PEQUEÑA HISTORIA DE SELECCIONES ILUSTRADAS, POR MARCEL MIRALLES
Mi nombre completo es Marcel Miralles Farrán. Nací en 1941 en Girona. En 1939, después de la Guerra Civil, mis padres decidieron que en Girona, donde mi abuela tenía parientes, les sería más fácil vivir y criar a mi hermano mayor, José María, que había nacido en 1937 en Barcelona durante un bombardeo de los aviones “nacionales”. Así que mi padre, que era ferroviario, pidió el traslado, lo consiguió, y allí nací yo, en lo que entonces era todavía un pueblo, Palau Sacosta, y ahora es parte de la ciudad, cerca de lo que entonces era depósito de locomotoras de Girona y ahora es el Hipercor. Ha llovido mucho desde entonces.
El caso es que en Girona la cosa no les marchó tampoco bien. La Guerra Civil había sido muy dura para ellos, pero la postguerra no lo era menos. Además, para agravar más las cosas, mi
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Jose María Miralles, dibujante e ilustrador y hermano del autor de este texto, en Londres a finales de los cincuenta.
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padre cogió un tifus y estuvo a punto de morir, por lo que finalmente decidieron volver a Barcelona y nos trasladamos al barrio de Gracia. Mi hermano recuerda Girona; yo no, era muy pequeño, así que todas mis vivencias son ya de Gracia, donde me crié y viví hasta que me casé en 1969. Gracia era entonces un barrio obrero y de pequeños comerciantes, integrado en Barcelona pero con personalidad propia. Cuando íbamos al centro decíamos: «Vamos a Barcelona». Un pueblo, con todas las cosas buenas que tienen los pueblos. Las personas se conocían, se criticaban, pero si hacía falta se ayudaban, se convivía en la privación, la miseria y, por qué no decirlo, el miedo de aquellos años cuarenta.
Influencias artísticas las recibimos por ambos progenitores: nuestro padre era lampista electricista de la sección 5ª de alumbrado de la Renfe, con sede en la Estación de Francia, y también pintor aficionado, y nuestra madre era modista, mujer emprendedora y con espíritu artístico. Yo recuerdo desde que tengo uso de razón (si tengo alguno) a mi hermano José María dibujando. Él no dibujaba como un niño, sino como un adulto. No hace mucho mirábamos una dama del siglo XIX que mi hermano había hecho a los ocho años. Es un dibujo muy correcto. A mí el dibujo me gustaba también, pero yo era más nervioso e impaciente, y me daba que no podía competir con mi hermano, así que el dibujo no me lo planteé nunca con la seriedad y dedicación que merece.
Sí que fui (fuimos) grandes aficionados a los tebeos de la época: TBO, Pulgarcito, El Coyote, Florita, Nicolás, Hipo, Monito y Fifí, Jaimito, El Guerrero del Antifaz, Roberto Alcázar y Pedrín, etc. Éramos admiradores de aquellos dibujantes, no voy a citar nombres, me olvidaría de muchos y me sabría muy mal después. También empezamos, gracias a las visitas de mi hermano con 12, 13 o 14 años (y yo detrás suyo, cuatro años más pequeño), a los Encantes del Mercado de Sant Antoni, donde había (y hay) cada domingo un mercado de tebeos, libros y discos antiguos, y ahora DVD’s y otros soportes digitales. Ahí entramos en contacto con los maestros americanos: Raymond, Foster, Caniff, Robbins, Cullen Murphy, Eisner, etc. (aquí también me olvido de muchos).
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A la izquierda, el Mercado de San Antonio de Barcelona. A la derecha, uno de los libros de la serie Cómo dibujar, de Freixas y la historieta a la que alude Miralles de The Spirit. |
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Mi hermano era un gran fan de Raymond, su estilo iba más en esa dirección de dibujo muy correcto. A mí me gustaba también Raymond por eso de seguir los pasos del hermano mayor. Pero al ver unos suplementos dominicales de algún periódico americano con unas páginas de The Spirit de Eisner vislumbré allí algo muy moderno, atrevido, expresivo. Conocíamos a Eisner por unas viñetas suyas que aparecían en el libro Aprende a dibujar, de Emilio Freixas (el gran Freixas). En esas viñetas se mostraba a una chica vista desde las cuencas de los ojos de su asesino. Algo impresionante. Me adelanto en el tiempo, pero muchos años más tarde tuve el inmenso privilegio de conocer a Eisner, de recibir junto a Toutain (otro gran admirador suyo) una lección magistral en un restaurante de Sant Gervasi, sobre la continuidad del argumento a través del dibujo de unas viñetas a las otras. ¡Ese hombre sabía mucho de tebeos!, ¡mucho! Ése fue uno de los grandes momentos de goce que me ha deparado el trabajar en esto (no me atrevo a usar la palabra “trabajar profesionalmente en esto”, ya que los profesionales en cualquier profesión me merecen un respeto casi reverencial… por su escasez).
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En el estudio de Selecciones Ilustradas sito en Diagonal, José María Miralles, en primer plano, y Félix mas al fondo, a principios de los sesenta.
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Pero me he ido por las ramas… Volvamos. Dibujemos un plano general, la siguiente viñeta un plano más cercano, y la tercera ya un plano donde se nos ve a mí, un niño de ocho o nueve años, a mi hermano con trece y pantalones cortos, en el Mercado de San Antonio, chafardeando en uno de los mejores puestos, el del “Carero” (llamado así porque era muy caro, pero tenía muy buen material). Allí mi hermano compraba el Patoruzito argentino, donde dibujaban Breccia, Salinas y otros grandes autores; también, si se podía, algún suplemento americano (se podía pocas veces). Tengo entendido que en ese puesto era donde Boixcar compraba Signal, Adler y otras revistas de la II Guerra Mundial para ambientar y documentar sus historias de Hazañas Bélicas (ya ven, me olvidaba Hazañas Bélicas, que “devoraba” de niño. Aquellos Stuka, Messerschmitt 109 y Spitfires tan bien recreados…).
