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JOHAN Y PIRLUIT

Johan y Pirlouit (Le Dernière Heure, Bélgica, 1947, para Johan; Le Journal de Spirou, desde 1952, para Pirlouit)

Personajes creados y dibujados por Pierre Culliford (Bruselas, 25-VI-1928 24-XII-1992), alias "Peyo", inspirado en Disney y Tex Avery.

Johan pasó a Le Soir en 1950, y estuvo en Spirou desde 1952 hasta 1970 de modo continuado (y hasta 1977 en algunas historietas cortas). Los álbumes de Peyo también terminaron en 1970, pero entre 1994 y 2001 se publicaron más, de otros autores. En España han publicado sus cómics Cavall Fort, Anxaneta, Argos, Sepp-Mundis, Bruguera y Norma.

[ Johan y Pirluit, de Peyo ]


JOHAN Y PIRLUIT, por David Caro


TRAYECTORIA DE JOHAN

GALERÍA Y ENLACES

TEBEOGRAFÍA EN ESPAÑA

INTRODUCCIÓN

Existe un curioso fenómeno que ocurre con cierta frecuencia en cualquier medio narrativo: el autor dedica tiempo y esfuerzo a construir unos personajes interesantes, sólidos y bien definidos. Les da una personalidad, unos gestos propios. Crea a su alrededor un entorno donde desarrollarlos, un escenario donde contará sus historias. Se preocupa de dar coherencia a todos los detalles.

La historia se presenta ante el público. En sucesivas entregas los personajes van evolucionando y el autor termina de ajustar sobre la marcha los últimos detalles. Se crean y destruyen relaciones, se tejen y resuelven historias secundarias, se va dotando a los personajes de un pasado.

Y un día...

Un día, un personaje secundario aparece en la serie con un propósito definido, con la intención de resolver una situación concreta y después desaparecer. Y entonces, nadie sabe muy bien por qué, conecta con el público de tal manera que vuelve a aparecer en la serie posteriormente, una vez tras otra. Con el tiempo, el personaje se convierte en fijo, crece y evoluciona al igual que los personajes principales y acaba siendo más importante que ellos, las tramas se construyen en torno a él y finalmente se apropia de la serie.

Este artículo pretende reivindicar a Johan y Pirluit, dos geniales personajes cuya fama hoy en día no se corresponde con la que merecen, debido principalmente al nacimiento en sus páginas de unos seres pequeños y azules conocidos como los pitufos.

UNAS BREVES NOTAS SOBRE EL AUTOR

El creador de Johan y Pirluit es Pierre Culliford (Bruselas, 25 de junio de 1928 – 24 de diciembre de 1992), más conocido por su nombre artístico: Peyo.

Peyo se matriculó en la Academia de Bellas Artes de su ciudad natal, pero no encontró allí lo que buscaba; se pasaba el día dibujando bustos y modelos sobre el lienzo, cuando lo que a él le gustaba realmente era la caricatura, el dibujo humorístico. A los tres meses dejó la Academia. Un día, ojeando un periódico en busca de ofertas de empleo, encontró dos que llamaron su atención: ayudante de dentista en una consulta e ilustrador para una empresa de animación. Peyo, sorprendentemente, escogió la oferta de ayudante de dentista.

Por suerte para varias generaciones de aficionados al cómic se presentó en la consulta quince minutos después de que le hubiesen dado el empleo a otra persona.

Así, su primer trabajo fue para un estudio de animación, aunque el empleo duró poco ya que el estudio cerró como consecuencia de la fuerte competencia de los estudios de animación americanos. Sin embargo y según palabras del propio Peyo, trabajar allí fue la mayor suerte de su vida, ya que en el estudio conoció a gente como Franquin, Morris y Paape, que trabajaban como animadores. Años más tarde, Franquin y Peyo se convertirían en dos de los miembros más destacados de la que se conoce como Escuela de Marcinelle.

Su siguiente trabajo fue en publicidad, campo dentro del cual trabajó en pocos meses para varias empresas. Fue entonces, en 1947, cuando se le presentó la oportunidad de realizar su primer cómic, de tan sólo una página. Su título: “Johan”.

LOS PRIMEROS PASOS

Esa primera página de historieta estaba protagonizada por un joven alto y rubio llamado Johan y se ambientaba en la Edad Media. Apareció publicada en el diario Le Dernière Heure, en el cual se presentarían también las siguientes entregas del personaje. En esa primera página debutaban personajes que luego se convertirían en fijos, como el Rey al que Johan servía y una princesa que fue el antecedente de la posterior princesa Anne.

En 1950 la serie pasó a ser publicada en el diario Le Soir, donde sería editada durante otros dos años hasta encontrar su lugar definitivo en la edición belga de Le Journal de Spirou, a partir de su número 752 (11 de septiembre de 1952).

Fue en esta publicación donde el personaje y la serie consolidaron su aspecto definitivo. Johan pasó a ser moreno y empezó a compartir sus aventuras con Pirluit (Pirlouit en su idioma original), compañero cuyo carácter servía de equilibrio y contrapunto al del protagonista. El estilo gráfico de Peyo también muestra una importante evolución, de tal manera que el autor consideraba las primeras aventuras (las que luego aparecerían recopiladas en los dos primeros álbumes) como un aprendizaje, un camino en busca de los personajes y de su propio estilo.

