Ha muerto Salvador Vázquez de Parga. La noche del día 22 al 23 de Marzo 2009. Nos ha dejado un hombre bueno, inteligente y culto que hizo de su amor a la historieta y los tebeos un mundo aparte, en el que prolongaba su vida oficial y laboral. Sorprendidos por su muerte sólo cabe escribir aquí y ahora unas breves notas in memorian del amigo ido. Tiempo habrá para mayores y profundos textos.
Vázquez de Parga había nacido en Lleida, en 1934, y tras los estudios universitarios, cursó oposiciones y fue pronto Juez de primera instancia, trabajando como tal en la España profunda, donde en los años del franquismo vio de todo y vivió las experiencias más duras, según nos contaba algunas veces, cuando entrábamos en los momentos de las confidencias amistosas. Después, instalado ya en Barcelona, fue Magistrado de lo laboral durante muchos años y hasta su jubilación, relativamente reciente.
Fue mucha la amistad con Salvador Vázquez de Parga, con los lógicos baches que un largo tránsito depara, compensados por esos momentos confidenciales en los que contaba historias de su vida pasada y presente. Así, conocedores de un largo tramo de su vida nos duele más su pérdida (cuando tan viva tenemos aún la recientísima pérdida de Angel Puigmiquel).
Vázquez de Parga ha sido uno de los teóricos más importantes del tebeo español y, en general, de la cultura popular, muchas de cuya manifestaciones estudió con gran dedicación. Sus muchos artículos, los prólogos que escribió para diferentes libros de historietas y especialmente sus libros y monografías: LOS MITOS DE LA NOVELA CRIMINAL (Planeta, 1981), HÉROES DE LA AVENTURA (Planeta, 1983), ESPÍAS DE FICCIÓN (Planeta, 1985), LA NOVELA POLICÍACA EN ESPAÑA (Ronsel, 1993), HÉROES Y ENAMORADAS. LA NOVELA POPULAR ESPAÑOLA (Glénat, 2000), etcétera, que nos han dejado un importante legado cultural. Los muchos conocimientos que atesoraba y su dedicación a seguir las pistas de los autores españoles, abrieron caminos por los que después han seguido cómodamente muchos divulgadores del cómic, tomando de su obra cuanto les han convenido, a veces sin dejar constancia de ello.
Si bien fue siempre un amante de los tebeos y un gran coleccionista de los mismos, no fue sino hasta 1980, cuando ya había escrito y publicado muchos artículos, cuando nos dió su primer libro: Los comics del franquismo, con el que sentó las bases de lo que había de ser su posterior carrera como escritor sobre el tebeo y la novela populares. A partir de entonces fue un nombre de referencia y estuvo siempre presente en la vida diaria y en la actualidad de la historieta, como jurado, consultor, hombre de ideas, seleccionador de títulos y como escritor para diversos editores, Toutain, Norma, Complot, Glénat, tratando tanto de los autores más clásicos, como Alex Raymond o Emilio Freixas, como de los temas más actuales, como su libro Los cómics gay o sus incursiones en el estudio de la novela negra americana.
Una obra valiente publicada cuando pocos se atrevían a reinvindiar las otras opciones.
Amigo de sus amigos y en general hombre tolerante, Salvador Vázquez de Parga supo abrirse al mundo moderno, por más que fuera de gustos clásicos. Así, desde un gran interés y apertura intelectuales, participó en cuanto se generaba en Barcelona referido al cómic, hasta convertirse en un especialista cuya palabra era referencia obligada para todos cuantos trabajan o teorizan con el cómic. La pérdida del estudioso es tanto mayor cuanto que en un caso como el presente, no solo perdemos los conocimientos que atesoraba sino también, y más importante, su punto de vista, la perspectiva que desde su propia vida de lector tenía de los tebeos españoles, la cual es insustituible.
En esta hora amarga de duelo es difícil encontrar el tono justo desde el que escribir estas líneas. Pues si bien es obligado rendir testimonio de su obra, siempre mucho más corta de lo que todos hubiésemos deseado, por otro lado nos queda el deseo de expresar la fuerza de nuestros sentimientos hacia el amigo que nos ha dejado. Ante la casi imposibilidad de equilibrar lo uno con lo otro, solo queda el recordar a Salvador Vázquez de Parga tal y como fue, tal y como le conocimos, en su obra y en el recuerdo de la persona. Con el dolor por su pérdida.
