SILVA DE VARIA LECCIÓN |
Ahí tienen a Kiko Da Silva: mientras los demás nos dedicamos a lamentarnos por lo mal que está el mercado y la industria que agoniza, él no para de embarcarse en nuevas aventuras editoriales (la última de ellas, osada y estimulante, la revela en los párrafos finales de esta entrevista) y, sobre todo, no para de hacer tebeos. Tebeos gozosos, libérrimos, visualmente embriagadores y cuidados hasta el último detalle. Ya se trate de historieta satírica, tiras de prensa, novela gráfica o literatura infantil, tenemos mucho que aprender de Kiko Da Silva. Lean, lean…
TEBEOSFERA. Considerando que no te falta trabajo como ilustrador, ¿por qué te empeñas en seguir haciendo tebeos?
KIKO DA SILVA. Realmente, a mí lo que me interesa es contar historias con imágenes, ya sea en formato de libro ilustrado o de cómic. Creo que los que nos dedicamos a hacer tebeos disfrutamos de la libertad que nos permite el medio de la historieta, mucho menos acotado que otras artes. Cuando hago una página de cómic siempre tengo la sensación de libertad creativa, aunque esté haciendo una historieta para un público muy determinado y para una publicación comercial. La juventud del cómic nos permite todavía descubrir maneras diferentes de expresar las historias, y a mí eso como creador me llena mucho más que otros campos en los que la “tradición” hace que los editores vean con peores ojos los cambios y los experimentos visuales y narrativos.
Reinterpretación de los clásicos y experimentación formal en la obra de Kiko Da Silva. |
T. ¿A quiénes consideras culpables de inocularte el vicio? Quizá me equivoque, pero en tu trabajo creo rastrear ecos desde la escuela Bruguera hasta Gahan Wilson...?
K. Yo pertenezco a la generación que vivimos la desaparición de la escuela Bruguera, devoré como muchos otros compañeros de profesión los Mortadelo, Superlópez, Tintin y Astérix. Con los años, mis lecturas han ido cambiando, comencé a descubrir El Jueves y descubrí muchas cosas comprando en los rastros las publicaciones de la época dorada del cómic en España: Zona 84, Cimoc, Rambla, Viñetas, El Ojo Clínico, Madriz, Hermano Lobo, El Papus... y otras publicaciones extranjeras que conseguía por amigos: el New Yorker, Mad, Spirou, Pif, Pilote... etc.
A Gahan Wilson no lo conocía, pero sí a Peter Arno, que por lo que veo comparte muchas cosas con Wilson.
Varias parodias que evidencian las múltiples influencias de Kiko, desde la Escuela Bruguera a Calvin y Hobbes, pasando por la historieta franco belga y el cómic americano. |
Yo me recuerdo siempre leyendo y dibujado cómics, pero creo que realmente lo que me atrajo en su día no fue un autor en concreto, sino el propio medio en sí, me fascina que con tan sólo un lápiz y un papel se pueda llegar a contar una historia que te transporte a otros lugares, a otros mundos... He tenido muy pocos juguetes en mi infancia, prefería blocs, pinturas, acuarelas y cómics; de hecho estudiaba minuciosamente las pocas fotografías de estudios de dibujantes que salían en las revistas para hacerme con los útiles de trabajo de los verdaderos profesionales. Volví locos a mis padres para que me consiguieran plumillas, acuarelas líquidas Vallejo y papeles Caballo para entintar o Canson para acuarela… ¡útiles muy extraños para que los buscasen unos padres de un crío de ocho años!
T. En breve (¡espero!) podremos leer Bajo la sombra de las piedras flotantes. Por lo que se ha visto del cuidadísimo trabajo gráfico, nadie te podrá acusar de acogerte al formato "novela gráfica" para solventar el dibujo deprisa y corriendo. ¿Qué te aporta como autor este trabajo que no saques de tus otras labores como historietista?
