SIR TIM Y LAS PARODIAS DE SHERLOCK HOLMES
FRANCISCO SÁEZ DE ADANA(Instituto Franklin (UAH))

Title:
Sir Tim and the Sherlock Holmes parodies
Resumen / Abstract:
En este artículo se hace un recorrido por las parodias de Sherlock Holmes publicadas en España en forma de cómic. El artículo se detiene en la figura de Sir Tim O’Theo como una de las versiones humorísticas más importantes del detective londinense. Se destaca el carácter de parodia de todo el género detectivesco de la obra de Andreu Martín y Raf. / This paper goes over the Sherlock Holmes parodies published in Spain in comic form. The paper focuses on the figure of Sir Tim O’Theo as one of the most important humorous versions of the London detective. The parody character of the entire detective genre of the work of Andreu Martín and Raf stands out.
Palabras clave / Keywords:
Sherlock Holmes, Sir Tim O’Theo, Andreu Martín, Raf, P. G. Wodehouse/ Sherlock Holmes, Sir Tim O’Theo, Andreu Martín, Raf, P. G. Wodehouse
Notas:
Texto recibido el 19 de junio de 2021. Aceptado el 2 de julio.

SIR TIM Y LAS PARODIAS DE SHERLOCK HOLMES

 

Introducción

«Voy por la mitad de la última historia de Holmes, tras la cual el caballero desaparecerá, para nunca, nunca reaparecer. Estoy harto de su nombre» (Lellenberg, Stashower y Foley, 2007: 319). Con esta frase empieza una carta que Arthur Conan Doyle le envió a su madre, Mary Doyle, el 6 de abril de 1893, ocho meses antes de la publicación de “El problema final”, relato en el que el autor daba muerte a su más famosa creación arrojándolo por las cataratas de Reichenbach tras una enconada lucha con su archienemigo, el profesor Moriarty. Es obvio decir que Conan Doyle no pudo cumplir su palabra y diez años después, debido a la reclamación popular, tuvo que traer al personaje de vuelta en “La aventura de la casa vacía”[1], en uno de los primeros ejemplos de lo que luego se conocería como retrocontinuidad[2] que se puede encontrar en la cultura popular.

Esta historia, por lo demás sobradamente conocida, sirve como muestra de la enorme popularidad que el personaje tuvo desde sus inicios. Esta popularidad tuvo como consecuencia que, desde los inicios, aparecieran pastiches del personaje incluso cuando este todavía se estaba publicando. Así, por ejemplo, entre los años 1907 y 1911 aparecieron en Alemania, con el título Detectiv Sherlock Holmes und seine weltberühmten Abenteuer (El detective Sherlock Holmes y sus más famosas aventuras), 230 relatos de autor desconocido que disfrutaron de «un éxito tan arrollador que pronto rebasaron las fronteras germanas y llegaron a países como Rusia con idéntico éxito» (Seoane, 2020). Este éxito en el campo literario ya sea de la obra original como de sus imitadores trajo como consecuencia el salto del personaje a otros medios, como el cine. Desde que Arthur Marvin dirigiera el corto Sherlock Holmes Baffled en 1900, las adaptaciones de Holmes a la gran pantalla se han sucedido hasta convertirse en el personaje de ficción más representado en la gran pantalla (Barners, 2012), incluyendo varias películas que aparecieron cuando todavía se estaba publicando el conjunto de historias del personaje que se conoce como el canon[3]. Por otro lado, la famosa adaptación teatral llevada a cabo por William Gillette es de esta misma época, ya que se estrenó en 1899, coincidiendo con el periodo en el que el personaje estaba supuestamente muerto en lo literario. Esta obra contaría con una adaptación cinematográfica en el año 1916.

 
 
Primeras apropiaciones de Sherlock Holmes.

