LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER. ENTREVISTA A SERGIO CORDOBA
FÉLIX LÓPEZ, MANUEL BARRERO, SERGIO

Resumen / Abstract:
Notas: Entrevista realizada por correo electrónico entre noviembre y diciembre de 2010, con preguntas elaboradas por la redacción de Tebeosfera.

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER
ENTREVISTA A SERGIO CÓRDOBA

TEBEOSFERA. Naciste en 1976. El cadáver de Franco estaba reciente y la democracia de facto no había llegado aún, pero tú eres un creador que nació en democracia y que ha creado con plena libertad. ¿Es así?

SERGIO CÓRDOBA. Sí, los cómics que he realizado han sido creados  con entera libertad. Con las editoriales de cómic nunca he tenido problemas de tipo creativo. Las únicas excepciones han sido determinados encargos en los que empresas no relacionadas con los tebeos querían alguna historieta como medio de publicidad.

T. ¿Cuándo empezaste y qué camino elegiste?

S. C. Empecé con los fanzines a principios de los noventa, no creo que hubiera muchas más opciones para los novatos. Casi todo funcionaba a base de fotocopias y venta/intercambio por correo. Era lo más parecido a ver tus tebeos publicados y, desde luego, la mejor manera de aprender. Leer las páginas impresas cambia tu manera de trabajar, y el intercambio de opiniones con otros fanzineros es muy valioso, ayuda a ver más allá de tu mesa de dibujo.

Si empezara ahora, imagino que colgaría directamente las páginas en un blog; es gratis y no tienes que preocuparte en distribuir físicamente las copias.

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De la primera edición de Freaks in Love como fanzine grapado de 1997 (izquierda)
a la reedición en rústica de Astiberri de 2007 (derecha).

T. Entonces, eres de los que piensan que la tecnología ha supuesto mejoras para la edición y distribución de historietas. ¿Esto ha influido en la manera de crearlas?

S. C. En cuanto a aspectos narrativos, en mi caso, apenas afecta. Básicamente uso las tecnologías para el color y poco más (que ya es bastante).

Creativamente aún soy demasiado “analógico”, me siento vinculado al pincel y al papel impreso. No dudo de que hay caminos por explorar en la pantalla, pero de momento no tengo demasiado interés en recorrerlos; imagino que la gente más joven tendrá menos prejuicios y llegará más lejos a la hora de experimentar con estas herramientas.

T.  Cada vez es mayor la presencia de historietas en la red y su lectura a través de pantalla: ¿en qué cambia esto la forma de aproximarse al cómic y, lo que es más importante, la forma de crearlo?

S. C. Como lector, la verdad es que me canso enseguida de leer en una pantalla, y por otra parte, los cómics en internet (y cualquier otro texto) me resultan un tanto etéreos, más “ligeros” que los cómics impresos. No sé si me explico. Para mí, la experiencia de leer algo tangible, en papel, me deja más huella y en general presto más atención.

De todos modos, es difícil aventurar respuestas con un medio tecnológico tan cambiante. Si, por ejemplo, la tendencia es imitar la sensación de lectura tradicional (como las pantallas tipo iPad y los e-books), es fácil pensar que los nuevos webcomics se unificarán en cuanto a forma para adaptarse a esos soportes. Pero cualquiera sabe.

T. Pese a ese desinterés, dinos qué opinas sobre la vigencia del cómic en Internet. O sea, ¿qué manera de explotación del medio en la red te parecería adecuada?

S. C. La impresión que tengo es que nadie sabe cómo encarar realmente el futuro comercial de los tebeos digitales. Creo que internet debería favorecer la reducción de intermediarios para beneficiar mejor al autor. Vender un webcomic no debería ser lo mismo que vender un cómic tradicional, esto es, un objeto físico que necesita impresión, almacenaje y transporte. Son canales y soportes diferentes.

Creo que no es lógico mantener el modelo de distribución y venta "físico" en el mundo digital, que es algo sobre lo que he oído hablar en el mundillo. Las reglas de internet tendrían que ser distintas.

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Muestra de la tira 'En el espacio interior' para la revista teórica Volumen.
 
T. También desde que existe internet hay mucha más divulgación que investigación sobre cómics, ¿qué opinas sobre esto?

S. C. Creo que es difícil que se investigue sobre algo si antes no ha habido una divulgación previa que genere interés.

Pero sí, me parece insuficiente la atención académica sobre la historieta. Ojalá vaya en aumento; cada día los cómics son más visibles en los medios y en la sociedad, y es de esperar que se normalice su estudio.Y, aunque hay algunas buenas webs sobre cómics, también echo de menos una revista de información y opinión que retome la divulgación y la crítica donde lo dejaron propuestas como Trama, Volumen o U.