K. No entiendo de dónde sale esa norma de que para hacer una novela gráfica hay que hacer un dibujo deprisa y descuidado... cuando hago un cómic, ya sea de diez páginas o de doscientas, lo importante es que esté contado tal y como yo quería hacerlo. Si la historia me pide un tipo de dibujo con un acabado detallista, pues lo haré así, y si me pide un dibujo más naíf, lo mismo. Me da igual el número de páginas. Claro que si tienes que hacerte doscientas páginas a color con acuarelas y trabajar en tamaño casi A3 la ejecución del cómic va a ser más lenta, pero creo que hoy en día prima demasiado la inmediatez. Y las cosas bien hechas requieren su tiempo.
Una de las escasas muestras de este cuidado trabajo. |
Bajo la sombra de las piedras flotantes es una historia que nace tras la lectura de la novela de mi amigo Manuel Lourenzo titulada O xardín das pedras flotantes. En un primer momento barajé incluso el hacer una adaptación al cómic de la novela, pero es un libro extensísimo y pronto me di cuenta de que era una labor imposible. Pero yo seguía con la idea de que la novela era un buen material para un cómic largo y tras una conversación con Manuel Lourenzo empecé a escribir el primer borrador del guión del cómic. Hice hasta once versiones con distintas estructuras narrativas, hasta que di con la que me parece la más interesante de todas.
Tenía muy claro además que no quería hacer la historia sin más, quería mostrar todo el proceso, y por eso creé el blog Al otro lado del muro. Normalmente los autores de cómic solemos ir mostrando en nuestra web las páginas y bocetos a medida que vamos avanzando, pero a mi esto me produce un dejà vu horrible cuando luego leo las historias, ya que sin darme cuenta ya me he leído, al menos gráficamente, el 4% del libro, y acabo disfrutándolo menos de lo que debería.
Por eso en este blog decidí mostrar el material que nunca se muestra, pero que es fundamental para elaborar el cómic, la documentación. Después he abierto otros dos blogs más: Grietas en el muro, donde voy subiendo tráilers animados de cada capítulo (de esta manera el lector sólo ve lo que yo quiero que vea, sin destriparle la historia), y Bajo la sombra de las piedras flotantes, donde iré subiendo vídeos de algunas (muy pocas) páginas y todo su proceso de elaboración.
Mi trabajo gráfico para este libro es diferente a lo que la gente que me sigue está acostumbrada a ver: hasta ahora mi trabajo como historietista ha ido ligado a las propuestas laborales que me han ido surgiendo y que, dado que en España las únicas iniciativas profesionales que están bien pagadas están ligadas al humor gráfico y el cómic infantil o ilustración, centré mi carrera en esas opciones. Pero mis primeros trabajos amateurs, los primeros cómics que publiqué y con los que gané concursos ya iban por este tipo de historieta más adulta.
Yo tengo facilidad para saltar de una técnica a otra sin problema, el reto de dominar útiles de trabajo me atrae, y por eso siempre que puedo, a veces de una manera inconsciente, tiendo a complicarme la vida. Este libro es un reto importante para mí, no ya sólo por la paliza que va a suponer terminar las 170 páginas de la novela gráfica, sino por hacerla al nivel de acabado y de ritmo narrativo tal como yo la tengo en la cabeza. Realidad y ficción se dan la mano en una obra de corte más adulto.
El dibujo en este libro es tan importante como la historia, ya que muchas de las cosas que cuento en ella y muchos de los lugares en los que suceden las cosas tienen que conseguir transportar al lector a un ambiente en el que la realidad y la ficción se dan la mano. Y eso sólo lo podía conseguir recreando las viñetas de la historia con un realismo mágico. Pero creo que aunque el dibujo sea lo que en principio llame más la atención, lo más diferente es la historia que estoy contando. Me he documentado mucho para escribirla, en ella hay hechos históricos reales, que se entremezclan con historias de ficción, he recopilado lugares en los que las piedras esconden misterios aún sin resolver y los he ido trenzando para contar una historia que bebe de distintos géneros, de leyendas de Nueva Zelanda, de historias medievales, de la novela de Manuel Lourenzo y de otras como por ejemplo Picnic en el camino, de algunos viajes personales, de mi interés por la manipulación de hallazgos científicos de los nazis y el esoterismo investigado por Himmler... pero sobre todo refleja mi pasión por los viajes a lugares donde la naturaleza aún nos sobrecoge y nos recuerda que los humanos somos insignificantes. No sé cómo terminará esta aventura, pero realmente la estoy disfrutando muchísimo.
