REÍR BAJO LA LUPA. ESTUDIOS TEÓRICOS SOBRE HUMOR GRÁFICO Y SÁTIRA EN ESPAÑA
JAUME CAPDEVILA

Title:
Laughing under the magnifying glass. Theoretical studies on graphic humor and satire in Spain
Resumen / Abstract:
El estudio de la historieta arranca con el estudio de la sátira gráfica, pues allí encontramos el germen del cómic moderno. En España, los primeros estudios sobre la caricatura se remontan a 1877, y desde entonces se viene analizando la raíz del humorismo, el grafismo que produce risa, las corrientes estilísticas del chiste y los mejores humoristas gráficos de nuestro país. Aquí se da fe de todos y cada uno de los acercamientos a la sátira gráfica, en estudios generalistas y localistas, en manuales didácticos y en tratados de retórica o sociología, revisando también las biografías de humoristas y las investigaciones académicas sobre el particular. / Studying the origins of graphic satire implies starting the study of comics. The first studies on caricature made in Spain date back to 1877, and since then we have analyzed: the roots of humor, the graphics that produce laughter, the stylistic currents of the joke and the best graphic humorists of our country. This paper reviews all the studies on graphic satire, the panoramic studies and the local ones, didactic manuals and rhetoric treatises, biographies of humorists and doctoral theses about their works.
Palabras clave / Keywords:
Estudios sobre humor gráfico y sátira, Prensa satírica, Sátira, Biografías de humoristas, humor gráfico en los setenta, Humor gráfico gallego, Humor gráfico, Humor en la segunda mitad del siglo XX/ Studies on graphic humor and satire, Satirical press, Satire, Biografías de humoristas, Cartoons in the seventies, Galician Satiric Cartoons, Graphic humour, Cartoons in the second half of the XXth Century

REÍR BAJO LUPA

ESTUDIOS TEÓRICOS SOBRE HUMOR GRÁFICO Y SÁTIRA EN ESPAÑA

 

La evolución del corpus de lo que vendría a constituir el Conocimiento humano (fíjese, lector, que me refiero al Conocimiento, así, en mayúsculas) ha sufrido un descomunal e imparable avance durante el último siglo, década más, década menos. Pararse a pensar entre la distancia que hay entre lo que sabía la humanidad en cualquiera de las múltiples y diversas disciplinas de cualquier ámbito hace cien años y lo que se sabe hoy, proporciona una ligera sensación de vértigo. Cierto es que hay campos en los que los principios establecidos hace varios siglos permanecen inmutables y firmes, sí, pero nunca se había pensado tanto y sobre tantas cosas como en los últimos tiempos. Hay algunos campos en los que las bases del conocimiento fueros establecidas hace muchísimo, y a lo largo de la historia se ha podido ir avanzando más o menos, y otros en los que por el motivo que sea se han hecho enormes adelantos en poquísimo tiempo.

También resulta que hay materias que despiertan mayor interés, otras que de algún modo nos resultan útiles ya sea a nivel individual o como sociedad y en las que se incita la investigación por la cuenta que nos trae. Algunas materias son fácilmente medibles o cuantificables, otras ni por asomo. Vamos, que de todo hay en la viña del investigador. A pesar de todo, si hay una materia peliaguda, arisca y volátil sobre la que sabios y no tan sabios se han dedicado a exprimir sus neuronas, ésta es el humor. Primero desde la filosofía, y luego ya desde la psicología, la sociología, la antropología, y la lingüística. Y aunque si tenemos que hacer caso de lo que dejó escrito Enrique Jardiel Poncela: «definir el humor es como pretender pinchar una mariposa con el palo de un telégrafo», parecería que no hay enfoque capaz de comprehender todo lo que el humor es. O sí, pero hay que meterle ganas. Veremos.

El humor gráfico, que de entrada parecería algo más fácil de abarcar, pues se trata de concentrar los esfuerzos en una parte de ese todo que es el humor, resulta que añade una serie de complicaciones al análisis derivadas de su faceta gráfica. Y a pesar de las complicaciones, que las hay, la verdad es que disponemos ya de profundos y brillantes estudios sobre el tema. Y eso que los estudios en serio sobre esta materia empezaron hace poco más de un siglo.

     
      Primer número de La Ilustración Artística del año 1895.

O sea, que quien a estas alturas no sabe qué es y cómo funciona el humor, es porque no quiere saberlo. Seguramente no está todo dicho, pero se han dicho ya cosas muy importantes. Y eso que los inicios de la cosa no fueron muy halagüeños. Hay que reconocer que en este campo de estudios venimos de una tradición que ha cojeado bastante, cuando no directamente andaba arrastrándose... Es decir, que tiene mérito ver dónde estamos sobre todo viendo de dónde venimos. Por otro lado, ya hemos anotado también que se trata de una tradición muy reciente. El término «humorismo gráfico» aparece ya esporádicamente en algunas publicaciones españolas de finales del siglo XIX (la fecha más antigua en la que he encontrado dicha expresión es en el número 647 de La Ilustración artística, del 25 de mayo de 1895, aunque eso no significa que no pueda haber aparecido impreso en algunas ocasiones anteriores), es a partir de la primera década del siglo XX cuando empieza a calar y popularizarse para denominar la manifestación artística que hasta entonces se conocía como «caricatura». Y la caricatura no empezó a verse como objeto digno de estudio hasta bien entrado el siglo XIX. En términos históricos, esto fue ayer mismo. Pero además, los primeros investigadores que se interesaron por la caricatura, en realidad no se dieron cuenta que había nacido un nuevo género, que cristalizaría con el nombre de humor gráfico, cuyas características y particularidades eran sutilmente distintas. Y que los arqueólogos del cómic deben interesarse por la caricatura porque, de alguna manera, las historietas seriadas comparten ancestros con el humor gráfico. Por si fuera poco, caricatura, humor gráfico, cartoon, viñeta, chiste gráfico, dibujo satírico... el galimatías terminológico en el que todos sabemos de lo que hablamos, pero nunca nos acabamos de poner de acuerdo en las denominaciones exactas, tampoco es que haya ayudado mucho. En química, por ejemplo, el hierro o el magnesio lo son aquí y en China, hoy y hace un siglo. En cambio, si leemos la palabra “caricatura”, puede significar algo distinto en un texto escrito hoy o hace un siglo. O sea, que una complicación más. Pero bueno, vayamos paso a paso a intentar ver cómo fue la cosa. Este texto intenta de algún modo dejar constancia de los distintos esfuerzos que se han hecho desde nuestro país para describir, acotar, analizar, explicar y detallar esa pequeña maravilla que es el dibujo de humor, la viñeta satírica, la caricatura política... ya nos entendemos: la obra que se crea al producirse la unión de algún tipo de grafismo y de humorismo, ya sea con intención satírica, crítica o meramente lúdica, y se da a conocer mediante medios de comunicación de masas.

 

Eclosión de la imagen satírica

1830 es una fecha trascendental para la historia del humor gráfico. El editor y periodista Charles Philipon lanza a la calle su revista La Caricature, y posteriormente Le Charivari. Lo que hace Philipon –que habría sucedido más tarde o temprano–es abrir las puertas de la prensa a la caricatura. En realidad, eso ya había ocurrido con anterioridad (por ejemplo, Camille Desmoulins, incluye caricaturas en su periódico Les Revolutions de France et de Brabante, 1789-1791), aunque no obtuvo eco entre el público hasta que Philipon lo hizo –también contribuyó la situación política concreta del país– la cosa tiene un verdadero eco entre su público, y a consecuencia de ello, un fulgurante despegue. Los formatos y ritmos del incipiente periodismo se habían ido consolidando a lo largo de las primeras décadas del siglo XIX, pero la caricatura y el grabado satírico provenían ya de una larga tradición anterior, aunque circulaban con un formato, un público y unos canales de distribución distintos a los de la prensa. Al incorporar la imagen satírica a la prensa, usando el dibujo caricaturesco para realizar crítica de la actualidad política y social, Philipon establece un nuevo formato, un nuevo canal de distribución, y amplía –si no transforma– el público de las obras satíricas. Mientras los grandes caricaturistas británicos de finales del XVIII –Hogarth, Cruikshank, Rowlandson, Gillray– eran artistas que producían sus grabados satíricos sueltos o en series a su ritmo y se distribuían en establecimientos especializados, los caricaturistas franceses del XIX –Daumier, Grandville, Gavarni, Monnier, Traviès, Gill– son ya periodistas, periodistas gráficos, cuya obra se publica cada semana o cada quince días en revistas de grandes tiradas que se venden por doquier. Nace así el humor gráfico moderno, y se ponen las bases para que en breve lo haga también el cómic.

Una de las ediciones del libro de Wright History of Caricature and Grotesque in Literature and Art.

El inmenso e inmediato éxito popular de estas publicaciones en las que el público se chotea de los principales políticos del momento retratados en aquellas imágenes satíricas no provoco únicamente la aparición de múltiples imitadoras que intentan repetir su repercusión (dejemos anotado que tras la aparición de  La Caricature (1830) y Le Charivari (1832) en París, vienen Punch –significativamente subtitulado “or the London Charivari”– (1841) en Londres, Fliegende Blätter (1845) en Berlín, Il Fischietto (1848) en Turín, o Vanity Fair (1859) en Nueva York, por mencionar cabeceras de éxito que se publicarían a  lo largo de muchas décadas), también despertó un interés sobre la esencia y constitución de la propia imagen humorística. De ese modo, a partir de mediados de siglo aparecen obras fundamentales del estudio de los recovecos teóricos e históricos de dicha materia. En 1865 Thomas Wright publica History of Caricature and Grotesque in Literature and Art, en Londres[1], y el mismo año, Jules François Félix Husson, más conocido como Champfleury, inicia la publicación de su monumental Histoire de la caricature, que verá la luz en varios volúmenes.[2]  Cierto es que ni Wright ni Champfleury son los primeros en interesarse por la imagen satírica. Varias décadas antes ya se han publicado obras como Rules for Drawing Caricatures (1789), de Francis Grose[3], Histoire des Caricatures de la révoltes del Français (1792) de Jacques Marie Boyer-Brun[4], An Historical Sketch of the Art of Caricaturing (1813) de James Peller Malcolm[5], o Museé de la Caricature (1838) de Ernest Jaime[6]. Pero sin duda, las obras monumentales de Wright y Champfleury se constituyen como hitos que delimitan el terreno, acotan las normas y la metodología, cimientan y la orientación de la mayoría de obras posteriores sobre el tema que proliferarán en los años siguientes. 

El libro de Champfleury.

Nuestros pioneros

Solo dos años después de la aparición de las obras de Wright y Champfleury– ve la luz en Barcelona el volumen Apuntes para una historia de la sátira en algunos pueblos de la antigüedad y de la edad media (1868), firmado por Joaquín Rubió y Ors, doctor en filosofía y letras y catedrático de historia de la Universidad de Barcelona, y estampado por la imprenta de Magriñá y Subirana. Aunque la obra no se circunscribe únicamente a la sátira gráfica, sí que podemos leer cómo la imagen, el grafismo y la caricatura tienen un importante peso a lo largo de los diversos capítulos –ordenados como “discursos”- de este tratado, aunque apoyándose fundamentalmente en las ideas e imágenes que proporcionan Champfleury y muy especialmente Wright, interesado en la tradición literaria de lo cómico y lo grotesco y su traducción visual mediante la caricatura. En realidad, en todos estos libros, el término caricatura se puede aplicar, y se aplica, tanto a la distorsión humorística gráfica como a la literaria.

Apuntes para una historia de la sátira. 

Una década más tarde se publica una obra que obtiene mucha más repercusión, y que suele considerarse la pionera en el género editada en España. Se ofreció por entregas entre marzo de 1877 y diciembre de 1878 en la Revista de España, firmada por el escritor, pintor, periodista y crítico de arte madrileño Jacinto Octavio Picón. El texto, que debe mucho tanto a Wright y a Champfleury como a Rubió y Ors, de los que en alguna ocasión recoge no solo ideas y planteamientos sino párrafos casi enteros, se recuperó en un volumen en 1878 (aunque en la portada consta la fecha de 1877 y se supone que se debe a una errata tipográfica)[7] bajo el título Apuntes para la historia de la caricatura (Madrid, Tipografía de J. Conde y Compañía). El texto, al igual que sus predecesores, plantea una historia de la imagen satírica vinculada a la tradición literaria, rebuscando en las diversas etapas de la historia del arte la presencia de rasgos cómicos y caricaturescos[8]. Vale la pena hacer notar que el éxito de los planteamientos de Wright y Champfleury tiene un doble filo. Por un lado, es cierto, despiertan el interés por la imagen satírica y por el estudio de la caricatura, sí, y Picón da un paso adelante, al vincular acertadamente éste arte al concepto de la libertad de expresión. Pero por otro, se limitan a ser estudios historicistas, repletos de generalizaciones, mezclando los conceptos de grotesco y cómico, situando la formulación estética de la caricatura como mera oposición al concepto de bello en el arte. El resumen de lo que plantea esta obra, con todo lo bueno y todo lo malo, se encuentra ya en su primera frase: «La caricatura es la sátira dibujada, la sustitución de la frase por la línea, es la pintura de lo defectuoso y lo deforme, que señala y castiga con el ridículo los crímenes, las injusticias y hasta las flaquezas de los hombres.». La obra de Picón es, probablemente, la más citada en los estudios posteriores sobre humor gráfico, sátira, caricatura e incluso cómic; no porque aporte algo de mucho interés, sino porque es la primera (en realidad es la primera que coloca el término “caricatura” en su título) y casi parece que sea la única obra sobre el tema en nuestro país. Con sus aciertos y errores, Picón logra colocarse en una posición de privilegio en todas las bibliografías sobre la materia, al lado de Wright y Champfleury, marcando tendencia sobre cómo se enfoca el estudio de la caricatura y la sátira dibujada. Casi medio siglo más tarde, en un artículo en Revista Política y Parlamentaria (01/04/ 1918) el mismo autor reconoce, refiriéndose a ésta obra: «Cuarenta años hace que, al empezar mi carrera literaria, escribí este incompleto ensayo, boceto de una obra comenzada con la osadía propia de la juventud y malograda por la falta de experiencia». Anotemos también que llevará casi un siglo superar dicho enfoque y metodología.

El artículo de Jacinto Octavio Picón citado.

 

Más allá de los Apuntes

Sea como sea, la sátira política y la caricatura en la prensa se revelan como una útil herramienta contestataria, y mucho más en un país con una tradición democrática tan endeble como el nuestro. Por lo que será enorme la proliferación de prensa satírica... y la consiguiente prohibición de cabeceras y persecución de periodistas y dibujantes. Pero también se consolida el interés por la naturaleza, alcance y efecto de la caricatura, así como por sus autores. De modo que a lo largo de la últimas décadas del siglo XIX, se produce una enorme popularización del género, así como un gran interés, de modo que encontramos pequeñas piezas que ayudan a cimentar los estudios sobre la materia. No tenemos en España aún ninguna gran obra, ni personajes como Bayard, Fuchs, Grand-Carteret, que en Europa recopilan con pasión y editan con profusión volúmenes enjundiosos  sobre varios aspectos del dibujo satírico. Pero, hay que reconocerlo, en nuestro país también van apareciendo obras en las que se desarrollan pequeñas o grandes aportaciones al tema, como el álbum dedicado a Tomás Padró, con un interesante panegírico de Joaquim Fontanals y del Castillo (Recuerdo al artista Tomàs Padró, tribútanle otros de los admiradores de su ingenio, Barcelona, Imp. Verdaguer, 1877), los álbumes que recopilan las caricaturas de Ortego (editados por Gaspar, en 1881 y 1882), que también cuentan con una pequeña introducción firmada por N. Amorós, o el prólogo que firma José Luís Pellicer al álbum Hojarasca, de dibujos de Raimon Escaler (1892), así como el volumen Notas alegres (1898), de Ángel Pons. En todas ellas encontramos algún juicio de interés sobre la materia que nos ocupa.

Si bien no hay aún grandes especialistas sobre el tema, sí que encontramos muy a menudo en la prensa de la época esporádicos textos que reflexionan poco o mucho sobre el tema, algunos divagando de forma inconcreta, y otros aportando interesantes datos concretos, como el extenso obituario del propio Ortego, firmado por Ricardo Becerro, publicado en La America (8-XI-1881; p.8), o el artículo que informa del deceso del caricaturista Mecachis en El Globo (30-VII-1898). No todo es hablar de los dibujantes cuando mueren, hay alguna pequeña perla, como el texto titulado "La libertad del lápiz en Francia y Prusia", publicado en el periódico progresista La Nación (7-III-1868), que a pesar del título conceptualiza también, por contraste, sobre la caricatura española; se publicó también una interesante defensa de la sátira gráfica titulada "La caricatura política", aparecida en la primera página de la revista El Globo (20-XI-1878); "De lo cómico en el arte", texto de Pompeyo Gener publicado en El Liberal (30-IV-1888) y, un interesante artículo publicado en el diario republicano Un Nuevo País (8-XII-1898), en el que, bajo el título "Caricaturistas españoles", encontramos un somero retrato del panorama en la prensa española al llegar al fin del siglo. Pero sin duda, el más interesante es un desconocido y breve texto de Frutos Martínez Lumbreras, publicado en el periódico La Discusión, titulado "La caricatura en Portugal" (3-II-1880), que aunque trate de analizar lo que se dibuja en el país vecino, no deja de trazar una pequeña panorámica sobre la cuestión, y –a pesar de que sobre la caricatura española llega a la misma conclusión que Picón: «Arte é ingenio, sobran; libertad es lo que falta» –es el primer texto que se desvía de los enfoques habituales hasta el momento. Habiendo leído con atención a sus predecesores, el autor escribe «Se nos dirá que es la sátira de la línea, el epigrama dibujado, el dicho agudo, picante y mordaz representado en el perfil y a perspectiva, la pintura de lo extravagante y ridículo; pero no todos se atreverán a decir que es una manifestación del bello arte, por ser distinto, en fin, aunque sus medios sean los mismos. La critica no se ha fijado todavía con todo detenimiento en la caricatura» (op. cit.)