T. Sea analógico o digital, tú eres de los que piensan que el cómic es un medio que permite al autor expresarse de forma distinta a otros medios. ¿No es cierto?

S. C. Sí, claro. Abarca un montón de disciplinas que juntas forman un medio diferente con recursos particulares. Aunque soy aficionado y consumidor de otros lenguajes, para mí el más atractivo siempre ha sido la historieta. Supongo que  también por el hecho de que es fácil intentar hacer una: como creador es un medio muy asequible y muy inmediato.

T. ¿Has preferido fijarte en ciertos autores o bien dar forma a ideas propias para desarrollar tu estilo?

S. C. Uno no nace sabiendo, así que es inevitable recibir influencias. Pero el filtro que hace que algo te influya depende de tu situación en ese momento. No todas las obras y autores que me gustan han acabado por reflejarse en mis páginas. Por ejemplo, aunque siempre he intentado leer de todo, a los dieciocho-diecinueve años me marcó bastante el cómic independiente de los noventa, en parte por los temas (que me resultaban más cercanos) y también por las formas (esa sensación de inmediatez). Con la música y el cine también sucedió algo parecido. Pero hay muchas otras cosas que me interesan que no me han dejado una huella tan evidente, al menos de momento. Una de las lecturas que más he disfrutado en los últimos años es Gantz: algo totalmente opuesto a los cómics que he publicado. Al final, lo interesante es adquirir suficientes herramientas para ser capaz de expresar tus propias ideas.

T. Independientes, superhéroes, francobelgas, mangas… ¿Crees que en España se ha hecho una historieta demasiado pendiente de modelos de fuera en los últimos treinta años?

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Página de Cambio climático (2010)

S. C. Creo que ha habido de todo, un poco por rachas. Ahora mismo la variedad es incuestionable. Si acaso, creo que falta más historieta infantil hecha aquí. Y recuperar trabajos de nuestra propia historia, con reediciones y estudios que vayan más allá de la nostalgia. Por ejemplo, disfruto con los textos de Pedro Porcel sobre la historieta valenciana, pero es difícil acceder a todos esos tebeos.

T. ¿Adónde quieres llegar tú como autor de historietas?

S. C. El cómic es algo que requiere mucha entrega, y durante algún tiempo he fantaseado con la idea de dibujar sólo cómics, y me he sentido un poco frustrado porque he tenido que compaginar la animación con la historieta. Ahora la idea no me quita el sueño; tengo asumido que mi oficio "real" durante estos últimos años ha sido la animación, y sigo dibujando historieta por gusto a ratos. Cuando termine otro cómic, intentaré que vea la luz y ya está.

T. Háblanos un poco de tu actividad como animador, por favor?

S. C. Nada más terminar mis estudios surgió la oportunidad de trabajar en el campo de la animación, dibujando storyboards y layouts, y con el tiempo he ido haciendo un poco de todo, principalmente animación tradicional y animación flash.

Los cómics (y algunos encargos de ilustración) han sido una actividad paralela desde el principio, las facturas las pagaba la animación.

T. ¿Tú estimas que el cómic se halla interconectado con otras disciplinas artísticas hoy? ¿Es eso bueno o malo?

S. C. Sí, yo diría que cada día está todo más conectado (simplemente con entrar a internet uno se ve expuesto a prácticamente todo tipo de contenidos, separados por un clic). En principio me parece bien, creo que es bueno mirar más allá del "corral". Luego depende del talento de cada cual sacarle partido a esa interconexión. Aunque, por otro lado, también disfruto mucho con algunos manierismos propios de la tradición del cómic.

T. Se publican muchas novedades de cómic en España actualmente, aunque no sean tantas de autores españoles: ¿crees que la situación industrial del cómic español es mejor que hace veinte años?

S. C. No soy ningún experto, pero diría que mejor que hace veinte años, desde luego. Que yo recuerde, a principios de los noventa la época dorada de las revistas ya estaba acabando y no había ni por asomo las oportunidades de ver tu trabajo publicado que hay ahora, ni la variedad. Creo que siempre se recuerda la gran época dorada de los ochenta, con el boom de revistas de cómics. Pero mirándolo desde ahora parece más una anomalía de varios años que una situación "normal". Además, incluso las revistas de entonces dependían de un mercado internacional donde colocar las obras españolas para que saliera rentable pagar a los autores.

T. Tu experiencia como autor en el mercado extranjero ha sido escasa. Cuéntanos cómo fue y qué dificultades hallaste en el proceso?

