TEBEOSFERA \ TEBEOTECA \ HECHOS  \  FESTIVAL / CONGRESO INTERNACIONAL DE HUMOR

«El humor es lo que sobrenada en la vida y ayuda a sobrevivir a una sociedad» 

Ponencia del arquitecto y humorista Peridis, sobre el futuro Museo del Humor, pronunciada en el III Congreso Internacional de Humoristas Gráficos [ es parte 3 ]

Foto de los humoristas al final del congreso
 

[ Humoristas posando tras finalizar la hilarante intervención de Peridis. De izquierda a derecha: Zé Oliveira, Tomy, Nando, Peridis, Ares, Harca, Nano, Che, Mordillo, Piedecausa, Quino, Félix, Ares, Zulet, Ozeluí, Sam. Fotografía  © 2002 M. Barrero ]


[ viene de página anterior ]

ALEGRE CENTRO DE DOCUMENTACIÓN

Podemos subir a la planta primera y si abajo teníamos las exposiciones temporales y algo de la permanente, en la planta primera estaría la sala de exposición permanente, ordenada por áreas geográficas y épocaS. Habría una gran sala de conferencias polivalente, casi sin micrófonos, que es más viril, y otra sala sobre un patio, que cubriríamos (pues las cosas hay que cubrirlas, si no, no reproducen), también polivalente. Hoy, un museo que se precie debe tener: las salas con exposiciones temporales, la tienda y los espacios polivalenteS. Y no pienso hacer una guardería infantil; el espacio de la guardería (que es mucho, porque mira que los niños ocupan sitio) lo dedicaremos a Biblioteca. Un elemento fundamental del museo: un centro de documentación.

Tendremos una colección y ahí se espera la generosidad de los donantes, pues este es un museo que no nace de una gran colección, aunque ya empieza a ser importante la que tiene la Fundación General [de la Universidad de Alcalá], pero sí con la vocación de acoger las grandes colecciones que tenemos nosotros que, una vez muertos, la cebada al rabo. Una vez muertos, los herederos las dispensan [las obras], terminan en el rastro malamente, o en el papelote al peso, que nadie se acuerda casi de uno cuando fallece; nada más que los herederos para repartir, los coleccionistas para especular (y para guardarlo con amor, claro). Pues ahí está el Museo del Humor que está esperando a que fallezcamos para que vayamos pasando la obra previo testamento. [ risas ] Y es que el Museo del Humor ha demostrado algo terrible: que la mortandad entre los humoristas es muy elevada: ¡se mueren el 100% de los humoristas! [ risas ] Cosa que ocurre entre otras especies profesionales, es verdad, lo que pasa es que los humoristas se mueren antes y además te enteras. Si muere un médico, a no ser que sea tu pediatra o el que te toca los bajos, no te enteras, pero se murió Summers, se murió Perich, se murió Ivá, se murió Gin, se murió Gila... es una cosa terrible. Fijaos si es terrible que a mí como humorista que soy ya me han hecho un funeral, y esto que digo no es broma, que lo digo todo muy en serio [a continuación refiere la anécdota de unas monjas que le hicieron un funeral al confundirle, ellas y un locutor de radio, con otro arquitecto finado] (...)

Y a propósito de funerales y humoristas y humor negro, creo que nuestro Museo del Humor debiera tener una sala especialmente dedicada al humor negro. Todavía no consta en los planos, pero se lo merece. [refiere otra anécdota sobre funerales ] (...) Volviendo al Museo del Humor, no temáis, no va a haber una sección de funerales, habrá biblioteca, donde se cuidará nuestra obra. Si la damos en vida, pues mejor ¿Qué no? Pues mortis causa. [ risas ] Pero, por Dios, decidles a los compañeros, sobre todo a los famosos, que sean un poco generosos. Por ellos mismos, porque pasarán a la posteridad con la garantía de la Biblioteca de la Universidad [de Alcalá] y probablemente de la Biblioteca Nacional. Tendremos unos fondos que estarán inventariados, cuidados, climatizados, vigilados, y sobre todo no solamente los chistes publicados. Yo, en mi testamento ya lo puse, a raíz de aquel funeral que me hicieron (evidentemente, al día siguiente lo primero que hice fue testamento) y en el testamento dono solemnemente todo, mis dibujos, croquis, bocetos, a la Biblioteca Nacional. Haré una modificación al testamente e incluiré los muchos bienes que he conseguido desde que lo firmé hasta ahora para el reparto de mis hijos, pero también en el sentido de que el depositario de mis dibujos sea también la biblioteca del Museo del Humor de Alcalá cuando se haga... dentro de veinte o treinta años. [ risas ]

MUSEO CON PERRO

Porque yo no creo que todavía se vaya a hacer. Ya tengo planos y el edificio, que, como dice Gila, «haberlo haylo, pero to’roto, ¿eh?» O sea, cuando vayáis puede ocurrir o que os muerda el perro o que os dé un tiro el guardia. Fijaos si hay expectativa en el Museo del Humor que ya hay un señor viviendo con el perro dentro. [ risas ] El otro día fue muy bueno, porque fuimos a ver el museo [y] resulta que había un okupa. Pensábamos que sólo había un perro, pero detrás de todo perro hay un dueño, y como bien dice en un chiste El Roto: «Perros peligrosos. Cuidado con el dueño» [ risas ] Entró por delante el guardia, pues Juan [García Cerrada] llamó a la guardia municipal. «Yo no entro», había dicho el arquitecto municipal. Y vino el guardia y cargó la pistola, porque el perro le acometió. Oye, a los civiles no, pero cuando un perro de un okupa ve a un guardia municipal, le acomete. Entonces le dijo el perro: «¿Muerdo al guardia o muerdo al humorista?» Y dijo el amo: «Muerde al de la Universidad, que es más pequeñito; [explosión de carcajadas y aplauso, pues García Cerrada es un hombre de baja estatura] ¡y te lo comes de un bocao!» [más risas] Yo vi recular a Juan y le dije «¿Por qué reculas» Y me dijo: «¡Es que se me come el perro!» [ risas ] Bueno, salió el dueño del perro con su sonrisa (con la única que tenía, porque los okupas sólo tienen una sonrisa: la de los guardias), pidió disculpas y nos enseñó con qué poco se vive y con qué poco recinto. Con lo que cabe en una viñeta vive un okupa. Es decir, donde vamos a poner la fotocopiadora tenía los enseres el okupa.