Resumiendo: Me eduqué rodeado de tebeos. Fui al colegio, como mi hermano, primero a un Colegio Nacional de la Travessera de Gracia, donde aprendí a leer y escribir, y después a un colegio de la Plaza del Sol. Completé la básica y una especie de bachillerato algo más simplificado que se llamaba “Comercio”. En vez de latín se estudiaba contabilidad. A ese colegio iban muchos hijos de comerciantes del barrio, y seguro que la contabilidad les iba a ser mucho más útil que otras materias. En nuestro caso la cosa no estaba tan clara…
A los 14 años recién cumplidos (tuve suerte, otros empezaron a trabajar antes de los 14) entré en una gestoría. Empecé a estudiar por la noche el peritaje mercantil, pero lo dejé antes de terminar. No voy a decir que el trabajo de la gestoría me desagradaba, la verdad es que sí que me gustaba, las matemáticas se me daban bien, y disfrutaba haciendo declaraciones de Renta, de Utilidades Tarifa I, Tarifa II y Tarifa III, ir a Hacienda, pagar contribuciones por las distintas Oficinas de Recaudación que había en la ciudad (podías pasear y ver mundo), pero entretanto los cantos de sirena del mundo del cómic seguían resonando en mis oídos.
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Cuatro tebeos de Clíper: almanaques de Nicolás, Florita, Coyote y un número de Aventurero. |
Unos años antes, mi hermano había entrado a trabajar en los Almacenes Capitolio de la calle Pelayo, y cuando descubrieron sus dotes para el dibujo lo pasaron al departamento de publicidad. Allí hacía dibujitos para los anuncios de los Almacenes que aparecían en la prensa. Después trabajó en Ediciones Clíper (de Germán Plaza), que publicaba El Coyote, Florita y Nicolás. La edición de cómics la llevaba José María Arman. Mi hermano conoció allí a Vicente Roso (dibujante de “Florita”), que le presentó a Josep Toutain. Toutain tenía entonces unos veinticinco años (pero a nosotros nos parecía un hombre mayor), y era dibujante de historietas.
Otro dibujante de historietas, y luego fotógrafo, Francisco Hidalgo (que dibujaba al “Doctor Niebla” en El Coyote), se había ido a París, ya que allí se pagaba mucho mejor a los dibujantes que en España. Se lo comentó a Toutain, y él se fue también a París. Volvió pronto a Barcelona con guiones para dibujar debajo del brazo. Tantos que no se veía capaz de hacerlo él solo, así que recurrió a jóvenes valores en alza. El primero fue Rafael López Espí, el segundo Francisco Cueto, y el tercero, mi hermano José María Miralles.
El estudio donde trabajaban estaba en el paseo de Gracia, esquina Mallorca. En la buhardilla. En un edificio que años después fue derribado y se volvió a construir exactamente igual (por
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Una sesión fotográfica para portadas de temática western. De izquierda a derecha, de pie: Julián, José María Miralles, Marcel Miralles (todavía no trabajaba en SI), Purrodón, López Espí, Emilio, Cueto, Blay y otro autor. Alrededor de 1960.
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lo menos por fuera). Así empezó Selecciones Ilustradas, aunque todavía no se llamaba así. Toutain situaba ese momento en 1953. Ahí tenía yo 12 años, y recuerdo haber conocido a Toutain un día con mi hermano en los Encantes de San Antonio. Toutain tenía una apariencia de persona seria y mayor, principalmente debido a sus gruesas gafas, que hacían ver sus ojos muy grandes y fijos en su interlocutor.
He tardado mucho, pero finalmente aparece Toutain en escena. Voy a decir algo que es verdad: Josep Toutain es la persona que ha hecho más por los cómics en este país. Es la gran figura que está en el principio de muchas cosas, de la mayoría de los grandes o pequeños movimientos que ha habido en este diminuto mundo nuestro.
Mi hermano empezó con él y le ayudó a ver su primer trabajo publicado, una tira cómica en el suplemento que el periódico La Prensa publicaba los jueves. Ese suplemento tenía el estilo de los suplementos americanos, impreso a color. Mi hermano publicaba esa tira de tres viñetas humorística. Publicaban también Javier Puerto algo del Oeste, Tunet Vila su “Pito el Soldado Pequeñito” y Toutain, con "Sylvia Millones": un excelente trabajo. Toutain sabía lo que hacía mi hermano y sus posibilidades, no la tira que publicaba, que era bastante mala, y le ofreció trabajo.
Estuve en ese estudio de paseo de Gracia. Ya trabajaba ahí Blay, contable y hombre de confianza de Toutain. Buen guionista. No recuerdo muy bien los que estaban trabajando, pero eran ya una decena seguramente. También Beà ya estaba, me parece. La anécdota que cuenta del boxeador (Purrodón creo que hizo de boxeador) es absolutamente cierta, y mi hermano me la contaba, entre otras, por la noche en casa. Yo flipaba.
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Media página de Aventuras y amenidades de la prensa, material servido por Histograf y que aquí muestra un trabajo de Toutain: "Sylvia Millones". A la derecha, media página de "Los profesionales", de Carlos Giménez, con la anécdota del boxeador.
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Lo que viene a continuación no lo he vivido en primera persona, Seguramente otros lo podrían explicar mejor: Por un lado, el país que salía de una guerra civil. Sufríamos la carencia de la mayoría de cosas que ofrecía ya el mundo de entonces. Íbamos al cine y veíamos las películas americanas de viajes en lujosos cruceros, mujeres con hermosos vestidos de noche, caballeros con esmoquin, Xavier Cugat y su Orquesta, mesas enormes llenas de ricas viandas, etc. Pero salías del cine y te encontrabas con restricciones de electricidad, racionamiento, comida más bien escasa, penurias… Imaginen que en un lugar de aquella Barcelona había unos chicos jóvenes (con menos de veinte años) que disfrutaban dibujando y que cada mes iban cobrando más dinero que el anterior, lo que les permitía acceder a más y más cosas. Salvando las distancias (ENORMES), podían acceder a un cierto lujo e irse asemejando algo a las películas americanas.
Pronto Toutain dejó de dibujar (una lástima) para dedicarse a los guiones y dirección artística, y aquellos jóvenes fueron despuntando en el mercado francés.