 

El cómic no fue ajeno a esta profusión de adaptaciones del personaje. Sin embargo, la aproximación realizada fue totalmente diferente. En el cómic de prensa de Estados Unidos, tan importante en ese momento, se optó, desde el principio, por la parodia a la hora de crear una versión del personaje en viñetas, probablemente debido a que se trataba de una época en la que el género del humor era el predominante[4]. Tanto durante los años que el detective del 221B de Baker Street estuvo sin publicarse como en los posteriores a su regreso, las parodias del personaje se sucedieron en los periódicos de estadounidenses. En una lista que no puede ser sino incompleta debido a la cantidad de series de esa época que se han perdido, se pueden citar entre las tiras de prensa que satirizaban al personaje algunas como Ambitious Activity the Amateur Detective, obra de George Frink, que se publicó entre el 28 de diciembre de 1901 y el 7 de marzo de 1902 en The Chicago Daily News; Sheer-Luck Holmes, obra de Myer Marcus para The Philadelphia Enquirer, publicada entre el 10 de febrero de 1907 y el 14 de abril del mismo año, o Padlock Holmes, que se publicó solo durante unos días a comienzos de 1901 en The North American de Filadelfia y que fue obra de Walter Bradford.

 
Dos de las primeras parodias de Sherlock Holmes: arriba, Sherlocko the Monk y, bajo estas líneas, Hawk-shak Detective.
 

En esta lista de parodias destacan tres por diferentes cuestiones. En primer lugar, Sherlock Holmes Jr., que, aunque tuvo una vida no demasiado larga (se publicó entre el 13 de octubre de 1912 y el 31 de mayo de 1914 en The Chicago Tribune), es relevante por ser una de las obras primerizas de Sydney Smith, quien posteriormente alcanzaría la fama (y un contrato millonario) con The Gumps. Esta serie tiene la particularidad de que el 25 de enero de 1914 cambió de nombre por el de Pussyfoot Sam, quizá debido a la presión de los abogados de Conan Doyle, aunque este hecho no está comprobado. Las otras dos series más relevantes que parodiaron a Sherlock Holmes en esta época fueron obras del mismo autor, Gus Mager, y son más conocidas porque se distribuyeron nacionalmente a través del sistema de agencias: se trata de Sherlocko the Monk, que se publicó entre el 9 de diciembre de 1910 y el 24 de febrero de 1913 en los periódicos de William Randolph Hearst, y Hawk-shaw the Detective, que tuvo dos etapas, una inicial entre el 23 de febrero de 1913 y el 12 de noviembre de 1922, distribuida por World Feature Syndicate, y otra entre el 13 de diciembre de 1931 y el 2 de enero de 1952, cuando Mager retoma el personaje para United Feature Syndicate.

Todas estas series tienen como característica que la parodia no se realiza tanto de los relatos de Conan Doyle como del propio personaje o, más bien, de la imagen del mismo que se había implantado en el imaginario popular en aquellos años. Solo en Sherlocko the Monk hay algunas aventuras, como “The Sign of the Mysterious Four” (3 de enero de 1911) o “The Case of the Astonished Assassin” (1 de diciembre de 1911), que se inspiran en los relatos del creador de Sherlock Holmes. El resto toman lo que Linda Hutcheon denominaría, en términos benjaminianos, el aura del personaje (Hutcheon 2006: 4) para hacer su propia versión. Un aura que, como sucede muchas veces en la adaptación o, en este caso, en la parodia, no viene tanto de la creación original como de sucesivas trasposiciones a otros medios. Así, buena parte de los elementos icónicos del personaje, como la pipa curva o el uso de la palabra «elemental» para dirigirse al Dr. Watson, quedaron establecidos en la obra de teatro de Gillette, que fue un enorme éxito en Estados Unidos en esos años (Walker, 2019). Curiosamente, esa obra, una adaptación que se podría calificar como “seria”, sienta las bases de unas convenciones que, en lo humorístico, permanecerán a lo largo de los años y trascenderán fronteras.

 
Figura 1.- Una de las primeras parodias de Sherlock Holmes en España, por Junceda.

