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PASQUAL FERRY. NOCIONES DE CALIDAD

Trayectoria


por Koldo Lus

 

 

 

 

 

 

 

[ Autocaricatura de Ferry © 2003 P. Ferry. ]

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1. OCTUBRE

2. TRAYECTORIA

3. LAS OBRAS

4. TEBEOGRAFÍA

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PASQUAL FERRY: TRAYECTORIA

 

Pascual Ferrándiz Arroyo nace en Barcelona un 24 de Marzo de 1961. Su primera incursión en el mundo del cómic la realiza de la mano de Francisco Ibáñez, lo que le auguraba una pronta carrera como colaborador de Bruguera. En un viaje a Nueva York que gana en un concurso consigue entrar en las oficinas de Marvel Comics, lo que le decidirá a introducirse en el mundo del cómic y acrecentará más si cabe su pasión por los superhéroes, lo que nadie terminará de entender jamás. Por aquel tiempo Pascual Ferry se encontraba trabajando como animador, intercalando y entintando planchas, en el estudio de Albert Rué, quien le dará la oportunidad de afianzar su propio estilo y supondría un impulso definitivo hacia la profesión de dibujante de cómics. Su primera historieta aparece publicada en el prozine Zero, editado por Miguel Fernández, Toni Garcés y Eduard Bosch, donde coincide, entre otros, gente como Josep María Beroy, Ricard Castells o Miguelanxo Prado, Pedro Espinosa, Jordi Sempere o Mena.

  

Primeros trabajos de Ferry, de izquierda a derecha: Jonathan Seul, Gerard Paris, historieta para TBO, ilustración del personaje Elektra para Comics Forum. Líneas más abajo, Agorafobia.

Será aquí donde nacerá su amistad con Beroy, que les llevará a compartir estudio junto con el guionista Carlos Monte (Montecarlo). A lo largo de los cuatro años siguientes, y tras su primera publicación profesional en Rambla (como guionista debutó en Rampa Rambla), Ferry publicará cientos de páginas en la práctica totalidad de las revistas de cómics del momento, más algunas de otros medios. Entre ellas, El Papus, Más Madera, Madriz, Cairo, Butifarra, El Jueves, A tope, H Dios O, TBO, Pulgarcito, o Rock Inn (y años después en El Jueves, Puta Mili, El Tebeo del Periódico, Cimoc). En este período experimentará con estilos, escenarios y temáticas diversos, siempre dentro del género de la historieta corta (Jonathan Seúl, o, más adelante, El bosque encantado de Konosserl), que demostrará dominar a la perfección.

 

Será en esta época cuando colaborará para la editorial Interimagen de Josep María Beá, siendo la mano ejecutora (dicho sea en el mejor de los sentidos) de gran parte de sus publicaciones, en especial del célebre libro / ensayo La Técnica del Cómic, para el que realizará numerosas ilustraciones y tiras cómicas (Fifí). Es 1985 y la falta de trabajo lleva a Ferry a vender a Antonio Martín la idea de realizar una adaptación al cómic de la serie de animación Dragones y Mazmorras, que publicará Forum (Planeta–DeAgostini) y en la que colaborarán, además, Sempere, Espinosa, Beroy y el guionista Francisco Pérez Navarro (la mejor / peor mitad de Jordi Sempere). También durante estos años publicará en HdiosO la serie Hombres Grises, Vidas Cutres, así como en la revista El Jueves, con guiones de Xavi Roca, o esporádicamente en Totem (Gerard París, 1987), a la espera de comenzar la publicación de su primera historia larga. Será en 1988 cuando Josep Toutain se dejaría convencer para publicar un arriesgado Crepúsculo en Zona 84.

