglesia.

[6] Inmovilistas que fueron ridiculizados en la mayor parte de los periódicos, aunque también tenían su representación dentro del humor gráfico a través de medios ultraderechistas como El Alcázar, atacando y ridiculizando a aperturistas y liberales. La mayor parte de la prensa atacó a los inmovilistas, aunque el proceso de apertura se mirara con escepticismo. SEGADO BOJ, F.: Un país de chiste: El humor gráfico durante la Transición, Madrid, Ediciones Rialp, 2011, pp. 23-28.

[7] A partir de la muerte de Carrero Blanco, quien atemperaba las tensiones entre los falangistas y el Opus Dei, se impondría la línea dura del búnker, término que hacía referencia a aquel sector dentro del régimen opuesto a los intentos de reforma del mismo, grupo denominado también como inmovilistas. La declaración de mayor resonancia en respuesta al discurso de Arias Navarro fue la de Girón de Velasco, publicada en el diario Arriba el 28 de abril de 1974 y en la que hacía una dura defensa de las posiciones inmovilistas. El “gironazo” marcaría el camino a seguir por parte de la extrema derecha. RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, J. L.: Reaccionarios y golpistas. La extrema derecha en España: del tardofranquismo a la consolidación de la democracia (1967-1982), Madrid, CSIC, 1994, pp. 168-171.

Pío Cabanillas, ministro de Información y Turismo con quien se había relajado la censura, es sustituido por el falangista León Herrera en octubre de 1974, y en noviembre nos encontramos con declaraciones como la del teniente general García Rebull: «Estamos dispuestos a defender este régimen con uñas y dientes», o la de Girón: «Nos incumbe la misma responsabilidad que nos echó al monte en 1936. Aquí han pasado muchas cosas y van a pasar muchas más». En FERNÁNDEZ, C.: “Llanto por el franquismo perdido”, Historia 16, nº 119, 1986, p. 63.

[8] MUNIESA, B.: Dictadura y Transición. La España lampedusiana. Vol I, Barcelona, Ediciones de la Universidad de Barcelona, 2005, p. 252.

[9] Ibídem, p. 253.

[10] TEJADA, L. A.: “La represión sexual en la España de Franco”, Historia 16, nº 12, abril 1977, pp. 32-38.

[11] PRESTON, P.: “La crisis del franquismo”, De la dictadura a la democracia, Desarrollismo, crisis y transición (1959-1977), Madrid, Historia 16, 1983, p. 121.

[12] Para profundizar sobre esta visión del periodo: MUNIESA, B.: op. cit.; GALLEGO, F.: El mito de la Transición, Barcelona, Ed. Crítica, 2008.

[13] VILARÓS, T.: El mono del desencanto. Una crítica cultural de la transición española (1973-1993), Madrid, Siglo XXI editores, 1998, p. 45.

[14] Portada nº 54 (19 de mayo de 1973) y portada nº 56 (2 de junio de 1973).

[15] En OPS encontramos varias alusiones al mundo de toreo, pero siempre desde un punto de vista crítico.

[16] Muchas de las viñetas de El Roto funcionan en varios niveles de lectura. En este ejemplo, ironiza con la posición conservadora respecto al aborto, penalizado en España hasta 1985, cuando se introduce la ley de supuestos. El Roto, a lo largo de toda su carrera, ha mostrado su apoyo a la capacidad de decisión de la mujer al respecto.

[17] TUSSELL, J.: Historia de España en el siglo XX. Tomo 3, La dictadura de Franco, Madrid, Taurus, 2007, pp. 439-440.

[18] El régimen se sentía eufórico con un crecimiento económico que le servía para lavar su imagen y legitimarse, haciendo declaraciones,  aún en septiembre de 1972, como las del ministro Alfredo Sánchez Bella: “Han pasado treinta y seis años, y aquella España inhabitable y rota que nos anunciaban desde el lado rojo es una España alegre, de mil dólares per cápita”. En FUSI, J. P.: “El boom económico español (1959-1969)”, Madrid, Historia 16, 1985, p. 4.