 

Las parodias de Sherlock Holmes en España

 

España fue uno de los países donde se siguió esa tendencia de trasladar al personaje al cómic de forma paródica. Pese a la importancia que tuvo en ciertos momentos el cómic de aventuras en nuestro país, no fue hasta los años ochenta cuando empezaron a aparecer adaptaciones de los relatos originales en revistas del sello Bruguera y en la colección Joyas Literarias Juveniles o series que narraran aventuras del personaje, como la tira de prensa que se publicó en el Diario de Tarragona con guiones de A. A. Arias y dibujos de Buylla. Sin embargo, al igual que sucedió en Estados Unidos, las interpretaciones paródicas del famoso detective comenzaron a aparecer en el cómic español en los años en que las aventuras canónicas todavía se estaban publicando. Así, en 1912, Juan García Junceda publica en la revista Mundial Humor una historieta con el título “El último triunfo de Sherlock Holmes” que todavía hoy en día se ignora si forma parte de una serie o se trata de un caso aislado (Martín, 1986). Una cuestión interesante del relato de Junceda es que, pese a su tono paródico, el estilo de dibujo adoptado no se corresponde con lo humorístico. El autor había ilustrado la primera publicación en catalán de las historias del canon sherlockiano algunos años antes y adopta ese mismo estilo para su trasposición del famoso detective al cómic. No deja de ser curiosa la interpretación gráfica de Junceda, ya que la estética típica holmesiana es adoptada por un personaje secundario y no por el propio protagonista (figura 1).

 
 
Figura 2. Una entrega del folletín Cocoliche y Tragavientos.

  

Otra parodia del personaje que aparece en esos años es Cocoliche y Tragavientos. Se trata de una serie que se inicia en el número 6 de la revista semanal Charlot en el año 1916 bajo la firma de C. Rojo y que se publicará hasta el número 93 de la misma revista. Los personajes tuvieron tanto éxito que disfrutaron de tres series cortas en el año 1917 con el nombre de los protagonistas en la cabecera (figura 2). Una de las mayores novedades que introduce esta serie es la dinámica entre los personajes protagonistas, que es heredera de la que en las historias originales tienen los personajes de Sherlock Holmes y el Dr. Watson, un elemento que no estaba presente en la historia de Junceda, en la que no aparecía el Dr. Watson, pero que será fundamental en parodias posteriores, incluyendo la españolización del nombre del famoso detective y la creación de juegos de palabras con el de su acompañante.

La más conocida de todas ellas, y la que se publicó durante más tiempo, aunque con interrupciones, es Las extrañas aventuras de Sherlock López y Watso de Leche, creación de Gabi (Gabriel Arnao) para la revista Flechas y Pelayos y que se empezó a publicar en abril de 1943. Entre ese año y 1950, más de un centenar de historietas, tradicionalmente de una página, se publicaron en esa misma revista y en otras como Clarín y Maravillas. Además, desde 1949, coincidiendo con la emigración del autor a Francia, sus aventuras se empezaron a publicar en ese país, en el sello SFPI, volviendo a aparecer en España en el año 1971 en Trinca, revista de cuyos contenidos formaría parte hasta el año 1973. A partir de ese momento, el personaje pasa a pertenecer al elenco de la editorial Bruguera, primero en Sacarino y Super Sacarino, donde se reeditaron historias ya publicadas en Francia, para luego formar parte de otras cabeceras de las muchas que publicaba la editorial en esa época.

 
 
Figura 3. Historieta de Sherlock López y Watso de Leche, por Gabi.

Se pueden distinguir dos tipos de historias entre las creadas por Gabi para el personaje. En primer lugar, las historias de una página, en las que prima el desarrollo del gag y donde lo detectivesco no es más que una excusa y la parodia está más centrada, de forma general, en los propios personajes y la relación entre ellos (figura 3). Por otro lado, están las historias con un número mayor de páginas (entre ocho y dieciséis), correspondientes a la segunda época, donde hay un mayor desarrollo de la trama detectivesca, siempre narrada desde un punto de vista humorístico. El hecho de que la dinámica entre los personajes no sea el elemento central se pone de manifiesto en el cambio de título que se produce en la serie, que pasa a denominarse sencillamente Sherlock López. Otro de los elementos destacables de la serie es que Gabi introduce la estética que, con variaciones, será típica de las parodias del personaje, caracterizada, sobre todo, por la presencia de la capa inverness, el deerstalker y la pipa como elementos típicos del personaje principal.  

 
 
Figura 4. Pepito Holmes, por As.

