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CARLOS TRILLO. SINÓNIMO DE ÉXITO, PERMANENCIA Y PERSISTENCIA ( parte 3 )

Texto de Alberto D. Kloster.

[ es parte tercera, leer parte anterior ]

 

[ Viñeta de El "loco" Chávez, típica por cuanto muestra el ambiente que prima en la tira (el cotidiano argentino, con sus modismos y preocupaciones tópicas) y también su importancia (el anuncio de la boda del "loco" conmocionó a sus conocidos de ficción y también a la Argentina toda). Obra de Trillo y Altuna. Haga clic sobre el resto de imágenes del texto para ampliarlas. ]


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5. Historieta social.

Horacio Altuna dibujó para Carlos Trillo historietas notables que alcanzaron gran popularidad. Trabajaron desde 1973 para revista Satiricón y luego lo hicieron esporádicamente hasta que finalmente se unieron para crear personajes inolvidables, como El loco Chávez, personaje que identificará por siempre a Trillo en la República Argentina y que nació en la contratapa del diario Clarín el 26-VII-75.

Dibujada por el virtuoso Horacio Altuna, El loco Chávez fue la primera historieta argentina contemporánea, no solo por su trama sino también por su dibujo y ambiente. En la contratapa del diario se situó en el espacio dedicado a la historieta de factura seria (el primer lugar), ocupado habitualmente por relatos gauchescos, mientras el resto de las historietas de la página seguían siendo usualmente tiras humorísticas o chistes.

El loco se presentó como un tipo piola y simpático, hincha de Racing Club y periodista, pero periodista era chanta y mediocre, perfecto representante del hombre común de clase media. Como buen chanta era rápido para zafar de los acontecimientos, los cuales acaecían alrededor de él transformándolo en testigo y observador de la realidad circundante. No obstante su decisión personal de eludir todo protagonismo, terminaba involucrado en el discurrir mismo de la existencia humana constantemente y por imperio de las circunstancias, protagonizando así historias urbanas de índole costumbrista.  En general, el tono de la tira fue melancólico, de contenido humanista y social; es más, los permanentes romances que se iban mostrando no impedían la aparición habitual de la reflexión. Y El loco Chávez como historieta reflexionaba sobre la realidad argentina: Las charlas de los muchachos en el café son las típicas charlas argentinas, ligeramente filosóficas y metafísicas, pero, por supuesto, fundamentalmente se habla de minas y de fútbol.

Rep, en su historieta “El recepcionista de arriba”, le hacía decir a Isidoro Cañones en las puertas del paraíso tras haberlo “matado”: «– En fin, yo fuí el porteño tipo, el ideal del porteño, hasta que me tapó El loco Chavez, Así le va a ir a ese...» Rep concluía la historieta con esta reflexión: «Isidoro Cañones fue un personaje que alimentó la fantasía de play boy de muchos argentinos, ahora hay otros personajes que lo han suplantado, pero para alimentar la fantasía de clase media de muchos argentinos.» Esto sucedía en diciembre de 1980 y en la revista Hum®. Hoy, un cuarto de siglo después, Isidoro sigue vivito y coleando haciendo de las suyas y El loco ya es un recuerdo como lo es como la antigua clase media argentina.

El loco fue desplazado y reemplazado hasta por su mismo autor quien dijo: «El negro es más moderno que El loco , tiene que ver con el período posterior al 60, sus tristezas, sus frustraciones. Cambió el lenguaje. En las dictaduras se usaban frases que sutilmente querían decir algo; ahora se llama las cosas por su nombre».

La “profecía” y la “muerte” proclamadas por Rep no se cumplieron en la realidad, mientras que el “reemplazo” sí murió joven. «- Así le fue a ese» diría hoy el Isidoro Repiano. 

El loco Chávez fue llevado a la tele en formato de telecomedia pero fue inmediatamente censurada. Carlos Rotundo personificaba al periodista chanta y como Pampita (la espectacular fotógrafa, novia dEl loco ) actuaba la hermosa Adriana Salgueiro, una Pampita real y de carne y hueso. Rotundo, censurado por injustas causas ajenas a su labor, habiendo llegado a la cima personificando a El loco , jamás se recuperó de ese traspié y cayó en el ostracismo.

