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SENDA ROJA


El paso de Red Sonja por los cómics.

La versión más acertada de Sonja en el cómic la dio Frank Thorne © 2004 Frank Thorne / Marvel Comics


Red Sonja fue desarrollada para los cómics por Roy Thomas sobre la base de un personaje de Robert E. Howard llamado Sonya de Rogatine, que coprotagonizaba junto al alemán Gottfried von Kalmbach el asedio turco a Viena en 1529 en el relato de cruzados “The Shadow of the Vulture” (originalmente publicado en el pulp titulado Carpet Magazine, en 1934). Tomó el guionista casi todo de aquella guerrera de origen ruso y también parte de la fiereza de otra creación femenina de Howard, Agnes de Chastillón, o “Agnes la Oscura” o la Negra, perteneciente a otro ciclo aventurero.
Presentada como Red Sonja (Sonja la Roja), fue invitada a la colección Conan the Barbarian en 1973. El cimmerio había conocido hasta entonces a personajes femeninos, como la hija de Zukala o Jenna, aparte de los masculinos como el propio Zukala, Murilo, Fafnir o Yezdigerd, con quienes volvería a cruzar espadas o abrazos posteriormente. Con Red Sonja ocurrió otro tanto, pero fue diferente. Ella era una guerrera indómita, una mujer independiente, y su presencia atrajo a los lectores desde el primer momento: una chica muy atractiva y además con arrestos, que no le importaba dejar a Conan plantado, desposeído y calenturiento.


 

Sonja debutó en el número 23 de la mencionada serie y se libró de Conan en el 24. Tras un episodio publicado en el número de presentación del magazín en blanco y negro The Savage Sword of Conan, donde castigaba a otros dos hombres, se reunió de nuevo con el cimmerio en las páginas de la misma revista y tras librar batalla con un matrimonio diabólico (en Conan the Barbarian 43 y 44) volvió a dejar al bárbaro tirado, literalmente.

Entre 1974 y 1975, Thomas luchó con fuerza por lanzar miniseries protagonizadas por los personajes de Howard también protagonistas de relatos fantásticos Solomon Kane, Kull y Bran Mak Morn, a las que se añadió un propósito de una serie propia de Red Sonja. El proyecto no fraguó y los guiones ya escritos fueron alojados en el lanzamiento a modo de revista en blanco y negro Kull and the Barbarians en 1975. Allí pudimos los lectores saber del traumático origen de la pelirroja en unas historietas dibujadas por Howard Chaykin, no muy portentoso por entonces. Decididamente, Sonja era una heroína con carisma que estaba pidiendo a gritos una serie con su propio título. El potencial del personaje impulsó a la editorial a brindarle las páginas de Marvel Feature, serie que sirvió como cabecera de prueba para iniciar su carrera en solitario. Una carrera que duró siete números para, tras la sonrisa del éxito, continuar sus aventuras en una serie que resistió a la acostumbrada cancelación de un cómic protagonizado por una mujer. Así que tras cruzar de nuevo su camino con el bárbaro (un puente que se tendió en 1976 entre Marvel Feature números 6 y 7 y el número 67 de Conan the Barbarian), Sonja pasaría a protagonizar el comic book Red Sonja, subtitulado She-Devil with a Sword.

Red Sonja inició su andadura reimprimiendo dos episodios cortos previamente aparecidos en The Savage Sword of Conan y Conan the Barbarian, pero luego prosiguió editando las viñetas dibujadas por el gran Frank Thorne sobre guiones de Roy Thomas y Clara Noto. Pese a que el estilo de este dibujante fue rechazado por muchos aficionados, según manifestaban en cartas dirigidas a la redacción de Marvel, Sonja fue la primera serie protagonizada por una mujer que pasó de los cuatro ejemplares (se aplica tal estadística como serie de Marvel, puesto que series de los años cincuenta, como Firehair, en la que una pelirroja de muy buen ver blandía lanzas, tomahawks y rifles, habían sobrepasado la decena de números).

Fue Thorne quien edificó la imagen de la guerrera y dio aura mítica al personaje en los cómics. En sus historietas, una voluptuosa heroína se desenvolvía en una tierra lóbrega, entre escenarios recargados sitos en parajes de un mundo más onírico que épico. Sus cómics transcurrían en una atmósfera húmeda, arcana, entre símbolos y fetiches; siempre con el erotismo pulsando sus teclas recónditas. Y ella era una guerrera en la Era Hyboria pero que ante todo era mujer; una mujer excepcional, que es carne deseada por intocable, que es anatomía de vértigo zigzagueando bajo la batuta de una espada, que es moza peligrosa y arrebatadora, que es fuego y es sangre... y es aventura.

