TEBEOSFERA \ SECCIÓN  

COSAS DE TEBEOS / 4

 

por ANTONIO MARTÍN  


Notas para un esquema del panorama histórico de la historieta de terror en España [ parte tercera y final ]



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ESQUEMA 6 / La historieta de terror en la sociedad en cambio de los años sesenta.

Los tebeos de los años sesenta se producen entre la contradicción y los nuevos modelos editoriales del desarrollo. Estrictamente, no se trata de que esta década forme un todo homogéneo y único ya que se trata de un período en el que se suceden y acumulan muchos acontecimientos contradictorios, que ligan mal bajo un epígrafe genérico único. Sí se da un constante común que determina todo lo que ocurre en estos años: el desarrollo económico español. Y desde el desarrollo y el crecimiento hay que contar con la invasión de costumbres, modas y gentes foráneas, el cambio de la sociedad española en comportamientos y aspiraciones, mientras que tradiciones y costumbres seculares quedan atrás. Y además la progresiva conquista de libertades logradas a golpes contracorriente...

Y en la historieta cuentan, primero la censura estatal que ahora se impone de forma específica para los tebeos y las empresas editoriales, legislando mediante órdenes ministeriales. Y después y al mismo tiempo cuentan la estratificación de las viejas empresas de años anteriores, que ahora se convierten definitivamente en industrias editoriales, especialmente atentas a la cuenta de resultados. Y la aparición de nuevos editores que arrastran los vicios y los complejos de décadas anteriores. Todo ello permite estudiar ya la historieta como parte de la industria de la cultura, con mayor relativismo, que en nuestro tema supone valorar las historietas de terror más por lo que dicen que por lo que quieren decir...

Todo ello viene acompañado por la aparición de nuevos lectores, de nuevos autores y de la primera generación de informadores, cronistas, expertos, críticos, historiadores e investigadores de la historieta española.

La historieta de terror sigue apareciendo ocasionalmente en los tebeos de toda la vida, sin apenas trascendencia, salvo casos aislados. Aunque será en este período cuando comienzan a aparecer, titubeantes, los primeros títulos dedicados monográficamente a la historieta de terror.

Las editoriales ya consolidadas tan solo aspiran a mantener líneas de publicación que sean coherentes con su propia evolución, y como mucho aumenta la compra de derechos de historietas producidas en otros países, con las que a veces se crean nuevos tebeos o, de un modo más elemental, se utilizan las historietas extranjeras como un relleno de lujo en los tebeos de siempre.

El mejor ejemplo de esto es el de Editorial Bruguera (convertida en la editorial de tebeos más importante), con nuevos títulos como Bravo, donde publica el material de la revista Pilote a menor tamaño, con rotulación mecánica, mal coloreado y peor reproducido. Será en otro “gran lanzamiento” de Bruguera, la revista Gran Pulgarcito (1970), donde encontremos una mala reedición de las aventuras del Inspector Dan, con sus derivaciones, censuradas, hacia el terror.

En 1968, Ibero Mundial de Ediciones, que hasta entonces se había dedicado preferentemente a la edición de tebeos infantiles y románticos, comienza a publicar Dossier Negro, quizá el primer tebeo dedicado íntegramente a la historieta de terror, inicialmente publicando material español, más tarde italiano procedente de la revista Horror y, ya en los primeros años 70, publicando historietas de terror de las revistas Warren, en sucesivas etapas editoriales en las que cambian los contenidos –a la par que el público lector– siguiendo la evolución de la industria y de la censura.

Es en este período cuando la editorial Salvat lanza dos colecciones de fascículos, Vector1 y Vector2, de intención didáctica dirigidos a los jóvenes como complemento de la educación formal (al menos eso dice Salvat que pretende). Experimentalmente cada fascículo publica un cómic seriado, a página por número, en un caso “Nus”, en el otro “Sorang”, ambos obra de Enric Sió, que aprovecha lo atípico del soporte editorial para lanzarse a una total experimentación formal dando vida a dos extrañas aventuras salpicadas de elementos fantásticos y con algunos momentos de terror.

La censura estatal de la historieta como formulación específica, de obligado cumplimiento, se inicia ahora en los años sesenta. Y hay que tener en cuenta que siempre, antes de Franco y con Franco, había existido censura: la censura estatal de la prensa en general, más la censura de la Iglesia, más la censura de los educadores, más la censura de distintos grupos de presión y especialmente la censura editorial, que siempre es la peor de todas.

Los años 60 van a caracterizarse por la creación formal, legislada desde el BOE, de una censura estatal específica para la historieta (infantil, por supuesto) penetrada por cuantas organizaciones, instituciones, grupos, asociaciones, gabinetes, comisiones, patronatos y bandas de cualquier tipo se ocupan y “preocupan” por la recta formación de la infancia española, bien que sea la Dirección General de Prensa, del Ministerio de Información, quien tenga la sartén por el mango.

Este intervencionismo estatal específico sobre la historieta se deberá en última instancia tanto a la moral y a la ideología como, quizá por igual, a los intereses comerciales de las grandes editoriales españolas de tebeos;  bien que éstas no sepan prever cómo una vez puesto en marcha el intervencionismo estatal, éste acabe por alcanzarlas también a ellas. Este hecho, y el que los editores no se enfrenten al Estado con argumentos y recurriendo a las leyes vigentes (con la infravaloración que todo ello supone de la historieta, de sus autores y de los lectores), hará que la censura de tebeos y las editoriales lleguen juntas a altas cotas de irracionalidad.   

Las historietas para adultos. Pero de esta situación acaba por surgir algo bueno: Las historietas para adultos. En el tira y afloja diario entre las instituciones estatales y las empresas editoriales, éstas argumentan (¡por fin!) que no todos sus lectores son niños. Es desde aquí como, tras largas consultas y la elaboración de expedientes, la administración pública acaba admitiendo como cierto el hecho de que puede haber adultos que lean tebeos. Y para enfrentarse con este hecho crea el vergonzante “para adultos” y se elabora una tipificación de formatos que distinga físicamente las revistas de historietas y humor para adultos, así como las novelas gráficas de bolsillo de historietas para adultos, de la prensa infantil y juvenil.

Por primera vez en más de cincuenta años la sociedad española y sus instituciones españolas aceptan que puede haber y hay historietas para menores y para adultos, que la historieta no es forzosamente parte del gueto de la infancia. Eso sí: las obras dirigidas a menores y las obras dirigidas a adultos han de estar claramente y rígidamente separadas. Se trata, en definitiva, de que seguirá existiendo una censura estricta, normalizada y casuística para los tebeos dirigidos a los niños. Y que las publicaciones de historietas dirigidas a adultos pasarán por la habitual censura general que afecta a los libros, diarios, revistas, más permisiva en todo lo que no se refiera al régimen o la moral. Lo que esto tiene de bueno queda contrapesado por el aluvión de basura editorial, también de historietas de terror, que al socaire del “para adultos” inundará el mercado español en años posteriores. En cualquier caso importa mucho más el que desde la cultura oficial se produzca la aceptación social de la existencia de la historieta como medio, independientemente de quién sea su público.

Primeros tebeos para adultos de los años sesenta e historietas de terror publicadas en los nuevos títulos.

Si bien podemos rastrear cómo ya antes se habían publicado algunos tebeos dirigidos a un público no infantil, bajo diferentes formatos y con diversas denominaciones, es a partir de 1968-69, con la nueva Ley de Prensa y con la tipificación de formatos de publicaciones gráficas para adultos, que da el Ministerio de Información, cuando las excepciones se van a convertir en norma y se inicia una corriente editorial de publicación de novelas gráficas, narraciones gráficas, revistas o tebeos para adultos.

Los primeros pasos firmes los da Ediciones Vértice, de Barcelona, que a partir de 1964 publica las colecciones de material inglés Zarpa de Acero (obra de la Factoría Blasco), Spiderman (nada que ver con el superhéroe Marvel), Mytek el Poderoso, Johnny Jaguar, Max Audaz., etc., varias de ellas dibujadas por autores hispanoamericanos y todas rozando más o menos el género de horror, potenciado por el oscuro y a veces tenebroso estilo gráfico que los editores ingleses exigen.Zarpa de Acero, personaje apasionante que dibujó Blasco

Poco más tarde, en 1969, Vértice comienza a publicar por primera vez en España los superhéroes Marvel en una edición que desvirtúa y hasta destroza el material original. Lo que no impide que con el paso del tiempo Vértice entre en el panteón editorial (a través de la nostalgia de los adultos añorantes de su niñez).

