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Promoción editorial:

Las raíces del héroe norteamericano inspirado por el Objetivismo, penetrando en sus artefactos culturales y revelando las conexiones entre los iconos de mayor éxito comercial y las mentalidades vigentes en el siglo XXI. Los magazines de ciencia-ficción, los grandes éxitos de Hollywood y Broadway, las ciudades modernas con sus rascacielos de cristal y cemento, los cambios en la sociedad, el fortísimo choque generacional que distanció de sus padres a los jóvenes e inconformistas beatniks, el espectacular auge de la contracultura, todo ello queda recogido en este trabajo, donde convergen todos los aspectos de una época que no puede sino cautivarnos.

El heroísmo, según Rand, se define por el compromiso, la independencia, la emancipación de los valores ajenos, la determinación y combatividad, y por encima de todo, la libertad.

Mientras otros artistas eran capaces de dibujar auténticas maravillas plásticas, portentos de filigrana y naturalismo anatómico, Steve Ditko potenció sus habilidades como narrador, mimando los encuadres, el dramatismo de los rostros, las ideas extravagantes y bizarras o la puesta en escena, hasta convertirse en un maestro del expresionismo, sutil y elegante a primera vista, pero demoledor en su lectura.

El origen de Spider-Man ha dado lugar a numerosas elucubraciones, suscitando una infame polémica a lo largo del tiempo. Como reza el dicho, el fracaso es huérfano pero el éxito tiene muchos padres. La autoría del mundialmente célebre trepamuros alimenta la controversia y también la disputa entre colegas. Su convincente alegato, titulado An Insider’s Part of Comics History: “Jack Kirby’s Spider-Man” y publicado por Robin Snyder, no podía sino acabar con una cita de Ayn Rand, una referencia al tratado Introducción a la Epistemología Objetivista en su capítulo Formación de conceptos, extraído del boletín The Objectivist, que sirvió a Ditko para cerrar adecuadamente su argumentación:

“Una verdad no se inventa o crea. Se descubre. Una falsedad debe ser creada, traída a la existencia, por un mal uso de los conceptos o la negación de los hechos. Ambas vías contradicen una identidad real auténtica y su identificación. Es un intento de inventar lo irreal, hacerlo pasar por real y que se acepte como tal, para presentar lo falso como verdadero. Por supuesto, uno siempre cuenta con el libre albedrío. Podemos corregir cualquier error, fallo o contradicción en cualquier momento o continuar la falacia creada. Pero la fantasía sólo funciona para personajes ficticios en un mundo ficticio.”

Ditko estaba describiendo la “falacia del concepto robado” que la filosofía randiana del Objetivismo define como un error de imprecisión o un intento de suplantación, que consiste en usar un concepto, ignorando, contradiciendo o negando los demás conceptos de los que depende para su construcción lógica.