REPRESENTANDO GRÁFICAMENTE AL FRANCO REAL
Si bien hoy día estamos más que acostumbrados a las biografías gráficas y a su extraordinaria proliferación, la validez e idoneidad del cómic como medio para desarrollar de manera amena y atractiva la vida de personajes históricos ya fue probada a mediados de los años veinte del siglo pasado por tiras de prensa como acercaron las peripecias vitales de sus biografiados a lectores de todas las edades que devoraban con verdadera pasión las entregas aparecidas diariamente en los periódicos estadounidenses. De factura y trayectoria bastante desigual, estas series siguieron en mayor o menor medida el exitoso modelo de los High Lights of History de James Carroll Mansfield, cuyo estreno como tira diaria tuvo lugar el 17 de noviembre de 1924 y que, junto a la versión dominical homónima que comenzó a publicarse sólo dos años después, prolongó su existencia hasta enero de 1942, llegando a traducirse al francés, al portugués y al castellano, constituyendo el primer gran ejemplo de cómic educativo y un caso seminal en lo que, de manera genérica, se conoce como factual comics. Categorías ambas en las que se enmarca la obra que nos ocupa.
Y es que, tras adaptar con pericia y acierto al formato de la novela gráfica otros dos libros de Paul Preston –La Guerra Civil española y La muerte de Guernica–, José Pablo García se atreve esta vez con la voluminosa y acreditada biografía que el reconocido hispanista británico realizó del general Franco, figura clave del siglo XX español y, no cabe duda, uno de los personajes más controvertidos de nuestra historia. También, y a pesar de todo lo que se sabe de él y sobre él, uno de los peor conocidos, lo que se explica por los numerosos mitos que todavía hay quien pugna por mantener a pesar del categórico desmentido de la investigación histórica. Ya se sabe que a algunos les cuesta entender que, como señala Julián Casanova en su recién estrenado Franco (Crítica, 2025), «el juicio sobre la maldad o bondad de los personajes del pasado no es un concepto histórico».
Ciñéndonos a la obra del tándem Preston-García, hay que señalar, en primer lugar, que la idea de estampar la vida de Francisco Franco en un cómic no es nueva. Ya lo hizo la Editorial Rollán en 1969 con Soldado Invicto, un trabajo acreditado colectivamente a Art Studium que, si por algo destacó, fue por su realista representación gráfica, ya que el guion, caracterizado por ese tono epopéyico-transcendental tan habitual durante la Dictadura, delata su carácter eminentemente hagiográfico. Además, Soldado Invicto se centra sobre todo en la carrera militar de su protagonista, cerrando su última página con una estampa del Desfile de la Victoria del 19 de mayo de 1939 que aparece acompañada por un texto que, a modo de colofón, concluye que Franco, «primero como gran soldado y luego como estadista excepcional, sabría llevar a España por el camino de la paz, de la justicia y de la prosperidad», obviando así cualquier referencia al régimen dictatorial en que sumió al país tras la Guerra Civil derivada del fallido golpe de Estado contra el gobierno legítimo de la Segunda República.
De acuerdo, entonces, en que la de Paul Preston y José Pablo García no es la primera biografía de Franco en formato cómic. Ahora bien, no solo es la más completa, sino también la mejor documentada, convirtiéndose por ello en una herramienta educativa de primer orden que merece un lugar destacado allí donde más falta hace recordar quién fue, qué hizo y qué no hizo quien se tituló “caudillo de España por la gracia de Dios”: las aulas de Secundaria. Cualquiera que haya entrado en una de ellas en los últimos años entenderá sin problema el porqué de esta afirmación y la necesidad, la enorme importancia, de hacer accesible el conocimiento del pasado.
