RAMBLA ARRIBA, RAMBLA ABAJO
Tras el primer álbum de Los profesionales serializado en Rambla, Carlos Giménez cogió a sus personajes y los pasó a Comix Internacional donde publicó los dos siguientes. Eran historias cortas, cómicas la mayoría de ellas, que mostraban el estilo de vida de los dibujantes españoles de historietas que trabajaban mediante agencias para el extranjero a principios de los sesenta.
Y de repente, Giménez sorprendió a los lectores con una única historia larga mucho más ambiciosa que optaba por mostrar no el estilo de vida de una profesión, sino el palpitar de una sociedad concreta. Si Barrio es el Madrid de los cincuenta, Rambla arriba, Rambla abajo es la Barcelona de los sesenta. Para ello, Carlos Giménez muestra a Pablo y Adolfo, de la serie Los profesionales, paseando una noche por las Ramblas barcelonesas, discutiendo sobre temas de trabajo. Pronto, se encuentran con una fotógrafa americana y Pablo tiene un escarceo sexual que acaba como el rosario de la aurora antes de irse con otra chica a un encuentro político. Y ya está. Una simple anécdota que sirve de excusa para ir mostrando escenas de personajes anónimos, algunas más extensas que otras, unas abiertamente humorísticas, otras ciertamente dramáticas y que reflejan el alma de esa ciudad: trabajadores, borrachos, parejas que discuten, parejas que sólo tienen ojos el uno para el otro, prostitutas, niños que incordian, viejos que mendigan, vendedores ambulantes... Inicialmente, iba a ser una historia de ocho páginas más de Los profesionales pero la cosa se le escapó un poco de las manos a Giménez y le quedó en unas veinte. Para poder llegar a la longitud normal de un álbum fue cuando decidió ir añadiendo esas escenas costumbristas de tonos tan diferentes. Al final, fueron tantas las escenas añadidas que acabaron dando setenta páginas de álbum, casi el doble de lo habitual en un álbum. Lo sorprendente, y admirable, es que con un proceso de creación tan improvisado acabase surgiendo una de las mejores obras de Carlos Giménez.
El talento narrativo de Giménez desborda en este extenso álbum de 70 páginas. En otras manos, el ir saltando de personaje a personaje podría despistar al lector, interesado en saber qué pasa con Pablo, pero no es el caso. Cada pequeña historia (una paloma herida que está a punto de morir, una kiosquera que vende poesía prohibida, la anciana que se muere de pena y quiere volver a su pueblo) conmueve al lector o lo divierte, si es lo que busca el autor. Para este tipo de anécdotas más ligeras, Giménez no duda en usar un estilo de dibujo mucho más caricaturesco (lo que hace más irónico el comentario de Filstrup a Pablo sobre que debería saber que lo suyo no es el humor). Es importante recalcar cómo se plantea algunas escenas, desde el encuentro sexual a oscuras, donde durante un par de páginas sólo podemos ver las onomatopeyas y los diálogos, quedando buena parte a la imaginación del lector, a la triste escena del anciano que se ve obligado a pedir, donde juega de un modo soberbio con la colocación de textos, uso limitado de primeros planos (una mano, una cara) y cierto movimiento de cámara para evitar situaciones estáticas.
Secuencia de imágenes de uno de los episodios de esta obra, con un alejamiento desde el concepto 'Franco' sobre el cartel de celebración de la Paz y luego otro travelling partiendo del acrónimo RED (en inglés, "rojo") que nos lleva a una paz ocultada por las octavillas de los contrarios a la dictadura. Las imágenes han sito tomadas del sitio Ui ar the Japis