UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA DE LA CARICATURA EN BOLIVIA
GABRIEL LÓPEZ SOLIZ

Resumen / Abstract:
Para comprender el desarrollo de un arte específico en cualquier país, y muy especialmente si este es tan específico como la caricatura, es necesario adentrarse en la génesisdel fenómeno, que a pesar deuniversal tiene sus características propiasen cada país. Esto precisamente es lo que nos ofrece el autor del presente trabajo. / To understand the development of a specificart in any country, and very especially if this is so specificas the cartoon, it is necessary to go into the genesisof the phenomenon that has their own characteristics in each country in spite of universal. This is what the author of the present work offers us.
Notas: Texto publicado en el número 28 de la Revista Latinoamericana de Estudios sobre la Historieta en diciembre de 2007.
UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA DE LA CARICATURA EN BOLIVIA

 

 

La caricatura tiene un poder cautivante, y un efecto en la opinión pública más grande e importante que el artículo editorial, pues la sociedad actual necesita conceptos sintetizados, elementos visuales que signifiquen y transmitan un mensaje en fracciones de segundo y que demanden una cantidad de simplificación lo suficientemente clara para entender la intención de crítica del caricaturista.

Ya que el ser humano vive y ha vivido siempre en el mundo de la imagen es complicado remontar una época precisa donde esas representaciones críticas, burlescas, o ideológicas, se hayan transformado en lo que hoy conocemos como caricaturas. Es por esto que solo la investigación bibliográfica nos puede ofrecer los siguientes antecedentes, para poder entender el origen de la caricatura boliviana.

Uno de los primeros antecedentes sobre la historieta en Bolivia se refiere a las crónicas de Bartolomé Arnaz de Orsua y Vela en 1724[1], la cual refleja una realidad de la minería potosina de la época utilizando elementos característicos de la historieta como son el uso de viñetas y representaciones visuales que se aproximan a la historieta de hoy en día.

El primer rastro de caricatura en Bolivia, según Carlos Montenegro en su libro «Nacionalismo y coloniaje» aparece en 1780 en la ciudad de La Paz en un pasquín que contenía tres ilustraciones dibujadas a tinta que hacían mención al impuestero Gallo y al corregidor de la época[2]. Montenegro también hace alusión que en los pasquines de 1800 tanto en Charcas como en La Paz «los letrados charquitos caricaturizaban la imagen de la clase copetuda» de gobernantes, arzobispos etc.

Una importante referencia sobre la historia de la caricatura política en Bolivia se puede remontar a «Las crónicas» de Felipe Guaman Poma Ayala (Waman Poma) encontradas en 1908, que pueden considerarse ya caricaturas debido a que los gráficos reflejan los últimos días del imperio incaico, de la conquista y primeros años de la colonia, que encuadran cabalmente dentro del concepto actual de caricatura»[3]. «En el Alto Perú sede económica del imperialismo español por estar aquí el cerro rico de Potosí, también hicieron su aparición muchas caricaturas, más sensiblemente, casi no han quedado documentos de ellas; solamente hay referencias en libros y folletos antiguos»[4].

Raúl de la Quintana Condarco en su libro «Esbozos de periódicos y periodistas paceños» cita que la primera aparición de la caricatura como tal en la prensa fue la de Diego Portales con la leyenda de «Don Diego Portales contrabandista», lo que constituye el primer registro que se tuvo sobre este estilo. Lamentablemente el autor no pone la fecha del registro. Durante el nacimiento de la república, Eduardo Ocampo señala que existía «cabida para la nota humorística para brindar un poco de solaz a sus lectores de las notas de tono austero de las editoriales»[5].

En la república dos períodos se destacan por el auge de la importancia de la caricatura. En ambos casos para criticar y combatir a dos gobiernos sumamente duros y fuertes. El primero es el caso del régimen tiránico del general Mariano Melgarejo, cuya crueldad y vesania fue respondida desde sus inicios hasta la caída por centenares de caricaturas. «En esta defensa de libertad y derechose destacó el fotógrafo Ricardo Villalba, quien por medio de su arte, reprodujo toda una colección de incisivas caricaturas que aún hoy existen en poder de coleccionistas»[6].