Eso se acrecentó mucho cuando ya en el segundo estudio, el de la calle Provenza, entre Cartagena y Dos de Mayo, se empezó a trabajar para el mercado inglés. Principalmente historietas románticas y bélicas. Por lo que sé, Macabich y Toutain hicieron el primer viaje juntos en moto a Londres. Después cada uno fue por su cuenta. Toutain me había contado que el señor Ayné de Editorial Toray le había prestado soporte económico y de gestión los primeros tiempos. No puedo precisar qué tipo de asociación tuvieron. Sé que se profesaban mutuo respeto y amistad. Toutain siempre habló bien y respetuosamente del señor Ayné.
Sería injusto no mencionar a Luis Ferraz. Ferraz era un muchacho de Barcelona, muy aficionado a los cómics y dibujante también aficionado, amigo de Toutain. Ferraz, de carácter inquieto, se marchó a Londres, donde encontró trabajo de camarero. También encontró a una chica irlandesa que se cruzó en su camino y con la cual se casó. Él ya sabía inglés antes de ir a Inglaterra. Fue “el hombre en Londres”. Juntos Toutain y él visitaron a los editores y empezaron a conseguir encargos para los dibujantes de aquí. El éxito fue fulminante. Sobre todo en las revistas románticas y musicales. Los dibujantes ingleses eran buenos, pero de un estilo anticuado. Los dibujantes de aquí, gente joven y ávida de modernidad. De estilo de dibujo más desenvuelto.
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En 1961, junto con el Dúo Dinámico, preparando una publicación para Toray (ver entrevista con Manel Domínguez Navarro). De izquierda a derecha: Marcel Miralles, Ramón Arcusa, Guillermo Hierro, Manel Domínguez y Manuel de la Calva.
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En el mercado inglés triunfaron los dibujantes de la primera hornada, y también los nuevos talentos que fueron llegando. Yo no me atrevo a citar nombres: me dejaría muchos en el tintero, algunos muy buenos amigos. Quisiera, no obstante, citar a uno, ahora no muy conocido pero que fue uno de los más valorados del momento junto a Longarón y un tiempo después Pepe González. Me refiero a José María Miralles, mi hermano. Su estilo era suelto y valiente, dibujaba muy bien, por lo que sus figuras tenían peso, acompañado de una tinta de trazo atrevido y suelto que daba vida y movimiento a las viñetas.
El auge de los dibujantes españoles coincidió con el auge de la música rock y pop de los cincuenta y sesenta, de la que Inglaterra fue una primera potencia. La II Guerra Mundial había terminado hacía años, la economía en Europa y América era boyante, había ganas de vivir. Aquí en España la cosa era bastante más triste. Todas esas novedades de Europa entraban difícilmente, los primeros discos de 33 y 45 rpm de alta fidelidad empezaron a fabricarse y venderse aquí, a unos precios carísimos y solo al alcance de unas minorías. Minorías entre las que estaban los dibujantes de cómics. Además, cada vez que Toutain o alguien de Selecciones viajaba fuera, traía las últimas novedades aparecidas en el mercado internacional. Estábamos al día del mundo, en un país todavía anclado en la larga posguerra civil y que justamente entonces empezaba a modernizarse lentamente.
Estamos al principio de los sesenta. Selecciones Ilustradas cuenta con unos cuarenta dibujantes trabajando en su mayoría para el mercado inglés, sobre todo de tema romántico, pero también bélico y de acción. En general se gana mucho dinero (no en valores absolutos, pero sí en relación con los ingresos normales del país). Se disfruta de la vida (de nuevo, no en valores absolutos, pero sí en relación a los niveles normales del país). En 1959, el estudio se ha trasladado a Diagonal esquina con paseo de San Juan, delante del monumento a Cinto Verdaguer, la sede definitiva, la que siempre hemos llamado “Seleccions” o “SI”, nuestra segunda casa.
Yo empecé a trabajar en Selecciones Ilustradas el 2 de enero de 1961. Dejé la gestoría, y empecé a trabajar con un sueldo inferior
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Jordi Sánchez y Marcel Miralles también posaron para ilustraciones de portadas de horror.
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al que tenía en la gestoría, eso sí, con derecho a hacer dos guiones cada mes.
Cuando yo empecé a trabajar en Selecciones Ilustradas, comenzaban a presagiarse los primeros cambios. Terminaba la primera época, de crecimiento del trabajo, un poco loca, de fiestas y bromas, de desorganización también. Algo parecido a una vida en una comuna. Carlos Giménez la retrató magistralmente en sus historietas de “Los profesionales”.
A principios de 1961 trabajaban en el estudio unos 40 dibujantes. Había una sala muy grande ligeramente curvada, con muy leves separaciones. Ahí estaban Pepe González, Fernando, López Espí, Daniel, Fuster, Balcells, Gual, Montserrat, Prunés, Julián, Escolano, Enric, Beà. Domingo y algunos más que ahora no recuerdo. Había otra sala grande con Miralles, Puerto, Clavé, Félix Mas, Karol el traductor y alguno más, todos estos se trasladaron a una habitación más pequeña al lado, donde estaba también Delmiro, el hermano de Toutain, que trabajaba en una agencia de seguros por la mañana y por la tarde hacía montajes de cambio de formato de historietas. En esa sala grande, ya vacía, fue donde un día de febrero o marzo de 1961 empezó a trabajar Joan Martí, el después famoso pintor.
En lo que llamábamos “oficina” estábamos:
Guillermo Hierro, al que llamábamos Hierro, con el que todavía mantengo una muy buena amistad. Era un ejemplo a seguir: hablaba varios idiomas (ahora domina unos seis), con lo que podía mantener relaciones muy fluidas con personas de otros países. Viajaba al extranjero y se desenvolvía muy bien por el mundo. También se encargaba de la producción.
Blay Navarro: era el hombre de confianza de Toutain, también escribía muy buenos guiones. Se encargaba de los pagos y de las cuentas.
Virginia: el ángel de Selecciones. Casada entonces con el dibujante Javier Puerto. Se encargaba de los guiones. Era además el ángel protector de las otras chicas de Selecciones, y consejera de muchos de los dibujantes que le pedían consejo.
Manel Domínguez: se encargaba de la sindicación, pero al cabo de un mes yo me hice cargo de la sindicación y él se dedicó a producción. Muy inteligente, gran cultura, buen escritor. Aprendí muchas cosas de él.
Emilia Rodríguez: era la novia de Toutain, se casaron aquel mismo año. Se cuidaba de los controles de sindicación.
María Dembilio: dibujaba, pero también se dedicaba a la corrección de las historias. Más tarde se casó con el dibujante Julián Morote.
Luis Frau: Como era una persona que rondaba los cincuenta años, siempre le llamamos señor Frau. Entró unas semanas antes que yo. Venía a poner orden y organización, a administrar en resumen. Tuvo grandes dificultades para hacer su trabajo, en aquel ambiente antiorganización. Le salió bastante bien. Poco a poco aquello se convirtió en una empresa seria con su esfuerzo.
Durante 1961 y 1962 la cosa siguió más o menos como siempre. La organización, a pesar de nuestra resistencia, iba entrando en Selecciones de la mano del señor Frau y de Joaquim Pujol, su ayudante, del que tendré que hablar bastante más adelante.
Recuerdo de esa época con agrado un viaje en grupo a Madrid: Toutain y su esposa, Emilia; mi hermano José María y Consuelo; Noiquet y su esposa; Petronius, Victor Ramos, Hierro, Enric y un servidor. Los dibujantes madrileños nos recibieron muy bien, me ha quedado el recuerdo de José Carlos (que tenía un Citroën Pato negro, con el que nos paseó a unos cuantos por Madrid) y de Manolo Medina, el inolvidable, gran (enorme) profesional y buenísima persona (bastantes años después, Medina hizo los guiones de Gringo, la serie con la que se destapó en el mercado internacional Carlos Giménez). Estoy hablando de 1962, no conocíamos ni a Maroto ni a Adolfo Usero o Carlos Giménez todavía, ésa es historia más reciente.
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En el stand de SI en la Feria de Bolonia, mediados de los setenta. Jordi Sánchez, Miralles y Marianne (esposa de Guillermo Hierro).
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En 1963 hice la mili. Me tocó Melilla. Allí estuve hasta julio de 1964. Al volver a Selecciones un gran cambio se había realizado. Una crisis de trabajo (algo habitual en nuestro oficio... y en todos los demás) había hecho desaparecer a algunos dibujantes. Otros se habían marchado a trabajar a su casa. Unos tabiques (los primeros; hubo multitud de cambios en las separaciones entre habitaciones) de madera y cristal aislaban a unos dibujantes de otros. Aquel ambiente de contacto permanente se diluía. Uno de los motivos podía ser la necesaria profesionalización que se estaba introduciendo; la otra, que muchos dibujantes se habían casado e ido a vivir a pisos o casas nuevas. Preferían trabajar en su estudio y no tenerse que desplazar cada día al estudio de Selecciones.
Algo moría, algo permanecía y algo nacía.
Poco a poco, las “oficinas” fueron ocupando el espacio del estudio, y finalmente éste quedó reducido a unos ocho o diez dibujantes. Valdría la pena hablar de la personalidad de los dibujantes que quedaron, grandes figuras cada una en su especialidad, pero eso tendría que formar parte de un estudio monográfico.
Mi amigo Guillermo Hierro había conocido a una chica holandesa, se había casado, y decidió marcharse a vivir a Holanda. Dejaba un vacío muy profundo en Selecciones. Este vacío lo iba a llenar Jordi Sánchez, ex gestor, ex seminarista y bailarín de jotas en sus ratos libres. Aparte, Jordi era una persona muy activa, hablaba inglés correctamente. Jordi Sánchez, en poco tiempo, se convirtió en el segundo de Selecciones: era ordenado, eficiente y tomaba velozmente las decisiones y las ponía en práctica inmediatamente. Educado y amable. Pronto fueron él junto a Toutain los que realizaban los viajes para visitar a los clientes que hasta entonces habían realizado Hierro y Toutain.
Después de unas visitas previas de Guillermo Hierro, Toutain abrió el mercado escandinavo en 1963 o 1964. A diferencia del mercado inglés, que en su mayoría era dibujo de historieta, el mercado escandinavo ofrecía unas posibilidades diferentes. Escandinavia producía pocas series propias, pero podía comprar material de sindicación a buen precio y en grandes cantidades. Y ofrecía grandes oportunidades para ilustraciones y portadas en color.
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Un lanzamiento navideño de King Features y una presentación de los muchos personajes que mueve como "sindicaciones". |
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¿Qué era la sindicación? El nombre estaba adoptado del inglés “syndicate”. Recordarán la agencia “King Features Syndicate” americana: innumerables tiras de prensa de los grandes maestros del cómic americano. Pues bien, nosotros llamábamos “sindicación” a los cómics o ilustraciones producidos dentro de la casa, sin ningún encargo previo. Las historietas de sindicación se habían hecho desde hacia muchos años, pero al fin tenían un mercado suficiente para poder ser más ambiciosos en el número y calidad de las series que producíamos. Clásicamente, las historietas de sindicación las dibujaban los noveles o los dibujantes cuando había un espacio entre guiones de encargo.
Había una institución en Selecciones que se llamaba “los chicos de los recados”. Eran chicos muy jóvenes de catorce o quince años que tenían afición al dibujo. Por la mañana hacían los recados. Iban al banco, compraban material, iban a Correos, etc. Y por la tarde y en los ratos libres dibujaban. Los dibujantes “veteranos” les corregían o aconsejaban. Cuando alcanzaban una calidad suficiente, se les daban los primeros guiones de sindicación para dibujar, normalmente historietas del Oeste de siete páginas con guiones de los que estábamos en “la oficina”. Eso ayudó a que muchos jóvenes llegaran a ser dibujantes. Recuerdo los nombres de Domingo (ahora pintor), Cardona (ahora notable dibujante y colorista), Nebot (todavía dibuja cómics e ilustraciones), Jaume Marzal (pintor), el inolvidable Guinovart y otros que en este momento lamento no recordar.
