PASIÓN POR LA HISTORIETA EN UN EXCEPCIONAL GUIONISTA CUBANO: MUERE MANUEL PÉREZ ALFARO
El oficio de guionista de historietas en Cuba quizás no sea el más reconocido dentro de las múltiples tareas acometidas por los artistas de la isla. En general, la historieta no ha sido una industria y ha tenido escasos momentos de gloria, truncados en ocasiones por la profunda crisis económica y en otras por la voluntad de directivos capaces de decidir sobre la suerte de un medio de comunicación de masas.
Manuel Pérez Alfaro es una excepción en este gremio de la comunicación gráfica, su mente prolífera plagó de personajes la historia de la historieta cubana. Nacido el 29 de noviembre de 1935 en Morón, Ciego de Ávila, pero radicado tempranamente en Ciudad de la Habana se graduó de Diseño Gráfico y se licenció en Arte en la Universidad de La Habana.
En 1956 debutó como programador en la emisora radial Onda Hispano Cubana, y en 1960 fue Divulgador de Prensa del Consejo Nacional de Cultura en Isla de Pinos, participando en la fundación del primer Regional de Cultura en Mayabeque, con sede en Güines.
En 1965 se vinculó al Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfico (ICAIC), institución en la que se mantuvo por más de 25 años, llegando a ser director de los estudios de animación.
Desde diciembre de 1985 fungió como editor de la Editorial Pablo de la Torriente, liderando la publicación de sus cabeceras más recordadas: El Muñe, Cómicos y Pablo. Fue figura fundamental en la coordinación, planeación y desarrollo de los Encuentros Iberoamericanos de Historietas, que se iniciaron en 1990. En trabajo mancomunado con Francisco Blanco Ávila impartió el Curso Integral de Historietas devenido Taller El Muñe, algunos de cuyos egresados son hoy figuras importantes dentro del medio historieta en Cuba.
Manolo, como cariñosamente se le conocía, tuvo el talento suficiente para plasmar en sus guiones elementos de la historia de Cuba, pero de una manera tangencial; despojada del maniqueísmo que tanto ha lastrado a la historieta cubana en estos temas. Sus personajes eran creíbles, humanos, capaces de exhibir diferentes matices en sus vidas cotidianas.
Entre sus creaciones más conocidas pueden citarse: Víctor Sierra, que tuvo tres historias para El Muñe; dos series dibujadas por Ignacio Damián González: Mito Brito -que surgió en la propia publicación pero deambuló por Cómicos y por publicaciones como La Hoja de Cómicos- y Mano a Mano, enmarcada en el género de la ciencia ficción; Fefo el cuentero, dibujada por Mederos; y Camila, un clásico de la historieta cubana, dibujada por Orestes Suárez.
Consciente de la escasa producción de historietas en el género policiaco, Manolo crea la serie Crónica Negra. Historias cortas, auto conclusivas eran la idea desarrollada, una de ellas de estupenda factura, dibujada por Orlando Sansón, fue publicada en la publicación mexicana El Gallito Inglés, mientras que otras permanecen inéditas en todo este período en el que la historieta le fue amputada al panorama de la gráfica nacional.
Desde el número cero de la revista Mi Barrio, Manolo estuvo involucrado entregando guiones que serían dibujados por Orestes Suárez Lemus, Roberto Alfonso Cruz o Antonio Gómez (Tony).
Su papel en la formación de nuevos valores para el medio historieta merece destacarse. Desde Mi Barrio y bajo la sección Taller del aficionado siempre tuvo el señalamiento adecuado, la sugerencia, el ánimo insuflado a aquellos que comenzaban a dar sus primeros pasos en el mundo de narrar historias en viñetas.
La labor desplegada por Manuel Pérez Alfaro en la divulgación de la historieta, no puede olvidarse; artículos teóricos de su autoría se erigen como defensa de un medio capaz de coexistir con otros en la sociedad moderna y a la vez inculcar valores en las nuevas generaciones. Desde la ya lejana edición de la revista C-Línea en su número 9, Pérez Alfaro acercaba a los lectores la polémica sobre el dibujo animado bajo el título “¿Lucha o pasividad?”. Sus huellas pueden encontrarse en la Revista Latinoamericana de Estudios sobre la Historieta o en las páginas centrales de El Muñe entre otras publicaciones, así como en varios ensayos sobre el guion de historietas.
Manolo aparecía siempre activo, con un vestuario impecable y juvenil, que les parecía a quienes le rodeaban ser mucho más joven. Lo mismo podría encontrársele un domingo en la editorial, clasificando el material de las cajas llegadas de España con los fondos editoriales de Ediciones Ikusaguer, coordinando un nuevo número de Cómicos o llenando el disco duro de su PC de fotos, biografías de dibujantes y guionistas de historietas o cómics digitales de autores como parte de su afán por investigar cada día más acerca de la historieta cubana.
Con ochenta y cinco años cumplidos, aún se encontraba vinculado al proyecto Imagen 3 junto a Cecilio Avilés en las cercanías del Paseo del Prado capitalino. Tanto tiempo vinculado al mundo de las viñetas lo hace una figura de obligada mención en la historia de la historieta cubana, su partida física el pasado sábado 6 de agosto de 2022 deja un vacío entre los seguidores del medio y un agradecimiento infinito por su dedicación, sus creaciones y su carisma.
Algunas de sus obras menos conocidas:
