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Texto promocional del editor:

El Comicsaurio narra la crónica del crimen saurio, esto es, las fechorías de los principales malhechores del mundo (del cómic) contra la dignidad y la imagen de los dinosaurios. Comenzando por el omnipresente anacronismo de hacerles convivir con primitivos seres humanos de los que les separaron sesenta y cinco millones de años y acabando por las desastrosas reconstrucciones de artistas sin un mínimo de documentación.

Se trata de un tratado pionero en su género, en tanto la influencia de la paleontología sobre la cultura popular es una materia que no ha llamado la atención de los investigadores hasta los años ochenta y aún no se ha publicado un ensayo restringiéndola a los cómics.

Comenzaremos intentando dar una –siempre controvertida– respuesta a los principales interrogantes de la vida (del amante de las viñetas y los dinosaurios): ¿qué es un cómic? ¿qué es un dinosaurio? Y la más importante: ¿existen los cómics de dinosaurios?

Después arranca nuestro recorrido criminológico a través del decurso del tiempo, comparando los descubrimientos paleontológicos que han configurando lo que denominamos el estado de la ciencia o paradigma científico con su interpretación artística, y viceversa, porque las influencias a menudo circulan en ambos sentidos.

Finalmente, se ha creído oportuno incluir un glosaurio de autores intitulado “Wanted: los bandidos más buscados” que incluye cerca de mil novecientas entradas alfabetizadas, lo que supone decenas de miles de cómics saurios indexados en un afán enciclopédico pero riguroso, sin incluir autores que, prácticamente, “pasaban por allí” o cómics que realmente no tienen dinosaurios, sino dragones, seres reptilianos o tantos otros monstruos escamosos sin caracteres claramente dinosauroides como han saltado del imaginario colectivo (o del individual de los artistas más desinhibidamente creativos) a las viñetas.

En resumen, El Comicsaurio es la primera obra de su género, compendiando la presencia de dinosaurios en el cómic y, en un alarde de indisimulada modestia, pretendemos que también sea la definitiva.