La carictura en el periodismo español.

Tras la obra de Picón, pero a mucha distancia, quizás el más citado texto de este período es la conferencia La caricatura en el periodismo español (leída en la Sociedad Barcelonesa de Amigos de la Instrucción en 1892, e impresa al año siguiente por la Imprenta del Diario Mercantil) por Francisco Tomás y Estruch. El autor –que, como es costumbre, se pierde en disquisiciones históricas en buena parte del texto– tiene una opinión muy clara de la caricatura actual y su relación con la moral: «La ordinariez chocarrera, desaforada y procaz, caracteriza á nuestra caricatura política, y la grafía afrodisíaca es el númen de los que se dedican á reproducir las costumbres», deja escrito. El mismo autor surtirá con imágenes de su colección un artículo sobre la caricatura en España en la revista Alrededor del Mundo en junio de 1899 y con textos de Eugenio Álvarez Dumont: "Dibujos de la 'Historia de la sátira española, dibujada, pintada, esculpida y representada' original de D. Francisco Tomás y Estruch". Aunque se anuncia en su conferencia[9], la obra definitiva de Estruch sobre la sátira dibujada, si es que la concluyó, quedó inédita. Las conferencias –como veremos– parece ser el género preferido por antonomasia para tratar este nuestro tema. No sabemos cuántas se habrán pronunciado de las que no queda mucho rastro, pero sí que conservamos algunas otras, como la del historiador y catedrático Andrés Ovejero Bustamante, secretario del Ateneo de Madrid, donde pronunció esta titulada “Del humorismo”, que recoge la Revista Contemporánea entre sus números 467 y 469, de mayo y junio de 1895.

Otro autor olvidado, aunque verdaderamente interesante, al preocuparse del humor, de su naturaleza, su función, los mecanismos mediante los que este se desarrolla, e incluso algunas destacadas cuestiones estéticas –entre ellas, interesantes reflexiones sobre lo feo en el arte y la idea de lo cómico–, es el filósofo Urbano González Serrano. Una de sus mas interesantes aportaciones se encuentra en el pequeño ensayo titulado “El naturalismo artístico”, publicado en dos partes en la Revista Hispanoamericana, en los números de marzo y abril de 1882. El mismo autor anticipa en otro texto un debate que en España se alargará hasta bien entrada la tercera década del siglo XX; se trata de “El Humorismo”, que aparece en Revista de España, número 436, de 1886, en el que desmenuza la condición de humorista, llegando a la interesante -y moderna- conclusión de que «el humorismo es la vanguardia que explora el camino del progreso para el arte».

Otra aportación fundamental, y no solo para el estudio de nuestro ámbito, será el incipiente inventario que nos propone Eugenio Hartzenbusch en Apuntes para un catálogo de periódicos madrileños desde el año 1661 al 1870 (1894). Teniendo en cuenta que a partir de mediados del XIX la prensa es el ecosistema natural en el que se va a desenvolver la caricatura, nos resulta de gran valor cualquier propuesta como esta, que indexe, ordene y catalogue publicaciones. En este sentido, tenemos textos colaterales que acaban por incidir de algún modo en nuestro campo de estudio, como El arte y los artistas contemporáneos en la península, de Francisco María Tubino (1871); Apuntes para una historia de la legislación española sobre la imprenta desde el año de 1480 al presente, de José Eugenio de Eguizábal (Madrid, 1879); Diccionario biográfico y bibliográfico de escritores y artistas catalanes, de A. Elías de Molins (1889); La historia del periodismo político, del Marqués de Fuensanta del Valle (1892); Historia y bibliografía de la prensa sevillana, de Manuel Chaves (1896); Diccionario biográfico de artistas valencianos, compilado por el Barón de Alcahalí (1897), y El periodismo en Pontevedra, de José López Otero (Pontevedra, 1899). Todas estas obras nos pueden ayudar a enfocar nuestros estudios sobre autores, cabeceras o legislación relativa a la prensa del siglo XIX.

Un documento poco consultado pero con antecedentes sobre el análisis morfológico de la caricatura.

 Para cerrar el capítulo, cabe recordar que, hasta ese momento, la palabra caricatura no es exclusiva de lo gráfico, por lo que hay un género que es la “caricatura literaria”, y en ese sentido se publican obras humorísticas que no contienen ninguna imagen dibujada por mucho que lo anuncie su título, como Caricaturas y retratos, de Carlos Frontaura (1868)[10], citada a veces en tratados sobre la caricatura gráfica (supongo que para hacer bulto, aunque no es sino un librito que recoge escenas humorísticas y satíricas, por lo que a nadie de entre los que estudian la sátira gráfica que la haya consultado se le ocurriría incluirla en una bibliografía). Por el contrario, por ejemplo, el Estereoscopio social (1872) de José Alcalá Galiano[11], aún sin publicar ningún dibujo, contiene en su prefacio alguna reflexión interesante sobre la morfología del humor.

 

Cambio de siglo y de enfoque

El paso del siglo XIX al XX conlleva muchas transformaciones y, entre ellas, un importante cambio de paradigma en el mundo de la caricatura, a raíz de la profunda revolución estética que vive la imagen satírica en ese momento. Por supuesto, y como pasa con todos los cambios, hay quien se da cuenta de ellos y hay quien no se entera. Pues entre los que se dedicaron a escribir sobre la caricatura y la imagen satírica, lo mismo. Aparecerán, claro, cada vez más obras que intuyen cómo se desarrolla la evolución del arte gráfico y se desatan de los anclajes a los que la mayoría de estudios publicados durante el siglo XIX habían sometido los objetivos y metodología de los estudios teóricos sobre la imagen satírica. Pero seguirán publicándose obras que perpetúan las generalidades y limitaciones de los textos decimonónicos. Del mismo modo, en ese período se desarrolla definitivamente la historieta, que se convertirá en un medio distinto, aunque de momento, puesto que la mayoría de historietas son humorísticas, nadie se fija que se va desplegando un lenguaje narrativo propio, y se la considera de momento bajo el paraguas del humor y la caricatura.

En España, si atendemos únicamente a las obras publicadas en libros u opúsculos, parecería que  entre la conferencia de Tomás y Estruch en 1893 y las siguientes, que no ven la luz hasta 1907 y 1915, hay un lapso de tiempo vacío, lo que podría indicar algún tipo de desinterés por el tema, cuando en realidad sucede lo contrario. En ese momento, la imagen satírica se ha demostrado como eficacísima herramienta comunicativa, y se vive una efervescencia de publicaciones y autores, a las que se suma la reivindicación, que puede hacerse ya desde una cierta distancia, de la generación pionera de artistas de la caricatura española (Ortego, Padró, Perea, Mecachis... ) así como de los valores del momento. Empiezan a cuestionarse los enfoques de los tratados primeros, y se hace claro y patente el gran interés del público por la caricatura, que se traduce no solo en nuevas cabeceras y autores, sino en la profusión de artículos de prensa, conferencias, exposiciones y la creación y consolidación de los llamados “Salones de humoristas”, punto de encuentro y reivindicación de los amantes del género.

Sabemos de conferencias de las que no se conserva el texto, como la de Luis de Tapia, titulada "La caricatura, arte serio", pronunciada en la exposición de Bellas Artes, según leemos en El País (22-X-1910); "La caricatura moderna" de Bernardo G. Barros en 1911 (según Cuba Contemporánea, VI-1922); la de Antonio Zaragoza Ruiz , director de Valencia Gráfica, "La caricatura personal y política", publicada con motivo del Primer Salón de Humoristas de Valencia, según leemos en varios medios valencianos (11-VII-1923), o "La técnica de la caricatura", de Luis Bagaría (Las Provincias, 23-V-1928). Pero sí tenemos el texto de otras conferencias como las de Castelao, Junceda o Bagaría, o las de José Francés que editadas posteriormente, constituirán lo más parecido al corpus teórico ibérico sobre el género.

Es en las páginas de distintos periódicos y revistas donde podemos ver el profundo debate y donde, por lo tanto, encontramos la mayor parte de las obras que tratan el tema en esas dos primeras décadas del siglo: textos no muy extensos, no siempre muy bien documentados, casi siempre vehementes, pero a veces interesantes por cuanto aportan datos sobre autores o publicaciones del momento, o más raramente, enfoques distintos que permitirán, pronto, avanzar en los estudios del género.

 

Algo se cuece

En este sentido, por ejemplo, encontramos una interesante serie que firma el caricaturista Sileno en el diario Heraldo de Madrid en marzo de 1902, "La caricatura política, apuntes para un libro", en el que aporta datos interesantes de primera mano sobre su obra y la de la época que vivió. La primera entrega aparece el 15 de marzo, la segunda el 30, y le siguen el 15 de abril y el 2 de mayo. Otra serie que resulta verdaderamente provechosa aparece en La Ilustración Artística, entre sus números 1.241 (9-X-1905) y 1.246 (13-XI-1905), a cargo de Manuel Carretero, más una nueva entrega en los números 1.254 (08-I-1906) y 1.256 (22-I-1906) firmada esta vez por Antoni García Llansó. Bajo el epígrafe "La caricatura en España", se desgranan juicios, datos y circunstancias relativas a un buen número de dibujantes españoles: Sancha, Lengo, Marín, Sileno, Montserín, Rojas, Tur, Karikato, Cilla, Tovar, Verdugo, Xaudaró, Mestres, Urgell, Opisso, Cornet, Llaverías, Bagaría, Brunet, Inglada, Pellicer Montseny, Junceda, Apa, son reseñados por ternas, reivindicando la buena salud del arte de la caricatura en España. Del mismo cariz, aunque mirando un poco más atrás, en la revista Vida Intelectual, del año 1908, encontramos una serie titulada "Los Maestros del Humorismo", por la que desfilan Grandville, Ortego, Daumier y Hogarth.

 

Libro de Ferrán Torras.

 

En el texto "Colores y líneas" de Ángel Guerra, publicado en el número 8 de Alma Española (27-XII-1903), se ponen a caldo a las revistas humorísticas del momento, comparadas con las de “antes”, por lo que vemos que las comparativas nostálgicas siempre estarán presentes en el análisis del género. Poco aportan "De la Caricatura", publicada en El Día (14-VI-1907), firmada por J.M. García Flores, y "La Caricatura", publicada en El País (31-X-1907), firmado por José Palomo Anaya, enésima mirada historicista al género, repitiendo tópicos y lugares comunes. Más interesante, en cambio, es el texto del mismo autor cuando revisa la obra de dos autores como Sancha y Lengo, en "La Caricatura artística" (El País, 19-IV-1905). Más extenso y con alguna reflexión interesante es "Nueva aplicación de la caricatura" en Hojas Selectas, de marzo de 1908, así como "La caricatura Napoleónica", firmado por Carlos Mendoza en la misma publicación, en su número de octubre. El mismo tema, en una doble página especial publicada a raíz del centenario de la guerra de independencia en El Liberal (13-IX-1908), con el texto "La Pluma y el buril", de Tello Tellez, y una recuperación de la obra de Jacinto Octavio Picón, retitulada "La Caricatura y la guerra de Independencia", y con abundantes ilustraciones, y de nuevo "Napoloeón y la caricatura", en Alrededor del Mundo (23-X-1912).

Es a través de la prensa también que podemos observar cómo proliferan año tras año, especialmente a partir de 1907, las exposiciones de caricaturas que se celebran a lo largo de la geografía española, y son reseñadas con interés. Algunos de estos textos no se limitan a informar sobre la exposición, sino que nos proporcionan interesantes datos sobre sus autores. En este sentido, destacamos "Sancha, Madina Vera y Xaudaró", publicado en El Liberal (22-II-1908); "La exposición del centro artístico y literario", firmado por Francisco de Paula Valladar el 28 de junio de 1908, en La Alhambra -revista quincenal de Artes y Letras-; "Exposición de caricaturas en el Salón Parés" en La Ilustración Artística (03-II-1908), firmado por A. García Llansó; "Joaquín Xaudaró" (La Mañana, 30-V-1911), firmado por Xavier Cabello, o "Exposición de humoristas de París", de Carlos Mendoza, en Hojas Selectas (V-1912).

 

El libro inaugural de F. G. Barros.

 

El anaquel del bibliófilo

Si nos centramos exclusivamente en las monografías, como ya se ha comentado el balance es escaso y no se corresponden al interés y efecto real que el dibujo satírico tiene en ese momento en la sociedad. Mientras en Europa, por ejemplo, a estas alturas ya se han publicado obras ambiciosas y contundentes como las de Bayard[12], Brisson[13], Grand-Carteret[14], Alexandre[15], Everitt[16], Spielmann[17], Paston[18], Fuchs[19], o Holländer[20] , en España tenemos como mucho el librito titulado La caricatura artística, de Josep Ferran Torras, un volumen que constituía el primer número de los fascículos de divulgación de la revista Estil, impreso por la imprenta Major de Molins de Rei. El opúsculo no contiene fecha de publicación y en algunas bibliografías consta la fecha de 1917, pero la revista Estil –"Revista de Literatura, Arts y Ciències"– se publicó entre 1906 y 1907, por lo que la fecha más probable de edición es 1907. A pesar de la fecha, la metodología y la mentalidad del autor podrían situarse varías décadas más atrás.

Sí que es de 1917, en cambio, la algo más ambiciosa obra en dos volúmenes del crítico de arte cubano Bernardo G. Barros La caricatura contemporánea. Publicada en Madrid por la Editorial America, ofrece una perfecta foto fija del estado en que se encuentra el dibujo de humor gráfico en el mundo en aquel momento. Tomando como punto de partida la metodología de Grand-Carteret o Fuchs, que miran la caricatura en una línea del tiempo, Barros le da un nuevo enfoque, descartando la voluntad de hacer un repaso histórico que se remonte a las civilizaciones de la edad antigua para concentrarse en un punto concreto de la línea del tiempo, en la contemporaneidad, que explora de forma extensa a cambio. Lo realmente interesante de esta obra es que deja de forzar la vista para mirar hacia atrás –lo que obligó a muchos de los que miraban tan atrás a completar con su imaginación los perfiles de paisajes que apenas divisaban– y se recrea a mirar detenidamente alrededor. Barros, además, ha leído a los contemporáneos que han escrito sobre humor, sátira y caricatura, y aunque su prosa es pesada y en ocasiones divaga y se va por las ramas, ofrece juicios sólidos y, por lo menos, razonados. Así que tenemos por fin, una de las grandes obras de referencia sobre el género.

Del mismo autor se pueden leer otros textos sobre caricatura publicados en la revista Cuba Contemporánea, en julio y agosto de 1914 y en septiembre de 1917, así como su galería de dibujantes en la revista cubana Social, que complementan su aporte a la bibliografía sobre el género. En 1928, el capítulo dedicado a Cuba de su obra La Caricatura Contemporánea se recupera en el tomo Las Bellas Artes en Cuba, dirigido por José Manuel Carbonell.

En este período se publican también algunas selecciones antológicas de autores o pequeños catálogos de exposiciones, que de alguna forma preservan imágenes y datos –no siempre de fiar– para los investigadores posteriores. Destaquemos el volumen Colección Mecachis, editada por el Noticiero - Guía de Madrid, en 1901, que contiene un prólogo de V. Castro Les, o Caricaturas, de Sileno (Calleja, 1918); los libros de historietas de Cornet y Junceda (Muntañola, 1917), o el interesante, aunque escaso, texto firmado por Marc Giró en el catálogo de la exposición de Jaume Passarell en Badalona (1912). También, varias obras motivadas por la guerra de 1914, como el opúsculo Alemania devota de España (1916); el Libro de horas amargas, de Sancha (1917); el catálogo de la exposición de Forain en el Faianç Catalá, con prólogo de Joan Sacs –Feliu Elias (exposición en 1917, catálogo de 1918), o la obra del mismo Apa –Feliu Elias otra vez– Kameraden (1917), con un pintoresco prólogo-estudio de Grand-Carteret sobre la caricatura española.

 

El impulsor libro de José Francés.

 

El fecundo “huerto del Francés”

España debe esperar a la aparición de la figura de José Francés para tener un personaje que dote de algo de consistencia a la bibliografía sobre el dibujo de humor y la caricatura. No hace falta entrar en detalles sobre la vida y obra de Francés, sobre la que existen ya detallados trabajos[21], pero sí decir que su activismo a favor de la caricatura se traduce en una larga lista de artículos en prensa; en la fundación, dinamización y consolidación de los Salones de Humoristas –que Benavente, en una entrevista en El Gato Negro denomina "El huerto del francés"–, y en unas nutridas aportaciones a la biblioteca del buen estudioso del garabato.

Francés no es un enciclopedista riguroso como Fuchs, ni un coleccionista obsesivo como Grand-Carteret. Francés es un autodidacta voluntarioso, un funcionario con aspiraciones literarias arrebatado por la pasión por el arte, y muy especialmente por la caricatura. Lo que le falta en rigor y metodología lo compensa con tenacidad y fervor. No se puede tener todo. Nos deja una extensa bibliografía sobre el tema repartida en libros, artículos, antologías y catálogos, tan valiosa como desigual. La principal virtud de la obra de Francés tiene más que ver con la cantidad que con la calidad. Pero lo que es indudable es que él solo rellena un boquete enorme en nuestra bibliografía, erigiéndose en la figura de referencia.

