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PEPE CARAPATO Y SU CREADOR

Medina González, M. (1987): “Pepe Carapato y su creador”, en Córdoba, 26-IV-1987 [ sección “Evocaciones”, pág. XIV ]
 

 

[ Mitad superior de la página de Córdoba donde originalmente apareció publicado este artículo (en una plana, a cinco columnas, adornado con una imagen elaborada ex profeso para la edición a cuyo pie reza: «Pepe Carapato pasa el rato imaginando nuevas chispas cómicas»). Adereza el texto una copia de la imagen central que se aprecia aquí, haga clic sobre ella para ampliarla. ]


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Conocí por la vista en Córdoba a un curioso personaje que acostumbraba a pasear por las Tendillas cada día por la mañana, hombre de carnes prietas, de mengado [sic] cuerpo, cubierta la cabeza con sombrero de anchas alas, negro; que se prestaba a las miradas y sonrisas de los transeúntes, por su empaque y movilidad lenta de piernas y cabeza. Naturalmente, este individuo hacía sonreír a los que le observaban, no faltaba quien dijera: "Qué tó [sic] más simpático, siendo tan poca cosa". Pues bien; este hombre entró en la sección del dibujante José Alcaide Irlán, que le hizo parir un singularísimo tipo al que bautizó con el nombre, casi de matador de toros, de Pepe Carapato. Fue una feliz aparición en la vida cordobesa la de tan amable figura.

Pepe Carapato y su creador.

José Alcaide dio vida al personaje desde el Diario CORDOBA

José Alcaide, generador de Pepe Carapato, dio durante años, a poco de aparecer el diario CORDOBA, una racha de alegrías y entretenimientos a los lectores con las ocurrentes historietas de tan divertido y cordobes’simo [sic] personaje.

¿Acaso Pepe Carapato tenía algo que ver con base real y humana con algún cordobés paseante urbano?

Pues sí; tal figura callejera existía, paseaba, como ya indiqué, por las Tendillas y las calles adyacentes. Era un hombre bajito, metido en carnes, con sombrero, quizás comprado en casa de Diego Ruiz, tan romero y juncal; no le faltaba nunca su cigarro puro en la boca, deleitándose con las volutas del humo. Extraño tipo de paseante cordobés de ritmo lento que andaba y paraba de vez en cuando para mirar a la gente que pasaba a su alrededor, observar las incidencias del tránsito y oír lo que algunos ciudadanos hablaban en grupos parados en las aceras, detenerse ante un escaparate para leer los precios de los artículos expuestos, quizá para decir: "iJo, cómo ha subido esto!".

La gente, sin ser amiga de tal hombre, sonreía al verlo pasar y casi era tenido por persona apreciable y mirable [sic] en el vivir circulante de la ciudad. Y precisamente por esa apreciación visual cotidiana, José Alcaide tuvo la idea de dar a luz a Pepe Carapato en sus historietas cómicas que tuvieron como cuna el diario CORDOBA.

El típico personaje en la palestra

José Alcaide Irlán, desde la infancia, fue aficionado a los tebeos, a ver y leer historietas publicadas en revistas infantiles y juveniles, y ya más crecido, en las de adultos, como las que aparecían en Blanco y Negro. Por esa afición, fue alumno de la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba, donde aprendió a dibujar y a pintar al óleo, pero su talante, jubilosamente interior le puso en trance de caricaturista, por lo cual se situó en las filas de los artistas dedicados al cómic, cuando a esta especialidad se la distinguía en España como historieta cómica, Alcaide, con mentalidad de niño de naturaleza  observadora, vivaz, comenzó su tarea artística publicando dibujos e historietas ingenuas en la revista Boy Scout, actividad que él ejercía como afiliado a la organización de Boy Scouts, en Córdoba, dando vida entonces a El Explorador y a El Viejo Lobo.