En 1966 Semic Española de Ediciones publica a gran formato Historias para no dormir, basada en la serie de TV. En 1970 la reeditará como novela gráfica, siendo la primera en España dedicada de manera total al terror.

En 1969 se estrena en Madrid la película Diabolik, basada en los cómics italianos del mismo título, que no se publicarán en España hasta casi diez años más tarde. Y es que aún hay, y habrá hasta 1977, censura y límites para el reconocimiento y la total normalización del cómic para adultos.

ESQUEMA 7 / Los años setenta, el terror está de moda.

Los cinco años que transcurren hasta la muerte del general Franco nos muestran el desplome a cámara lenta de la España tradicional y negra que aquél levantó sobre los muertos y las ruinas de la República.

Mientras transcurría este último episodio, año a año, no teníamos claro (ni los que vivimos esos años lo veíamos, como ahora podemos estudiar con la perspectiva del tiempo) que eran las propias fuerzas agrupadas en torno a Franco las que desde los años sesenta estaban generando la dinámica que había de llevar a su extinción. Se agitaba el capitalismo financiero, las fuerzas del desarrollo económico querían un nuevo marco para crecer más, las nuevas generaciones del régimen necesitaban más aire para respirar y crecer, los propios capitostes del franquismo querían salvar todo lo posible (incluso muchos políticos y ministros) en provecho propio, e incluso los aliados políticos y estratégicos, los americanos, pedían que el franquismo se lavase la cara y sobre todo la sangre de las manos... Y todo, al agitarse, confabularse y conspirar desde la idea común a todos de “¿y después de Franco qué?”, estaba agrandando las enormes grietas que la fortaleza del régimen tenía. Cierto que el cambio no se inició de verdad hasta que Franco murió; pero no menos cierto es que bajo la situación teóricamente controlada y “bien atada” se agitaban fuerzas poderosas que cada día hacían más inviable el continuismo y señalaban el final del régimen de gobierno personal del general Franco.

Colaboraban también a la extinción del franquismo el acelerado cambio sociológico al que estaba sometida España como una fuerza centrífuga, la oposición de obreros y trabajadores, sindicatos clandestinos, estudiantes, políticos de los partidos de la oposición, y hasta sectores fraccionales del Estado, de la Iglesia y del Ejercito.

Pero la realidad es que el final del franquismo no tuvo lugar prácticamente hasta 1982. Y aún habría que dudar sobre si el régimen franquista o como mínimo sus beneficiarios se extinguieron con Franco o más bien se renovaron en nuevas formulaciones políticas siguiendo la reflexión del Príncipe de Lampedusa...

Se inicia una nueva etapa para la historieta española y un auge editorial del género de terror.

Partiendo de que la división por períodos cerrados es artificial y que esta etapa comienza realmente en 1968-69, podemos valorar mejor el “boom” de la historieta que ahora se produce. El primero de una serie de “booms” que harán que hasta prácticamente 1980 parezca que el cómic español revive y se remonta periódicamente, cuando la realidad es la contraria.

En 1969 aparece una rápida sucesión de nuevas e importantes revistas de historietas (Gaceta Junior, Gran Pulgarcito, Strong, Trinca, etc.) que pretenden renovar el mercado, aportar nuevas fórmulas editoriales, ofrecer el trabajo de nuevos y viejos autores españoles. Revistas que apenas se remontan y se hunden rápidamente, sin que ello evite la efervescencia y el optimismo de los profesionales y de los lectores aficionados.

El año 1971 ofrece la peculiaridad de que el género de terror (en el cine, la novela, el humor) provoque la aparición de sendos números extraordinarios de las revistas Triunfo, Nuevo Fotogramas y La Codorniz. También en 1971 aparece la revista monográfica de y sobre terror editada en Barcelona Terror Fantastic. En 1970-71 la Agencia de cómics Comundi realiza varias series de historietas de terror, algunas de ellas con guión de Andrés Martín, recién licenciado en psicología, alguna con guión de Sánchez Pascual, y también varias de su hijo Sánchez Abulí.