No deja de ser curioso que el acercamiento más machista a un personaje de cómics (el exhibicionismo es patente y los símbolos fálicos abundaban) se beneficiara de los movimientos en pro de la liberación feminista por entonces en boga. Algunas lectoras estadounidenses se sintieron identificadas con el espíritu independiente de la chica, que en suma venía a defender el eslogan: “Ante la violación, castración”. Sea cual sea el análisis que se aplique cuando nos acercamos a estas viñetas, lo cierto es que el personaje tiene tanto atractivo para una lectora como para un lector, por tratarse de una mujer “manchada”, violada en su adolescencia y con un voto de castidad hecho a cambio de poder para practicar venganza sobre los maltratadotes y los que abusan de los débiles. Esto la había convertido en una reprimida que jamás podría conocer el amor físico, salvo que alguien le venciese en justa lid. Este debate entre deber y pasión, entre la promesa hecha y el deseo cohibido, la convirtieron en un objeto ideal para desarrollar argumentos de elevada carga dramática. Pero nadie aprovechó todas las posibilidades del personaje. Muy poco Thomas, que volvía una y otra vez sobre el tema de la revancha, y tampoco las mujeres que tomaron el relevo en los guiones de la serie posteriormente: Wendy Pini, Louise Simonson o Mary Wilshire.

En esta serie nacida en 1977, Red Sonja, Thorne dio al personaje volumen, altivez y popularidad. Pero tras dibujar una docena de números (una de sus historietas, “Wizards of the Black Sun”, acabó publicándose en The Savage Sword of Conan) fueron otros los que tomaron las riendas gráficas de la heroína. John Buscema, Joe Rubinstein, Sal Buscema, Al Milgrom y Tony de Zúñiga la dibujaron hasta la cancelación de la serie a la altura del número 15 (los tres últimos números no fueron publicados por Forum en su día. El aficionado interesado en estas historietas puede encontrarlas en la edición en blanco y negro que de ellas hizo la Ediciones Vértice a finales de 1979, en los números 10 y 11 de la colección Red Sonja).

Sonja había perdido una batalla en la industria. Pero no la guerra, porque siguió paseando su polémico bikini metálico durante un tiempo por las páginas de complemento de la revista The Savage Sword of Conan (núms. 23, 29 y 45), y fue invitada de nuevo a las páginas de Conan the Barbarian (al número de despedida de Roy Thomas de la serie, el 115, en el cual Conan quiso intercambiarla por Bêlit en un arrebato de añoranza amorosa desmedida). Incluso protagonizó un desacostumbrado viaje al Nueva York surcado con nocturnidad por Spiderman en el inolvidable número 79 de Marvel Team-Up, una historieta dibujada por el John Byrne de los buenos tiempos.

Su imagen, por consiguiente, no se hallaba apartada de los planes de Marvel. En 1983 volvió al formato comic book para protagonizar una serie limitada a dos ejemplares (Red Sonja, Vol. II) donde adiestró a la que luego sería una famosa pirata de la Hermandad Roja, Valeria. Y, con esa carta de presentación, en parte respaldada por la película protagonizada por Brigitte Nielsen, pasaría luego a iniciar una nueva serie a color, Red Sonja, Vol. III, que alojó su cabellera de fuego, su espada, su ira y un nuevo uniforme más ergonómico. Fueron trece números escritos y dibujados casi todos ellos por mujeres (las aventuras de la heroína en esos volúmenes mencionados fueron publicadas como complemento en la colección española Conan el Bárbaro).

Sonja protagonizó esas dos series de cómic propias, más los dos especiales que adaptaban la película cinematográfica de la espadachina, mostrando un arte más debilitado aunque se intentó que los guiones se centrasen más en la psicología femenina, y que disfrutaron de mucho menos éxito que las viñetas que les precedieron. En sus siguientes apariciones, siempre como comparsa, otros guionistas la convirtieron en una alegre asaltante que cambiaba de traje cada dos por tres y que parecía haber olvidado sus votos y sus aventuras previas (Larry Yakata metió un par de veces la pata en este sentido). Sonja vivía aventuras junto a Conan o bien en solitario, siempre completando la tripa de la revista en blanco y negro The Savage Sword bajo el mando de guionistas que cayeron en los lugares comunes del personaje.  Ninguno de ellos superó los guiones de las dos memorables sagas que fueron narradas en las páginas de Conan the Barbarian, donde Semeiks sí que trató de modo interesante su trauma adolescente (en nuestro país, en los números 128 a 136 y 142 a 143 de la primera edición de Conan el Bárbaro). Y no debemos olvidar su lozana aparición en la serie Conan the King, refrescante pero absolutamente disparatada por increíble.

Más tarde, a la vuelta de Thomas en los años noventa, se volvió a mezclar la hyrkania con el cimmerio y sus amigos en unas cuantas aventuras muy entretenidas, donde el elemento fantástico recuperó la fuerza perdida durante la década anterior, pero el personaje no alcanzó profundidad psicológica suficiente en estos nuevos episodios, donde era más una espada que una mujer. Al fin de aquella tanda de episodios, Sonja volvería a vivir aventuras junto a Conan o bien en solitario, siempre completando la tripa de la revista en blanco y negro The Savage Sword.