O sea, que es un museo que tiene atractivo para la ciudadanía. Está lleno de contenidos, y ya viene con el perro, pues en todos los museos hay perros (pintados, pero hay perros). Luego, en todos los museos que se precie hay pobres. En la puerta, alguno que se cuela para la siesta... Pues ya tenemos el usuario. Tenemos el edificio, dentro de lo que cabe, no os hagáis ilusiones, lo primero que tenéis que mirar ahora cuando lo visitemos es no caerse por los rotos, que está lleno de agujeros que dan al sótano. Yo no sé si tenéis alguna póliza de seguridad o algo; yo no me hago responsable ¿eh? Lo digo públicamente, hay testigos, como esta señora [señala a la esposa del humorista Mordillo], de que yo no me responsabilizo ni del perro ni del okupa ni de los agujeros. Pero hay allí dos o tres mil metros [cuadrados]; hay una huerta; y está a la puerta de una iglesia donde se puede ir a recordar los misterios dolorosos, gozosos, gloriosos y luminosos. Y, del rosario, al Museo del Humor. Una buena penitencia sería visitar el museo.

Nosotros esperamos que un museo del humor sea exactamente como la casa de uno, como aquel Museo, y que fundamentalmente esté prohibido. Al paso que van las cosas del imperio, es muy probable que dentro de las atribuciones que va a tener el señor Bush en los países amigos estará prohibir sus caricaturas. He aquí una razón más para que el Museo sea puesto en pie. Como por otra parte lo hemos entendido en el sentido de la siesta, las perdices estofadas... como un lugar de encuentro o una casa de humoristas, queremos que sea un sitio cómodo y donde cada uno tenga derecho a decir qué se va a poner en su casa. Yo creo que una de las cosas más interesantes de este museo será que vamos a opinar todos, vamos a dar ideas de modo que también tenga elementos de sorpresa. Es cierto que no deja de ser un Museo del Humor Gráfico Iberoamericano, y tiene una virtualidad interesantísima: Va a recoger todavía obras de artistas vivos, de unas generaciones a un lado y otro del mar que probablemente sean las mejores generaciones [de humoristas] de las mejores que ha habido a ambos lados del mar. Y, segundo, que probablemente seamos los últimos mohicanos, caso las últimas generaciones que van a tener obra gráfica, porque quién sabe si en un futuro todo se hará sobre soporte magnético y entonces los futuros museos ya serán la de Dios es Cristo, serán una serie de disquetes ordenados en cabinas unipersonales donde se verá al autor, su obra, su contexto y su página web. De momento el museo que nosotros queremos va a tener la virtualidad de tener obra tangible y de que quizá podamos ver en algún rincón algún pupitre que nos permita ver algunas de las manías y virtudes de algunos de los dioses del olimpo del humor.

Muchas gracias, y estamos a vuestra disposición. [aplausos]

[interviene Quino, loando el discurso de Peridis. Pasa la palabra a Mordillo] Hablar después de Peridis es realmente muy difícil. Lo ha dicho casi todo. Yo quisiera agregar a la frase de su hijo, aquella que dice: «Turistas, que me traen aquí para torturarme»... Yo no imagino el Museo del Humor como un lugar donde la gente viene para divertirse. Es todo lo contrario. Ya hace mucho tiempo que percibo la idea de un museo de dibujo humorístico no solamente en este país, o en el nuestro [mira a Quino] Yo he llegado a hablar con dos ministros de cultura que estaban entusiasmadísimos con la idea de un Museo del Humor en Argentina. Lo primero que hablé fue el día antes del “corralito”. Estaba entusiasmado [el ministro] pero no pudimos hacer nada. Después del “corralito”, me llamó por teléfono a España el nuevo ministro de Cultura, y también muy entusiasmado, con la idea de un museo del dibujo humorístico en Argentina. Porque como ustedes saben, en Argentina es tradicional la cantidad de autores de humor gráfico y de historieta (que aquí se llaman tebeos).

Y además pienso, y casi lo dijo Peridis antes, que el mejor destino para los dibujos es un museo, porque cuando los regalamos, cuando los intercambiamos con colegas, como dice Peridis, las generaciones se van y los dibujos quedan, pero ¿dónde?: en armarios, en galpones, se pierden completamente. Supongo que todo el mundo está de acuerdo en que el humor gráfico es patrimonio cultural de la humanidad, aunque no se le dé tanta importancia porque son dibujos humorísticos. Y yo creo que cada país tiene ese patrimonio, en mayor o en menor cantidad, y creo que el museo humorístico tiene que existir porque basta ya de museos serios y aburridos. Quizás. Pero, el dibujo humorístico digamos que es una broma, digamos que el museo es una broma hermosa y, además, para que los dibujos tengan el mejor destino final posible. Yo apoyo al cien por cien la idea de un museo aquí y donde sea. Muchas gracias. [aplausos]

[ ir a siguiente página ]


[ Transcripción: M. Barrero, para Tebeosfera 021127 ]