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EL COCHINILLO FEROZ

El Cochinillo Feroz. La revista de los segovianos intrépidos

Revista mensual de humor
Dirección: Apartado de Correos 397 - 40080, Segovia
Editor : El Cochinillo Feroz, S.L
Director : José Orcajo, Moncho Alpuente, Antonio Madrigal, Quico Serrano
 

Correo electrónico: elcochinilloferoz@jet.es 

 

[ A la derecha, logotipo de la publicación. Abajo, inmersa en el texto, cubierta del número 1 de la revista, obra de Madrigal ]


"EL COCHINILLO DEL DIABLO" (UN LUSTRO DE SÁTIRA PORCINA EN SEGOVIA), por José Luis Castro Lombilla

Cuenta una leyenda que el Acueducto de Segovia fue obra del demonio. Por esta razón se le llama “El puente del diablo”.

Tal vez Belcebú volviera con el paso de los años para ver el éxito de su obra; quizás, simplemente se enamoró de la ciudad y la visita con alguna asiduidad. El caso es que hay ciertos indicios, algunos fenómenos, cuya única explicación ha de ser, sin duda, la intervención demoníaca. Cómo si no se puede entender que uno de los animales más dóciles y tiernos del reino animal, como es el cochinillo segoviano, se convierta, de la noche a la mañana, en un cerdo despiadado; en un cochino cruel e implacable: en un “cochinillo feroz”.

Aún se desconoce la razón que le llevó a ello, pero es un hecho irrefutable que el día dos de enero de 1999, en la hermosa ciudad de Segovia, el diablo poseyó a un cochinillo. Hoy, cinco años después, este cochinillo poseído, este “cochinillo feroz”, continúa viviendo libre sin que ningún exorcista se haya atrevido a volverlo a su natural condición de animal doméstico. Hoy, este endemoniado ser, celebra su primer lustro con el descaro y la impertinencia propia de los descreídos; de los seres libres que han roto las rejas de la granja para hocicar por donde les da la gana; de los iconoclastas desmitificadores de falsos ídolos; de los lúcidos críticos con el poder establecido que no aceptan límites a la libertad; hoy, este lechón en jarras, con gafas de sol, hocico desproporcionado y risa gamberra, celebra que hace cinco años dejó de ser un animal manso y sometido para hacer su particular “Rebelión en la granja”. (Algunas veces al demonio habría que condecorarlo).

Esta es su historia (la de la revista, no la del demonio):

En 1997, más de dos años después de dejar la revista de Barcelona con tirada nacional El Jueves, el magnífico dibujante José Orcajo se planteó editar «una revista nacional de humor satírico de actualidad destinada a ese tipo de lector que se interesa por las cuestiones políticas y sociales y que, precisamente, El Jueves parecía haber descartado en busca de un público más joven e intrascendente». Junto a otros históricos de la revista catalana, Trallero y Oli, y uno de los tipos más inteligentes de este país, Moncho Alpuente, hizo un primer boceto  de la revista que, por falta de financiación, se quedó sólo en proyecto. Un año más tarde retoman la idea entre Orcajo, Quico Serrano (humorista de El Adelantado de Segovia) y Moncho y deciden ceñir la revista sólo a Segovia, lugar en el que ambos viven.  En diciembre de 1998 forman sociedad junto al delirante Madrigal, también humorista de El Adelantado de Segovia, más el publicista César Pérez. Al mes siguiente, este feliz ayuntamiento dará como fruto el primer número de la revista mensual.

El bautizo corrió a cargo de Quico Serrano quien, como un experimentado alquimista del humor, mezcló el plato típico de Segovia con el enemigo de Caperucita y eterno malo de los cuentos infantiles, dando lugar así a El Cochinillo Feroz (presentada en sus comienzos como el “Organismo de expresión del FLIPE” –Frente de Liberación del Porcino Español–, para pasar después a ser “LA REVISTA DE LOS SEGOVIANOS INTRÉPIDOS”). La característica mascota de la revista es obra de Franz, ganador del concurso que se hizo entre todos los dibujantes.