Así fue, tras otros dos comic books que han de entenderse fuera la línea lógica trazada para su tebeografía, los que adaptan la película El Guerrero Rojo, y tras la vuelta de Roy Thomas a Marvel, Sonja regresó con nuevos bríos al comic book acompañando al cimmerio de nuevo, en las sagas desarrolladas en los ejemplares de Conan the Barbarian, desde el número 179 hasta su cancelación (con varias apariciones), que fueron continuadas luego en las páginas de los últimos ejemplares de la mítica revista Savage Sword, y que tuvieron que concluirse en la novela gráfica The Ravagers out of Time.

Thomas escribió nuevos guiones para ella en exclusiva con el fin de complementar The Savage Sword of Conan, primero con un guión propio que transportaba a Sonja a reinos remotos y luego con la adaptación de las novelas existentes del personaje. Lamentablemente, se quedó en la primera (que dibujó nuestro Esteban Maroto), pero allí descubrimos que los guiones, coescritos junto a su esposa Danette Couto, merecían mucho más la pena que todo lo publicado durante la ausencia de los Thomas. Tanto en la saga en Zanadú como en la del Anillo de Ikribu, se vuelve a jugar con el papel de mártir negada al amor, quien acaba sucumbiendo al enamoramiento pese a que su código le dicta que se reprima.

Las últimas apariciones de Sonja en el mercado de los cómics fueron olvidables. Los jóvenes editores de Marvel la rescataron para conducir el penoso lanzamiento único Red Sonja Scavenger Hunt, que protagonizó junto con otras damiselas neumáticas de cuidado; algo más tarde, con el uso de la licencia Conan a caballo de Europa y América, los italianos produjeron un par de historietas con Sonja de coprotagonista para su proyecto Conan il Conquistatore (aquí publicado este material en el Volumen III de La Espada Salvaje). Estos autores, Lashely, Marturet, Rinaldi, Ratera... nada aportaron al personaje; y Marvel ya no siguió con ella a finales de los noventa tras ser canceladas las series de Conan y determinar que los bárbaros ya no eran negocio. La licencia corrió de mano en mano entonces y la tomó esporádicamente Blackthorne Publishing para lanzar un tebeo en 3-D singular pero poco estimable.

La mejor promesa editorial de todas fue la que llegó en 1999 de la mano de Roy Thomas y bajo el amparo de la empresa Cross Plains Comics. Este sello de Richard Ashford no tenía los derechos sobre Conan para publicar cómics, solamente disponía de los de otros personajes howardianos o directamente construidos a partir de su legado literario, como Sonja la Roja. Cross Plains anunció que lanzaría un libro de cómics de 192 páginas titulado Red Sonja: The Life and Times of a She-Devil, primero de una serie de volúmenes destinados a recopilar todas y cada una de las historietas en las que asomaba el sugerente bikini de hierro de Sonja colocadas en orden cronológico. No llego a aparecer ese libro de cómics, pero sí que vio la luz un excelente tebeo dibujado por el gran amante del personaje Steve Lightle: Red Sonja. A Death in Scarlet (aunque en cubierta figuró el título Robert E. Howard’s Red Sonja).  

El trabajo de Thomas, Steve Lightle y de Tayreza, quien pone color, es extraordinario. En Death in Scarlet Thomas recrea a una Sonja núbil en una aventurilla de juventud de los tiempos en que operaba como traviesa ratera. Descubre unas joyas pertenecientes a su familia entre el tesoro de un noble y, entonces, surge el ánimo de retribución... en sangre. Ese simple argumento es dibujado por Lightle con dulzura, con líneas delicadas, con curvas temblorosas, con un deseo expreso de que todo aparezca con un aire aseado y adolescente. Pero fue un tebeo triste, porque se lee de un plumazo y porque Sonja no nos consigue contagiar su entusiasmo dado que esta aventura suya supone el luctuoso fin de carrera para una empresa de cómics que se las prometía felices.

Cross Plains Comics cerró sus puertas y a Sonja no la volvimos a ver. Imaginamos que Dark Horse se hará con la autorización para incluirla en el nuevo Conan. Ojalá no desestimen esa idea.

 
   

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 [ © 2004 Manuel Barrero, por el texto, y Carlos Yáñez, por la selección y montaje, para Tebeosfera, 040524 ]  [ © 2004 Conan Properties International, LLC / Robert E. Howard Properties, LLC, por los personajes. El resto de los copyrights corresponden a los editores y autores de estos productos aquí mostrados, lo cual se hace con carácter exclusivamente informativo y / o promocional ]