 

De esta manera comenzará una colaboración con Toutain Editor primero y con Norma Editorial, durante el progresivo declive de aquella. Norma era, en palabras del propio Ferry “(...) una opción clara para que tu trabajo fuera más conocido y para vender los derechos de tu obra al extranjero.(...)”. Así, las historias de Ferry aparecerán publicadas por entregas en las revistas Zona 84 y Cimoc (para la que realizaría, como primer contacto con Norma, la historia corta Boy) y posteriormente editadas en libro. No obstante, La Ruta de La Medusa tendría que esperar dos años a que Glénat (y no Norma decidiera publicarla, corregida y aumentada, y Marius Dark: La Torre nunca llegó a editarse. Estas historias, progresivamente más complejas – y confusas resultaron cada vez más desconcertantes para un público quAgorafobiae comenzaba a centrarse exclusivamente en el anestesiante cómic norteamericano. El éxito inicial de Crepúsculo auspiciaría además la aparición de Agorafobia, un álbum publicado por Editorial Complot que recogería los ciclos de historias cortas Augusto Bondelare (Cairo), Los decadentes (publicado previamente en Más Madera) y Pendiente de un hilo (Madriz), realizados entre los años 1984 y 1986.

 

Tras el relativo fracaso de La Ruta de la Medusa (condición imprescindible para que llegara a ser, años después, una obra de culto), Ferry anuncia una colaboración con el guionista Montecarlo (Taka de Tinta) para realizar un proyecto conjunto: Max Orbe (1991), con la intención de venderlo en el extranjero. Finalmente, sólo una historia ve la luz, y el proyecto quedará abortado. El abatimiento y el descreimiento en las posibilidades del cómic y en las suyas propias como autor se refleja en Marius Dark, una obra catártica y un tanto terminal, muy alejada del optimismo y la ilusión traslucidos en las anteriores. De esta época datan también su segunda serie de Jonathan Seúl, para El Suplemento de el Periódico, que no disfrutaría de una vida muy larga.

 

Hastiado de esta situación, Ferry decide introducirse como sea en el mercado de los superhéroes. Marius Dark había aparecido publicado en la revista Heavy Metal, y esto lo descubre ante el mundo anglosajón. En 1993 realiza para Marvel UK la miniserie Plasmer, teórico punto de partida para el lanzamiento de una serie regular que nunca verá la luz. Sin embargo, el contacto ya está hecho. En 1994, Ferry continuará con trabajos de menor entidad: colaboraciones en la sección de críticas de cine de El Jueves, con guiones de Xavi Roca, y en el semanario Puta Mili, con guiones de Toni Guiral. En 1995, mientras prepara un proyecto, Vague, para la línea Laberinto de Forum, recibe la llamada de Marvel USA para realizar la adaptación al cómic de Independence Day, proyecto que rechazará para trabajar en la “Oficina–X”. A partir de este momento, Ferry comenzará una colaboración ininterrumpida durante cinco años con Marvel, realizando números de relleno para numerosas colecciones. En un principio, Ferry, acostumbrado a meditar detenidamente cada una de sus obras, le cuesta adaptar su estilo a los nuevos requerimientos, y no termina de destacar, recibiendo siempre encargos en series de segunda fila o abocadas a la cancelación: Heroes for Hire, en 1998, o Warlock, en 1999. En esta última, cancelada en 2000, realiza sin embargo su trabajo más inspirado hasta el momento, y comienza a llamar la atención de la crítica, lo que le llevará a DC, y a una colaboración habitual con el guionista Joe Kelly que perdura hasta la actualidad (Superboy, 2000, Action Comics, 2002–2004, Adam Strange, 2004). DC le ofrece la continuidad y la oportunidad de construir una carrera coherente, y en 2002 decide firmar un contrato en exclusiva con la compañía. Hecho que cambia en 2005, cuando sorprende a todos firmando un contrato de exclusividad para Marvel por tres años.

 

Las cuatro cubiertas de Plasmer, miniserie de Pasqual Ferry para Marvel UK

 

Para Ferry, dibujar a los personajes con los que soñó de niño es un sueño hecho realidad. Disfruta en el género, y eso se nota: su dibujo actual está años luz por delante del que realizó para sus primeros trabajos en este campo, y, aunque sigue sin alcanzar las cotas de interés de su obra más personal, demuestra la capacidad para reinventarse a sí mismo de un autor cuya carrera profesional aún puede deparar muchas sorpresas.