En el apartado de ilustración a color, en los primeros años los ilustradores del momento habían colaborado con ilustraciones para portadas de temas tales como guerra, romance, detectives, ciencia ficción, Oeste, enfermeras, y que algunas veces sólo se diferenciaban por las armas de los protagonistas, el traje o uniforme, casi siempre mostraban a una pareja más o menos amartelada según el tema de la portada. A pesar de la limitación que parece desprenderse de mis palabras, entre ellas había obras notables. Colaboraron en ellas el gran Jordi Longarón, Badía Camps (gran pintor actualmente, y un muy buen ilustrador entonces), Noiquet (el pintor Bertran Bofill, uno de los grandes pintores figurativos que ha dado este país, que falleció el año pasado), Cortiella (también ahora pintor), Petronius (Joan Martí, otro gran pintor figurativo, fallecido también el año pasado), Lozano Olivares, Brea, y me dejo a alguno más.
Con la entrada en el mercado escandinavo, algunos de los dibujantes de cómics que trabajaban para Inglaterra quisieron intentar la aventura e ilustrar en color. Podemos aquí mencionar
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De celebración en las oficinas de SI. De izquierda a derecha: Marcel Miralles, María, Joan Marti (acababa de sufrir un accidente de coche), alguien que no se ve y Aurora.
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algunos nombres: Fernando, Miralles, Prunés, Domingo, más adelante Enrique Montserrat, Félix Mas, etc. La sindicación les permitió aprender los gajes del oficio y la técnica del color. Todos ellos han sido y son grandes ilustradores, y creo que aparte de su talento para ello y de trabajo, mucho trabajo (no olvidemos que este oficio de comiquero e ilustrador es muy, muy difícil y sacrificado), el hecho de poder hacer portadas y cobrar por ellas les ayudó mucho a desarrollar sus habilidades como ilustradores.
Menciono esto para dar a conocer algo de la personalidad de Toutain. Toutain fue un gran emprendedor, un animador, hizo posible la culminación de muchos deseos de los artistas. Gracias a él, muchos artistas hicieron lo que hicieron. No quiero quitarles mérito. Tuvieron que luchar y sacrificarse. Pero sin Toutain muchos no habrían llegado. Sabía espolear a la gente, era un buen director artístico, entendía sobre todas las cuestiones artísticas. Por ello sabía ayudar.
Toutain no entendía Selecciones Ilustradas como un negocio. El dinero entraba, pero tal como entraba salía. Se invirtió mucho dinero, en una época de gran inflación, cuando no era oportuno invertir a largo plazo. Pero ello permitió que afloraran grandes talentos, y el ir subiendo escalones en la consecución de mercados y objetivos. Toutain quería que los dibujantes de Selecciones llegaran más y más arriba y lograrán los mejores trabajos.
He tratado de hacer un rápido esbozo del cambio operado en Selecciones Ilustradas en esos años de la década de los sesenta.
Como Toutain solía hacer, me dijo que me encargara de la Producción de Selecciones Ilustradas: “Esa es tu mesa, José te ayudará, y… espabílate”. Toutain después nos educaba e influía en nuestro trabajo a base de consejos y también de “pegarnos la bronca” cuando hacíamos algo que no le gustaba. Pero tenía la virtud de animar nuestra iniciativa y libertad.
Hasta que me hice cargo, Producción estaba en manos de Carlos Echevarría. La fotonovela había arrancado ya. Antes de marcharme yo a Holanda, habíamos visto la primera fotonovela de Corín Tellado producida y realizada por Manuel Medina. Carlos Echevarría se había cansado un poco de batallar con dibujantes y prefirió dedicarse a escribir guiones y dirigir fotonovelas. Esa fue mi suerte.
Es importante hablar de la fotonovela porque fue importante en la vida de Selecciones Ilustradas. En 1967 el señor Frau se había jubilado o estaba a punto de hacerlo. El que había sido su segundo, Joaquim Pujol, se hizo cargo de la administración económica. Joaquim tendría mi edad, unos 26 años. Modernizó algunas cosas y cambió otras, como es natural.
En la parte de realización había dos departamentos: Producción y Ventas. El de Producción lo llevaba yo, con la ayuda de Josep Font, un muchacho más joven, un tanto alocado, pero de una gran simpatía. Disponíamos de un pequeño estudio con Lluís Ribas como grafista y como artista creativo (debo hablar de mi amigo Lluís con más detalle). Había un dibujante, Miguel Fuster, que aparte de sus trabajos normales, nos hacía pequeños retoques artísticos; Emilio Bernadó, dibujante y después fotógrafo de fotonovela, y un par de “aprendices” para los trabajos de montaje.
El departamento de Ventas estaba a cargo de Jordi Sánchez. Su asistente era un jovencito muy despierto, Rafael Martínez. Después estaban María, Jordi y Paco en los trabajos de sindicación (y estaba también allí el Gran Manolo, Manuel García Ledo, una de las mejores personas que he conocido.
Esto fue evolucionando. Pero este esquema se mantuvo durante muchos años.
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Una celebración de Navidad en los años setenta: Rafael Martínez, Marcel Miralles y Josep Toutain.
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El mercado inglés de historietas románticas y guerra todavía daba bastante trabajo, pero ya se presentía su fin. El mercado escandinavo proporcionaba mucho trabajo de ilustración de “seriales”. Los seriales eran novelas “folletones” que se publicaban por capítulos en las revistas femeninas (y también masculinas) de toda Escandinavia. Cada capítulo iba acompañado de una ilustración de doble página. Nosotros hacíamos esas ilustraciones (Miralles, Fernando, Petronius, Montserrat, Domingo, etc.). También Escandinavia compraba mucho material de sindicación y encargaba historietas. Alemania era sobre todo un mercado de ilustraciones y portadas en color, pero también historietas de sindicación y por encargo. El mercado alemán había sido abierto por Guillermo Hierro desde Holanda, después le siguió José Ortega (que se independizó para formar su propia agencia) y por Rafael Martínez, que había estudiado alemán y que cada vez tomaba más importancia en SI.
O sea, adquirían nuestras creaciones: Gran Bretaña, Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia, Alemania, Francia (ya muy pocos cómics y sobre todo ilustraciones a color) e Italia con material de sindicación e ilustración por encargo. También Portugal compraba sindicación, así como Yugoslavia, Turquía, Argentina, Brasil, Méjico. Algo en Japón y Australia (vendíamos historietas hechas para Inglaterra remontadas al formato local australiano). Incluso la India, donde vendíamos historietas de una especie de Tarzán indio, llamado Gora Gopal, que dibujaba Carrillo con guiones de… creo que de Echevarria o Almirall. Faltaba Estados Unidos, el gran mercado, el mito… Ya llegaría, pero fue unos pocos años más tarde.
