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LA EXUBERANCIA ENCANTADA. UNA CONVERSACIÓN CON JUANJO RyP


Entrevista practicada por Manuel Barrero en Algeciras, la noche del día 13 de diciembre de 2003

[ Juanjo RyP en diciembre de 2003, en la Plaza Alta de Algeciras. Fotografía: Manuel Barrero ]



Nacido en 1971, en Algeciras (Cádiz), Juanjo RyP es un dibujante de estilo barroco y reacio a someterse a entrevistas o a asistir a actos colectivos de profesionales del cómic, pero también uno de los dibujantes de cómic más virtuosos de España y, actualmente, el único español que puede jactarse de haber dibujado guiones de Alan Moore, Frank Miller y Warren Ellis, entre otros guionistas americanos, y de haber trabajado para Vivid Entertainment. Obviar una labor tan importante en los medios informativos sobre cómics en España nos ha parecido un grave error, y más por cuanto se trata de uno de esos representantes de la creatividad arrinconada en el cono sur español, lugar mágico donde se concentran un puñado de autores que triunfan en EE UU con sus viñetas en mayor o menor medida (Pacheco, Merino, Guerrero, Rojo, Barony). Con ocasión de una cena de hermandad convocada por el Ayuntamiento de Algeciras, le entrevistamos el día 13 de diciembre de 2003 casi a traición.

Al firmante Juanjo RyP se le advierte rápidamente la pasión por la historieta, las muchas lecturas de tebeos y las evidentes influencias estilísticas.

«Leo tebeos de todo tipo desde crío, soy un apasionado de los cómics y del dibujo. Bueno, mis influencias están bastante claras. Manara, Saudelli, Schuiten, todo lo que rodea la “Escuela Moebius”; y, de los americanos, Geoff Darrow. Para mí, siempre, la Biblia en la que me fijé, el maestro de maestros, fue y es Moebius. Tanto lo que hacía como Giraud, en El Teniente Blueberry como lo demás, Arzak y sus otras obras. Desde que yo lo empecé a conocer, lo que más me atrajo de Moebius era su capacidad para representar la realidad: cuando él dibuja a alguien entrando en una habitación, es realmente alguien entrando en una habitación, y sin necesidad de utilizar ángulos raros ni alharacas estilísticas, es algo natural. En el caso de Darrow, lo que me atrae de él es que riza el rizo, y me apasiona eso: esa capacidad de captar y dibujar hasta el más mínimo detalle, y crear con ello de esta manera casi un mundo nuevo...»

De hecho, su presencia se aprecia mucho en el mundo del último Matrix, por ejemplo...

«Sí, es una lástima el que le hayamos perdido para el cómic, aunque le hayamos ganado para el cine. Como él, yo siempre he recargado los detalles en mi dibujo, desde siempre, ya desde los primeros tiempos en Mega [Multimedia]. Ya habían aparecido imágenes mías muy recargadas en el fanzine de Antonio Garrido DATA, pero sobre todo comencé a acentuar eso a partir de la obra Ignominia, para Wet Comix. Todo ello es debido a la influencia de Darrow, al que entonces leía y leía hasta aprenderme de memoria cada detalle de cada viñeta que dibujó, y como Ignominia se desarrolla en un ambiente similar...»

En efecto, Juanjo en sus comienzos exhibía un estilo barroco muy cercano a las mayores florituras del primer Manara, que aplicaba no sólo a las historietas que dibujaba por placer y algún que otro encargo de ilustración publicitaria o de diseño, hasta que comenzó a participar en los fanzines de Algeciras, de importante presencia durante la segunda mitad de los años ochenta. Fue uno de los cofundadores del Club de Amigos del Cómic y la Ilustración, impulsores de un fuerte movimiento fanzinista en Algeciras a partir de 1987, cuando nacieron Humor sátiro y Cristal / Kristal, publicaciones ambas sobre cómics y cultura alternativa.

En Humor sátiro hizo Juan José (que así firmaba) sus primera cubiertas. La publicación, un fanzine fotocopiado, sobrevivía sobre la base de los esfuerzos de Diego Guerrero Cruces y pretendía entroncar con los movimientos obreros y estudiantiles de repulsa a la política del Gobierno. Todo el equipo creativo se esforzaron por convertir la publicación en profesional, arriesgando dineros propios en el proceso, y siguieron generando polémica con sus cubiertas (Juan José) y con las aportaciones de los que fueron llegando luego: Samo, Barony, Jesús Blanco, Sáez y Fermín Pinteño.  El número 8 fue el último publicado. A este fanzine le sucedió Kristal en noviembre de 1987, que todavía hoy dirige Antonio Garrido (lo ha hecho durante diecisiete años sin interrupción) y por cuyas páginas han desfilado casi todos los autores de Algeciras, más otros de Córdoba, Cádiz, Madrid, Barcelona... Por supuesto contó con Juan José, que realizó algunas de sus cubiertas e ilustraciones interiores.