En cuanto a monografías total o parcialmente dedicadas al tema, tenemos: Humorismo (catálogo / revista con motivo de la Exposición Nacional de Humoristas), 1915; La caricatura española contemporánea (conferencia pronunciada en el Ateneo de Madrid el 3 de marzo de 1915); "El humorismo y la caricatura" (en El Año Artístico, 1916), 1917; El mundo ríe. La caricatura universal en 1920, de 1921, un volumen que repasa viñetas publicadas, mes a mes, en distintas publicaciones humorísticas del año anterior, puntualizando los chistes y dibujos; "Galicia y el humorismo de Castelao" (en El Año Artístico, 1920), 1921; El arte que sonríe y que castiga (Humoristas contemporáneos), 1924; La Caricatura, 1930, y Los dibujantes e ilustradores contemporáneos, 1945. El juicio que deja escrito Augusto de Moncada en Revista Blanca (1-XI-1924) al reseñar El arte que sonríe y que castiga, casi podría servir para resumir un análisis de toda su obra: «Es su obra un estudio somero y amable, sin trascendencia ni inquietudes. Ameno e interesante, frívolamente considerado, sí lo es».

 

Otro trabajo del prolífico Francés.

 

Francés escribe también prólogos para algunas obras que no son suyas, y encontramos sus textos en los distintos Catálogos de los Salones de Humoristas. Además está toda su producción periodística, en la que se prodiga incansablemente cantando las virtudes del humorismo, la caricatura y sus distintos autores. Objetivamente, éste último sea, probablemente, el más destacado aporte de Francés a la bibliografía sobre el género: la ingente cantidad de datos pequeños pero no intrascendentes que permiten rehacer la trayectoria artística de un buen número de artistas; datos repartidos aquí y allá entre las miles de líneas de textos de sus libros, artículos y catálogos, pero datos, al fin y al cabo, fundamentales en algunos casos, pues a muchos autores se les pierde la pista tras la debacle que supuso la Guerra Civil y en la obra de Francés se hallan, de algún modo, algunos hilos de los que poder tirar.

Una parte importante de la bibliografía sobre el tema que encontramos en las páginas de la prensa tiene que ver, durante décadas, con los Salones de Humoristas impulsados por Francés. A remolque del país vecino, que en 1904 creó la Société des dessinateurs humoristes y en 1907 inició los Salones de Humoristas, también en España se implanta este tipo de evento a partir de 1914. Desde Madrid, la idea se expande hacia el resto de España, y llegan a celebrarse Salones de Humoristas Españoles en Lisboa, París, Buenos Aires o Nueva York. En algunas ocasiones se editan catálogos, y en otras solo conservamos lo que reseñó la prensa. De todos modos, habrá publicaciones que realizan un importante seguimiento periodístico de estos salones, con abundancia de material gráfico –revistas como La Esfera, Nuevo Mundo, Blanco y Negro o Mundo Gráfico– así como la puntual reseña en El Año Artístico (que escribe y edita el mismo José Francés). Sea como fuere, esta actividad produce un abundante material bibliográfico, no solamente reseñando los distintos salones y sus autores, sino discutiendo sobre los conceptos de humorismo y caricatura, un debate también importado del país vecino. Anotemos como curiosa y a la vez involuntariamente humorística aportación las reflexiones del crítico de arte Antonio Ballesteros de Martos. Para asegurarse de la repercusión de su texto (o acaso por otros motivos menos confesables), publicó exactamente el mismo artículo palabra por palabra en dos revistas distintas. Primero en 1920, en la sección Artes Plásticas del número de marzo de la revista Cervantes, bajo el título "Glosa al VI Salón de Humoristas"... y un año después, en el número 29, correspondiente a mayo de 1921, de la revista mensual Cosmópolis, con el ingenioso título de "Glosa al VII Salón de Humoristas". No he logrado encontrar el mismo artículo entre la prensa del año 1922, aunque no descarto que se publicase de nuevo, por si acaso.

 

Un artículo sobre humorismo gráfico en la revista La Esfera.

 

 

La familia crece

La laboriosidad de Francés –que repite sus ideas y planteamientos en muchos de sus escritos, pero no tan descaradamente como su colega Ballesteros– cubre toda una época en lo que respecta a los textos sobre estudios relacionados con la imagen satírica. Pero por suerte, no es el único.  Durante la década de los veinte y los treinta cristaliza de alguna forma el gran interés y la creciente difusión que obtienen las viñetas y –ya, también– las primeras historietas, de modo que se publican un numero cada vez mayor de obras que engrosan nuestra bibliografía. También empiezan a divisarse los distintos enfoques que tendrán este tipo de estudios: los hay más teóricos, los hay más biográficos, los hay con vocación enciclopédica, con voluntad antológica, u otros más bien panegírica... La diversidad de enfoques e intenciones aporta variedad y riqueza al conjunto.

 

Conferencia de Castelao.

 

Fundamental resulta la visión de los propios autores, distintos dibujantes o caricaturistas que reflexionan con mayor o menor extensión sobre el arte que desempeñan, que recuperamos de textos de conferencias o pequeños ensayos. Valiosa en muchos aspectos, aunque muy concisa, es la temprana aportación de Alfonso Rodríguez Castelao, al publicar en 1917 el texto de su conferencia Algo acerca de la caricatura, que había ido pronunciado en muy distintos sitios desde 1910. El texto nos permite acceder a las ideas estéticas de este destacado autor, que abren nuevas perspectivas en las investigaciones sobre el género. Otro autor que sienta cátedra es Tito –Exoristo Salmerón García–, al publicar su pequeño opúsculo La caricatura y su importancia social (1918), con interesantes reflexiones a pesar de su brevedad, poniendo el énfasis más en la ética que en la estética de la caricatura. En Catalunya, L'art de la caricatura (1925), de Feliu Elias, Apa, que recae en el vicio historicista, desaprovechando la ocasión de explorar a fondo las ideas estéticas que apenas apunta en las últimas páginas del libro; algo parecido le pasa al bastante más breve pero aún así muy interesante Assaig sobre l'humorisme gràfic (1936), de Joan G. Junceda, transcripción de una conferencia leída en el instituto de las artes del libro, en el que por desgracia tampoco profundiza en interesantes ideas que despliega. Anoto, como curiosidad el contraste entre algunos planteamientos de Apa y Junceda, a los que Apa llega mediante el estudio y la lectura, y Junceda a través de la intuición.

 

El libro de Feliu Elias.

 

A este lote deberíamos añadir la obra Humorismo. Dibuixo humorísteco. Caricatura, de Castelao, que, aunque fue editado en 1961, transcribe una conferencia de 1920. Castelao deja también claros sus planteamientos estéticos y es una verdadera lástima que no haya dejado otros textos más largos sobre el tema. Finalmente, aunque se trata de un texto recuperado de las páginas de un periódico, por lo que seguramente se encuentra incompleto, tenemos "La fisionomía interior de las cosas" (El Sol 8-XII-1935; p.9) en el que Luis Bagaría detalla su ideario estético. Esta misma conferencia se republicará en el catálogo de la exposición sobre Bagaría de 1983. Estas obras son fundamentales porque permiten acercarnos a los planteamientos formulados por los propios creadores, y tanto sus reflexiones como el enfoque bajo el que plantean el análisis, permiten de algún modo comprender mucho mejor su obra en el contexto en el que fue realizada.

 

Conferencia de Castelao pronunciada en 1920.

 

Anoto que seguimos encontrando referencias de charlas y conferencias que dieron algunos autores pero de los que no se conserva el texto, y para muestra el nutrido programa alrededor del Salón de Humoristas de 1921, en las que se pudo escuchar a Salvador Bartolozzi (“El dibujante español es un absurdo”), K-Hito (“La caricatura en la prensa diaria”), Manchón (“El dibujo cómico”), Sirio (“La caricatura personal”), además de la de Tito (“La caricatura y su importancia social”, debemos suponer que el contenido corresponde con el de su librito del mismo título) y una de clausura por el propio José Francés (“Los humoristas explicados por ellos mismos”).

Por otra parte tenemos una serie de obras que se centran en los autores, es decir, que esta vez la mirada es externa. Por desgracia, se trata en la mayoría de casos de textos más bien biográficos que analíticos de su obra, pero por algo se empieza. La casa editorial de la revista En Patufet dedicó una serie de volúmenes a sus autores, en la colección Els homes d'en Patufet, donde encontramos a los dibujantes Cornet, Junceda y Llaverías, y a los escritores Manuel y Josep Maria Folch i Torres, y Clovis Eimeric (1925). También los álbumes de homenaje a Xaudaró (1933), Tovar (1935), o los libritos dedicados a Xavier Nogués, en los que el análisis estético ya gana algo de peso, uno escrito por Francesc Pujols (Publicacions de La Revista, circa 1920) y otro por Joan Sacs en Quaderns Blaus (1925), colección en la que también se editó uno sobre Apel·les Mestres escrito por Santiago Masferrer.

 

Libro dedicao a Llaverias, de Editorial David.

 

Con voluntad más antológica, y por consiguiente mucha menos profundidad, tenemos Los dibujantes de España, de Mariano Sánchez de Palacios, dentro de la colección Enciclopedia de formación cultural (ediciones Nuestra Raza, 1935), que cuenta con prólogo de José Francés. En otra obra que incide aún mucho menos en los autores, pero con un indudable valor documental, Gabriel García Maroto recopilará dos años más tarde el volumen Los caricaturistas y la Guerra Española, (Ediciones Españolas, 1937). En cambio, es imprescindible anotar, en el ámbito de estudios sobre la prensa, la obra de Alejandro Larrubiera "La prensa madrileña político-satírica del siglo XIX (Apuntes para un catálogo)", publicada en julio de 1933 en la Revista de la Biblioteca Archivo y Museo del Ayuntamiento de Madrid (Año X, número XXXIX, entre sus páginas 344 y 362 para más señas). Por primera vez tenemos una aproximación sistemática a las publicaciones específicas en las que se desarrolla la caricatura española. Aunque hay que dejar dicho también que a causa del vicio de fusilar sin consultar la fuente original, cuando la obra de Larrubiera aparece en una bibliografía, en muchas ocasiones no se suele anotar que es un artículo de revista, o se mutila o trastoca el nombre de la publicación, hasta el punto de que, en algún caso, se ha citado la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, que es una publicación distinta. Otras obras necesarias en el mismo sentido, aunque ya no tan específicamente dedicadas a lo nuestro, serían Ensayo de un catálogo de periodistas españoles del siglo XIX, de Manuel Ossorio y Bernard (1903-04); Los periódicos de las islas Canarias: apuntes para un catálogo, de Luis Maffiote (1905-07); Grandeza y servidumbre de la prensa, de Alfonso Ungría Gargallo (1930); los tres volúmenes de la Bibliografia Catalana. Premsa (1792-1925), de Joan Givanel, publicados entre 1931 y 1937; los dos de La Premsa catalana del vuit-cents, de Josep Maria Miquel i Vergés (1937), o Premsa de Catalunya, de Lluís Bertran i Pijoan (1931).

 

Una obra prescindible.

 

En el campo de los estudios dedicados al humor, el otro ingrediente principal del humor gráfico, la bibliografía española crece durante esos años con aportaciones singulares, como el discurso de ingreso en la RAE de Miguel Echegaray Lo cómico y la originalidad (1916), de singular interés pues apunta, casi sin querer, conclusiones a las que llegarán enjundiosos estudios sobre el humor que se escribirán medio siglo más adelante. Tenemos asimismo La caverna del humorismo, (1919), un ensayo en forma de novela –o viceversa– en el que Pío Baroja plantea sus ideas estéticas. También “Gravedad e importancia del humorismo”, de Ramon Gómez de la Serna, aparecido por primera vez en Revista de Occidente, (n. 28, 1930, pp. 348-391) e incluido un año después en Ismos (Biblioteca Nueva, Madrid, 1931), manifiesto que de alguna manera marca –bueno, el que marca es su autor en persona y su manera de escribir– a una generación entera de humoristas españoles que se liarán la manta a la cabeza y practicarán lo que ellos mismos llamarán “humor nuevo”.

Es curioso el caso de la obra titulada Del sentimiento cómico en la vida y en el arte, un ensayo estético-psicológico (según reza su subtítulo) firmado por el doctor José Goyanes publicado en 1932, en el que plantea y explora diversas tesis sobre lo cómico, lo irónico, lo satírico, desplegando un interesante análisis, sin llegar a grandes conclusiones. A pesar de ello, la obra tendrá una relativa influencia en algunos ensayos posteriores sobre el tema, hasta los años setenta en los que pasará completamente al olvido.

 

La obra de Goyanes.

 

Finalmente, así como prestamos atención a obras que hablan del humor aunque no sea gráfico, también debemos añadir a nuestra lista de intereses obras que conciernen al grafismo aunque no sea humorístico. Por lo que hay que anotar que aparecen algunos tratados que empiezan a hacer hincapié en el aspecto técnico. No, ninguna aún específicamente sobre humor gráfico o caricatura, pero falta poco. De todos modos, dado que el humor gráfico y la caricatura se nutren y están vinculados a muchas otras facetas artísticas, hay volúmenes que nos pueden interesar, aunque traten aspectos muy tangenciales: Los films de dibujos animados de Luis Gómez Mesa (Compañía Iberoamericana de Publicaciones, 1930), por ejemplo, la primera monografía española sobre la animación. También el Curso moderno de dibujo, de Angel García Carrió (c. 1930), que incluye un volumen dedicado al arte comercial en el que desarrolla técnicas para realizar carteles, ilustraciones y dibujos para publicaciones, o Las artes gráficas y la publicidad, de Rafael Bori (1929). En otro aspecto radicalmente distinto, el curioso La escultura por el recorte, editado por J. Ortiz (también c. 1930), incluye una aproximación práctica a la creación tridimensional de figuras extraordinariamente estilizadas.

 

Un género ya consolidado

Alrededor de la década de los treinta del siglo XX, apenas un siglo después del cambio profundo que permitió a la caricatura convertirse en humor gráfico, prácticamente todas las características del género se han consolidado, las convenciones están plenamente asumidas por su público, y se han producido ya aproximaciones teóricas de gran valor e interés. Fuera de España, en ese momento ya se han publicado antologías como Caricature of To-Day, selección de Charles Geoffrey Holme e introducción de Randall Davies[22], y tratados como Le Dessin Humoristique, de Louis Morin[23]; A History of caricature, de Bohun Lynch[24]; Traité Practique de la caricature et du dessin humorístique, de Henri Avelot[25], o A History of American Graphic Humor, de William Murrell[26], que cambian completamente los enfoques de las obras del siglo pasado. En 1940 aparece Caricature[27] de Gombrich y Ernst. Y más allá de nuestro ámbito, pero íntimamente relacionado, el estudio del humor ha evolucionado mucho con aportaciones como las de Bergson, Freud, Pirandello o Eastman, así como los tratados estéticos con las aportaciones sobre iconografía de Warburg y Panofsky.

De modo que podríamos considerar que los estudios sobre el tema entran en una nueva fase, una especie de mayoría de edad. No basta con el voluntarismo, se puede exigir ya una mínima metodología y rigor. También hay que reconocer que en nuestro país la conformación del campo académico en ámbitos como la comunicación ha sido algo más lento que en gran parte del mundo occidental, de modo que el despegue de las investigaciones académicas sobre el ámbito del humor gráfico y la caricatura aún tardarán.

A pesar de todo, durante las primeras décadas del franquismo veremos crecer la bibliografía que nos interesa. En cuanto a aproximaciones teóricas, encontramos la eclosión de la monografías técnicas ya específicas sobre el género. Un primer antecedente lo encontramos en los cuadernos con lecciones de dibujo de Emilio Freixas, entre los que incluye uno dedicado a la ilustración de Historietas y cuentos (Meseguer, 1944). Poco después, a partir de 1953, aparecen los cursos por correspondencia de José Escobar, que en varios fascículos imparte sobre tres materias: Humor gráfico (treinta y cinco lecciones), Caricatura personal (quince lecciones) y Dibujos animados (quince lecciones). Escobar es uno de los grandes nombres del panorama de nuestra historieta y en los distintos cursos que prepara deja entrever propuestas de calado a las que ha llegado por intuición más que por estudio, aunque seguramente las condiciones de preparación y difusión de dichas obras no favorecen el análisis concienzudo del medio. De todas formas, para enseñar a dibujar viñetas de humor, el autor debe esforzarse por intentar explicar qué es una viñeta de humor y cómo funciona, y aunque de forma desordenada, intuitiva y apresurada, lo intenta. Es curioso leer cómo por un lado da pábulo a teorías frenológicas al vincular el carácter de los caricaturizados a la forma del cráneo, y por otro, formula a su manera una teoría de la semejanza en la caricatura prácticamente igual a la de Gombrich –que con toda seguridad no ha leído. De todas formas,  sea como sea su propuesta, Escobar es el iniciador de una cierta y profusa pedagogía ibérica sobre el dibujo de humor. Así, en 1958 aparece la primera edición de El dibujo humorístico, en el número 21 de la colección Cómo se aprende, de la casa editorial Leda, firmado por Juan Basilio Gómez, que había sido ilustrador en Blanco y Negro o La Esfera y secretario de la Unión de Dibujantes, y que la da a la prensa usando el seudónimo Bam-Bhu. Esta obra verá diversas reediciones hasta bien entrados los setenta. Del mismo año es la primera edición del Curso de dibujo humorístico de CEAC, que aparecerá por primera vez en veinticuatro cuadernos. Una década más tarde, la misma editorial publica Dibujando caricaturas, firmado por Pastecca –Iván Tubau–, y El Dibujo de humor de José Antonino. De 1969 y la misma CEAC, especializada en cursos por correspondencia, es Dibujando historietas, y de 1971 Dibujando chistes, ambos de Iván Tubau.

 

Dos libros de Pastecca.