Antes de marchar yo a Holanda, sería en 1966, Manuel Medina había recibido el encargo del señor Rollán, propietario de Editorial Rollán, de producir fotonovelas de Corín Tellado. Rollán tenía los derechos de Corín Tellado, pero Corín tenía un contrato previo con Editorial Bruguera. Cuando se inició la fotonovela, había ya un conflicto que había llegado a los tribunales, pero que todavía no se había sentenciado. Manuel Medina había producido una fotonovela, pero no podía hacerse cargo de toda la producción, así que acudió a Toutain y Selecciones. Hasta entonces, habíamos producido algunas fotonovelas (Tunet Vila las había hecho) para Francia. El formato tenía un gran éxito en Francia e Italia, pero Medina pensó en una manera diferente de hacerlas. Francia e Italia imprimían las fotonovelas en fotograbado. Esto daba una mayor calidad de reproducción a las fotografías. Pero las secuencias eran sosas, los planos poco variados. Medina pensó un sistema que si bien ofrecía menos calidad fotográfica, sí podía mostrar un sistema de planos y composición de las páginas más parecidas a los cómics. Así que en vez de utilizar los negativos fotográficos para componer las planchas de hueco, Medina hacía ampliaciones fotográficas basadas en las fotos originales, pero ajustando el formato y el plano mostrado de cada foto a una composición más aproximada a un cómic (primeros planos, planos generales, una composición de cada foto / viñeta adecuada a lo que se quiere expresar).
Hoy en día esto sería muy fácil de hacer digitalmente pero entonces todo era manual. Estas fotos de cada página se montaban sobre una hoja de cartulina, y se rotulaban a mano, en un papel autoadhesivo de color verde (que en la reproducción daba un gris bonito). Los jóvenes no lo recordarán, pero la fotonovela hecha de esta manera tuvo un gran éxito de público. Nosotros en Selecciones produjimos muchas de estas fotonovelas. El que escribe, como encargado de producción, se encargaba de todo. Teníamos guionistas, productores, directores, actores de todo tipo, fotógrafos, montadores, rotulistas. Los montajes (eso era la diagramación y encaje de las imágenes en las páginas) los hacíamos entre unos cuantos, Lluís Ribas y yo hacíamos muchos, pero incluso Toutain y Emilio Bernadó también colaboraban. La fotonovela fue muy bien durante varios años. Pero finalmente el señor Rollán perdió el juicio que tenía con Editorial Bruguera, y ésta recuperó los derechos de Corín Tellado. Aquí terminó la fotonovela
Y paso a hablar de Lluís Ribas: esa época fue de mucho trabajo, pero era un trabajo bonito y creativo. Lluís Ribas fue un colaborador extraordinario. Sentía una verdadera pasión por el
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En la misma celebración, Miralles bebiendo frente a la foto de Paris que durante años estuvo en el vestíbulo de Selecciones Ilustradas.
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trabajo. Era anárquico, muy joven, menos de 20 años. Se cuidaba de todo lo que era grafismo, hacía reportajes fotográficos y algo de ilustración. Muy creativo y hombre de ideas, sentía curiosidad por todas las cuestiones técnicas. Hizo muchas cosas y fue muy importante en lo que hicimos aquellos años. Recuerdo con agrado que cuando se nos acumulaban las fotonovelas para entregar acabadas a Rollán y Toutain ya nos había “echado el ultimátum”, Lluís y yo completábamos, ampliábamos las fotos, rotulábamos, montábamos y muchas veces “inventábamos” las fotos. Así era el trabajo entonces. Si había algún problema, se solucionaba y ya está.
Lluís tenía imaginación. También hicimos revistas, entre ellas una llamada Hit, la revista cuadrada para gente redonda. La publicaba Rollán, contenía una fotonovela de cariz juvenil, entre las que hubo trabajos importantes, noticias de música y de las costumbres del momento, y hasta una lista de los top ten de música, de la cual me encargaba yo, y que inventaba, basándome en lo que publicaban otras revistas y en alguna tienda de discos que consultábamos de vez en cuando. Lluís confeccionaba toda la revista desde el punto de vista gráfico. Su trabajo era de una gran calidad. También dirigió fotonovelas, y se encargó de diversas ediciones. Hasta que un día decidió recuperar su afición por los pinceles que había tenido antes de ir a la Escuela Massana, y dejó SI para dedicarse a la pintura, en la cual ha triunfado y es hoy en día reputado pintor en Europa y América.
Lluís ha sido una de las personalidades más sugerentes que he conocido. Una fuente inagotable de ideas. Composición y buen gusto gráfico innato. Y además buen amigo hasta hoy día. Él y su mujer, Magda, son uno de los regalos bonitos que me ha hecho la vida.
Manolo: Quiero dedicarle un homenaje. Fue uno de los elementos básicos de SI. Gran montador de la editorial. Buen dibujante y humorista que no se dedicó a ello profesionalmente por su modestia. Pasó por todas las secciones de SI, empezó como chico de los recados, después fue encargado de todos los chicos, estuvo en Ventas, y finalmente vino a parar a Producción. La mayoría de cosas que se hicieron pasaron por sus manos. Querido por los dibujantes, Manolo era el “hombre bueno” del estudio.
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Una página de fotonovela. Junto a Juan Trenchs, Miralles aparece como amigo del protagonista. Ésta fue una de las pocas fotonovelas que se rodaron en color, y la dirigió Lluís Ribas.
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Gracias a la fotonovela tuvimos un estudio y laboratorio fotográfico importante. Éramos de los pocos que podían tomar y revelar transparencias fotográficas de 9x12 y 13x18 cm. En el laboratorio se revelaban y procesaban todas las fotonovelas. Al llegar el trabajo americano éramos capaces de procesar y hacer transparencias de las portadas en tiempo récord. Un recuerdo para Gerardo López, el profesional que lo hizo todo. Lluís Ribas, persona con una curiosidad innata, también hizo muchas cosas para el laboratorio. Ahora, con los ordenadores, los PhotoShop y los Illustrator, todo lo que cuento parece de la prehistoria. Nosotros lo hacíamos a mano, analógicamente. Era muy interesante trabajar en aquellas cosas y conseguir lo que conseguíamos.
