Esta exposición es una invitación a evocar un tiempo pasado que fue decisivo para la sociedad española y un desafío a la memoria colectiva e individual.
Quien se acerque a visitar esta exposición sobre Los Tebeos de Posguerra, va a realizar un recorrido emocional e intelectual por veinte años de publicaciones infantiles, juveniles y de adultos, que ejercieron una influencia innegable en la población española de aquellos años. El alcance de aquellos mensajes está aún por interpretar.
Los tebeos son un aspecto especializado de la prensa de entretenimiento, a los que el sistema educativo asignó la triple función de informar, educar y entretener. Para ello,
desde el principio se aplicó la idea del “instruir deleitando” como desiderátum imprescindible.
Como es obvio, este tipo de prensa surgió con la pretensión de apartar a los lectores de la situación político social del momento, atrayendo su atención sobre páginas muy ilustradas, y luego coloristas, pero con escasos textos.
Estas publicaciones, tan gráficas y cautivadoras, surgieron en todo el mundo occidental a mediados del siglo XIX. Con el avance y desarrollo de la prensa ilustrada alcanzaron en Europa y América plena autonomía independizándose de los periódicos diarios donde
muchas se iniciaron, pasando a ser un tipo de periódico especializado con cadencia semanal, quincenal o incluso mensual.
Cuando la imprenta y las artes gráficas lograron perfeccionar los sistemas de reproducción de originales, empezaron a publicarse verdaderas obras de un nuevo arte, que algunos situaron en el lugar noveno, tras el cine y la fotografía.
En los años del cambio del siglo XIX al XX en varios países europeos, y sobre todo en los Estados Unidos, surgen creadores excelsos de ese nuevo arte comunicador, un arte narrativo, que muestra y expresa, que se ve y se lee. Son los comics, funnies,
bandes dessinées, fumetti, quadrinhos, muñequitos, historietas y tebeos. Cada país le da un nombre, pero todos se refieren a un mismo tipo de publicaciones muy gráficas y en las que un nuevo medio expresivo se afianza con decisión.
El emergente siglo XX será el de la madurez y expansión mundial de un nuevo medio de comunicación, con las formas plásticas como medio de transmisión de ideas, emociones,
sentimientos y mensajes educativos.
Contemplar tebeos siempre conlleva una carga de nostalgia y melancolía al evocar tiempos y circunstancias ya desaparecidos, una emoción que cualquiera puede disfrutar.
En este caso concreto, con esta exposición se pretende evidenciar algunos aspectos de esos recuerdos, con el testimonio de unos materiales no inocuos, cuyo objetivo se cumplió en mayor o menor medida. La muestra es continuación y complemento de la organizada por el Centro Documental de la Memoria Histórica en Salamanca, en diciembre de 2008 y que llevó por título Los Tebeos de la Guerra Civil.
Los tebeos de esos años fueron también un material de intercambio, de trueque. Como la economía familiar era exigua, los muchachos tenían que apañárselas comprando algunos ejemplares para sus colecciones, cambiando otros, o incluso, alquilándolos en los míticos lugares donde rezaba el eslogan de “Se compran, se venden, se cambian y se alquilan tebeos y novelas”. Allí, por unos céntimos, y sentados a la vista del dueño o del dependiente, podían leer la última novedad.
En otras ocasiones, los chicos acudían con sus lotes bajo el brazo, para canjearlos por otros o jugárselos a la taba o los dados. Los ejemplares más buscados y los números raros exigían dos o tres de los menos cotizados.
Este mercado de segunda mano, dio a los tebeos una segunda vida fuera del quiosco o tienda de venta, convirtiéndolos en material de intercambio de relación y de negocios al detalle para los chicos con demasiado tiempo libre en la calle, y posteriormente, para los coleccionistas.
Y, por último, hay que destacar la importancia del coleccionismo de los tebeos en España que, aparte de preservar los materiales como documentos imprescindibles, ha contribuido a mantener vivo el recuerdo de un tiempo pasado y ha propiciado su recuperación, a través de los clubes y asociaciones culturales de todo tipo, o de la edición de facsímiles de colecciones inencontrables, permitiendo, de esta manera, su revisión crítica.
A varios de estos clubes y asociaciones hemos tenido que acudir, casi tanto como a las hemerotecas, bibliotecas y archivos, para poder llevar a cabo esta exposición.
Coleccionismo, nostalgia y revisión histórica, son tres aspectos que acompañan a esta muestra, como no podía ser de otro modo.
Luis Conde Martín
Comisario de la exposición
Coleccionista e historiador del tebeo