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Xenozoic Tales y Mark Schultz. Rastreando a los clásicos (parte 3)

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Modo de trabajar de Mark Schultz. Clic para ampliar.

[ Metodología de trabajo de Schultz: que pasa por la construcción del guión, el abocetado, el encaje, el dibujo a lápiz y el entintado. Se ejemplifica con esta tira de cuatro viñetas, de la cual se muestran cuatro fases de profucción. Solamente se recogen en la ilustración adjunta dos viñetas; haga clic para contemplar el proceso entero. © 2000 Mark Schultz ]


Artículo por Eduardo Martínez-Pinna


El estilo de Mark Schultz. Guiones.

Si las aptitudes de Schultz como dibujante están más allá de cualquier consideración crítica, también es por encima de todo un narrador, un contador de historias, tan entretenidas como cautivadoras, y tan esquemáticas e impactantes como dadas al serial y al gran relato que exhibe en las últimas entregas de su obra. Sus guiones para Xenozoic Tales esgrimen una serie de características que les dotan de grandeza.

Hay una gran definición de personajes, tanto de los principales, como de los complementarios. Jack Cadillac Tenrec es una suerte de chamán con una forma de ver la vida basada en argumentos metafísicos y oscurantistas, que contradictoriamente se acompañan con la pragmática propia de ingenieros y mecánicos (lo opuesto a la metafísica es el saber físico de los ingenieros). Esgrime una tendencia hacia el fanatismo en lo referido a la ecología, al verla desde un punto de vista ideológico, místico y en definitiva político, opuesto por completo al científico. Su concepto de la humanidad es el de una especie integrada en un ecosistema pero con su destino marcado, o al menos controlado por entidades divinas. Ese ecosistema a su vez está sujeto por pilares débiles que lo conducen hacia la entropía, y al caos. Para él es menester favorecer el oscurantismo y la ignorancia, tanto en la masa de la población como en su casta dominante, en la que por otra parte se encuadra. El ideal es un equilibrio armónico entre una naturaleza mística, eónica, y una humanidad ignorante y cumplidora de sus leyes. Sus creencias están tan fuertemente arraigadas, que es capaz de matar por ellas.

Por el contrario Hannah Dundee representa el espíritu científico, la necesidad de saber y el desprecio a los prejuicios y creencias prefijadas, por místicas que sean. Es una mente racional, humanista y analítica, atraída como un imán por el conocimiento científico, representado a modo de tótem en un gigantesco archivo bibliográfico oculto en los búnkeres de la antigua Nueva York. Esa gigantesca y casi metafórica biblioteca, o museo, o templo del saber, esconde buena parte de la sabiduría humana anterior al cataclismo que destruyó al mundo en el siglo XXI. Mientras que para Hannah sólo esconde saber (y el saber no es objeto de juicio, tan solo de uso), para el espíritu más dogmático de Jack contiene las causas de una destrucción, y por lo tanto son conocimientos prohibidos que deben ser censurados. Pero Schultz avanza un poco más en la definición de sus dos personajes centrales. Sus temperamentos no son cerrados, pues les dota de la suficiente permeabilidad para que interaccionen, ataviándoles con un irresistible magnetismo que genera una llamativa atracción entre ambos, atracción que se hace casi física en el episodio “Excursión”, probablemente el mejor, en una obra pródiga en historietas memorables. El talento narrativo de Schultz estalla en una historia de corte intimista y poco argumento, que se acompaña de un paraje lacustre y cenagoso donde se esconden ominosas amenazas en forma de un temible ostracodermo (rarísima forma de vertebrado del Devónico).

Como gran maestro de ceremonias, no olvida a los personajes secundarios, creando una dilatada nómina, tan concisos como definitorios, y sobre todo alejados de los arquetipos. En ellos pondrá palabras y espléndidos retratos, matizándolos hasta el detalle, tanto por su aspecto como por lo que dicen, e incluso por lo que callan. Sirva a modo de ejemplo, la fabulosa creación de Remfro Rynchus, pequeño y entrañable hombrecito, de enormes gafas, y observador y estudioso del mundo xenozoico. Es lo suficientemente inteligente como para ver en HannahHanna. Clic para ampliar. una sabiduría superior a la suya, y lo suficientemente romántico para confiar en sí mismo y probar un prototipo de ultraligero sin motor. Su presencia se adueña en dos episodios, “The Oportunists”, y sobre todo el magistral “Green Air”, breve, delicado y cargado de unos ágiles diálogos, tan sintéticos como el episodio en el que se encuadran. Conocedor del mecanismo íntimo del relato, Schultz define personajes magistrales como los gobernantes, Mustapha Cairo, o la enorme fisicidad e imponencia de Lord Balclutha, una de sus grandes creaciones.