 

LA MUSCULATURA DEL DIBUJO. PERSPECTIVA, SOMBRA, ANATOMÍA Y MÁS  

 “(...) considero que todo premio y alabanza que reciba el dibujo de Ferry es de por sí justificado y merecido. Es un dibujante que evoluciona y mejora por páginas y su grafismo siempre reserva sorpresas. (...)” (Lorenzo Díaz a punto de destrozar Crepúsculo).

Pascual Ferry destacó, dentro del hervidero de ideas y estilos que suponía la industria del cómic de los 80, por su temprana madurez en lo gráfico. Esforzado guionista y más que solvente autor completo, será no obstante su estilo sintético, a medio camino entre el realismo y la caricatura y presidido por un trazo enérgico, tan plástico como descriptivo, el que llamará la atención del público.  

Será un estilo que Ferry desarrollará a medias con José María Beroy1, con quien compartirá, además, amistad, estudio e influencias gráficas y temáticas. 

 

Intereses e influencias: la escuela catalana 

Pasqual Ferry se encuadra dentro de la escuela de jóvenes autores catalanes2 nacida al amparo del prozine Zero, e integrada a su vez en lo que podríamos denominar segunda generación de dibujantes del moderno cómic español. En ella encontramos a los autores que comenzaron su andadura profesional a mediados de los ochenta, a la que también pertenecen Fernando de Felipe, Daspastoras, Garcés, Espinosa, Sempere y otros. Este grupo bebería de las fuentes del cómic adulto, el realizado por la primera generación (la de aquellos que comienzan su carrera antes de la Transición: Beá, Giménez, Fernando Fernández, Alfonso Font, Víctor de la Fuente, etc.), cuya formación artística se había gestado en otros campos, como la pintura o la ilustración.

 

Precisamente la conexión estilística con José María Beroy -que llegaba al punto de hacer en ocasiones indistinguibles los dibujos de ambos- supondría en una primera etapa un ligero handicap para Ferry, ya que el hecho de que Beroy fuera el primero en publicar haría que automáticamente Ferry entrara dentro de la categoría de “seguidor”.

 

“My first love in comics was Franquin, Mezieres, especially and Moebius, who impacted me greatly. Schuitten, Chaland, Steve Ditko, whose work made we want to draw superheroes. Buscema, Garcia Lopez , Kirby (...),Wayne Boring, And Spanish pencilers like Carlos Gimenez, Beá, Font, Albert Rué... (Declaraciones de Ferry en una entrevista realizada a raíz de la publicación de Adam Strange, 2004).

 

 

Sin embargo, las influencias mutuas (los desarrollos paralelos de su técnica gráfica, en realidad) son constantes en la obra de estos autores, y si el Ferry de Crepúsculo puede remitir al Beroy de Dr. Mabuse (o a la inversa), lo mismo puede decirse de su también coetáneo y colega en Zero Jordi Sempere3 (1963), autor con el que coincide en Más Madera, Cairo y TBO, y también en estética en sus historietas humorísticas4. De cualquier manera, esta serie de referencias cruzadas es común a todos los autores de esta época (por estética, composición e incluso diseño de personajes podríamos hablar también del Rafa Vaquer de Johnny Roqueta, etc.), y proviene de un redescubrimiento ilustrado de la bande dessineé franco belga (Tardi, Chaland, pero también Franquín o Uderzo) pasado por el filtro estético del cine, la animación (la occidental y la japonesa) y, sobre todo, el renovado cómic americano de mediados y finales de los ochenta5.

 

Animé, manga y diseño. La sensualidad del trazo

 

“El manga es el verdadero protagonista estético de los comics en estos tiempos y quizás de muchas más cosas. Lo veo muy avanzado con respecto al cómic que se hace en el resto del mundo...” (Pascual Ferry sobre el manga)

 

Si algo destaca en Ferry, como en otros representantes de la escuela catalana (además de Beroy, y los demás citados anteriormente, habría que incluir a Tha6) es la posesión de un trazo limpio y elegante, que embelesa al lector y lo transporta a través de las páginas. Un trazo enérgico, que unifica, y hace que los paisajes, las figuras, la misma página se nos muestren construidos.

 

Esta sensualidad del trazo, unido a su tendencia hacia una cierta caricaturización estilizadora de la figura humana ha llevado al nuevo público (el que sólo conoce al Ferry americano) a encuadrar su estilo dentro de las corrientes amerimanga que se han apoderado del cómic de superhéroes estadounidense, y que llevan diez años amenazando con matarnos de aburrimiento.

 

Sin embargo, el carácter auto referencial de esta tendencia (la amerimanga) poco tiene que ver con Ferry, autor culto en lo visual y auténtica esponja de recursos provenientes de las fuentes más diversas. El manga, del que siempre se ha declarado auténtico admirador (Otomo, Shirow, Toriyama), será asimilado por el estilo de Ferry sin adaptaciones ajenas, al lado de las influencias autóctonas, europeas y –principalmente– americanas.

 

No obstante lo anterior, será su trabajo en la animación lo que tendrá una mayor repercusión en su construcción del dibujo, tanto en lo estructural como en el acabado7. De hecho, hoy en día, Ferry continua profesando pasión por la animación –Hasao Miyazaki- y el cine, para los que ha trabajado, siempre infructuosamente, como en la nunca comenzada Neones.

 

La otra gran influencia en el modo que tendrá Ferry de enfocar el cómic provendrá, curiosamente, del otro campo ajeno a éste en el que ha trabajado: la publicidad y el diseño gráfico. Ferry será un autor para el que la historia será tan importante como el propio envoltorio en el que se presenta, y así, sus obras estarán siempre escrupulosamente diseñadas: portadas, contraportadas, separadores entre capítulos, rotulación y grafismo... cada álbum llevará el sello Ferry, con su particular diseño.

 

Luces y sombras: Expresionismo y tiniebla

 

Las influencias compartidas de Ferry y Beroy serán más visibles en el gusto de ambos por la estética del cine expresionista alemán de principios de siglo. Así, la ciudad de Octubre reflejada en Crepúsculo se nos describe con las atrevidas angulaciones y fuertes contrastes del expresionismo alemán de Wiene, Murnau, Wegener o, fundamentalmente, Lang8, y dará origen a una serie de arquitecturas tenebrosas y afiladas en sus siguientes álbumes. Esta relación es aún más palpable en La Ruta de la Medusa, donde Octubre9 es ya un decorado sacado de una moderna Nosferatu.

 

Fuga, Arquitectura y Perspectiva. La representación del interior

 

La arquitectura y la escenografía jugarán un papel fundamental en la construcción de la atmósfera de las historias. En Crepúsculo, la metropolitana Octubre nos ofrece postales urbanas típicamente americanas, con sus rascacielos y grandes fugas que nos remiten al New York vertical fotografiado por Horst Hamann, pero siempre a través del deformante ojo de un Dr. Mabuse (Lang, de nuevo, y con él, Beroy), o del propio Ridley Scott de Blade Runner.

 

Pero será en los interiores donde la tendencia escenográfica de Ferry se haga más presente, como puede apreciarse en el piranesiano sótano del Tío Lone, descrito en Crepúsculo, o en la taberna de Aquiles de Sebastian Gorza, que, con su imagen de tiempo congelado, nos remite nuevamente a los grabados expresionistas.