T. Una pregunta para que disfruten los habituales de "La cárcel de papel": ¿qué es la novela gráfica, Kiko?
K. Pues... después de haber leído varios estudios teóricos, participado en foros de debate y compartido opiniones con compañeros de la profesión, he llegado a una única conclusión: la novela gráfica es una gran marca comercial, similar a la de la Coca-Cola; todo el mundo habla de ella, ¡pero nadie sabe realmente su fórmula!
T. Nunca has hecho ascos a la escatología, ni en el humor ni en el cómic infantil. ¿Has tenido algún encontronazo con padres indignados?
K. No puedo entender el mundo infantil sin la escatología, es completamente absurdo dirigirte a un niño desde la posición políticamente correcta del adulto y pretender que el niño se sienta identificado con tu trabajo. Cuando hago historietas o libros para niños intento siempre recordar mi infancia. Muchas de las cosas que dibujo y escribo se me han ocurrido mientras jugaba con mi hermana pequeña, o los hijos de algún amigo.
Supongo que habrá algún padre o madre indignados por alguna de las historietas de Fiz, pero a mí personalmente nunca me lo han dicho a la cara. De hecho, me ha sorprendido que, cuando firmo ejemplares, ¡vienen muchos adultos y adolescentes a pedir que les dedique el cómic a ellos!...
Tres muestras del humor escatológico de Kiko. De izquierda a derecha, páginas de Fiz nos biosbardos y Clases con guasa, y cubierta para el libro ¡Vaiche boa!, de Paul Jennings. |
T. ¿Y cómo responden los niños?
K. Los niños muy bien, hay profesores que me comentan que el cómic de Fiz es el más “devorado” de la biblioteca. ¡Devorado en ambos sentidos, porque me han enseñado algunos ejemplares en bibliotecas infantiles a los que los pequeñajos les habían comido las esquinas!
T. En su ya no tan corta existencia, Retranca ha tenido una saludable cantidad de tropiezos con las autoridades y sus valedores. ¿Es una publicidad gratuita tan estupenda como afirman algunos, o más bien un quebradero de cabeza que el editor se ahorraría si pudiera?
K. Siempre es bien venida la publicidad gratuita, pero realmente los mayores quebraderos de cabeza que he tenido en mi vida profesional me los ha ocasionado Retranca.
Supongo que si esto pasa dentro de una empresa grande hasta pueden hacerte gracia este tipo de situaciones, pero cuando la empresa es tuya y no hay más gente que los colaboradores o los amigos para contarles lo que te ha pasado, y tienes que responder a cientos de llamadas, e-mails y seguir haciendo tu trabajo como si no pasara nada, estresa muchísimo. Además de la preocupación añadida del factor económico, ya que una cosa de éstas, si no la resuelves bien y actúas rápido, puede hacer que un proyecto como Retranca se hunda económicamente. Historieta de DaSilva y Kohell mencionada en el texto, narrando la historia del "secuestro" del número sobre la visita del papa a Galicia.
Lo más sonado ha sido el problema con la imprenta de Murcia que se negó a entregarnos el número sobre la visita del papa a Galicia alegando motivos morales. Que creo que se explica perfectamente en esta historieta que hice a medias con Kohell y que se publicó en El Jueves.