 

Esta estética será también la adoptada por dos series cuya aproximación se basa en la creación de personajes infantiles que poseen ciertas habilidades detectivescas similares a las del detective de Baker Street: Pepito Holmes, obra de Juan Baygual que se empezó a publicar en la revista Chicos en el año 1938 (figura 4), y Pepe Carter, serie que Puigmiquel creó en 1945 para esa misma revista, pero que pasó posteriormente por las páginas de Mis Chicas y de Chiquitito e incluso gozó de un número único de su propia cabecera en el año 1980 en el que se reeditó una de las historias del personaje con el título “Detectives Embrujados” (figura 5). Aunque ambas series parten de la misma premisa, una trasposición del personaje objeto de la parodia al ámbito de lo infantil, su mecanismo narrativo es totalmente diferente. La serie de Baygual está basada en el uso del gag de una página (o incluso de media página en muchas ocasiones), por lo que la parodia se centra más en la idiosincrasia del personaje y el humor está más centrado en el hecho de que el protagonista sea un niño, mientras que la serie de Puigmiquel probablemente ni siquiera entraría en el territorio de la parodia y se podría considerar como una serie de aventuras humorísticas en las que el personaje principal adquiere el aura sherlockiana en lo referente a su imagen, pero no en el tono de las historias, ya que su elemento principal es el humor y la aventura. Esta circunstancia se pone de manifiesto en el hecho de que las aventuras de Pepe Carter se narraban de forma serializada y, según Javier Coma, son más deudoras de los hallazgos del cómic clásico estadounidense y en especial del Mickey Mouse de Floyd Gottfredson (Coma, 1981: 21-27) que de ninguna de las parodias propias del famoso detective londinense.

 
 
Figura 5. Fragmento de historieta de Pepe Carter, por Puigmiquel.

 

Esta apuesta por la aventura infantil será también la que realizará la serie El detective Selock Home, que en 1946 publicó Hispano Americana y que duró solo dos números (figura 6). Ardel, su creador, parte, como en el caso de Pepe Carter, de una trasposición del personaje a la historieta de aventuras infantil con elementos de humor tan típicos del cómic dirigido a los niños, pero cuyo interés principal no es parodiar la fuente original. La aproximación irónica que se le supone a la parodia (Hutcheon, 2000: 12) no está presente y entramos más, por tanto, en el terreno de la adaptación, de lo que Hutcheon llamaría actos creativos derivados del producto original (2006: 8). En todo caso, como la propia Hutcheon comenta, esta es una frontera difusa desde el punto de vista teórico, pero simplemente sirva el comentario para indicar que la aproximación adoptada en esta serie con respecto a su fuente de origen es distinta a la que tienen otras series más centradas en el uso de lo humorístico.

 
 
 
Figura 6. Un cuaderno de Selock Home.

 

Para cerrar este recorrido por las series paródicas basadas en el personaje se deben citar dos cuyo recorrido fue bastante amplio. Se trata de Las aventuras de Shelo Comes, creada por Emili Boix en 1954 para La Risa, y Sherlock Pómez y su ayudante Wason, publicada desde 1958 en Jaimito, obra del dibujante Palop. Ambas tienen en común que recogen la tradición del juego de palabras con el nombre de los personajes (aunque en el caso de Shelo Comes no aparece ningún ayudante[5]) y que su formato es el de la historieta de una página cuya estructura se basa en una historia que nos permite llegar hasta un desenlace en forma de gag. El hecho de que ambas series se publicaran durante varios años (hasta 1955 en el caso de Comes y hasta 1973 en el caso de Pómez, ocupando esta última en varias ocasiones la portada de la revista Jaimito (figura 7)), muestra el éxito que las parodias de Holmes tenían en esa época, que será una de las claves para la creación de un personaje tan icónico como Sir Tim O’Theo.

 
 
Figura 7. Sherlock Pómez en Jaimito 573.