En febrero de 1971, Buru Lan de Ediciones, nacida el año antes en San Sebastián, comienza a editar Drácula, revista / fascículo dedicada a la historieta fantástica y al terror, con grandes pretensiones Portada de Enrich para el número 11 de Dráculay pobres resultados, que provocan su suspensión al llegar al número 12. Del intento queda la obra de Vigil y Sadko, poco memorable, algunos cuentos de Tébar, y el dibujo e historietas de Beá, Maroto, Sió y Figueras.  Y queda sobre todo para la historieta de terror (contemplada en un sentido amplio) uno de los mayores y mejores logros de autor español con la serie “Mis Miedos” de Enric Sió, merecedora de estudio y análisis detallado y profundo. En octubre de 1971 el Jurado del 7º Salón Internacional de Lucca concede su Premio Yellow Kid al mejor dibujante extranjero del año a Enric Sió por esta serie.

También en 1971 Carlos Giménez publica, en la revista de historietas Trinca  su versión del “Miserere” de Bécquer en una adaptación libre, de gran categoría técnica y muy alto nivel artístico, en la que destacan los elementos de terror de la historia gracias a la capacidad narrativa y la condición de “historietista” (no simple dibujante) de Giménez. También en Trinca y en 1971 Jan publica su excelente serie “El último vampiro”, inteligente y divertido juego del autor con uno de los personajes más arquetípicos del género de terror.

En noviembre de 1971, Ibero Mundial de Ediciones comienza a publicar la edición española de Vampus, revista que se dice de “relatos de terror y suspense”, a partir del material de historietas de terror de las revistas Creepy y Eerie de la editorial norteamericana Warren Publishing. Con esta revista se alcanza uno de los máximos de calidad comercial logrados hasta la fecha por la historieta de terror en el mercado español. Bien que se trata de historietas “extranjeras”, pues aunque muchas de ellas están realizadas por dibujantes españoles se dibujan a parir de guiones americanos y bajo un control total, llevado a cabo en los Estados Unidos, del dibujo a lápiz y del dibujo a tinta. Se trata en definitiva de historietas que se publican en España por una especie de efecto bumerang, a través de la agencia productora en un viaje de ida y vuelta.

De la calidad a la mediocridad de la historieta de terror.

Así como el año 1971 fue especialmente fértil para la historieta de terror publicada en España, con varias obras importantes, que en más de un caso hacían buena la correspondencia sociológica entre cómic y estado de la sociedad, el año 1972, por el contrario, demostró lo peligroso de comercializar un género en función de su aparente moda. Así, en 1972 se produce un aluvión de mediocres publicaciones de historietas de terror, con más daño que utilidad .

Primero fue Suspense de la editorial Ursus, en formato bolsillo y para adultos, típico ejemplo de material prescindible que aparece cuando un género tiene éxito, en este caso la historieta de terror. Siguen una serie de títulos a cual más abominables: Pánico de Editorial Vilmar, con el subtítulo ”Relatos de terror para adultos”; después Fantom,”Relatos Escalofriantes”, de Ediciones Vértice; Terror Gráfico, “Historietas de terror y suspense”, de Ursus Ediciones; Pánico Extra de Vilmar; Espectros de Ediciones Vértice; Historias de Ultratumba, etc... Y pese a casos como el de Fantom, cuyo contenido tiene valor documental por proceder de los “horror comics” norteamericanos, el balance de la moda del cómic de terror en España es de un interés nulo.

Todo lo contrario ocurre con la publicación del libro Shock, que recoge el material humorístico que Alfonso Figueras ha creado para la Agencia Selecciones Ilustradas parodiando a los monstruos clásicos del cine. Y aunque es posible que la edición en libro se apunte a la moda del terror hay algo inapelable: la calidad de la obra de Figueras, fruto de su inteligencia, cultura y sentido del humor.

Entre 1973 y 1975 continúa la mediocridad de la historieta de terror editada en los tebeos españoles. En abril de1973 aparece Escorpión, revista de terror con la que Editorial Vilmar repite la mediocridad de Pánico. Los pobres resultados derivados de seguir una moda de éxito obligan a reflexionar sobre los daños que ello puede hacer a un medio de difusión popular cuando se trabaja escribiendo y dibujando sin tener nada que aportar, y desde luego sin capacidad creativa ni profesional. Lo mismo para la revista Horror de Producciones Editoriales publicada en mayo 1973, con historietas producidas por la ya desaparecida y enterrada Agencia Comundi.

En junio 1973 aparece la revista Rufus, de Ibero Mundial de Ediciones, calco más o menos fiel de la revista norteamericana Eerie y por tanto repleta de historietas Warren. También en 1973, y dentro de un casi experimento editorial forzado por intereses de grupo, Euredit crea una colección de libros de humor mudo donde se publican parodias de personajes famosos de la cultura popular de masas (es en esta colección donde nace Superlópez de Jan), y en ella aparecen dos libritos dedicados a parodiar un arquetipo del terror: Franciscostein obra de Franciscostein, de Bernet ToledanoBernet Toledano y King Tongo de Ventura y Nieto. En diciembre de 1973 Vértice cierra el año con su colección Escalofrío, una revista en el estilo Warren realizada a partir del material de terror del Marvel Comics Group.

Para mejor valorar el profundo desfase con que los editores trabajan en estos años publicando tebeos, incluidos los de terror, que siguen los modos y caminos de siempre, que poco tienen que ver con los cambios radicales que la sociedad española está experimentando, valga recordar cómo es a finales de 1973 cuando un grupo de jóvenes que apenas saben dibujar abren la puerta al futuro al editar el tebeo underground El Rrollo Enmascarado.

En junio de 1974 aparece la colección Macabro, con el subtítulo “historietas de terror para adultos” y formato de bolsillo, publicada por Ursus. Una más, que en noviembre de 1974 pasa a formato revista. Al mes siguiente, Ibero Mundial de Ediciones publica el primer número de la edición española de la revista Vampirella, con material norteamericano de Warren. Editorial Valenciana recupera su antiguo título S.O.S. para lanzar en febrero de 1975 una nueva revista de historietas de terror, cuyo único interés es el estar confeccionada con material de autores españoles: Manuel Gago, Vañó, Cerdán, Puchades, Badía, etc., a los que resulta sorprendente ver tan apartados de sus personajes habituales para hacer terror.

En mayo de 1975 Editorial Bruguera lanza su colección plural Hora T, con varias series de historietas de suspense, aventuras fantásticas y terror. Y en esta colección, bajo el subtítulo “Super relatos gráficos de terror” se lanza como gran novedad las historietas de Spiderman (el Hombre Araña inglés) y Zarpa de Acero, ya conocidos por la anterior edición de Vértice.

El 20 de noviembre de 1975 se comunica la muerte de Franco.

ESQUEMA 8 / Apunte mínimo desde finales de 1975...

Tras la muerte de Franco y hasta la proclamación de la Constitución, en diciembre de 1978,transcurre la primera etapa de la Transición. Prolongándose ésta hasta octubre de 1982, según algunos historiadores.

Sea así o no, la celebración de las primeras elecciones generales de junio de 1977 marcaron un punto de inflexión en la vida española. Que naturalmente se reflejó en todos los sectores y niveles de la vida y la sociedad españolas y en todas las actividades, entre ellas en la editorial.

Para recordarlo, y en el campo de la historieta, está la creación el año 1977 de un Sindicato profesional y apolítico de Historietistas, Humoristas e Ilustradores  / La aparición de la revista Trocha (después Troya) a cargo de un politizado colectivo de autores y escritores de la historieta / La irrupción masiva de todo el material europeo y de todos los países que en años anteriores la censura había impedido editar  en España y que a partir de estos momentos inunda y desborda las páginas de los tebeos y revistas de historietas españoles / La aparición de las revistas de Roca: Totem, Bumerang, Blue Jeans, etc., que supondrán una fuerte competencia para Ibero Mundial de Ediciones, Toutain Editor y hasta para Norma / La ágil y ácida actividad al pie de la noticia de la revista de humor El Papus / La realización de historietas comerciales descaradamente politizadas como las que componen la serie “España Una, Grande, Libre” de Ivá y Carlos Giménez / Nuevas aventuras editoriales “autogestionarias” como las del “grupo Metropol” o la de García & Beá Editores / La realización y publicación con cargo a los fondos de partidos políticos, de Diputaciones, de Ayuntamientos, de Cajas de Ahorros y otros entes de libros de cómics que pretenden difundir la Historia de Barcelona, de Catalunya, de Sevilla, de L´Hospitalet, de La Rioja, de Andalucía, y otros mil puntos geográficos españoles, hasta la saturación y el aburrimiento causados por su aridez y exceso “pedagógico” / La edición comercial de la revista antisistema Butifarra / La proliferación de la prensa alternativa de historietas underground / y tantos y tantos ejemplos más que se amontonan en aquellos años post mortem y cuya relación total doblaría las páginas de este texto.