 

Más allá de estos volúmenes didácticos en los que podemos vislumbrar los planteamientos estéticos de sus autores –Escobar, Basilio, y especialmente Tubau, que podrá desarrollarlos en una obra fundamental de la que hablaremos más adelante–, se publican en aquellos años un par de obras que se interesan por la combinación entre el humor y el grafismo. En 1956, la editorial Aguilar publica Iconografía del chiste, de Noel Clarasó, un pequeño ensayo muy ilustrado en el que el autor, prolífico escritor de relatos de humor, se lanza al análisis de la viñeta humorística. A pesar de la ligereza de tono y enfoque, así como la falta de profundidad y metodología, el volumen deja algunas reflexiones sugestivas en las que se podría haber profundizado mucho más, acompañadas de otros muchos juicios del todo arbitrarios e igualmente superficiales, también hay que decirlo. Más que un estudio iconográfico, como puede sugerir el título, el libro es más bien una taxonomía, pero no deja de ser una obra singular e interesante, especialmente porque de alguna manera empieza a analizar los recursos, mecanismos y efectos de la comicidad de las viñetas conseguidas a través de los elementos gráficos, cosa inédita hasta el momento, ya que para analizar el humorismo o comicidad de las viñetas se ha hecho siempre desde el marco de la literatura y no de la imagen. El tema interesa a Clarasó –en el fondo es un prolífico autor humorístico– que casi diez años antes había publicado Biografía del humor y del mal humor, otro pequeño ensayo en el que, en el mismo tono desenfadado, reflexiona acerca del humor, el humorismo y la risa, en esta ocasión, en su faceta más literaria. La misma obra ampliada y replanteando algunos aspectos del discurso –pero aprovechando los chistes que sirven de ejemplo- y modificando el texto de algunos capítulos, se republica, con el mismo título, en 1959.

 

Libro de Noel Clarasó.

 

Pocos años después aparece otra obra que, de nuevo en el campo de la comicidad y lo gráfico, se plantea unos objetivos algo más ambiciosos que el de los distintos manuales que ya hemos visto –no tiene suficiente con limitarse al muestrario de técnicas y trucos para dibujar personajes y viñetas– y un tono mucho más serio que el de las obras de Clarasó. De alguna manera, su autor pretende revolucionar la manera como comprendemos el humor, aunque no acabará por tener la trascendencia que buscaba. Se trata de Análisis de la comicidad, que el dibujante Josep Serra Massana autoeditó en 1961. El autor, hombre de dilatada trayectoria y amplia experiencia, categoriza y propone todo un sistema teórico –principalmente reformulando la teoría de la superioridad de Bergson– para intentar explicar como funciona y como hacer funcionar la “comicidad”, con abundancia de ejemplos literarios y gráficos. A pesar del esfuerzo, la obra no tuvo gran repercusión ni dejó mucha huella. Por el contrario, Caricatugenia. Teoría de la caricatura personal, de Ras –Eduardo Robles Piquer– una obra editada en 1955 en México con muchas menos pretensiones, logró mayor repercusión siendo mucho más citada en ensayos y estudios posteriores. Mucho más ligero e intrascendente –acorde con una voluntad más bien cómica que verdaderamente didáctica– es Yo quiero ser caricaturista, que Manuel Garrido publica en 1952.

 

Libro de José Serra Masana.

 

Cabe hacer hincapié en el texto de Miguel Mihura, “Periodismo de humor”, que ocupa un capítulo en el volumen Enciclopedia del periodismo, dirigido por Nicolás González Ruiz (1966), en el que Mihura, con la experiencia y prestigio de haber fundado la “Decana de la prensa humorística”, expone se particular manera de entender el humor en prensa, destacando sus preferencias personales. Unos años antes, Pedro Laín Entralgo había dedicado un breve ensayo de los publicados en el tomo Vestigios. Ensayos de crítica y amistad (1948; p. 127-138) a “El humor en La Codorniz”, una pronta mirada a la que se convertirá –en 1948 aún no se sabía– en la decana de la prensa humorística española.

 

La mirada hacia los autores

Si nos centramos en obras que se interesan por autores concretos, la mayor parte de las publicaciones de esos años se centran en autores catalanes o gallegos, en un intento de escapar a la uniformizadora presión de la dictadura sobre estas regiones históricas. Una de las pocas excepciones parece ser Vidas olvidadas: Francisco Ortego, el Gavarni español, de Arturo Perera, publicada como separata de La Revista Arte Español, "Revista De La Sociedad Española De Amigos Del Arte", número 9, en 1960.

En 1945 se publica Padró, Planas, Pellicer, un volumen dedicado a "tres maestros del lápiz ochocentista" como reza su subtítulo. Es una aproximación biográfica a estos artistas catalanes escrita por Jaume Passarell bajo el seudónimo de Salvador Bori, que forma parte de la colección Monografías históricas de Barcelona (en esta misma colección vale la pena conocer la existencia del volumen titulado La 'rebotiga' de Pitarra de Alfonso Roure, en el que se detallan datos y anécdotas relacionadas con la prensa satírica barcelonesa del ochocientos). Joan García Junceda y su obra es objeto de dos volúmenes de homenaje; el primero, Junceda, un precioso álbum de buen tamaño que aparece en 1952, y unos años después, un volumen más divulgativo firmado por Pere Prat i Ubach, Junceda. Home exemplar, de 1958. De 1949 es Xavier Nogués, de Rafael Benet, y de 1954 Apeles Mestres. El último humorista del siglo XIX, de José Tarín Iglesias. Al año siguiente, Joaquim Renart se interesaría por el mismo autor, publicando Biografía del dibujante Barcelonés Apeles Mestres y Oñós.

Yendo del Mediterráneo al Atlántico, vemos que algunos autores gallegos también son reivindicados, empezando, cómo no, por Alfonso R. Castelao. En 1951, aunque editado en México, aparece Trascendencia y hondura de Castelao, de Marcial Fernández, y en 1964 la editorial Galaxia de Vigo nos regala la primera edición de Escolma posible, inaugurando así una tenaz –y necesaria– recuperación sistemática de la obra de este autor. Galaxia también publica en 1954 Maside, con textos de Álvaro Cunqueiro y Ricardo García Suárez, y Seoane, con textos de Domingo García-Sabell. En 1958 Dibuxos de Cebreiro, con prólogo de Ramón Otero Pedrayo y epílogo de José Fernández Méndez, y en 1959, los 500 ejemplares numerados de 50 dibuxos de Carlos Maside, que fue el primer director artístico de la editorial. En 1963, la Dirección General de Bellas Artes publica Luis Seoane, de José de Castro Arines.

No es una biografía sino un libro de memorias el titulado Yo, García. una vida vulgar, que firma K-Hito, y se edita en la colección Anaquel de “Dígame” en 1948. La vida puede ser más o menos vulgar, pero la huella de K-Hito –Ricardo García– en la prensa satírica y el humor gráfico de este país, es innegable, y por lo tanto su punto de vista sumamente interesante. Tiene menos interés para nuestro objetivo Mis memorias de Miguel Mihura, que publica Taurus en 1955, a causa del desequilibrio que el peso de la ficción tiene en la obra. Y prácticamente inservible con fines biográficos, aunque son libros divertidísimos, cualquiera de las múltiples falsas autobiografías y memorias de Tono: Automentirobiografía (1949), Cuándo yo me llamaba Harry (1953), o Memorias de mí (1966). Un libro más bien de recuerdos que de memorias sería La meva casa i el meu jardí (1958), de Lola Anglada. Así mismo, el dibujante catalán Valentí Castanys publica en 1964 un batiburrillo de anécdotas biográficas bajo el título La Memòria es diverteix, y Jaume Passarell hace algo parecido en los dos volúmenes de Homes i coses de la Barcelona d'abans (1968 y 1974), en los que podemos encontrar algunas anécdotas de sus pasos por distintas redacciones o revistas. Algo más se puede sacar de las que dejó el dibujante Antoni Roca, Tot fent memòria, en 1973, aunque prefiere hablar antes de teatro que de caricaturas...

Por otro lado, volúmenes que también nos interesan por su capacidad de proporcionarnos visiones más panorámicas son los que tienen una voluntad antológica, formato que también abunda durante esta época. Tenemos colecciones enteras, como la Antología del Humor de la editorial Aguilar, que durante quince años pasa «revista y selección de cuanto ha sobresalido en la interpretación humorística» entre 1951 y 1966. Sin aparato crítico, como reza también en su portada, cada volumen recoge «cerca de 500 dibujos de los mejores caricaturistas de hoy y textos de grandes humoristas españoles y extranjeros», lo que constituye una obra que hay que destacar, aunque solo sea por el peso. La misma editorial publicó en 1957 una Antología de humoristas Españoles (Del siglo I al siglo XX), a cargo de José García Mercadal, que incluye un apéndice sobre el humorismo en la prensa española, y aunque repasa varias cabeceras de humor casi no se toca el humor específicamente gráfico. Otra obra que de alguna manera abre una puerta, pues realiza una mirada hacia el pasado a través de las viñetas de la prensa española de antes de la guerra, es España en sus humoristas, que María Dolores Rebes y Francisco García Pavón recopilan para la editorial Taurus en 1966. Y seguramente también habrá que tener en cuenta los almanaques anuales que Agromán publica, con importante presencia del humor gráfico, desde 1942, y muy especialmente el de 1983, en el que celebra los 25 años de su premio a humoristas. Centrado ya en los dibujantes, y ordenados con un criterio más bien cronológico, el volumen Humor gráfico del siglo XX, con prólogo de Álvaro de Laiglesia (Biblioteca Básica Salvat, 1970) ofrece una desigual pero nutrida selección de dibujantes de humor.

 En Cataluña de nuevo, encontramos una interesante iniciativa de la editorial Táber, dirigida por Juan Perucho, recuperando los deliciosos dibujos de la revista Papitu. Así, en 1968 aparece Papitu, con una presentación firmada por Sebastià Gasch, y al año siguiente, configurando la colección Grandes Dibujantes, se agrupan los dibujos de esta publicación por autores, en los volúmenes dedicados a Lata (1969), Jacob (1970), Humbert (1970), Apa (1970), Nonell (1970) y finalmente 3 dibujantes (1970), que incluye a Pidelaserra, Mompou y Junoy. Son volúmenes muy bien editados, que contienen un pequeño prólogo de distintos autores, y al final una pequeña contextualización de los dibujos a cargo de Josep Maria Cadena.

 

Un segle d'humor catalá.

 

El interés de los catalanes por preservar su patrimonio cultural de antes de la Guerra Civil incentiva la publicación de otras obras que recuperan antiguas cabeceras ilustradas de la prensa catalana. Así, Lluís Solá i Dachs se especializará en el tema recuperando El Be Negre (1967), Cu-cut! (1967), Papitu (1968), En Patufet (1968), L'Esquella de la Torratxa (1970), y Xut! (1971) en la colección Quaderns de cultura de la editorial Bruguera. La misma colección acogerá Un segle d'humor catalá (1973), y todas estas obras serán recopiladas en tres volúmenes en una nueva colección (Testimoni), bajo el título unitario de L'Humor catalá (volumen I: Un segle d'humor català, 1978; volumen II: La premsa humorística I, 1978; y volumen III: La premsa humorística II, 1979). También el historiador Jaume Sobrequés publica La Revolució de setembre i la premsa humorística catalana, en 1965. Importante también es la obra en dos volúmenes que en 1966 publican los bibliófilos Joan Torrent i Rafael Tasis, Història de la premsa catalana, un extenso catálogo de las publicaciones editadas en Catalunya, con capítulos específicos dedicados a la prensa satírica, humorística e infantil, y uno de sus índices finales dedicado a dibujantes, entre otros profesionales del mundo de la prensa.

 

Popular obra de Julio Casares.

 

En el campo de las reflexiones sobre el humor, en ese período, Julio Casares publica su El Humorismo y otros ensayos, en 1941, y el doctor en filología y bibliotecario José Antonio Pérez Rioja publica El humorismo, en 1942. Tenemos también el discurso de ingreso en la Real Academia Española de Wenceslao Fernández Flórez, El humor en la literatura española (1945), quien había sido elegido para la Academia en 1936 y no pudo realizar el discurso hasta después de la guerra, por lo que seguramente hay alguna diferencia entre lo que leemos y lo que el autor pensaba realmente sobre el humorismo. En el propio discurso confiesa:  «En la primavera del 1936, cuando preparaba mi discurso de ingreso, (…) había reunido muchas frases que otros hombres escribieron acerca del humor, y copiado trances y escenas que convenían a la tesis que me era simpática. Aquel sólido discurso, con su entramado de pareceres ajenos, fue únicamente pronunciado por la boca de la chimenea de mi casa en la quema que me aconsejó el temor a los peligros revolucionarios». Quien sabe si habría enfocado de forma distinta su aproximación al tema de no encontrarse en plena dictadura franquista. La editorial Labor publicó en 1957 dos volúmenes de una Antología del Humorismo, con un estudio preliminar de Fernández Flórez –que es de algún modo un remedo de su discurso de ingreso en la Real Academia Española. Una pieza singular es el libro titulado Teoría e interpretación del humor español que Evaristo Acevedo publica en 1966. Aunque el foco de la obra se sitúa principalmente en el humor literario, ahonda en autores relacionados con el humor gráfico, como Mihura o Mingote, y en cabeceras como Punch o La Codorniz, de la que realiza un detallado análisis. Una reescritura del mismo libro publicará el mismo autor en 1972 bajo el título Los españolitos y el humor. De la producción de Acevedo, sirven tanbien para nuestra lista sus libros de memorias 30 años de risa (1973) y Un Humorista en la España de Franco (1976), y ambos contienen también, algún capítulo en el que se reflexiona sobre el humor o en el que se cuentan interioridades de publicaciones como Cucú o La Codorniz.

 

Uno de los libros de Acevedo.

 

En 1953, Carlos Ges firma un abultado ensayo sobre el humor negro, Hermana Muerte. Florilegio de macabrerías a través del humorismo español, en el que con una prosa a veces cansina, divaga sobre el raro placer que se obtiene del humor lúgubre. Aunque ni la estructura del texto ni la prosa ayudan, el tomo hace hincapié en algunos aspectos destacados del humorismo más macabro, cual versión ibérica de la Anthologie de l'humour noir de André Bretón.

Diez años más tarde, en 1963 se publica la primera edición de O segredo do Humor de Celestino Fernández de la Vega, en el que recopila y explora las distintas teorías que hasta el momento se plantean sobre el misterio del humor. Por otro lado, dejemos constancia que Antonio Botín Polanco publica su Manifiesto del Humorismo en 1951; Juan Carlos Foix, Humorismo y Dios en 1963, y Julio Caro Baroja, Infierno y humorismo en 1969, obras todas en las que de algún modo se intenta, sí, aclarar lo que vendría a ser el humorismo, aunque luego, en realidad, se usa el humorismo para intentar explicar otras cosas. Finalmente, enmarcados dentro de las Olimpiadas del Humor organizadas por el ayuntamiento de Valencia, durante unos años, se organizaron unos Juegos Florales del Humor, y se editaron los discursos inaugurales de los años 1968, 1969 y 1970, a cargo de Evaristo Acevedo, Antonio Mingote y Fernando Vizcaíno Casas, respectivamente.

 

Manifiesto del humorismo.

 

La mirada académica, o casi

Un avance fundamental que se produce durante esas décadas es el despertar del interés, por fin, de la academia en la materia. Poco interés, sobre todo al principio, o más bien vinculado a aspectos tangenciales... pero interés al fin y al cabo, que crecerá como una bola de nieve. Los estudios académicos, empezando por tesinas, artículos en publicaciones especializadas y más adelante tesis doctorales, aportan una solidez metodológica que la mayoría de los estudios hasta el momento no tienen. Hay un par de artículos muy detallados de Manuel Barrero y Julio Gracía Lana que censan al detalle la investigación científica sobre viñetas en escuelas oficiales y universidades[28]. Así, Adela Ramírez Morales había presentado en la Escuela de Bibliotecarias de Barcelona su memoria de graduación titulada Historia del Periòdic Infantil a Espanya en 1935. Desde entonces debemos dar un salto hasta los trabajos de graduación de la Escuela Oficial de Periodismo, de mediados de los cincuenta, en que empiezan a realizarse investigaciones, principalmente sobre la prensa infantil y juvenil, así como el cómic y su lenguaje. En el campo del humor el dibujante Alfonso Cerón presenta la memoria titulada Evolución de la prensa humorística en España[29] en 1957. Más de una década debe pasar para que en 1970 presente su memoria de graduación Josep Maria Cadena, bajo el título Periodismo humorístico barcelonés en el siglo XIX, estudio que el mismo autor posteriormente serializará en los suplementos dominicales de Diario de Barcelona entre mayo y julio de 1972, y a su vez, estos reportajes se recopilarán en un volumen que recoge las obras presentadas al premio Mañé y Flaquer de periodismo, del que hablaremos un poco más adelante. Apuntemos que Cadena ha realizado una tarea ingente en la divulgación y reivindicación de cabeceras satíricas y sus dibujantes, especialmente en Catalunya. Aunque, seguramente a causa de su condición de periodista raramente realiza análisis estéticos de profundidad, sí que ha logrado compilar un indispensable censo de cabeceras catalanas, y recopila a lo largo de su obra una cantidad enorme de datos e informaciones referentes a la prensa satírica, por ejemplo en una serie monumental de artículos publicados semanalmente en Diario de Barcelona entre 1969 y 1975, titulada “Gente de pluma y lápiz”. También en los dominicales del mismo periódico realizó numerosísimos reportajes sobre los principales dibujantes y revistas satíricas catalanas. Volveremos a este autor en su debido momento.

Libro que recogía interesantes estudios sobre humor.

Nos paramos, por ahora, en este librito que ya hemos mencionado, el volumen que recoge los trabajos presentados a la tercera convocatoria del premio nacional de periodismo Juan Mañé y Flaquer. El tema del premio en esta ocasión era para un estudio o ensayo sobre periodismo humorístico del siglo XIX, y el libro recoge interesantes trabajos de Celso Almuiña (“La prensa humorística española durante el Siglo XIX”, publicado en El Norte de Castilla en abril de 1972), de Ramón García de Castro (“De Larra a Clarín”, artículos publicados en Región de Oviedo, Hierro de Bilbao, y La Voz de Avilés durante el verano de 1972), de Iván Tubau (“Ortego, primer humorista gráfico de la prensa española”, publicado en Dossier Mundo), y el ya citado de Cadena.