 

Sir Tim O’Theo

Visto el éxito que tenían las parodias holmesianas, no es de extrañar que, en el año 1970, Jordi Bayona, redactor de la editorial Bruguera, tuviera la idea de crear un personaje que siguiera esa tradición. Andreu Martín, quien realizó los guiones de muchas de las historias de Sir Tim O’Theo[6], lo cuenta así: «[Bayona] me hizo partícipe de la idea que había tenido para que fuera dibujada por el espléndido Joan Rafart, Raf. Debía llamarse Sir Tim O’Theo, sería una especie de parodia de Sherlock Holmes, y a Bayona le parecía que yo sería el guionista ideal, dada mi afición a la novela policíaca» (Martín, 2018). Además de los citados en la sección anterior, hay algunos antecedentes que deben ser mencionados y que probablemente influyeron en la idea de Bayona. El más claro es el personaje Tim-Oteo creado por Escobar en el año 1935 para la revista Pocholo, que, en sentido amplio, podría considerarse una más de las parodias del detective creado por Arthur Conan Doyle[7]. No está claro que la coincidencia en los nombres de los personajes sea una inspiración, un plagio, un homenaje o una casualidad, pero dada la tradición de Bruguera de reciclar ideas e historias, la teoría de la casualidad parece poco plausible. El otro antecedente importante es el hecho de que Raf ya tenía experiencia en el campo de las parodias de Holmes, ya que no solo había contribuido a las parodias sherlockianas basadas en el juego de palabras, con la creación del personaje llamado Sherlock Gómez para la revista La Risa en el año 1957 (figura 8)[8], sino que, en su época en la revista TBO, a finales de los años sesenta, también realizó otra parodia holmesiana, en este caso manteniendo el nombre del protagonista y, por tanto, evitando los juegos de palabras (figura 9), en una serie que «irá apareciendo de forma intermitente en la revista con historietas de distintos formatos» (Canyissà, 2005: 146).

 
 
Figura 8. Sherlock Gómez, personaje y serie de Raf. Debajo: Figura 9. Otra interpretación de Sherlock Holmes por Raf.
 
 

 

Sir Tim O’Theo es posiblemente reconocida por el gran público como una parodia más de Sherlock Holmes, una de las más importantes y, probablemente, de las de más calidad desde el punto de vista historietístico, pero siempre por su relación con lo holmesiano es una de las primeras que se mencionan en cualquier texto dedicado a la serie. Es evidente que ese es el punto de partida, y también lo es que hay muchos elementos que tienen como origen el clásico personaje de Conan Doyle. Empezando por el nombre de su ayudante, Patson, y siguiendo con la relación con la policía, que se caracteriza por su torpeza y su incapacidad para resolver ninguno de los casos a los que se enfrenta (figura 10). Sin embargo, Martín, a la hora de desarrollar la serie, hace algo mucho más complejo. Linda Hutcheon comenta que «ha habido parodias de las convenciones de todo un género» (2000: 18). Pues bien, Sir Tim O’Theo es una de esas. Junto con los elementos sherlockianos mencionados, el guionista introduce otros de diferentes obras del género detectivesco, como el ambiente rural británico, tan propio de las historias del Padre Brown de G. K. Chesterton y de algunas novelas de Agatha Christie. Pero hay otras influencias que se encuentran fuera del ámbito de la novela detectivesca más popular, ya que, como afirma Jordi Canyissà, «la relación entre P. G. Wodehouse y estos primeros años de Sir Tim O’Theo es importantísima, aunque nunca se ha estudiado con detenimiento» (2005: 231).

 
 
Figura 10. Los policías que aparecen en Sir Tim O'Theo.

 

Y es que la fuente principal de inspiración, reconocida por el propio Martín, son las novelas de Wodehouse. Esta influencia es evidente y se puede ver en varios aspectos. No solo el humor de la serie es tremendamente wodehousiano, según definición del propio Canyissà, sino que Sir Tim y Patson tienen mucho en común con los personajes de Bertie Wooster y Jeeves, protagonistas de varias novelas y relatos del autor británico. Se trata, en ambos casos, de una pareja formada por un miembro de la nobleza y su mayordomo en el que la capacidad racional y deductiva está claramente desequilibrada en favor del mayordomo. En el caso de Sir Tim, es Patson el que resuelve los casos (Sir Tim es tanto o más torpe que los policías que ridiculiza), y en el caso de Wooster es a Jeeves a quien hay que recurrir cuando hay un problema que requiere una solución que implique estrujar las células grises, que diría Poirot. Pero no solo eso: en el universo de Wodehouse hay lugares como el pub La Ostra Moteada, cuya relación con El Ave Turuta de las historias de Sir Tim no puede ser más evidente, y hay otro tipo de relaciones, como la que mantiene Wooster con el personaje de Florence Craye, que se asemejan a la que se establece entre Lady Filstrup y Sir Tim. Aunque la relación entre los primeros es mucho más compleja, el hecho de que Florence quiera comprometerse constantemente con Wooster contra su voluntad nos recuerda la persecución constante a la que somete Lady Fisltrup a Sir Tim con el mismo objetivo. No será esta la única influencia en el trabajo de Martín. La novela La piedra lunar, de Wilkie Collins, un antecedente de las novelas de detectives, servirá como punto de partida a la historia narrada en “La verruga de Sivah” (figura 11), en una muestra más del conocimiento del género por parte del guionista barcelonés y su magistral uso de sus elementos en las historias que realizó para Sir Tim O’Theo.