Al empezar a trabajar para América podíamos hacer las transparencias de las portadas en un tiempo récord. Paco era el técnico, pero si hacía falta, cualquiera nos metíamos en el laboratorio y revelábamos las placas. No respetábamos demasiado las temperaturas y los tiempos, pero las transparencias quedaban bien y han aguantado muchos años.
Rafael Martínez: Empezó muy jovencito en SI Era inteligente y dispuesto y fue conquistando responsabilidades en el departamento de ventas. Tenía y tiene un gran sentido de los negocios, y una capacidad increíble de trabajo. Además de un sentido práctico muy importante. Ha llegado donde ha llegado con trabajo y esfuerzo. Ha sabido ser un empresario. Nadie le regaló nada. Ayudó a hacer de SI lo que llegó a ser hasta mediados de los setenta, y se marchó y se convirtió en nuestra competencia creo que contra su voluntad. Cuando estaba en Selecciones me ayudó muchas veces a mantener mi autoestima y me animó en los momentos difíciles. Le estoy agradecido por ello. Como competidor nos respetamos siempre, él hizo lo que tenía que hacer para triunfar y hacerse su lugar (y lo consiguió), y nosotros no estuvimos posiblemente a la altura en ese momento. Es seguro que nuestro interés en la agencia había descendido y nuestro pensamiento estaba principalmente en la editorial.
Pero de nuevo me adelanto. Llegamos a 1970. Hemos llegado a muchos sitios. SI es un grupo importante y conocido, pero… Toutain se da cuenta de que debe ofrecer algo más a sus dibujantes. Siempre les ha presentado nuevos desafíos que se han vencido, pero ahora toca el que parece más difícil: Estados Unidos.
La empresa está consolidada. Josep Toutain ha sabido reunir y formar a Jordi Sánchez, que es el director de SI, con Rafael Martínez como jefe de ventas y Marcel Miralles como jefe de producción. Lluís Ribas es el director creativo, y Joaquim Pujol el administrador. Modestia aparte (por la parte que me toca, como se dice), pero unos elementos muy compensados, con una relación entre ellos de amistad, pero también de competencia. Unos se ayudan y compensan a los otros.
Hay algunas situaciones interesantes:
Los madrileños jóvenes estaban aquí: Maroto ha llegado y ha triunfado con 5 x Infinito (hay disputas sobre la creación de dicha serie, pero lo cierto es que el aire definitivo se lo da Maroto). Carlos Giménez ha triunfado con Gringo y con Delta 99. Adolfo Usero es una referencia de buen dibujo entre todos los profesionales de Selecciones. Precisamente Maroto gana un premio en Estados Unidos por 5 x Infinito. Se le conoce allí por ello.
Varios dibujantes, Enric entre ellos, son fans de las revistas de Warren (Creepy, principalmente) y se lo comentan a Toutain. Se da la circunstancia de que Pamela Copp, antigua colaboradora de Selecciones, inglesa, se ha ido a vivir a Estados Unidos. Toutain me lo pide, y reunimos muestras (un muestrario magnífico) de nuestros artistas. Toutain viaja a Estados Unidos, va a visitar editores con Pamela Copp y vuelve a España. Pamela Copp se queda en Nueva York como representante de SI. Recién regresado nos llama por teléfono un domingo a Jordi Sánchez, a mí, y me parece que también a Rafael Martínez, para que vayamos a verlo a su casa de La Floresta. Nos comenta la buena acogida que ha tenido en América. James Warren se ha mostrado entusiasmado. Como ocurrió muchos años con Mike Butterworth, editor de Fleetway de Londres, Warren ha suspendido sus otros compromisos para tener más tiempo para Toutain. También Carmine Infantino, de Marvel, ha mostrado interés. Y a Dell Publishing le ha gustado mucho la calidad ilustrativa de Sanjulián y Enric.
Pronto llega el primer guión de Warren. Toutain le pide a José María Arman, el editor y gran rotulista (no sabía yo que rotulaba, pero sí lo sabía Toutain), que tras los primeros bocetos
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En alguna celebración organizada en torno a la historieta en los ochenta, José María Miralles trata de arrebatar a su hermano un trofeo que seguramente ha recogido en nombre de algún artista que no ha podido acudir. Detrás, Fernando Fernández.
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sobre la página de dibujo de Luis Martínez Roca (el dibujante escogido), Arman rotule y después Roca completará el lápiz y la tinta… Por fin, igual que los grandes maestros americanos, vamos a trabajar en las condiciones ideales para hacerlo. Las viñetas para Inglaterra se dibujaban sin bocadillos. En teoría, se dejaba un espacio para ello, pero eso era sólo la teoría.
Vino Arman con los rótulos. Me entusiasmé y fui corriendo al despacho de Toutain para enseñárselo. Se produjo uno de esos momentos maravillosos con Toutain cuando ambos percibíamos y participábamos de las mismas emociones producidas por nuestro trabajo que era también nuestra realización. Los rótulos eran excelentes, y el trabajo final de Martínez Roca, muy cuidado, muy bueno. Siguieron otros artistas, muchos: creo que no hace falta nombrarlos, ya que son conocidos por los aficionados.
Se hizo una historia para Marvel. Badía Romero la ilustró, si no estoy equivocado. Marvel no estaba maduro, y la cosa no siguió.
Pero en la ilustración de cubiertas Sanjulián, sobre todo, y Enric, triunfaron. También Enrique Montserrat y otros después. Sanjulián, especialmente, se convirtió en una figura dentro del mundo de la ilustración americana. Enric también triunfó. Realizó un número increíble de portadas diversas para las editoriales americanas. Los dos fueron los que tuvieron más éxito.
Así que la cosa marchaba. La cantidad de trabajo para Estados Unidos era mayor de día en día. Los precios eran extraordinarios. El dólar nos era muy favorable.
No existía el fax, no existía, naturalmente, Internet, ni el correo electrónico. Ni siquiera existían las compañías de courier. Así que teníamos que utilizar el correo y el teléfono. Afortunadamente, el correo funcionaba bien. Hasta que conseguimos un teletipo, y por lo menos la comunicación escrita fue mucho mas rápida.
