RECORDANDO A UN AMIGO
FEDERICO MORENO SANTABÁRBARA

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RECORDANDO A UN AMIGO
 
            El nombre de los autores de cómic suele estar vinculado al de su serie más conocida, lo que, en la mayoría de los casos, es lo mismo que decir: al más popular de sus personajes. Para estos creadores, resulta difícil ser conocidos y, más aún, ingresar en la historia de este medio, si no lo hacen de la mano de una de sus criaturas. Manfred Sommer logró ambas cosas, gracias a Frank Cappa.
            A finales de la década de los 70, Manfred llevaba varios años dedicado a la pintura. Vivía bien, pero le iba invadiendo un cierto desasosiego. Necesitaba poder expresar sus ideas y liberar el ánimo. En un artículo publicado en abril de 1981, escribía: “No soy solamente “dibujante” de cómics, sino que también los escribo, luego los PIENSO ... luego existo”. La idea, planteada con interrogación, era, es también, el fundamento de la historieta La Mazmorra, dibujada al año siguiente y que figura en este volumen.
            Pensaba, luego existía, y además... sufría al contemplar los conflictos que estallaban en todos los continentes. Entonces, creó el reportero gráfico Frank Cappa, que acude a los diferentes focos de tensión en los que está presente: la guerra, la corrupción, la miseria... En cada escenario real, es testigo de cómo se ven afectados quienes son arrastrados por los acontecimientos. El guionista-dibujante no cae en maniqueísmos, ni ofrece soluciones, deja que los hechos hablen por sí mismos y lo hagan alto, que griten. De ahí la dureza que presentan algunas de las secuencias, pese a la elegancia con que están narradas.
            El autor se transformaba en analista internacional para penetrar en los entresijos del siguiente destino, al que tenía previsto enviar a su corresponsal. La complejidad llegó a desbordarle cuando quiso documentarse y desarrollar una aventura en Afganistán, que hubiera debido presentar múltiples facetas. “Me asusté al ver que podría llegar a superar las cien páginas”. Lo dejó cuando había realizado diez, y en 1983 pronosticó “además hay que tener en cuenta que lo de Afganistán aún puede tener mucha cola”. Su visión fue tan acertada que hoy podríamos seguir diciendo lo mismo.
            Después de recorrer diferentes países, Cappa nos lleva a conocer sus orígenes en una historia mucho más personal que el resto. En Welcome vuelve a su pueblo, del que se despide para no volver.
Con el nombre del personaje, Manfred quiso homenajear al reportero Robert Kappa, que se hizo famoso por sus fotografías de la guerra civil española y al oscarizado director de cine Frank Capra, al que se deben películas tan famosas como Mr. Smith goes to Washington – 1939 (Caballero sin espada) o Its wonderful Life – 1946 (¡Qué bello es vivir!).
            Manfred tuvo el mejor maestro de cómic que podía tener. Cuando había cumplido nueve años se ganó la amistad de la familia Blasco y era normal verle sentado dibujando en la esquina del gran tablero donde trabajaban Jesús y sus hermanos. La admiración que sentía por el gran dibujante, así como el agradecimiento por el trato que le dispensó, se mantuvieron durante toda la vida.
            Su trabajo profesional comenzó a los 14 años con ilustraciones para la colección Marujita, de Editorial Molino. Vino luego la colaboración con Joaquín de Haro (autor de historietas y editor) que tendría repercusiones en su vida laboral y personal. A través suyo, conoció al entonces dibujante y luego también editor: Alberto Geniés, que se convertiría en su cuñado y a otro dibujante, Antonio Parras, con el que marchó a París en busca de mejores oportunidades.
            El temperamento inquieto de nuestro polifacético autor le lleva, con el discurrir del tiempo, a pasar por diferentes países y actividades, sin acabar de encontrar su ideal: publicidad, pintura, historietas de agencia, dibujos animados, ilustración... El protagonista de la La Pirámide, publicada a finales de 1980, decía: “Seguí mi camino. Siempre en busca de algo, siempre sin saber lo que busco”. Sólo cuando llega el cómic de autor, encuentra su espacio y en diciembre de 1981, afirma: “Ahora me siento cómodo, la primera vez en tantos años...”.
            La experiencia como editor de un álbum con las primeras aventuras de Frank Cappa le hace comprender que este tipo de actividad le aparta demasiado tiempo del tablero. A pesar de todo, decide probar suerte y se asocia con otros profesionales para lanzar las revistas Metropol y K.O. Comics. Para las páginas de Metropol crea Pólux, una serie de aventuras dislocadas, con un mono conversador e inteligentísimo como coprotagonista, y en K.O. publica Somoza y Gomorra, con Frank Cappa en la Nicaragua de la revolución sandinista. Sin embargo, Metropol se interrumpe en el número doce y K.O. en el cuatro.
            Participa en una experiencia pedagógica sobre los cómics y luego se aparta del medio, en lo que sería su retirada definitiva en España. En las bibliotecas quedaban sus ilustraciones, realizadas con alguna de las técnicas que dominaba –que eran muchas– y en las hemerotecas, sus magníficos relatos gráficos que, por sus guiones, dibujo, lenguaje y ritmo narrativo, merecen figurar en cualquier antología del denominado Noveno Arte.
            En el año 2001, acepta dibujar Tex, el fumetto del Oeste que disfruta de un prolongado éxito en Italia. El género le es afín, aunque él lo contempla con una óptica diferente, como puede verse en la historieta El lobo solitario con la que reapareció en 1980. Le hubiera gustado dar un nuevo aire al personaje, pero los guiones no son de su responsabilidad. “Pongo mi empeño, como profesional del dibujo, en dignificar el personaje”. Un empeño que debía compensar una espalda que se resentía y una mano que ya no era tan firme como en otros tiempos. Publicó en Italia tres volúmenes de Tex, el primero, especial anual. Las planchas, del que hubiera podido ser el cuarto, quedaron inconclusas en el amplio estudio que compartía con su hijo Alfredo, también dibujante y pintor.
            El contenido de este libro brinda a los jóvenes la oportunidad de conocer y, a los no tan jóvenes la de recordar, quién fue ese magnífico profesional y excelente persona, que se llamaba Manfred Sommer Resalt.
Creación de la ficha (2009): F. Moreno Santabárbara
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
FEDERICO MORENO SANTABÁRBARA (2009): "Recordando a un amigo", en COLECCCIÓN CÓMIC CORNER, 1 (III-2009). Asociación Cultural Tebeosfera, Murcia. Disponible en línea el 14/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/recordando_a_un_amigo.html