LOS PERSONAJES

Johan es un joven inteligente, valiente y buen luchador con la espada. Goza de la confianza del señor de Hauvon, al que sirve en su castillo y en las numerosas misiones que este le encomienda. Es el principal protagonista de las historias.

La creación del personaje de Pirluit, en principio para un solo capítulo, supuso para la serie la introducción del humor y de lo imprevisible; su carácter curioso hasta ser entrometido, arrojado hasta ser insensato y su incontenible verborrea hicieron de él el complemento ideal para la personalidad resolutiva y práctica, aunque un poco plana, de Johan. Los conocidos de Peyo siempre le hicieron notar que, de todos los personajes que había creado, Pirluit era el que más se parecía a él mismo. El autor, que no lo había imaginado con esa idea en mente, lo negaba ante ellos una y otra vez si bien reconocería posteriormente en varias entrevistas que, por supuesto, tenían razón.

Pirluit trabaja para el mismo señor que Johan, es su compañero de aventuras. Suele cubrir su tupé rubio bajo un pequeño gorro rojo y tiene la cara de un niño travieso que ha crecido físicamente pero no en mentalidad. Siempre está tan hambriento como si hiciese un mes que no probase bocado y su afición hacia la música le lleva a componer rápidamente e interpretar con todo tipo de instrumentos las más terribles y desafinadas canciones, ante las que la gente huye como si se tratase del reverso del flautista de Hamelín.

La singular unión de estas dos figuras, una alta y seria y la otra pequeña y revoltosa, se convierte en aún más cómica cuando ambos son enviados en largos viajes, para los cuales Johan cabalga en un esbelto caballo blanco mientras que Pirluit monta sobra una cabra negra llamada Biquette (Pepita en la edición española de Bruguera, Carlota en edición Norma).

Ambos personajes principales están arropados por un grupo de secundarios fijos. El rey al que ambos sirven vive en un castillo en el que también encontramos a la remilgada Dama Rebaba, objeto de muchos de los experimentos (musicales y de otros tipos) de Pirluit. Más allá del castillo, en una cabaña en mitad del bosque, vive el hechicero Homnibus, cuya ayuda resulta imprescindible en varias de las aventuras, o la bruja Raquel con su caldero, su escoba voladora y su gato negro.

EL ESTILO

El interés de Peyo por la Edad Media le llevó a situar las aventuras de Johan y Pirluit en esa época, aunque no en una Edad Media históricamente rigurosa. El entorno que se presenta no es oscuro, cruel, lleno de miseria y enfermedades. La Edad Media que interesa a Peyo está más cercana a la fantasía; para él, es la época de los trovadores, de las gestas, de las arriesgadas y emocionantes aventuras con final feliz.

Las historias que se cuentan son una mezcla entre las novelas y películas de caballería, con las que Peyo tanto disfrutaba, y las fábulas y cuentos de hadas. En ellas aparecen recurrentemente tiranos que oprimen a sus siervos y que necesitan un escarmiento, maleficios cuyo efecto debe ser revertido, viajes a caballo y en barco, bandidos acechando en cualquier rincón del camino, criaturas mágicas a las que ayudar o contra las que luchar.

Y humor, mucho humor. Su estilo gráfico es redondeado y suave, no anguloso, muy influido por la animación de la época, especialmente las películas de la Disney (una de sus películas favoritas era Pinocho), la serie de Tom y Jerry y los cortometrajes de Tex Avery. Peyo se sirve de sus dibujos para subrayar las características de los personajes. Los personajes malvados suelen llevar una barba negra cuidadosamente recortada, mientras que los compañeros de los protagonistas (el Rey, el hechicero Homnibus) presentan con frecuencia una poblada barba blanca que les confiere un aspecto bondadoso. Igual ocurre en los escenarios, con castillos acogedores como el del Rey, lleno de estancias con chimeneas encendidas y mullidas pieles, rodeados de suaves praderas y otros situados en entornos rocosos y escarpados, con altas torres envueltas en nubes negras y amenazadoras que dejan claro que la hospitalidad no es algo que Johan y Pirluit vayan a encontrar en su interior, y sí muchos peligros y problemas.

Pero si hay algo en lo que realmente destaca la narrativa de Peyo es en dos aspectos. En primer lugar la expresividad de sus personajes es sobresaliente, basando a veces el éxito de una situación cómica o un sentimiento sugerido y no explicado únicamente en los dibujos, sin necesidad de añadir texto. Y en segundo lugar el ritmo de la narración es capaz de adaptarse admirablemente a las escenas, construyendo historias en las que el ritmo, a lo largo de momentos tanto de diálogos como de acción, nunca decae.