En abril de 1988 apareció Caballete, fanzine que trataba de competir con las dos anteriores y que dirigió Pepe Marín con encono, contando con la participación de un bisoño Carlos Pacheco y autores muy jóvenes como Jesús Barony y nuestro Juan José. Los responsables de esta publicación montaron los dos primeros festivales sobre historieta en Algeciras. También Juan José Rodríguez Prieto dibujó en su continuadora, La Historieta, que viera la luz en Algeciras en 1992, ahora bajo la dirección de Antonio Garrido "Garry" y que duró 10 números (hasta 1995). Por sus páginas pasaron autores de la talla de Forges, Rioja, Ozeluí, Pacheco, Escobar, Mingote, Gallego y Rey, y los locales Garry, Villanueva, Sebas, Txutxe...

«Cuando yo comencé a relacionarme con todos estos autores y faneditores tenía quince años, allá por 1985. Éramos Eugenio Santos Pires, Antonio Garrido García, Pepe Marín (que ahora es corresponsal de Telecinco) y varios más. Comenzamos a hacer cosas y recuerdo que cinco dibujantes sacamos Humor Sátiro y lo presentamos en un bar de Algeciras con cierta repercusión en prensa: Eugenio, Antonio Garry, Diego J. Guerrero Cruces, Jesús Mescua, Sebastián González Amaya y yo. El fanzine no es que respondiera a su nombre, es decir, no era necesariamente de humor; era un poco cajón de sastre. Bueno, básicamente era de humor. Luego también hicimos Cristal (primero con C, luego con K), que ahora lo saca todavía Garry, y La Historieta, que la hacía Pepe Marín. Todas las publicaciones fueron efímeras, pero teniendo en cuenta que eran fanzines y para el tiempo en que estaban hechos... bueno, no estuvieron mal: de Humor sátiro salieron hasta ocho números y conseguimos que saliesen mensualmente. Luego vinieron Caballete y más, y también participé en varias exposiciones que hicimos, siempre en plan colectivo. Por entonces había mucha esperanza depositada en el cómic y en nuestras posibilidades. Había mucha movida cultural, si lo quieres entender así, floreciendo todo: el cómic, la música, el diseño. Yo tocaba la guitarra y dibujaba cómics. Todo el mundo hacía un poco de todo y a mí lo que mejor se me daba era el cómic y la guitarra, era como un Johnny Rotten al uso.»

El objetivo, ser un profesional, pasaba entonces por participar en los concursos de cómics que convocaba el editor Toutain en Barcelona.

«Participé en varios concursos, y quedé un par de veces finalista. Me presenté a los de TÓTEM [el Comix] y Zona [84]. En el de Zona [Zona 84 / TOTEM el Comix Especial Concurso de 1989] me publicaron una historieta, “Sets”, y en el otro quedé solamente finalista y no aparecieron mis páginas en el álbum recopilatorio. Fue curioso aquello, porque en el de Zona en el que salí, otra gente que publicaba allí luego terminaron siendo profesionales de esto del cómic, como por ejemplo Jesús Merino, Luis Munuera y Abel Ippólito. Otros de los autores que salían, José Gimeno, Manuel Mota, Xevi Domínguez o Xavier Roig, también hicieron algo posteriormente. Es muy curioso, porque repasando te das cuenta de que sus estilos eran muy diferentes a lo que son ahora, y todos salimos de allí. Luego de todo aquello... y otros autores, que luego seguirían publicando.»

Las pocas posibilidades profesionales le empujan a olvidarse de la historieta durante los primeros noventa y a buscar otro tipo de trabajo.

«Luego pasó que lo dejé, sí. Quise buscar algo sólido, seguro. Me hacían falta pelas. El cómic lo tenía siempre ahí, como una esperanza. Porque yo seguía dibujando, haciendo cosillas, pero nada en firme para publicar. Por aquella época hacía dos páginas y ya me aburría, y se acabó. Con el tiempo es cómo me he dado cuenta de que para ser profesional hay que ser muy constante, no dejar, ser muy fiel a los plazos de entrega y trabajar mucho.»

Resultó casual su incorporación a las filas de autores de la malhadada editorial malagueña Mega Multimedia en los noventa.