 
 
Figura 11. El álbum que contuvo la historieta "La verruga de Shiva".

 

Pese a estas influencias, el motivo por el que se relaciona a Sir Tim O’Theo con Sherlock Holmes es evidente, y es la enorme popularidad del personaje. Como consecuencia de esta, su presencia en las revistas de Bruguera era abundante, con lo cual es lógica esa asociación por parte del lector. No solo estaba presente en el propio Sir Tim o en la recuperación del personaje de Sherlock López de Gabi, sino en el hecho de que se dedicaran tres números de la revista Mortadelo Especial al detective londinense, con los títulos de Especial Sherlock Holmes, Especial Baker Street y Especial Elemental Querido Watson[9]. Este tipo de especiales, por otro lado, no fue un invento de Bruguera, ya que La Risa ya había dedicado al personaje su número 152, en 1958, y este a su vez fue parte importante del TBO Extra dedicado al libro y apareció en la portada del dedicado a los cuentos. Hutcheon afirma que en la parodia es tan importante el papel del codificador (el autor) como del decodificador (el lector) a la hora de reconocer los elementos parodiados (2000: 34). Es obvio que el carácter icónico de Sherlock Holmes influía en esa decodificación, reforzada por la importancia del personaje en Bruguera, en cuyas revistas se incluyeron también adaptaciones de las novelas del personaje que luego se recuperarían en la serie Joyas Literarias Juveniles, y otras parodias, como Herlock Sholmes, de origen yugoslavo. Esta obra, creada por Zvonimir Furtinger y Jules Radiolovic, no solo apareció en el Mortadelo Especial Sherlock Holmes, sino que se anunciaba en Super Pulgarcito para que los lectores pudieran saber que sus aventuras se podían encontrar en la revista Din Dan (figura 12). Con esa presencia constante de diferentes trasuntos holmesianos, no es de extrañar que el proceso de decodificación del lector apuntara solo en una dirección, como, por otro lado, era la intención inicial del editor. El propio Raf ayudaba a ese proceso de decodificación haciendo aparecer al propio Sherlock Holmes en algunas de las historias de Sir Tim O’Theo (figura 13) (Canyissà, 2005: 237).

 
 
Figuras 12 y 13: Presencias del Sherlock Holmes "real" en promociones o historietas de Bruguera.
 
 

 

Finalmente, otro punto en común de las aventuras de Sir Tim O’Theo con las de Sherlock Holmes es el modo de publicación. Al igual que el canon holmesiano consta de una serie de relatos cortos y cuatro novelas (estas serializadas en revistas como Strand Magazine), lo que se podría denominar como el canon de los relatos de Sir Tim O’Theo también está formado por historias cortas y, en este caso, cinco relatos largos (“El secuestro del burgomaestre”, “La verruga de Sivah”, “El sarcófago de Thuru-Rut”, “Contra Blackiss Black” y “Reunión de fantasmas”), que también fueron inicialmente serializados, concretamente, en la revista Super Pulgarcito. Este paralelismo no es intencionado, sino que obedece al cambio de rumbo que se produjo en Bruguera con la aparición de esta última revista, que, a imitación del modelo franco-belga, publicaba relatos estructurados en capítulos cortos que formaran parte de una historia más larga que pudiera ser publicada en álbum con posterioridad a la serialización en revista[10]. En todo caso, al igual que en el de Holmes, eso ha permitido a los lectores disfrutar de Sir Tim en ambos modelos narrativos, que son complementarios y enriquecen la trayectoria del personaje.