 

En los álbumes de Ferry, tan importante como la construcción de la historia lo será la construcción de los espacios. No son las gomosas y casi vivas arquitecturas de Tha, ni las arquitecturas / paisaje de Schuiten, McKay u Otomo10. Son dibujos trabajados, llenos de detalle, abigarrados incluso, que Ferry edifica con una meticulosidad que resta naturalidad, pero que provoca en el lector una fascinación morbosa por esas perspectivas agudas, forzadas, dibujadas hasta el mínimo detalle. A lo largo de las páginas componen Octubre –y de otras, como la deliciosamente construida Max Orbe- Ferry nos presenta todo un catálogo de espacios interiores, fotografiados desde angulaciones extremas, distorsionadas, perfectamente imbricados en la propia arquitectura de la página11.

 

Entre 1988 y 1992, Pasqual Ferry producirá la que será su etapa artística más madura y personal, y que, aun hoy en día, sigue permaneciendo como la esencia del Ferry canónico, y a la postre, su mejor obra. En este período nos encontramos con historias oscuras, generalmente misteriosas, ambiciosas, a menudo confusas pero siempre fascinantes, donde lo mágico y lo esotérico se dan la mano con lo cotidiano. Una mezcla siempre a punto del desequilibrio que provoca en el lector una malsana sensación de inquietud y morbosa curiosidad. Gran parte de la responsabilidad de esta fascinación que las historias de Ferry provocan descansa en su inusitada capacidad para el dibujo. A lo largo de las cuatro obras que componen Octubre –y de alguna otra, como la abortada Max Orbe– Ferry deleita con su estilo sintético, de formas angulosas y tintes tenebristas, que aúna, bajo la sensualidad de su trazo, las múltiples influencias y técnicas de su autor.

 

Veamos, a través de estas obras, quién es Pasqual Ferry.

NOTAS

1 Josep Mª Beroy García (Barcelona, 1962) comenzará su andadura profesional en el fanzine Zero de Garcés, junto con otros autores noveles como Daspastoras, Ricard Castells, Miguelanxo Prado o Pascual Ferry. Con este último compartirá estudio, y ambos publicarán más adelante sus primeras historias cortas en Rambla y la revista de lanzamiento de jóvenes talentos Rampa Rambla. En algunas de estas historias colaborarán, firmando Ferry los guiones. Más adelante, Beroy comenzará su colaboración con la revista Creepy (1985), para la que también realizará historias cortas, publicando como serial Doctor Mabuse, posteriormente recopilada en álbum (Toutain Editor, 1986). Con esta obra conseguirá en 1987 el premio al Mejor Autor Novel en el Salón del Cómic de Barcelona. Tras éste vendrán 666 / 999 (Toutain Editor, Barcelona 1986), inicialmente publicado en Zona 84, y La enfermedad del sueño (Toutain Editor, Barcelona 1988), también prepublicado en Zona 84 a lo largo de 1987, aunque con nuevas páginas en su edición en tomo. Con la desaparición de Toutain, pasará a trabajar para Norma Editorial, con la que publicará Ajeno (1990), prepublicado en Cairo, Zoo: Las aventuras de Tristán Karma (1991, Premio Especial del Jurado del Festival de la Bande Dessinée de Sierre 1991), publicado previamente en Cimoc (1990), al igual que Versus (1992 / 1994), con guión de Josep María Polls. A éstos seguirá la serie Detectives Audaces en el suplemento infantil del diario El País, para el que realizará en esta misma época 13 portadas. En 2002, tras años de inactividad en el mundo del cómic, Beroy cruza el charco, siguiendo la ruta de Carlos Pacheco, Juanjo Guarnido, Jesús Merino y también Ferry y realiza los primeros números de la serie Deadman (DC Comics), ofreciendo un trabajo algo desfigurado por el entintado de Dan Green (que intentaría corregir entintándose personalmente en algunas páginas), pero interesante pese a todo.