El segundo caso se refiere al del gobierno del presidente Víctor Paz Estensoro, quien por haber dictado el derecho de reforma agraria que despojaba a la clase media de sus tierras agrícolas, fue combatido por esta misma clase social con caricaturas y chistes políticos, como una venganza de quienes fueron perjudicados. En su libro «Historia del periodismo boliviano» Ocampo cita algunos comienzos de la caricatura realizadas en pasquines, folletos y periódicos. En 1887 aparece un semanario festivo y antiliberal, El Tunante, que en el número 7 de fecha 12 de agosto muestra una caricatura en sus dos páginas centrales reproducidas en blanco y negro titulada «Serenata confidencial», donde los personajes, no identificados, lloran al son del bombo, el violín y la corneta.

En 1895 en Cochabamba aparece El Tío Camorra con formato de 33x35 cm y 4 páginas. En las páginas centrales representan en caricaturas a personajes políticos de la época. En su edición del 10 de febrero presenta un dibujo en blanco y negro con el rótulo de «La tragedia de Uyuni» aludiendo al asesinato de Daza. «Muestra al intendente de la policía de Oruro, coronel Andrés Guzmán Acha y al subprefecto de Uyuni, Enrique Ballivián, marchando del brazo de Daza en el momento en que dos rifleros, seguidos del capitán José Maria Mangudo disparan sus fusiles a espaldas de la víctima. Un sujeto de sombrero de copa alta, cómplice del crimen y apoyado en el techo de una casa vecina está en actitudde dar aviso a gente oculta, que espera la consumación del crimen. Cuatro avechuchos con rostros humanos, alusivos a personajes gubernamentales aparecen en el extremo izquierdo»[7]. Este periódico deja de existir el 15 de agosto del mismo año.

En Cochabamba aparece el 27 de octubre de 1895 el periódico dominical Fray Diego detono literario mostrando literatura y poesía sarcástica y humorística, y también ilustraciones de carácter humorístico político. En su edición del 24 de noviembre de 1895 registra un dibujo, donde aparecen las figuras de los «Dos Marianos»: Melgarejo y Bautista. Al pie del primero se lee: «Yo soy tirano franco», y al del segundo «y yo... disimulado». Melgarejo luce su ropa de general y Mariano Baptistaun disfraz de monaguillo. A los pies de Melgarejo tres calaveras con los nombres de Lozada,Galindo y Moyano,y a los de Bautista otras calaveras con los nombres de Berrios, Pol y Bedregal. Se ve también a los pies de Melgarejo: «Cesión de grado y medio de Litoral a Chile»; a los pies de Baptista: «Cesión del Litoral íntegro a Chile» y además en uno de los pliegues de sus vestidura dice: «También yo cedí otro grado cuando Ballivián y Frías»[8].

Ese mismo año el gobierno encarcela al editor y redactor de Fray Diego, y es clausurado por dos meses. A fines de 1898 aparece en La Paz una hoja volante Don Quijote en formato 35x25 cm que salía los domingos. En su número 17 correspondiente al 18 de junio de 1899 muestra una litografía con las efigies de Arturo Eguino y de otros combatientes bárbaramente ultimados por los indios de Mohoza, como represalia por los excesos de autoridadde los mismos federales. A un extremo encima de la iglesia del lugar aparece espectando con cínica impasibilidad la matanza de los caídos, mientras flamea la enseña federal, junto a un libro abierto en el que se lee: «La historia de la humanidad está escrita por los malvados con la sangre de los inocentes»[9].

El primero de septiembre de 1899 aparece en Cochabamba el periódico denominado Sancho Panza. Es un periódico que hace gala del «desplante y la virulencia». Se escriben artículos, poemas, informaciones burlescas y caricaturas. En su página central del día 8 de septiembre publica una litografía en la cual Bolivia encarnada en una mujer con gorro frigio, sufre el ataque de dos chacales con cara de Aldunate y Gutiérrez, rodeado por tres guasos chilenos armados de chuchillos. En la parte inferior de la página un jinete montado en un pollino representa El Heraldo con una torpe y reciente inscripción («hijo de p...»).