En la tira publicada en Clarín, la barra de amigos de café de El loco Chávez, quienes se reunían en el “Bar El buen trato”, estaba integrada por el atribulado y psicoanalizado Malone, el mejor amigo de El loco (retratado con la cara de Guillermo Saccomano), Balderi, el jefe de la redacción, el gordo Juan, compañero de trabajo de El loco y Homero, el viejo sabio, reflejo de los antiguos poetas y filósofos de café de la ya pasada época tanguera.

Ellos charlando entre sí y con El loco ya ausentado, despidieron la tira el 11 de noviembre de 1987 y le cupo a Homero interpretar la reflexión postrera diciendo: « El loco no se va a terminar de ir nunca» apareciendo luego la palabra Fin.. Sin embargo esa no fue la última tira de la historieta, pues siguió apareciendo por tres días más: El día 12 la tira en blanco mostraba solo esta leyenda «Sí leyeron bien: Fin»; el 13 un operario dibujado retira los carteles identificadores de título y autores; hasta que finalmente el 14 de noviembre, dentro de una tira absolutamente despojada de texto e imágenes, se asoma Balderi diciendo:«Y se fue nomás», dando así la puntada final.

Esta larga despedida se fue realizando durante más de una semana, dándole a la tira el aire melancólico y nostálgico de un tango. Así, vimos al protagonista despidiéndose de sus compañeros de redacción y su fuerte abrazo con Balderi, luego Pampita y El loco se despidieron de Malone, el mejor amigo de la pareja, simplemente con un chaucito a pedido de éste, como si mañana nomás se volvieran a ver. Hasta que el 10 de noviembre, tanto Pampita como El loco dejan el departamento y antes de cerrar la puerta se despiden del público con un beso. Éste es el verdadero final, como el de las viejas y queridas películas argentinas que finalizaban con el beso final de sus protagonistas. Así terminó la historieta El loco Chávez, con el protagonista y su mujer más querida, Pampita, yéndose juntos a emprender una nueva vida lejos de su Patria pues ambos partían para radicarse y trabajar en España, aquella vieja Madre Patria.

Esta situación fue reflejada con tanto sentimiento en los dibujos que llegaban al corazón, porque reflejaban la propia historia de Altuna, quien viajó desde la Argentina hasta España para reemprender una nueva historia. Curiosamente lo que antes eran casos muy precisos y especiales, luego se convirtió una constante en estas tierras, comenzaron a emigrar miles de argentinos repitiendo el destino nómada de sus antepasados que habían llegado desde lejos a este suelo.

Surgido en una época donde se manejaba un estricto código de publicación, en donde las curvas femeninas no se podían mostrar, la exhibición de mujeres en la tira El loco Chávez era un tema obligado de conversación, pues no sólo era una osadía artística donde se admiraba la gran aptitud del dibujante, sino que esas imágenes representaban de por sí una apertura, una renovación de la sociedad. Esas mujeres dibujadas eran primordialmente la bella Pampita y otras ocasionales protagonistas como Gato u Olvido. A pesar de las anteriores afirmaciones, jamás en los cientos de tiras que se publicaron de El loco ni en las miles de viñetas que compusieron su historia completa hubo un desnudo. Por ende, las historias “destapadas” que se publicaron sobre El loco Chávez en Europa deben considerarse otra historieta; esas publicaciones en las ediciones europeas invalidan muchas de las afirmaciones que he realizado líneas arriba, por ello ese Chávez europeo me resulta ajeno, como en general toda la producción argentina “reelaborada” o lisa y llanamente realizada exclusivamente para Europa. Le compete exclusivamente a este público del Viejo Continente. reflexionar sobre esas historietas, aunque sin olvidar el origen y desenvolvimiento argentino de las mismas.