[19] PRESTON, P.: op. cit., pp. 92-93.

[20] Crisis desencadenada a mediados de 1973 por la negativa de los países árabes exportadores de petróleo a exportarlo a aquellos países que habían apoyado a Israel en la guerra contra Egipto y Siria (Guerra de Yom Kipur).

[21] ROJO, L. A.: “La crisis de la economía española, 1973-1984”, La economía española en el siglo XX, Barcelona, Editorial Ariel, 1991, p. 191.

[22]  En las que los gráficos económicos simbolizan el sufrimiento de la sociedad (imponiendo en ésta medidas autoflagelantes o suicidas), y, lo que es más impactante, el señuelo –capote– que oculta detrás de él, entre recortes y esquivas, los manejos de un sector. Resulta evidente la trágica actualidad de la ubicuidad de los gráficos económicos en relación con el sufrimiento en estos momentos de crisis, tanto antes como ahora, nos encontramos con gráficos que describen una situación económica pero que a la par parece que obligan inevitablemente al sacrificio de los de siempre.

[23] Ibídem, p. 193.

[24] La crisis sería mayor en España «dada la dependencia de la estructura económica española respecto a la del capitalismo internacional». VILAR, S.: “La impotencia del poder dictatorial”, Los nueve entierros de la democracia, España (1814-1975), Madrid, Historia 16, extra junio 1977, pp. 134-135.

[25] «El acceso a ciertas mercancías de consumo era una compensación escasa ante un nivel de servicios sociales abismalmente bajo». PRESTON, P.: “La crisis del franquismo”, op. cit., p. 108.

[26] “Entrevista a Andrés Rábago: El Roto”, Tebeosfera, 14-11-2002. http://www.tebeosfera.com/1/Documento/Entrevista/Rabago/Andres.htm [última consulta: 5-VI-2013].

[27] Discurso pronunciado por Pedro Sainz Rodríguez en 1938, citado en: DE PUELLES, B.: Modernidad, republicanismo y democracia: una historia de la educación en España (1898-2008), Valencia, Tirant Lo Blanch, 2009, p. 365.

[28] El ministro Ibáñez Martín decía en 1942: «La vida de España, en el porvenir, habrá de ser consecuencia de la realización de nuestros ideales de educación y cultura de hoy». En: Historia de la educación en España. Tomo 5, Nacional-catolicismo y educación en la España de posguerra, textos y documentos, Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1990, p. 24.

[29] Depuración que afectó a docentes, alumnos, libros de texto y bibliotecas escolares.

[30] «… concepción en que los valores religiosos ‘tradicionales’ son el basamento fundamental de los valores políticos nacionalistas y totalitarios, la Iglesia española, en cuanto depositaria de aquellos valores, aparece ya como el árbitro de la educación del Nuevo Estado (…) la educación debe alumbrar al ‘hombre nuevo’ que el régimen político necesita, de acuerdo con una idea nacionalista que monopoliza el patriotismo…». DE PUELLES, M.: Educación e ideología en la España contemporánea, Barcelona, Ed. Labor, 1986, p. 365.

[31] Los guiños a Max Ernst son habituales. La penúltima viñeta podemos relacionarla con La mujer vacilante (1927), de Ernst.

[32] No hay más que recordar el llamado servicio social y los manuales de formación. DE FEBO, G.: “Nuevo Estado, nacionalcatolicismo y género”, Mujeres y hombres en la España franquista: sociedad, economía, política, cultura, Madrid, Editorial Complutense, 2003, p. 29.

[33] MORAGAS GARCÍA, M. A.: “La situación jurídica de la mujer en el franquismo”, Feminismo/s: revista del Centro de Estudios sobre la Mujer de la Universidad de Alicante, nº 12, 2008, pp. 231-232.

[34] Figura del niño que remite a la escultura del Manneken Pis de Jerome Duquesnoy.