Dividida en nueve capítulos, la biografía del futuro dictador comienza con una infancia marcada por la mala relación entre sus padres, Nicolás Franco y Pilar Bahamonde, y el deseo frustrado de ingresar en la Armada, lo que le llevaría a entrar, en su lugar, en la Academia de Infantería de Toledo, donde se enfrentaría a las novatadas de sus compañeros y recibiría una enseñanza obsoleta y de escasa aplicación práctica. Graduado como segundo teniente casi un año después de la derrota del Barranco del Lobo que generalizó el conflicto de España en Marruecos, en febrero de 1912 fue destinado a Melilla, dando allí comienzo una meteórica carrera que le llevaría a convertirse, en 1926 y con solo 33 años, en el general más joven de Europa.
La trayectoria marroquí de Franco se nos presenta pausadamente, con meticulosidad y tratando de contextualizar adecuadamente cada acontecimiento, lo que resulta una constante en toda la obra; abundan también escenas que delatan la fuente de origen y contribuyen a cimentar la constatada verosimilitud de la narración. Es el caso, por poner solo un ejemplo, de la encendida arenga que Millán-Astray dirige a los legionarios del Tercio, tomada del segundo volumen de la trilogía La forja de un rebelde de Arturo Barea, quien fue testigo de los hechos.
Junto al apartado estrictamente militar aparecen también reflejados distintos episodios de la vida personal de Franco, como su relación y posterior matrimonio con Carmen Polo, o hasta los logros como aviador de su hermano Ramón que, por supuesto, no se mencionan en Soldado Invicto. Se ofrecen, además, diversas pinceladas que muestran cómo se va conformando la fría psicología del personaje, manteniendo en todo momento la rigurosidad y el interés del lector con un dibujo preciso, limpio y claro.
En cuanto a la etapa de la República, que Soldado Invicto despachaba en una triste página que servía de introducción al repertorio habitual de excusas para justificar la sublevación militar de julio de 1936, se desarrolla aquí con especial atención al detalle en acontecimientos clave como la clausura en julio de 1931 de la Academia General Militar –de la que Franco era en ese momento director–, la fracasada Sanjurjada de agosto de 1932 o la revolución de octubre de 1934, aplastada con mano de hierro. Se va, así, preparando el camino hacia el golpe que daría paso a la Guerra Civil y, tras la trágica desaparición del general Sanjurjo primero, y de José Antonio Primo de Rivera y el general Mola después, hacia el liderazgo único y absoluto que Franco prolongaría durante casi cuatro décadas.
Los tres últimos capítulos de la obra están dedicados al desarrollo de la dictadura y a los distintos aspectos políticos, sociales, económicos o, incluso, religiosos que la convirtieron en un caso único en Europa; mucho tuvo que ver en ello la extraordinaria capacidad de adaptación mostrada por el franquismo que, parafraseando los títulos de esos capítulos finales del cómic de José Pablo García, se las arregló para llevar a España desde una posición de «lacayo del Eje» a otra de «aislamiento» durante los largos y difíciles años cuarenta. Desde ahí, y ya a partir de la década siguiente, el fin del racionamiento, el reconocimiento internacional y el despegue económico auspiciado por los planes de estabilización para llegar a ese largo adiós –repleto de circunstancias críticas– que desde los últimos años sesenta precedió a la muerte natural del dictador el 20 de noviembre de 1975.
En términos generales, la novela gráfica Franco supone un acertado, entretenido y más que interesante acercamiento al biografiado que, quizá, sirva en algunos casos de empujón para acercarse al libro original de Preston y profundizar así en los muchos pormenores que, lógicamente, se han quedado fuera. Por si así fuera, no quisiera terminar estas líneas sin recomendar tres libros relacionados de reciente publicación, obra todos ellos de historiadores solventes y acreditados: en primer lugar, el ya citado Franco de Julián Casanova; por otra parte, el clarificador Con Franco vivíamos mejor, de Carlos Barciela (Los libros de la catarata, 2023) y el celebrado Ni una, ni grande, ni libre: la dictadura franquista, de Nicolás Sesma (Crítica, 2024). Lecturas con un respaldo documental serio y constatable que, al menos, darán que pensar incluso a quienes, en pleno siglo XXI, se empeñan en seguir repitiendo tópicos sobre pantanos y demás.