El negro Blanco es quien a continuación apareció ocupando el espacio dejado por el famoso Chávez. La trama se aligeraba y se modernizaron los conceptos, adaptados a los tiempos que corrían. Ya no se reúnen los amigos con un cafecito a reflexionar sobre las cuestiones de la vida y la sociedad; el grupo del Negro es más liviano y se reúnen para comer, mientras sus intereses tienen que ver con distracciones, mujeres y negocios. Sobre esa nueva sociedad que deja de lado las inquietudes sociales para aferrarse a lo netamente individual; esa sociedad que deja de apreciar la cultura para interesarse por la farándula de ricos y famosos y el afán por figurar. Esa nueva sociedad que, como aspecto positivo, deja de lado las pesadas cargas de la censura y la política autoritaria que antes debió sufrir y soportar. Ahora la cosa es más abierta, directa, no hacen falta expresarse con subterfugios ni alegorías, se respira un aire de más libertad. El negro Blanco se instala pues como una historieta que cuenta las peripecias de un periodista alegre y mujeriego, sin más pretensiones que mostrar el costado sentimental de todos sus protagonistas y utilizar el buen humor permanentemente. Es el nuevo porteño joven de clase media quien, por supuesto, es un chanta simpático y piola, como corresponde.

Las mujeres tienen ahora mucho más protagonismo que en las historias precedentes. Ellas ya son más libres e independientes, todas con actividades profesionales u otras diversas, a la par compitiendo y superando a los hombres. Este despegue e incorporación masiva de la mujer a la fuerza de trabajo y su inserción en las tareas de la sociedad externa, fue un fenómeno que acaeció en dicho momento y la tira así lo reflejaba. Ellas son Flopi (inspirada en la modelo Araceli González), Chispa, Agatha, la doctora Caramelo, etc. Todas conformando el arquetipo de la mina argentina y universal, dibujadas con la excelencia del arte de Ernesto García Seijas, el mejor dibujante realista argentino, quien luce su gran calidad a lo largo de todo el tiempo que se publica la tira.

Como Trillo siempre había recurrido a personajes secundarios importantes, para El negro Blanco eligió al periodista Marcucci, existente en la vida real, llevando a la historieta los pintorescos enredos que protagoniza en su devenir cotidiano, fundamentalmente con mujeres, por ser un conquistador nato aunque su imagen difiera con los parámetros requeridos para éstos. 

En suma, El negro Blanco es más superficial, ya no toca temas comprometidos, de índole política, porque la sociedad ya estaba agotada de ello. La tira El negro Blanco fue un paso de comedia y resulta de la suma de los romances, enredos y andanzas del negro, más las peripecias de Marcucci y la incorporación de hermosas mujeres de vida independiente, sumándole a ellos unos ridículos villanos de pacotilla (aunque uno de ellos acaba de reconstruir un teatro en una gran capital ibérica).

Las andanzas de El negro Blanco aparecieron desde noviembre de 1987 y llegaron hasta septiembre de 1993. Aunque el lenguaje y el tratamiento de los temas relativos al sexo son más directos que en otros tiempos, en la tira de El negro Blanco no aparecieron desnudos. Por ello el párrafo aplicado a El loco Chávez lo reitero con respecto a El negro Blanco: sus historias europeas al ser “destapadas” difieren sustancialmente de las argentinas, por lo tanto me resultan ajenas, por ende dejo su crítica en manos europeas más competentes que las mías.

6. Metáforas.

Las puertitas del señor López fue una obra de Trillo / Altuna que alcanzó gran repercusión desde que apareció en la revista El Péndulo en octubre de 1979.

El señor López es un empleado, un oficinista tímido, gordito, petiso y algo pelado; siendo chicato, usa anteojos y, dominando por su mujer, había encontrado la manera de ser otro. En determinado momento, en su trabajo, en el café, en su propia casa, etc., López entra al baño y abre así el universo fantasioso de sus mágicas puertitas. Como una Alicia masculina y adulta, López entra a su mundo idealizado donde hermosas mujeres lo halagan y a las cuales él puede abandonar sin remordimiento para retornar a su opresiva realidad. Para su propio deleite espiritual, López puede entrar al universo mítico del pasado en donde puede ver cantar al mismísimo Carlitos Gardel, el zorzal criollo, y tantas otras maravillas más; aunque detrás de esas puertitas también lo juzgan, recriminan y reprenden, obligándolo raudamente a volver a su rutinaria pero tranquila cotidianidad.