[35] «La influencia de la Iglesia fue determinante en tres cuestiones básicas: la prohibición de la coeducación, la imposición de un tipo de educación ‘especial’ para las chicas y la proscripción de cualquier forma de educación o información sexual». En TEJADA, L. A.: “La represión sexual en la España de Franco”, Historia 16, nº 10, febrero 1977, p. 29.

[36] Ibídem, pp. 30-31.

[37] EL ROTO: Camarón que se duerme (se lo lleva la corriente de opinión), Barcelona, Mondadori, 2012.

[38] “Entrevista Andrés Rábago, El Roto”, Revista Pueblos, 28-IV-2009. http://www.revistapueblos.org/old/spip.php?article1585 [Última consulta: 6-VI-2013].

[39] “Entrevista El Roto”, Jot Down Cultural Magazine, 10-XII-2011. http://www.jotdown.es/2011/12/el-roto-la-television-debe-ser-extirpada-de-nuestras-casas-lo-mas-radicalmente-posible/ [última consulta: 9-VI-2013].

[40] CORONADO RUIZ, C., y RUEDA LAFFOND, J. C.: “La codificación televisiva del franquismo: de la historia del entretenimiento a la historia como entretenimiento”, Historia crítica, nº 40, 2010, pp. 173-174.

[41] Una de las campañas de propaganda más significativas sería la de los llamados “XXV Años de Paz” de 1964. DURÁN FROIX, J.: “Televisión contra memoria. Uso y abuso de la historia en la televisión franquista”, Historia y comunicación social, nº 13, 2008, pp. 35-45.

[42] Esta vertiente de OPS es la predominante, puesto que rápidamente surgiría El Roto para dar voz a aquella necesidad creciente por parte de Rábago de implicarse más decididamente con su tiempo. En Hermano Lobo, OPS sería desplazado por El Roto pero continuaría siendo la única voz de Andrés Rábago presente en la revista Triunfo y en Cuadernos para el diálogo.

[43] Según Carmen Garrido: «Este tema de la muerte, que le ha estado rondando a Rábago siempre en sus pensamientos, es dejado de lado tras sufrir una catarsis personal». En GARRIDO, C.: “Andrés Rábago: el proceso creativo de un artista del siglo XX”, La memoria del constructor: OPS, El Roto, Andrés Rábago, Sevilla, Diputación, 1997, p. 27. Catarsis que debió coincidir con el fin de OPS y que le acerca a las filosofías orientales, vía personal que desarrolla en su pintura: «… la pintura es la señalización del territorio de mi experiencia religiosa, o para no asustar, de lo meditativo». En “Entrevista Andrés Rábago”, OtroLunes, 2010. http://otrolunes.com/archivos/13/php/otros-miran/otros-miran-n13-a03-p01-2010.php [última consulta: 9-VI-2013].

[44] “Las entrevistas de Laura Cepeda”, TOTEM, Madrid, nº 19, 1979, p. 11.

[45] “Entrevista OPS”, ¿Reírse en España? El humor español en el banquillo, Valencia, Fernando Torres editor, 1974, p. 117.

[46] Definición de Freud citada en TRÍAS, E.: Lo bello y lo siniestro, Barcelona, DeBolsillo, 2006, p. 44.

[47] GARCÍA UREÑA, P.: “Entrevista con Andrés Rábago”, entrevista inédita.

[48] Iconográficamente, las viñetas finales de esta última página remiten a El verdugo, de Berlanga.

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Creación de la ficha (2014): Pablo García. Revisado por Manuel Barrero, Alejandro Capelo y Félix López. Edición de este último. · Datos e imágenes tomados de ejemplares originales.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
PABLO GARCÍA (2014): "Ops y El Roto en Hermano Lobo. Radiografías de una sociedad", en Tebeosfera, segunda época , 12 (15-IX-2014). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 11/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/ops_y_el_roto_en_hermano_lobo._radiografias_de_una_sociedad.html