 

Conclusiones

Sherlock Holmes se convirtió en un icono de la cultura popular prácticamente desde que sus relatos empezaron a publicarse. Esta iconicidad tiene como consecuencia el hecho de que el personaje haya sido uno de los más profusamente adaptados, de una manera u otra, a otros medios. En el caso del cómic, aunque hay muchas historias que trasladan a las viñetas la obra original de Conan Doyle o crean nuevos relatos del detective, uno de los terrenos más fértiles es el de las parodias sherlockianas. Concretamente, en España, el número de versiones humorísticas inspiradas en el detective de Baker Street es enorme, y, particularmente, en la época dorada de la Bruguera, era un personaje con una presencia recurrente. Una de las parodias holmesianas más relevantes, tanto por su duración como por su calidad, es Sir Tim O’Theo. Sin embargo, la obra de Raf (en colaboración con Andreu Martín) es algo mucho más sofisticado. En Sir Tim O’Theo podemos encontrar una mezcla de elementos provenientes de muchas novelas de género detectivesco, lo cual le da a la obra una riqueza superior a otras parodias que simplemente utilizan la imagen y alguna de las convenciones asociadas a Sherlock Holmes como elemento humorístico. Es evidente que el valor principal de la serie es la capacidad de Raf como dibujante, pero esa mezcla que, en buena medida, se puede atribuir a los guiones de Martín es clave para configurar al personaje y es uno de los elementos que han contribuido a que haya trascendido por encima de otras versiones en forma de parodia de la más famosa creación de Arthur Conan Doyle.

Por otro lado, no es de extrañar que cuando la editorial Bruguera realiza la transformación de su modelo editorial y narrativo para acercarse al de la bande dessinée franco-belga, Sir Tim O’Theo se convierta en un referente. Raf fue, durante toda su trayectoria, un dibujante moderno que siempre había reivindicado la autoría de su obra firmando incluso algunos de los trabajos realizados a través de agencias para ser vendidos en otros países, lo que no era muy habitual. Además, siempre había huido de la estandarización que fomentaba Bruguera para que sus autores imitaran la obra de aquellos que tenían más éxito en cada momento, fundamentalmente Vázquez en la primera época de Raf en Bruguera e Ibáñez en la segunda. Por ese motivo, en una época como la comprendida entre los años 1967 y 1973, donde se busca una modernización de los tebeos ofrecidos por la editorial, Sir Tim O’Theo es una serie fundamental. Porque la combinación de dos autores modernos como Raf y Martín da como resultado una serie que no tiene nada que envidiar, por ejemplo, a la libertad que tenían los autores de la Escuela de Marcinelle. Por eso, Sir Tim O’Theo es una serie que sirve como ejemplo de que la transformación que promulgaba Bruguera era posible, que había otra historieta fuera del clasicismo brugueriano a la que se podía llegar simplemente confiando en la calidad y en la propia personalidad de los autores.

 

BIBLIOGRAFÍA

  • Barnes, A. (2012): Sherlock Holmes on Screen: The Complete Film and TV History, Londres, Titan Books.
  • Canyissà, J. (2015): Raf. El 'gentleman' de Bruguera, Barcelona, Amaníaco Ediciones.
  • Coma, J. (1981): Y nos fuimos a hacer viñetas, Madrid, Penthalon Ediciones.
  • Hutcheon, L. (2000): A Theory of Parody: The Teachings of Twentieth-Century Art Forms, Nueva York, Methuen.
  • Hutcheon, L. (2006): A Theory of Adaptation, Nueva York, Routledge.
  • Lellenberg, J.; Stashower, D., y Foley, C. (2007): Arthur Conan Doyle. A Life in Letters, Londres, The Penguin Press.
  • López Rodríguez, M. (2016). La narración gráfica, Ibáñez y Mortadelo y Filemón. Tesis doctoral, Universidad de Granada.
  • Martín, Antonio (1986): “Museo de la Historieta”, en Sherlock Holmes nº 6, Barcelona, Planeta De Agostini.
  • Martín, Andreu (2018): “El Ave Turuta”, en Lo mejor de Sir Tim O’Theo, Barcelona, Penguin Random House.
  • Seoane, A. (2020): “Las aventuras apócrifas de Herr Sherlock Holmes”, disponible en línea el 3 de junio de 2020 en: https://elcultural.com/las-aventuras-apocrifas-de-herr-sherlock-holmes
  • Walker, J. (2019): Accounts of William Gillette: Sherlock Holmes, North Reading, Glen Rippel.

