UN HOMBRE LIBRE
FLORENTINO FLOREZ

Title:
A Free Man
Resumen / Abstract:
In memoriam, Faustino R. Arbesú. / Obituary for the memory of Faustino R. Arbesú.
Palabras clave / Keywords:
Faustino R. Arbesú/ Faustino R. Arbesú

UN HOMBRE LIBRE

 

La primera vez que me encontré con Faustino Rodríguez Arbesú, se presentó con su característico sombrero. No era algo especialmente extravagante pero sí lo bastante raro como para provocarle problemas en numerosas ocasiones, cuando paseaba por Gijón. Cada vez que alguien le preguntaba “Vaquero, ¿dónde dejaste el caballo?”, Faustino se encaraba con él hasta que al imbécil de turno se le quitaban las ganas de hacerse el gracioso. Siempre fue un tipo fornido, campeón de atletismo en sus años mozos, aficionado al deporte en general y a la natación en particular. Casi hasta el final de sus días cruzaba la playa de Gijón nadando de un extremo al otro, enfundado en neopreno.

También era un luchador, algo que él relacionaba con los problemas con su padre, un borracho que martirizó a Tino y a sus hermanas hasta que, apenas adolescente, consiguió vencerlo y arrojarlo fuera de casa, según acostumbraba a contar. De aquella infancia brutal heredó una naturaleza salvaje que solo su feliz matrimonio con Pochola consiguió moderar. Ella fue en buena parte responsable de su educación (de la parte más literaria) y se encargó de corregir y mejorar sus escritos, algo que Faustino reconocía con frecuencia.

Además de una carrera profesional como perito industrial primero y profesor de soldadura en la universidad después, desarrolló desde la infancia un amor por el cine y los tebeos que marcaría su carrera intelectual. En ambos campos mantuvo una posición decididamente popular. Para él los buenos tebeos y los mejores films debían ser universalmente comprendidos y admirados. Así que cuando el Festival de Cine de Gijón dedicó una sección a “las peores películas de la historia” sugirió que incluyeran unas cuantas de la Nouvelle Vague. Volcó sus afectos primero en un cine-club que llegó a tener incontables socios y luego en la revista El Wendigo y en el Salón Internacional del Cómic del Principado de Asturias.

Entre sus publicaciones destacan las dedicadas a la relación de Asturias con el cómic, que fue actualizando con el paso de los años. También textos biográficos publicados con motivo de exposiciones como la dedicada a los hermanos De la Fuente. Y finalmente su último libro, un profundo análisis de Little Nemo, una obra que ya había comentado en El Wendigo. Habría que sumar además su labor como guionista, sobre todo en colaboración con el dibujante Isaac del Rivero Jr. Juntos crearon algunas historias que todavía hoy sorprenden por lo avanzado de su lenguaje, como el western Sureño.

Su labor al frente del Salón del Cómic (primero en Oviedo y luego en Gijón) destaca por la abultada lista de maestros que consiguió atraer hacia un evento con un presupuesto tan reducido. Faustino rompió con la costumbre de emplear dinero en contratar a periodistas y amigos, dedicando hasta el último duro a traer autores. Además, no hacía distingos entre cómic europeo y americano, clásico o moderno. Si, según sus criterios, la obra tenía calidad, no le importaba si era seria o de humor, para niños o adultos, americana o belga. Lo que puede confirmarse repasando los Premios Haxtur, que él mismo creó, o la interminable lista de invitados: Eisner, Moebius, Lee Falk, Joe Kubert, Neal Adams, Daniel Torres, Carlos Giménez, Mignola, Van Hamme, Berardi, Yslaire, Neil Gaiman, Simonson, etc, etc.

Tan importante como su gestión como director del Salón fue su labor al frente de la revista El Wendigo, una de las más longevas en el campo de la crítica de cómic. Allí apareció el mejor Faustino, el que aplicaba sus conocimientos del lenguaje cinematográfico al ámbito del cómic, comparando parecidos y diferencias y enseñando el valor de la continuidad, del ritmo, de la variedad y, por encima de todo, de la emoción. Cuando hablaba de cine solía preguntarse sobre la cinta que salvaría de aquel hipotético incendio que nos dejaría sin ningún film... salvo uno. Su respuesta era: «Amo mucho a John Ford... pero rescataría 'Cantando bajo la lluvia'. Porque es una película que me alegra el corazón».

Su programa estético, por tanto, estaba subordinado al principio de la emoción. La tarea de dibujantes y guionistas respondía a una premisa, debía provocar una reacción en el alma de los lectores-espectadores. Si el trabajo era perfecto pero frío no servía, si era una paja mental, mejor olvidarla. Quienes colaboramos con él en la revista aprendimos a respetar aquella norma. No era Faustino una persona de muchas reglas, más bien se dejaba guiar por su intuición y un gusto perfectamente refinado por las muchas sesiones de cine y las innumerables lecturas de cómics. Si algo le gustaba estaba bien. Sus artículos intentaban explicar aquellos mecanismos narrativos que permitían que los lectores disfrutaran (o no) de los tebeos.

Su naturaleza independiente jugó un gran papel en el tono de sus críticas. Nunca buscó eso que suele llamarse “actitud positiva”. Si algo estaba bien lo decía y si no, también. Algunos autores agradecieron su sinceridad y otros no. Nunca dio un paso atrás. Hubo quien se rió cuando escribía sobre saltos de eje o cacoverboiconía, un término que acuñó para cuestionar la innecesaria repetición de textos e imágenes. Pero sus artículos siguen ahí para quien los quiera leer. Algunos lo aprendimos todo a través de ellos y todavía hoy son piezas inusuales en un contexto más preocupado por lo ideológico que por lo puramente narrativo.

Faustino Rodríguez Arbesú fue mi maestro y mi amigo. Y, como muchos han recordado con motivo de su fallecimiento, fue una persona buena y generosa, siempre dispuesto a hacer favores sin pedir nada a cambio, simpático y expansivo y que impresionaba a los creadores extranjeros que pasaron por Gijón por su carácter alegre y directo. Algunos se convirtieron en sus amigos y se mantuvieron en contacto con él, como José Luis García-López, Hermann, Georges Bess o Stan Sakai. Cuando su esposa Pochola murió algo se rompió en el interior de Tino y ya no volvió a ser el mismo. Su tremenda fuerza (física y mental) le permitió sobrevivir a dolencias terribles. Finalmente murió como había vivido, luchando y rodeado de tebeos. Descanse en paz, que bien se lo merece.

TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2022): Manuel Barrero
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
FLORENTINO FLOREZ (2021): "Un hombre libre", en Tebeosfera, tercera época, 18 (27-XII-2021). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 26/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/un_hombre_libre.html