Como ocurrió en todos los tiempos a artistas, poetas y escritores, José Alcaide tuvo donde pudiera ganar una soldada para no ser graboso [sic] en su casa y por eso de "ganarás el pan con el sudor de tu frente", hallando un puesto burocrático en la Compañía de Electricidad Mengemor (hoy Sevillana de iden [sic]), en cuya empresa ha estado hasta el pasado año en que se jubiló. Sin embargo, su vocación artística le empujó a buscar donde meter sus historietas en revistas infantiles como Pelayo [sic], Chicos, Mis Chichas [sic], Jaimito, Agromán, Guadalquivir y en los diarios CORDOBA e Informaciones.

Alcaide en la mesa de operaciones

Recién fundado el diario CORDOBA, José Alcaide encontró su pues­to de redactor, como dibujante, caricaturista y autor de historietas. Desde entonces alegró las páginas del diario local con la airosa figura de Pepe Carapato, que cobró fama en seguida, fama que aún subsiste en la memoria de los que lo conocieron en las diarias tiras del periódico.

Como un mago del humorismo, José Alcaide, dentro del archivo, sentado ante una mesa apropiada, valiéndose de tinta china, pluma y plumilla, creó diariamente una historieta con las regocijantes aventuras de su simpático personaje, Pepe Carapato, que fue durante su larga vida un tipo gráfico buscado cada día por los lectores del diario casero, así como fue su apellido motivo de broma entre amigos, cuando el buen humor de algunos hacía exclamar a otros: "Eres un Carapato". Hasta Carmelo Casaño, uno de nuestros actuales escritores, merecedor de muchos aplausos, sacó al simpático hijo de Alcaide en su obra Nuestra Ciudad, señalando lo siguiente: En las tabernas, los borrachos insistentes, torpemente repetitivos, de madrugada, apoyados en el mármol del mostrador, recitaban gangosamente, una vez y otra, el pareado que presidía las historietas: "De cómo pasa el rato... Pepe Carapato".

Los lectores de nuestro diario, especialmente los subscriptores, lo primero que hacían era buscar la historieta del siempre inquieto y movedizo Pepe Carapato, que venía a ser un fabricante mañanero de primeras sonrisas. El mismo Alcaide, su creador, se solozaba [sic] al dar vida a cada historieta, de modo que hasta él mismo se sentía su propia criatura. A veces, cuando entré en el archivo en busca de un cliché para ilustrar en artículos, le vi sonriendo al término de una de sus historietas y decir: "iPuñetero Carapato!"...

Alcaide tenía sobre la mesa de trabajo del archivo del periódico, allí con puerta cerrada, su laboratorio de crear historietas, sus dibujos cómicos, no sólo para hacer dar cabriolas a Pepe Carapato, sino cuando se sentía inspirado largaba y daba cuerpo completo y resuelto a otros personajes para las revistas Chicos, Mis Chicas, y Peques; así salieron aullantes El Viejo Lobo y Loboto, el perrito olisqueador, Box; Ovaldo el detective, con su lupa y con aire de Sherlok Holmes; Paco el Minero con miedo al grisú, Jamoncito y Cocolín, socarrón y puñetero uno y picarillo, el otro. O Pituca y su granja, llena de pájaros la cabeza y muy zoológica la chica. Y aún tenia en turno dar vida a las saladísimas figuras y figurones para llenar de historietas muchas revistas para niños y mayores.

Otras actividades del artista.

Ya dije que Alcaide recibió lecciones de dibujo y pintura en la Escuela de Artes y Oficios y si bien, por su espíritu de eterna juventud, lo proyectó preferentemente en el dibujo de historietas, no dejó nunca, cada vez que la ocasión se presentaba, de dibujar temas de más vuelo y acción, temas históricos como Córdoba, durante el Califato, de aire epopéyico, Pizarro en las hazañas colombianas, Gonzalo de Córdoba, el Gran Capitán, que dio enorme resonancia a nuestra ciudad y que supo dar buena cuenta de honradez, hombría y valor a los Reyes Católicos. Como dibujante hizo Alcaide trabajos singulares en colaboraciones de diversas revistas y periódicos; fuera de sus tareas en el diario CORDOBA y en la empresa donde trabajaba como empleado de oficina. Mi admiración por él y sus cosas cuajó en amistad interminable, lo que me hace recordar que hasta colaboré con él poniendo pies a interesantes dibujos sobre calles y plazas cordobesas y a un folleto que editó el dueño de la floristería Santa Marta, don Juan Prieto Iglesias que, hombre del mejor humor, vendía en su tienda objetos variopintos propios de dar bromas en Carnaval, a cuyo librito puso Alcaide unas graciosas ilustraciones y yo un breve comentario sobre el contenido en prosa, desenfadada.