Al margen del cómic, J.M. Beroy ha trabajado activamente para la publicidad, diseñando sets (colabora con Eduard Arruga desde 1994), personajes y backgrounds para animaciones, así como story boards (para Javier Mariscal, entre otros). En el año 1996 participa en la elaboración del video clip para la canción "La autorradio canta" de Miguel Bosé. La película, realizada por Joan Lluís Arruga / Arruga Studio obtuvo el premio ONDAS 1996 al mejor video clip y el LAUS del mismo año en la misma categoría. También ha realizado ilustraciones para la prensa (sección cultural de El Periódico de Catalunya) y ha sido profesor de la escuela JOSO.

2 Al respecto de este grupo de “jóvenes autores catalanes”, Jordi García Sempere y Francisco Pérez Navarro comentan lo siguiente:

«Ferrán Fontich: Hablando de otros autores, ¿os sentís integrados en la generación formada por jóvenes autores catalanes como Beroy, Ferry, Montecarlo, Das Pastoras, Padú, Espinosa, Prado, Garcés...?.

F. Pérez Navarro: No con todos. Yo sólo con jóvenes autores catalanes como Das Pastoras y Prado, que son gallegos, y con Espinosa, que es de Logroño...».

Y es que, el afán por explicar y clasificar, nos lleva a veces a acuñar bobadas.

3 Jordi García Sempere (n.1963), asociado desde 1981 al guionista Francisco Pérez Navarro publicará intermitentemente en las revistas Cul de Sac (1982), Cairo (serie Nostradamus, 1988), Más Madera (serie Nacido para triunfar, 1985), y otras más esporádicas para el Jueves e Historias de la Puta Mili, entre otras. Entre 1988 y 1990 publicará La familia Rovellón en el renovado TBO de Ediciones B, siendo las primeras entregas posteriormente recopiladas en libro. En 1991 publicará para Ikusager el libro Los trotabosques. El sendero de las fuentes mágicas (Colección El Ojo núm. 8), junto con Pedro Espinosa y con guión de Toni Guiral. En 1995 publica la historieta “Angus y el Dr Smoking” para el Especial Saló del Còmic de Forum (Planeta-deAgostini). Con Forum colaboraría asimismo como ilustrador desde finales de los ochenta y, principalmente, a lo largo de los noventa, realizando tiras, chistes gráficos, calendarios, generalmente bajo la firma Sempéreznavarro. Entre 1996 y 1997 publicará la tira cómica “El púlpito” en U: El hijo de Urich (Camaleón Ediciones).

En 2002, Dolmen Editorial recopila en tomo la serie Total Hero, realizada para el suplemento semanal de ABC, con guiones de F. Pérez Navarro y Anna Ruíz. También para Dolmen Editorial ha realizado ilustraciones e historietas cortas, trabajando actualmente como diseñador gráfico. En 2003 dibuja, junto con Albert Xiqués Historia de Piera (Ayuntamiento de Piera), con guión de Josep Busquet.

Como ilustrador, Jordi Sempere ha colaborado en diversos libros infantiles y juveniles, como El regreso de la abuelita (Edebé, 1996. Colección el Periscopio), de Anthony Horowitz, Vols ser el nòvio de la meva germana?, de Maite Carranza (Ganador del Premi Edebé de Literatura Infantil), Julia y gus visitan el Top Manta, de Rodrigo Muñoz Avia o Es dur ser mestre... Les tires de la Montse, de Mc Gregor.

4 La conexión estilística salta a la vista al comparar los trabajos de Sempere para cómics Forum en los 1980–90 con las tiras de Fifí en La Técnica del Cómic, de J.M. Beá (1985) o las historietas cómicas de Ferry para Más Madera o Cairo.

5 A la pasión de Ferry por el cómic de superhéroes, declarada incluso en su época Toutain, se suma el influjo que tuvieron en toda una generación de artistas las primeras obras de Frank Miller, o la renovación de mediados - finales de los ochenta a cargo del propio Miller –Ronin / The Dark Knight Returns-, Alan Moore –y su inevitable Watchmen- o del Arkham Asylum de Dave Mckean. Influencia ésta que ha llegado incluso a autores mayores, como es el caso –reconocido- de Andreas Martens (1951). Al respecto de esto, Beroy comentaba en una entrevista:

«Cuando ves alguien que te gusta mucho, que narra como tiene que narrar, y te atrapa con lo que te cuenta intentas saber en qué te diferencias de él y en qué te puedes parecer. (...) Ves cómo dibuja Mazzuchelli y te das cuenta de que debes dibujar mejor, ves cómo narra Miller o Moore e intentas mejorar tu método narrativo. Me gusta mucho lo americano, pero no soy un fan seguidor de todo.» (Krazy Comics núm. 5, febrero de 1990).