«Fue casual. Jesús Barony, amigo a quien le gustaban mucho mis dibujos, me metió de nuevo en esto. Se llevó unas cuantas páginas mías a Barna, a un Salón del Cómic, y se las enseñó a la gente de Mega Multimedia. A partir de ahí volvía a trabajar. Ellos estaban buscando a alguien que dibujase chicas para sacar el Wet [Comix] y a mí se me daban bien. De hecho, el hecho de que mis dos primeros álbumes, Lesbiación e Ignominia sean protagonizados por chicas lesbianas fue un tema impuesto, no lo propuse yo. Las palabras exactas de El Torres [Juan Antonio Torres] fueron: «Quiero alguien que me haga algo de ‘rollo bollo’». Yo el erotismo y, sobre todo, el porno, nunca lo había tocado, y de hecho los primeros capítulos que dibujé lo pasé fatal. Bueno, en realidad esto debe aplicarse a Lesbiación y las cubiertas de Wet Comix, ahí si fue impuesto lo del “rollo bollo”. En Ignominia fue de motu propio el que la temática fuese lésbica. En realidad, Ignominia lo tenía “escrito” desde hacía años, no era una serie porno, sino más bien una con pinceladas de erotismo, y la historia primitiva ya se desenvolvía en un mundo only for girls. Para meterla en Wet quité las partes más “pesadas” y potencié, y creé, nuevas situaciones hot... Después surgió la idea de Barbarian, la revista de fantasía heroica, y me dieron el “Bribones”, un poco por rellenar, de hecho era la única que aparecería en blanco  y negro. Después, como fui el primero que entregó las páginas y el colorista (Castillo) estaba “esperando” trabajo, pues... bueno, el resto ya lo sabes. Luego se convirtió en la serie señera de Barbarian.»

Barbarian, junto con otras publicaciones de Mega Multimedia, aparecieron en un momento en el que la industria trataba de agotar géneros, a los que la compañía malagueña acudió en busca de público: el de fantasía heroica para Barbarian y luego The Realm, el humor y la sátira en Mala Impresión, el erotismo y la pornografía en Wet Comix y Hentai, junto con otras publicaciones dedicadas a la internet, el cine de explotación, los ordenadores... Lo mejor de la empresa posiblemente fueran las historias de fantasía, y quizá la obra que le dio a conocer fuera “Bribones”, sobre guiones de Torres, ante todo su parte segunda.

«Curiosamente, todo el mundo que ha hablado de mi trabajo o que ha escrito sobre él se ha detenido sobre todo en “Bribones”, que es una obra con la que no estoy para nada contento. Yo creo que gran parte del mérito de aquello lo tiene en realidad el colorista, Miguel Ángel Castillo, pues es un colorista brutal. Una página mediocre la convertía en una pasada; ¡es que me gustaban hasta a mí las páginas después de colorearlas él! [risas] Gran parte de la culpa del éxito de Bribones,clic pues, la tiene el colorista. Actualmente me colorea Nimbus, que lo hacen bastante bien; se lo montan bastante bien, pero en algunas portadas que he hecho los colores resultan muy fríos, muy “americanos”. Sin embargo, Castillo es extraordinario, y en la actualidad trabaja en Naüja una serie para la editorial francesa Paquet, sobre dibujos (a lápiz) de Elías y con el guión de Termens; por cierto, una obra IMPRESIONANTE.»

Por entonces se reaviva el afán creativo, pues hay un salto de gigante en la depuración del estilo, que se aprecia en las imágenes que vas destinando a fanzines durante el período de entre siglos, como el ferrolense Sword, el algecireño Cimmeria o el cordobés Androito Ke-Ke Comics, que cristaliza en la saga Ignominia para Wet Comix, en “Rimas y Acero” para The Realm, y sobre todo en “Nancy in Hell”, para Trece. Pero entonces todo se desmoronó...

«Trece, que era una revista con pretensiones de abrir brecha en el mercado, y que se iba a distribuir por España y por México simultáneamente, tenía montado hasta el número 6 ó 7, creo recordar. Pero se fue al garete porque coincidió con la época en la que se hundió el grupo editorial Mega Multimedia. Fue cuando se marchó El Torres, y salieron Pepe, Nájera, Pallarés... Y quien llevaba el tema “cómic” con algo de seriedad, vigilando los formatos, atento a la dirección de la revista y pendiente del público lector era Torres. Entonces, al desaparecer él, todos los proyectos se cerraron. Trece con ellos. De hecho, “Nancy in Hell” era una obra casi conclusa, hay 48 páginas dibujadas y se va a publicar en breve en EE UU. Yo estoy muy contento de Nancy; es una historia muy maja que forma parte de una trilogía, que consiste en Nancy in Hell, Nancy on Hearth y Nancy in Heaven. Es una pena que no llegara a publicarse porque era una idea muy bonita. A ver si ahora podemos hacerlo, después de que termina la miniserie que voy a hacer con Warren Ellis...»

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 [ © 2003 M. Barrero, para Tebeosfera 031223 ]