Tanto y mucho más ocurre en el campo de la historieta y en el mercado español a partir de 1975. En esta coyuntura la historieta de terror prácticamente se diluye como genero con significación e importancia. Esto no quiere decir que no aparezcan nuevos tebeos y revistas, ahí están las de Toutain Editor que toma en sus manos el material Warren... Pero ¿dónde buscar el terror en aquellos años convulsos... en los cómics o en la vida diaria española? Y si alguien cree que exagero al escribir que es más importante el terror real que el terror de las historietas, solo me cabe argumentar que se ha hablado mucho de la Transición y cómo ésta fue ejemplar y pacífica.. Quizá. Pero no tanto como los útiles lapsus de memoria de nuestros mayores pueden hacernos creer. Para los que duden les recomiendo la relectura de España Una, Grande, Libre, pues todo lo que allí se muestra en clave de humor y como sátira política ocurrió realmente en los años de la transición política del franquismo a la monarquía...

CONCLUSIONES PROVISIONALES SOBRE LA HISTORIETA DE TERROR

Visto el esquema de esta panorámica histórica de la historieta española de terror, las conclusiones son pocas y no demasiado positivas. Sobre todo, son provisionales, como corresponde al hecho de que es mucho lo que hay por estudiar en profundidad, más allá de esta panorámica. Como planteamiento personal insisto en la escasa importancia que el género de terror ha tenido en la historia general de la historieta española a la luz de los datos históricos. Y en como la mayoría de las obras publicadas han sido de poco interés, como historietas y como historietas de terror.

Así, el primer tema merecedor de estudio en profundidad sería el análisis detallado del panorama aquí descrito, intentado establecer si la mediocridad señalada es cierta, más qué planteamientos editoriales explícitos existieron a la hora de editar historietas de terror, la forma de encarar el género de los autores españoles y si el público lector se limitó a consumir pasivamente lo que le ofrecían o se interesó activamente en la elección del género.

Por otro lado, a la hora del estudio y el análisis nos quedan los ejemplos de obras y autores antológicos: Blasco, Bosch Penalva, Ferrándiz, Giner, Carrillo, Figueras, Sió y pocos más. A los que hay que añadir algunos de los dibujantes españoles de las revistas Warren, siquiera sea porque aunque con guiones extranjeros sí supieron realizar obras destacables. Habría, además, que trabajar en la investigación bibliográfica, histórica, de contenidos y de situación de tebeos como El Campeón, Pulgarcito y otros tebeos de los años cuarenta que hicieron una crítica solapada del sistema desde un humor aparentemente infantil. Pero más allá de estos ejemplos la regla se confirma: en la historieta española el género de terror ha alcanzado un nivel de calidad muy bajo y la mayoría de las obras publicadas y sobre todo de los tebeos son de una gran pobreza.

Propongo, pues, la reflexión, investigación y estudio sobre estos temas, convencido de que sólo a través del conocimiento profundo de los mismos se puede estructurar el análisis de lo mejor de la historieta española de terror. Que deberá estudiarse obligadamente en relación al conjunto total del medio.


VÍNCULOS:

Cosas de tebeos / 1: El caso Sabatés

Cosas de tebeos / 2: El Centro de Documentación de la Historieta

Cosas de tebeos / 2 y ½: Pasqual Giner

Cosas de tebeos / 3: Cómics de superhéroes


  Antonio Martín es Titulado en Historia Contemporánea y Periodismo por la Universidad Central de Madrid, Técnico en Prensa Infantil por la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, e Historiador de la prensa infantil y juvenil y de los tebeos españoles. Fue Director Editorial de Planeta-DeAgostini / Ediciones Forum desde 1982 a 2001. Hoy es técnico editorial, fundador de Editores Asociados y, también, miembro de GELPI, Grupo de estudios de las literaturas populares y de la imagen.


[ © 2002 Antonio Martín, miembro del GELPI / Grupo de Estudio de las Literaturas Populares y de la Imagen ] [ Página web publicada en Tebeosfera 020628 ]