TEBEOSFERA  \  EDITORIAL  edición 030716  ( duodécima )

TEBEOSFERA VACILA

Andamos vacilantes, inciertos, porque tras el triquitraque mediático que nos trajimos hace un par de meses, ahora resulta que todo se atemperó, que dicen que se acabó la guerra, que cesaron los gritos en la noche de los corresponsales de la CNN y que volvió la calma.

Pues yo para mí de que no.

Debe ser el verano, que aplaca todo ruido y deja un zumbido lánguido en el cuerpo al sol, ido de todo, alejado del mundanal.

Nosotros, sin embargo, en Tebeosfera seguimos alerta y permanecemos con una falta absoluta de certezas sobre la resolución de los conflictos. Porque, las armas de destrucción masiva aquellas no estaban allí ¿no? ¿Dónde estaban? Sí, de acuerdo, Al Qaida por un lado vuelve a pinchar a EE UU en RIAD, y mientras chilla el chií Ayatolá Hakim por la independencia, los rebeldes iraquíes dirigidos en la sombra por Sadam no vacilan en atacar puntos concretos de la “ocupada” Iraq. Pero las terribles armas químicas y las ojivas no me las muestra nadie; ni Powell. Lo gordo es que mientras que los ingleses han sembrado en su corazoncito el germen de la desconfianza hacia su presidente Blair, en EE UU el impávido Bush ha recobrado el apoyo de sus ciudadanos, que han incrementado el porcentaje de banderas con barras y estrellas ondeantes en sus tejados. ¿Y el turbión de protestas contra Aznar por apoyar la intervención? ¿No debería haberse traducido en las urnas municipales?

Yo es que no acabo de ver las relaciones causa / efecto esas que vaticinábamos en el fragor y arrebato de la manifestación popular.

En Latinoamérica parecen tenerlo más claro, hay menos titubeos en el proceder de quienes les gobiernan. Kirchner, el menos malo, asustó al cobardica Menem y se dispone a recuperar Argentina, lo cual que los inversores no ven con malos ojos. Por su parte, Lula, a quien algunos vimos como una suerte de metáfora del epicureísmo, parece que ha producido unas expectativas positivas para Brasil, una repercusión económica que se traducirá en legitimidad democrática. No lo pongamos en duda. Pelas dan vivir.

Es que el dinero clarifica mucho las cosas, ¿verdad? Despeja dudas. Por ejemplo, ahí está el caso de Lara, un franquista pragmático con entierro multitudinario (a los franquistas con menos dinero se les enterró más profundo y más en el olvido). Ahí está el Real Madrid, un equipo de fútbol al que Hacienda le viene reclamando 61 millones de euros pero que “compra” a un futbolista inglés de peluquero caprichoso por 35 millones de euros. Ahí está el caso del periodista mendaz del New York Times, que se va a hacer millonario por referir cómo urdió las falsedades, frente al caso del periodista marroquí encarcelado y famélico por causa de haber contado verdades como puños. Ahí está Harry Potter, que por más que sea literatura decente eclipsa todo raciocinio cuando revisas las listas de ventas, las cuales desdibujan la frontera entre el hecho literario y el hecho fenoménico. Ahí están los intereses inmobiliarios, que a poco que los incentives logras que la abstención de un par de tránsfugas desbarate los pilares del partido en la oposición. Y ahí está la telebasura, que algunos analistas reaccionarios no han dudado en calificar ya directamente como “telemierda”, evidenciada entre debates éticos de flojo sostén intelectual y algunos titulares lelos en prensa, pero que sigue reportando sustanciosos dividendos a productores sin escrúpulos, comunicadores sin dotes y famosetes de medio pelo que, a lo tonto a lo tonto, se siguen embolsando los miles de euros que tan bien les vendrían a unos cuantos negritos flacuchos del África Tropical. Digo.