Para Orcajo, la motivación de El Cochinillo Feroz está muy clara:

«Quisimos que la revista fuera un revulsivo para la conservadora Segovia de poco más de 50.000 habitantes, en donde la única crítica que se hacía en la ciudad se limitaba a nuestras propias colaboraciones en prensa (Madrigal y Quico en El Adelantado de Segovia, y yo en El Norte de Castilla) (...) nuestros fines son, hoy por hoy, hacer crítica en Segovia, principal lugar de difusión y a la que nos debemos en función de nuestros anunciantes, aunque no rehuimos tocar otros grandes temas de trascendencia mundial o nacional, que incluso convertimos en portada cuando consideramos preciso (guerra de Irak, las elecciones, la boda del príncipe y Letizia)» [entrevista practicada por M. Barrero a J. Orcajo, respondida por carta, entre mayo y junio de 2004]

La revista, desde luego, no ha pasado desapercibida. Ya en su primer número, se toparon con la reacción cobarde de la imprenta (El Adelantado), que les conminó a pegar en la portada de cada uno de los dos mil ejemplares de tirada una pegatina que, textualmente, decía así: «Los impresores de esta publicación no se responsabilizan con el contenido de la misma». Y es que, desde el primer día, esta irreverente y procaz publicación quiso dejar claras las cosas: mientras el dibujo de Madrigal reflejaba al alcalde y a todo su séquito bajando  las escaleras del Ayuntamiento, el titular decía: «¡BAJÓ EL PORCINO!». Debajo de tan contundente titular, en letras pequeñas, se explicaba convenientemente la portada diciendo que el Ayuntamiento inauguraba un nuevo parking subterráneo. Aún no sabemos si los de la imprenta temían que se ofendiera el alcalde o, tal vez, que los injuriados con esta ingeniosa portada de equívocos fueran los nobles animales que representan al sector ganadero más importante de Segovia. Los valientes padres de El Cochinillo Feroz se negaron a poner la pegatina, con lo que quedó a salvo su integridad de tontos recelos propios de otros tiempos y, la divertida portada, a salvo de feísimos aditamentos.

En otra ocasión, demostraron empíricamente la famosa frase de Don Quijote «Ladran, luego cabalgamos». Los “ladridos” esta vez vinieron de los quiosqueros, esos omnipotentes repartidores de beneficios y prebendas expositoras dentro de su pequeño reino de chapa y cristal: algunos se negaron a exhibir la revista a causa de una portada y un póster sobre la Semana Santa que, transmutados en adalides de la fe, consideraron injuriosos contra la religión católica (también demostraron otra quijotesca frase que, por obvia, mejor eludirla).

Hubo asimismo una imprenta que se negó a entregar unos carteles con la leyenda «CAMBIE DE CERDO, VOTE A PACO CHINILLO», que era el candidato de la revista (un enchisterado cerdo en gayumbos), y que estos “Quijotes” segovianos hicieron para unas elecciones municipales. Al final, por miedo a que Moncho Alpuente aireara tanta estupidez en su programa de radio, recapacitaron y los carteles fueron pegados al iniciarse la campaña electoral.

En cuanto a los colaboradores de El Cochinillo Feroz, se encuentran los autores segovianos Almodróguez, con su divertido personaje “Groink”, un cerdo antropomorfo; el autor de la mascota, Franz; el irreverente Smith; Mary Bloody, autora de los originales pasatiempos; Pero Palo; J.A.Municio; Ángel Esteban; Cossío; Gustavo Postigo; Malpolvo; de la Osa; Odín; Raúl Díez; Fran Orcajo; Coronado; Albarrán, actual maquetista / diseñador además de fotógrafo y dibujante ilustrador. También estuvieron el cantautor Feliciano; Schnerridan Blook; Elías Marisusijander; y Kamarero e Israel, los primeros maquetistas. Importante, sin duda, es la labor de la «sufrida y perpetua secretaria» Chari Vallejo. Y, con una promiscuidad lógica en un producto promovido por el diablo, se encuentran muchos de los grandes nombres del humorismo nacional como El Gran Wyoming, Ballesta, J.L. Cabañas, Ramón Ayerra, P.García, Gonzalo Vivas, Kalíkatres, Máximo, Julio Cebrián, Trallero, Mena, Forges, El Keto, Chandro y Ferreira, Almarza, Martos, Malagón, Ermengol, Juanjo de la Iglesia, Lo Mihura, Barquín, Penedo, Ché, Sagu, Sansón, Xaquín Marín y Dodot. Chumy Chúmez también colaboró con El Cochinillo Feroz.