 

NOTAS

[1] En realidad, el autor ya había recuperado al personaje en la novela El sabueso de los Baskerville, que se publicó serializada entre los años 1901 y 1902, pero se trataba de una historia que estaba situada cronológicamente antes de su muerte.

[2] La retrocontinuidad es la modificación de los hechos previamente establecidos en una obra de ficción alterando o reinterpretando información ya existente. Aunque fue un término introducido por Roy Thomas en el correo de los lectores de su serie All-Star Squadron en los años ochenta y tradicionalmente se asocia al género del cómic de superhéroes, existen, como es este caso, obras anteriores de la ficción popular que ya hacían uso de este recurso, aunque no tuviera un nombre.

[3] El canon sherlockiano son las cuatro novelas y cincuenta y seis historias cortas que Arthur Conan Doyle escribió con Sherlock Holmes como protagonista. Se publicaron en el periodo comprendido entre los años 1887 y 1927.

[4] No fue hasta 1930, en pleno nacimiento de la tira de aventuras, cuando apareció la primera serie de prensa que adaptaba Sherlock Holmes en un tono que se podría denominar como realista. La serie fue dibujada por Leo O’Mealia.

[5] En el Especial Baile de Trajes de La Risa de 1958 hay una página de un personaje llamado Shelo Come que sí que tiene un ayudante, aunque nunca se lo nombre. Sin embargo, la fecha y el hecho de que aparezca firmada como AV hace pensar que esta página no tiene nada que ver con la serie creada por Boix.

[6] La primera historieta del personaje tiene guion de Raf, pero Martín se incorpora como guionista del personaje casi inmediatamente después de esta. Raf seguirá realizando en esa época el guion de otras muchas historias, y posteriormente también participará en la serie el escritor británico Ron Clark (véase Canyissà, 2015).

[7] En sentido amplio, casi cualquier serie humorística protagonizada por un detective incluye en un momento u otro algún elemento paródico que hace referencia a la figura de Sherlock Holmes. Realizar una lista de las parodias de detectives en el cómic español sería, por tanto, un trabajo interminable, por lo que en este artículo solo se han incluido aquellas en las que el elemento central es esta inspiración por la figura del detective londinense.

[8] En De la Historieta y su uso Jesús Cuadrado fecha el nacimiento de esta serie en el año 1953, fecha que se fue perpetuando en otras fuentes, consultadas para la elaboración de este artículo. Sin embargo, al acceder a la propia revista, se comprueba que la primera página de Sherlock Gómez se publica en La Risa en 1957, concretamente en el número 131. Raf realizará varias entregas de esta serie hasta el número 166 de 1958, siendo sustituido posteriormente por otros autores como Cubero, Bono o Ripoll G. La serie continuó apareciendo, de forma discontinua, hasta el número 219 publicado en el año 1960. El autor quiere agradecer a Alejandro Capelo por haberle dado la pista que llevó al descubrimiento de este dato, así como a Manuel Barrero por proporcionarle el material necesario para corroborarlo.

[9] De hecho, los propios Mortadelo y Filemón se inician como una parodia de Sherlock Holmes y Watson. No se han incluido estos personajes en la relación de parodias del detective y su ayudante porque su evolución los llevó por otros derroteros que los han convertido en personajes icónicos por sí mismos y ya forman parte del imaginario popular, al menos en España (y en otros países, como Alemania (véase López Rodríguez, 2016).

[10] En su momento, solo las dos primeras historias largas fueron publicadas recopiladas, en sendos números de la Colección Olé!

Creación de la ficha (2021): Félix López. Texto de Kiko Sáez de Adana. Corrección de Alejandro Capelo, Manuel Barrero y Joaquín del Villar. Edición de Manuel Barrero.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
FRANCISCO SÁEZ DE ADANA (2021): "Sir Tim y las parodias de Sherlock Holmes", en Tebeosfera, tercera época, 17 (21-VII-2021). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 12/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/sir_tim_y_las_parodias_de_sherlock_holmes.html