No lo duden: las desgracias no cesan. También padecimos algunas durante estas últimas semanas. El día 23 de mayo un terremoto sacudió Argel y causó más de 1.500 muertos y cerca de 8.000 heridos, y las casas quedaron todas ladeadas, como en las viñetas de Ágreda. Comenzamos junio con un sonoro choque de trenes en Albacete.  El conflicto Palestino-Israelí no cesó de darnos sustos con sangre. El paro en los EE UU siguió subiendo (ya un 6,2%). Murió Serafín casi en el olvido, el pobre; y Georges Pichard casi igual, porque en España le recordábamos pocos. Hubo un conato de golpe de estado en Mauritania que dejó muchísimos heridos. Prosiguió la poco noticiada guerra de Indonesia, donde por causa de la ofensiva del Gobierno contra el Movimiento para la Liberación de Aceh van casi 250 muertos y 35.000 desplazados. Y otra cosa mala: el único país en el que gobernaban todo mujeres, va y dimite la Jaatteenmaki.

Pero para qué preocuparse. Ni titubeen. Tranquis. Que las cosas esas que dicen por televisión no han de ser necesariamente reales. Imaginemos que estamos en Matrix y que todo ocurre virtual. Ya está; podemos ir a la playa con la conciencia inmaculada. Además, de todo ese zumbido de caos nos abroquela la presencia de un futbolista que viene con cantante pija de serie, también nos escudan las canciones del verano, el Tour, los estrenos cinematográficos de la temporada muy de acción, y los suplementos anejos al periódico del fin de semana, que colman nuestros afanes culturales con deuvedés y tebeos mínimos.

Los medios es lo que tienen, que reconfiguran la realidad. Por ejemplo, tú pones un afán electoralista teñido de falso feminismo en una crítica de tintes censores y hasta Vargas Llosa te llena una columna hablando de Todas putas (El País, 8-VI-2003; Capmany lo hizo en ABC, en 9-VI-2003). A este respecto, el de la avilantez mediática, decía Umbral que «No han empeorado los medios ni la avilantez del personal. Sólo ha crecido la difusión del marujeo», lo cual parece corroborar la alerta lanzada por un conjunto de psicólogos británicos sobre la expansión de las obsesiones patológicas con la vida de las celebridades.

No veas, los científicos. Es que ellos no dudan nada. No vacilan. En estas últimas semanas han descubierto que los españoles comemos cada vez peor y más deprisa; que los niños que roncan se deprimen mucho; que las mujeres sueltan entre 7.000 y 8.000 palabras diarias por cada 3.000 ó 4.000 de los hombres (por eso cuando llegamos a casa tenemos poco que contarles, pero... ¡cielos, a ellas les quedan aún 5000 palabras!); dos misiones espaciales nos aportarán datos sobre el universo frío desde la órbita de Lagrange; y unos científicos descubrieron que el cromosoma Y consiste solamente en 78 genes chiquitajos que son resultado de una degeneración de material del cromosoma X.

Pues vaya, sí que no alegran la vida masculina los científicos.

En fin, para alegrarnos queda Tebeosfera, cuya edición previa al verano ha estado en duda por causas logísticas. Finalmente hemos decidido actuar sin titubeos y construir una edición especial en la que, si bien hacemos reseñas de actualidad y rendimos efeméride a Tintín, también hablamos de autores de lujo (Yann y Berthet, Foster y Gould, Mordillo), de otros algo olvidados (Rojas de la Cámara, Serafín, Quinterno, Roso), de dibujantes casi por completo desconocidos (Juan Carlos), de obras como Sol Poniente, Áureo, Flamenco, o de la amarillenta prensa del siglo XIX, presa del tiempo y del olvido.

Aquí hubo convicción: tenemos el honor de abrir un nuevo espacio con la presente edición, “Libris”, donde publicaremos textos teóricos de envergadura como el que nos ha brindado el historiador de la prensa Enrique Peláez-Malagón: su Catálogo de las revistas ilustradas y satíricas valencianas del siglo XIX, que permanecía inédito de la forma en que nosotros lo servimos y que constituye un documento de primer orden para los investigadores de la historia de la prensa española en general y para los interesados en la historia del humor gráfico y la historieta en Valencia, en particular.

Tebeosfera de vez en cuando vacila, sí, pero “vacila” de edición de lujo.


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