Esta maravilla de la fantasía y el humor argentinos se expandió hacia todo el orbe y hasta llegó a ser realizada en cine con gran éxito de público y crítica, recibiendo honores y premios. Dirigió la película el cineasta Alberto Fischerman y fue protagonizada por Lorenzo Quinteros, Katja Aleman y Mirta Busnelli.

En El último recreo de Trillo / Altuna, que apareció desde el número 18 de revista SuperHum® del mes de junio del año 1982, abunda la ternura y la esperanza dentro del dolor y la tragedia pues es una historia protagonizada por chicos sobrevivientes de una hecatombe universal, ya que ha sido arrojada la sex-bomb que mata a las personas desarrolladas sexualmente, tanto adultas como jóvenes; y sobreviven solamente los niños.

En ese mundo de la post bomba, del post resplandor, se narran distintos episodios, unitarios pero coherentes con el desarrollo de la temática madre. En esa “república de los de niños” de El último recreo hay conductas que repiten el comportamiento adulto en situaciones extremas, violencia, individualismo, mezquindad; pero el dolor, la tragedia que ensombrece para siempre la existencia de esos nenes no impide la afluencia del humorismo, la parodia y la picardía inocente. El capítulo con Andrea del Cuore es demostrativo de esa afirmación, pues allí una niña ex actriz muestra un comportamiento lleno de oportunismo y picardía, aunque su cabecita tan imaginativa se haya quedado volando, suspendida en el mundo de la ficción y fantasía. Mientras, resulta conmovedor el capítulo “Cosas que quedan en el camino”, donde la frase «crecer de golpe» queda gráficamente expuesta en el abandono obligado y conmovedor de las cosas materiales más queridas por los niños (sus chiches, muñecas y juguetes) en su camino, ligeros de equipaje, hacia el mundo del mañana: el de la esperanza.  

Trillo y Altuna realizaron otras historietas en conjunto como Merdichesky, un policial negro en clave de humor; Charlie Moon, un adolescente que vive en los Estados Unidos en la década de 1930, la del crack y los gángsteres. Altuna en solitario endureció su temática e imágenes en Ficcionario en una ambientación de ciencia ficción apocalíptico / erótica; luego con Trillo mantendría la tónica en Circuito cerrado.

Custer es la historia (de Trillo y Bernet) de la vida real de una mujer seguida paso a paso por la televisión; es la historieta que nos muestra la filmación de una mujer que a su vez está siendo filmada. Esta joven Custer en realidad está actuando, no está aconteciendo la auténtica vida real de una persona, aunque lo parezca; como tampoco la muestran los actuales programas que filman la vida de la gente para que se entretenga el público. Debemos aquí rescatar como un gran mérito anticipatorio los planteamientos de Carlos Trillo pues Custer es un clarísimo antecedente de películas como The Truman show y de los reality shows al estilo “Model flat”, por citar alguno. A las aventuras, dramas y peripecias de Custer la observaban los habitantes de la ciudad de Alphaville, a “Model flat” lo observan los espectadores de Fashion TV de todo el planeta. Es un entretenimiento más, como espiar a los vecinos desde la ventana o el balcón, o mirar por el ojo de la cerradura como hacen los niños. Si debemos ubicar algún antecedente literario sobre esta temática debemos recurrir a los inefables e infaltables Borges y Cortázar quienes en “Tema del traidor y del héroe” (Borges) e “Instrucciones para John Howell” (Cortázar) desarrollan contenidos semejantes.

Y la Argentina aún no tiene el Nobel en Literatura, ¿Proponemos a Trillo?, pues hombre, con todo lo que escribió....

Cito a Trillo / Saccomano: «La dependencia y la impostación congénita de nuestras artes, pueden extenderse a la crítica»... ¡Y Olé!

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[ © 2003 Alberto D. Kloster, para Tebeosfera, 031019. Las imágenes proceden de la colección de A.D. Kloster ]