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Página de 'Le Balcon', historieta incluida en el libro La vieille dame qui n'avait jamais joué au tennis (Dupuis, 2009).  
S. C. Mi única experiencia con una editorial extranjera fue hace un par de años. Un editor de Dupuis estuvo en Barcelona buscando dibujantes que encajaran en un proyecto de álbum colectivo que estaba ya en marcha (La vieille dame qui n'avait jamais joué au tennis). Vio mi trabajo y me ofreció la oportunidad de participar en una historieta corta, y me puso en contacto con el guionista, Zidrou. La experiencia, al menos para mí, fue muy positiva. Me gustaría poder repetirla algún día.

Por otra parte, hoy día, aunque trabajes directamente para el extranjero, es muy probable que la obra salga editada también en español, y la remuneración es mayor. En el mundo globalizado no me parece ningún trauma lo de "emigrar" dibujando para un editor foráneo.

T. Propón una idea, por mínima que sea, para mejorar la situación profesional de un autor de cómics en España hoy?

S. C. Una obviedad: para mejorar la situación, la única solución es vender más ejemplares.

No estoy informado, no tengo datos, pero a veces, como lector, tengo la impresión de que los esfuerzos se centran en editar muchos títulos y promocionarlos poco. Me siento un poco apabullado cuando entro en una librería; veo tantas novedades de las que no tengo referencias, que al final no compro casi nada.

También es verdad que cada vez hay más presencia en los medios y en librerías, y que la cosa se va normalizando un poco. Esperemos que siga así.

T. Cuando aparece Freaks in Love capitaneabas un nuevo modelo de cómic más pendiente de los sentimientos y los desencantos, donde importaba más el contenido que el mensaje. ¿En tu caso se podría hablar de una  historieta posmodernista?

S. C. No, para nada. Simplemente soy de otra generación y mis intereses eran otros. En el caso de Freaks in Love básicamente intentaba expresar deteminados estados de ánimo. Al principio, de hecho, ni siquiera pensaba editarlo como fanzine.

T. ¿El premio que recibiste como “autor revelación” en 1999 te abrió alguna puerta?

S. C. Me hizo un poco más visible durante un momento en determinados circuitos, creo. Pero al final lo que te tiene que abrir las puertas son tus trabajos.

T. Hace un par de meses celebrasteis el décimo aniversario de la fundación del colectivo 7 Monos, uno de los variados intentos de edición llamada independiente de cómics en España en los noventa. Cuéntanos tu experiencia, sabores y sinsabores, en aquel proyecto y si crees que los siete monos evolucionaron a siete buenos historietistas.

S. C. Tengo buenos recuerdos. Aunque tenemos estilos distintos, éramos estudiantes con muchos intereses compartidos, y creo que todos aprendimos de todos, tanto en aspectos creativos como en otros de tipo técnico. En lugar de sacar cada uno su fanzine de forma aislada, decidimos unirnos y organizarnos bajo un sello común para ser más visibles y ayudarnos entre nosotros. Las carreras de cada uno han ido cambiando, pero todos o casi todos hemos seguido vinculados a los tebeos, en distintos grados de profesionalidad. Así que creo que ha habido una buena evolución, sí. Y en lo personal, seguimos siendo amigos y quedando de vez en cuando.

T. También nos interesaría mucho conocer tu implicación en el lanzamiento de 9º Arte, un producto teórico muy cuidado. ¿Qué, cómo, quién y hasta dónde con 9º Arte?

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Historieta para Flash-Back: Homenaje a Carlos Giménez (Flash-Back, 2003)

S. C. A mí me gusta hablar y leer sobre tebeos, y al poco de empezar con 7 Monos propuse hacer un fanzine de textos. Manuel Bartual enseguida se involucró para maquetarlo y acabamos como codirectores del invento. Sin dejar de ser un fanzine, intentamos no descuidar ni el aspecto ni el contenido. La maqueta buscaba ser funcional: sobria pero elegante; y los textos, lo más cuidados posible, hablando de todo tipo de cómics. Básicamente, la mitad de cada número eran reseñas, y la otra mitad se dedicaba a un estudio sobre un autor y algún artículo de opinión. Al principio los colaboradores eran gente cercana, y poco a poco algunos críticos “de verdad” también participaron (Toni Guiral, Santiago García, Pepo Pérez o Álvaro Pons, entre otros). El número 7, dedicado a Carlos Giménez, se presentó en una librería de Valencia con el mismísimo Giménez. Yo estoy contento de la experiencia y creo que el fanzine mejoraba con cada número. Llegó hasta el octavo, más un especial gratuito.