En la página gemela un mono sentado con el nombre de Siglo XX sacude un bombo donde se lee «Moleto»[10]. El 14 de enero de 1900 apareceen La Paz el primer periódico que registraba dibujos festivos, sin incidir mucho en lo político. Se llamaba Eco de la Risa. En septiembre de 1901 en la ciudad de La Paz aparece el hebdomadario[11] El Pedagogo en un formato de 34x21 cm. Estaba redactado en prosa, verso y caricatura. En su edición del 27 de octubre de 1901 muestra una caricatura del presupuesto nacional representado por una vaca lechera cuya ubres las exprimen Pando y Montes. En el extremo izquierdo seis esqueletos con quepis que representan al hombre reclamando su derecho al alimento

En diciembre de 1903 aparece en La Paz El Puritano en formato 33x22 cm. Era una hoja eventual y sumamente agresiva, que llenaba sus columnas de literatura barata. En su edición del 25 de diciembre muestra en sus páginas centrales un grabado titulado «El nacimiento del Mesías» (Ismael Montes). Aparecen también José Manuel Pando, Domingo Ramírez y otras figuras políticas del momento. Entre 1906 y 1907 sale a las calles uno de los primeros ejemplos de caricatura y humor político especializado El Maestro Ciruela, revista dirigida por el orureño Alfredo Ascarrunz. Su formato era de 34x22 cm. Mostraba dibujos en blanco y negro alusivos al acontecer político de ese tiempo. Se reproducen retratos de caricatura a lápiz de Avelino Aramayo, Daniel Salamanca, Néstor Cueto.

En 1908 aparece en Cochabamba el semanario La Dinamita. Además de ser humorístico y sarcástico, presenta también diversas caricaturas. A mediados del siglo XX aparece una nueva generación de caricaturistas, que reflejan con un estilo fresco y contesatatario la actualidad política boliviana, cuyos mayores representantes serían: Alambre de Púa, Bombo, Flechazos, Alacrán, Chilinín Campanilla, Taca-Taca, Astilla, Olla de Grillos, El Marigui, La Tijera, Thampulli, El Mosquito, Cascabel. «Muchas de estas publicaciones continuaron hasta 1970 y algunas lograron sobrevivir a la época de la dictadura; es el caso de la conocida revista humorística Cascabel, tal vez la más importante, conocida y exitosa de la producción boliviana»[12]. Todos los anteriores constituyen los forjadores y antecesores de todas las manifestaciones caricaturescas actuales.

 

NOTAS

[2] Montenegro, Carlos: «Nacionalismo y coloniaje», segunda edición, Ed. Juventud, La Paz, 1984, p. 24.
[3] Pando, Amalia y Olmos, Danilo:«Humor político gráfico», UCB, La Paz, 1984, p. 17.
[4] Candia G., Alfredo:«La caricatura política», Ediciones Isla, La Paz, p. 22.
[5] Ocampo Moscoso, Eduardo:«Historia del periodismo boliviano», primera edición, La Paz, 1987, p. 250.
[6] Candia G., Alfredo: Op. cit., La Paz, p. 23.
[7] Ocampo Moscoso, Eduardo:Op. cit., p. 253.
[8] Ibid., p. 269.
[9] Ibid., p. 315.
[10] Ibid., p. 323.
[11] Semanario
[12] Cortez Espinoza, Carla Cecilia: «Dos décadas en imagen y texto. Realidad de la historieta en la ciudad de La Paz. 1978-1998», p.17.
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Creación de la ficha (2015): Gabriel López Soliz. Edición de Félix López. · El presente texto se recupera tal cual fue publicado originalmente, sin aplicar corrección de localismos ni revisión de estilo. Tebeosfera no comparte necesariamente la metodología ni las conclusiones de los autores de los textos publicados.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
GABRIEL LÓPEZ SOLIZ (2007): "Una aproximación a la historia de la caricatura en Bolivia", en REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA, 28 (27-IX-2007). Asociación Cultural Tebeosfera, Ciudad de la Habana. Disponible en línea el 30/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/una_aproximacion_a_la_historia_de_la_caricatura_en_bolivia.html