José Alcaide no alardeó jamás de su arte y menos de sus posibilidades artísticas, que él lo mismo hacía un cómic, un dibujo perfecto de personas, monumentos, paisajes y cosas cotidianas, que un excelente retrato de hembra o varón, Muchos son los que tiene repartido por la ciudad pintados al óleo. A lo largo de su labor como dibujante, especialmente, obtuvo varios premios, siendo uno de los más importantes el Nacional de Caricaturas Políticas, que le otorgaron en 1945.

Alcaide, nuevamente en la brecha

En el trastoque de su jubilación, Alcaide dejó cierto tiempo de publicar historietas en los periódicos y revistas, aunque la pluma y el pincel seguía dándole satisfacciones en trabajos particulares y propios de su gusto; pero lo que más le satisfacía era publicar caricaturas y trabajos como aquel su revoltoso e hilarante Pepe Carapato, siempre en la memoria de muchos cordobeses. Por esta idea y por otra entrañable, la muerte de su esposa, quedó nuestro hombre como sumido en el Nirvana algún tiempo. Hasta que el azar le regaló la ocasión de volver a la palestra con motivo de las IV Jornadas del Comic en Córdoba, organizadas por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento, en cuya muestra expuso Alcaide sus trabajos más importantes, a través de los cuales el público que visitó la exposición en la Posada del Potro pudo valorar altamente la obra de José Alcaide a través de muchos años.

Con dicha exposición este gran artista recobra su alentador espíritu y hasta parece que inicia su inicia su renacer sobre el espacio de la historieta cómica, el cómic, como ahora se le llama a cuanto sale en periódicos y revistas con buen humor o con impulso de aventuras heroicas, bélicas o amorosas y que ya ha entrado en el terreno el cine y la televisión.

Proyecto es también de Alcaide hacer una extensa exposición con sus últimos trabajos a plumilla y seguir sus colaboraciones en el remozado y más vibrante diario CORDOBA, donde ofrece al lector a El profesor Tostón y a sus discípulos Melón y Perita y lo que ha dibujado para una revista en ciernes, Sangre Rumbera, en la que, en su primer número aparecen dos contradictorios personajes, uno de chistera y otro cubierto de un simple sombrero cordobés, unidos por el título de El barón de la O y su amigo Tarugón. Nuevos personajes que si no superan a Pepe Carapato, que tanto hizo sonreír en el pasado, creo que ahora que las cosas saltan y botan de otra manera, tanto Tostón como el Barón de la O y el cordobesísimo Tarugón.

Con cierta frecuencia he conversado con José Alcaide Irlán en una cafetería espaciosa del centro de la ciudad. La conversación transcurre sobre asuntos de ayer y de hoy, pero no faltan los recursos de aquel tiempo en que él publicaba en este diario su inolvidable personaje que le dio cierta fama de humorista y le hizo acrecentar sus ilusiones de artista.

-¡Cómo pasaba el rato Pepe Carapato!

-¡Y cómo tenían que pasarlo también los lectores!

La recordaremos siempre, Pepe, porque todos vivimos de ilusiones y la tuya se remonta ahora como una airosa cometa que tiene color de esperanza.

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VÍNCULOS (otros documentos sobre Alcaide):

“Cuando en Córdoba se hacían tebeos. Alcaide, el cordobés que dibujó su ciudad”, por F. Fernández, en Córdoba, 14-XII-1986

"Pepe Carapato y su creador", por M. Medina, en Córdoba, 26-IV-1987

"Alcaide y yo", por José María Varona ( in memoriam )


 [ © 1987 Medina González, texto dirigido al diario Córdoba, luego publicado en Tebeosfera 031223. © 2003 Manuel Barrero, por la trascripción ] [ Aparte de las erratas y errores que se han señalado, el autor del artículo confunde Boy Scout con El Explorador, y este título de publicación con el título de una supuesta historieta o serial ]