La presencia de textos de apoyo, breves (y en general mal vistos) ponen una nota de clasicismo en sus guiones, a la vez que pueden ser necesarios para la comprensión de una historia que exige información complementaria. Los diálogos destellantes, de frases cortas y dobles sentidos, con tendencia a los aforismos y extremadamente ajustados, le dan a la obra componentes literarios, que compensan con creces algunos largos parlamentos que se ve obligado a colocar con una doble intencionalidad. Un ánimo netamente informativo (esencial cuando la obra gira de argumentos sencillos al serial de aventuras fantásticas) y unas repescas temáticas en sus lectores debido a la prolongación exagerada de sus plazos de entrega. La estructura narrativa sufre pues una evolución en su estilo que se orienta desde los guiones esquemáticos de los primeros números, con fuerte tributo a EC / Warren, hasta hacerlos plácidos, descriptivos, casi fosterianos, para finalizar en el relato de aventuras y el melodrama que caracterizan los tres últimos episodios. Pese a todo, el autor no olvida “colgar” algunas subtramas con la idea de configurar una historia de mayor contenido argumental conforme progresa la historia.

Si la narrativa de Schultz es tendente a la descripción de caracteres y personalidades complejas, también recrea el paisaje como un escenario en donde ocurren sus imaginativas tramas. Desde los primeros episodios, el componente terrenal se hace constante en la obra, aproximándola a las grandes sagas. El mundo xenozoico es una amalgama de ciudades derruidas, paisajes extensos, animales de todas las épocas, incluidas las imaginarias y, enmarcándolo todo, una vegetación sobredimensionada, mórbida y casi enfermiza. Ese enorme culto al escenario es la coartada que justifica el ardor ecológico de Jack, el que le proporciona su libertad y su amor a los espacios abiertos. Y es además el instrumento de manipulación que la racional Hannah utilizará para atraer a un apasionado Jack a su forma de ver la vida, pues pisa el terreno con su misma efectividad, en labores de exploradora, pescadora o tiradora. Esa atmósfera lujuriante es prácticamente responsable del acercamiento de posturas entre los protagonistas, y constituye el detonante de la conversión entre una primera atracción de sus caracteres opuestos, hasta la seducción y el enamoramiento, según los patrones argumentales de los relatos de aventuras más clásicos. Si el paisaje cobra protagonismo en un episodio, ése es “Last Link in Chain”, un absoluto prodigio narrativo en el que se describe a un apurado Jack objeto de rececho de un viejo y herido alosaurio, que finalmente resulta devorado por un descomunal gigantosaurio ante los atónitos ojos de la que iba a ser su presunta víctima. En este episodio la capacidad de relato de Schultz se desborda, pues además nos informa de la suerte del protagonista, del intento de asesinarlo por parte de un poder ejecutivo muy corrompido, y de la observación por parte de una Hannah distante, que alterna una fría capacidad analítica con una preocupación por la integridad física de su compañero (y futuro amante).

Queda patente que el hálito que Williamson y Stout atribuyen a Mark Schultz, es una afirmación con un enorme sentido de realidad, puesto que es un prodigioso ilustrador, pero sobre todo y también un gran narrador.

El estilo de Mark Schultz. Dibujos.

Cadillacs and Dinosaurs, 3, de Epic Comics. Clic para ampliar.Los dibujos de Schultz representan el señuelo de su obra. Su concepción original es en blanco y negro, con el consiguiente menoscabo que supone eso a la comercialidad de un comic book, donde el color significa una de sus bazas fundamentales. Pero la técnica del autor compensa la ausencia cromática con el detallismo propio de un grabador, el dinamismo de sus formas animales, con su extraordinario poder de reclamo y fascinación propios de una época de “dinomanía”, y otros evidentes y significativos alardes de técnica, consistentes en la representación de los vistosos Cadillacs. Y por supuesto el good-girl art, presente en la figura de Hannah Dundee, con semejanzas de Dale Arden, Bettie Page y toda la esencia evocadora que han manifestado las chicas morenas desde que el cómic hizo su aparición. Otro de los grandes ganchos consiste en la diferenciación de las extraordinarias cubiertas que distinguen las diferentes y abundantes reediciones de la obra. Su personalísimo dibujo (de tan perfecto que resulta se hace personal) no necesita de ayudantes que realicen los fondos, ni siquiera de entintadores (a excepción de algunos de los primeros episodios) siendo cada página y cada viñeta un prodigio de composición y un alarde de perfeccionismo. A este respecto se recomienda la lectura del artículo “El método Schultz: Pasión por el detalle”, publicado en el núm. 14 de la colección de Planeta, en el que se analiza detalladamente el ceremonioso y casi litúrgico entintado y acabado de la obra.