T. Tus trabajos de otra índole, como el publicado en El País de las Tentaciones, o para el BBVA (Blue Joven), no han observado continuidad. ¿No te sentías cómodo haciendo este tipo de producto?

S. C. Es cierto que con los encargos me siento menos cómodo, pero la realidad es que la continuidad de este tipo de trabajos a menudo depende de las campañas de promoción o la línea editorial de cada empresa en un momento concreto, y ahí el autor poco puede hacer.

T. ¿Por qué la historia breve (Los últimos, Hedonistas) y no la “novela gráfica”?

S. C. Por lo general, he dibujado las historietas con la extensión que me ha parecido adecuada, simplemente. En Malas Tierras, por ejemplo, hay historias de dos, cuatro o quince páginas, entre otras. Y tampoco me planteo cómo se va a etiquetar después. Cuando me han preguntado sobre cómo defino mi trabajos, mi respuesta ha sido “tebeos costumbristas con gente joven”.

Sobre los términos, yo siempre he usado la palabra “tebeo” o “cómic” en genérico, y luego otras para precisar formatos: “comic book” (cuadernillo de grapa, unas treinta páginas), “álbum“ (tamaño grande, con lomo, unas cincuenta páginas) o “novela gráfica” (formato de libro extenso, historia autónoma). Todo muy pragmático.

No termina de convencerme el uso del término “novela gráfica” para definir un contenido, me parece demasiado difuso. Si a los editores les sirve para colocarse en librerías y vender entre un público que no conocía los cómics, perfecto.

T. Barrero escribía en Tebeosfera hace seis años una crítica dura sobre los cómics de tipo tranches de vie / slices of life, en la que calificaba como “insustancial” la obra Malas Tierras por querer relatar la frustración como mero retrato y sin trascendencia. ¿Con qué argumentos refutarías aquella crítica?

S. C. Cuando me senté a dibujar esas historias es porque les encontraba cierto valor, así que es evidente que no comparto su criterio, pero tampoco tengo por qué hacerlo. En el momento en que sacas tu trabajo a la luz lo expones a la opinión de otras personas, ése es el trato. Yo intento ser honesto conmigo mismo cuando hago mis páginas, no alcanzo a más. No puedo cambiar la mirada ni la percepción particular de cada posible lector.

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Colaboración para FIBER, la revista promocional del Festival de Benicàssim.
 
T. Tu vinculación con el rock parece más que casual: historietas para el Festival de Bènicassim, para el disco Mentiroso, mentiroso, tu presencia en PinyóRock… Háblanos del matrimonio entre la música y el cómic.

S. C. Este tipo de trabajos muchas veces llegan sin buscarlos. Me gusta el pop-rock y suelo pasarlo bien haciéndolos, y la verdad es que tengo suerte de haber recibido algunos de estos encargos, como lo del disco Mentiroso, mentiroso, de Iván Ferreiro.

T. Últimamente te has prodigado poco: algo para Víctor Santos, alguna obra para El Manglar… ¿qué opinión te merece esta revista?

S. C. Tengo sensaciones encontradas: por una parte creo que es una propuesta editorial suicida, sin salida, pero por otra creo que hacen falta más publicaciones así, donde un autor que empieza pueda ver su trabajo impreso y crecer poco a poco. El mercado se ha ido dirigiendo hacia formatos largos, e incluso los concursos de cómic, y creo que tener que debutar con una primera obra de ciento y pico páginas debe de ser como correr una maratón sin haber entrenado nunca.

T. Por favor, háblanos de tus últimos trabajos de animación, o de futuros proyectos en Black Maria, si puede ser.

S. C. Hace unos años dejé mi trabajo “en plantilla” para comenzar una etapa de animador freelance. En su momento fue una decisión difícil, pero necesitaba un cambio de aires, y gracias a eso he podido trabajar en distintos proyectos, y seguir aprendiendo; el sector de la animación está repleto de gente con talento, totalmente anónima. Como animador me siento, sobre todo, un artesano.

Últimamente he participado en un largometraje en Cartoon Saloon, un estudio de animación irlandés, y en breve volveré de nuevo a Irlanda una temporada, para un proyecto de serie.

 

Creación de la ficha (2011): Tebeosfera y Sergio Córdoba. Edición de Félix López. Revisión y corrección de Manuel Barrero y Alejandro Capelo. · Imágenes de distintas fuentes de internet, principalmente del blog del autor.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Félix López, Manuel Barrero, SERGIO (2011): "La insoportable levedad del ser. Entrevista a Sergio Cordoba", en Tebeosfera, segunda época , 7 (7-II-2011). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 29/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/la_insoportable_levedad_del_ser._entrevista_a_sergio_cordoba.html