Es interesante porque encontramos reunidos a varios de los autores que se han preocupado por el análisis del dibujo de humor. Celso Almuiña, catedrático de historia, promovió el Grado de Periodismo en la facultad de Filosofía y Letras de Valladolid, y entre sus muchos trabajos, hay algunas obras que interesan a nuestro estudio bibliográfico, como los dos tomos de La prensa vallisoletana durante el siglo XIX (1808-1894), de 1977; “La jurisdicción militar y el control de los medios de comunicación: Annual y la censura de material gráfico (1921)” (en Investigaciones históricas: Época moderna y contemporánea, nº 6, 1986); “El pensamiento de Castelao por contraste “ (en Actas del Congreso Castelao, 1986); Tres modelos de prensa en Valladolid, 1994; “La prensa en el País Vasco en el siglo XX” y “La prensa gallega durante el siglo XX” (ambos en Periodismo y periodistas. De las gazetas a la red, 2001); “Leyes de prensa que marcaron la trayectoria de los medios de comunicación en España” (en el Boletín de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, nº 1, 2011) y “La prensa satírica como instrumento de crítica política durante el siglo XIX” (en El humor en la historia de la comunicación en Europa y América, 2015).

Por su lado, Iván Tubau tiene un papel fundamental en la historia de los estudios de nuestro humor. A pesar de que ya había realizado aproximaciones al tema, especialmente en su faceta más práctica al firmar algunos de los distintos manuales de CEAC, y escribe también algunos artículos en prensa sobre la materia -como el que había presentado al premio Mañé y Flaquer-, en 1970 recibe una beca de la Fundación Juan March que le permite escribir entre junio de 1970 y junio de 1971 un libro que se publicará en 1973 bajo el título De Tono a Perich y el subtítulo, que aparece en las páginas interiores pero no en la cubierta, El chiste gráfico en la prensa española de la posguerra (1939-1969). Resulta una obra esencial, no solo por su tema, sino por su enfoque metodológico, que subirá muy mucho, por fin, el nivel de los estudios sobre la cuestión. La obra de Tubau señala definitivamente un punto de inflexión en la materia y representa un cambio en la manera como se plantean las aproximaciones teóricas al humor, al dibujo satírico y a las cabeceras que lo acogen. Tubau investiga en la hemeroteca, entrevista a los autores, rebusca en bibliografía especializada, recoge opiniones ajenas y propone teorías propias... Consigue, en definitiva, una obra ejemplar que supone en su momento un salto adelante trascendental en nuestro campo. La obra verá una reedición ampliada y corregida en 1987, bajo el título definitivo de El humor gráfico en la prensa del franquismo (Mitre, 1987), y con sus luces y sombras –que también las tiene– estudia a fondo, acaso como nunca antes se ha estudiado, al menos en España, la producción humorística, sus autores, sus cabeceras y su contexto. Tubau, que paradójicamente no había logrado triunfar como humorista gráfico, deja un huella imborrable, en cambio, en el campo de los estudios de la viñeta satírica.

 

El libro fundamental de Tubau.

El humor que hace boom

Y así, a lo tonto a lo tonto, hemos llegado a lo que se denominó el boom del humor gráfico[30], un período en el que se produjo una efervescencia creadora, una expansión de nuevas cabeceras y espacios para el humor, una nueva relevancia para la viñeta, una feroz atención por parte de los distintos poderes del régimen, un inusitado interés por parte del público y de los medios, coincidiendo con los primeros síntomas de debilitamiento del régimen franquista. Los más puristas quizás ponen la fecha de arranque en 1966, con la Ley Fraga, mientras los más cachondos afirman que la fecha del boom debe coincidir necesariamente con el atentado contra Carrero Blanco, pero será principalmente a partir de la aparición de una nueva generación de dibujantes que no habían vivido la guerra y, muy especialmente, a partir de la publicación y el consiguiente éxito editorial del libro Autopista de Perich en 1970, que se desencadena el boom, avivado por la aparición de cabeceras como Barrabás, Hermano Lobo y El Papus. Sea como fuere, el dibujante de humor se convierte en un personaje fundamental del panorama del tardofranquismo y la transición, y eso se traduce también en el interés de los teóricos en el asunto. Junto al boom del humor, pues, vemos también un boom de los estudios sobre el humor.

Nos paramos un momento para mirar hacia afuera y vemos que por esos mundos, en ese momento se han publicado algunas obras sustanciales, como la acreditada  Caricature: from Leonardo to Picasso de Werner Hofmann (1957); el personalísimo Is that me?: A Book about Caricature, de Auerbach-Levy (1947); el espeso English Political Caricature: A study of Opinion and Propaganda, de Mary Dorothy George, en dos volúmenes (1959);  la compacta The Ungentlemanly Art: A History of American Political Cartoons, de Stephen Hess (1968); la relevante Le Dessin d'humour, de Michel Ragon (1960); el ligero Cartoons and Caricatures, de Bevis Hillier (1970); la concluyente La Caricature, Art et manifeste (1974)[31], o la no menos lúcida L'oeil qui rit: le pouvoir comique des images, de Michel Melot (1975). Con estos títulos como punta de lanza, podemos considerar que la bibliografía sobre humor gráfico y caricatura ha madurado y ha pasado el tiempo de la buena fe y el voluntarismo, pues  no hay excusas para aplicar a esta materia el rigor con el que se estudia cualquier otra área del conocimiento. No hay que decir que esta consolidación va del brazo con el resto de estudios sobre la imagen dibujada, la historieta –ya consolidada como género distinto–, la ilustración y la prensa infantil, ámbitos en los que se vive un proceso similar, al ser revisados con creciente interés y rigor, al aparecer también revistas teóricas específicas dedicadas a estos temas y al irse abriendo las puertas a estos temas –ya sabéis, considerados “menores”– en instituciones y universidades.

Ni qué decir que esta madurez también se nota en nuestro país, donde incluso los españoles parecen haber madurado lo suficiente como para que se les deje vivir en un régimen algo más democrático. Así, a partir de la década de los setenta, ya con metodologías más sólidas y enfoques más efectivos encontramos una gran variedad de obras que abordan el tema desde distintas perspectivas y con diferentes intenciones. 

Libro de Gamonal sobre la sátira en Granada.

Por supuesto, las aproximaciones más sólidas se hacen desde la academia. Tímidamente al principio pero de forma creciente a medida que pasa el tiempo, las tesis que analizan aspectos diversos de la comunicación satírica irrumpen con fuerza en el panorama bibliográfico. Miguel Ángel Gamonal presentó su tesis de licenciatura en 1976 en la universidad de Granada bajo el título La ilustración gráfica y la caricatura en la prensa granadina del siglo XIX. Un pequeño extracto de su trabajo se publicó en el volumen Estudios sobre literatura y Arte dedicados al profesor Emilio Orozco Díaz en 1979. Una versión más o menos adaptada de este estudio lo publicó con el mismo título, en 1983, la Diputación Provincial de Granada. Gamonal se doctoró en 1983 con la tesis Imagen, propaganda y cultura en la zona republicana durante la Guerra Civil. La Diputación Provincial de Granada la publicaría en 1987.

En 1986, Francesc Xavier Ruiz Collantes presenta la tesis doctoral La imagen para reír. Semiótica del humorismo y la comicidad con la imaginería periodística, en la que realiza una aproximación pragmática a los recursos y estrategias textuales e icónicos tanto de producción como de lectura de las viñetas de la prensa española.  En 1987, Rosa María García Quirós presenta su tesis El humorismo gráfico en Asturias (1874-1939) en la facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Oviedo, cuya versión reducida se publicaría en 1990.

También nos interesan, aunque no están tan directamente relacionadas con lo nuestro, la tesis de María Purificación Arango La Prensa infantil española de 1833 a 1923: Iconografía, artistas y enseñanza del arte (1989); El arte cotidiano. Modernismo y simbolismo en la ilustración gráfica madrileña. 1900-1925, de Sagrario Aznar (1989); La influencia del humor en el proceso de comunicación, de María Rosa Pinto (1990); Il·lustradors catalans del llibre per a infants (1905-1939), de Montserrat Castillo (que se publicaría en un bonito libro profusamente ilustrado, en 1997); Historia y análisis de la revista TBO, hasta la conmemoración de su 75 aniversario, 1917-1992, de Joan Josep Cortés, 1992; y L'Art gràfic al noucentisme, de Santiago Estrany, que se publicaría en un grueso volumen en 2002.

Libro de Enric Larreula.

Tenemos también las tesis de licenciatura de Ignacio Ubierna, Prensa de humor barcelonesa, 1901-1925. Asimismo, Joan Corbera se gradúa en 1975 en la escuela de periodismo con la tesina Noticia del chiste periodístico: el humor gráfico en los diarios barceloneses desde 1939; Enric Larreula se gradúa también en la escuela de periodismo de Barcelona con Les revistes infantils catalanes de 1939 ençà, trabajo que Edicions 62 publicaría en 1985, y Rosario Maseda presentaría la memoria Juan Gris, Ilustrador, en 1984 en la Universidad Complutense. Como vemos, se trata de trabajos que proponen enfoques y visiones muy distintas. Las investigaciones, según sus intereses y enfoques, responden fundamentalmente a cinco tipos de cuestiones distintas: ¿cómo? (los mecanismos y recursos humorísticos), ¿dónde? (focalizados en las distintas cabeceras y medios), ¿qué? (centrados en el grafismo), ¿quién? (centrados en los autores), y ¿cuándo? (estudios que se interesan por la historia).

Como hemos visto, algunos de estos trabajos académicos se adaptan para su publicación en libro, pero hay otros estudios, ensayos e investigaciones que se publican durante esos años. Así, cabe destacar el libro La política española entre el rumor y el humor, un ensayo de José Manuel Gironés que supone una pertinente observación del rol de la viñeta en el panorama político, social y comunicativo de los últimos años del franquismo, con el mérito -y las limitaciones- de estar escrito y publicado precisamente durante los últimos años del franquismo. Un año después, en 1975, José Manuel Vilabella publica Los Humoristas, dando voz, mediante un cuestionario prefabricado, a los principales cuarenta y nueve dibujantes de humor del momento. Vilabella publicará también Humor gráfico asturiano –una pequeña antología de dibujantes de humor de la prensa asturiana– en 1987. Otro libro imprescindible es La ilustración gráfica del siglo XIX en España, de Valeriano Bozal (1979). Bozal publica la primera aproximación seria a la prensa decimonónica con un trabajo riguroso y profundo en una edición ilustrada y muy cuidada. Nada que ver con Humor político en la España contemporánea (1977), de Javier Roca y Santiago Ferrer, que reúne un notable corpus gráfico, aunque sin aparato crítico. Otro pequeño volumen que hay que reseñar es el monográfico de la revista Tiempo de Historia (núm. 73, en 1980) a cargo de Fernando Díaz Plaja, La caricatura española en la Guerra Civil, que supondrá la primera obra que recoge sátiras republicanas desde que terminó la contienda.

 

El libro de José Manuel Gironés.

 

Otras obras se publican para poder llevar la palabra “humor” en su título y así subirse al carro del boom. Así, en 1974 Diego Galán firma ¿Reírse en España? El humor español en el banquillo, y en 1979 se publica Como ríen los españoles, de León-Ignacio, ambos trabajos planteados con opiniones de varios escritores, periodistas y profesionales del humor. Mucho menos trascendentes son obras como El humor en la prensa española de Julio Carabias (1973), y El humorismo (1975), firmado por Néstor Lujan, dentro de la Biblioteca Salvat de Grandes Temas. De esos años son las antologías dedicadas a Tono y Mihura que publica Prensa Española, y anteceden a las primeras antologías de La Codorniz, que la editorial Arnao publica en 1987 y 1988 con la concurrencia de Chumy Chúmez, pero con selección de José Manuel Salcedo. En 1978, Álvaro de Laiglesia había publicado La Codorniz sin jaula, una recopilación de textos allí publicados con una breve introducción o una introducción que se hace breve, pues si alguien podría haber explicado cosas de los entresijos de esta publicación a lo largo de su existencia era su antiguo director.  

 

El humorismo en España, según Carabias.

 

Tenemos también varios títulos que aportan luz a algún aspecto concreto, o que se pueden relacionar indirectamente con lo nuestro, como la conferencia de Geno Díaz titulada El dibujo humorístico ¿es un arte menor? (1975); La historieta cómica de postguerra, de Juan Antonio Ramírez (1975); Un periodista y tres periódicos satíricos murcianos, de José Mariano González Vidal (1978); Historia del grabado en España, de Antonio Gallego (1979), o algunas referencias que encontramos en Historia de los comics, de Toutain Editor (1982).

El hondo interés por el humor gráfico en España durante aquellos años se nota también en el espacio que la prensa dedica no solo a publicar dibujos, sino también a hablar de los dibujantes, de las revistas, y de los meandros de la creación humorística. A la prensa, la verdad, ya se sabe, tampoco le podemos exigir mucho, pero no hay duda de que nos sirve muy bien para tomar el pulso a cada momento histórico. Y en aquellos años setenta encontramos algunas series de artículos que hay que reseñar. Por ejemplo, una sección a cargo de Perich en El Correo Catalán, bajo el título "El humor otro", en la que entre 1969 y 1970 hace divulgación sobre la obra de varios dibujantes contemporáneos de todo el mundo. O una especie de continuación de esta sección a cargo de Enrique Oliván, Oli, –puesto que Perich deja El Correo Catalán para pasar a La Vanguardia– bajo el título “Humor sin pasaporte”, durante casi tres años. En el mismo periódico, en 1973, aparecerá una serie titulada “Grandes dibujantes” en su suplemento dominical, en el que entre abril y junio de 1973 se dedican varias páginas a dibujantes como Llaverias, Cornet, Apel·les Mestres, Opisso, Junceda y Castanys, con textos de Esteve Busquets Molas, y piezas de soporte de Joan Anton Benach, José Martí Gòmez, o Angel Marsà. También El Correo Catalán publicará doce cuadernos semanales bajo el título Un siglo de humor en Catalunya, a principios de 1979. Caso singular es la sección “Historieta” que durante casi medio siglo ha firmado –y firma aún– Manuel Darías en el canario Diario de Avisos desde 1973. Centrada, como su título indica, en la historieta, también se ha interesado por historietistas de humor, humor gráfico y caricatura. En muchos otros periódicos encontraremos artículos y reportajes, pero no tengo localizadas series fijas sobre el tema de tanta duración.

 

Suplemento Un siglo de humor en Catalunya.

 

Se nos acaba el siglo

En [o durante] las dos últimas décadas del siglo XX vemos una paradójica tendencia al desinflarse la burbuja de aquel boom, así como la desaparición progresiva de cabeceras junto a la disminución de la influencia del humor gráfico en la vida periodística y política del país, por un lado, y, por otro, al crecimiento paulatino del interés por el humor gráfico (y las viñetas en general, cabe decir) por parte de investigadores, historiadores, docentes, ensayistas y estudiantes como materia en la que centrar su atención. La normalización política y social que conlleva la democratización del país tiene como efecto directo que el humor gráfico pasa a segundo plano comunicativo al bajar el tono de la confrontación política y no ser ya necesario para eludir ningún tipo de censura. A su vez, esto permite que se pueda mirar ya con mejor perspectiva al pasado y profundizar en períodos como la Guerra Civil, la II República, o el propio franquismo en los estudios de todo tipo, y también, por supuesto, en los relacionados con la sátira política y sus autores. Igualmente la presencia del cómic entre los objetivos de la academia se va normalizando, y por consiguiente, crece el número de investigaciones que directa o indirectamente se interesan y tratan las viñetas.

Pero antes de entrar a la lista de tesis leídas o publicadas en las universidades españolas que van ampliando y profundizando en el ámbito de la caricatura y el humor gráfico, cabe anotar algunas de las obras más destacadas que ven la luz en éste período fuera del circuito universitario. Para empezar, un ambicioso proyecto liderado por Chumy Chúmez publicado en forma de fascículos en el diario El Independiente. Se trata de 50 años de humor español, en 1990, que supone un enorme esfuerzo por dejar constancia de lo que se ha hecho en España en el campo del humor de prensa en casi todo el siglo XX, a pesar de lo que dice el título. Chumy Chúmez es también el autor de Ser humorista, un precioso ensayo publicado en 1988 por la Fundación Universidad Empresa dentro de una colección precisamente dedicada a  profundizar en varios oficios y profesiones. Chumy es indispensable como artista en el panorama de nuestro humor, y su análisis toca con lucidez varios aspectos fundamentales de los mecanismos de creación así como del proceso de publicación de viñetas. Otro de nuestros principales autores es Máximo. Y aunque también caviló a fondo sobre el tema –por desgracia no se han publicado los textos de su discurso de aceptación del Premio Quevedos o del Premio Gat Perich, en los que reflexionó hondamente sobre la condición de humorista gráfico– y solo nos quedan algunas meditaciones apuntadas en pequeños artículos enterrados en la hemeroteca, Máximo ha sido objeto de interesantes estudios, como la brillante tesis de Natalia Meléndez (que toca citar más adelante porque nos cae en el siguiente siglo) y el volumen De pascuas a ramos. Claves de lectura y propuestas educativas sobre dibujos de Máximo de Herminio Otero, publicado en 1992.

 

50 años de humor español, de Chumy Chúmez.

