Editorial ;
Conocí a Jorge Quien de casualidad, un accidente feliz, como quien estrella su nave contra un planeta que no estaba computado en el itinerario pero cuyo descubrimiento lo fascina: un error de búsqueda en Google y su página Web estaba abierta en mi computadora. Lo extraño de la situación es que la obra de Jorge tiene mucho de espacial y de planetas desérticos. Sus fondos infinitos (que se pierden en el blanco o el negro), el uso de superficies de diminutas montañas, o lejanos edificios, o figuras geométricas, provocan la sensación de que sus historietas transcurren en una especie de suspensión espacio-temporal, en un mundo distante, estático, etéreo. Pero la Ciencia Ficción es una trampa, apenas la punta del Iceberg, la excusa para que Jorge hable de otra cosa: poemas gráficos, cuadros que se suceden creando sentido por su mera secuenciación, reflexiones sobre los pormenores de la vida, pequeños tratados metafísicos y, por que no, simpáticas bromas. Su dibujo tiene un registro enorme: podés encontrarte una historieta de línea clásica y muy elaborada, junto a otra que parece bordear el apuro y el trazo infantil. En cualquier caso, el estilo va de la mano de una idea. Y ese pasar de un mundo a otro constantemente da cuenta de su búsqueda, de su amor por empujar los límites, borronear definiciones, y llevar la historieta más allá. Quien es uno de mis referentes cuando pienso en la historieta latinoamericana actual. Por eso, cada tanto, voy a estrellarme en su planetoide, para que el golpe me abra la cabeza y vuelva a mirar esto que tanto quiero con ojos nuevos." (Alejandro Farías)