Pero hemos tenido otras situaciones propias de otros tiempos bastante curiosas: la más surrealista fue una campaña que hicimos hace algo más de un año en los autobuses urbanos de Vigo. Pagué una campaña bastante costosa en anunciar la revista en un autobús que recorre el centro de la ciudad. Como en aquel momento estaba de actualidad la polémica de los autobuses ateos de Cataluña, decidí hacer una campaña parecida para hablar sobre la cultura gallega. El eslogan era: “PROBABLEMENTE DIOS NO EXISTE, ¡¡PERO LA CULTURA GALLEGA SÍ!! LEE RETRANCA”. Pero cuál fue mi sorpresa que el autobús dio una vuelta por la ciudad y en menos de una hora lo habían retirado. Yo pillé un rebote tremendo, ya que había contratado el autobús para dos meses y ni siquiera me llamaron para darme una explicación;
me enteré porque me llamó un compañero de La Voz de Galicia que había intentado sacarle una foto al bus para dar la noticia de la campaña de Retranca. Al parecer lo que sucedía era que, como nuestro eslogan se parecía al de los ateos, lo decidieron retirar por si acaso. Yo llamé a mi abogado y les mandamos un burofax a la empresa alegando que no se podía retirar una campaña simplemente porque les recordaba a otra. Fotografías del Bus Retranqueiro.
Finalmente, después de que todos los medios de comunicación pusieran a caldo a la empresa por la retirada del anuncio, recibo una llamada de Vitrasa, la empresa concesionaria de los autobuses de Vigo, y me ofrecen volver a sacar la campaña a la calle, pero para compensar todo el lío nos dan la trasera del autobús gratis y nos dejan poner una expo en el interior. Al final este lío sí que nos dio mucha más publicidad que el propio anuncio, sobre todo porque a día de hoy nuestra expo, casi año y medio después de que finalizase nuestro contrato, ¡¡sigue colgada en el autobús porque nadie la ha retirado todavía!!!
T. A veces se culpa a los editores por las paupérrimas condiciones industriales del tebeo en España. ¿Cuál es tu punto de vista como autor y editor?
K. Para entender la realidad del cómic en España no se puede echar la culpa a unos o a otros, hay que pensar que estamos todos en el mismo barco y que nuestros intereses tienen muchos puntos en común. Todo autor quiere que su cómic se venda muchísimo, esté en todas las librerías y la prensa, los críticos y los lectores hablen de él, pero no podemos olvidar que el editor quiere exactamente lo mismo. Lo que sucede es que en España nuestro mercado es pequeño, comparado con otros mercados en los que la lectura de cómics está más arraigada en la sociedad, como el mercado francés o el japonés. En nuestro país, que un libro venda 5.000 ejemplares es ser un superventas, porque lo habitual es que de un libro se editen 1.500 o 2.000 ejemplares, dependiendo del autor y del tamaño de la editorial, claro.
Teniendo en cuenta de que el autor recibe entre el 8% o el 10% (dependiendo de la editora) del precio de venta del cómic, es muy complicado que un autor pueda cobrar mucho más de 5.000 o 6.000 euros por edición completa vendida.Dos series dirigidas a públicos y medios dispares: Mario el becario, para la revista económica Capital, y Turisteo, para la desaparecida revista infantil Mister K.
La única manera de hacer que esto cambie es sencilla pero difícil de conseguir a la vez, crear cómics que le interesen a un número superior de gente de la que habitualmente leemos historietas en España. Sólo así los sueldos de los autores podrán aumentar. Y personalmente creo que la etiqueta “novela gráfica”, el Premio Nacional y los festivales de cómic, que cada vez son más, están ayudando a acercar a nuevos lectores al mundo del cómic. Pero aún nos queda mucho camino por recorrer, y sobre todo creo que debemos intentar recuperar el mercado infantil, que en España está muy abandonado a nivel editorial.
T. Publicaste uno de los grandes tebeos españoles de los últimos años, Las serpientes ciegas. ¿Cómo vive el editor un Premio Nacional?
K. Igual de pobre que antes (risas), pero muy orgulloso de haber editado ese libro, nos ha demostrado a los componentes de BD Banda que tenemos buen olfato. Aunque tal y como está el mercado en España actualmente, tan obsesionado con el formato novela gráfica, me sorprende que no me preguntes “¿cómo vive un editor de un Premio Nacional en formato de álbum tradicional...?” ;)
T. Partiendo de tu experiencia como editor de una revista con vocación popular, ¿crees que se puede rescatar para el tebeo al público de la calle?
Retranca mantiene su puesto en los quioscos gallegos. |
En primicia para TEBEOSFERA, portada del primer número de la nueva revista para niños Fiz. |