La década de los ochenta fue en España la de la eclosión del cómic norteamericano. La aparición de Cómics Forum y Ediciones Zinco permitió al público acceder al material de una manera ordenada y coherente, superándose así las fatídicas publicaciones de Bruguera y la esforzada –y cañí- pero insuficiente etapa de Vértice. Esta nueva situación, marcada por una política editorial decididamente profesional, contribuye a crear una sólido estamento de lectores habituales que hará posible editar, junto con material algo más antiguo, las obras que estaban revolucionando el género de los superhéroes en aquel momento, y que nacerían al amparo de dos títulos y dos nombres: Dark Knight Returns, de Frank Miller (DC Comics, 1986, con Klaus Janson y Lynn Varley) y Watchmen, de Alan Moore (DC Comics, 1985, con Dave Gibbons).

6 Al respecto de la particularidad del trazo y la línea de la escuela catalana, y de su conexión con otras disciplinas, como la propia del dibujo arquitectónico, nos referimos en el artículo dedicado a Tha a raíz de la publicación del Absurdus Delirium [leer >], y tal vez merezca un análisis exclusivo en profundidad.

7 «Había dibujado muchos superhéroes, mucha anatomía, pero con Rué dibujé volumétricamente. Estaba aprendiendo (...). Definirse implicaba encontrar un estilo que abarcara los conceptos de humor y realista. Pero lo que yo creía que era un problema, resultó ser una ventaja, ya que esa dualidad me ha permitido trabajar en los dos ámbitos.» Entrevista con Toni Guiral, 1994.

8 Reflejados a la perfección en el cómic por el Mister X de los Hermanos Hernández, antecedente estilístico de la obra de Ferry y Beroy, aunque difícilmente puede considerarse una influencia, ya es francamente improbable que cualquiera de ellos lo hubiera leído en aquella época. El propio Beroy comenta este punto en el ya mencionado Krazy Comics núm. 5 de febrero de 1990

9 La idea sobre la ciudad de Octubre proviene de “El País de Octubre”, de Ray Bradbury. Sobre ella, el propio Ferry dice: «(...) Octubre es una amalgama de un Gotham City, Londres, Venecia y, en definitiva, de todas las ciudades que siempre me han gustado».

10 Ferry se encuadra, en este sentido, dentro del grupo de los perspectivos: autores de cómic que gustan de la representación tridimensional del espacio, y del espacio urbano en particular, y entre los que podríamos incluir, además, a otros como John Byrne o Andreas.

11 Para un análisis más extenso sobre la arquitectura y el paisaje propios de la página de cómic, dirigirse al interesante ensayo virtual Ephemeral Landscapes (http://chass.utoronto.ca/~mfram/).

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 [ © 2005 Koldo Lus, para Tebeosfera 051230 - Todas las imágenes son © 2005 P. Ferry / sus autores y editores ] [Luis Miguel Lus Arana (Santurce, 1976) es arquitecto urbanista por la E.T.S.A.U.N. Doctorando en Arquitectura por la Universidad de Navarra, ha desarrollado numerosos proyectos y diseños urbanísticos. Actualmente compagina su actividad profesional con la elaboración de la tesis doctoral La arquitectura y las artes visuales(III): Arquitectura y Cómic - del séptimo arte al noveno, a la par que dirige la sección "Desde el Noveno" en la revista de arquitectura Aequus. Su alter ego Klaus dibuja la tira de "El Corbu" en la misma revista ]