 

Otra obra que es necesario destacar se publica en 1995, y se trata de La vida alegre. Historia de las revistas humorísticas, festivas y satíricas, de José María López Ruiz, una panorámica por un tipo de prensa en la que se llegaron a publicar un enorme número de viñetas pero a la que no se ha mirado tanto como a la prensa política. El mismo autor nos deja, cinco años más tarde, otra obra fundamental, Un siglo de risas. 100 años de prensa de humor en España (1901-2000), un ambicioso intento de ofrecer por primera vez una mirada completa y profunda a lo largo del panorama de la prensa humorística española del siglo XX, a sus títulos y sus autores. Por supuesto, ya que quien mucho abarca poco aprieta, el extenso marco cronológico y territorial que pretende abarcar la obra provoca que nos encontremos numerosos errores y omisiones. Pero a pesar de todo es una obra valiosísima por su intento de dar una visión global, panorámica, ordenada y proporcionar sentido a la historia de nuestra prensa humorística. El mismo planteamiento, pero centrado en la prensa humorística exclusivamente catalana, es el que publica Josep Maria Cadena en la Nadala de la Fundació Jaume I de 1995, Revistes i publicacions d'humor en català (1841-1939). Un lujo es la edición en facsímil de la colección completa de la revista El Be Negre. Con un estudio introductorio de Lluís Solà i Dachs, que logró realizar interesantes entrevistas a los integrantes supervivientes de la redacción de aquella publicación, los dos volúmenes de El Be Negre i els seus homes (Edhasa, 1977), constituyen una verdadera joya. Otro excelente facsímil, con profundo estudio introductorio a cargo del profesor Josep Maria Figueres, es el de la revista Cuca Fera (Ausa, 1987). Publicados a pelo, sin contexto ni estudio crítico -ni no crítico-, la prensa catalana cuenta también con los facsímiles de los primeros números (del 1 al 109, en cuatro volúmenes) de Papitu (Leteradura, 1978), y también de la colección completa de Quatre Gats (Leteradura, 1977) y Luz (1977), el primer año de En Patufet (Balagué, 1978), los números del 1 al 30 de Pel & Ploma (Leteradura, 1977), la colección de La Llumanera de Nova York (Edicions Anglocatalanes de Barcelona, 1987), Picarol (Parsifal, 1996), y contamos con una curiosa aunque rara edición en facsímil de los números uno de un gran número de publicaciones satíricas a cargo de Josep Maria Cadena (realizados por suscripción durante los ochenta), que incluye revistas como Cu-cut!, El Gall, El Sr. Daixonses i la Sra. Dallones, El Borinot, La Rambla, La perdiu ab salsa, o los almanaques de Lo Xanguet y El Tiburón. Cadena firma también las presentaciones de los dos tomos dedicados a Opisso y Junceda de la colección Clàssics catalans del còmic (1992), y el estudio Els alcaldes de Barcelona en caricatura (1991). En este apartado debemos destacar también El país de la olla. La imagen de España en la prensa satírica, de Fernando Arcas, publicado en 1990; el catálogo de lo que fue la exposición 150 años de prensa satírica que se realizó en Madrid, en 1991, a cargo de Javier Domingo, y el catálogo de la exposición Un siglo de ilustración Española en las páginas de Blanco y Negro y ABC (tuvo varias ediciones en cada una de las ciudades en que se pudo ver la exposición: 1992, Madrid; 1993, Barcelona; 1994, Zaragoza...) cuyo texto principal es a cargo de Juan Manuel Bonet. Contemplemos el cuaderno con las comunicaciones del 1er Saminario Galego do Humor (1984). También el trabajo Cien años de ilustraciones en Heraldo de Aragón (1995), de Francisco Javier Veras, que se centra en el análisis de la imagen y sus creadores en esta cabecera, así como Un siglo de humor gráfico (1862-1962), de Josefina Clavería, que también se centra en el humor gráfico de la prensa aragonesa, o Revistes d'humor a Catalunya (1972-1992), de Joaquim Roglan, el primer trabajo que se adentra a fondo en la prensa satírica del postfranquismo publicado por el Col·legi de Periodistes de Catalunya en 1996. Otro documento imprescindible de la contemporaneidad, pero centrado en una sola cabecera, es El Papus 1973-1983 ¡Trese año de sensura!, que se editó en 1990. Antes ce acabar el siglo se publican tomos con las antologías de El probrecito hablador (Espasa Calpe, 1979), Madrid Cómico. El Madrid Cómico de “Clarín” (Plus Ultra, 1992), La Codorniz (Edaf, 1998), Hermano Lobo (Temas de Hoy, 1999) y Por Favor (Crítica, 2000).

 

Un siglo de risas.

 

Otras obras que hay que anotar, focalizadas ya en autores, son las que recuperan la figura de Bagaría, primero con el catálogo de la exposición de 1983, Luis Bagaria 1882–1940, y luego con las aportaciones de Luís Durán –compilado en el volumen IV de sus Crónicas (Akal, 1986)–, y Antonio Elorza –Bagaría, el arte y la política (Anthropos, 1988)–, así como la colección Os nosos humoristas, con edición de Clodio González Pérez, que Ediciós de O Castro dedica, a partir de 1982, a  Castelao (número 1), Vidales Tomé (número 2), Padín (número 3), Maside (número 4) Xaime Prada, (número 5), Torres (número 6) y Cebreiro (número 7). En 1986, coincidiendo con el centenario de su nacimiento, Clodio González publica Castelao: Caricaturas e autocaricaturas. Ni qué decir tiene que la obra de Castelao vive a partir de esos años una fiebre de reediciones, exposiciones y recuperaciones, muchas de ellas a cargo de la editorial Galaxia, pero también mediante otras editoriales e instituciones. Antes de cambiar de latitud, anotemos que tenemos que fijarnos en El humor gallego en los medios de comunicación, de Lalo Vázquez, publicado en 1992, y Como debuxar caricaturas, de 1989, por Siro López. Dejemos dicho que Siro había publicado ya un tratado muy aprovechable sobre la caricatura en la revista Grial en 1974, “A caricatura como arte”. Tenemos también catálogos de exposiciones y estudios dedicados a autores como Penagos (1983), Herreros (1983), Helios Gómez (1996), K-Hito (1973, en la colección El arte a la pata coja, en la que también se publica a Opisso, 1965; Serafín, 1965, y Munoa, 1973), o Sancha (1998). También Mingote –Mingote; obra escrita (1996)– o El Roto –La memoria del constructor (1997), La visita inesperada (1997).

En Catalunya, al mismo tiempo, se recuperan autores como Apel·les Mestres –Apel·les Mestres (Fundació Jaume I, 1985)–, Xavier Nogués –Sobre Xavier Nogués i la seva circumstància (Edicions 62, 1982)–, Apa –Feliu Elias 'Apa' (Ajuntament de Barcelona, 1986)–, Ismael Smith –Ismael Smith, gravador, (Biblioteca de Catalunya, 1989)–, Bartolí ­ –Conversa amb Bartolí, (Publicacions de l'Abadia de Montserrat, 1990)–, Passarell –Jaume Passarell i Ribó, obra publicada (Museu de Badalona, 1991)– Opisso, Junceda, y Lola Anglada (dentro de la colección Gent nostra de la editorial Labor en sus números 47, 55 y 64, respectivamente), Niko –Niko. L'Art de la Carigrafia (Artis, 1994)–, D'Ivori –D’Ivori, la màgia de la il.lustració (Ajuntament de Barcelona, 1997)–. También al asturiano Marola, con Caricaturas de Marola en el diario La Prensa (1932-35), en 1990; los aragoneses Luis Pablo Sanz Lafita (en 1999), Borobio (2000),  o el santanderino Francisco Rivero Gil (1999), así como varios autores del país vasco en Antecedentes del cómic en Euskadi (1894-1939), de José María Unsain, en 1989.

 

Libro sobre Xavier Nogués.

 

En 1995 se publica también Caricatures de Franco, de Jordi Artigas, con especial interés del autor a identificar a cada uno de los autores de los distintos dibujos. En 2018, el mismo autor publicaba en castellano Caricaturas franquísimas, ampliando y ahondando en la selección. Cierto que, en 1977, PGarcía había recopilado en un volumen Los chistes de Franco, pero no eran gráficos. De la iniciativa de Artigas nacerá un proyecto interesante en aras de recuperar información de los dibujantes represaliados por el franquismo: La memòria dels dibuixants (www.lamemoriadelsdibuixants.cat), aún activo y con un fondo importante de vídeos con entrevistas a dibujantes y descendientes. Interesándose por el humor, aunque menos por lo gráfico, a pesar de que son obras que van a buscar en cabeceras satíricas, tenemos El negociado de Incobrables. La vanguardia del humor español en los años veinte, antología de José Luis R. de la Flor (1990); La literatura de humor en la España democrática, de Inés Arribas (1997), y De Rusiñol a Monzó: humor i literatura, de Margarida Casacuberta (1998). Se publicó también un curioso volumen, sin atribución de autor, El sentido del humor, dentro de la Biblioteca Deusto de desarrollo personal (1992), poniendo en valor el humor como herramienta práctica de socialización y crecimiento personal.

 

Libro de Inés Arribas.

 

De 1991 es la primera edición de Los Borbones en pelota, con estudios a cargo de Robert Pageard, Lee Fontanella y María Dolores Cabra Loredo, y con el entusiasmo de poder atribuir tan atrevidos dibujos a los hermanos Bécquer. La obra verá una nueva edición en álbum apaisado para mejor disfrutar de las láminas en 1996. Nuevos estudios matizando cada vez más esta supuesta autoría verán la luz en ediciones sucesivas en 2014 (a cargo de Manuel Martínez Forega) e Isabel Burdiel (2020).

No hay aportación más académica que las de la propia Academia. Me refiero a la Real Academia Española, que en las últimas décadas del siglo XX admitió a algunos destacados humoristas españoles para repantigarse en sus sillones. Miguel Mihura murió sin poder tomar posesión del sillón K y leer su discurso, pero José López Rubio sí pudo hacerlo, y por eso destacamos su aportación. La otra generación del 27 era el título del discurso leído en 1983 y publicado el mismo año, junto con la respuesta de Lázaro Carreter. Antonio Mingote hizo lo propio en 1988 con Dos momentos del humor español: Madrid Cómico-La Codorniz. Vale la pena, porque aunque en este discurso se centra en unas cabeceras y período temporal concreto, es una obra que nos permite leer de primera mano sustanciosas reflexiones de este autor, que ha pensado mucho y bien sobre su oficio, aunque hay que ir rastreando sus aportaciones a lo largo de variados artículos, entrevistas y reportajes publicados en prensa o distintas antologías. Por otro lado, tenemos también los discursos de admisión en la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Jordi de autores como Joan Josep Tharrats, Art de la il.lustració a la Catalunya del segle XX (1994) y Cesc, Un llarg camí entre el dibuix i la pintura (1999).

En las universidades se venía normalizando la viñeta como material de estudio, por lo que esos años nos dan tesis variadas sobre distintos aspectos de la imagen satírica. Tenemos visiones panorámicas con amplios márgenes históricos o territoriales, como La caricatura valenciana en la II República, de María de los Ángeles Valls, en la Universitat de València (1995), que se publicará, extractada, con el mismo título en 1999. También El cómic en España. Análisis histórico y de contenido de las revistas publicadas entre 1974 y 1985, de Francesca Lladó, en la Universitat de les Illes Balears (1996), que se fija en algunas de las publicaciones satíricas para adultos de la época; Vanguardia y humorismo: la otra generación del 27, editado por Maria Luisa Bruguera y Santiago Llorens (1998), o La ilustración gráfica y la caricatura en la prensa valenciana del siglo XIX, de José Enrique Peláez Malagón, en la Universidad de Valencia (1999), que se convertirá en una de las primeras obras en dar el salto a internet mediante el portal Tebeosfera y se configura como un completo catálogo de publicaciones del siglo XIX valenciano[32]; o El humorismo gráfico en Canarias, de Francisco Gonzàlez Guerra, en la Universitat de Barcelona (2000), que se publicará bajo el título El humor gráfico en Canarias. Apuntes para una historia (1808-1998) (2003).

 

Libro sobre el humor gráfico canario.

 

Una visión de las viñetas poniendo el foco a un tema concreto la tenemos en Salud pública y medios de comunicación social: la imagen del sida en los semanarios españoles de humor gráfico para adultos, de José Luis de la Fuente Madero, en la Universidad de Málaga (1999). En cambio, poniendo el foco en un autor encontramos Manuel González Martí y la ilustración gráfica de su época (1890-1918), de José Luis Alcaide, en la Universitat de València (1999); La figura de Josep Costa Ferrer, Picarol i la il.lustració gràfica política a Catalunya de 1900 a 1936, de Sonya Torres Planells, en la Universitat Autònoma de Barcelona (1997); Salvador Bartolozzi (1882-1950). Ilustración gráfica, escenografía, narrativa y teatro para niños, de David Vela, de la Universidad de Zaragoza (1997). Con el foco en una publicación, tenemos Sátira y humorismo. El caso de 'La Codorniz' (1956-1965) de José Antonio Llera, en la Universidad de Extremadura (2000), que analizando a fondo dicha publicación, confronta los conceptos de sátira y humorismo. Esta tesis se convertirá en el libro El humor verbal y visual de La Codorniz (2003). Por otro lado La tira humorística en prensa, análisis de una serie de 250 tiras de publicación semanal, de José Antonio Azpilicueta, Universidad del País Vasco (2000), se interesa por el formato de la tira. Una aproximación estética la encontramos en De grutesco a grotesco. A propósito de una categoría estética, de Beatriz Fernández Ruiz, en la Universidad Complutense de Madrid (2000).

 

El libro fundamental de Llera.

 

 

Siglo XXI, o el optimismo

Y vamos cerrando porque llegamos al final del viaje. Bueno, el viaje no se acaba nunca, porque mañana se publicará algo nuevo e interesante. Pero será mañana. En cambio, hasta hoy esto es lo que hay, que es bastante. Porque las nuevas herramientas informáticas han abierto enormemente el campo del conocimiento. Nunca como hoy, tesis, libros y artículos han sido más fáciles de localizar y leer. Aquel volumen rarísimo que se encontraba (es decir, que no se encontraba porque estaba) en un rincón de una inaccesible biblioteca privada, hoy está digitalizado y al alcance de todo aquel que sea capaz de teclear correctamente su título en el buscador de turno. No, no todo está en internet aún, pero casi. Tebeosfera mismo es una inmensa base de datos en continuo crecimiento donde localizar lo ilocalizable: desde diciembre de 2001 se ha convertido en un repositorio enorme, con miles de páginas y referencias, la mitad dedicadas al cómic, pero, en la otra mitad, buena parte se la lleva el humor gráfico, la caricatura, sus cabeceras y autores. En sus distintos formatos y épocas, Tebeosfera –¡qué os voy a contar!– ha incentivado la catalogación, la investigación y el estudio de los distintos aspectos relacionados con la viñeta, con pasión y rigor. Hay muchísimo material de alto interés dedicado al análisis del humor gráfico en Tebeosfera. Destacamos, por poner unos pocos ejemplos, el esfuerzo que en 2002 realizó para proporcionar una panorámica del humor gráfico contemporáneo, con artículos de Manuel Barrero, –Humor gráfico español del siglo XXI–, Ricardo Olivera y Melchor Prats –Humorismo gráfico en Cádiz–, Yexus –Humor gráfico en Cantabria–, Henrique Torreiro –Humor gráfico en Galicia–, Gerardo Macías –Humor gráfico onubense–, Félix Cepriá –Humor gráfico en Salamanca–, Roberto Hernández –Humor gráfico en Cuba y servidor de ustedes, que escribí sobre el Humor en Catalunya. También podríamos destacar brillantes artículos de muy variados aspectos del humor gráfico firmados por José Luís Castro Lombilla, Alejandro Romero, Félix Caballero, Mara González, Jordi Riera, Jorge Montealegre, María Eugenia Gutiérrez Jiménez, Osvaldo Macedo de Sousa, Blanca Redondo, Jorge L. Català Carrasco, Nani, Pablo García, María Iranzo, José Orcajo, Joan Manuel Soldevilla, Dionisio Platel, Antonio Laguna, José Antonio Llera y Natalia Meléndez, entre otros. Tebeosfera es, hoy, imprescindible. Dios guarde sus servidores por muchos años.

Otro enorme repositorio de datos de humor gráfico español en internet es Humoristan.org, con fichas sobre cabeceras, autores y personajes, estructurado como un museo de humor gráfico con sus correspondientes galerías virtuales.

 

El libro de Luis Conde sobre humor gráfico español.

 

Pero no perdamos los papeles. No los perdamos de vista, quiero decir, porque el siglo XXI nos ha dado muy interesantes aportaciones a la bibliografía sobre sátira dibujada. Podemos inaugurar el siglo con la aparición del monumental Atlas español de la cultura popular: De la historieta y su uso (1873-2000), dirigido por Jesús Cuadrado, en el que se indexan exhaustivamente autores, cabeceras y personajes. Otro diccionario, esta vez centrado en los autores de humor, publica la Academia del humor de Pozuelo de Alarcón en 2012: Diccionario de humoristas contemporáneos (1901-2011), en el que humoristas gráficos comparten páginas con literatos de humor. Otra obra con voluntad enciclopédica, aún sin ser un diccionario, es El humor gráfico en España: La distorsión intencional, obra de Luis Conde que publica la Asociación de la prensa de Madrid en el año 2005. A pesar de algunas, demasiadas imprecisiones, generalidades y errores de bulto, no deja de ser una obra ambiciosa que ofrece un completo recorrido por el panorama del humorismo gráfico español. La obra es, en realidad, una revisión y ampliación del volumen Historia del humor gráfico en España, que el mismo autor había publicado en 2003 dentro de la colección Historia del humor gráfico que la editorial Milenio lanzó junto con el departamento de humor gráfico de la Fundación General de la Universidad de Alcalá de Henares. Esta colección supuso un esfuerzo editorial sin precedentes, al intentar historiar el género en el ámbito iberoamericano con varias monografías. Se publicaron Historia del humor gráfico en México, de Alejandro Pérez Basurto, en 2001; Historia del humor gráfico en Portugal, de Osvaldo Macedo de Sousa, 2002; el ya citado Historia del humor gráfico en España, 2003; Historia del humor gráfico en Venezuela, de Hildemaro Torres, 2003; Historia del humor gráfico en Brasil, de Lailson de Holanda, 2005; Historia del humor gráfico en Uruguay, de Raquel Orzuj, 2006; Historia del humor gráfico en Cuba, de Arístides Hernández y Jorge Piñero, 2007; Historia del humor gráfico en Ecuador, de Xavier Bonil, 2008; Historia del humor gráfico en Puerto Rico, de Arturo Yépez, en 2008; Historia del humor gráfico en Costa Rica, de Ana Sánchez, 2008; Historia del humor gráfico en Chile, de Jorge Montealegre, 2008; Historia del humor gráfico en Paraguay, de Roberto Goiriz, en 2009; Historia del humor gráfico en México (sí, otra vez), de Esther  Acevedo y Agustín Sánchez, 2011, e Historia del humor gráfico en Argentina, de Judith Gociol y Jorge Rosemberg, 2015. Una colección muy interesante para quien se interesa por el género, aunque constituida por títulos de calidad, rigor y profundidad desigual, dependiendo de los autores. Desde el departamento de humor gráfico de la Fundación General de la Universidad de Alcalá de Henares, hoy reconvertido en Instituto Quevedo de las Artes del Humor, se ha realizado a lo largo del último cuarto de siglo, un esfuerzo de calado, muy centrado en el ámbito de las exposiciones, pero que nos deja colecciones como la de la revista Quevedos, o volúmenes como los que reivindican a los autores ganadores del Premio Iberoamericano de Humor Gráfico Quevedos: Mingote (1998), Quino (2000), Chumy Chúmez (2002), El Roto (2004), Ferro (2006), Ziraldo (2008), Máximo (2010), Forges (2014) y Hervi (2018).