En Nueva York, a Pamela Copp le sucedió Sharon Avery. Y a Sharon Avery le sucedió Bernd Metz. Bernd Metz tenía un ayudante que se llamaba Herb Spiers.
Estos años hasta mediados de los setenta fueron los más brillantes de la historia de SI.
Llegaron los couriers. Llegó el fax. Esto nos hizo todavía más competitivos en Estados Unidos.
Hasta ahora todo había ido hacia arriba. A mediados de los setenta la cosa empezó a ir hacia abajo.
Una vez cumplido el reto de Estados Unidos, ya no quedaban mercados nuevos para conseguir. En SI se producían multitud de historietas, y aparte de la ilustración de los guiones que venían de América, algunos dibujantes empezaban a ilustrar sus propios guiones. En esos casos sólo se cedían los derechos para una edición en Estados Unidos.
Toutain creó una revista, Yesterday, Today, Tomorrow, con Luis Vigil y un servidor como testigo y ejecutor, que fue el embrión de la revista de Warren 1984.
Arman publicó Vampus, Rufus y Vampirella, con historietas de Warren.
Se producía asimismo una progresión en la creatividad de los dibujantes. Los trabajos realizados de una manera hasta entonces desconocida. Trabajos reconocidos y premiados por los americanos.
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En la Feria de Bolonia a finales de los ochenta: Amador García, Andrés Piñole y Marcel Miralles.
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Tal vez se produjo un cansancio de Toutain de dedicarse a lo mismo a lo largo de tantos años. Tal vez era la falta de nuevos retos en la agencia. Tal vez se empezaba a ver que los tiempos cambiaban. Así que decidió convertirse en editor. Dividió la empresa en dos. La agencia y la editorial. La agencia la dirigía Jorge Sánchez, y yo seguía llevando la producción. Rafael Martínez pasaba a la editorial. Y la editorial tardó demasiado en arrancar, Rafael se ponía nervioso. Él era un hombre de acción. Rafael tuvo una gran idea. Nosotros vendíamos materiales a la revista milanesa Alter Linus, que publicaba cómic de autor de calidad. Rafael pensó que sería una buena idea publicar una revista similar en España y me propuso hacer un viaje a Italia para conseguir materiales para publicar. La idea no acabó de convencer a Toutain y nos disuadió de hacerlo. Al cabo de pocos meses, el editor Roberto Rocca sacaba la revista Totem con exactamente el mismo material que nosotros pensábamos conseguir. Dicha revista tuvo un éxito inmediato. Eso tuvo efectos muy perniciosos. Rafael Martínez, un tanto desencantado, acabó marchándose y formó su propia agencia y más tarde editorial.
Lluís Ribas también se marchó para dedicarse a la pintura, en la que ha triunfado, como he dicho más arriba. Pocos años después, percibiendo el declive de la agencia también nos dejó Jorge Sánchez, y un tiempo después Joaquim Pujol, el administrador, que había encontrado un nuevo trabajo como delegado de La Caixa.
Me quedé yo solo.
Entretanto, Toutain sacó la revista 1984, que tuvo mucho éxito. Su momento como editor llegó con 1984.
La agencia entretanto menguaba. Warren había cerrado la editorial. Seguíamos haciendo muchas portadas para Estados Unidos. Toutain también formó una editorial en Estados Unidos,
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Fotografía de Miralles junto con James Warren y su esposa, en los noventa, en una visita a Sanjulián.
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Catalan Communications. De nuevo ahí se dividió la agencia americana: Bernd Metz pasó a la editorial, y Herb Spiers se hizo cargo de la agencia. El estatus de la misma cambió y pasó de ser una sucursal a una compañía independiente de la que eran socios Toutain y Herb.
Pero el resto de trabajos iba menguando. La época de la gran agencia había terminado.
La editorial iba hacia arriba, pero ésa es otra historia que habría que contar.
La agencia tuvo un rebrote importante con el dibujo de licencias. Esta fue una idea que se me ocurrió cuando un dibujante me presentó muestras de Disney que hacía para una empresa de Sant Quirze. Empecé a reunir muestras de trabajos basados en personajes de licencia (Disney, etc.) y conseguí que Don Bruckstein, de la oficina de Nueva York, tomara un interés muy especial en ello. En Barcelona se han ilustrado multitud de libros basados en todo tipo de personajes de licencias, para las mayores editoriales de Estados Unidos, desde Disney a Barbie, pasando por Warner, etc. Ahí colaboraron dibujantes como Cardona (un gran triunfador en ese campo, merece una mención especial), Isidre Monés (otro que merece otra mención especial por su creatividad), Francesc Mateu (murió el año pasado, estuvo trabajando en América para Disney), González Vicente, Segundo García, Serrat y un largo etcétera. Que me perdonen los que no menciono.
Ya en los noventa, al desaparecer la editorial, nos trasladamos a otros locales distintos al clásico edificio de la Diagonal, seguimos ilustrando licencias principalmente para Estados Unidos y Europa. Fue otra época interesante para mí desde el punto de vista de la intensidad y dedicación al trabajo. Pero se puede decir que la agencia Selecciones Ilustradas había terminado años antes, a finales de los ochenta.
Lo que vino después era algo muy distinto del espíritu que nos había movido con Toutain a la cabeza durante tantos años.
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Una fotografía reciente de Marcel Miralles junto con Josep Maria Cardona en París.
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En 1997 Toutain falleció. Él era el alma de SI.
Comprendo que a pesar de la extensión, este texto se queda muy corto. Me he dejado tantas y tantas cosas en el tintero... Tendría que ser a través de trabajos monográficos que se pudieran ampliar muchos aspectos y temas concretos. Hay muchas y muchas vivencias, pequeños triunfos y fracasos. Tantas alegrías y decepciones. No he citado muchos nombres concretos. Me faltan datos de muchas cosas, y tengo que acudir a mi memoria. Tendría que preguntar a mucha gente. Me dejaría y me dejo injustamente a tantas personas por nombrar… Espero que por lo menos sirva como idea general de algo, un pequeño gran fenómeno que se produjo aquí y entonces. Fue mucho más que un trabajo o un negocio. Influyó y cambio la vida de personas. Fue importante.
Al menos para nosotros.