En líneas generales, el estilo gráfico presente en Xenozoic Tales se asienta sobre una escuela realista, que evoluciona marcada y fehacientemente en este sentido. En las mismas líneas generales, su estética se identifica con dos características tan simples como contundentes: La asunción, conversión y adaptación de influencias, que van desde el estilo EC / Warren, hasta los grandes maestros clásicos como Foster, Eisner y Raymond, y una segunda basada en un documentalismo extremadamente manifiesto en las imágenes de armas, vestuario, automóviles y animales extintos que pueblan el complejo y ecléctico escenario xenozoico.

La mirada atenta a la parte ilustrada del cómic revela la presencia más o menos definida de cuatro fases, cuyas fronteras son más virtuales que reales. Las primeras historias, entintadas por Stiles, pese a que presentan un trazo elegante y suelto, también revelan una tendencia a la caricatura y al trazo distorsionado, con rostros de tipo más expresionista y figuras de cabezas grandes. En estos primeros números se va cumpliendo con los plazos de entrega y la publicación adopta una cadencia bimestral. Los episodios centrales se inscriben en una segunda fase y probablemente representan la cota estética de la obra. El entintado es ya del propio Schultz, y pese a que los rostros están todavía alejados de la línea realista más ortodoxa, el dibujo manifiesta una compacidad estética envidiable, amparado de un guión que luce sus mejores momentos. El acabado detallado y los consiguientes retrasos de las entregas van haciéndose norma. Una tercera fase de transición en donde el dibujo adopta ya una madurez casi definitiva, que se acompaña de guiones más informativos, prologa la cuarta y definitiva fase, con los tres últimos episodios, y en donde el dibujo alcanza su estilo más definitorio, la composición se hace primorosa, e ilustra guiones más complejos. Los retrasos se prolongan por años y se produce inevitablemente el final de la obra, en un momento en que la trama y el dibujo aconsejan exactamente lo contrario. Schultz ha caído prisionero, parece ser que de manera irreversible, en su meticulosidad, detallismo obsesivo, y poca prolificidad.

Factor de reconocida importancia en su dibujo, es el documentalismo. Los cadillacs (concretamente el Coupe de Ville de 1950, el emblema de la casa) son reales, con las adaptaciones mecánicas propias, pues su motor carbura con los excrementos nitrogenados de los dinosaurios y no con los aceites resultantes de su conversión en materia inorgánica. Los variados tipos de dinosaurios tienen la morfología y aspecto que proponen los paleontólogos actuales, expuesta en multitud de libros y estudios divulgativos sobre el tema. La demás fauna extinta también exhibe esa cuidada documentación, que alcanza el diseño de dos importantes quimeras de marcada fuerza argumental. Harvestman (cosechador) es una mezcla razonable entre caracteres crustáceos y arácnidos, y su movimiento es el propio de un artrópodo. Para el diseño de los grith, homínidos resultantes de una evolución alternativa y apócrifa a partir de dinosaurios en vez de mamíferos, Schultz se basa probablemente en las investigaciones propuestas por el paleontólogo Dale Russell, que crea al supuesto dinosaurioide homínido a partir de terópodos troodóntidos en los años ochenta. La diferencia entre ambos es la presencia de escamas en los grith, ausentes en el modelo de Russell.Cadillacs and Dinosaurs, 4, de Epic Comics. Clic para ampliar.

El autor domina la composición en todo tipo de planos. Primeros, medios, generales y panorámicas, tanto en visiones en picado, como en contrapicado, alternándolos con la precisión de los buenos narradores. Panorámicas picadas para la presentación y descripción inicial de un episodio, en forma de splash page, contrapicados para preludiar grandes dramas o acontecimientos pasionales, primeros planos que expresan sentimientos, y planos medios que sujetan los diálogos más trascendentes, se suceden con cadencia milimétrica, dotando al relato de agilidad, y sobre todo dándole la forma adecuada, que definitivamente lo aleja del estatismo y la ilustración, por cargados y detallados que sean los fondos. Esa complejidad barroca del escenario se hace necesaria, pues como ya se ha indicado, el mundo xenozoico, es uno de los grandes protagonistas, por lo que su caracterización física debe ser tan evidente como la de sus protagonistas animados.

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[ © 2003 Eduardo Martínez-Pinna, para Tebeosfera 030430 ]