Las secciones de esta revista de casi cincuenta páginas son muchas y muy variadas. Algunas, delirantes, como la que realiza Javier Barquín, “El Ofensor del Lector”. Aquí, al contrario de lo que hacen los periódicos “serios”, las opiniones de los lectores se las pasan por... el sentido del humor. Para muestra de cómo los tratan, un reciente, enorme e impertinente botón:

«¡Roedores insignificantes! ¡Colección de lunáticos siderales y de cretinos dementes! Son ustedes repugnantes, señores lectores. Son ustedes odiosos, viles, miserables, obtusos y cretinos (...) su imbecilidad y su cretinismo rozan los límites de lo humano hasta adentrarse en los límites de lo infrahumano, lo bestial y lo sencillamente monstruoso (...) Atontolinados como están por los medios audiovisuales, las misivas que envían al Ofensor rezuman estupidez y extravío». [tres muestras tomadas de tres de las presentaciones de la sección aparecidas en números del año 2003]

Hay, entre otras, una sección regional fija que se llama “La junta no te ajunta”, donde Pero Palo se encarga de dar con su apelllido a la Junta de Castilla y León; una página de arte originariamente llamada “Grandes Cochinillos de la Historia del Arte” y, ahora, “Museo Gorringhein”, donde los cuadros se analizan con una maestría que para sí la quisiera la baronesa Thyssen; un suplemento cultural, “El torrezno metafísico”, dirigido por Municio; una página llena de pequeñas noticias comentadas con un sugestivo nombre, “El cerdo que ríe” (humor en porciones), y una sección que demuestra taxativamente el origen demoníaco de este extraño animal: la “anticlerical” “No te clero. ¡No, no, no, no, no te clero!”, donde unos individuos que firman como El Arcipreste de Guita, el monaguillo Tadeo y el Deán Julián, se buscan la condenación eterna al criticar, sin humildad y, presumiblemente sin haber confesado y comulgado antes, a esa casa llena de santos varones que da en llamarse la Santa Madre Iglesia. Esta sección, junto al personaje del gamberro Smith, “Jistorias de Chuchi”, trasunto borde y pasota de Cristo, más las “Aventuras de Dios P.”, de Madrigal, acreditan por sí solas a El Cochinillo Feroz como una revista del demonio. (Como una sanísima y necesaria revista del demonio).

En “Quico presenta”, el agudo y ocurrente Quico, suele utilizar cómics o tebeos famosos para contextualizarlos convenientemente por medio de divertidas paráfrasis. Orcajo hace su particular Historia con  la sección “Fotos para la Historia”y, en “El asador del lector”, se recogen las disparatadas cartas de unos imaginativos y comprometidos lectores.

Los editoriales corren a cargo de los transgresores Sammy Beckett Jr. y Agamenon Porquero, seudónimos tras los que se encuentran los directores de la publicación. Las portadas, decididas por consenso, se las reparten, salvo excepciones encargadas a otros dibujantes, entre Madrigal y José Orcajo.

El Cochinillo Feroz, en su afán de poner las patas libremente por donde le sale de su enroscada cola, no tiene subvención de ningún tipo, ni pública ni privada, costeándose con las ventas y la publicidad. Se distribuye fundamentalmente en Segovia y su provincia y, en menor medida, en algún punto determinado de Madrid como es el Café Gijón. También tienen suscriptores en diversos puntos de la península.

Teniendo en cuenta lo corta que es la vida de los cochinillos y de la mayoría de las revistas de humor, no es poco mérito que este animal lleve cinco años dando guerra con tan buena salud. Si para el tango veinte años no es nada, para una revista de humor local en una pequeña ciudad conservadora, sólo cinco es tiempo suficiente para mantener viva la esperanza en un mundo más lúcido. El Cochinillo Feroz representa para Segovia, esta histórica ciudad llena de tradiciones y leyendas, un soplo de aire fresco (ese del que tan necesitadas están otras ciudades españolas), que corre libre por las calles barriéndolas de grises dogmas inmutables; que se cuela por las ventanas oxigenando las habitaciones cerradas a la reflexión y traspasa, juguetón, los arcos del viejo Acueducto para renovar el rancio ambiente provinciano y orear las estabuladas conciencias. El aire que merecen, sin duda, “los segovianos intrépidos”.

Feliz cumpleaños.

GALERÍA:


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 [ © 2004 José Luis Castro Lombilla, para Tebeosfera 041015 ]