 

Mingote 50 años en ABC.

 

Siguiendo con los autores, están los voluminosos tomos de la colección Magnum que la revista El Jueves dedicó a Ivà –¡Cagontó! El gran libro de Ivà, 2003–, Perich,–El Perich, humor sin concesiones, 2005–, Óscar –Óscar, el humor de la calle, 2008– y aunque editado bajo el sello de la Fundación Gin, el de Gin, l'artista elegant, 2007. Muchos más artistas han sido reivindicados en estos veinte años; entre los más destacados, Mingote, con varias obras que tienen en cuenta diversos aspectos de su obra colosal, como Mingote, punto y aparte (2002); Mingote, 50 años en ABC (2003); Mingote, 90 años (2009); Mingote, la vida cabe en un dibujo (2009); Mingote, antología (2012); Mingote reservado (2012); El arte de Mingote (2019). También Chumy Chúmez, con la intensa obra de María de los Ángeles Fernández Escudero, Chumy Chúmez, el humor y la libertad (2011), o –con mucho menos aparato crítico– Chumy Chúmez, del silencio al grito (2001), De su propia cosecha (2007), Españoleando (2008) o Humores que matan (2018). La lista es larga y abarca desde los autores pioneros del siglo XIX, hasta los contemporáneos. Por citar unos pocos: El Roto –Ni más ni menos (2001), El Guardagujas (2003), Llorar es sonreír despacio (2009)–, Bagaría –Lluís Bagaria, caricaturista del món barceloní, 2003; Luís Bagaría, el arte y la política, 2004; La caricatura social y política: Hogarth, Grosz, Bagaría, 2007; La guerra no fa riure, 2007; Bagaria en El Sol: política y humor en la crisis de la restauración, 2007; Caricaturas republicanas, 2009–, Herreros –La Codorniz de Enrique Herreros, 2005 o Los carteles de cine de Enrique Herreros, 2007–, Gris – Juan Gris, dibujante de prensa. De Madrid a Montmartre, 2007–, Muntañola –Muntañola, l'art de viure, l'art de riure, 2007–, Serny –La obra de Serny: desde la edad de plata del dibujo hasta 1995, 2007–, Gols –Joan Gols un personatge singular, 2009–, Tísner –L'humor gràfic de Tísner, 2009–, Xavier Nogués –Xavier Nogués (2010)–, Tono –La pirotécnia de la palabra, 2011, Tono, un humorista de la Vanguardia, 2019–, Carceller –El éxito trágico del editor de La Traca (2012)–, Forges –El libro de los 50 años, 2014–, Gosé - Xavier Gosé y el París elegante, 2012, y Xavier Gosé, 1867-1915: il·lustrador de la modernitat, 2014–, Mateos –Mateos: un siglo de humor gráfico, 2014–, Coll –El observador perplejo, 2105–, Nyerra –Enric Cluselles. Ninots i llibres (2015)–, Martinmorales –El dibujo inagotable, 2017–, Shum –El dibuixant anarquista (2017)–, Xaquin Marín –Xaquin Marín: Arte e compromiso no humor gráfico galego, 2018–, Siro –Falemos de Caricatura (2018)–, Sileno –Humor gráfico e política, 2018–, Perich –Perich. 1941-1995. Humor amb ulls de gat (2020)–, Fer –L'humor amable (2020)–.

 

Ensayo sobre la obra de El Roto.

 

Y aún encontramos muchos más textos imprescindibles sobre autores si repasamos artículos en vez de monografías, pero no lo haremos ahora. Lo que sí comentaré es la inaudita colección de la editorial Àmbit en la que Josep Maria Cadena comenta y contextualiza todos y cada uno de los dibujos publicados en la revista Cu-cut! entre 1902 y 1912, en libros dedicados a sus principales autores. Hasta el momento ha publicado un volumen con todos los dibujos de Opisso, tres con los de Junceda, uno con los de Smith, dos con los de Apa, cuatro con los de Llaverias y lleva uno de los cuatro o cinco previstos para Cornet.

No centrados en un único autor sino varios, agrupados por marcos temporales, temáticos o geográficos, tenemos obras de gran interés, como el catálogo de exposiciones como Los humoristas del 27 (2002); Veinte ilustradores españoles (1898-1936); La Transición en tinta china (2013) o Humor gráfico en la Transición (2018). También trabajos como Pinturas de guerra. Dibujantes antifascistas en la guerra civil española, de Miguel Sarró (2005); L'humor gráfic a la premsa de Lleida (2005); La caricatura politica i social a catalunya (1865-2005)  (2005); Los Borbones a parir. Iconografía satírica de la monarquía española (2009); Humor gráfico galego. Da transición ao século XXI (2009); Si los curas y frailes supieran. Antología de la caricatura anticlerical (2010); Caricaturas. Ilustradores de los siglos XIX y XX en la colección Lázaro, de Carmen Espinosa (2013); Dibujantes con París al fondo, de Inocente Soto (2014), o Gràfica obrera i anarquista. 1870-1979 (2021). Un trabajo que, además de en los autores, indaga en los principios estéticos que subyacen bajo los dibujos es Retratos en blanco y negro. La caricatura del teatro en la prensa (1939-1965), de Jesús Rubio. Importante, también, el Diccionario biográfico de ilustradores españoles del siglo XIX, de Pedro Casado Cimiano (2006), herramienta utilísima para acercarnos a los artistas de la prensa ilustrada del siglo XIX, y también los primeros dos volúmenes de Del tebeo a manga. Una historia de los cómics (2007), que abundan en el humor gráfico y las tiras de prensa.

 

Catálogo Veinte Ilustradores Españoles (1898-1936).

 

Por otro lado, tenemos las obras que ponen el foco en cabeceras. Una de las más estudiadas es La Codorniz, que además del extraordinario catálogo de la exposición de 2012 en el Museo de la Ciudad de Madrid y de la edición facsimilar de los setenta y nueve primeros números en 2001, ha dado pie a numerosa literatura estudiando variados y distintos aspectos. Ya hemos comentado El humor verbal y visual de La Codorniz, de José Antonio Llera (2003), pero también se publicó La otra generación del 27: el humor nuevo español y La Codorniz, de Emilio González-Grano de Oro (2004) y La censura franquista y la revista de humor La Codorniz, de Fernando García Garreta (2012). Mucho menos se ha estudiado El Jueves, que ya ha arrebatado a La Codorniz el récord de permanencia en el quiosco, seguramente porque es una publicación que aún está viva. Aparte de las reflexiones metodológicas sobre el análisis de la viñeta de actualidad de Investigar la prensa satírica actual, de José Luis Valhondo (2019), y las antologías publicadas por la propia revista –El Jueves, 20 años de portadas (1997), El Jueves, 25 años: ¡Toma ya! (2002), El Jueves: 25 años saliendo los miércoles (2002), Lo más mejor de 25 años de El Jueves I (2002), Lo más mejor de 25 años de El Jueves II (2003), El Jueves y la monarquía: tocando los Borbones (2004), Tocando los Borbones II (2009), El Jueves: 40 años (2018), 4o años de historia con El Jueves (2018), El Jueves: crónica sentimental de España (2019), Las portadas de El Jueves (2014-2020): De la coronación al coronavirus (2020), El póster de El Jueves: la mejor galería de arte satírico (2021)– y algunos artículos de aspectos concretos, falta aún el gran estudio que explique la revista y su trascendencia.

Otras cabeceras de las que hay interesantes monografías vinculadas al humor gráfico, serían El Periódico de Catalunya25 años de humor en El Periódico de Catalunya, 2003–, La EsferaLa Esfera. Ilustración mundial. 1914-1931, 2003–Heraldo de AragónPalabras dibujadas. 110 años de ilustraciones en Heraldo de Aragón, 2005–, Mundo DeportivoTrazos. Un siglo de ilustración y buen humor en la páginas de Mundo Deportivo, 2006–, La VanguardiaDibuixants, humoristes i il·lustradors de La Vanguardia (1881-2006), 2007–, AlegríaAlegría una revista per combatre en Patufet, 2007–, ABCEl efecto Iceberg, 2010–, Cu-cut!Cu-cut! (1902-1912). Sátira política en temps trasbalsats, 2012–, El Adelantado de SegoviaCien años de humor gráfico en el Adelantado de Segovia, 2012–, L'Esquella de la TorratxaL'Esquella de la Torratxa (1879-1939). 60 anys d'història catalana, 2014–, La Campana de Gràcia La Campana de Gràcia. La primera publicació catalana de gran abast (1870-1934), 2014–, PapituPapitu (1908-1937) i les publicacions eroticosicalíptiques, 2008, y Papitu (1908-1937) sàtira, erotisme i provocació, 2014–, Butifarra!Butifarra! El còmic dels barris (1975-1987) (2015)–, La Nueva España75 años de humor gráfico en La Nueva España, 2015–, La TracaLa transgressió com a norma (2016)–, TBO100 anys. El tebeo que va donar nom als altres, 2016; 100 años de TBO: la revista que dio nombre a los tebeos, 2017; Yo quiero un TBO, 2017–, Gutiérrez Gutiérrez (1927-1934). Un semanario del Humor Nuevo Español (2019)–; El Be NegreEl humor ingenioso de la intelectualidad catalana de izquierdas (2019)–; Pulgarcito100 años de Pulgarcito, 2021–.

 

Uno de los libros de solà publicado por Bruguera.

 

Por otro lado tenemos obras que quieren explicar un período histórico y se sirven de la mirada del humor gráfico para interpretarlo. Una obra sustanciosa es El parlamento de papel, a cargo de Ignacio Fontes y Manuel Ángel Menéndez, con varios capítulos dedicados a las cabeceras de humor y a los humoristas, y además numerosas páginas dedicadas a reproducir material gráfico. También tenemos Un país de chiste: el humor gráfico durante la transición, de Francisco Segado Boj (2002); Vanguardia y humorismo, Jorge L. Català-Carrasco (2015), o La satírica Transición, de Gerardo Vilches (2021), versión de su tesis, que para mi, explica muy bien la Transición española, pero desaprovecha la ocasión para explicar mejor las revistas satíricas de entonces, sus dinámicas, autores y entresijos. Otros, más que un período histórico, se interesan por algún ámbito concreto, territorial o temático, como Psicalíptics (2004); Els artistes catalans i la publicitat, de Ricard Mas (2002), El único estadista: visión satirico-burlesca de don Manuel Azaña, de José Peña (2007); Valle Inclan dibujado, de Serrano y De Juan (2008); L'humor gràfic a Barcelona (2016), o La sátira. ¡Esa prensa! (2017).

Ya no se lleva lo de las conferencias, ni lo de nombrar académicos a los humoristas, por lo que el siglo XXI no cuenta con grandes discursos de ingreso, ni conferencias impresas. Anotemos el último que me consta: El dibujo de humor en prensa: orígenes y evolución, discurso de Martinmorales a su ingreso a la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias, en Granada, en 2007. Otro autor que es dibujante y teoriza sobre lo suyo con conocimiento de causa es Jesús Zulet, que en Black & White (2010), reflexiona sobre la naturaleza del humor gráfico desde su profundo amor al medio.

 

El discurso de Martinmorales.

 

Antes de pasar a las tesis doctorales, cabe hacer mención de interesantes volúmenes colectivos editados como guinda del pastel de encuentros, jornadas, seminarios o investigaciones de grupos de estudios de distintas universidades, interesados de algún modo por esto del humor. Son trabajos que contienen distintas piezas de desigual profundidad y relevancia, pero casi siempre de interés. Anotemos algunos, como 11M, las viñetas en la prensa (2004), Humor y política en el mundo hispánico contemporáneo (2006), Cincuenta años de humor gráfico en España. Actas de las primeras Jornadas Comunicación y Cultura (2007), La risa periodística (2010), El humor en la historia de la comunicación en Europa y América (2015), El humor frente al poder. Prensa humorística, cultura política y poderes fácticos en España (1927-1987) (2015), El humor y la cultura política en la España contemporánea (2018), Hablar a los ojos: Caricatura y vida política en España (1830-1918) (2021), o el monográfico de la Revista Científica de información y comunicación titulado De la risa ilustrada a la sátira mediática. Discursos y prácticas del disenso en tiempos de crisis (2015).

Nos acercamos a un momento sustancial, porque en este siglo ya hemos podido leer obras que salen muy bien paradas del intento de entender y explicar qué es y como funciona el humor gráfico. En una de las obras citadas en el párrafo anterior –11M, las viñetas en la prensa–, encontramos un trabajo de Natalia Meléndez “Clasificación genérica de un género inclasificable: del humor puro al humor crítico en las viñetas del 11-M”, que aborda directamente un reto casi inédito: analizar y desglosar las características, mecanismos y funciones del humor gráfico teniendo en cuenta, para hacerlo, precisamente su formato gráfico. Malavé reincide con “El discurso específico del humor gráfico en la prensa” en El discurs del còmic (2008), y 'Morfología de los espacios de humor gráfico en diarios iberoamericanos de referencia' en el volumen La morfología de la prensa y del impreso: la función expresiva de las formas (2010). Cierto que desde la publicación de Le dessin d'humour de Ragon, en 1960, el estudio de la imagen satírica se comienza a valorar el grafismo y todo lo que ese grafismo conlleva como elemento de análisis fundamental, despegándose del estudio del humor gráfico como mero apéndice del literario, lingüístico o en todo caso, escénico. Pero verdaderamente pocos trabajos hechos desde España han profundizado en las estructuras profundas que configuran la viñeta. No es fácil, como ya apuntaba Oscar Steimberg en "Sobre algunos temas y problemas del análisis del humor gráfico" que publicó en 2001. Tenemos los cuatro volúmenes de Morfología del humor (2006-2009), con aportaciones multidisciplinares muy diversas e interesantes sobre como enfocar muy variados aspectos de la estructura y funcionamiento del humor. En el segundo de los volúmenes se encuentra el trabajo '“Sátira, intromisión y transgresión. El humor como atentado gráfico” de Manuel Barrero, que aborda con su implacable rigor los problemas fundamentales que ofrece la producción de viñetas satíricas. El texto demuestra que, si bien abordar el análisis del humor gráfico es sumamente complejo, disponemos ya de herramientas para conseguir desmenuzar y entender sus principales mecanismos, funciones, intencionalidad, efectos y consecuencias. Barrero es el autor de “La controversia de las viñetas de Mahoma. Géneros, alcance y propaganda en la sátira gráfica”, que se publica en el n.75 de la revista Mundaiz (2008), donde profundiza su análisis, proponiendo una taxonomía para la identificación de la sátira gráfica, aunque pone el foco en el caso concreto de las viñetas de Mahoma. Sí, recordemos que cuando estalló el problema llamado de las viñetas de Mahoma, en las que la sátira se puso bajo los focos, se desató un renovado interés y permitió, a su vez, nuevas miradas y enfoques a su configuración y efectos. Otra de las muchas aportaciones de Barrero es “Vigencia del humor gráfico en el siglo XXI. Modelo para la comprensión de un medio”, publicado en portugués en 1989 –en la revista USP–, y en castellano en 2008 –en Tebeosfera.

 

Uno de los aportes de Barrero.

 

Al contrario de lo que sucede con la historieta, el humor dispone de muy pocos trabajos desde España que propongan análisis en profundidad sobre su desarrollo estructural, sistematizando la comprensión de su morfología y su proceso de fabricación. Una propuesta verdaderamente interesante es El diseño de lo incorrecto. La configuración del humor gráfico (2009), y su versión corregida y ampliada El humor gráfico y su mecanismo transgresor (2016), de Manuel Álvarez Junco. Por fin tenemos una propuesta integral para abordar el humor desde el propio grafismo. Lo gráfico no es un accesorio si no una parte esencial del humor gráfico. Interés similar, aunque enfoques completamente distintos los encontramos en O humor en cadriños (2012 y otro volumen en 2015), de Félix Caballero, y El Humor gráfico (2019), que se preguntan por lo mismo, pero lo hace por otro camino, y al ser coral y en formato de entrevista, no puede ahondar en gran profundidad. Caballero es también el autor de O humor galego alén da retranca (2012). También es distinto el ensayo no escrito, sino dibujado, que publica Dario Adanti en 2017, Disparen al humorista. Aunque el texto no reflexiona tanto sobre como se hace el humor sino a dónde se puede llegar (o no llegar) con el humor, no deja de ser interesante la aproximación y más si se hace mediante los propios recursos del humor gráfico.

 

Libro del profesor Junco.