LA ANDADURA EDITORIAL

La publicación de Johan y Pirluit en Le Journal de Spirou continuó hasta el número 1.661 (12 de febrero de 1970). Posteriormente aparecieron dos historias cortas, de cuatro y tres páginas respectivamente, que fueron recopiladas en números especiales de la revista. La última de ellas es “L’Etoile de Noel”, publicada en el número 2.071 (22 de diciembre de 1977).

Las aventuras de Johan y Pirluit fueron recopiladas en trece álbumes a partir de 1954. A partir del tercer álbum la encuadernación pasó a ser de cartoné, siendo reeditados los dos primeros en este formato en 1969.

Los títulos son los siguientes:

Le Châtiment de Basenhau (1954. Reedición cartoné 1969)

Le Maître de Roucibeuf (1954. Reedición cartoné 1969)

Le Lutin du Bois aux Roches (1955. Reedición 1969 con cuatro historias nuevas)

La Pierre de Lune (1956)

Le Serment des Vikings (1957)

Le Source des Dieux (1957)

Le Flèche Noire (1959)

Le Sire de Montrésor (1959)

La Flûte à six Schtroumpf (1960)

La Guerre des 7 fontaines (1961)

L’Anneau des Castellac (1962)

Le Pays Maudit (1964)

Le Sortilège de Maltrochu (1970)

El noveno álbum, cuya historia llevaba originalmente el título La Flûte à six trous (“La flauta de seis agujeros”), contiene la primera aparición de los pitufos. La editorial se dio cuenta de que esta historia tuvo más éxito que las anteriores, por lo que la edición en álbum fue rebautizada como La Flûte à six Schtroumpf (“La flauta de seis pitufos”), convirtiéndose en el álbum con mejores ventas de la serie, lo que llevó a los pitufos a volver a aparecer junto a Johan y Pirluit en sus dos últimas aventuras y posteriormente en su propia serie.

El éxito creciente de los pitufos obligó a Peyo a dejar el resto de sus series en la década de 1970. A pesar de que Johan y Pirluit era su serie favorita, dedicarse a realizar una nueva historia de estos personajes le habría supuesto tener que abandonar el resto de sus ocupaciones, centradas casi totalmente en los pitufos, durante ocho o nueve meses. Su vida transcurría cada vez más repartida entre Los Ángeles (en los estudios de Hanna-Barbera que estaban realizando la serie de animación de los pitufos), Hong Kong (donde se encontraba la fábrica de juguetes y demás objetos de los mismo personajes) y frecuentes visitas que le reclamaban de toda Europa: Colonia, Zurich... Como dijo el propio Peyo: «Yo soy, en realidad, prisionero del éxito de los pitufos».

Para mantener sus personajes sobre el papel creó un estudio cuyos componentes continuaron con sus series, incluso después de su muerte. Peyo no negaba la entrada a nadie que tuviese talento y un estilo compatible con el suyo. Siempre animó a todos ellos a crecer como artistas y a aprovechar las oportunidades de crear sus propios personajes incluso si esto suponía abandonar el estudio para irse a otra editorial. Tan sólo les pedía que no se fueran dejando una historia a la mitad.

Así, han aparecido otros cuatro álbumes de Johan y Pirluit:

La Horde du Corbeau (1994)

Les troubadours de Roc-à-Pic (1995)

La Nuit des Sorciers (1998)

La Rose des Sables (2001)

OTROS PERSONAJES DE PEYO

Casi al mismo tiempo que Johan, creó la serie de gags de media página “Poussy” (El gato Pusy) para Le Soir en 1950, que llegaría a constar de 240 entregas. Otro de sus personajes es Pierrot, cuya mala pronunciación por parte de un primo inglés dio a Peyo su sobrenombre artístico.

Benoît Brisefer (Valentín Acero), creado en 1960, es un niño pequeño con una fuerza sobrehumana que pierde cuando se resfría. Fue creado para el diario Le Soir como una compensación por haberse llevado a Poussy de sus páginas para relanzarlo en Spirou. También para Le Soir, concretamente para su publicación semanal Le Soir Illustré, creó en 1961 la serie “Jacky et Célestin” (Jacky y Celestin), de la que sólo realizó los guiones, siendo dibujada sucesivamente por Jo-El-Azara, François Walthéry, François Bertrand y Roger Leloup.

La mayoría de estas series continuaron siendo publicadas paralelamente hasta mediados de la década de 1970.

EPÍLOGO

Las aventuras de Johan y Pirluit merecerían tener la misma consideración que las de otros personajes de fama mundial como Astérix o Tintín. Sin embargo, nuestro valiente paje y su insensato acompañante abrieron un día su puerta a unos seres desconocidos y les ofrecieron su hospitalidad, para encontrarse con que esos desconocidos se llevaban buena parte del tesoro que ellos más apreciaban: el interés, la complicidad y el cariño de los lectores.

Esos pequeños seres han disfrutado de ese tesoro durante mucho tiempo, mientras Johan y Pirluit les contemplaban desde su hogar demasiado tranquilo y solitario.

Ya es hora de que alguien vuelva a visitarles.

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 [ © 2004 David Caro, para Tebeosfera 040306. Todas las imágenes son © 2004 Peyo / IMPS  ]