 

En el ámbito universitario tenemos tesis que de algún modo se interesan por lo mismo. En 2008, en la Universidad de Granada, Alejandro Romero Reche leyó El humor en la teoría social posmoderna, y una versión de esta tesis la publicó la editorial Fundamentos en 2011, y el mismo año, Carlos Alberto Villegas concluyó Psicogénesis de la risa: la risa como construcción de cultura en la Universidad Complutense. En ambas falta un enfoque más profundo de lo gráfico, pero dan importantes claves sobre variados aspectos del humor con una mirada actualizada.

Más enfocada en su vinculación con el periodismo, en 2010, Ricardo Tejeiro presenta la tesis Las viñetas de prensa como género periodístico, entre la opinión y el humor en la Universidad de Málaga. También Poética de la narración pictográfica: de la tira narrativa al cómic, de Roberto Bartual (2010), en la Universidad Autónoma de Madrid. Tenemos también Humorismo y Vanguardia. La representación gráfica del Humor, de Sílvia Hernández Muñoz, en la Universitat Politècnica de València (2011), interesante porque explora cómo los márgenes del humor gráfico se difuminan en su frontera con las vanguardias artísticas. También son muy relevantes La caricatura personal en relación con el humor gráfico y el sentido del humor, de Antonio Povedano Marrugat, en la Universidad de Sevilla (2014), que profundiza en los vínculos de humor y grafismo, especialmente en la faceta de la caricatura personal, de la que el autor conoce a fondo por haberla practicado durante años, y Risas, sonrisas y caricaturas en las manifestaciones gráficas paleolíticas, de Alberto Lombo Montañés, en la Universidad de Zaragoza (2015), que bucea en la prehistoria hasta encontrar el rastro de grafías con intención humorística en el período Magdaleniense. Una investigación que no va tan lejos en el tiempo es Los humoristas y la caricatura nueva. Metamorfosis locales de una arte global: Madrid 1898-1936, de José Luis Guijarro, en la Universidad Complutense (2017).

 

Libro de Alejandro Romero.

 

Investigaciones mucho más prácticas las tenemos en Un análisis pragmático-experimental del humor gráfico. Sus aplicaciones al aula de ELE, de Elisa Gironzetti, en la Universidad de Alicante (2013), o La traducción/adaptación del humor gráfico como recurso didáctico para la adquisición de la competencia ligüística en la lengua alemana en la Educación Secundaria Obligatoria de Alberto Cabrerizo García, en la UNED (2013) y Función social del humor: efectos de denigración sobre los estereotipos, de  Catalina Argüello, en la Universidad de Granada (2016).

En el sumum de lo práctico, está Sistemática de la historieta. Aplicación para el caso de la historieta y el humor gráfico en Sevilla: 1860-2000 de Manuel Barrero, en la Universidad de Sevilla (2016), con la intención de sistematizar la catalogación y estudio de las viñetas aplicando la tecnología. Claro que para catalogar y ordenar, antes hay que comprender lo que se ordena y buscar los componentes esenciales en las distintas posibles variantes, y eso es lo que propone Barrero buscando en un corpus concreto, sevillano, unas características que sean universales y válidas para toda catalogación viñetística.

 

Libro sobre Bagaría.

 

Otras tesis, pero en este caso ya con miradas a períodos temporales, territorios o cabeceras, son Entre la ilustración y la historieta. Las obras de LPO y OPS en la revista Madriz, de Rafael Méndez (2002), en la Complutense; Luis Bagaría. Entre el arte y la política, de Emilio Marcos Villalón, en la misma universidad (2003); Política y caudillos colombianos en la caricatura editorial (1920-1950), de Rubén Darío Acevedo, en la Universidad de Huelva (2004); Discurso visual y discurso verbal. Análisis pasional de las caricaturas del venezolano Pedro León Zapata, de Valmore Agelvis, en la Universidade da Coruña (2005); José Borobio Ojeda (1907-1984): formación, actividad artística y contribución a la arquitectura aragonesa contemporánea, de Mónica Vázquez Astorga, en la Universidad de Zaragoza (2005); El humor gráfico en el diario ‘El País’ durante la transición política española (1976-1978), de Natalia Meléndez Malavé, en la Universidad de Málaga (2005); El escultor y dibujante Sebastián Miranda (1885-1975,) de María Soto, Universidad de Oviedo (2007); Sátira, caricatura y parodia en Argentina de finales del siglo XIX. Un caso paradigmático, el periódico Don Quijote (1884-1904), de María Ximena Ávila, en la Universidad de la Laguna (2007); La Transición española en el humor gráfico de la prensa diaria (1974-1977), de Francisco Segado Boj, en la Complutense (2008); Bocadillos de autarquía. La historia del primer franquismo, de Óscar Gual, en la Universitat de València (2008); Los valores de la caricatura como género periodístico en España y Colombia (a través de la obra de Forges, Peridis, El Roto, Pepón y Osuna), de David Navarro, en la Complutense (2008); El humor en los medios de comunicación: estudio de los guiñoles y sus efectos en las opiniones políticas, de José Ángel Carpio, en la Universidad Pontificia de Salamanca (2009); El Gran Bufón (1912-1913). Estudio e índices, de Sandra Domínguez, en la Universidade de Santiago de Compostela (2011); El somriure de la política. Ninotaires al voltant de la Segona República, de Josep Ruiz Contreras, en la Universitat Pompeu Fabra (2012); Frederico Ribas Montenegro. Obra gráfica, editorial y publicitarias. Análisis y catalogación documental (1916-1936), de Eva Quintas, en la Universidade de Vigo, (2011); Cincuenta años de Humor Nuevo. La obra de Antonio de Lara Gavilán (1921-1971), de Samuel Bauer, en la Universitat Autònoma (2012); La revista satírica ‘El Papus’ (1973-1987). Contrapoder comunicativo en la Transición política española. El tratamiento informativo crítico y popular de la Transición española, de María Iranzo Cabrera, en la Universitat de València (2014); La obra gráfica de Pedro Quetglas ‘Xam’ (1915-2001.) La riqueza de un patrimonio, de Alejandro Ysasi, en la Universitat de les Illes Balears (2014); Xaquín Marín, innovación e tradición no humor gráfico galego, de Félix Caballero, en la Universidade de Vigo (2015); 75 años de humor gráfico en la Nueva España, de Esther Rodríguez Ortiz, en la Universidad de Oviedo (2015); La revista de humor La Codorniz (1941-1965): análisis, contenidos y humoristas gráficos en el contexto de la ley de prensa,  de Adela García, en la Universidad CEU San Pablo (2016); Factores de influencia en la comprensión y apreciación de las viñetas cómicas. El caso de dosis diarias, de Beatriz Carbajal, en la Universidad de Salamanca (2016); Del romance vulgar a la prensa de masas. El dibujo satírico en la prensa sevillana. Los modos de ver El tío Clarín (1864-1871), de María Eugenia Gutiérrez, Universidad de Sevilla (2016); Eulogio Varela, ilustrador y diseñador gráfico modernista para Blanco y Negro y ABC (1899-1936), de Antonio José Aparicio, en la Complutense (2016); Miguel Sawa y la revista Don Quijote (1892-1903), de Paloma Gil, en la Universidad Complutense (2016); Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao. Biografía d’un constructor da nación, de Miguel Anxo Seixas, Universidade de Santiago de Compostela (2017); Mal pero acostumbráu. El humor negro en la historieta Inodoro Pereyra de Roberto Fontanarrosa, de Agustina Soledad Rimondi, Universidad Complutense (2017); Antton Olariagaren umore grafikoa EGIN! Egunkariaren sorreran Zakilizut seriearen diskurtso umoristikoa (1977), de Aitor Castañeda Zumeta. Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea (2017); Narrar la historia. La internacionalización de las ideas en las portadas de Punch – Puck – Caras y Caretas, de María Virginia Díaz, en la Universidad Complutense (2017).

 

Libro de Félix Caballero.

 

Y cada una de estas tesis nos da un especialista que además de la tesis seguro que ha contribuido al corpus teórico con la publicación de la tesis, ya sea la original o una versión adaptada, pero también artículos en revistas especializadas, ponencias, capítulos de libro, etc., lo que multiplica las propuestas analíticas o interpretativas sobre cada tema.

Como vemos, en un mundo sometido a tremendos cambios, en un momento en que el dibujo de humor también se transforma, vemos que hay un profundo interés por la viñeta, publicándose más trabajos, libros, estudios y tesis que nunca, escudriñando desde múltiples disciplinas y con variados enfoques todos los posibles aspectos del humor dibujado. Es, sin duda, un motivo para el optimismo. Aunque el humor gráfico de toda la vida cuenta hoy con menos lectores, menos cabeceras y menos influencia que nunca debido a la crisis de su ecosistema natural, la prensa de papel. La profesión vive una situación crítica, con serias amenazas a la libertad de expresión, ya sea por parte de intolerantes, como de la precariedad laboral que es, para los comunicadores, otra forma de censura. También la interferencia que supone el flujo continuo de contenidos que es internet, así como la peligrosa descontextualización que sufren las viñetas en su traslado a redes. Múltiples peligros acechan al humor gráfico tal y como lo hemos entendido hasta hoy, y a la vez nuevos y apasionantes retos se abren por delante. La familia del humor gráfico ha crecido, y ya no solo cuenta con las caricaturas y dibujos, sino que los memes y gif forman parte de la parentela, lo queramos o no, añadiendo nuevos elementos que clasificar y analizar, nuevos retos para el estudio. Las viñetas ya no viven únicamente en el papel, insertas entre las columnas de periódicos y revistas, sino que habitan y se multiplican en las pantallas de ordenadores, móviles y toda suerte de nuevos artilugios. Los estudios, como han hecho siempre, deberán adaptarse e ir incorporando las novedades que modifican o condicionan el sentido o el alcance del humor gráfico contemporáneo. Cuando fijamos la vista en el futuro, podemos intuir algo, pero poco sabemos de lo que nos espera. Pero si miramos hacia el pasado, hoy, podemos ver que tenemos un sólido constructo teórico edificado con el sudor de tantos estudiosos que durante los últimos siglos han quemado sus pestañas a la sombra de hemerotecas y bibliotecas, reflexionando a la vez que se partían de risa –seguro, no puede ser de otra forma–, mientras escudriñaban en los entresijos del humor gráfico, la caricatura, y la viñeta satírica.

 

NOTAS

[1] WRIGHT, Thomas. History of Caricature and Grotesque in Literature and Art. Londres: Vertue, 1865

[2] CHAMPFLEURY. Histoire de la Caricature antique. París: Dentu, 1865; Histoire de la Caricature moderne. París: Dentu, 1865; Histoire de la Caricature au moyen âge et sous la renaissance. París: Dentu, 1875, 2a ed. aumentada; Histoire de la Caricature sous la République, l’Empire et la Restauration. París: Dentu, 1877; Histoire de la Caricature sous la Réforme et la Ligue. Louis XIII à Louis XVI. París: Dentu, 1880; a las que  cabría añadir  Le Musée secret de la caricature. París: Dentu, 1888, además de otras obras que firmó como historiador de la imagen y el arte popular: Histoire de l’imagerie populaire. París: Dentu, 1869, Histoire des Faiences patriotiques sous la Révolution. París: Dentu: 1867 y Henri Monnier. Sa vie, san oeuvre. París: Dentu, 1879.

[3] GROSE, Francies. Rules for Drawing Caricatures with an Essay on Comic Painting. Hope, Londres, 1789.

[4] BOYER de Nîmes, Jacques Marie. Histoire des Caricatures de la révolte des français. Impr. du Journal du Peuple, Paris, 1792.

[5] MALCOLM, J.P. An Historical Sketch of the Art of Caricaturing. Longman, Hurst, Rees, Orme, and Brown, Londres, 1813

[6] JAIME, Ernest. Musée de la Caricature ou recueil des caricatures les plus remarquables publiées en France depuis le quartorzième siècle jusqu'à nos jours, Paris, Delloye, 1838, (2 vols.)

[7] Ver GAMONAL TORRES, Miguel Ángel. "Jacinto Octavio Picón y los inicios de la historia de la caricatura en España" Cuadernos De Arte De La Universidad De Granada, 40, 379-397. y PALAU Y DULCET, Antonio. Manual del librero hispanoamericano. 2a ed. Barcelona: Librería Palau, 1961, Tomo XIII, p. 212.

[8]  Imprescindible el análisis de Miguel Ángel Gamonal sobre éste texto: GAMONAL TORRES, Miguel Ángel. "Jacinto Octavio Picón y los inicios de la historia de la caricatura en España", en Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, 40, 379-397.

[9] «Pero aún subsisten centenares de caricaturas españolas, de época muy atrasada, que, Dios mediante y la benevolencia de mis lectores, presentaré un día en el libro que sabéis que estoy preparando hace años» leemos en la página 22 del librito que reproduce su charla.

[10] FRONTAURA, Carlos, Caricaturas y retratos, Barcelona, Cipriano López, 1868.

[11] ALCALÁ GALIANO, José, Estereoscopio social: colección de cuadros contemporáneos, fotografías, acuarelas, dibujos, estampas, caricaturas, grupos, bustos, agua-fuertes, bocetos, vistas, paisajes, bodegones, camafeos, etc. etc. , tomados del natural y puestos en verso satírico-humorístico, Madrid, Imprenta de José Noguera, 1872.

[12] BAYARD, Émile. La Caricature et les caricaturistes. Paris, Librairie Delagrave, 1900.

[13]  BRISSON, Adolphe. Nos Humoristes. Société d'Édition Artistique, Paris (1900)

[14] Autor de múltiples y variadas recopilaciones de caricaturas agrupadas por temas o personajes, como Les Mœurs et la caricature en Allemagne, en Autriche, en Suisse , 1885; La France jugée par l'Allemagne, 1886 ; Les Mœurs et la caricature en France, 1888; Bismarck en caricatures, 1890; Crispi, Bismarck et la Triple-Alliance en caricatures, 1891; Richard Wagner en caricatures. 1892; L'Actualité en images. Les caricatures sur l'alliance franco-russe, 1893; Napoléon en images, 1895; La Crète devant l'image, 1897; L'Affaire Dreyfus et l'image, 1898; La Femme en culotte, 1899; Les Images relatives à la condamnation de Dreyfus, 1899; John Bull sur la sellette, 1900; Napoléon, Ies caricatures, 1901; « L'Oncle de l'Europe » devant l'objectif caricatural, 1906...

[15] ALEXANDRE, Arsena. L'Art du rire et de la Caricature. Paris. Libraries Imrimieres Reunies, ca 1890

[16] EVERITT, Graham. English Caricaturists and Graphic Humourists of the Nineteenth Century: How They Illustrated and Interpreted their Times. Londres, Sonnenschein, 1893

[17] SPIELMANN, H. M. The History of Punch. Londres, Cassell and Co. ltd. 1895

[18] PASTON, George. Social Caricature in the Eighteenth Century, Methuen & Co., Londres, 1905

[19] Autor de una prolífica bibliografía sobre el tema, entre las que destacamos Die Karikatur der europäischen Völker vom Altertum bis zur Neuzeit Berlin: A. Hoffman (1902); Die Karikatur der europäischen Völker vom Jahre 1848 bis zur Gegenwart. Berlin: A. Hoffman (1903); Das erotische Element in der Karikatur. Berlin: A. Hoffman (1904); Die Frau in der Karikatur. Múnich: Albert Langen (1906)

[20] Holländer, Eugen. Die Karikatur und Satire in der Medizin - Stuttgart, Ferdinand Enke, 1905

[21] VILLALBA SALVADOR, Maria Piedad. José Francés, crítico de arte. Tesis doctoral, UCM, 2002. Disponible en línea en: https://eprints.ucm.es/id/eprint/2417/1/T19872.pdf

[22] HOLME, C.G. (ed.) / DAVIES, Randall. Caricature of To-Day. The Studio, 1928: Londres.

[23] MORIN, Louis. Le Dessin humoristique. Paris, Henri Laurens, 1913

[24] BOHUN, Lynch. A History of Caricature. Faber and Gwyer, Londres, 1926

[25] AVELOT, Henri. Traité Practique de la caricature et du Dessin Humorístique Paris, Henri Laurens, 1932

[26] MURRELL, William. A History of American Graphic Humor 1865-1938. Nueva York, MacMillan, 1938

[27] GOMBRICH, Ernst Hans y Ernst KRIS, Caricature, Harmondsworth, Penguin, 1940

[28] Barrero, Manuel. ''La historieta y el humor gráfico en la universidad. Trabajos académicos'. en Tebeosfera, primera época, 4, 2002. Disponible en línea en: https://www.tebeosfera.com/1/Seccion/NSST/03/Tesis.htm

Gracia Lana, Julio. “La tesis doctoral como baremo de los estudios recientes sobre cómic y humor gráfico en España (1996-2016)” en Tebeosfera, tercera época, 13. 2020. Disponible en línea en: https://www.tebeosfera.com/documentos/la_tesis_doctoral_como_baremo_de_los_estudios_recientes_sobre_comic_y_humor_grafico_en_espana_1996-2016.html

[29] El título promete un contenido muy interesante, y el trabajo es citado en otros estudios posteriores, como el libro de Iván Tubau De Tono a Perich. Pero a pesar de buscarlo con ahínco, nunca lo he encontrado ni lo he podido consultar, ni sé de nadie que lo haya visto.

[30] ABRIL, Gonzalo. "El 'boom' del humor gráfico", en Comunicación XXI, nº 17. Madrid, 1975.

[31] SEARLE, Ronald. ROY, Claude. BORNEMANN, Bernd. La Caricature. Art et manifeste. Du XVIe siècle à nos jours. Skira, Ginebra, 1974.

[32] Disponible en línea en: https://www.tebeosfera.com/1/Libris/RevistasValencianas/indice.htm

Creación de la ficha (2021): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
JAUME CAPDEVILA (2021): "Reír bajo la lupa. Estudios teóricos sobre humor gráfico y sátira en España", en Tebeosfera, tercera época, 18 (27-XII-2021). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 30/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/reir_bajo_la_lupa._estudios_teoricos_sobre_humor_grafico_y_satira_en_espana.html